Explícito Hidra y Quimera

Dejas el libro en el cajón dónde lo encontraste. Lo último que te interesa es que Lyon se enfade contigo, aunque técnicamente no has hecho nada malo, al menos, no hoy. Ya sabes que él es muy complicado con sus asuntos privados, y no quieres que estalle cuando ya está estresado. No es que no puedas enfrentarlo, físicamente lo superas desde hace mucho, incluso con tu forma humana solamente. El tema es que no quieres hacerlo, él es muy importante para tí.

Te acercas a la puerta, y te sorprende verlo justo en la entrada, cómo si supiese que estabas allí. Por un momento te asusta pensar que alguno de sus cachivaches metafísicos te hubiese delatado o algo así, al fin y al cabo, se suponía que Lyon llegaría mucho más tarde.

Pero ahí estaba él, con su armadura negra y dorada, mezcla de la imponencia con la que Lyon suele vestir, y lo último en defensa individual. Si antes pensaste que podrías vencerlo fácil, aquella armadura era otro cantar, ni siquiera atacando a matar podrías hacerle un rasguño, salvo que apuntaras a la cabeza, y sólo debido a que en ése momento estaba descubierta.

Su cabello rubio era a penas lo suficientemente corto cómo para dejar entrever su ascendencia élfica, sus ojos café se clavaron en los tuyos. Por su mirada parecía contento, o tal vez no, era difícil de leer, y su pulso acelerado enmascaraba cualquier emoción que estuviera sintiendo. Recuerdas tu oreja transformada y la vuelves a tornar humana, pero él claramente la ha notado. Si hay dos cosas que no te agradan de Lyon son su manía con sus secretos, y la condenada cara de póker que pone cuando intentas leer su lenguaje corporal, cómo ahora mismo.

— ¿Has estado leyendo? — Te pregunta, obviando el tema de tu oreja animal.

— Sí. — Afirmas. Sabes que decir la verdad te puede llegar a meter en problemas, pero no podrías haber estado haciendo otra cosa, así que no tienes opción. — Me aburría, no hay más ratas por aquí, ya dejé sin trabajo a todos los gatos del vecindario.

— El día que dejes de pensar en comer, me voy a sentir aliviado cómo no te imaginas. — Confiesa mientras entra a la habitación caminando, dándote la espalda.

— Es que soy una quimera, es lo que hacemos ¿Verdad?

Lyon asiente con la cabeza y se voltea. — ¿Y has disfrutado la lectura? — Sonríe pícaramente mientras se sienta en el escritorio, algo que nunca viste que hiciera. De hecho, a tí te solía regañar cuando hacías exactamente éso. Ésto te está dando muy mala espina, pero antes de que puedas responder, ya lo hizo él por tí.

— Khai, recuerda quién fue quien te crió. Te enseñé todo lo que sabes. Sé cuándo estás ocultando algo, pero está bien. ¡Pasaste! — Dijo, pasando de un tono desanimado a uno alegre a mitad de la oración.

— ¿Que yo qué? — Reaccionas, pasmada por lo que acabas de oír.

— Quería ver si podía predecir tus acciones, y evaluar tu moral. Ciertamente has mejorado mucho, no has hurtado mi diario. Espera, creo que hago mejor explicando desde el principio. La semana pasada, recibí un mensaje del Protectorado. Tenía diez días para avisarte de que te iban a asignar una misión lejos de mí. Desde entonces vengo preparando ésta prueba para ver si estabas lista.

— ¿Lista para que? — Preguntas — ¿Para la misión?

Lyon toma su diario del cajón y te lo acerca. — Lista para lo que hay al final de mi diario. Me tomé la libertad de crear ésta copia y luego tachar todo lo irrelevante. Es tuya. Y si quieres tomar algún otro libro, adelante. Wolfgang y Grin vendrán a buscarte en media hora.

— Pero... ¿No quedan tres días? ¿Aunque sea voy a poder despedirme de Canela? — Preguntas.

— Lo siento, pero la misión ha adquirido carácter urgente hace un par de horas. Casi ni tengo tiempo de ponerte a prueba.

Tras esas palabras, sientes que Lyon no confiaba en tí hasta ahora, lo cuál te duele más de lo que creías que te llegaría a doler una palabra de alguien. Sin embargo, conociendo a Lyon, y sabiendo de sobra que le has dado razones para pensar así en el pasado, sabes que lo ha dicho sin intención de herirte.

Miras a la estantería y acercas tu mano a uno de los libros que viste antes.

Optas por llevarte:
1)"Obras Maestras Descartadas: El Arte de La Oscuridad"
2)"Avances recientes en el campo de la inducción del olvido"
3)"Conexión entre los dragones y la cuarta dimensión"
4)"Estado del arte de las invocaciones bidimensionales en el mundo tridimensional"
5)"Guía del viajero del Multiverso: La Inexistencia y sus alrededores"

Lo piensas Mejor y no eliges ninguno.

 

Guardas el libro entre tus pechos y sales al ancho pasillo principal de la casa. Pasas por la puerta y te encuentras con Lyon.

— ¿Estuviste Leyendo? — Te pregunta mientras pasas a su lado, caminando en dirección a tu cuarto. No puedes evitar pensar en lo bien que le sienta su armadura de alta tecnología cuando no lleva el casco, pero rápidamente vuelves a tus cabales.

— Sí, pero no encontré nada interesante. ¿Qué tal el trabajo? — Contestas con una evasiva para evitar tocar el tema.

— Nada fuera de lo habitual. Perseguía a un traficante de Haste en zona de gases tóxicos, logró quitarme el casco el malparido del chamuco. Igual lo atraparon. Vomité y me hicieron un lavado de estómago, pero estoy bien, aunque por protocolo me gané un día de descanso. — Algo te dice que hay algo extraño en la historia, pero decides ignorarlo. Él a sus secretos, tú a los tuyos. Sigues caminando hasta tu habitación, Lyon te sigue contando cosas del trabajo que te entran por un oído y te salen por el otro, no porque no te importe, si no porque no alcanzas a entender bien del todo, y por si fuera poco, tienes tus propias cosas en que pensar.

Entras a tu cuarto y cierras la puerta. Señal inequívoca de que quieres privacidad, y Lyon parece no tener problemas en dártela. Si no fuera cosa de rutina, casi te parecería sospechoso que te dejase en paz.

Piensas en guardar el libro en el cajón de tu tocador, debajo de tus revistas de historietas. Si Lyon sospechase, sería el primer lugar en el que buscaría, pero llegados a esa situación, estarías en problemas de un modo u otro, y ése es el sitio más práctico. Prefieres no leerlo de momento, para salir pronto y asegurarte de que Lyon no revise su cajón.

Afortunadamente, está en su sillón de la sala de estar. Viendo su película de cuando tiene que tomar una decisión difícil. "La decisión más difícil". Te acercas y le haces compañía, incluso le ofreces un té.

Parece que todo va viento en popa, Lyon terminará de ver la película y querrá irse a "dormir" temprano para disimular el obvio hecho de que siempre termina llorando. Esa será tu oportunidad de terminar el libro. Luego a la noche Lyon saldrá de su cuarto para ayudar con la cena y se desvelará por haber dormido todo el día. Pasará el resto de la semana tomando siestas de una hora a reloj para regular su sueño y aquí nada pasó.

Excepto que a media película alguien toca el timbre.

Te sorprende encontrar a Grin y Wolfgang al otro lado de la puerta. Se suponía que no los verías hasta dentro de un mes. Más extraño aún era la nave que estaba aparcada en tu patio, no venían en la Wanderer 5, si no en la Ripper 103. No tenías idea de qué significaba aquello.

— Ah sí, olvidé avisarte que suspendieron temporalmente tus vacaciones por una misión urgente. — Dijo Lyon, aún desde el sillón.

— Joder, macho, a buena hora me lo dices. — Te das cuenta de que no guardaste el libro en el tocador si no que sigue entre tus senos. Ahora sí que estás en problemas. Ni de broma vas a poder regresar el libro a tiempo, y mucho menos te van a dejar posponer la misión por el tiempo suficiente para regresarlo ahora, eso es lo que la palabra "Urgente" significa para el protectorado.

Sin más remedio, subes a la nave. Éstos viajes suelen hacerse un poco largos, pero ni consideras sacar el libro teniendo en cuenta que Wolfgang estará sentado justo frente a tí. No es que te moleste que te mire de vez en cuando, por eso mismo elegiste éste aspecto, es sólo que quieres conservar un cierto estándar de decencia y profesionalismo, y él es un compañero de trabajo.

Nada más subes a la Ripper, tu teléfono suena con una notificación de tu aplicación de homebanking de confianza. De pura curiosidad, miras el teléfono.

Lyon había transferido medio millón a tu cuenta, y justo cuando te das cuenta las implicaciones, recibes de su parte un mensaje por si no había quedado clara la indirecta.

— Siempre supe lo del banco. Disfruta la versión censurada de mi diario, era para ti de todos modos.

— No quise molestarte. — Le respondes. — Por favor no te enfades conmigo.

— No estoy enfadado, estoy preocupado. — Te responde inmediatamente.

— ¿Por qué? ¿Por ésta misión?

— Llega a la última página y lo averiguarás.

Sigues mandando mensajes por un rato, pero no hay respuesta. Dejas el teléfono pandimensional a buen recaudo y esperas otro rato. Entonces vuelves a aburrirte.

Intentas iniciar una conversación preguntando de qué se trata la misión.

Intentas iniciar una conversación preguntando por qué fuiste elegida para aquella misión.

 

Sales al pasillo con el libro en la mano, para encontrarte con Lyon justo en la entrada. Lo miras y te devuelve la mirada. Con su armadura puesta, su aspecto resulta mucho más imponente que el delgado elfo que se refugia debajo. Tal aspecto resulta ventajoso por lo engañoso que es, ya que fuera de su armadura, Lyon es un luchador excelente, incluso mejor que con ésta puesta.

Pero no te dejas intimidar, sabes que jamás se le pasaría por la cabeza hacerte daño. Así que le muestras el libro.

— Veo que has estado leyendo. ¿Te gustó? Quedatelo. — Dice con una ligera sonrisa en su rostro. Para él es fácil fingir estar contento, al fin y al cabo, él te enseñó todo lo que sabes sobre fingir. Pero algo te dice que de verdad esta contento contigo por alguna razón que aún no alcanzas a entender.

— ¿Qué es exactamente? — Preguntas.

— Una copia censurada de mi diario. La hice especialmente para tí. — No sabes cómo sentirte al respecto. Te debates entre la alegría de recibir un regalo, y la molestia que siempre te causa esa obsesión de Lyon con sus secretos. El producto es una mezcla agridulce, pero es mejor que nada.

— ¿Por qué motivo? — Sigues preguntando.

— Vas a necesitar la información que contiene, pronto. Te van a pasar a buscar a una misión urgente. Irás con Wolfgang y Grin, yo no voy a poder acompañarte.

— Así que es eso, ésta es otra de tus pruebas. — La verdad te llega cómo una epifanía. Ésta vez te has lucido. Le has ganado en su propio juego y lo sabes, él lo sabe. Lo conoces demasiado bien cómo para estar equivocada, él siempre hace cosas del estilo.

— Y la pasaste. De hecho, has superado mis expectativas, estoy orgulloso de ti. — Te sorprende con un abrazo y un beso en la mejilla. Ésto es totalmente honesto. Se te acelera el pulso y te sonrojas un poco. Sientes el metal frío de su armadura estrujando tus senos. El breve momento se te hace muy largo, pero te agrada tanto que no deseas que termine.

Sí, Lyon puede ser un completo cretino a veces, ya te acostumbraste. Pero aún así sabes lo mucho que las quiere a ti y a tu hermana.

Cuando por fin se separan, Lyon se acerca a la estantería que revisaste más temprano. — La misión va a ser larga. Si quieres llevarte un par de libros de aquí, tomalos. — Dice. — Un par. — Aclara.

Eliges un par de libros para llevarte.

o

Rechazas la oferta con tacto.

 

Te fijas un poco mejor en los libros. Ahora con Lyon cerca, puedes consultar de qué trata cada uno de los que te llamaron la atención más temprano.

Le pides que te los explique de antemano y el asiente. Ya sea entre libros o en medio de la batalla, siempre te ha gustado verlo en su elemento.

— Obras Maestras Descartadas es un compilado sobre aquellas disciplinas prohibidas de la metafísica que se volvieron a estudiar con los siglos. Manipulación de la oscuridad, invisibilidad, brebajes tóxicos, y otras cosas del estilo. — Explica. — Luego, tenemos Avances en la Inducción del Olvido, que habla sobre técnicas para la manipulación de la memoria. Tiene más usos prácticos de lo que crees. Siguiendo, Dragones y la cuarta dimensión, no es el libro más útil, salvo que te encuentres con una de las bestias titulares, en cuyo caso te puede salvar el pellejo. Estuve leyendo Invocaciones Bidimensionales esperando encontrar algo que me pudiese servir para ayudar a Canela, si ella algún día quisiera volver a su mundo. Lamentablemente no encontré nada de eso, y definitivamente no quiero más caricaturas rondando por mi casa, pero al menos es una lectura entretenida. Y finalmente, el único tomó que pude traer de la Guía del viajero del Multiverso, te puede servir para salir de más de un aprieto.

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Añade el título completo de los dos libros que has elegido, y "Diario de Lyon" a tu inventario.

— Hmm, creo que llevaré éstos. — Dices.

— Excelente elección.

Tras unos minutos, pasan a buscarte.

 

—¿Y qué se supone que vamos a hacer? — Preguntas, mientras te acomodas en el asiento de la nave, para romper el hielo.

Tus compañeros, Wolfgang y Grin, son viejos amigos con los que has compartido varias experiencias increíbles. El primero, un viejo caballero inglés canoso, con una mirada ruda y una actitud distante, pero afectuosa en sus propios términos. La segunda es su hija adoptiva, una adolescente de contextura menuda, estatura promedio, cabello oscuro y que casi siempre parecía amargada por algo, aunque, sorprendentemente, es bastante abierta. Tú y ella se han llevado bastante bien desde que la conoces.

Cuando lo piensas bien, detectas un patrón. Grin tiene genes de hidra, tú tienes genes de hidra, y Wolfgang tiene una espada superpoderosa que le da más y más fuerza conforme la usa y, casualmente, está hecha con el diente de una hidra. Así que no te sorprende escuchar la respuesta.

— Exterminación.— Grin te da la versión corta, luego Wolfgang se pone a ampliar.

— Nos envían a Jingu Nyhara, un asteroide/colonia de Wynsire en BCS-F03. Historia estándar. En resumen, vamos a una roca de diez kilómetros de diámetro terraformada parcialmente, habitada por una civilización supuestamente avanzada que ignora cómo funciona su tecnología, al punto de la superstición.

— Gracias capitán obvio, dime algo que no sepa ya. — Dices con tono pasivo-agresivo tras escuchar la segunda mitad de la explicación de Wolfgang. Ya conoces demasiado bien el asunto de los Wynsire para que te lo vuelvan a contar por enésima vez.

— Hay más de una. — Te responde Wolfgang, preocupado.

— ¿Cómo que más de una? — Ahora sí te asustas. De hecho es la primera vez que sientes miedo de verdad en meses. Una sola hidra era una mala noticia, pero múltiples hidras eran una amenaza muy grande. Ya habías combatido con hidras puras antes, y sabes que ninguna es igual, todas tienen habilidades y destrezas diferentes, pero si algo las define es su constante y voraz hambre de poder, y su increíble capacidad para saciar dicho apetito.

Y por supuesto, la absoluta mayoría de ellas son totalmente malvadas. Incluso tú, haciendo tus mejores esfuerzos, no pasas de ser caótica-neutral. Grin en ése sentido es más admirable; aunque su mitad humana y su mitad hidra están en conflicto, mientras se mantenga bajo control, es una chica honesta y bondadosa, aunque dura. Tú, por otra parte, te cuesta no hacer alguna que otra mala acción de vez en cuando. Aún recuerdas la vez que robaste el banco y le transferiste el dinero a Lyon. Tenías seis meses de vida y ya eras toda una fierecilla. Ahora eres una especie de fierecilla domada, o eso te gustaría pensar, pero el instinto siempre está ahí.

—Sé que ésto puede ser intimidante, pero al menos no podrán llegar al nivel de amenaza planetaria, no teniendo que compartir el botín entre ellas en un espacio tan pequeño. — Asegura Wolfgang. — Eso son buenas noticias, puede que ni siquiera tenga que ponerme serio. O sea que no tendré que preocuparme por los efectos secundarios de acercarme a la fuerza infinita por otro rato.

— Sí, porque la alopecia es un problema muy serio. — Dice Grin en tono de broma. Te ríes con ella recordando la vez que conociste a aquel calvo forzudo.

— En fin. — Les interrumpe Wolfgang— Seguiremos el protocolo. Cada uno se infiltrará por su lado esperando que las hidras decidan mostrarse, entonces les partimos la pinche madre.

Luego siguen conversando por otro rato largo. Se supone que dormirán sentados en la nave, pero tú no tienes tanta necesidad de hacerlo cómo ellos, así que puedes aprovechar a leer el diario de Lyon.

Lees el diario

 

— ¿Sabes que? La lectura nunca ha sido mi fuerte. — Dices con todo el tacto que puedes.

Lyon asiente. — No te preocupes, lo entiendo. Igualmente deberías leer el diario en cuanto tengas un momento. — Dice justo antes de que suene el timbre. Al parecer tus compañeros llegaron algo antes de lo previsto. Lyon te da un abrazo y se despide.

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Añade "Diario de Lyon" a tu inventario.

Minutos después, estás abordando la nave y dando el salto al Espacio Multiversal junto a Wolfgang y Grin.



Intentas iniciar una conversación.

 

Eliges "Obras Maestras Descartadas: El arte de la Oscuridad". Lyon te mira con una sonrisa en su rostro.

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Añade "Diario de Lyon" y "Obras Maestras Descartadas: El Arte de la Oscuridad" a tu inventario.

— ¿Así que quieres seguir mis pasos? Te aviso que puede que algo de lo que hay en ése libro no sea precisamente para tí, pero es una lectura fascinante. — Afirma.

— ¿A qué te refieres? — Preguntas.

— Sólo ten cuidado. Recuerda mantener bajo control tus ansias de poder.

— Ah, a eso. Bueno, lo haré.

Dices justo antes de que toquen el timbre. Al parecer, llegaron aún más temprano de lo debido. Así que no pierdes más tiempo y subes a la nave

 

Tu mano se dirige al libro titulado "Avances recientes en el campo de la inducción del olvido". Tienes la impresión de que podrías darle uso, si logras entenderlo. La lectura no es tu fuerte, y los libros de Lyon suelen tener palabras difíciles.

— Jeje, veo que tienes buen gusto. Solo no dejes que te tiente demasiado. ¿Está bien? — Dice Lyon con una sonrisa algo siniestra que te parece hasta adorable.

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Añade "Diario de Lyon" y "Avances recientes en el campo de la inducción del olvido" a tu inventario.

— Está bien. — Le respondes despreocupadamente, justo antes de que suene el timbre. Sin perder más tiempo, te preparas para partir.

Subes a la nave que te vino a buscar y te despides de Lyon con un saludo con la mano antes de cerrar la puerta.

Luego preguntas a tus compañeros acerca de la misión

 

Hay algo que no se te va de la cabeza. ¿Por qué el Protectorado te elegiría a tí, a Wolfgang y a Grin en particular. Algo de eso te huele a chamusquina.

Por lo que sabes, Wolfgang antes trabajaba para una hidra llamada Kalastrazza. Te contaron que por aquel entonces él no tenía idea de lo poderosa que la estaba haciendo, al cazar para ella. Las historias de cómo colaboró con el Protectorado para acabar con ella son algo confusas y en ciertos puntos contradictorias. La verdad es que no estás muy segura de él.

Por el otro lado, sí confías en Grin. Sabes que ha vivido muchas cosas malas, y sus poderes la hacen sufrir. Pero ahí estaba el tema, la fuerza de Wolfgang y los poderes de Grin venían de la misma fuente: las hidras. Y aquí estabas tú, en parte una hidra también, al igual que ella.

Por eso, cuando preguntas por qué estás en aquella misión, en vez de seguir de vacaciones, no te sorprende la respuesta.

— Las hidras. — Responde Grin.

— Nos dirigimos a un pueblucho en un asteroide/colonia medianamente terraformado. — Aclaró Wolfgang. — Nos mandan a cargarnos varias hidras.

— No me refería a eso — Dices. — Digo ¿Por qué justo debemos ser nosotros?

Wolfgang suspira y te responde. — Mira, el Protectorado teme que las hidras muten demasiado de prisa para controlarlas, o que La Inexistencia responda de forma agresiva si descubren que estamos involucrados. Por eso envían un grupo pequeño de agentes con poderes basados en los de las propias hidras, en vez de un equipo de asalto grande. Además, ésta misión está tercerizada.

— ¿Terceriqué? — Preguntas.

— Tercerizada. Significa que no recibimos órdenes del Protectorado si no de una tercera parte involucrada. — Te aclara Grin con un tono de voz neutro, usual en ella.

— Pero es sólo una excusa para que el Protectorado no reciba represalias si algo sale mal. En realidad, aún debemos seguir sus reglas. — Aclara Wolfgang.

Siguen conversando lo que dura el viaje, varias horas, primero, de los pormenores de la misión, luego, de asuntos más triviales.

Usualmente llegarían a destino en el acto, pero la naturaleza delicada de ésta misión los obliga a acercarse a su objetivo de la manera tradicional. Pasa el tiempo, hasta que tanto Wolfgang cómo Grin se quedan dormidos. Entonces, justo cuando te estabas por plantear leer el diario de Lyon, una voz femenina te distrae.

— Así que tú eres Khai. — El sonido parece venir de la espada de Wolfgang. — Es un placer conocerte.

Antes de que puedas despertar a los demás, cosa que es lo primero que se te ocurre, la voz añade. — Si los despiertas haré volar ésta nave en pedazos.

— ¿Quién eres para decirme éso? — Dices en voz baja. Intentas sonar ruda pero el instinto de supervivencia te dice que no es buena idea subir la voz.

— Mi nombre es Kalastrazza, es un placer, pequeña. — Dice. El nombre te suena. Conectas los cables y te das cuenta, es la hidra que supuestamente le dió su espada y su fuerza a Wolfgang.

Pero si eso es cierto, hay algo muy raro en ésta situación, así que dejas salir una pregunta. —¿Pero tú no estabas, ya sabes, Rest in Picantoni?

— Los rumores de mi deceso fueron muy exagerados, querida. Es cierto que la gran mayoría de mi cuerpo no sobrevivió a las armas del Protectorado, pero pude transferir mi consciencia a ésta espada a tiempo. — Cuando lo dice así, ya no te queda duda, de dónde proviene aquella voz es de la espada. — Y te preguntarás por qué te estoy hablando a tí. Simple, quiero pedirte un favor.

Te centras en la espada y ves cómo vibra mientras te habla. Es una técnica que tú también has usado, vibrar en una frecuencia que imite la voz. No sabes si escucharla o no, pero dada la situación, no tienes otro remedio que oír lo que quiere decirte.

— No las mates. — Te dice. Algo te parece extraño, ya que normalmente las hidras comunes se odian a muerte entre sí, o como mínimo, no se soportan.

— ¿Qué me estás diciendo? Pero si es justo a lo que he venido. Además, somos todas máquinas de matar, si no las detengo, podrían destruir a millones. — Dices.

— Sé que es difícil, pero tienes que confiar en mí. Yo creo que tú puedes salvarlas. — Te dice Kalastrazza.

— ¿Y por qué tendría que confiar en un monstruo como tú? — Le contestas.

— Porque estuve atrapada aquí mucho tiempo. Éste punto de vista me ha hecho darme cuenta de mis errores. He visto todo desde la perspectiva de otros, y he sentido miedo. Yo sé que tú has aprendido la misma lección que yo, de otra manera, pero lo importante es que lo hiciste.

— Un momento ¿Ése es el sermón cursi de villana falsamente arrepentida o el sermón cursi de villana verdaderamente arrepentida? — Preguntas con un deje de sarcasmo.

— Supongo que te toca a ti averiguarlo. Ahora te dejo que medites, supongo.

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Añade "Kalastrazza está encerrada en la espada" a la información que tienes.

Agradeces que se calle la boca. Y ahora sí que sí, te pones a leer el diario de Lyon

 

Siempre te interesaron los dragones, así que, naturalmente, te llamó la atención "Conexión entre los dragones y la cuarta dimensión". Por eso, lo tomaste sin pensarlo mucho.

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Añade "Diario de Lyon" y "Conexión entre los dragones y la cuarta dimensión" a tu inventario.

— Supuse que escogerías ése. — Dice Lyon con un tono tranquilo. — Iba a dárselo a la señorita Bella pero aún no regresa de su retiro. En fin, espero que lo disfrutes.

La sola mención de aquel nombre te recuerda a una época más sencilla. Te sientes algo nostálgica. Aún recuerdas a Bella, la amable dragona que vivía en la casa de al lado.

Pasas un par de minutos mirando al vacío, recordando el pasado. Casi no te das cuenta que suena el timbre. Mientras subes a la nave, te sientes un poco ida, pero te recompones e Inicias la conversación

 

Pensando que quizás te llevarías mejor con tu hermana si la conocieras mejor, eliges "Estado del arte de las invocaciones bidimensionales en el mundo tridimensional". Aunque no sabes cuando tendrás el tiempo o las ganas de leerlo.

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Añade "Diario de Lyon" y "Estado del arte de las Invocaciones bidimensionales en el mundo tridimensional" a tu inventario.

— Calculo que será una lectura bastante entretenida, incluso para tí. — Te dice Lyon al ver lo que has escogido. La verdad es que no le has dado mucha importancia, es sólo un libro. Pero ahora que Lyon menciona que puede ser interesante, le echas un ojo.

Lees un poco por encima, o eso intentas, porque el timbre suena y la nave que te llevará a la misión te está esperando.

 

Por alguna razón, te llama particularmente la atención "Guía del viajero del Multiverso: La Inexistencia y sus alrededores". Has viajado mucho por el Multiverso, pero jamás has tenido la oportunidad de pasar cerca de la infame Inexistencia. Por lo que sabes, es el sitio de dónde vienen las hidras como tú, pero nada más.

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Añade "Diario de Lyon" y "Guía del viajero del Multiverso: La Inexistencia y sus alrededores" a tu inventario.

— ¿Así que te ha picado la curiosidad? — Pregunta Lyon al ver que escoges ése libro.

— Bueno, me da que puedo aprender bastante de mi misma. — Dices. Honestamente, ése es tu campo de estudios favorito.

— Pues si es así no voy a poner peros. Disfruta la lectura. — Te dice Lyon justo antes de que suene el timbre de la casa. Sabes que es momento de partir, así que te despides de Lyon, mandas saludos a Canela y te subes a la nave

 

Sigues leyendo el diario desde donde lo dejaste.

3/10

Cada día me sorprendo más. Hoy hubo una emergencia concerniente a unos robots que se replicaban, no me dí cuenta que Khai me había estado siguiendo.

Mi pequeña. La ví fijarse en las acciones de sus oponentes con la mirada, y pude ver cómo se le iluminaban los ojos. Supongo que ante la gran idea que le dieron. Era cómo si su instinto le hubiera dicho "Puedes hacerlo", entonces, simplemente lo hizo. Se dividió en dos, asignando la mitad de su masa a cada fracción. "Mitosis Monstruosa" le llamó.

Menos mal que le compré un traje capaz de transformarse con ella. De lo contrario me habría comido una demanda por dejarla sola y desnuda en la calle, seguro.

4/10

Hoy estuvimos probando los límites de su nueva habilidad. Al parecer, no sólo divide su masa, si no también su concentración. Según Tanya, sus células permanecen conectadas a nivel cuántico, mientras que sus sinapsis saltan de una fracción a la otra. En resumen piensa a la mitad de la velocidad normal para ella con cada división.

Por otra parte, encontramos que no puede haber más de una copia, y ambas siguen siendo exactamente la misma entidad. No hay una nueva consciencia. También hemos notado que Khai puede deshacer la mitosis sin necesidad de pasar por su proceso de consumo habitual. Lo mismo que pasó aquella vez cuando le cortaron el brazo, o sea, que es capaz de reintegrar la masa que le pertenece al establecer contacto con ella.

Tanya quiso probar si la reunión afecta al límite de masa de 100 kilogramos, pero al parecer Khai insiste en seguir rompiendo las leyes de la física convencional. Sigue sin pasar de su biomasa máxima aún cuando ambas mitades se han reunido tras ser alimentadas. ¿A dónde va toda esa materia orgánica? Mi teoría es que se guarda en una especie de bolsillo dimensional, Tanya cree que se convierte en Energía Oscura. La verdad, es que no lo sabemos, pero agradecemos que Khai pueda permanecer en un tamaño razonable, por ahora.

6/10

Khai puede no sólo mezclar genes y partes del cuerpo de diferentes seres, subsanando incompatibilidades en el proceso. Al parecer ahora también puede endurecer o elastizar su forma base y moldearla cómo plastilina. La he visto entrenar con un colega del trabajo con su armadura reglamentaria. Estuvo dando a sus brazos la forma de varias armas de filo. A éste paso tendré que enseñarle a usar la espada cómo es debido.

7/10

Es tarde, así que ésta entrada será breve. Khai afirma que ahora puede alimentarse del miedo y el odio ajenos. Mala noticia. Mañana temprano comienzo las pruebas.

8/10

Bueno, el gran problema: La alimentación metafísica es síntoma de desarrollo en las hidras. El desarrollo implica un aumento del límite de Biomasa. No hay tiempo de realizar demasiados estudios. Unos análisis preliminares muestran que Khai puede regenerar la masa perdida (Así que ahí es a dónde va, o mejor dicho, vuelve, el exceso de alimentación) en base a su alimentación física Y metafísica. Pero además, puede liberar la energía metafísica en aumentos temporales de agilidad y fuerza, dependiendo de lo que haya consumido.

Miedo= Agilidad
Odio= Fuerza

Por supuesto, quiero que ella experimente con éstas habilidades, pero me da miedo que pueda salirse de control. He puesto una barrera metafísica en su habilidad, una que solo yo puedo romper. Ésta habilidad ya no le permitirá aumentar su límite de Biomasa.

Dejas de leer un momento. Te sientes herida, traicionada. Intentas procesarlo. No estás enfadada con Lyon por haber bloqueado tu poder, pero sí por habértelo ocultado. Entiendes que Lyon ha considerado que era por tu propio bien que no lo supieras, e incluso te detienes a pensar en lo que hubieras hecho de haberlo sabido. Y no te agrada mucho la idea. Así que, tras meditarlo, sigues leyendo. Te saltas algunas entradas que hablan sobre días más o menos comunes. Ahora lo que te interesa es ver si Lyon ha bloqueado alguna otra cosa. De repente estás en la última página. No hay fecha, y la tinta parece nueva.

Khai. Se que algún día leerás ésto. Cómo sabrás, te he estado estudiando desde el día en que llegaste a nuestras vidas. Te he visto crecer y convertirte en toda una dama hecha y derecha. Y por lo que has estado leyendo, verás que me he preocupado por tí. Te quiero cómo a una hija, Khai, por eso me dolió mucho tener que negarte todo tu potencial. Sé que, de haber crecido tus habilidades, podrías haber hecho mucho bien. Con tu control tan superior sobre tus propias células, podrías haberte vuelto la cura para un montón de enfermedades. Lamentablemente, el sello que te puse cuando a penas tenías menos de un mes de vida tuvo el efecto de impedir que desarrollaras más tus poderes.

No quiero eso para tí. Hice mal en no decirte, e hice mal en no darte opción. Quiero que seas libre, aunque eso signifique que ambos tomemos el riesgo de que te enfrentes a tus demonios. Por eso, voy a liberarte.

El sello que te puse, lamentablemente, se potencia en base a tu propia Biblioteca Genética y tus habilidades previas. Trabajé durante meses para ver cómo removerlo sin vaciarla, pero lo mejor que pude hacer hasta ahora, es no quitarte los genes que son más importantes para tí: los que con tanto cariño has coleccionado para darte a tí misma tu hermosa apariencia. Me pareció que querrías que les diera prioridad a éstos.

Así que, por la presente, yo, Lyon DeFyr, hijo de Alpha DeFyr, nieto del Archimaestro Devious DeFyr de la gran casa de la Sabiduría y la Traición. Remuevo de tí tu carga.

Al leer éstas palabras, sientes que algo en tí ha cambiado. No sabes bien cómo, pero lo sientes. Ves que aún hay algo más, así que sigues leyendo.

Sólo espero no equivocarme contigo. Me dolería mucho tener que volver a ver morir a un ser amado. Porque sí, no hay duda, Khai, de que te amo cómo a una hija de verdad.

Cuando terminas de leer el diario, la nave aterriza. Wolfgang y Grin están dormidos cómo troncos.

Piensas que quizás sería buena idea despertarlos, pero también consideras irte por tu cuenta sin avisar. La primera opción te parece segura, pero no quieres que se preocupen por tí cuando vean que has perdido la mayoría de tus habilidades. Por otro lado, ir sola te podría permitir poner a prueba tus nuevos límites, y no quieres darles la oportunidad de que te digan que no.

Los despiertas

Te vas sola.

Contenido oculto: Abre si sabes de la espada de Wolfgang

Kalastrazza entonces te habla de nuevo.
— A qué esperas. Déjalos y llévame contigo, hermana. Sé en dónde se esconden. Puedo guiarte hasta ellas.

Puedes seguir tomando cualquiera de las opciones anteriores

O

Tomar a Kalastrazza e irte

 

Sales de la nave, pasando de todo y de todos. Entonces te fijas en lo que hay frente a tí.

No alcanzas a ver más de unos metros más adelante. La luz de la estrella más cercana llega muy tenue hasta donde estás. En circunstancias normales, usarías alguna forma de visión nocturna o ecolocación, pero no tienes más genes que los que actualmente estás usando. Te abandonas por un momento a la idea de que por una vez en tu vida, eres, básicamente, una humana del montón. Pero aún a pesar de que te sientes totalmente superada por la situación, no puedes evitar pensar en el alivio. Tu lado más humano aflora en un hermoso pensamiento.

—Es un alivio dejar de ser una potencial máquina de matar por un momento. — Lo dices en voz alta.

Intentas orientarte, pero veas a donde veas, no hay más que rocas. Caminas hacia adelante, o lo que te parece ser adelante, hasta que en un momento te das la vuelta y has perdido de vista la Ripper 103.

Ya sin muchas más ideas, dejas que tu forma humana se desvanezca y regresas a ser una masa negra de 100 kilos, pensando que tal vez aquello pueda otorgarte una nueva perspectiva.

Y tan pronto cómo lo haces, sientes una sensación familiar. Nunca le habías prestado mucha atención, pero tu instinto sabe exactamente lo que es. Puedes sentir el poder, no el que hay dentro de tí, si no otras fuentes. Supones que las concentraciones más grandes que sientes son hidras. Filtras las tres más grandes, e ignoras las demás.

Sientes la más grande a tu izquierda. Formas un par de ojos y notas que está ubicada tras una serie de rocas picudas de alrededor de cinco metros de altura que alcanzas a ver a lo lejos, y parece estarse acercando. Si bien el llamado a la acción es tentador, es muy probable que aquella hidra sea demasiado para tí, y más en tu estado. A lo mejor deberías tomar alguna otra dirección. O tal vez no.

La segunda más grande está a un poco hacia adelante y algo más a la derecha, detrás de un claro casi completamente vacío, salvo por las típicas formaciones de rocas, y alguna seta gigante que, supones, debe estar ahí para terraformar. Parece un objetivo tentador, sin embargo, sientes que está muy alejado.

La tercera concentración de poder más grande viene de casi directamente en frente de tí. Está ubicada detrás de una colina particularmente alta que te bloquea la ya de por sí escasa visión. Parece un viaje intermedio entre la más grande y la segunda más grande.

Tienes que decidirte por una.

 

Sabes que no es buena idea ir sola en un planeta desconocido, y ahora que estás casi totalmente indefensa, menos todavía. Así que despiertas a Grin primero, le das un codazo y ella reacciona al momento.

Wolfgang es un poco más complicado. Desde siempre ha tenido el sueño relativamente pesado, y sus poderes le quitan cada vez más sensibilidad al tacto. Primero intentas un puñetazo. Cuando eso no funciona, pruebas con una patada al estómago, pero Wolfgang ni se inmuta. Entonces le das un rodillazo a los testículos. Eso parece surtir efecto, ya que tras unos segundos, Wolfgang abre los ojos.

— ¿Por qué siento cómo una picadura de mosquito en las pelotas? — Dice, aún soñoliento.

Tú miras para otro lado haciendo un pobre intento de hacer cómo que no tuviste nada que ver con eso. Él no tiene ni siquiera que estar despierto para darse cuenta, y lo sabes. Aún así, parece que lo deja pasar. Te ríes un poco, él también, grin se ríe unos segundos más tarde mientras él se levanta.

— ¿Y bien? ¿Empezamos? — Preguntas.

— Sí, bueno, hay que organizarse. — Dice Wolfgang— Khai, no tenemos radar, vamos a necesitar ojos en el cielo.

Supones que es tan buen momento cómo cualquier otro para decir lo que tienes que decir.
— De hecho, verás, es raro lo que voy a decir pero... Perdí la información genética que tenía almacenada.

Tras una breve discusión y luego de re-leer en voz alta el último fragmento del diario de Lyon, todo se aclara. Wolfgang te echa una bronca con la mirada, pero luego sigue cómo si nada hubiera pasado. Supones que se ha dado cuenta que no fue tu culpa.

— Está bien. — Dice. — Entonces tenemos que encontrar civilización caminando. Éste lugar mide diez kilómetros cuadrados así que con muchísima mala suerte tal vez tardemos unas seis o siete horas en hallar civilización. Sólo hay que escoger una dirección.

— Propongo que vayamos hacia el Ecuador. — Comentas, rememorando cierta ocasión en la que te perdiste en un planeta desconocido junto a Lyon y Canela.

— Khai, ésto es un asteroide, no tiene ecuador. — Te aclara Grin.

— Entonces supongo que cualquier elección que hagamos es igual de válida. ¿Cierto? Pues vayamos a cualquier lugar y listo.

— No es tan sencillo. — Afirma Wolfgang, evidenciando su experiencia. — Hay que considerar en qué sitios es más probable que hayan elegido empezar a terraformar. Los criterios que usan los Wynser son facilidad para la construcción, recursos minerales expuestos y altura relativa elevada. Todo tiene sus ventajas, pero es básicamente imposible hallar una ubicación cien por cien ideal que cumpla los tres requisitos. Así que hay que buscar una de tres cosas, y llegaremos a dónde tengamos que llegar. A partir de ahí, me iré por mi cuenta y Grin, quiero que cuides de Khai hasta que vuelva a sernos útil.

— Okey, eso es pasarse de lanza. — Dices haciéndote la ofendida. La verdad es que disfrutas de recibir una buena puya cuando viene de alguien que conoces y respetas.

— Bueno, si tanto te molesta te dejo elegir según qué criterio avanzaremos. — Dice riendo un poco.

— Me parece justo. — Dices y te pones a pensar unos segundos.

Buscas una zona con minerales expuestos.

Buscas una zona con elevada altitud.

Buscas una zona en la que sea fácil construir.

Contenido oculto: Abre Si sabes de la espada de Wolfgang.

Por un momento consideras la posibilidad de delatar a Kalastrazza. Aunque no sabes cómo se lo tomará, pero tal vez ella les pueda servir para hallar una solución.

Puedes seguir tomando cualquiera de las opciones anteriores

O

Consultar a Kalastrazza.

 

Tener un enfrentamiento solitario, con todas las de perder, contra una hidra poderosa. Suena bien, muy bien. Te tienta la diversión, puedes sentir cómo tu cuerpo produce más y más adrenalina mientras te acercas a ella.

Llegas a un amplio sector cuya estructura te recuerda a un bosque, pero sin el verdor de las plantas. Hileras e hileras irregulares de rocas altas y agudas, cómo la espalda de un erizo, amenazando a las estrellas. Encuentras todo tipo de minerales expuestos, reconoces el oro, el hierro, el cobre, el titanio, y distingues otros que no habías visto nunca. Es un paisaje cautivante, con casi una docena de colores opacos.

De repente, algo te regresa a tus pensamientos, y sin que veas que es, de un golpe por la espalda te manda a volar. Te detienes cuando chocas con una de las estalactitas a tres metros del suelo.

— Le dije a ésa tarada que avisara a las demás de no meterse en mí territorio. ¡Éstas son mis presas!

Notas que el grotesco grito proviene de aproximadamente dónde estabas tú y te fuerzas a abrir los ojos. Frente a tí, ves lo que parece ser una copia de tí, de tu verdadera forma, sólo que unas cinco veces más alta, con ocho afilados pseudópodos protuberantes y gruesos que salían de sus costados, todo alrededor.

Es una hidra, y no parece ser precisamente amigable.

— Bueno. Supongo que madre no se molestará por una garrapata patética como tú. — Te dice antes de levantar las dos patas más cercanas a tí, claramente preparándose para atacar.

Contenido oculto: Si es tu primer batalla de jefe.

Sabes que no atacará a matar directamente. Es exactamente lo mismo que haces tú cuando estás en ventaja: Te gusta jugar con la comida. Lo mismo hacen todas.

Tú eres como ellas, así que conoces la mayoría de sus debilidades. Ésa es una.

Otras son: Las temperaturas extremas, que te causan mucho más daño que cualquier otra cosa y dificultan temporalmente tu regeneración.
Los ruidos elevados, que te aturden.
Y tus propios cambios de estado celulares, para los cuales te debes volver especialmente vulnerable durante un tiempo.

Ves cómo las "patas" se te acercan poco a poco. Calculas tus opciones y tomas una decisión.

- Piensas un poco más.

- Usas sus patas para acercarte a ella y forzar un combate más cercano.

- Regresas a tu estado normal y tratas de esquivarla.

-Emprendes la retirada

- (Sólo si tienes la habilidad) Usas Mitosis Monstruosa para tratar de dividir sus esfuerzos

- (Sólo si tienes la habilidad cargada con Miedo) Usas alimentación metafísica para darte una ventaja temporal.

 

— Por lugar en el que sea fácil construir te refieres a una ciudad ¿Cierto? — Preguntas.

— Precisamente, aunque dado el tamaño de este lugar, diría que más bien un poblado pequeño. — Te contesta Wolfgang.

— Pues en ese caso, busquemos algo así. ¿Tenemos el escáner de relieve en la nave, por lo menos?

— De hecho, yo tengo el modelo manual. Es el nuevo juguete de Valkyrie para el Protectorado.

— ¡Pero si esa tecnología existe desde que soy una larva! — Contestas, algo indignada.

— A Valkyrie le gusta guardarse los juguetes. Deberíamos agradecer que al menos tenemos esto. — Comenta Grin.

— Está bien, supongo. — Dices. — Busquemos algún sitio donde pueda haber civilización.

Wolfgang saca una esfera azul de su traje, la sostiene mientras hace unos gestos con la otra mano y tras unos instantes señala en una dirección, en diagonal relativa a la nave. — Hacia allá. — Dice.

Al principio, no ves mucho. La falta de luz, además de la de las estrellas, quita visibilidad a todos. Con el tiempo, los ojos se te acostumbran, pero sabes que si tienes que des-transformarlos perderás esa ventaja.

Con el tiempo, llegas a ver a lo lejos un claro, sombras cuadradas y luz luz artificial. Está claro que se trata de un pueblo. Algo rudimentario, aunque teniendo en cuenta la terraformación, suficiente para unas cien o doscientas personas, estimas.

Llegan, pero no ven a nadie. Aún así, sientes que algo te observa.

Contenido oculto: Decisión Súbita

Intentas averiguar qué es.

Pero lo ignoras y todos siguen caminando. Se dirigen a una casa con pinta de estar deshabitada. Fachada descuidada, olor a muebles empolvados, y rastros de insectos propios del planeta principal de los Wynsire, lamentablemente para tí, ninguno con vida que puedas ver o sentir. Aún así, cuando entran, se sienten aliviados, pero no puedes evitar pensar que aquí hay gato encerrado.

O más bien, hay olor a gato. Pero no tienes tiempo para comer, porque una mano se posa en tu hombro. Estás viendo a Wolfgang y Grin frente a tí.

— ¡Fames, tesoro, tenemos visitas! — La voz de aquella persona, la que te está tocando el hombro, entre refinada y chillona, te saca de tus casillas. Volteas y ves a una mujer alta y esbelta, que te recuerda a algo que viste una vez en algún museo en la tierra. — Querida, Cleopatra es mi nombre, encantada. — Te dice. Supones que debe ser una especie de apodo, ahora que te ha dicho exactamente a qué te recordaba.

— Khai. — Respondes por mera cortesía, aunque su tono de voz te hace difícil permanecer en tus cabales. — Y ellos son Wolfgang y Grinhoia, le dicen Grin.

— Oh, encantada. — Dice mientras va caminando a saludarlos cómo si estuviera con tacones en una pasarela, aunque sólo está vestida con una blusa blanca cuyo escote carece de propósito alguno, unos pantalones largos de cuero y unas chanclas.

Mientras tanto, escuchas unos pasos lentos bajando por una escalera rechinante.

— Ay qué bonito, ya que están podemos ir pensando en una reunión familiar. — Dice Cleopatra.

— ¿Reunión familiar? — Pregunta Wolfgang. — Espera ¡Tú eres una Hidra! — Exclama, desenvainando su espada.

— No hay necesidad de violencia. — Dice una voz masculina avejentada y algo siniestra que viene de la escalera. — Cleopatra es mi compañera y mi asistente, no os hará daño.

El sujeto, delgaducho y encorvado, daba una apariencia avejentada y caminaba con lentitud por el medio de la habitación. — El único motivo por el que aún estoy con vida es gracias a ella. Por favor, perdonenle la vida.

Dices — Está bien.

Intentas un golpe a traición.

Exiges zamparte al gato que sabes que tienen a cambio de perdonaría.

 

Tomas la espada.

— Bien hecho, querida. — Te dice.

— No hagas que me arrepienta y te deje tirada lejos. — Le respondes.

— ¿Quieres mi ayuda o no? Mira, lo único que te pido a cambio es un poco de respeto, niña.

Te molesta que te trate de niña, por más que desde su punto de vista tenga razón. Aún así, contienes el impulso de arrojarla lejos.

— Está bien. Muéstrame el camino.

De repente, sientes que empieza a tornarse viscosa en tu mano. La masa se vuelve gruesa y fría mientras trepa lentamente por tu antebrazo cómo una maraña de serpientes sin cabeza.

— Necesito ésto como mínimo. — Te dice. Por instinto, anticipas exactamente lo que está haciendo. Aún así, sientes un dolor agudo, cómo cientos de abejas picandote. Kalastrazza está tomando parte del control de los nervios de tu brazo, luego, te fuerza a apuntar en una dirección. — Hacia allá. — Te dice. — Hay una débil. Podemos pedirle ayuda con la restauración de tus poderes. Será fácil convencerla.

Aceptas la sugerencia de Kalastrazza

Decides llevarle la contraria

 

Ahora mismo, lo único que te sostiene a la roca en la que chocaste es el hecho de estar parcialmente transformada, tu viscosidad te mantiene pegada, aunque por alguna razón te duele estar ahí, así que lo único que debes hacer es volverte completamente humana para dejarte caer.

Aterrizas sana y salva al transformarte nuevamente justo al chocar con el suelo. No puedes asumir el riesgo de transformarte nuevamente, pero formas un par de globos oculares y los usas para clavar la mirada en aquella hidra. Ves cómo derriba el afilado montículo de roca del que acabas de bajar, pero sólo unos instantes.

Una de las pesadas rocas cae justo encima de tus recién formados ojos, aplastándolos. El dolor es insoportable, es cómo la vez que tuviste que quitarte una muela, pero veinte veces peor. Un dolor agudo y constante. Sientes un líquido extraño, cómo a medio camino entre la sangre humana y tu propia forma sin órganos. Denso, cálido y ajeno a tí. Intentas reabsorberlo, pero al principio tus células lo rechazan, aún así, cada vez sale más y más.

Cuando por fin cierras el agujero por el que escapaba todo aquello, ya has perdido 50 kilos de biomasa. Ahora sólo piensas en alimentarte urgentemente, no ves más allá de aquello, salvo por otra cosa, el deseo de venganza.

Esa hidra te las pagará, o eso piensas mientras la estudias con un nuevo par de ojos. Buscas su punto débil y, cuál fiera, le saltas encima, apuntando a lo que equivaldría a su estómago, si fuese una araña de verdad.

Entonces te das cuenta de tu error, ves cómo ésta cambia de forma tan rápido como tú solías hacerlo. En un abrir y cerrar de ojos, notas cómo salen hileras e hileras de dientes de su pectoral, y se cierran sobre tí. Luego, dolor. Cientos de tejidos ajenos, demasiado grandes para que puedas consumirlos a tiempo, todos clavados a tí. Entonces lo comprendes.

Ésta hidra-araña al parecer tiene acceso a un intenso veneno. Uno hecho especialmente para consumir a sus hermanas. Y tú eres una de ellas.

Dead End #1. Iron Maiden.
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