Hielo (dramione) Long Fic

Draco Malfoy es hielo puro. A punto de volverse un mortífago algo cambia en su sexto curso. Dumbledore guarda un secreto que nadie espera.​

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Notas: Espero les guste este nuevo Dramione, si alguien es beta o sabe donde puedo conseguir una lo agradeceria, disculpen la mala puntuación puse mi mejor esfuerzo !Disfruten de esta historia!​

Titulo: Hielo​

Fandom: Harry Potter​

Pareja: Draco Malfoy y Hermione Granger​

Tipo: Long fic.​

Capitulo uno: La marca.​

Hermione Granger corría por los pasillos de Hogwarts como una desquiciada, se negaba que en casi 6 años siendo la mejor de la clase, y la más puntual llegara tarde a pociones. No negaba que si pudiera evitar ir a las mazmorras lo haría, aquel lugar olía demasiado a Severus Snape,


Entro al aula dos minutos retrasada y murmurando una maldición escuchó a Snape bajarle veinte puntos a su casa por el retraso, y como si su mala suerte no fuera suficiente, el único asiento disponible era junto al hurón-narcista-ególatra Malfoy, quién le sonrío de una manera que a Hermione le hizo vomitar interiormente.


Giró su cabeza en busca de algún otro asiento disponible, pero desde que Harry y Ron habían decidido no tomar esa clase para su sexto curso, ella se encontraba sola, a merced de las serpientes, que eran mayoría.


- −Señorita Granger, sería tan amable de sentarse, estoy seguro que usted no es del gusto del señor Malfoy, por lo cual no va a morderla - dijo Snape con sarcasmo.


La chica observó a su profesor con odio, mientras Snape la ignoraba y continuaba con la clase. Malfoy quién tampoco estaba muy contento con la presencia de la chica, decidió que molestar a Granger toda una clase era algo que no pasaba todos los días.


−Vaya sangre sucia, cuando estás sin Potter y la Comadreja te ves aún más patética.


−Vete al demonio Malfoy −musitó la chica lo suficientemente alto como para que Snape la escuchara.


−Otros veinte puntos menos para Gryffindor por maldecir en mi clase.
Suspirando, Hermione decidió que lo mejor sería permanecer callada, no quería perjudicar a su casa por culpa de Malfoy. Apenas sonó el timbre salió del salón golpeando sin querer a alguien en el camino.


−Disculpe −musitó mientras elevaba el rostro para encontrarse con la aristócrata figura de Narcisa Malfoy, quién le sonrió levemente en señal de que no se preocupara.


La señora Malfoy era muy distinta a su esposo e hijo, no tenía las expresiones de arrogancia que sus familiares, ni ese porte altivo de mirar por encima del hombro, sin embargo, su elegancia era digna de un Malfoy.


−Disculpe señora Malfoy, no vi por donde caminaba −respondió Hermione aún esperando algún "sangre sucia" de parte de la madre de Draco.


−¿Cómo sabes que soy la señora Malfoy? −preguntó Narcisa curiosa, jamás había visto a esa niña antes, sin embargo se le hacía muy familiar.


−Reconocería esos rasgos, donde fuera −contestó la castaña arrugando la nariz de forma graciosa.


Narcisa casi sonrió al pensar que seguramente aquella castaña había sido una de las conquistas de su hijo.


− ¿Se te perdió algo, Granger? −dijo Draco caminado hacia donde ellas estaban. La expresión de Hermione se convirtió en enojo al verlo, sin embargo, la madre del rubio notó que nunca había visto a alguien mirar a su hijo con tanto fuego en los ojos, por un momento se planto la posibilidad de que ahí había algo más.


La Gryffindor ignoró al rubio musitando un "Con permiso" antes de desaparecer por el pasillo, estar cerca de esa serpiente la enfermaba.


Madre e hijo se dirigieron a la habitación de Draco donde este se relajo colocándose en la cama y subiendo las mangas de su túnica hasta los codos, su madre que se instalo en un sillón de terciopelo color verde botella, se alarmó al ver el descuido del chico.


−Ten más cuidado con eso Draco −chilló su madre mientras señalaba la marca tenebrosa tatuada en el brazo de su hijo.


El rubio dirigió la mirada hacia donde señalaba su madre, la marca estaba negra, como si hubiera sido apenas hace un momento cuando había aceptado frente al mismísimo Señor tenebroso que sería fiel a su legado y estaría bajo su mando siempre.


Su madre no estaba muy de acuerdo con la decisión del ojigris, pero poco podía hacer Narcisa, ya que su marido era fiel sirviente del lado oscuro y su hijo no se quedaría atrás. Interiormente deseo que en este sexto curso, algo cambiará el destino de su familia, sobre todo el de Draco, quien aún sonreía observando la marca de su ahora señor…

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¿Tomates? u_u

 

Capitulo dos: Mortífago.

Hermione corrió hasta su sala común, estaba enfadada, el imbécil de Malfoy no la dejaba en paz, su comienzo de curso era un desastre, compartía casi todas las clases con Slytherin.Harry y Ron habían decidido escoger clases en las que Hermione no deseaba participar por lo que se vieron obligados a separarse. Además el cosquilleo en el estomago había vuelto apenas vio a Ron, el pelirrojo como siempre la saludo como si de Ginny se tratase, pero Hermione deseaba algo más…


En cuanto a Harry, era único en su especie, a la castaña no se le escapaba ni una sola mirada que los ojos verdes le regalaban a Ginny. El amor rondaba Hogwarts excepto para ella. Dio un suspiró de fastidio cuando vio a entrar a las dos razones de sus pensamientos.


−Hola Hermione - saludaron Harry y Ron entusiasmados −.Te pasa algo tienes cara de pocos amigos.


La chica resopló una vez más antes de contestar, sabía que si les contaba lo de Malfoy irían a amenazarle y se armaría un problema. Apenas habían iniciado el curso y la chica no quería meterse en problemas todavía y menos por culpa del rubio.


Murmuro un pequeño "estoy bien" antes de ver la expresión nerviosa en los ojos azules de Ron, quería decirle algo, la castaña conocía esa mirada, sintió nervios cuando él se le acercó y la tomó de la mano.


−Hermione, tengo algo que decirte −inicio él −.Hace unos días yo…


−¡Won - won! − la voz de Lavender Brown resonó en la estancia, tenía un peinado infantil que a Hermione le pareció ridículo, sus mejillas redondas y sus ojos marrón le daban un toque de muñeca para niñas que la castaña tenía de pequeña Pero no fue hasta que Hermione la observó colgarse del cuello de Ron y plantarle un beso al pelirrojo que se preguntó qué pasaba.


Ron estaba demasiado "ocupado" como para explicarle lo sucedido. Harry pudo ver las lágrimas de Hermione al salir corriendo sin darle tiempo de explicarle lo que sucedía, el moreno pensó en ir tras ella, pero su amiga necesitaba un tiempo a solas.


La castaña corrió sin rumbo fijo, se sentía tonta por llorar a causa del pelirrojo. Sabía que no encontraría un lugar completamente solo en todo el colegio, así que juntando todas las fuerzas que le quedaban, se plantó frente a una pared rocosa y murmuró.


−Necesito un consuelo.


Al terminar de pronunciar la castaña observó cómo entre la rocosa pared aprecia una grande y vieja puerta de madera, suspiró aliviada al ver la sala de menesteres. El lugar era cálido, había una pequeña cama en el fondo, cantidad de extraños objetos adornaban el lugar, armaduras, libros, incluso una que otra escoba, las paredes eran de un café oscuro que similar al de las ranas de chocolate que tanto le gustaban a Ron.


La ojimiel frunció el ceño al recordarlo, era un idiota y ella más por llorar, pero no podía evitarlo, era un sentimiento más fuerte que ella, algo que se te mete en el corazón y se aferra a el por más que trates de arrancarlo; como un tatuaje.


Sin poder contenerse rompió a llorar en el pequeño sofá que encontró después de inspeccionar el lugar, se sentía tonta y vulnerable, odiaba estar enamorada de él.


Pero su llanto fue interrumpido por un sonido seco, como el de un objeto solido al golpear el suelo, sobresaltada se dirigió a donde provenía el ruido. Se asustó al ver una figura vestida totalmente de negro mandando una maldición y junto una vieja tetera de madera del suelo. Hermione retrocedió unos pasos al reconocer a aquella figura; era Malfoy.


Intentó retroceder aún más pero sin querer golpeó una armadura provocando que se deslizará lentamente hacia ella, estaba por caerle encima, cuando una pálida mano detuvo la figura ha tan solo unos centímetros de la chica.


−Dame una razón para no soltarla y dejar que te aplaste como a una mosca −escupió Draco con rabia en la mirada.


Hermione observó con miedo los ojos de Malfoy, eran de un gris profundo, la castaña estaba segura que solo existían pocas personas con ese color de ojos, sin embargo, esa rabia que proyectaban opacaba cualquier belleza que la chica pudiera ver en Draco.


−Yo… lo siento, solo quería estar sola un momento y entré aquí - murmuró con dificultad −.¿Qué haces aquí, Malfoy?


−Eso debería preguntarte yo a ti, Sangre sucia ¿cómo demonios entraste? −dijo mientras dejaba la armadura en su lugar, estaba enojado consigo mismo porque la come libros de Granger casi lo descubre, y en esta misión no podía tener ningún descuido.


−Desee un lugar donde conseguir consuelo y apareció la puerta, es la sala de menesteres, soy libre de entrar, lo que me pregunto es que hace un Slytherin en un lugar como esté.


−Eso es algo que no te importa Granger, ¿buscabas consuelo? Que pasó ahora, reprobaste una materia y te quieres suicidar o encontraste en la cama a Potter y a Weasley y te sientes traicionada.


Las mejillas de Hermione se encendieron de puro coraje, imbécil prepotente y egocéntrico hurón, como se atrevía a hablarle así y referirse a sus amigos de tal manera, en definitiva era un niño mimado. Indignada se dirigió hacia la salida, parándose en seco al descubrir que la puerta había desaparecido.


−La hechicé, no puedes salir hasta mañana Granger −expresó el rubio con desdén− .Eso te ganas por meterte en asuntos que no son tuyos, y ser tan estúpida de andar por donde nadie te ha llamado.


−¿Qué? Estás loco Malfoy, déjame salir o te juró que gritó y créeme que tengo pulmones muy resistentes, hurón.


−¿Crees que soy feliz teniendo que soportarte lo que resta del día, Sangre sucia? La hechicé porque se suponía que solo yo estaría aquí, además nadie podía entrar, no sé cómo demonios estás aquí y no seas fastidiosa − terminó el Slytherin al ver que Hermione estaba apuntó de protestar.


Lanzándole una despectiva mirada a Hermione se encaminó al fondo de la estancia ocultando un mueble que la castaña no llego a identificar. Draco subió las magas de su camisa blanca, tenía calor, y estaba encerrado el resto del día con la rata de biblioteca, su plan era permanecer en la sala de menesteres lo que quedaba de la tarde y la noche, por eso hechizó el lugar, para que nadie pudiera ni salir ni entrar, pero con la sangre sucia ahí no podría hacer nada.Se sentó en el sofá que la castaña había ocupado minutos atrás, dispuesto a joderla el resto del día.


Pero la asustada mirada que ella le dirigió lo descolocó, estaba pálida, los labios le temblaban levemente, mientras observaba su brazo izquierdo, Draco se maldijo al descubrir que lo que ella miraba era su marca.


Por unos minutos ninguno de los dos hablo, él demasiado atento a cada gesto de la chica y ella demasiado sorprendida como para reaccionar, y es que no podía creerlo, Harry lo había insinuado en el expreso, pero no tenían pruebas de ellos, al menos hasta hora que ella miraba aquella marca en su brazo, la marca de El tatuada en el pálido brazo de Malfoy que la hizo retroceder y darse cuenta que estaba encerrada el resto de la tarde con un mortífago.


En el despacho de Dumbledore, el anciano profesor esperaba ansioso la llegada de su colega y amigo, porque sí, Severus Snape se había convertido en su amigo también, habían sido años de servicio y peligro para todos.


−Me llamaba Profesor - la voz ronca de Snape resonó por el despacho −.Ya vio a Potter con su aire de todo poderoso y ese aspecto de James tan arrogante, solo por saberse el elegido.


−Y esos ojos − dijo Dumbledore causando que las expresiones de Snape se tensaran aún más −.Es el año definitivo Severus y una vez más debo pedirte tu ayuda, protege a Draco Malfoy, esto será muy duro para él −el anciano levando sus anteojos antes de media luna antes continuar −.Yo me encargaré de que Harry y el señor Weasley protejan a la señorita Granger.


−¿A Granger? −preguntó el profesor desconcertado, sabia las razones para proteger a Draco, pero de la chica no tenía ni la menor idea.


−Este año se unirán muchos destinos Severus, estoy seguro que este sexto curso en Hogwarts veremos cosas que nunca pensamos vivir.


Severus observó pensativo a Dumbledore, más no hizo preguntas, el anciano era sabio y muy pocas veces se equivocaba en sus palabras…


Harry Potter caminaba sin rumbo por todo Hogwarts, trató de buscar a Hermione, pero su amiga se había desaparecido, abatido decidió dar un paseo por los jardines, desde la muerte de Sirius se sentía más solo que nunca. Ron trataba de animarle las pocas veces que Lavender le dejaba hablar, pero siempre se terminaba yendo con su novia.


Suspiró con aire triste, ser el elegido nunca le había pesado tanto como ese año, y eso que las clases apenas empezaban.


−¿Harry? −le llamó la voz de Ginny a sus espaldas −.¿Won - won te ha dejado solo de nuevo?
Harry sonrió mientras se daba la vuelta para contemplar a Ginny, sorprendiéndose de lo mucho que había cambiado la pelirroja, estaba más alta, su cabello había crecido hasta su espalda, sus fracciones habían cambiado bastante, dejando los rasgos de niña en el pasado.


−Eh… si, un poco −respondió con torpeza.


−Te reto a un partido de ajedrez mágico, apuesto que te ganaré −dijo Ginny tomando la mano del moreno. Harry se dejo llevar por su amiga agradeciéndole internamente, necesitaba distraerse.


La mirada hielo de Draco Malfoy al ser descubierto por Granger inspiraba miedo a quién la viera, sus ojos se oscurecieron en una mezcla de enojo y satisfacción, la chica le tenía miedo y eso de alguna forma le daba a Draco el control.


Por su parte Hermione no cabía en su asombro, era cierto que Harry le hablo mucho de la posibilidad de Draco Malfoy fuese un mortífago, pero las sospechas de Harry no se comparaban con confirmarlo ella misma frente a sus ojos.


−¿Asustada, Granger? −escupió él, esta vez más lentamente, gozaría hacerla sufrir, no podía romper el hechizo de la puerta, ella correría a contárselo a sus amigos y eso a Draco no le convenía, necesitaba tiempo para intimidarla - No respondas, tu expresión de pendeja me lo dice todo.


−Tú… - la palabras no salían de su garganta, estaba demasiado impactada −.Eres una basura Malfoy, ¡¿Qué hacías aquí?! ¿Qué demonios tramas Mortífago?


Malfoy sintió como si le hubieran lanzado diez cruciatus juntos, la sangre sucia de Granger le había llamado Mortífago, esa maldita palabra que le atormentaba desde el verano, su padre en la cárcel por lo ocurrido con San Potter en año anterior y él, atrapado por el peso de una misión de la que dependía la vida de su madre, no se iba a permitir que una sangre sucia le exigiera explicaciones ni que le llamara Mortífago, aunque muy en sus interior Draco sabía que lo era.


Hermione le miraba entre enojada y un sentimiento que no podía definir, no era miedo, era más bien algo parecido a la desilusión ¿le desilusionaba que Draco Malfoy fuera un Mortífago? Buscó con la mirada una salida pero no encontró ninguna, él la tenía acorralada.


−¿Qué te crees tú, sangre sucia? −escupió rabioso −.No tengo por qué darte ningún tipo de explicación, fuiste tu la que se metió donde nadie le ha llamado y si le dices algo a Potter o la comadreja yo…


−¡¿Tú que, Malfoy?!- preguntó desafiante −.Se qué no me harás nada, eres demasiado cobarde.
La castaña gimió de dolor cuando él se acercó y la tomó del cuello con brusquedad, chocándola con una de las estanterías de la sala de menesteres, Hermione sintió miedo por primera vez desde que estaba a sola con Malfoy.


−Podría estrangularte ahora mismo − dijo haciendo su particular mueca-sonrisa −Una basura menos en el colegio no vendría mal pienso que…


El discurso del rubio se vio interrumpido por una montaña de cachivaches viejos cayendo sobre ambos chicos. La fuerza con la que Draco había golpeado a Granger provocó que una de las tantas torres objetos abandonados cayera, tirándolos a ambos al suelo. Hermione cerró los ojos y no los abrió hasta sentir una superficie dura debajo de ella, intentó incorporarse pero el quejido de Malfoy la detuvo.


−Demonios Granger, no eres precisamente liviana −respondió el chico debajo su suyo.


Hermione lo miró horrorizada, no podía levantarse, estaba atrapada entre un pequeño estante que se tambaleaba sobre su cabeza apoyado solamente por la pared ¡Podría caerle encima en cualquier momento! Buscó su varita como una loca, pero no logró encontrarla, soltó una maldición al recordar que había salido tan rápido de su sala común que ni siquiera había tomado la varita. Estaba por echarse a llorar, además tenía a Malfoy completamente pegado a su cuerpo.


Intentó levantarse pero resbaló en el intento golpeándose de lleno contra el pecho del Slytherin, lo intentó una y otra vez hasta que escuchó la fría voz de Malfoy.


− Lo intentas una vez más Granger y tus manos llegarán a un lugar no muy propio - la sonrisa de Malfoy era tan burlona que Hermione pensó que desfrutaba verla en esa situación.


Bajo la mirada hasta sus manos sonrojándose al instante, había intentado tantas veces levantarse que sin percatarse bajaba sus manos ha cada intento llegando cerca demasiado de la anotomía del chico. Soltó un grito avergonzado levantando sus manos a la vez que se golpeaba la cabeza con el estante encima de ella.


Draco soltó una carcajada, era tan gracioso ver a la sangre sucia volverse loca por apartarse de él, la verdad es que tampoco le agradaba estar bajo una sabelotodo poco agraciada, si hubiera sido otra la situación - y la chica - probablemente la aludida ya no tendría ropa.


−¡Haz algo Malfoy! −gritó muy cerca de su cara, nunca se había detenido a observar al rubio, tenía los ojos clavados en ella cuando esta le gritó, su palidez le daba un toque perlado contra la poca luz de la sala, sus ojos grises tenían un brillo que Hermione inmediatamente identificó como Hielo…


−¿Te gusta lo que vez, Granger?− aguijoneó él cuando se percato de la cara de tonta que puso la castaña al obsérvale −.Porque déjame decirte que no me meto con sangre sucias.


−Ni yo con hurones, oxigenados - contraatacó ella−.Y haz algo antes de que me vomite.


−Tú y yo sabemos que eso no es cierto, Granger tan solo mírate, estas sonrojada hasta las orejas, tu cuerpo está rígido, aunque déjame decirte que esperaba sentir algo más de anotomía aquí adelante eh.


Hermione se sonrojo aún más mientras le miraba con todo el desprecio que era capaz de proyectar, aprovechando la localización de sus manos cerró su palma derecha hasta convertirla en un puño que impactó justo en la anatomía de Draco, este soltó una maldición y Hermione retiró la mano inmediatamente evitando tocar más de lo que debía. Con rapidez rodó sobre el Slytherin que aún se quejaba y se escabullo por debajo de la estantería, incorporándose como un rayo tomó la varita de Malfoy que se encontraba a unos pasos de ella.


− Ahora estás bajo mi control, Malfoy −dijo agitada a la vez que le apuntaba.


−Q…qué… acaso me violarás…G..Granger? −preguntó con la voz entre cortada por el golpe de la castaña, rodó por donde minutos atrás Hermione se había escabullido e incorporándose con dificultad escupió - Porque déjame decirte que ni borracho me acuesto contigo.


−Claro que no Malfoy, no me rebajaría ni siquiera a tocar a un ser tan despreciable como tú, que carece de corazón, sentimientos o humildad, no va con mi naturaleza, además… Odio a los mortífagos.


Draco sintió como si le dieran un nuevo golpe, esta vez directamente a su cara ¿Qué era eso que sentía al analizar las palabras de Granger? Su ego herido o algo más… El rubio se obligo a prestar atención en otra cosa, ya que no quería averiguar porque las palabras de Hermione Granger le habían… dolido
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¡Hola¿Qué les pareció el capitulo? Espero les guste y sobre lo de una beta como ven ando urgida si saben de alguien avísenme ¡Saludos!

 

Capitulo 03: Posición de Amor

Hermione resoplaba fastidiada, llevaba más de dos horas encerrada con el rubio, lo odiaba y odiaba al imbécil de Ron que la hizo meterse en este lío.


−¿Qué te trajo aquí, Granger? Nunca sales sin varita, y menos a semejantes horas de la noche, apuesto que ninguno quiso acostarse contigo hoy eh.


La castaña no tardó en reaccionar, se acercó a Draco dando zancadas, el rubio la miró divertido. Hermione trató de abofetearlo pero los reflejos de Draco fueron más rápidos.


Tomó a Hermione por las muñecas y en mismo instante en que sus cuerpos se tocaron la sala de menesteres dio un cambio total.


Las estanterías que antes dejaron enterrados a Malfoy y Granger ahora habían desaparecido, dando paso a una gran cama con cortinas color marrón, y una gran estantería llega de botellas de Whisky de Fuego. Un olor a rosas inundo las fosas nasales de ambos.
El ambiente había cambiado y la cara de Draco era indescriptible. Hermione le miró de reojo recordando la expresión de Ron cuando veía una araña, así parecía Malfoy, supuso que su expresión no sería diferente, había leído que la sala de menesteres mostraba lo que necesitaban, pero ella no necesitaba un cursi ambiente de enamorados y estaba segura que Malfoy tampoco.


−Qué demonios pasó, Malfoy?


−Tú eres la sabelotodo, dime, porque no tengo ni la más puta idea de que pasó, todo es tu culpa por andar lloriqueando donde no debes. Y metiéndote en asuntos ajenos −escupió él.


Hermione ignoró sus insultos y se encaminó hacia donde estaba la cama, se recostó en ella en posición fetal y cerró los ojos. Quería dormir para siempre, que el peso de los recuerdos con Ron se fueran, tenía dieciséis años y aunque Lavender y Parvati dijeron que era patético, jamás había besado a nadie, se había guardado para quién en verdad amara. Suspiró sintiendo como una extraña sensación de libertad le invadía.


Abrió los ojos y observó a Malfoy de pie mirándola como si fuera una criatura de las que tanto habla Luna, la castaña sonrió.


−Malfoy… ¿Has besado a alguien? −preguntó


−¿Qué demonios te ocurre, Granger? Tienes cara de tonta −la mirada de Draco era curiosa, algo le había pasado a la sangre sucia –.Y si, si he besado a alguien… a muchas diría yo.
La castaña volvió a sonreír, ella quería saber que se sentía.


−¿Qué se siente, Malfoy? Que te besen…


−¿Acaso nadie te ha besado? ¿Y el imbécil de Krum qué? −Draco se sentía en un mundo paralelo la rata de biblioteca hablándole sobre besos además con una expresión como… si estuviera bajo el efecto de algún hechizo.


La mirada de Hermione era cristalina, sus mejillas estaba sonrojadas, parecía víctima de una fuerte posición de amor, sin embargo no daba señales de querer comerse a alguien.


−Dime Malfoy, como se siente…


El Slytherin rodo los ojos al mismo tiempo que se acercaba a la cama, un extraño olor a vainilla invadió sus fosas nasales, conocía ese hechizo a la perfección, la cama estaba hechizada y uno eran un conjuro cualquiera, sino una posición de amor.


−Granger… tengo que llevarte a la enfermería, pero si le cuentas a Potter o a la comadreja lo que viste en mi antebrazo te juro que…


Las amenazas de Draco se vieron cortadas por los labios de Hermione en los de él, la castaña estaba tan deseosa de sentir la caricia de un beso que los efectos del encantamiento la habían hecho abalanzarse a la primera boca que vio.


Draco se quedó de piedra al sentir los cálidos labios de Granger contra los de él una sensación tan extraña que lo hizo asustarse. Empujó a Hermione separándola tan fuerte que la hizo caer al suelo.


−¡Finite! −gritó intentando eliminar el hechizo, aunque solo la señora Pomfrey lograba hacerlo tan sencillo.


Mientras la castaña recuperaba el sentido, Malfoy tomó tres botellas de Whisky de fuego, las abrió y las derramó sobre Hermione antes de que la chica pudiera reaccionar, por si su hechizo no había funcionado, era mejor que alguien la encontrara y pensara que estaba borracha.


−¡¿Qué demonios haces Malfoy?!
−Cuídate de mi Sangre sucia. −le escupió −.Y no pienso permanecer más tiempo contigo aquí ¡Bombarda máxima!


Las paredes de la sala de menesteres colapsaron ante el hechizo de Malfoy. Hermione le miraba entre dolida y sorprendida, se sentía mareada y apestaba a alcohol. Draco le dirigió una última mirada antes de salir al pasillo.


−¡Maldito seas Malfoy!

Draco iba a responderle cuando vio a Severus Snape y Albus Dumbledore acercarse hacia ellos,palideció al ver el director.


Harry y Ron acudieron al lugar justo después de escuchar la explosión ocasionada por el bombarda de Malfoy, ambos sintieron como la furia les hervía al ver a su amiga tirada en el suelo y con lágrimas de rabia en sus ojos.


−¿Qué pasa aquí? −preguntó Harry.
−Eso mismo tratamos de averiguar…Potter


Las miradas de Snape y Harry se encontraron desafiantes. El moreno sospechaba de Draco y por supuesto de su profesor.


− Estoy segura de que esto es un gran mal entendido cierto Draco −dijo Dumbledore.
Draco le miró sintiéndose la pero escoria del mundo, no podría sostenerle la mirada por mucho tiempo, o se derrumbaría.


−Me gustaría saber la versión de Hermione, Profesor − está vez fue Ron quién hablo.


Las miradas de los presentes se posaron en Hermione, la castaña se sintió enrojecer, debía decirles que Malfoy era un mortífagos, que tramaba algo en la sala de menesteres, pero la voz no le salía.


− ¿Qué le hiciste, basura? - la varita de Harry apuntó hacia la cara de Malfoy quien despertó el pánico en Hermione cuando saco su varita y le apunto a Harry.
− ¡No, Harry él es…! −la voz de la chica se apago de repente
−¡Él es que Hermione!


Draco bajo su varita sintiéndose atrapado, si Granger hablaba era el fin suyo y de sus padres. La miró inexpresivo pero rogando que no hablara.


− El es inocente, Harry −dijo Hermione sin despegar la vista de los ojos de Draco−.Todo es un mal entendido…


Dumbledore sonrió. Esta historia había empezado a escribirse, de eso estaba seguro, ordeno a todos que se retiraran excepto a la chica, aunque estaba casi seguro de lo que pasaría no estaba de más tener la certeza.


De la respuesta de Hermione Granger, valía el destino de Draco Malfoy.

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¡Hola chicas! Bueno en este cap les revele mucho, espero les haya gustado y ya veremos qué pasa más adelante.

 

Hermione y Dumbledore se dirigían hacia el despacho del anciano. La castaña apestaba a Whisky de Fuego por culpa de Malfoy, Dumbledore había insistido en que podía limpiarse luego ya que debía hablar con ella. Hermione aceptó a regañadientes mientras el director sonreía y guiñándole un ojo quedó libre de todo rastro de alcohol.


−Profesor porqué me trae aquí –preguntó la castaña


Dumbledore susurró la contraseña y entró en el despacho seguido de Hermione, cada año entraba por lo menos diez veces en aquel lugar y siempre el ambiente era distinto, el ave fénix de Albus descansaba plácidamente. Los cuadros de los antiguos directores de Hogwarts estaban en perfecto orden, la vieja silla de madera opaca permanecía intacta. Sin duda ese lugar tenía un toque de Dumbledore, y como no una canasta de dulces de limón permanecía junto al tintero color azul.


El sombrero seleccionador se encontraba a espaldas de Hermione, al voltear a verlo no puedo evitar recordar cuando cierto rubio fue enviado a Slytherin con apenas rozarle los cabellos al sombrero. Dumbledore observaba las expresiones de la Gryffindor divertido, Merlín sabía porque hacia las cosas.


−Tome asiento señorita Granger – Hermione obedeció – .Se que no tiene idea de lo que hace aquí, pero esta vez me veo en la obligación de pedirle su ayuda, como verá este año será crucial para todos, por primera vez en seis años le pediré algo difícil muy difícil y está en todo su derecho de negarse.


La chica clavó sus ojos en el anciano, las palabras de Dumbledore la inquietaban mucho, además el hecho de no ver por ningún lado a Harry o Ron la puso aún más nerviosa.


−¿De qué se trata Profesor? Puede contar con nosotros siempre – dijo la castaña con una sonrisa.


−Me temo que esta vez no podrá contar con sus dos amigos, el señor Weasley tiene un temperamento muy fuerte para el caso y mi querido amigo Harry es extraordinariamente terco. Si acepta ayudarme señorita Granger, no podrá contar con sus amigos.


Si la castaña antes estaba nerviosa, ahora estaba a punto de un colapso nervioso. ¿Una misión sin Harry ni Ron? Eso jamás lo había hecho, pero si Dumbledore se lo había pedido a ella, era porque de verdad lo necesitaba. Suspiró mientras el valor Gryffindor salía a flote, iba a hacerlo aunque aún no supiese de qué se trataba.


−Puede contar conmigo Profesor permítame preguntar de que se trata.
Dumbledore esbozó una sonrisa cómplice.
−Necesito que vigile a Draco Malfoy – dijo al fin.


El rostro de Hermione palideció como si hubiera visto a Lord Voldemort en persona, lo que Dumbledore le pedía era una completa locura, ella no podía vigilar a Malfoy sola, definitivamente su director había perdido la cabeza.


−¿Qué? Disculpe Profesor pero eso es imposible, Malfoy me odia y no dudaría en hacerme daño ni yo en defenderme – suspiró - .Le di mi palabra y la cumpliré, pero no respondo si mando a Malfoy a la enfermaría.


Dumbledore asintió sonriente, sabía que la señorita Granger no se negaría. Ahora venía lo más difícil, el corazón de los jóvenes era un remolino en constantes giros, el anciano sabía que la conversación que tenia ahora con Hermione sería crucial.


−¿Se ha enamorado, Señorita Granger?
−Bu… bueno, una vez, Profesor… ¿y usted? – preguntó una sonrojada Hermione.

Los ojos azul cielo de Albus brillaron por un segundo, Hermione pensó que había cometido una imprudencia, estaba a punto de disculparse cuando el anciano hablo.

−Fue en mi adolescencia, era un joven con muchas ganas de descubrimiento, y llego un compañero ideal… Más no puede salvarlo de sus ambiciones y prejuicios, confío en que usted si puedo salvarlo. Puede retirarse señorita, antes tome esto – le dijo entregándole un viejo libro de magia negra – No se altere cuenta conmigo.


Hermione estaba tan confundida cuando salió del despacho del director que no notó la presencia de Malfoy apoyado a uno de los grandes ventanales del castillo, su mirada estaba cristalina y su rostro pálido. Hermione se asustó algo muy malo pasaba con Draco Malfoy.


−¡Hermione! – gritaron Ron y Harry al mismo tiempo – ¡Aléjate de esa escoria ahora mismo! – le ordenó Ron mientras Harry asentía.
−¿Y desde cuando me das ordenes, Ronald?


El pelirrojo enrojeció al instante, ella nunca le hablaba de esa manera y ver la socarrona sonrisa que esbozó Malfoy lo enfureció más.

−Hermione, ten cuidado – esta vez fue Harry quién hablo – Sabes lo que es él.
La Gryffindor suspiró con cansancio, solamente había intentado hablar con Malfoy y ya sus amigos se le iban encima, además él parecía ajeno a la conversación hasta las palabras de Harry.


−No deberías hablar sin pruebas Harry, además…
−Además no necesito que una sangre sucia me defienda – interrumpió el rubio – Tú dime Potter ¿Qué soy?


Observó a los dos chicos en silencio, dolida por las palabras de Draco y sintiéndose culpable por no decirle nada a Harry y Ron.


−Un sucio Mortìfago igual a tus padres – escupió Harry
−Por lo menos yo tengo padres, Potter.


Esa pequeña frase bastó para que Harry y Ron se le fueran a golpes a Malfoy, quien aún llevando la desventaja esquivo varios golpes. Hermione trató de intervenir justo en el momento en que Ron intentaba lanzar su puño directo a la cara de Malfoy pero sin percatarse de que la castaña intentaba separarlos, golpeó a la chica.


Hermione se tambaleó unos segundos sintiendo un fuerte golpe en su mejilla. Ron aterrorizado trató de acercársele pero ella retrocedió.


−Hermione lo siento, ese golpe iba para el hurón tú no debías… - balbuceó Ron.
−Cállate Ronald, no me digas nada los dejo para que puedan seguir con sus estupideces – finalizó Hermione – .Además te cuidado Ronald, Malfoy es bueno con la varita.
−¿Lo estás defendiendo?


La castaña bufó mientras se alejaba rumbo a la enfermaría, estaba adolorida y cansada, el tonto de Ron la había golpeado, sin culpa claro, pero la rabia que tenía contra su amigo era por culpa de Lavender Brown.


−Granger. – escuchó la voz del Slytherin a lo lejos.
−¿Sí? – preguntó mientras se volteaba, la cara de Draco estaba roja y sangraba de su ceja izquierda.


−La enfermería está cerrada, la señora Pomfrey cerró esta mañana.


−¿Cómo te curaras eso? – preguntó Hermione.


Draco no contestó, Se sentía mal, estaba débil y hace mucho que no comía, su rostro estaba pálido y al saber que no podía pedirle ese día pociones para las nauseas a Pomfrey lo enojaban.


−No soy tan debilucho como tus novios, Granger, ahora déjame en paz.


El rubio caminó por los oscuros pasillos en busca de la sala de menesteres, debía terminar lo que Granger interrumpió. Tocó la pared de piedra con su varita, logrando aparecer frente a él una pesada puerta de vieja madera sin mirar hacia atrás entró.


Hermione recordando las palabras de Dumbledore le siguió hasta la sala, entrando con el mayor cuidado posible. No entendía porque la sala le permitía entrar, pero ahora no era momento de sacar a la sabelotodo que llevaba dentro. Observó a Malfoy frente a un gran armario color caoba, con bastantes años de antigüedad, su madera era y vieja y gastada, sin embargo él parecía muy interesado, completamente quieta Hermione le escuchó recitar:


Harmonia nectere passus…


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Severus Snape y Albus Dumbledore se encontraban de nuevo en el despacho del director. Snape estaba indignado respecto a las decisiones tomadas por Dumbledore, Granger vigilando a Malfoy que absurdo, el trabajo le correspondería a él.


−Si le he dejado ese trabajo a la señorita Granger, es porque espero que tú me hagas otro favor, Severus.


−¿De qué se trata? – preguntó.
−Necesito que seas tú, quién cumpla la misión que fue encomendada a Draco, el alma de ese muchacho no está dañada del todo, y no me gustaría que se arruinara por mi culpa - aclaro Dumbledore sonriente.


−¿Y mi alma Dumbledore? Si vale la pena dañar mi alama – preguntó Snape sarcástico Dumbledore sonrió a un más - .¿Quiere que lo haga ahora o le doy unos minutos?


Esta vez el anciano director soltó una carcajada
−Aún no mi viejo amigo, todo en su momento…
….