Intento de alegría

Es como si desapareciera,
la tranquilidad se hace nada
y se funde con el cemento.
No sé qué está más sucio,
y se niega en saber
qué es más oscuro.
Si pudiera llorar, sería feliz,
y se pudiera hablar, mejor aún.
Pero sólo está la molestia,
mi molestia.
Quizás sea un efecto
de mi útero juguetón o la falta de testículos.
Hay tantas probabilidades,
demasiados motivos para dejar que
todo se haga nada.
Ahogada en el agua,
se rodea de flores y
sus cabellos flotan su alma, es nada.
Un absoluto, un sí y un no.
Para, déjame seguir,
déjame morir un rato.
Llévate la manzana de la discordia,
dásela a otra ramera.
Tus sobras no las quiero,
elijo un vidrio que rasgue
este estúpido vestido,
algo que rasgue la piel y toque el alma.
No sangra,
no sangras.
Asco, no hay nada.
Mis venas están secas.
El agua se lleva las flores.
Tú te llevas la idiotez.
Húndete, hipócrita, molesto.
Sueña con sus caricias,
anhela mi cemento.
Prostituye mi fe por ti,
vale poco,
Dios la usa de servilleta,
María de toalla higiénica.