de Inuyasha - Hojas secas [Sesshômaru&Rin]

Hojas secas [Sesshômaru&Rin]

Bueno, este es un song-fic que escribí para los Relatos de Inuyasha. Espero les guste, ya que sentí me quedó medio raro a cómo lo imaginé mientras escuchaba la canción xD

Es una canción, extremdamente corta, así que no es muy largo :)

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Hojas secas.​

El ir caminando por aquél bosque inmenso, no aliviaba en nada el sufrimiento de su interior. La paz que alguna vez sentía al tomar la caminata ya no estaba con él. Se podría pensar que el ambiente seco le restaba belleza… pero no era cierto. El motivo estaba en su corazón, y cada palpitar del mismo era el sonido del reloj de una bomba de tiempo, que no podría saber, en qué momento iba a explotar.

Era una verdad irónica, en toda su vida, el momento en el cuál moriría no formaba parte de sus preocupaciones, y en sólo unos meses, se había desatado un profundo miedo.

Un adiós en la pared, dos palabras;​

Algún día, volveré, rabia amarga.​

No se es fiel con la razón, sí con el alma.​

Una pequeña niña era cuando se encontró con ella, pero en estos años, se había transformado en una mujer. Una mujer que le traía una felicidad distinta, un sentimiento intenso y caluroso que había calentado su frío corazón. El simple sonido de su voz era demasiado para que él no se sintiera solo. Su compañía le era grata, y con el paso de los años, se transformó en algo indispensable…

…qué hiriente era eso para su orgullo, sentimiento, que se veía cada vez más opaco y siendo remplazado, por sentimientos hermosos. El amor había asaltado el corazón del demonio.

Rin dio la iniciativa… Sesshômaru no se había mostrado muy expresivo, más que nada, la sorpresa tomó posesión de él, y su único gesto, fue tocar el rostro de ella, con una suave caricia que dejó salir un sonrojo en Rin, que se había mostrado ya lo bastante seria al confesar sus sentimientos.

—Rin—pronunció con esa voz masculina que tanto distinguía al demonio—Te amo.

Un beso, pequeño pero tierno, fue la respuesta de Rin ante las palabras de él. No se resistió, la tomó entre sus brazos, y le
correspondió su tímido beso. Su corazón estaba palpitando cada vez más rápido, aunque no lo demostrara, la emoción en su interior
era magnífica.

Una tarde, tú y yo, cuerpo a cuerpo.​

Abrazado, pienso en ti, es que tengo miedo.​

Pierdo a pulso el corazón, no te miento…​

Sesshômaru había sufrido un cambio más en su corazón. Los momentos que pasaba junto a Rin envolvían todo su pensamiento,
sobre todo, aquella noche en la que poseyó, el frágil cuerpo de ella. Una experiencia maravillosa y completamente única.

Ahora la mantenía en sus brazos, dormía tan plácidamente que le pareció estar viendo algo único y maravilloso. Cómo si fuera la
primera vez que la viera.

Diez años pasaron desde aquella noche, Sesshômaru seguía enamorado de Rin cómo en un inicio. Ella cumpliría ya 34 años,
mientras que él, seguía conservando su misma apariencia. La diferencia de cambios, no le agobió nunca, hasta el momento en que
Rin enfermó, y no se podría hacer nada más.

He esperado, en el andén de tus ojos.​

Y mi voz, se quiebra en dos, no hay retorno.​

Llueve triste dentro de mí, me llueve otoño.​

—No estés triste—pronunció Rin en un leve suspiro de voz mientras sujetaba la mano de Sesshômaru—Sólo quiero que puedas continuar cómo lo has hecho. Siempre te voy a amar.

El silencio del demonio era abrumador. Había cosas que nunca cambiaban, y él nunca fue ni sería un hombre de muchas palabras,
sin embargo, su mirada perdida en los ojos de Rin, comunicaban más sentimientos de los imaginados. La tristeza, impotencia,
amargura… amor, se mezclaban, y hacían que su habitual silencio, fuera aún más aterrador. No sabía que sentimiento gobernaba en
su interior, ya que, eran tan grandes en ese momento cómo el amor por ella.

El demonio lloraba en su interior, su corazón se mostraba afligido. Palpitaba cada segundo más despacio…se quería dejar morir.

Y él, vuelve al norte y busca su estrella.​

Y él, sueña que la alcanza, y con ella muere.​

Su corazón volvió a crujir con el recuerdo… o quizás había sido una hoja que había pisado. Se había sumido tanto en sus
pensamientos, que la realidad se había mezclado para él. Quería que Rin estuviera a su lado cómo en el pasado…

Alzó su mirada al cielo, las estrellas eran enormes y alumbraban la noche… pero no podían causar el mismo efecto sobre el
demonio… jamás iluminarían su corazón cómo ella.

Una lágrima salió, recorrió toda su mejilla hasta dejarse caer al suelo. Una lágrima llena de amor, seguida por una lágrima de
tristeza. Dos únicas lágrimas que Sesshômaru derramó por primera vez.

—Te extraño…—dos palabras que se llevó una suave brisa, con muchos más sentimientos implícitos. Te necesito, mi amada Rin…
pensó.

Hojas secas, que al pisar;​

Me van contando mi soledad,​

El silencio, viene y va, hay sonidos, de ciudad.​

Vivir ya se había vuelto una pesada tarea para él, su corazón había sido arrastrado junto con Rin al otro mundo, y el pedazo que le mantenía con vida, no era suficiente para cargar con todo su dolor. La dimensión del mismo resultaba implacable. Quizás era la necedad de no poder aceptar aún, que Rin había muerto. Estaba solo.

En un pasa, la soledad era algo que disfrutaba, sin embargo, con Rin, su corazón se tornó hermosamente frágil, no le había
importada tener sentimientos de esa naturaleza dentro de él… lo valía, a pesar de todo, no estaba arrepentido.

Qué diferencia de fragilidad había ahora, cuando antes era cómo un cristal lleno de luz, ahora parecía más, la fragilidad de una hoja
seca, consumida ya por la tristeza, y que en cualquier momento, se terminaría de desmoronar.

El demonio miró con una sonrisa un árbol. Se sentó al pie de este, y con un gran suspiro, se recargó, para así poder cerrar sus ojos y momentos y pensar…

…después de todo, un día tenía que morir. Él prefería que fuera ahora, sentía que su vida había tomado en verdad el mejor rumbo, dejando de merodear de un lado para otro por el mundo, había establecido un pequeño hogar con Rin. Sí, era su hogar, estar con ella era lo que significaba aquella palabra, y sentía, que ya había sido suficiente.

—Espero llegue pronto—exclamó cansado y agachando la cabeza. Sólo se detendría a esperar la muerte. Un nuevo deseo había
surgido en su corazón...

…y ese era, poder descubrir que en verdad podría estar con ella después de la muerte.

Bebe los vientos, vientos por ella…​

Que ya no volverá.​