Hermanos

Hola gente de Ffl aquí estoy de vuelta con un one-shot que se me había ocurrido hace tiempo y quería plasmar la idea en escrito para que ustedes lo leyeran ^^….desde cuando hablo así._.
En fin espero que les guste:

Mi nombre es Reiji Takaishi. Soy un niño de apenas ocho años, mi cabello es morado intenso y mis ojos amatistas; vivo con mi madre, Touko Nikamura, en Kioto-Japón en una pequeña casa.
No vivo con mi padre desde hace ya un año, después de que él se divorciara de mi madre y se haya casado con otra señora, incluso ya tienen una hija por lo que me dijeron.
Mi madre y yo hemos sabido vivir sin el todo este tiempo, pero yo sé que ella lo extraña. Ella es una mujer muy linda, su cabello es ondulado y de un bonito color negroy ojos marrones. Su personalidad es muy dulce, alegre, amable; generalmente está trabajando para mantenernos a los dos.
Todos los días me va a buscar al colegio a las tres de la tarde, como a todos los niños los buscan sus padres.
Un día, estaba sentado en la acera del colegio esperándola, pero extrañamente ella no llego. Dos de mis profesores salieron y me vieron sentado ahí todavía.
— ¿Takaishi por qué sigues aquí?— Me pregunto Sora-sensei, la que d clases en la otra sección. Yo simplemente no di ninguna respuesta sino que seguí ahí, inmóvil.
—Ven Takaishi, nosotros te llevaremos a tu casa— Me dijo Kaoru-sensei, quien es el que da clase en mi sección, tomándome la mano. A mí no me quedo más que ponerme de pie y caminar con ellos con la mirada baja.
Yo les indicaba poco a poco hacia dónde ir, hasta que llegamos a mi casa. Yo entre y sin aun decir nada, deje que pasaran.
Kaoru-sensei me pregunto si mi madre estaba trabajando hasta tarde hoy, pero yo no supe que contestarle, ya que ella nunca llegaba tarde.
Sora-sensei me miro un momento algo preocupada, se acercó a mí y se agacho a mi estatura.
— ¿Pasa algo Takaishi?—Me pregunto ella con preocupación colocando su mano en mi hombro.
En eso sentí como mis ojos se llenaron de lágrimas. La abrace con fuerza y ella correspondió a mi abrazo.
—Ella nunca llega tarde—Pude decir mientras lloraba con un poco más de intensidad. Dentro de mí, algo me decía que le había ocurrido algo y tenía mucho miedo, hasta que el sonido del teléfono hace que Sora-sensei se separe de mí y vea a Kaoru-sensei contestar el teléfono.
— ¿Bueno?—Habla el esperando la respuesta del otro lado—Si, si es esta— Mientras la otra voz hablaba vi como la cara del sensei cambiaba a una muy asombrada y angustiada—Enseguida vamos para allá—Dijo muy alarmado para después trancar el teléfono.
— ¿Ocurre algo Kaoru-sensei?—Pregunto angustiada Sora-sensei.
— ¡Debemos ir al hospital!—Exclamo muy alarmado.
Yo abrí los ojos asombrado, sentí como el corazón me latía muy rápido. Vi a Kaoru-sensei tomar el teléfono otra vez, al parecer estaba llamando a un taxi.

Ya veníamos en un taxi que iba en dirección al hospital, Sora-sensei venía en el asiento de atrás conmigo, mientras que Kaoru-sensei venía en el asiento de adelante.
Apenas llegamos, mi sensei le pago al hombre del taxi y después entramos corriendo al hospital.
Kaoru-sensei pregunto a la recepcionista por mi madre y le dijo que estaba en el quirófano. Yo me sorprendí mucho y quede estático.
Estuvimos en la sala de espera, pues como lo dice, esperando al doctor que estaba atendiendo a mi mama. Por lo que nos dijeron, ella venia en dirección a buscarme y un conductor venia ebrio y no pudo frenar.
Explico muchas cosas que yo no entendía por ser un niño, sobre huesos rotos y un golpe en la cabeza.
Rato después salió el doctor, los tres nos pusimos de pie. Él nos miró con una cara triste.
—Lo siento, hicimos lo que pudimos—Nos dijo el doctor.
Esas palabras las procese por unos segundos. Mis dos sensei se asombraron y entristecieron. Sentí que me miraban, y después de que Sora-sensei me abrazaba. Mis ojos se llenaron de lágrimas, abrace a mi sensei con fuerza y llore descontroladamente.
—No, NO ES CIERTO, MI MAMA NO SE FUE—Gritaba en medio del llanto. Sensei me abrazo con más fuerza.
—Tranquilo, piensa en que ella ahora está un mejor lugar—Me dijo Kaoru-sensei para calmarme. ¿Pero cómo iba a calmarme?, ella era mi todo, mi razón de sonreír. ¿Qué iba a hacer ahora?, yo estaba muy pequeño.
Ahora estaba solo, ¿un orfanato?, ¿en eso me iba a quedar?, de solo pensarlo me asuste y le dije a Sora-sensei que no me dejara solo.

Estábamos en el cementerio, habían pasado tres días y mientras eso, me quise quedar en casa de Sora-san. Así comencé a decirle desde que vivía con ella.
Ella y Kaoru-sensei tiene una relación de ya un año, por lo que no era raro verlo allá tratando de animarme.
En el velorio estuve con ellos dos siempre, pero me extraño ver a mi padre allí. No sé porque o que hablo con Kaoru, pero vi a mi sensei muy angustiado después de esa charla.
Ya en el entierro, yo estuve muy “apagado”, por nada me separe de Sora-san, siempre estuve tomado de su mano observando todo. Estaba muy deprimido, tenía un horrible dolor en el pecho y la tristeza era grande.
Pasaron dos tres días, Sora-san y Kaoru-sensei me sentaron en el sofá y me dijeron que no podían cuidar de mí. La razón era sencilla, no eran mi familia y legalmente no había nada que permitiera que me cuidaran. Yo me había encariñado con Sora-san y no quería separarme de ella. Pero así fue y al día siguiente apareció mi papa en la casa de mi querida sensei.

Me mude con mi padre, Ryan Takaishi. Él es un hombre extraño a simple vista. Tiene cabello morado intenso y ojos amatistas, es decir que yo salí idéntico a él. Cuando vivía conmigo y mi madre trabajaba mucho, pero siempre los vi felices. Hasta que un día discutieron no sé porque, después empezaron a discutir más seguido hasta que un día él se fue.
En donde ahora vivo es una casa enorme, con muchos cuartos y salas. Me acomodaron uno de esos cuartos y ahí comencé a dormir todos los días.
Con el tiempo tuve que adaptarme a vivir con él, mi madrastra: Karen Saionji, una mujer bonita de cabello rubio y ojos verdes; y su hija de próximamente un año, no la he visto muy bien, solo la veo de lejos cuando la están cargando y cosas así. Por lo que he oído se llama Lizzy y se parece a mi padre, por lo tanto debe parecerse a mí.
Los fines de semana voy a visitar a Sora-san, y ella suele sacarme a pasear al parque y me hablaba sobre el bonito lugar en el que ahora estaba mi madre. Prefería estar con mi sensei, a estar en casa con mi padre madrastra y esa bebe, ya que ahí era un simple huésped. Nadie me hablaba ni me decía nada, me sentía solo, toda la atención recaía en la pequeña bebe, de seguro le enseñarían a que no debe hablarme o acercarse a mí.
Los años pasaban y yo la veía crecer, ella y yo sí que parecíamos familia, éramos idénticos a papá.
En sus tres cumpleaños realizaban enormes fiestas, invitaban a mucha gente, incluso a mis sensei, ya que ellos solían cuidar de mí y así no me sentía tan solo.
En mis cumpleaños, bueno, yo nunca decía nada por lo tanto hacían fiestas más sencillas, solo porque no sabían lo que yo quería.

Ha pasado bastante tiempo. Yo ya tengo catorce años y Lizzy si saco bien las cuentas, seis.
Era un día común y corriente de invierno, hacia frio y estaba lloviendo. Mi padre y Karen estaban en la sala viendo televisión, yo estaba en la sala de música practicando en el piano. Cada vez que tocaba me sentía observado, pero por más que volteaba en diferentes direcciones, no había nadie así que pensé que era una paranoia mía.
Después de practicar un poco, baje la tapa del piano y me senté en un pequeño mueble de la ventana de esa sala.
Observaba la lluvia caer, mire al oscuro cielo y recordé las palabras de mi antigua sensei.
“Las buenas personas van a un hermoso reino en el cielo y tu madre era una persona muy amable, dulce, tierna y dedicada. Es decir que es una de esas personas”
Eso me hizo sonreír, y recordé que tenía tiempo si ver a mi querida Sora-chan.
Por lo que se, ella se casó con Kaoru-sensei y tuvieron un hijo, pero desde hace dos años no los he visto más.
Seguía con la mirada perdida, muy distraído metido en mis pensamientos, hasta que el sonido de la puerta me hizo volver al mundo real y ver lo que ocurría.
Era la pequeña Lizzy quien había entrado a la sala, me miro detenidamente igual que yo a ella. Se había convertido en una niña muy linda, con su morado cabello siempre recogido en dos colitas y siempre usando bonitos vestidos que le compraban que siempre combinaban con sus brillantes y amatistas ojos.
— ¿Reiji-kun…puedes tocar otra vez?—Me pregunto la niña. Yo solo sonreí, me levante y me senté en el banquito del piano.
Toque una melodía que yo mismo escribí, no le he puesto nombre pero me inspire en la historia de una chica muy linda.
Cuando la canción acabó, Lizzy se acercó a mí y me dijo que era muy bonita. Yo me agache quedando a su estatura y la mire detenidamente a los ojos.
Vi que nuestros ojos eran iguales, me dieron ganas de sonreír pues Lizzy nunca me había hablado ni nada por el estilo.
Yo desde que llegue a esta casa era un ser prácticamente inexistente y me había vuelto callado y algo frio.
—¿Cómo se llama la canción hermano?—Me pregunto.
Yo me sorprendí mucho, me extraño la forma como me había llamado. No sabía cómo debía reaccionar ¿Por qué me llamo así?
Desde pequeña ella nunca se me había acercado, ¿Cómo sabía que yo era su hermano? Si nunca le permitieron cercanías a mi o eso parecía.
Yo la abrace con fuerza, ella se sorprendió pero me correspondió el abrazo y me pregunto— ¿Pasa algo hermano?— Lo volvió a hacer, sentí que las lágrimas se me iban a salir, la razón la desconocía, pero era una sensación que me agradaba.
Pero es que era la verdad, éramos, somos familia. Ella es mi hermanita, no fueron ellos quienes me apartaron, fui yo mismo quien se distancio y hasta ahora es que me vine a dar cuenta. Me separé del abrazo un momento y la volví a mirar a los ojos y le dije—La canción trata de una chica muy linda que su sonrisa cautiva a muchos y es muy querida por su familia y amigos—Le explique a medida que le acariciaba el rostro.
—En serio, ¿y cómo se llama?—me pregunto con interés, lo sabía porque lo veía un sus ojitos.
Después de pensarlo un momento le respondí—Se llama “Lizzy”.
— ¿Igual que yo?—Me pregunto emocionada, yo solo asentí con la cabeza para que después ella me abrazara.
Yo correspondí con ternura a su abrazo y le dije—Es que la chica eres tu…hermanita.
Era eso, yo me di cuenta de que no tenía que estar solo a partir de ahora. Nunca tuve razones para estar solo, y si lo estuve fue porque yo mismo lo desee.
Pero eso se acabó, ahora sería más sociable con mi familia, que aunque mi madre me hiciera mucha falta, ella hubiera querido que siguiera sonriendo.
Lizzy y yo ahora somos un equipo, y prometo que siempre cuidare de ella, que estaré a su lado si me necesita, que seré como su otro padre, que reiremos y lloraremos juntos.
No debemos estar juntos por vivir en la misma casa, debemos estar juntos por ese lazo que nos une y nos convierte en HERMANOS.
FIN

Perdón que lo diga yo misma pero me quedo lindo ToT, perdonen el drama es que me salió del corazón en verdad y es extraño pues yo no tengo hermanos así que no sé cómo se me ocurrió.
Espero que les haya gustado y que hayan disfrutado leyendo así como yo disfrute escribiéndolo…Se despide con cariño, Hikari Sendou.