La música acelera los latidos de mi corazón y puedo sentir el viento frío en el rostro, aunque la habitación esta cerrada. La luz de sol lo ilumina todo y yo recuerdo los fríos días de invierno en primavera. ¿Pierdo la compostura o me mantengo fingiendo? Deseos de bailar se apoderan de mis piernas y los recuerdos me hacen tararear. Finjo tocar la batería con maestría mientras en la esquina espera un viejo demonio que suele recordarme viejas heridas de tiempos lejanos. Hoy no importa nada, somos esa clásica canción y yo. Coqueteándole a la voz ronca de aquel cantante, dejando que la garganta grite en los silencios.Muevo las caderas al ritmo de esa guitarra. Mi cuerpo ignora la esquina donde aquel ser habla sin parar.No pienso voltearle a ver, no tiene nada nuevo que contar. Mi cabello es una locura como siempre, pero esa canción le sienta bien. Envuelta en un tornado de aromas que me trasladan a las calles de aquella ciudad que tanto ame. Considero salir corriendo de este lugar, tomar mi bici que poco a poco acumula ayeres y andar hasta que el cuerpo no pueda mas. Esa canción logra capturar la esencia de lo que soy. Algo me dice que fue hecha para mi. Vamos, súbete al volumen, ser que arrastra malos recuerdos y se útil por primera vez. ¿Debería volver a la realidad o continuar siendo yo?. Es particularmente hermosa, siento que la voz de ese hombre podría acabar con mi resistencia en menos de lo que imagino. ¿A quién trato de engañar? amo esa rola...es lo único que conservo con tanta fuerza a mi lado. Es como una máquina del tiempo, que me detiene frente a la puerta de mi antigua casa donde me hace ver a mi primer amor sonriendo, camino al instituto.