Hunting [Mayushii]

Nick: Mayushii
FFC: Crystal Tower.
Personajes: KogamixDeimos
Tipo: Shonen Ai -Romance (?)
Fichas de los personajes:
-Deimos-Kogami Shida


Las clases estaban por comenzar, y cierto rubio estaba tirado en uno de los sillones de la Academia esperando a que ésta se incendiara o derrumbara, o simplemente estallara y no quedara nada de ella, pero todo parecía indicar que aquello no iba a suceder.

—¡Qué fastidio! —bufó.

Llevaba media hora allí, viendo a los alumnos ir y venir, criticándolos en silencio, incluso burlándose de algunos. Ko no era un tipo de muchos amigos, y el hecho de ir a una Academia con “chicos de su edad y mismas condiciones” no iba a cambiarlo.

En eso, vio a otro joven de cabello marrón, caminar lentamente hasta la misma aula a la que él también debería ir yendo. Ya había visto a aquél chico antes, era uno de sus adorables vecinos: buen cuerpo y lindo trasero, sí, lo recordaba muy bien. Shida sonrió ante la idea que se le acababa de cruzar por la mente, y antes de que el muchacho pudiera entrar, corrió hacia él y lo tomó de la muñeca.


—¿Qué pasa? —preguntó el castaño, sin molestarse demasiado por el asunto.

—Vamos, esta clase es estúpida, de seguro hay algo mejor que hacer.

—¿Estar con un idiota de compañero, quizás? —preguntó alzando una ceja.

Kogami no contestó, simplemente se giró y comenzó a caminar hacia la puerta principal del lugar. El otro chico alzó los hombros, y lo siguió en silencio, al fin y al cabo era verdad: cualquier cosa era mejor que esa clase.

Caminaron unos quince minutos por el bosque que rodeaba el instituto, hasta que finalmente se detuvieron. El menor estaba realmente a gusto en aquél lugar, no era tan extenso como en Rusia, pero era un lindo bosque, lo suficientemente frondoso para que el suelo pareciera una obra de arte dibujada por las sombras de las copas y el reflejo del sol.

—Mucho mejor —suspiró el rubio, tirándose bajo la sombra de un árbol. Sacó un pequeño libro de su mochila, y comenzó a leerlo.

—¿Me estás jodiendo? ¿Tu idea de algo mejor que hacer es venirte a leer manga? Tsk... —chasqueó su lengua, y se giró para tomar el camino de regreso.

—¿Planeas volver? —preguntó el mayor, mirándolo por encima de su libro.
El otro no contestó, sino que empezó a caminar lentamente en dirección a la Academia.

—¡Hey, te estoy hablando! —dijo arrojándole su lectura, la cual fue a dar de punta en la cabeza del castaño.
Éste se giró inmediatamente, y fulminó con la mirada a Shida, quién lo miraba entre divertido y desafiante.

—Pensé que eras más divertido —dijo él— ¿ahora qué harás, llorar?

Deimos no tenía intenciones de pelear, pero la actitud altanera de aquél chico le estaba sacando de quicio. Tomó el libro en sus manos, y se lo arrojó de vuelta, sin darle tiempo al otro a cubrirse.

—Así que tienes tu carácter, ¿verdad?—inquirió, poniéndose de pie sin dejar de sonreír. Se acomodó la camisa, y caminó lentamente hacia él, mirándolo directo a sus ojos casi negros—. Tienes un rostro bastante peculiar, ¿te lo habían dicho? Es muy delicado, salvo por esto que tienes aquí… —dijo acercando su mano a la cicatriz en el ojo del chico.

Éste, tomó su mano con fuerza, y la apartó antes de que pudiera llegar a tocarle su piel.

—Hey, no te molestes. Te queda bien, ¿sabes? Es algo así como tu propia marca personal… Yo tengo una también, aunque no en un lugar tan visible —dijo mirando hacia la parte de abajo de su cuerpo—. Pero te la puedo mostrar si lo deseas.

—Imbécil —dijo secamente.

Kogami rió, y sin que el chico pudiera esquivarlo, lo tomó de una muñeca y lo arrojó contra el árbol que tenían tras de sí. Él morocho chocó con el tronco, y sintió cómo nuevamente era agarrado, quedando atrapado entre el árbol y el cuerpo del japonés.

—Soy bien hombre, para que lo sepas —dijo el rubio acercando su rostro—. Si quieres que te lo demuestre, sólo dilo.

—Ja, si claro… —contestó sin voltear la mirada. Seguiría firme ante él, por más que en ese momento estuviera en clara desventaja.

Ko no sabía por qué, pero le encantaba cómo se estaba sintiendo al molestar a ese chico. Era excitante y divertido a la vez; no quería ni podía detenerse. Se acercó lentamente hasta su oído y susurró:

—No te vas a arrepentir, eso tenlo por seguro —acercó su cuerpo un poco más hacia él, y se quedó contemplando su rostro.

Su piel era clara, demasiado, pero lucía perfecta bajo el reflejo del sol. Por alguna razón algo le impedía quitarle la vista de encima. En su mente comenzaron a aparecer imágenes que sólo lograban acrecentar aquello que estaba sintiendo. Quería golpearlo, molestarlo, morderlo, ¿besarlo? Sí, esos labios debían ser besados, era una herejía dejarlos libres. Maldecía aquella academia, maldecía no poder ir de juerga cada noche y tener esas ganas acumuladas de hace más de una semana. No le permitía pensar con claridad, era él quien decidía la presa, ¿en qué momento se invirtieron los roles?


Su respiración era más agitada a cada segundo, sentía el forcejeo del muchacho pero no lo iba a dejar escapar. ¡Oh Dios! Podrían expulsarlo si querían pero aquello no iba a acabar así como así, no dejaría ir aquella oportunidad. Deseaba tenerlo, sí que lo hac

Acercó su rostro nuevamente al del castaño, quedando a escasos centímetros del de él.

—Odiame si quieres… —susurró, ya dispuesto a probar los labios del griego.

—Claro que lo haré —le contestó decidido el chico, y sin que el otro se lo viera venir, golpeó de un rodillazo la entrepierna de su acosador.

Shida chilló de dolor, y se dejó caer al suelo.

—¡Maldito! —exclamó mientras trataba de controlar aquella puntada que tenía entre sus piernas y apenas le dejaba moverse.

—Retuércete así, es lo mínimo que te mereces. ¿Duele verdad? —rió— ¿Qué harás ahora, llorar?

Kogami intentó contestarle, pero no podía. Ya se las vería con él, la próxima dejaría de dar tantas vueltas e iría directo al grano. Ya no era sólo diversión, era algo personal.


Deimos por su parte, dio media vuelta y ahora sin impedimentos caminó decidido de nuevo a la Academia. En sus labios se dibujaba una sonrisa de satisfacción. Y dentro, algo se había despertado, algo que hacía tiempo no sentía. Una sensación que hasta cierto punto le estaba gustando, y mucho.

Esa noche, mientras en la habitación de enfrente alguien dormía con hielo entre sus piernas, Deimos entre sueños y sin planearlo, dio otro final a lo sucedido aquella tarde.

¿Será verdad que los sueños no son más que los deseos reprimidos del soñador?

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Continuará~​

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Espero no haya habido mucho OoC, como te dije, hay que empezar con el roleo, whatsappeame cuando puedas ;__; ​

 

Nick: Mayushii




FFC: Crystal Tower.
Personajes: KogamixDeimos
Tipo: Amistad (?)
Fichas de los personajes:
-Deimos
-Kogami Shida



—¿Lo hago? —inquirió algo inquieto el japonés— Deimos…

El castaño no decía nada, simplemente miraba a Shida y esperaba ver cuál iba a ser su movimiento.

—¡Deimos! —gritó exasperado— ¡¿Suelto la maldita fecha, sí o no?! ¡Si mis brazos continúan en esta posición, terminaré acalambrado!

El menor alzó la ceja, y le dirigió una mirada de reproche.

—Tsk, te dije que cuando lo sintieras debías soltarla.


—¿Sentir qué? ¡No siento un carajo! Sólo un dolor en mi brazo derecho de tenerlo tanto tiempo levantado.


—Cuándo sintieras que es el momento Kogami, ¿no me escuchas cuando te hablo? —inquirió ofendido—. Tú rogaste por mi ayuda, lo mínimo que debes hacer es escuchar.

—¿Rogar? ¿Quién te rogó? —cuestionó bajando el arco y flecha que sostenía en sus manos— Además, ¿para qué aceptaste? Te hubieras negado y no habríamos perdido todo el domingo en medio de este maldito bosque.

—Me diste lástima —contestó indiferente, quitándole las armas y guardándolas pacientemente en su bolso para que no se dañaran.

El rubio apretó su puño con fuerza, tratando de contener las ganas de partirle la cara.

—¡Igual siempre pensé que la arquería era una estupidez! No sé cómo pueden dictar eso en esta Academia, ni que fuéramos indios —exclamó al aire. Y dicho aquello, se subió a su coche y puso en marcha el motor.

El otro chico simplemente alzó sus hombros, y tomó el bolso para luego acomodarse en el asiento del acompañante.

—La última vez que sí soltaste la flecha no estuvo tan patético —comentó a la pasada, mientras encendía la radio—. Creo que el jueves no tendremos clase, podría hacerme un tiempo.


El japonés asintió sin decir nada, y aceleró cuando llegaron a la carretera. Si se daban prisa, quizás Alexander no los regañaría de nuevo.

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No sé, tenía esta idea pequeñita, espero esté mas IC que el anterior D:

Kai Stavros