Inmmortality

Amigos : Muchas gracias por sus "Me gusta" y sus comentarios, ya saben como me emociono cuando los leo. Son muy lindos !!! Espero que les siga gustando la historia :)​

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Este capitulo es largo, pero era necesario porque queria que conocieran a una Bella como hija y una Bella como novia... ;)​

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Que lo disfruten !!! :)​

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Perfecto​

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" La gente cuida mas sus sentimientos que sus pensamientos, yo era una de esos "​

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Bella Swan​

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Capitulo 2.​

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El día como siempre en Forks era muy tranquilo rosando con lo deprimente. Aun así no era un mal presagio, el clima en el pueblo era casi siempre nublado cuando tenía suerte y lloviendo cuando no era mi día. Y no me consideraba una joven con suerte, pues no la tenía.

Disfrutando del silencio que Charlie y yo podíamos crear, seguí comiendo mi pedazo de pizza. El ruido del refrigerador viejo a mi espalda, como las gotas de lluvia golpeando con suavidad la casa y el ruido brusco del masticar de Charlie llegaba el momento de ser relajantes.

¾ ¿Cómo te fue en la escuela?

Llevaba un poco más de seis meses viviendo con Charlie y aun no nos sentíamos cómodos platicando, aunque de temas triviales se tratara.

Tomé el resto de mi refresco del vaso y me puse de pie para recoger los platos de la mesa.

¾ Me fue bien, papá. Gracias por preguntar.
¾ Eres una buena chica ¾Con torpeza me alagó¾, por eso te va bien.
¾ Gracias, pero eso se lo debo agradecer por la tranquilidad de Forks.
¾ ¿Estás aburrida de estar aquí? ¾Charlie se inquietó.
¾ No, papá, sabes que en eso soy como tú: disfrutamos de la soledad.

Frunció el ceño serio. Sospecho que no comprendió que era un agradecimiento y no un reproche por heredar eso de él.

¾ Gracias por la comida ¾Comencé a lavar los pocos platos que ensuciamos.
¾ Es viernes de pizza, sabes que los fines de semana son todos tuyos.
¾ Es algo que te agradezco, pero sabes que me gusta cocinar. Además los jueves comemos fuera.
¾ No quiero agobiarte ¾Se levantó de la silla de madera¾. Iré a ver el partido. ¿Tú harás algo?
¾ Es viernes, papá ¾Le señalé algo tan claro con un poco de impaciencia sin dejar de seguir con mi quehacer domestico y lo volteé a ver.
¾ ¡Ah, es verdad! ¾Sonrió socarrón al recargarse en el marco de la entrada de la cocina¾ Veras a Jacob. Ese chico me agrada y tú sabes que no cualquiera.

Para unos era un grave problema para hacer amistades, para la comisaria la forma de ser del jefe de policía era como un don: Siempre alerta ante todo y todos.

Para mí era Charlie el padre sobreprotector. Podría ser fastidioso, pero gracias al cielo, Jacob tenía un carisma, un poder de lograr hacerte sentir a gusto a su lado, haciendo poner al inflexible comandante Swan desarmado, aunque por orgullo lo negaba. Eso nada mas considerando, porque si permitía fluir mi débil parte frívola, tenía que recalcar que era divertido, pero no tanto como guapo. Aunque estoy segura que esas cualidades, sobre todo la ultima, no era de interés para Charlie.

¾ Como todos los fines de semana ¾Solo podía ver a mi novio esos tres días por culpa de la escuela, sobre todo por el trabajo de él. Siendo tan responsable me hacía sentir muy incómoda, pues yo solo era estudiante y ama de casa por las tardes.
¾ ¡Es cierto! ¾Se volvió a burlar y temo que de mí¾. Me comentó hace unos días que hoy cumplen dos meses. ¡Qué rápido pasa el tiempo!

Eso era verdad, que rápido pasaba, pero estando Jake a mi lado me agradaba. Solo que no verlo entre semana era muy desagradable, aunque me mandara todo el tiempo mensajes a mi teléfono y platicáramos seguido por el mismo: Lo extrañaba.

Se había ganado con gran ternura y dedicación estar en mi mente.

Antes de que llegara Jacob a mi vida todos los días eran monótonos, eso para la mayoría de los jóvenes podía ser fastidioso y casi mortal para el humor, pero para mí era atrayente . Prefiero la seguridad de saber lo que va a pasar y a mi paso conocer la vida. Al contrario de mis compañeros de escuela que les encantaba la acción, los cambios inesperados. Definitivamente eso no era lo mío. Pero mi novio convertía mis días rutinarios en fines de semana de risas, juegos, caricias, romance.

Terminé de limpiar la cocina y me subí a mi cuarto para lavarme los dientes y pasar el peine por mi alborotado cabello.

El clima no era diferente a otros días: Frio, gris y lluvioso. Por eso me puse mi chamarra naranja, la única que tenia. Era tan pesada y abultada que parecía tener puesto un traje de bomberos. Pero no tenía otra. Mi madre y yo habíamos hecho un ahorro para cuando me viniera a vivir con Charlie, pues la ropa que había dejado en Phoenix, que era prácticamente toda, era inservible en un pueblo que nunca salía el sol. Por eso tuvimos que cambiarme de vestuario, aunque no se compró mucho al ser la ropa de invierno más cara que de los lugares que gozaban de clima presumible pero sobre todo sano.

Cuando llegué aquí fui bastante incomodo comprobar que Charlie aun tenia fotos de mi madre en varios lugares de la casa. Todo había estado exactamente igual como lo había dejado su ex esposa. El mismo color de paredes, los mismos muebles e idénticos adornos. No era nada agradable. Solo esperaba que Charlie se diera la oportunidad de tener una pareja tanto como mi madre lo había hecho, que ahora estaba felizmente casada con Phil.

La última vez que estuve con ellos fue tres días después de mi cumpleaños (trece de septiembre), había sido como despedida por nuestra separación, separación que yo quise. Mi madre me había dado muchos años de su vida en cuidar de mi y siempre estar a mi lado. Ahora merecía tener su tiempo y yo no debía estar para cortar ese sueño. Tanto a ella como a mí nos había dolido la despedida, pero sabía que era lo correcto, lo mejor para mi madre. Eso le agradecía a Jacob: empezaba darme cuenta que también fue lo correcto para mi, para estar con Charlie y conocer a un joven de buen corazón que era mi novio.

¾ Papá, esperaré a Jacob a fuera ¾Le grité desde la puerta.
¾ ¿Vas bien abrigada? ¾También gritó.
¾ Como siempre ¾Aseguré mientras salía.

Cumplía dos meses con Jacob y no supe que regalarle, además que mi mesada no era muy exuberante como para poder ahorrar y regalarle algo que valiera la pena. Lo bueno fue que recordando, que era cada momento, como había conocido a mi novio, me había dado la idea que sería perfecto para obsequiarle.

¾ ¿Has visto algo que te interese, Bella? ¾Había preguntado Charlie ese día que estaba desesperado por no saber que carro seria adecuado para mí.

La primera navidad que pasaba con él no tenía ni idea, como yo, como lo íbamos a celebrar, pero me sorprendió unos días antes de noche buena diciéndome que lo acompañara a un lugar. Sin mucho que tener que hacer porque había ya terminado parte de mi trabajo de vacaciones, decidí acompañarlo con curiosidad.

Tenía muchísimo morbo por saber que se traía entre manos, pues Charlie no era de las personas que hacían cosas con dosis de misterio.

Después de diez minutos de camino sobre la patrulla de policía, llegamos a una feria de autos semi nuevos. No me gusta nada llamar la atención, por eso viajar en la patrulla era muy incomodo para mí.

¡Y Charlie lo había notado, por eso me había llevado ahí!

Una observación muy sorprendente viniendo de él al ser bastante distraído con las cosas cotidianas, porque en la policía era bastante diferente: Tomaba su trabajo con bastante profesionalismo y pasión.

¾ Tu regalo de navidad es un carro ¾Puso sus manos en la bolsa de sus pantalones¾, solo te advierto que no contamos con mucho dinero.
¾ ¡Oh, papá, es maravilloso. Muchas gracias! ¾No pude evitar emocionarme¾. Pero yo estoy ahorrando para comprármelo, no te debes de molestar.
¾ Cariño, eres mi hija, y nunca será una molestia ayudar un poco para que estés a gusto en Forks ¾Era obvio lo incomodo que se sentía en expresar sus sentimientos, lo comprendía, yo era igual. Otra cosa que había heredado.

Resultaba innecesario añadir que era imposible estar a gusto en Forks, pero él no tenía por qué sufrir conmigo. Y a caballo regalado no le mires el diente, ni el motor.

Así era como me sentía al llegar aquí, pero por suerte en solo poco tiempo iba a empezar a cambiar mi sentir. Pero en ese momento, en medio de centenares de fierros con cuatro ruedas, por desgracia no lo sabía y mucho menos me lo esperaba.

¾ En serio gracias, papá ¾Lo dije de corazón ¾. Tú escógelo mejor, yo no sé nada de carros.
¾ Vamos a verlos y yo te aconsejo si conviene o no ¾Me animó.
¾ Te lo agradezco ¾Le sonreí tímida.

Era de locos la cantidad de autos que había en la feria. Era una enorme explanada al aire libre. Ese día por suerte no había llovido por eso estaba lleno de personas con intensiones de ser clientes felices tanto como nosotros.

Charlie me había dicho la cantidad de dinero que contábamos, era lo suficiente para ya no subirme a su patrulla, eso para mí era lo mejor.

Era tan grande el lugar que nos tuvimos que separar, nos hablaríamos a nuestros teléfonos si encontrábamos algo que llamara de nuestra atención.

Había pasado media hora de estar cada quien por su lado y no encontraba nada que me llenara, entonces, después de casi darme por vencida, vi una camioneta pick up de la compañía Chevrolet, que en sus mejores tiempos parecía haber sido de color naranja. Ahora era más hierro oxidado que otra cosa. Aun así algo tenía que me había gustado dejándome intrigada.

Por esa razón me acerqué mas a él.

¾ Perfecto para todo tipo de terreno.

Alguien habló. Y muy cerca de mí, pero dudo que haya sido a mí donde se dirigieron esas palabras frescas, juveniles con un atractivo toque masculino y sensual, que hizo a mi curiosidad ganar a mi temple y volteé a ver al dueño de esa voz.

Era un joven alto, me sacaba media cabeza, de tes bronceada, cuerpo delgado. Sus ojos eran oscuros, brillantes, guardaban burla a todo lo que veían. Definitivamente era un joven que disfrutaba de la vida y sacaba lo mejor de ello. Solo vestía con pantalón corto desgastado negro, playera blanca con cuello en corte “v” y calzado deportivo de dudoso color obscuro.

¾ Veras miles de virtudes al ser el vendedor ¾Se había detenido a solo un paso de mi. Tuve que hacer mi cabeza para atrás para verle la cara.

Sonrió con picardía.

¾ ¿Insinúas que lo único que quiero es deshacerme de él? ¿A cualquier costa? ¿Aunque sea a bases de mentiras?¾Esto último lo dijo haciendo un puchero juguetón y sus manos las puso en su corazón¾ Ese es algo ofensivo y mas considerando que no me conoces.

Me limité en levantar una ceja.

¾ Pero ni siquiera es mío ¾Ahora se defendió.
¾ Entonces ganas por comisión ¾No interesada en la plática solo comenté. Estaba indiferente a su presencia por el momento, me puse mejor a ver de nuevo la camioneta.
¾ Si mi paga es verte sonreír, entonces con gusto te enseño la camioneta y te convenzo a que lo compres.
¾ ¿Muy seguro a que me convencerás? ¾¡Que seguridad! ¿Por qué no se iba a molestar a otros clientes?
¾ Siempre me salgo con la mía con las cosas que me propongo ¾No iba a dejar de insistir. Por eso sin otra alternativa, pues de verdad estaba interesada en ese auto, lo seguí.

Tenía que reconocer que sabía hacer su trabajo pues si antes tenía interés en comprarlo, ahora, diez minutos después, estaba convencida que debería ser mío.

Nos encontrábamos dentro de la camioneta, él estaba en el asiento de copiloto y yo del piloto.

¾ Deja le hablo a Charlie para que me dé su opinión ¾Saqué mi celular de la chaqueta.

Frunció el ceño y se giró a ver su puerta que estaba abierta.

¾ Que estúpido creer que una lindura como tú estaría soltera.
¾ ¿Qué? ¾Frené mi dedo pulgar que iba a empezar a marcar.

Suspiró y se encogió de hombros. Se volteó y me sonrió de nuevo.

Empezaba a darme cuenta que era para mí especial que me diera ese gesto de alegría.

¾ Ese tal Charlie es afortunado.
¾ Espero que Charlie se sienta afortunado por tener una hija como yo ¾Era sarcástica.
¾ ¿Tu padre? ¾Parecía ahogarse de la sorpresa.

¿Y a él que le importaba?

Sin intensión de contarle mi vida, decidí ya llamarle al comandante.

Charlie se puso contento y aliviado que ya encontrara algo, me dijo de inmediato que vendría para acá. El joven vendedor al darse cuenta que no sabía dónde estaba, me dijo las instrucciones para que fuera fácil para Charlie encontrarme: Atrás de la cafetería móvil.

¾ Si lo compras yo te lo arreglo ¾Me aseguró apenas colgué.
¾ No cuento con mucho dinero ¾Le aclaré, era bueno hacerlo, para que no se diera ilusiones que era de los buenos clientes.

No era pobre, pero no tenía una vida de lujos innecesarios.

¾ Pero es gratis, es en la compra de la camioneta. Me interesa que estés contenta con tu compra ¾Me guiñó el ojo¾. Solo me tienes que dar tu dirección y ahí me tendrás todos los días posibles.

Se me hacía muy joven para tener una idea de los carros mas allá de lo que se le puede ver superficialmente. Pero su seguridad me daba confianza, por eso le di mi dirección. No la anotó, justificándose que las cosas que me importan nunca se le olvidan.

¡Vaya, si que tomaba con pasión su trabajo!

Me gustó eso de él.

¾ Por cierto, me llamo Jacob.
¾ Es verdad ¾Ni siquiera sabía su nombre ni él el mío, pero sabia donde vivo. Esos descuidos no eran propios de mi. Entonces no era cosa mía creer que el joven vendedor me había simpatizado¾, yo Bella.

Jacob se despidió de mi con su mano y se fue.

Llegó Charlie y lo primero que dijo “Vaya de trasto”. Podía ser su futuro nombre de mi camioneta, era interesante.

Lo revisó y se le hizo perfecto y funcional para mí.

Lo compró.

¾ ¿No es muy joven Jacob para saber bien de autos? ¾Le pregunté al señor Ashton, que ya era ex dueño de mi Trasto.
¾ ¿Quién? ¾Estaba impaciente y feliz contando el dinero de su nueva venta.
¾ Jacob ¾Repetí. Él señor me vio como si estuviera loca. Por eso tuve que aclararle:¾, el joven que me enseñó la camioneta.
¾ Lo conozco poco.
¾ ¿No trabaja para usted?
¾ No.

Y eso fue todo lo que dijo y nos dio la espalada.

Por lo menos Charlie estaba sumamente seguro que mi regalo no me causaría problemas, porque ese tal Jacob, si es que así se llamaba, me acababa de estafar. Y peor, ahora sabia donde vivía y como me llamaba.

¡Pero qué idiota!

* * *​

Al día siguiente, que yo aun me odiaba por ser tan estúpida y confiada, algo que no era muy a menudo, sonó el timbre.

Y ahí estaba Jacob, con su gran bellísima sonrisa, a las diez de la mañana, a solo un día de navidad.

¾ ¿Te apetecerá, cuando termine por hoy con la revisión, ir a comer conmigo? ¾Fue su manera de saludarme¾ Conozco un lugar fantástico.
¾ ¿Pero tú qué haces aquí? ¾Estaba molesta por su engaño.
¾ Te dije que si lo comprabas yo lo iba a reglar si es necesario.
¾ Pero si tu no trabajas con el señor Ashton.
¾ Y eso qué.
¾ ¡Que me hiciste creer que sí! ¾Era un sínico.
¾ Tú pensaste lo que querías, yo solo quería tú dirección y asegurarme que tengas una buena compra.
¾ ¡Pero ni siquiera sé quién eres!
¾ Soy Jacob Black, sabes lo más importante.

Y vaya que sabía lo importante, pues ahora éramos novios y me sentía afortunada por tenerlo en mi vida.

​

* * *​

​

Estaba en la camioneta esperando a Jake. No quería que mi padre supiera cuando llegara y empezara a burlarse como siempre de mí. No sabía porque era así de dudoso humor. Tenía mis teorías y la que más ganaba era que le daba ternura ver a su pequeña hija con su primer amor: Un par de niños empezando en este mundo a descubrir que se puede querer también a personas que no son de tu sangre.

Eso me molestaba de Charlie, pues aun no quería ver que ya no era una niña y lo de Jacob realmente tenía las intensiones de ser una relación, no un juego.

Mientras esperaba que llegara mi novio saqué de la guantera la única carta que me había dado. Las frases, pensamientos que me dedicaba estaban más bien guardados en mi celular. Éramos mas de enviarnos mensajes de textos que cartas escritas por nosotros mismos. Yo aun no le escribía de mi puño. No sé porque aun no lo hacía, era algo de mí que aun no comprendía. Como muchas cosas.

Mi preciosa:
Nunca que creyera una persona que no era lo que pensaba había sido lo mejor que me había pasado en la vida. Y curiosamente nadie me conoce como tú.
Gracias por éste primer mes que me permitiste entrar en tu vida.
Nunca te arrepentirás de eso.
Te quiero.
Atte.: Tú vendedor, el que más te quiere.

Sonreí, era la magia que provocaba Jacob en mi: Aunque no estuviera físicamente conmigo, su esencia, sus palabras siempre me hacían disfrutar más del día.

Ruidos de pasos sobre los charcos que estaban formados por la lluvia, que llevaba horas, escuché y supe que ya no estaba sola.

La puerta se abrió de golpe y de esa misma forma se cerró.

Jacob estaba empapado. Por eso apenas entrar se quitó su chamarra y la puso en el suelo, sobre sus tenis.

¾ ¿Charlie molestándote otra vez? ¾Me besó la nariz y como perro mojado agitó su cabello corto¾ ¡Mójate!
¾ ¡No! ¾Reí tapándome la cara¾. Algo hay de eso sobre Charlie ¾Me quité las pocas gotas que alcanzaron a llegar.
¾ ¡Feliz dos meses, preciosa!

El casto beso que antes me había dado en la nariz tuvo su fuerte contraste cuando sus labios se adueñaron de los míos y me acarició con su lengua antes de sumergirse y trasmitirme toda su calidez. Como me gustaba. Era tan delicioso sentir su dulce aliento, por eso antes que él me ganara profundicé el beso, con la intención que nunca se acabará.

Lo tomé de la cabeza con ambas manos y Jacob supo prender mas mi pasión como yo a la suya. Sus manos estaban rozando con ternura mi rostro.

Tenía que ser sensata y saber cuándo detenerme, por eso me fui un poco para atrás. Jacob protestó pero no me permití ceder a su hechizo.

¾ Lo mismo digo, Jake ¾Dije poco agitada.
¾ ¿Quieres decir que soy precioso para ti? ¾Puse los ojos en blanco, puesto que me refería que lo estaba felicitando por cumplir otro mes de novios y no por decirme “preciosa”. Aunque lo cierto era que me gustaba que me llamará así, me hacía sentir especial para él. Y claro que Jacob era “precioso”, era mucho más que eso. No se lo dije, pero lo sabía. Era un joven muy seguro como para no darse cuenta el grandísimo efecto que provocaba en las mujeres. Aun Jake teniendo razón puse mis ojos en blanco con exasperación por llevar mis palabras a otra parte¾. No me tientes ¾Me observó con suspicacia¾. Solos, vidrios empañados, la lluvia escondiéndonos del exterior ¾Hizo una sonrisa encantadoramente pecaminosa¾ ¡El pecado perfecto!
¾ Yo le llamaría: El crimen perfecto ¾Le aseguré¾. Ahí viene Charlie.

Miró hacia la casa y se dio cuenta que tan cierta era mi advertencia.

Hizo un gruñido bajo.

¾ Pensé que sus “consejos” habían ya terminado ¾Frunció la frente¾. Si es muy claro cuando quiere dar entender a la perfección algo.
¾ Pero no muy comprendido por tu parte ¾Era evidente cuando quería seducirme.

Eran de las cosas que no quería saber nunca: Lo que Charlie le había dicho cuando empezó a salir conmigo. Ese día no estaba en casa cuando hablaron y por algo fue. “Son cosas de hombres” Me había dicho Jake todo serio cuando le pregunté qué le dijo Charlie. Pero tenía una gran idea de sus amenazas, era mi padre un policía.

Iba abrir la puerta para escuchar a Charlie que se estaba acercando a nosotros. Pero él me dijo que no lo hiciera con un ademan con la mano. Estaba empezando a llover mas.

¾ No abras que te mojarás ¾Gritó¾ ¡Hola, Jake! ¾Agradable lo saludó.
¾ ¡Hola, Charlie! ¾Le regresó el gesto. Se llevaban muy bien, era extraño.
¾ Necesito ir a la comisaria. Me requieren ¾Informó.
¾ Muy bien, papá. Nos vemos al rato.
¾ No tardaré nada ¾Nos amenazó.

Charlie se subió a su patrulla y lo vimos desaparecer por el camino.

¾ Como hoy más que nunca no me iré de tu lado hasta tarde ¾Se aproximó más, quedando nuestros cuerpos pegados de hombros hasta las piernas ¾Pasó su brazo izquierdo por mi cuerpo, poniéndome muy estrechamente a él. Me recargué en su pecho¾. Entonces qué te parece si nos escapamos de la vista del Comandante Swan por un rato.
¾ ¿Solo un rato? ¾Fingí desilusión.
¾ Por supuesto que no, preciosa ¾Volvió a poner sus suaves labios sobre los míos¾ Hazte a un lado, que yo manejo ¾Trató de moverme pero me puse dura para que no lo hiciera.
¾ Ni hablar, no tienes carnet de conducir ¾Nadie me iba a mover de mi volante.
¾ ¡Y qué! ¾Levantó sus hombros insolente¾ Nunca me lo han pedido.
¾ Aparentas más edad, pero yo si soy responsable… Y por eso “yo” manejo ¾Sabia que era ridículo discutir este tema, pues él antes que yo ya manejaba. Ahora tenía su propio carro, un Golf 1986, un clásico y muy práctico.

¡Me encantaba!

¾ Nunca discutiría con un adulto ¾Levantó sus manos en señal de rendición¾. Billy me enseñó a respetar a los viejos.
¾ Hay veces que me siento así ¾No quería decir en voz alta lo que pensaba, pero se me había escapado. Incomoda por mi torpeza me puse nerviosa a jugar con el volante.
¾ Oh, no, no conmigo ¾Lo bueno que Jake nada se lo tomaba en serio. Alegre como siempre me abrazó.

De repente sus labios estaban animándome a besarlo, recuperando un poco la resolución acepté lo que tanto me gustaba.

¾ Un año más y podré demandarte por estar conmigo ¾Dijo en voz baja. Tenía mis ojos cerrados, los tuve que abrir, no tenía ni idea de que hablaba. Solo podía pensar porque había terminado el beso¾. Así nos encerraran juntos.

Ahora ya lo comprendía, era un tema que parecía divertir mucho a Jacob. El ser yo mayor que él por casi dos años era de lo más gracioso para mi novio. Siempre hacia bromas de nuestra diferencia de edad. Esa parte burlona de él, aunque yo fuera la afectada, lo disfrutaba, era contagioso. Tanto era así que había momentos que me salían bromas sobre nuestras edades. Jake podía sacar el poco lado humorístico que podía haber heredado de Charlie.

¾ El castigo seria tuyo, no mío ¾Le seguí el juego.
¾ Lo dudo ¾Esa mirada traviesa me hizo reír.

Mi novio rendido de quien iba a manejar, me indicó a donde quería que fuéramos: A la Push. Ahí había una casa de su familia, pero por el momento nadie vivía ahí. Lo que Jake sí utilizaba era el gran garaje que usaba debes en cuando como taller. Realmente solo lo usaba cuando estábamos juntos: era nuestro lugar. Por eso no me sorprendió cuando me pidió que me dirigiera para allá. El carro de él se había quedado en mi casa.

¾ Como sigue lloviendo mucho… ¾Me había estacionado enfrente de “nuestro lugar” y apagué la camioneta, guardando las llaves en una de las bolsas de mi chamarra¾, ¿te parece si entramos al taller, a esperar a que deje de llover para dar un paseo por la playa?
¾ Me parece bien ¾Coloqué sobre mi cabeza la capucha para mojarme lo menos posible.

¡Como odiaba estos climas húmedos y fríos!

¾ Jake, antes que entremos te quiero dar algo ¾Tímida le dije al caminar para el taller hecho de tablas de madera.
¾ ¿Ah sí? ¾Feliz y emocionado como un niño se detuvo.
¾ Está en la camioneta ¾Nos regresamos, pero esta vez fuimos a la parte de atrás¾ Espero te guste.

Saqué mis manos de las bolsas, las tenía muy calientitas y abrí la puerta trasera.

¾ ¿Qué es? ¾Se moría por saber.

Levanté la lona verde que cubría mi sorpresa.

¾ ¡Wow! ¾Solo exclamó. El aire tenía más fuerza que eso. No era buena señal.
¾ No te gusta ¾No era una pregunta, lo estaba declarando.

Era de comprender que chatarra que en sus mejores momentos fueron dos motos, no sería de lo más adecuado como regalo de dos meses, ni de ningún mes. Era basura.

¡No sé cuando fui tan tonta por creer que era buena idea!

¾ ¿¡Que!? ¾Al instante mi rostro estaba en el poder de sus frías y mojadas manos¾. No, preciosa. Al contrario, estoy maravillado, diste con el regalo perfecto. Así seremos un equipo y competiré contigo lo que tanto disfruto, que tú bien sabes que el reparar y ponerle mi toque, me encanta. Gracias.
¾ Sé que saldrá caro, pero me gustó la idea de hacer algo juntos…
¾ Eso es lo que me importa, es el mejor regalo ¾Me abrazó y me besó en la sien¾. Por el dinero no te preocupes.
¾ Yo tengo lo que ahorré para comprarme un carro, pero no lo usé…
¾ Preciosa, tú me diste el mejor regalo, yo me encargo de lo demás.

Estaba decidido, por eso ya no insistí mas. Nos apresuramos a entrar al taller. Mi novio tardó en encontrar la llave del candado de la puerta, cuando por fin supo donde la había dejado, entramos.

¾ ¿¡Jake!? ¾Casi me atragantaba por la impresión.

Me quedé clavada en el marco de la entrada. El desordenado taller que recordaba, con herramientas tiradas por todas partes, manchas de aceite en el piso de tierra… Ya no había nada de eso. Estaba todo ordenado, limpio, con velas de todos tamaños y colores, aunque predominaba las velas rojas.

En el centro del garaje había montañas de almohadas sobre una gran manta blanca.

¾ Entra, que el aire acabará con mi sorpresa.
¾ Oh, sí, perdón ¾Automáticamente di unos pasos para pasar.
¾ ¿Nos sentamos? ¾Cerró la puerta y me tomó de la mano cuando llegó de nuevo a mi lado¾. ¿Qué te parece?
¾ Increíble, muchas gracias, Jake ¾Le apreté la mano con cariño. Sin verle a la cara, pues me daba pena, le quise añadir, tenía que hacerlo: ¾ En serio gracias.
¾ No tienes que agradecer…
¾ No, si tengo, eres maravilloso conmigo, nadie había sido así antes.
¾ Me da alegría ser el primero que te quiera cada día sorprender mas.
¾ Me da mucho gusto que hayas sido tú, eres muy lindo.
¾ Ah, pero esto es solo parte del ambiente romántico que quería ¾Comentó con indiferencia¾. No es mi regalo.
¾ ¿No?
¾ Primero nos tenemos que sentar ¾Aun tomados de la mano me llevó a las almohadas. Nos acomodamos uno enfrente del otro. Jacob se dejó caer y se desparramó. Se le veía muy contento. Sonreí al verlo de ese ánimo. Siempre él era así de feliz¾. Tu regalo lo tendrás que buscar.
¾ ¿Cómo? ¾Estaba extrañada.
¾ Debajo de una de las almohadas lo encontraras.
¾ Pero son muchas ¾Sonreí mas, sería divertido.

Me quité la chamarra versión de bombero hogareño y empecé a sumergirme en las decenas de almohadas de todos tamaños , colores y formas que estaban rellenas de algodón.

Llevaba cinco minutos y nada, no esperaba que tardara tanto en encontrar el regalo.

¾ ¿No me podrías ayudar?
¾ ¿Frio o caliente? ¾Propuso burlón.
¾ No me caería mal.
¾ Muy Frio.

Eché algunas almohadas por los aires para que me dejaran ver mejor la profundidad de la suavidad.

¾ Congelado.

Me di cuenta que me estaba alejando de él.

¿Por qué no se me ocurrió antes? ¡Qué mensa!

Empujé a mi novio y el muy ridículo dramatizó una escandalosa caída a mas confort.

¾ Muy caliente.

Cuando retiré una almohada en forma de corazón color blanca, vi por fin una caja.

¾ Ya me estaba aburriendo ¾Bostezó.

Regresó a su lugar y yo me quedé ahí de rodillas a solo unos centímetros de él.

¾ Ábrelo ¾Me incitó, parecía nervioso.

Lo hice.

¾ ¿¡Jake!? ¾Me tembló la voz.

En la caja beige había dos pequeños dijes una “J” y una “B”, que fueran de oro no fue el impacto que con fuerza recibió mi corazón, sino que sobre la “J” estaba gravado “Te amo”. Podían mis emociones esperar todo, aguantar cualquier impresión, pero ésta… era mucho para mí.

¾ Mi inicial, como te puedes dar cuenta es para ti ¾Seguía tenso, ahora comprendía por qué.

La “B” no tenia escrito nada y Jacob se percató que me di cuenta de eso.

¾ Sé que me quieres ¾Estaba diciendo mientras me ponía mi dije. Agarré de mi cabello para que no le estorbara¾ Pero es una palabra muy larga que no entra. El día que me ames iremos juntos a que graven lo que tanto he esperado oír de tus labios.
¾ Te quiero y mucho, Jacob. Solo que todo esto es nuevo para mí ¾No dudaba muy pronto amarte muchísimo. Era perfecto, no era tonta, estaba consciente de lo afortunada que era¾. Gracias por ser como eres conmigo.
¾ Para mí también es nuevo, solo tengo dieciséis años. Pero contigo todo esto se me hace conocido.
¾ Pronto ¾Hablaba que no faltaba mucho para decir las dos palabras que quería oír de mi.
¾ Lo sé. Solo prométeme que nunca me dejaras de querer.
¾ Lo prometo ¾Estaba muy segura de eso.

Tomé de su dije y se lo puse.

¾ Te amo, Isabella Swan.

* * *​

​

No podía dejar de ver el regalo de Jacob.

¡Me amaba!

Fue la primera vez que me lo decía. Lo cierto era que no lo esperaba.

¿Pero que me sorprendía?

A él no le costaba expresar sus emociones y querer a las personas, en mi caso era todo lo contrario. Me sentía una joven incapacitada por no lograr decir lo que sentía o entender lo que le pasaba en mi corazón y mi cabeza.

Llevaba toda la noche viendo mi dije y la pared de mi cuarto, estaba con toda la intensión de tratar conocerme bien. Pero no podía.

¾ ¿Puedo pasar? ¾Charlie estaba tocando mi puerta.
¾ Claro, papá, pasa ¾Me senté sobre mi cama. Estaba mi habitación en penumbra.
¾ ¿Cómo te fue con Jake?

No prendió la luz.

¾ Hace una hora llegué. Me fue muy bien, gracias ¾Le agradecía por preguntar.
¾ Te tengo una gran noticia ¾¡Vaya! ¿Charlie estaba muy excitado?
¾ ¿Qué pasa?
¾ Para el lunes eres una alumna de Elite School.
¾ ¿¡Qué!? ¾Eso debía ser una broma.

¿Yo en la escuela más cara del mundo? ¿En un internado? ¿Con gente rica? ¿Pero porqué?

Si era cierto esa locura mi vida iba a cambiar y mucho.

¡De eso si estaba segura!

:D Ojalá les gustara !!! ;)​

:) Espero sus comentarios :p​

Los quiero !!!​