Natsu Gotho ♤ Herbolaria -> Comercio <<Los Samurais de las alas rojas>> Jamás había escuchado sobre aquel grupo, pero cuando susurró de una forma casi inaudible el nombre del clan se tensó. <<¿Eres parte del clan Taira, o... debo dejarte correr como una liebre más?>> —¿Perteneces a los Minamoto? —cuestionó llevando una de sus manos atrás de su nuca, como si tratara que la presión que comenzaba a acumularse en sus músculos se disipara—. Busca a tu grupo y no visites el pueblo solo, idiota —siseó, meditando. ¿Y si estaba siendo observado? Se relamió los labios y comenzó a abrir la puerta, dándole la espalda. La información obtenida era valiosa... definitivamente aún no estaba preparado para ir a Kioto, pero el quedarse en aquel lugar cuando un informante lo siguió y no se dio cuenta de ello, lo mantenía en una encrucijada. Giró la perilla y le vio de perfil. No tenía ni un ápice de interés en arrancarle la cabeza a un sujeto tan sincero como él, y tan idiota a la vez, al buscarlo en agradecimiento por un simple juego de palabras. —Si me siguen y estás presente, no dudaré en matarte —avisó con antelación, saliendo del pequeño cuarto para sujetar la sombrilla y mirar nuevamente a la mujer. No lograba comprender... si ella tenía un bando en especifico. Volvió la vista al frente, abriendo la puerta, sintiendo el aroma a tierra húmeda. Aún estaba lloviendo. Escuchó en el transcurso de su camino algunas voces y se desvió, dirigiéndose al comercio.
Herbolaria El hombre negó ante aquel nombre —Los Minamoto fueron erradicados hace muchos años— dijo confundico; aquel hombre no sabía nada del emperador ni de los acontecimientos de la historia de Japón —Eres alguien muy ensimismado— mencionó mientras lo veía irse de aquel sitio —No te seguiré mas, sólo quería darte las gracias— el joven se fue lentamente. Comercio El lugar era amplio a diferencia del tamaño del comercio en Nara; había varias mesas donde había personas comiendo en silencio, se veían cansadas y a su vez bastante fuertes. La mayoría miró a Natsu, ninguno de ellos parecían portar armas. Sus miradas no eran de ciudadanos derrotados, sino de unos ciudadanos cautelosos sin llegar a ser desafiantes. —Bienvenido; tome asiento en dónde usted prefiera— dijo una señorita de cabello obscuro que sonreía hacia Natsu indicándole que entrara. Había al menos unas cinco mesas vacías, la barra estaba llena y había cuatro mesas ocupadas casi a totalidad máxima de cuatro personas por mesa.
Natsu Gotho ♤ Comercio Entrar a aquel lugar lo mantuvo precavido. No había un solo rincón en ese pueblo donde se sintiese con la libertad de bostezar, estirarse y echarse a dormir en un suelo ajeno, como lo hizo en la ciudad pasada. Miró la jovencita sonriéndole, y sin emitir palabra se dirigió a una de las mesas vacías. Recostó su mentón en la mano derecha y miró afiladamente a la jovencita, dejando la sombrilla a un lado de su asiento. —¿Tienes bebidas para llevar? —cuestionó, mostrando tres de sus dedos en la misma mano que se apoyaba, indicándole cuántas necesitaba. Un leve punzón en su pecho lo hizo suspirar de forma imperceptible... en caso de reencontrarse con el grupo, con Takeda. No podía mentirse, él ya tenía algo premeditado en los engranajes de su cabeza. Natsu no era nada lento cuando necesitaba usar la lengua y salirse por la tangente. Esperó a la chica con las bebidas solicitadas, de forma paciente. Se veía alegre, quizá podía preguntarle un par de cosas...
Comercio La mujer afirmó acercándose a la barra; mientras esperaba recogía algunas de las mesas. Las personas seguían comiendo, sin observar a Natsu. La mujer avanzó nuevamente a la barra y recogió una botella —Las botellas de sake son mas costosas que un simple vaso, serían 50 monedas por esta botella, es una de Sapporo; sería mas barata si aún tuviéramos los arrozales e hiciéramos la propia— aquel comentario hizo que uno de los hombres levantara la vista hacia ella, como en reproche.
Natsu Gotho ♤ Comercio -> Santuario Recibió la bebida escuchando el precio... costoso. Le miró tras la explicación del por qué estaba elevado el valor. Iba a devolverla para comprarla en otro lugar, pero al sentirse observado por la espalda, pese a que no era directamente hacia él, sino hacia la mujer que lo estaba atendiendo sacó las cincuenta monedas con suavidad, dejándolas sobre la mesa para que ella las tomara. No se necesitaba ser un genio para comprender que la llegada del señor del dojo había jodido en gran medida ese pequeño pueblo. Guardó la botella entre sus pertenencias y sujetó la sombrilla, mirando hacia la puerta. Aún lloviznaba. Se preguntaba si en algún momento el sol saldría entre el cielo grisáceo, pero parecía que esa posibilidad era mínima. Al cabo de un rato se levantó del asiento, saliendo del lugar. Comenzó a recorrer las calles del pueblo mientras se dirigía al santuario. Si el hombre del dojo pertenecía a los Taira, Mara sería el superior de éste, causantes de la pobreza que con solo recorrer Shiga podía darse cuenta; enterró su mano libre en el bolsillo del kimono. Hacerle llegar información a Takeda no estaría nada mal... entrenar con Mara tampoco. Luego decidiría con calma. Luego de husmear en cada rincón como el viajero ajeno a todo que le convenía ser.
Santuario El lugar no estaba destruído como aquel visitado en Tsu en el barrio antiguo; tampoco rebosaba de vida como aquel dónde había conocido a Kawa. No había un arco torii, indicando que el santuario no era sintoísta; tenía una pequeña pagoda al centro que permanecía cerrada. Las hojas en el suelo adornaban el lugar, el cual no había sido atendido; al ya haber pasado por el comercio local sabías que no se debía a falta de personas, posiblemente se debía a falta de fé. A pesar de ello el lugar aun conservaba aquel viejo olor a incienso que te hizo recordar a Takeda. No había nadie alrededor, sólo el sonido de la lluvia que parecía jamás acabar; nadie te seguía, nadie parecía querer encontrarte.
Natsu Gotho ♤ Santuario -> Shukusha Sus orbes dorados apenas y escudriñaron el sitio, escuchando la lluvia bañar su paraguas carmín, permitiéndose que sus sentidos se percataran de cada gota que salpicaba en las hojas secas del suelo, la tierra húmeda, el polvo acumulado en las esquinas que no llegaba la lluvia. Fé. Una leve sonrisa en forma de mofa se dibujó en sus viriles labios. La fé no es más que el rezo ante el miedo de lo que no pueden explicar. Se mantuvo de pie, con la vista fija en la entrada pese a mantener la sombrilla cubriendo parte de su cabello, sin sacar su otro mano del kimono, llegando a su epitelio olfativo el aroma a incienso, recordando a Takeda, de nuevo. Se dio vuelta, descendiendo por las pocas escaleras de piedra, encaminándose al Shukusha. Estaba solo, de nuevo. <<Si fueses más amable tendrías amigos, niño>> Perezoso se sobó los párpados mientras separaba algunas hojas de té. <<A veces dices muchas idioteces, viejo>>
Shukusha El sol se podía distinguir detrás de las nubes, sus rayos de luz opacados por la lluvia se sentían en su cénit, ya había transcurrido la mañana; la lluvia no parecía aminorar. El hombre estaba sentado en la recepción tomando sake, estaba allí sin motivación, al ver a Natsu su expresión no cambió —¿Has comprobado por ti mismo lo que es este poblado? No hay mas, sólo desolación— tomó el resto del sake del pocillo, al parecer lo bebía caliente —Ahí va mi último sorbo— miró a Natsu aún con la yukata fresca para los clientes —Tu ropa tardará en secar, como verás el clima no ayuda demasiado.
Natsu Gotho ♤ Shukusha Dejó la sombrilla en la entrada, escurriéndose. Se sentía tenso pese al clima fresco, caminando con paso calmo hasta la roca que funcionaba como recepción, recostando su antebrazo izquierdo con la mirada perdida en una de las ventanas, escuchando el hombre hablar, al igual que el sutil ruido de la bebida transparente atravesar la garganta ajena. —La desolación no me molesta —comentó ensimismado. Se había criado solo, logrando interactuar únicamente un par de años con un hombre senil que no le faltaba mucho para morir. Por un momento se perdió de la realidad al volver nuevamente al pasado, siendo traído al presente ante el sonar de la botella menearse demostrando las últimas gotas que quedaban dentro, manteniéndose en movimiento los engranajes de su cabeza, trabajando en solitario. —¿Odias el tipo del dojo? —cuestionó en un pequeño murmullo casi inaudible—. Puedo ayudarte en que este pueblo... vuelva a ser como lo fue antes —continuó como si esperara y el desconocido entendiera el resto, de lo contrario se largaría sin dejar pista—. La información lo es todo—, citó al hombre de las alas rojas con intención, parpadeando con parsimonia—. A cambio de un precio moderado... nada es gratis.
Shukusha Aquel hombre lo miró mientras soltaba un fuerte erupto; después quedó en silencio unos instantes, como si esperara que Natsu se riera o hiciera otro comentario alegando que aquello había sido una broma —Muchacho, ese hombre ha lastimado a mercenarios más grandes que tú— dijo mirándolo, Natsu era fuerte pero aun así no tenía un yoroi como el resto de los hombres que habían muerto en manos de aquel hombre. Se acercó a Natsu, su nariz estaba roja y su aliento era fatal—No creo que puedas solo con él pero hay un grupo de resistencia; siempre se reunen en la Clínica, han querido formar un grupo en secreto— se alejó —Pregunta por el doctor Harutomo—
Natsu Gotho ♤ Shukusha -> Hospital Se permitió bostezar al sentir su ojo izquierdo lagrimear por el sueño, escuchando el dueño del lugar. Oh... él no se refería a enfrentarlos como tal. Una pequeña curva se dibujó en sus labios, como si por engaño hubiese adquirido algo más de información. Se quedó de pie viéndolo alejarse. ¿El hospital? Quizá volvería a ver el tembloroso hombre que lo siguió hasta la herbolaria. La posibilidad de que el hombre de las alas rojassupiera sobre aquel grupo rebelde era bastante alto, al dejar escapar al chico como un pequeño insecto que podía aplastar en cualquier momento; perezoso se encaminó hasta una de las recamaras, permitiéndose dormir una pequeña pero reparadora siesta. Al cabo de un rato se levantó, aseó sus dientes y desapareció apropiándose nuevamente del paraguas. Hacerle llegar información a Takeda. Vender a sus compañeros a cambio de poder. Ganar confianza saboteando los hombres del hospital. Sus largos dedos apretaron la empuñadura del objeto que lo cubría de la leve brisa. Cualquier opción era sumamente interesante. Y Natsu, no consideraba interesante cualquier cosa. Abrió la puerta del hospital, ladeando levemente la cabeza, con aquella expresión ambivalente.
Clínica El lugar era pequeño, una habitación dónde estaba la recepción del lugar con sólo tres habitaciones mas para atender a los heridos; el segundo piso era de uso exclusivo para aquellos médicos en guardia. Dos personas corrían de un lado a otro, ambos hombres que parecían estar atendiendo heridos en ese momento, uno de ellos se detuvo a observar a Natsu, no vió heridas aparentes en él por lo que siguió su camino a una de las habitaciones; allí estaba un hombre atado fuertemente a una mesa de madera, las cuerdas eran firmes y no estaban ligeramente anudadas, se encontraban tan justas que se notaba la irritación en las muñecas y tobillos de aquel paciente que parecía estar convulsionando. Un hombre de cabello blanco, se veía joveny parecía ser el médico principal; el cual sostenía un algodón empapado en una sustancia en la nariz de aquel hombre, intentando calmarlo —Necesito mas trementina de acacia...—dijo aquel hombre mientras le hacía morder al paciencte un pedazo de soga, mientras el otro médico corría nuevamente a la otra habitación a buscar mas ingredientes; al volver el hombre en la mesa había dejado de convulcionarse. El médico principal suspiró con tristeza —Hemos perdido a otro...—
Natsu Gotho ♤ Hospital El aroma a alcohol e instrumental médico lo invadió, denotando el cómo se movían de aquí para allá, viendo a uno de los hombres convulsionar. Por reflejo se movió un poco, tenía conocimiento médico a fin de cuentas, pero se frenó casi al instante al ver el hombre a cargo, sudando exahustivo, deduciendo que aquel desconocido llevaba laborando varias horas antes de siquiera, él llegar a ese pueblo olvidado. Se mantuvo sereno, con la mira vacía. ¿Trementina de acacia? No era eso... ¿un aceite utilizado para inhibir toxinas? Se quedó mirando el hombre morir, decidiendo caminar hasta el doctor. —¿Otro? —repitió con la mirada en la muñeca sin movimiento. No sentía especialmente algo ante la muerte, era natural... Pese a quizá, estar manipulada por alguien más. La falta de empatía lo caracterizaba. —Ese hombre, ¿Fue envenenado? —cuestionó con su gélida voz. Más que la herbolaria curativa, sentía interés por el veneno causante. Frío y calculador deshizo el nudo que mantenía al hombre atado, dejando que la mano cállese en el aire. Procedió a taparlo con las sábanas blancas que estaban en una esquina del pequeño sitio, mostrando un respeto que realmente no sentía por el extraño. Sin embargo, todas sus palabras salieron en breves susurros para evitar pese al escándalo, ser escuchado por algún husmeador.
Clínica El médico principal lo observaba con cada acción que realizaba Natsu —No, lo que has visto es una convulsión causada por un impacto en el cráneo; uno mas de los juegos de resistencia de Masaki. Este es otro mas de los que no resisten un golpe directo a la cara— negó —Yo procuro salvarlos, es mi misión como médico; pero no puedo curar su estupidez— miró a Natsu; era evidente que no era de Higashiomi —Viajero, evítame la pena de tener que tratarte de esta misma manera. Sólo los tontos quieren enfrentarse de frente contra esa bestia — Ambos médicos portaban yukatas color azul, ambos poseían esa característica del cabello blanco, uno de ellos poseía una mirada amable mientras el hombre que hablaba hacia Natsu poseía una mirada desinteresada y cansada —No veo problema en ti, si vienes por ungüentos para un simple moretón creeme que esta no es la clínica para eso, sólo tratamos emergencias— Contenido oculto
Natsu Gotho ♤ Hospital -> fuera del hospital. Escuchó atento, denotando aquel rostro cansado que sin duda alguna continuaba trabajando; meditó por un momento el hecho de ser sincero o irse por las ramas, divagando entre los dos hombres albinos tan diferentes a su persona, físicamente e internamente. —No tengo intenciones de ir de frente con el mencionado —susurró puntualizando en la última palabra, evitando paladear la palabra bestia, con los hombros relajados como si se tomase lo dicho de forma impersonal. Definitivamente se iría por las ramas. —¿Tienes unos minutos? —cuestionó hacia el joven de expresiones fatigadas. Ciertamente en su vida, jamás había preferido el inclinarse por rostros amables y sonrisas extrañas. Curioso, al él no emitir más que una sonrisa sardónica cuando se encontraba a solas. Esperó su respuesta y se inclinó un poco a levantar una gasa pulcra del sucio suelo, aproximándose al oído ajeno. —Grupo de resistencia... los Minamoto y los Taira —murmuró cuidadoso para no ser escuchado por alguien más. No deseaba que sus palabras sonasen como una amenaza ni mucho menos, pero si de tal forma tenía la posibilidad de alejarlo de la multitud y traerlo a hablar sobre un par de cosas que quizá, y le convendría a ambos no tendría ningún problema en jugar dentro de su rompecabezas. —A fuera —solicitó esperando que el hombre lo siguiera luego de atravesar la puerta de entrada.
Clínica El hombre observó y escuchó cada movimiento de Natsu, aquel hombre tramaba algo; su rostro no se inmutaba, lideaba con sujetos extraños todos los días. Así que afirmó enviando a su asistente a la herbolaria, mientras el caminaba hacia Natsu, hasta el momento aquel hombre estaba detrás de la mesa de madera por lo que ahora que se alejaba de ella, podías notar que estaba armado. Fuera de la clínica se recargó en la puerta corrediza ocultándose de la constante lluvia y mirando el anochecer sin prestar atención al rostro de Natsu —Resistencia; ¿así es como les llaman ahora? Qué rápido, antes los conocían simplemente como idiotas— miró la katana de Natsu, su brillo le parecía inusual —Jamás había visto una katana como esa; ¿eres algún noble? —rio sarcástico —¿Debo decirte "mi señor"? — fijó su mirada cansada sobre Natsu —Dime que quieres; en verdad quiero dormir—
Natsu Gotho ♤ fuera del hospital. Se recostó en una de las vigas externas, siendo cubierto por el sobresaliente techo que impedía a la brisa palparle la piel; se cruzó de brazos con parsimonia y sus ojos se posicionaron fijos en la blanca pared. —No deberías curarlos si los consideras tan idiotas —contrarrestó evitando juicios de valor—, digo... si los sanas volverán a donde el sujeto que les causó tales heridas que enmendaste, ¿quién sería el verdadero idiota? —cuestionó calmo, mostrando que no tenía un ápice de interés en incitar una discusión, de lo contrario, una reflexión. <<¿Eres algún noble?>> El peso de la espada adquirida no mermaba, ciertamente él sentía como si cada que se aproximaban a los límites de Shiga que conectaban con Kioto, ésta palpitara. Sin embargo, el sarcasmo era algo que solía utilizar en su vida diaria, por lo tanto no causaba ninguna reacción ni ofensa. —Un grupo de resistencia es trivial cuando se pierde de vista la importancia de disminuir la ignorancia para llegar al cambio —el viento sacudió sus cabellos negro, resaltando al perderse el sol en la oscuridad el ámbar de su mirar—, quiero saber, ¿quién es el líder del grupo de resistencia?
Clínica El hombre no pudo evitar sonreír ante la acotación de Natsu —Siempre los guerreros se consideran más listos de lo que realmente son —Negaba aun sonriendo, cómo si su mente se perdiera en un pensamiento pasado —Consideran que los médicos somos idiotas por curar criminales; es algo que me molesta con el código bushido, todo es blanco o negro para un espadachín— miró a Natsu —Si ellos vuelven a él no es mi problema, yo les he dado una segunda oportunidad para vivir, si ellos deciden tirarla la pérdida es para ellos. Si te pones a pensar al menos un poco —dijo mirando a Natsu —Esta es un poblado idóneo para practicar mi habilidad, cada paciente es conocimiento que no me dará atender a un aldeano con dolor de estómago— —¿Grupo de resistencia? ¿Entonces quieres ser parte de aquellos idiotas que buscan un cambio en Shiga?— talló sus párpados —¡Oye Satou ven acá!— le gritó al asistente médico; quien lentamente se acercó mirando a ambos, en su mejilla tenía una herida recientemente sanada —Satou, este hombre quiere saber el nombre del líder de la resistencia en Higashiomi— comenzó a reir mientras el otro hombre mantenía seriedad en su mirada. —Perdonarás al médico Ujihisa; suele burlarse de todo joven dispuesto a conocer a alguien de la resistencia — dijo Satou, el asistente médico —Yo puedo guiarte a hablar con él; no puedo darte su nombre tan abiertamente— Ujihisa, quien era el médico principal seguía riendo como si aquello fuera una buena broma —Higashiomi está perdida, lo seguirá estando si su población no comienza a usar la cabeza en lugar de los puños—
Natsu Gotho Se quedó quieto ante las palabras arrastradas por el doctor. No lograba comprender aquella necesidad de ayudar al prójimo, pese a que los sujetos, como él los denominaba, eran unos idiotas. —¿Acaso nunca has sentido lástima Natsu? Sus delgada ceja izquierda se arqueó. —¿Qué es eso? El anciano suspiró pesadamente por la nariz, llevando una de sus manos a sus blancos cabellos. —Un sentimiento, mucacho. <<Yo puedo guiarte a hablar con él>> Salió de su ensoñación luego de escuchar las palabras que no pertenecían al médico. Ciertamente no compartía su perspectiva, sin embargo, tampoco la subestimaba. —Guíame —murmuró caminando con la intención de seguirlo, dejando la sombrilla atrás.
Cementerio de Higashiomi Satou afirmó y fue por una carreta detrás de la clínica; en ella Ujihisa colocó al hombre que había muerto recientemente sin mucho esfuerzo, al parecer era algo que hacían seguido. Satou arrastró la carreta mientras te guiaba por el pequeño poblado; la lluvia era constante desde la mañana, y no pararía. No te sorprendió que aquel paseo te llevara a las afueras del poblado, a un cementerio. El lugar tenía tumbas bastante antiguas, a su vez sepulturas resientes e inclusive yacimientos preparados para nuevos cadáveres; la muerte parecía normal en Higashiomi, aún así Satou estaba impresionado cuando llegaron al pozo dónde había una pequeña casa; estaba destruída y aquello era reciente. En el suelo había charcos de sangre junto a un cuerpo que ambos reconocían; era aquel muchacho que había peleado en la mañana con Masaki. Satou corrió a su lado colocándose de rodillas para inspeccionarlo, aun respiraba pero con dificultad —Logré ayudar, Satou; pero no fue suficiente, Qiao sigue dentro pero tampoco creo que logre derrotarlo... — decía el joven. —Calla, Genjo; puedo curarte — decía Satou preparándose para ayudarlo; pero Genjo, aquel joven detuvo sus manos —Ayuda a Zeng y Yin; pude deternerlo lo suficiente para que ellos pudieran escapar, ambos están muy heridos... por favor Satou, sólo tú y Ujihisa pueden ayudarlos...— fueron las últimas palabras de aquel joven antes de soltar las manos de Satou; en su rostro permanecía su rostro atemorizado. Satou lo colocó a un lado con mucho pesar, Genjo era demasiado joven para haber muerto. En ese instante un cuerpo salió disparado con fuerza por la entrada de aquella casa, quedando sin vida en las escaleras mirando al cielo. De la entrada apareció Masaki, nadie mas venía con él. —El médico aprendiz de Ujihisa... y el forastero— dijo Masaki sonriendo malévolamente —Están en el lugar equivocado en el momento menos apropiado —miró la carreta con el cadaver y rio, una mas de sus muertes —Entonces el médico viene desarmado y cargando a otro perdedor. ¿Y tú forastero?— —Se ha ofrecido a ayudarme; el fango del poblado me dificultaba el avance de las ruedas y...— Masaki no lo dejó terminar, lo golpeó fuertemente en el rostro dejándolo en el suelo mareado, había esquivado un poco el impacto para que aquello no fuera un noqueo. —Y bien, forastero; creo que me obligas a probar la fortaleza de Shi, probaré la sangre del nuevo bendecido por Mara— dijo Masaki con una gran sonrisa—Atacarás primero; o saldrás corriendo como la liebre que eres— Masaki ahora si te consideraba su presa Contenido oculto Masaki= nivel 4 Pv= 90 -15 (handicap) = 75 pv Fuerza= 10 Protección= 20 Katana = +9 ataque Siempre tienes la posibilidad de escapar de aquel lugar