Hice lo correcto

Hice lo correcto

—Me gustas, tú… realmente me gustas Lucy.

Mi respiración se detuvo en aquel instante. Jamás pensé que aquellas palabras salieran de sus labios, la incredulidad me consumía y un ligero temblor me recorrió.

Mis ojos se agrandaron mientras recorrían la cara del pelinegro frente a mí. Pero no se detuvieron ahí, fueron más allá. No tan lejos de donde nos encontrábamos, junto en medio del camino, una peliazul nos observaba. Cuando mis ojos se toparon con los suyos noté que no había auras extrañas, ni rabia u odio en su mirada.

Sólo un corazón roto.

En ese instante mis pensamientos se descontrolaron y me vi a mí en su lugar. Yo era la que estaba en presencia de aquella desastrosa escena a espaldas de un pelirosa. Me vi a mí siendo rechazada. Me vi y sentí mi propio corazón rompiéndose. Se sentía romperse con tan solo una simple ilusión.

Una gota del cielo cayó en mi rostro.

Cuando volví a fijar mi vista en Gray solo pude ver la cara de Natsu.

—Lo siento, pero… pero yo no siento lo mismo. Realmente lo siento, Gray.

Y corrí, corrí como si no estuviera dejando a dos corazones rotos a mis espaldas. Corrí sólo queriendo llegar a casa.

Entré lo más rápido que pude ignorando a todas y a todos, incluso a mi propia casera. Cerré la puerta a mis espaldas con lágrimas que antes no había notado corriendo por mis mejillas. Aún podía sentir el mismo dolor de Juvia en mi pecho.

—¿Luce? —levanté mi cabeza con la vista aún borrosa. Y avancé hasta que pude estrechar a Natsu en mis brazos y enterrar mi cabeza en su pecho en un inesperado abrazo. No dudó en responderme —¿Qué sucede? ¿Qué te ha pasado?

Mi cuerpo convulsionaba junto con mi irregular respirar.

—Sólo hice lo correcto.