Microrrelato Inocencia, inocente hombre que da la espalda.

Una oscuridad sin fin, una penumbra en la luz, un sol brillante con rayos negros, unas espaldas alejadas por personas que nunca terminaron de conocer.
Estos brazos tuyos se apoyan el los hombros de otros, y esa sonrisa perdida en la melancolía de mi ser, con los ojos gozantes de burlas y desprecios, incomprendidos en la libertad del viento.
La luz del fluorescente refleja en el piso y allí esta mi corazón, perdido en un mundo de gigantes inocente y puro de vista. Perdí la noción del tiempo, el tiempo pierdo si pienso en él, y él no me da consideración. Aquellos tiempos, inundados de gracias y amistades forjadas en la luz y frente a otras personas, ahora parecen permanecer en un abismo sin hondo cayendo cada ves más bajo, y cada ves menos recordado. Recuerdo mío ¿cuánto valor te he quitado?, desgastado por tanto uso y trato de comprender por que aún te conservo dentro de mi ser, ¿por qué tú?, me pudres el pecho y el alma asta no poder más, mi sangre contaminada de tu calor y mi corazón pidiendo a gritos algo imposible, como esperar que llueva en la luna, pasa el tiempo las probabilidad escasean y mi mente esta consiente del valor de la perdida de tal amistad, que por ser inútil y una persona de quien alguien puede avergonzarse, no pudo retener consigo, que lastima que fue de este modo, pero ya esta hecho. Solo quedaré detrás mirando los pasos de algún amigo que cuya sonrisa me enseño muchas cosas, y si no soy alguien importante en tu vida, no importa.
Tú si lo fuiste, pero recuerda, lo fuiste alguna ves, pero ahora ya no, Dios guardara aquel recuerdo de nuestra niñez, para siempre en el nombre de Jesús, así si llegamos a ir al cielo te mostraré, todo el dolor que causa una amistad fallida. Buena suerte hermano Dios te bendiga mucho. Te quiero mucho en pocas palabras, no me avergüenzo de decirle a mi amigo por que es lo que esta en mi c0razón. Dios ama al h0mbre sincero y de buen corazón. Dios ayúdame a amar a mis semejantes como tú.