Instalaciones de comunicación.

Tema en 'Isla' iniciado por Insane, 10 Abril 2019.

  1.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    Un edificio situado en lo más profundo de la isla. Hay un sofá deteriorado pero que aún funciona para descansar mejor que en el suelo. Las paredes de cemento están viejas y con grietas. Es un buen sitio para observar el bosque, y quién salga de éste.

    Reglas del edificio, instalaciones de comunicación.
    • El personaje, o los personajes que duerman en el sofá que puede albergar hasta 2 personajes recuperarán todos sus puntos de cansancio. (Descansan 3 post)
    • El lugar es pequeño, por lo tanto pueden ser vistos con más facilidad a comparación del bosque.

    • Los lugares cercanos son el bosque y el edificio médico. Para volver al bosque necesitan 2 post, y para llegar al edificio médico 3 post. (Si el personaje se encuentra solo y pasa 1 día y nadie más entra puede hacer los post seguidos)

    Liza White Kurone Tarsis GigiBlanche Raiven Fersaw The Pacman Alisse Madness Sekai Reual Nathan Onyrian

    [Dentro de unos minutos les diré en que zona cayeron en un nuevo post.]
     
    Última edición: 10 Abril 2019
    • Fangirl Fangirl x 3
  2.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

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    En esta zona han caído: Andrea Dalcorvo & Aisha Nakamura.

    Reual Nathan Onyrian Tarsis

    No olviden postear sus puntos de supervivencia en cada post. Hambre, sed, cansancio.

    En algunas ocasiones interaccionaré con ustedes en modo de decisiones limitadas. ¡Que empiece el rol survival!
     
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Zukulemtho Zukulemtho x 1
  3.  
    Reual Nathan Onyrian

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    Andrea Dalcorvo

    Oh, ¡merda, merda, MERDA!— exclamé, al ver el lugar en donde caería. Posicioné mis piernas y me preparé para el impacto.

    El duro suelo de cemento me recibió con la misma delicadeza que mi nonna utilizaba cuando no decidía comer lo que me había preparado. Rodé en el suelo para amortigüar lo que podía en el impacto, y me desembaracé del paracaídas como pude. Me dolía todo el cuerpo, tanto por el impacto como por lo incómodo del viaje en el helicóptero. Examiné la zona en la cual había caído. Parecía un edificio viejo, con varias grietas en los muros. Miré por las ventanas, hacia el bosque. Había un bosque a la distancia, al parecer. Bastardo, podría haberme lanzado ahí, la verdad. El aterrizaje hubiera sido mucho más suave.

    Me troné la espalda, y en ese momento, sentí una voz en mi cabeza. Giré alrededor si había alguien. Al parecer estaba solo. Lo cual era conveniente. Mientras escuchaba lo que la voz del maníaco ese tenía que decir, me puse a recorrer las instalaciones. El edificio no parecía muy grande, por lo que podía ser una buena base de operaciones. Y si el bosque estaba cerca, puede que también se pudiera conseguir comida allí. No de los árboles, según podía ver, pero algo de vida silvestre debería habitar la isla.

    Para mi alivio, encontré un sillón desvencijado, que le vino bien a mi cuerpo magullado. Me senté y estiré el cuerpo, para luego llevarme otro cigarro a la boca y prenderlo. Tenía que analizar un poco la situación, la verdad. Estaba en medio de una isla, sin comida ni agua, con una riñonera llena de aquellas extraños artefactos, y vestido simplemente con mi traje y mi abrigo. Tal vez tenía que buscar ropa más cómoda, así como otro medio para encender mis cigarrillos, si quería conservar el combustible del encendedor. Además, había que localizar una fuente de alimento y agua, y algún refugio seguro para dormir, aunque las instalaciones parecían lo suficiéntemente buenas para esto último. Con un poco de fortificaciones en las entradas, podría servir bastante bien.

    Pero antes que nada, quería saber que era lo que causaría nuestra muerte. ¿Aquellas personas del helicóptero, alguna amenaza en la isla, o incluso el mismo maníaco que nos había secuestrado a todos? Había escuchado una historia una vez de personas ricas que pagaban a otros para que secuestraran personas y pudieran ir a cazarlas, como si se tratara de animales salvajes. Aunque con lo que tenía en la cintura, podría adivinar más o menos a que vendría la cosa.

    Hambre: 7 (Cada 3 post, se reduce en 1)

    Sed: 7 (Cada 9 post, se reduce en 1)

    Cansancio: 10 (Cada 2 post, se reduce en 1)
     
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    Tarsis

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    Aisha Nakamura.

    El pánico y la adrenalina comenzaban a quemar sus venas a medida que veía como el suelo se acercaba a ella en una velocidad vertiginosa. Su cuerpo aún no le respondía correctamente y no podía cambiar la dirección en la que caía. Ni siquiera podía gritar por las drogas aún haciendo estragos en su organismo. Luchó por el control de su propio cuerpo a medida que veía el piso de cemento acercarse, trató de relajarse, era tal como caer sobre el agua, si colocaban las piernas firmes, quizás se las partiera en el aterrizaje.

    Rodó enredándose en los hilos y la tela del paracaidas que la envolvió hasta caer a los pies de un desconocido. Sus pulmones se abrieron buscando el aire que habían perdido por el golpe, torpemente logró abrirse paso entre la tela y al levantar la vista se dio cuenta que no estaba sola.

    —Maldición...—masculló adolorida y con los ojos ardiéndole en lágrimas contenidas. Sacó el teléfono temblorosa para corroborar que no se hubiese partido en la caída, dejó escapar el aire con alivio. Se colocó de pie mientras lo encendía e inspeccionaba alrededor.

    Todo estaba deteriorado y en ruinas, y podía ver desde allí como los paracaídas aterrizaban en otros sitios. Había un bosque amplio y extenso y otro edificio. ¿Qué maldita razón podría tener alguien al traerlos a esta especie de isla abandonada?

    —¿Tú también fuiste secuestrado? —inquirió, girándose hacia la otra persona presente.


    Hambre:
    7 (Cada 3 post, se reduce en 1)

    Sed: 7 (Cada 9 post, se reduce en 1)

    Cansancio: 10 (Cada 2 post, se reduce en 1)
     
  5.  
    Reual Nathan Onyrian

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    Andrea Delcorvo

    — Así que te gustaría revolcarte a una mujer de cincuenta seis años, ¿eh? Bueno, no voy a juzgar, pero dudo que Amanda deje siquiera que te acerques. No le van los enfermos mentales.— dije al aire, cuando pude sentir que la comunicación se cortaba con el tipo ese. Al menos, me había brindado información, lo cual era bueno.

    Me quedé un rato en el lugar, recuperando energías, mientras veía como el resto iba cayendo en la isla. Solté el humo al aire, mientras rumiaba todo lo que había ocurrido hasta ahora. Sin embargo, la calma no duró mucho. Otra de las pasajeras cayó al frente mío, haciéndose un lío con el paracaídas. Yo simplemente me dediqué a observar, mientras la joven se desembarazaba del aparato y lo primero que hacía era contemplar su celular. Chasquée con la lengua, de forma reprobatoria. ¿Lo primero que pensaba era revisar su teléfono cuando acababa de caer en una ubicación desconocida, rodeada de extraños, y con un augurio de muerte encima? Vaya, la juventud de ahora si que era extraña.

    — Como supongo que le pasó a todos, la verdad.— dije, mientras le daba otra chupada al cigarro.— Hasta donde yo sé, no firmé ningún contrato para estar aquí por voluntad propia. Ahora, bambina, me toca a mí hacerte una pregunta, ya que estamos. ¿De casualidad eres Shizuku? Oh, y te recomiendo que pongas tu celular en modo avión, le bajes el brillo, y tal vez incluso borres cualquier aplicación que pueda actuar en segundo plano. Prenderlo y apagarlo va a hacer que consuma más batería, y puede resultarnos útil.

    Hambre: 7 (2/3)

    Sed: 7 (2/3)

    Cansancio: 10 (2/2)
     
    Última edición: 11 Abril 2019
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  6.  
    Tarsis

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    Aisha Nakamura.

    Entrecerró los ojos ante la respuesta un poco brusca del aparente "italiano". Ya había hecho todo eso con el teléfono, sólo estaba chequeando si tenía señal. Se llevó las manos a las caderas mientras se armaba de paciencia, más con el desagradable olor que dejaba los cigarros en su entorno (como buena deportista, nunca había sido amiga de el cigarro, mucho menos siendo anadadora)

    —No, y por tu bien, espero tu apellido no sea Akaisa, ¿o sí lo es? —respondió desafiante. Aún sentía ganas de vomitar al rememorar la voz en su cabeza susurrando cizañas y sembrando miedo en ella. Pero, no podía confiar en nadie, no los conocía, aún no sabía porqué estaban allí. Se tendría que aferrar a la paciencia como segunda armadura.

    Hambre: 7 (2/3)

    Sed: 7 (2/3)

    Cansancio: 10 (2/2)
     
  7.  
    Reual Nathan Onyrian

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    Andrea Dalcorvo

    La actitud que tomó me hizo recordar a Amanda. Las manos en las caderas, el típico gesto de llenarse de paciencia, su cara de disgusto ante el olor de los cigarrillos. Por un segundo sonreí, pero fue un segundo fugaz, imperceptible, imposible de notar si uno no hubiera prestado atención. Me incliné en el sillón, apoyando la cara en mis manos entrelazadas, mientras el humo del cigarrillo subía, y me dediqué a mirar fijamente a la chica durante algunos segundos, rumiando la información que me estaba presentando. Debía dar la sensación de que la estaba desnudando con la mirada, por lo que simplemente agité la cabeza y volví a reclinarme.

    — ¿Y qué harías si lo fuera, bambina? ¿Me acusarías? ¿Me torturarías? ¿Me darías un sermón?...¿Me matarías? ¿Serías capaz de hacerlo? ¿Acabar con mi vida, la de otro ser humano? ¿Tendrías los nervios para?— hice una pausa, mientras le daba otra chupada al cigarro.— Pero es tu día de suerte, no soy ese tal Akaisa del que hablas. No tengo pinta de japonés, ¿o sí?

    Tiré las cenizas del cigarrillo a un costado, y volví a observarla detenidamente.

    >> Ahora, ¿por qué estás tan interesada en este Akaisa? ¿Acaso es un violador?

    Hambre: 7 (3/3)

    Sed: 7 (3/3)

    Cansancio: 9 (1/2)
     
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  8.  
    Tarsis

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    Aisha Nakamura.

    Lo examinó unos segundos más, tratando de decidir si le estaba diciendo la verdad. No le había pasado por alto esa casi inexistente sonrisa, sino hubiese estado mirándolo fijamente, no se habría percatado. Pero allí había estado... Suspiró y dejó caer los brazos, necesitaba decidir si podía confiar en la persona que tenía delante de ella, después de todo, también estaba allí contra su voluntad, ¿o no? Pero esa voz en su cabeza comenzaba a perturbarla, ¿era la única que lo había escuchado? ¿quién era Akaisa y porqué querría matarla?

    —Sólo necesito saber si puedo confiar en ti —dijo directamente, sosteniéndole la mirada. ¿Qué habría hecho si la persona frente a ella hubiese sido Akaisa? Se repitió las preguntas que aquel desconocido le había hecho. Dejó que sus ojos vagaran por su cuerpo por unos segundos... ¿realmente tendría la sangre fría para acabar con la vida de otra persona?

    Hambre: 7 (3/3)

    Sed: 7 (3/3)

    Cansancio: 9 (1/2)
     
  9.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Andrea Dalcorvo

    Rumié un poco lo que le acababa de decir. La muchacha no había contestado a mi pregunta, aunque seguía manteniendo su actitud desafiante. Vaya, al menos tenía espíritu. Y hey, no me había atacado apenas me vio, así que podía decir que era algo bueno. Tal vez. Probablemente. O tal vez esperara a que bajara la guardia, y me reventara en ese momento. Me encogí de hombros. No tenía sentido pensar en eso ahora. En ese momento, la voz de nuestro secuestrador volvió a sonar, a medida que la noche iba cayendo. Vaya, lo debía haber coordinado el coglione, para intentar hacer más dramático o que se yo. Le di una última chupada a mi cigarrillo, lancé la coleta a un costado, y me incorporé, mirando los ojos de la joven, con las manos en los bolsillos.

    — ¿Necesitas saber si puedes confiar en mí? Ok, no se si has recibido el memo, bambina, pero al parecer debemos matarnos entre nosotros. O al menos, es lo que Il Padrino acaba de mencionar. Lo que tenemos en estas riñoneras son bombas, al parecer, y dudo que sean para defendernos de animales salvajes. Ahora bien, podría haberte atacado por sorpresa ahora mismo, en cuanto recibí el mensaje, pero no lo haré. Porque dos sobreviven más fácil que uno. Y por ahora, deberíamos concentrarnos en eso, sobrevivir.— me pasé la mano por el pelo, suspirando, sopesando la situación.— Muy bien, tenemos dos opciones, mia ragazza. Ya está oscureciendo, y moverse por un bosque desconocido cuando no hay luz es peligroso. Ahora, moverse en un bosque desconocido cuando tienes una luz como la de tu teléfono, es el doble de peligroso. Pues muestras tu posición al resto. Y lo más probable es que los otros intentan matarnos.

    Me desembaracé del saco, doblándolo y poniéndolo sobre el sillón, y arremangándome la camisa.

    — Las opciones que tenemos son: aprovechamos este refugio para descansar de todo el viaje, la droga y las emociones fuertes que vivimos hoy. El sillón parece dentro de todo cómodo y podemos entrar los dos. Aunque sugiero hacer guardias, si todo ese temita de la confianza no interfiere en tu sano juicio. O bien, podemos hacerle caso a las cautivadora voz en nuestras cabezas, y dirigirnos hacia el denominado barranco, para poder encontrar mejor el supuesto maletín que va a caer con suministros. Al decisión es tuya, piccola donna.— terminé, mirándola fijo a los ojos.

    Hambre: 6 (1/3)

    Sed: 6(1/3)

    Cansancio: 9 (2/2)
     
    Última edición: 12 Abril 2019
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    Tarsis

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    Aisha Nakamura.

    La voz en su cabeza le daba arcadas, lograba revolver su estómago y agudizar sus ganas de vomitar. Otra amenaza más disfrazada de ayuda. Al parecer querían orillarlos a una carnicería y ella definitivamente no quería estar dentro de ella. Siguió con la mirada el cuerpo del hombre mientras se deshacía del molesto cigarrillo. Al fin, pensó para sí misma. Descansó el peso de su cuerpo en su otro pie mientras lo escuchaba con atención.

    Frunció el ceño un poco consternada. No le estaba diciendo que era su amigo, mucho menos su aliado, pero, justo lo que él estaba expresando era lo que pensaba ella. Si ese tipo quería volverlos animales, se negaba a simplemente hacer lo que él le ordenase como si fuese un perro. Nunca en la vida imaginó que sospesaría la opción de asesinar a alguien para sorbrevivir. Pero..., momentos extremos quizás requieran medidas extremas. Y eso le asustaba.

    Pero entre todos esos pensamientos oscuros, algo hizo clic en ella. Para sorpresa de todos e incluso de ella misma, sonrió con alivio. ¡El también había escuchado la voz!

    —No soy un perro para hacer lo que ese psicópata, que supongo que es quien nos tiene aquí, nos ordene. —Se metió los mechones de cabello que se le escapaban tras las orejas, mientras colocaba el celular en modo avión para contar con la luz de la linterna en caso de emergencia. Observó el bosque con desconfianza, evaluando todo—. Todavía no tengo hambre ni sed, y eso puede ser una trama. Mejor malo conocido, que por conocer, ¿no crees? —Se rió ante su propia broma, mientras caminaba hacia el interior de la destartalada torre. Necesitaban recargar fuerzas, no sabía qué podría pasar.



    Hambre: 6 (1/3)

    Sed: 6 (1/3)

    Cansancio: 9 (2/2)
     
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  11.  
    Reual Nathan Onyrian

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    Andrea Delcorvo

    Dejé escapar un poco de aire por las fosas nasales, en un vago trazo de risa, mientras veía como la joven se internaba más en el edificio. Al parecer, no habría exploración nocturna. Lo cual era un gran alivio. Sin embargo, si bien podía ser una forma para reunirnos a todos en un lugar y que la matanza comenzara de una vez, no dejaba de carcomerme la cabeza el hecho de que podríamos estar desperdiciando recursos. Sin embargo, había un bosque al lado, por lo tanto, se podría encontrar agua, y si había tanta vida vegetal, algo de comida podría encontrarse. Y aunque me daban arcadas pensar siquiera en tragarlos, los insectos eran una buena fuente de proteínas y energías. Y los moluscos como las babosas también. Y si estaban en una isla, debía haber vida marina que podría cazarse de alguna manera. Todavía tenía que identificar fuentes de alimento y agua, pero supongo que era un problema para mañana.

    Me crucé de brazos, mientras miraba a la que parecía ser mi nueva acompañante.

    — Concuerdo, bambina. Ahora bien, a menos que quieras mover el sillón, propongo que nos quedemos por aquí, ya que es lo único que podemos utilizar para dormir de forma cómoda en todo el edificio. Y deberíamos fortificar un poco las entradas, para al menos tener algo de seguridad. Una guardia puede darte alerta limitada, nunca está de más molestar a los potenciales asesinos. ¿Quiéres ser tu la primera guardia? Así ponemos todo eso de la confianza a prueba. O quieres que empiece yo. Tú decide, bambina.

    Diablos, de verdad quería fumar otro cigarro. Pero no podía acabármelos todos ahora.

    Hambre: 6 (2/3)

    Sed: 6(2/3)

    Cansancio: 8 (1/2)
     
    Última edición: 12 Abril 2019
  12.  
    Tarsis

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    Aisha Nakamura.



    —Me gusta como dices "bambina" —soltó una risita por lo bajo. No era una chica coqueta ni de conquista. Era una chica de deportes, pero también alguien acostumbrada a decir en la mayoría de los casos lo que piensa. Se sentó sobre el raído sillón, evaluando si aquel mueble podía con su peso, y volvió a ver a su acompañante, sospesando si también soportaría el suyo. Se levantó en dirección a unas tablas rotas y astilladas que vio en el fondo de la habitación—. Creo que estas pueden servir, ¿no crees? —Las levantó hacia él para que las examinara—. Y respondiendo tu pregunta, sí, prefiero ser la primera de guardia. No es por nada, pero en ningún momento has afirmado ser mi aliado o que pueda confiar en ti, así que estoy tomando esto como lo que me estás ofreciendo, una temporal bandera blanca.

    Hizo una mueca con los labios, como diciendole: lástima que sea así. Pero en realidad era lo que él le había trasmitido, y ella siempre se dejaba guiar por lo que su cerebro y su propia intuición le indicaban.



    Hambre: 6 (2/3)

    Sed: 6 (2/3)

    Cansancio: 8 (1/2)
     
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    • Fangirl Fangirl x 1
  13.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Escritor
    Andrea Dalcorvo

    Miró con extrañeza a la joven. De improviso, había parecido dejar atrás un poco la actitud a la defensiva que había estado llevando hasta recién. Lo cual facilitaría la comunicación, pero parecía que entraba en confianza con facilidad. Le gustaba como decía bambina, lo cual me tomó por sorpresa. Simplemente me encogí de hombros, tomé los tablones que la muchacha había mencionado, y me puse a hacer una barricada improvisada. Al menos, los intrusos tendrían que hacer ruido para entrar, lo cual brindaba un mínimo de seguridad.

    Ante su decisión de ser la primera en la guardia, simplemente la miré aburrido, en especial cuando dio todo su razonamiento. Al menos, era capaz de hacer conexiones entre puntos. Era algo, al menos.

    — Bueno, no eres solo un cuerpo atlético, al parecer. Eres capaz de llegar a conclusiones lógicas, lo cual servirá mucho. Y no hace falta que pongas esa mueca. A mí también me hubiera encantado encontrarme con todos ustedes en condiciones que no sean las de matar o morir, pero es lo que nos toca.— me encogí de hombros, me acosté sobre el sillón y me tapé con mi saco.— Tan solo intenta no matarme mientras estoy con la guardia baja. O que me maten. Sería bastante anticlimático, bambina.

    Cerré los ojos, y me dispuse a dormir. Sin embargo, mis manos ocultas por el saco nunca se alejaron de mi riñonera.

    Hambre: 6 (3/3)

    Sed: 6 (3/3)

    Cansancio: 8 (2/2) (descanso en el sillón)
     
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  14.  
    El Calabazo

    El Calabazo Y dime, ¿Quién soy yo?

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    La niña me agrada, sabe obedecer, tuve buen ojo.

    El edificio quedaba un poco más al norte de lo que pensaba, quizás el factor oscuridad fue lo que nos costó tanto, no es lo mismo desplazarse de noche estando solo que hacerlo mientras observo que ella siga mis pasos y estar atento a nuestros al rededores, pero finalmente estábamos allí.

    Finalmente… llegamos al edificio, se ve un poco más grande lo que vi desde la cima de los árboles, es un buen lugar para descansar, ahora si será una buena base no lo sabremos hasta “limpiar” el interior.

    Antes de salir finalmente de la zona boscosa que rodeaba el frente me detuve a mirar a los alrededores, estaba tranquilo y la luz de la luna dejaba ver mejor de lo esperado el lugar.

    — Caminemos con cuidado y despacio, yo iré primero y cuando avance al menos unos 6 metros de diferencia de donde estas parada, sigues el mismo camino que yo. Así evitaremos el mayor daño en área en caso de que la entrada este minada.

    Estaba progresando, las cosas iban bien y pronto podria investigar una zona que aparentaba ser mas segura, aunque me preocupaba el hecho de que seguramente estara habitada, no debo ser el unico que penso en refugiarse en un sitio así, faltaba poco para la primera sangre.

    — Y ya sabes, cuando estemos dentro y seguros... podemos compartir informacion y presentarnos para variar, creo que iniciamos las cosas mal.


    Vida: 100/100
    Hambre: 6/7 (2/3)
    Sed: 6/7 (2/3)
    Cansancio: 9/10 (2/2)
     
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    • Impaktado Impaktado x 1
  15.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Katrina Akaisa.

    Por la oscuridad me costó seguirle el paso. Avanzaba más rápido que yo, a pesar de que noté que estaba pendiente de no perderse de mi vista.
    Se detuvo en la periferia del bosque, antes de salir, y me dijo cómo debía avanzar.

    Bufé.

    —Está bien. Te seguiré entonces.

    Añadió algo más antes de seguir avanzando.

    —Y ya sabes, cuando estemos dentro y seguros... podemos compartir información y presentarnos para variar, creo que iniciamos las cosas mal.


    ¿Y este qué pensaba? ¿Qué era una fiesta? ¿Presentarnos?
    Le di un empujón.

    >>Anda, camina. Ya veremos qué pasa luego.

    Hambre: 6/7 (2/3)
    Sed: 6/7 (2/3)
    Cansancio: 9/10 (1/2)
     
    • Gracioso Gracioso x 1
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  16.  
    El Calabazo

    El Calabazo Y dime, ¿Quién soy yo?

    Géminis
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    Alexander Purchinov

    Esa niña me empujo... ¡me empujo! y hace solo un rato estaba asustada de mi, ¿quien las comprende? quizas la voz que nos habla pueda tener la respuesta... a quien engaño, nadie comprende a las mujeres.

    Sin darme cuenta estaba relajado, planificando asesinar personas relajado y bromeando. Me sentia de nuevo como en el ejercito, es gracioso como puedes estar un día charlando con tus camaradas y 4 horas despues perforando el abdomen de un niño con un cuchillo, solo unos salvajes usarian niños como soldados y solo otro demonio mataria a un niño forzado a pelear... son cosas de la guerra, entras a ella y pierdes algo, pero tambien ganas algo mas. Generalmente lo que ganas no es nada bueno y para luchar con monstruos debes convertirte en uno.

    Ya habia cruzado todo el camino, estaba parado ya frente a la puerta principal y la mocosa estaba detras de mí, me miraba enojada. Creo que me gustaba mas cuando estaba aterrada, aunque no creo que falte mucho para que vuelva a tener miedo.

    — Este es el plan, entramos subimos los pisos inspeccionando todo el terreno, si encontramos a alguien... nos ensuciamos las manos, no hay segundas oportunidades niña.

    Abrí la puerta y pasamos, la planta baja es un enorme pasillo, seguimos caminando hasta que encontramos unas escaleras y nos dignamos a subir por ellas.

    Este lugar es mas pequeño de lo que aparenta.

    Vida: 100/100
    Hambre: 6/7 (3/3)
    Sed: 6/7 (3/3)
    Cansancio: 8/10 (2/2)
     
    • Gracioso Gracioso x 1
    • Borrashooo Borrashooo x 1
  17.  
    Zireael

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    Katrina Akaisa.

    Hubo un brevísimo momento en que el grandulón pareció sorprendido de mi forma de actuar y se me escapó una risa mientras seguía sus pasos.

    Antes de entrar, dio una orden más.

    —Este es el plan, entramos subimos los pisos inspeccionando todo el terreno, si encontramos a alguien... nos ensuciamos las manos, no hay segundas oportunidades niña.


    Volví a bufar.

    ¿Ensuciarnos las manos? Esa era manera bonita de decirlo.
    La sangre no se quita de las manos ni aunque te las laves con blanqueador y una esponja de alambre. Lo sabía bien y él también.

    —Que no te haya explotado la cara a ti no quiere decir que no se la vaya a explotar a nadie más —respondí en voz baja, mientras subíamos las escaleras.

    Nuevamente, me llevé la mano a la riñonera y rodeé una de las bombas con los dedos.

    Haríamos lo que nos fuera posible con lo que tuviéramos al alcance, al menos hasta que nos tocara hacernos mierda entre nosotros. Aunque ambos sabíamos cómo acabaría aquello.

    Hambre: 6/7 (1/3)
    Sed: 6/7 (1/3)
    Cansancio: 8/10 (2/2)
     
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  18.  
    El Calabazo

    El Calabazo Y dime, ¿Quién soy yo?

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    Alexander Purchinov


    Mientras subiamos las escaleras la llegue a escuchar a duras penas su comentario — no quiere decir que no se la vaya a explotar a nadie más — nuevamente estaba regañona. Niña malcriada... seguramente tus padres no te golpearon lo suficiente cuando eras pequeña.

    LLegamos a una habitación con tablas de madera, se escuchaba roncar a alguien mas al otro lado y un par de sombras, no dejaba ver exactamente cuantas personas eran. Y eso, podia ser un error fatal.

    Señale a mi compañera para que se acercara a observar, habiamos encontrado otros individuos, pero no estaban solos, quizas fuera tambien otro pareja haciendo equipo, quizas no y fueran un grupo de 3 o 4 allí dentro. Solo un idiota dormiria tan tranquilo estando solo, debia ser una trampa o eso queria creer. Quizas simplemente estaba pensando mucho las cosas, pero el simple hecho de confirmar a otros aquí sin que nos hayan visto aún ya era una ventaja de inteligencia, y la balanza estaba equilibrada.

    — Podemos retirarnos a otro lugar, algo mas alejado que este, o entrar y atacar juntos a quienes esten de guardia allí dentro, estan encerrados allí.

    Me sentia indignado de huir con la cola entre las patas, pero no logre llegar a viejo cometiendo estupideces, aunque tenia la confianza de poder utilizar mis granadas y no salir muy dañado, estabamos todavia en el pasillo externo que conectaba al cuarto, tirarlas y correr puede ser ventajoso, evitaria tragarme mi propio daño y maximizar el caos dentor de aquella habitación.

    Era posible ganar ¿Pero vale la pena?.

    Vida: 100/100
    Hambre: 5/7 (1/3)
    Sed: 5/7 (1/3)
    Cansancio: 7/10 (1/2)
     
  19.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Katrina Akaisa.

    En cuanto el tipo hizo una seña, me acerqué para observar, silenciosamente. Pude ver un par de siluetas.
    Claramente no éramos los únicos que habíamos planeado algo al parecer.

    ¿No habían más? No teníamos aquella certeza.

    Realmente no creía poder hacer algo con esas bombas, aunque si lograba atinarles... quizás.

    ¿Valía la pena intentarlo siquiera?

    Le di un toque en el costado con el codo izquierdo y negué con la cabeza.
    La probabilidad de cagarla era más grande que la de lograr algo. Además, no sabíamos qué tanto daño podrían causarnos realmente. Había hecho bastantes estupideces como para querer evitar una en esta maldita isla.

    Retrocedí, dejándole paso para que decidiera si quería irrumpir en la habitación; pero lo cierto es que yo no iba a tener dicha iniciativa. Aún así, no solté la esfera.

    Hambre: 5/7 (3/3)
    Sed: 5/7 (3/3)
    Cansancio: 8/10 (1/2)
     
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  20.  
    Insane

    Insane Maestre Comentarista empedernido

    Leo
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    Tu compañera Aisha Nakamura se ha quedado dormida con la cabeza recostada en tu pecho sin darse cuenta, escuchas murmullos a fuera y tus sentidos se agudizan.
    • Llevar cargada en tu espalda a Aisha y dirigirte al bosque para ocultarte con ella. Lanzándote por el hueco de la ventana.
    • Esconderla entre los escombros y escapar solo hacia el bosque.
    • Lanzar una bomba y enfrentarte sin conocer el número de integrantes luego de esconder a Aisha.
    Andre Dalcorvo ha recuperado todos sus puntos de cansancio.

    Tarsis regresa el domingo en la noche o lunes en la mañana, por lo tanto estará off hasta entonces (?)
     
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