Hell's Paul

Capítulo XV: Titán y defensa absoluta.​

En ese momento pudimos ver lo que estaba fuera y supimos el por qué toda Dite se estremecía: un enorme gigante robusto, inmensamente grande, con callosidades en todo su cuerpo; en su cabeza cuatro cuernos de toro, dos a cada lado y en el centro una corona llameante, sus ojos ardían en lava, iracundo. Su cuerpo podía verse constituido por lava, rocas negras y grises, y agua maldita del Estigia; en todo su cuerpo pequeños picos de rocas, de sus cuernos colgaban cadenas hacia su rostro. Inmensas manos, fornidos pies… Solo se afanaba en golpear y destruir todo a su alrededor, dejando grandes destrozos, había dejando un gran agujero en la muralla… Sin quererlo pude ver dentro de él: aquel enorme, la más pura y maléfica parte iracunda de Flegias se había liberado, luego de que éste partiera al arrepentimiento.


—Mierd… —Murmuró Jack.

—¡Vamos, no podemos darnos el lujo de que destruya la prisión! Dije.

—¡Sí! —Exclamaron mis compañeros al unísono.


Emily y yo corrimos junto hacia él con rapidez, como si ambos pensásemos exactamente lo mismo que el otro, nos detuvimos y comenzamos a dispararle en la espalda con nuestros poderes: necesitábamos llamar su atención.


—¡Síguenos grandote! —Le gritaba mi hermana, mientras aún lo atacaba.


Comenzamos a correr muy lejos de la gran edificación donde apresaban a las almas inocentes y éste gigante detrás con sus grandes pasos nos pisaba los talones, afortunadamente éramos más agiles que él; muy pronto nos vimos alejados de donde antes estábamos, aún nos encontrábamos dentro de las murallas pero la prisión ya no corría riesgo de sufrir daño alguno, pues llegamos a un lugar abierto. Entonces estuvimos frente al gigante.


—Paul, ¿Qué tal si traes a Helen? Necesitaremos ayuda —sugirió Dan.

—Bien —continué —¡Lustful Evocatis! —.


En ese momento de entre una nube de humo apareció Helen, y junto a ella otra personalidad: una mujer desnuda y descalza, notablemente alta y con el cabello negro muy largo, atrás atado por algunos adornos en el mismo, parte de éste cubría sus pechos; su cuerpo estaba cubierto por manchones de sangre, en su extremidad superior izquierda se extendía una mano demoníaca de color rojo y de su espalda se asomaban por entre su cabellos dos alas de demonio del mismo color.


—Ella es Elizabeth —dijo Helen —. Otra invocación del Lustful Evocatis.

—Hola, Paul, chicos… —Decía la nueva invocación.

—Whoa… Veo que tienen problemas con un gigante —dijo Helen asombrada.

—¡Necesitamos su ayuda! —Exclamó Bummer.


Entretanto el colosal monstruo se entretenía destruyendo rocas a su alrededor, el ambiente retumbaba…


—Estoy segura de que podríamos acabarlo muy rápido con esa mano tuya —decía la chica rubia a su compañera…

—No lo sé, tal vez… —Le respondió ella, cómo jugando.

—Helen, ¿A qué te refieres? —Preguntó mi hermana.

—Elizabeth puede acabar lo que sea con solo tocarlo con esa garra —respondió Helen.

—Comprendo —le dijo de vuelta Emily.


En ese momento el enorme gigante nos atacó, golpeando el suelo y todos fuimos arrojados lejos del punto de impacto debido a su gran fuerza; seguido de eso y sin descanso el gran enorme lanzó su otro brazo sobre nosotros, nos golpearía de nuevo…


—¡”Ossa Defenssione”! — Exclamamos mis compañeros y yo como uno solo.


Con estas palabras saliendo de nuestras bocas sobre nosotros se formó una gran barrera, al parecer espiritual; luego esta se dividió en cinco, individualizándonos a cada uno, tomando así el aspecto de un torso esquelético ardiente en llamas, con un color distinto para cada uno: verde me tocó a mí; azul mi hermana; Jack, negro muy oscuro; Bummer, un color grisáceo y Dan rojo carmesí. Mis seguidoras habían emprendido el vuelo, logrando evitar el feroz golpe.


—Esta ha de ser una de esas habilidades… —Dijo Jack, observando el recubrimiento que lo rodeaba.

—¡Sí, es genial! —Añadió Bummer.

—Concéntrense y podrán mantenerla, es muy fácil —les aconsejé.

—Esto será de gran ayuda contra esa brutal fuerza —decía mi hermana.


El gran maligno solo nos miraba desconcertado y con ira gritaba…


—¡Hey Paul! ¡Distráiganlo, me encargaré de esto! —Decía Elizabeth desde lo alto.


Entonces hice bajar a Helen y le pedí que llevara a Jack justo por encima del gigante para que éste lo atacara, él con gusto aceptó; mientras el resto atacaríamos directamente para que Elizabeth tuviera su oportunidad.


Comenzamos a atacar al gran titán con un gran esfuerzo, pero como era de esperarse no pudimos lograr nada, más que cansarnos; sin embargo algo notable fue. El titán al golpearnos no lograba nada pues nuestra habilidad lograba soportar con creces sus golpes. Entretanto pudimos contemplar la actuación de mi nueva seguidora; sin dejar el vuelo esta deslizaba su mano carmesí a lo largo de todo el brazo del gigante, al hacer esto el mismo empezaba a destruirse en pedazos dejando destellos rojos, había dejando al gigante sin un brazo. Así pudimos apenas ver que Helen soltaba a Jack sobre el colosal e instantes después este gritaba furiosamente; mientras Elizabeth volvía a hacer lo mismo, desapareciendo así la otra extremidad superior de nuestro rival: en ese momento el mismo cayó de bruces, chocando contra el suelo, provocando un gran impacto.


Gracias a la Ossa Defenssione pudimos soportar el impacto y entonces pudimos ver que Jack había desgarrado con gran fuerza la corona del gran iracundo, la cual parecía formar parte de su cabeza. Luego de eso volvieron desde lo alto a tierra mis invocaciones, Helen traía a nuestro compañero consigo.


—¡Bien hecho! —Exclamaba Bummer.

—Nos retiraremos, Paul —me dijo la aún nueva personalidad, algo subida de tono. Mientras la otra dejaba a Jack sobre el suelo.


Y con un chasquido de dedos por parte de ambas una vez más entre una nube de humo desaparecieron…


—Fue fácil… —Dijo Jack.

—La verdad es que sí —le respondió Dan.


En ese momento un negro portal se abrió ante nosotros, pensando en la entrada al próximo círculo pasamos a través de él. Al cruzar nos vimos fuera de las murallas de Dite ante un abismo, todo lo que había era un letrero de madera clavado en el suelo que decía: “Herejía” con una flecha que apuntaba hacia abajo pintada a un lado. Supusimos que esta era la entrada al próximo recinto.


—Volveré por ustedes… —Murmuró Jack en ese momento.

​

Contenido oculto: Respuesta a los comentarios.

Para @Kyros: Me alegra que hayas empezado a leer, una vez más gracias; te prometo que más adelante responderé todas esas dudas en los capítulos que se vienen, por ahora prefiero que los mate la intriga y el suspenso hehehehe.

Para @Andrea Sparrow: Gracias por leer, me alegra que te haya gustado :).

-Próximo capítulo la siguiente semana, espero este les guste.



-Les ha hablado Paul y les deseo buenas noches :D.

 

Capítulo XVI: Herejía.​

Entonces frente a aquel letrero de madera putrefacta, luego de unos minutos pensamos en bajar por el abismo, pues esta parecía ser la única forma de acceder al siguiente recinto, eso hicimos; la bajada no fue tan difícil, más allá de aferrarnos a las verticales paredes rocosas. A Bummer sus brazos parecían proporcionarle gran agarre, Dan usó sus habilidades de manipulación de la materia para poder mantenerse unido a las cumbres, Jack usó sus grandes garras y mi hermana… Bueno, ella usó sus poderes mentales para levitar de bajada a un lado de la vertical pendiente, yo por mi parte hice uso de mi guadaña para afirmarme a las firmes cumbres verticales.


No tardamos en llegar a lo que parecía ser el fondo de éste abismo, un horrido lugar con un pesado ambiente, totalmente oscuro y más allá de la presencia de un densa neblina n se podía ver más que tumbas y lápidas, como si de un cementerio se tratase. Al parecer eso era, caminando entre todas las lápidas y monumentos alzados en honor a los caídos en esta fosa estuvimos frente a la entrada de lo que parecía ser una catacumba, algo temerosos decidimos entrar: un gran portón con numerosos adornos, grandes columnas, paredes y demás; al entrar pasamos a un ancho y aparentemente largo pasillo, que parecía bajar hasta un nivel subterráneo, más adelante confirmaríamos que esto era así.


Este pasillo se veía hecho de las mismas rocas de las lápidas y tumbas de antes así como la gran entrada, sin embargo parecía haber sido trabajado de una forma mucho más tosca y rudimentaria, a los golpes hecho. En sus paredes colgaban numerosas antorchas que lo iluminaban a lo largo de su extensión… Además, en los mismos muros gran cantidad de joyas rojas y rubíes estaban incrustados.


Por este largo pasaje caminamos sin separarnos el uno del otro, seguimos hasta llegar a su fin, ahí nos vimos frente a una habitación realmente grande hacia arriba, así como en su anchura. Con el techo agujereado dejaba entrar luz blanca, cosa que me pareció realmente extraña… Su gran amplitud estaba constituida por un gran vacío, pues nuevamente estuvimos en presencia de un abismo.


—Supongo que debemos bajar para continuar el camino hacia el fin del circulo —dijo Dan.

—Estará difícil —añadió Jack, estando de frente al gran risco.


Decidimos acercarnos los que detrás de él estábamos, y entonces vimos a lo que se refería: desde los muros de este risco se asomaban numerosas gavetas como tumbas y en ellas las almas negras se alzaban, se extendían a lo largo y ancho de las paredes sin dejar un espacio…


—Tendremos que bajar apoyándonos en los reposos de las sombras pecadoras —nos dijo mi hermana.

—Sí, no veo otra manera —secundé yo.


Entonces apoyándonos sobre aquellas tantas salientes comenzamos a bajar, cuidando de no meternos con las pecadoras almas negras. Al bajar estas nos blasfemaban e insultaban, algunos incluso nos conjuraban extrañas palabras a manera de maldecirnos o hechizarnos… Por otro lado algunas sombras ahogadas en llantos nos suplicaban salvación, a esto no podíamos hacer nada.


Bajando por las cumbres de esta habitación y entre insultos podíamos ver muchas más piedras preciosas en las podridas tumbas, resplandecientes por la luz que entraba desde el techo, y que les daba de lleno. En muy poco tiempo al fondo llegamos, resultando ser otro piso más, en desnivel: en él nos encontramos con otro pasaje, por él pasamos y nuevamente numerosas antorchas lo iluminaban, caminamos por el largo pasadizo esperando lo que sea con lo que pudiésemos toparnos en la habitación siguiente, cualquier cosa sería peligrosa pues en el recinto de los herejes y hechiceros nos encontrábamos, ya habíamos sido blasfemados y conjurados por numerosas sombras malditas, ¿Qué seguiría en la recámara próxima?


Terminamos el extenso túnel y a una recámara llegamos, de forma circular e igualmente ornamentada que las anteriores, ahí nos vimos frente a un montón de personas, sombras o hechiceros mejor dicho, eso parecían: de aspecto putrefacto y ojos oscuros, vestidos con largas túnicas rojas hasta el suelo, adornadas con detalles dorados y joyas de color púrpura, en la cabeza una capucha en punta se alzaba.


Entonces lo supimos, aquí nos mediríamos con el primer desafío de esta fosa, pues eran unos diez o quince… Hechiceros, algo con lo que antes no nos habíamos enfrentado…

​

Contenido oculto: Respuestas a los comentarios

Para @Kiros: Me alegra que te haya gustado viejo xD La verdad sí, este fic tiene una influencia muy marcada por Dante y su obra, así como su narración(? No sé si lo habrás notado haha... Tambien el juego Dante's Inferno me ha dado muchas ideas. Lo de los clones, tuve la idea mientras veía Naruto, he de admitirlo xD. ¡Saludos! Pronto me estaré pasando por Proyecto Sundown para actualizarme.

-Este fue el capítulo 16, algo corto la verdad, me disculpo por no publicar las ultimas semanas pues estuve presentando examenes de lapso y me enfoqué netamente en estudiar para salir bien, haha. Siguiente capítulo, próximo fin de semana.



-Les ha hablado Paul y les deseo buenas noches :D.

 

Capítulos XVII: Creación demoníaca y huída.​

Entonces lo supimos, aquí nos mediríamos con el primer desafío de este recinto, pues eran diez o quince…


Me preguntaba que habilidades tendrían estos hechiceros, ¿Nos impedirían seguir avanzando por la fosa de la herejía? ¿Y si lo hacían, de qué forma? Desde ese momento alertas estuvimos mis compañeros y yo, esperando el primer movimiento por parte de los herejes. Mis compañeros con los puños en alto y yo con mi guadaña en mano… Entonces los hechiceros decidieron atacar; conjurando extrañas palabras que horribles al oído resultaban en sus alrededores se formaban oscuras auras a lo que en ambas manos ardientes bolas de fuego negro creaban, las cuales apuntaban hacia nosotros…


—¡Ataquen, ahora! —Grité.


Y a mi orden mis compañeros y yo nos lanzamos sobre los extraños enemigos, al mismo tiempo que estos nos arrojaban sus maleficios, rápidamente logramos eludir algunos ataques y otros tantos pudimos desviar usando nuestros puños, en mi caso la hoja de mi arma; aprovechando pudimos golpear fuertemente a varios de los brujos rivales pero estos en respuesta lograron repelernos nuevamente usando conjuros, enviándonos lejos con una extraña fuerza.


Una vez más en conjunto comenzaron a soltar por sus bocas las horridas maldiciones y en sus manos nuevamente bolas de fuego negro se formaron, dispuestos a dispararnos no tardaron en hacerlo… Esta vez Jack logró reaccionar rápidamente y con sus manos abrió un portal por el que pasamos y nuevamente logramos eludir las sombrías e inminentes llamaradas; quedando detrás de los putrefactos nos decidimos a atacarlos: esta vez Bummer y Dan acertaron algunos golpes fuertemente —este último nuevamente había creado guanteletes a partir de las rocas y joyas de la habitación —, Jack desgarró a varios de los hechiceros, mi hermana y yo pudimos disparar a los restantes usando nuestros poderes…


Entonces muchos de ellos, todos, estando en el suelo heridos por nuestros ataques, al unísono comenzaron a proferir nuevos juramentos malditos y entre sus espesas y oscuras auras y tan espeluznantes palabras comenzaron a multiplicarse y totalmente revitalizados se levantaron; esta vez doblaban y más la cantidad de antes… Treinta o cuarenta esta vez, nos rodeaban en la gran habitación.


Pensando en que estos serían simples clones como los míos decidí proferir mi propia maldición —más adelante descubriría que en realidad no era así —:


—¡Maledicto Umbras!


Y usando mi habilidad pude crear cinco clones esta vez, ahora éramos once; juntos y usando nuestras guadañas nos decidimos a atacar al enemigo, para mi sorpresa los nuevos hechiceros no desaparecían al ser atacados por mis clones y nuestras armas, por el contrario, junto a sus invocadores parecían fortalecerse con cada ataque. Esta vez materializando largos bastones de madera en sus manos atacaron a mis invocaciones con los mismos y posteriormente a mis compañeros y a mí; golpeándonos fuertemente rompieron aún más nuestras ropas y nos dejaron en el suelo, heridos…


—P-Paul…, tienes que invocar a Helen o Elizabeth —me dijo Dan entre dientes.

—¡S-Sí! —Musitó Bummer.

—Ellas nos ayudarán… —Añadió mi hermana.


Entonces haciendo un gran esfuerzo en pronunciar las palabras invocadoras lo intenté…


—L-Lust… L-Lustful… —Prorrumpía, sin poder completar…


Y entonces esforzándome en contra de la inmensa fuerza que nuevamente ejercían los atacantes sobre nosotros logré exclamar unas palabras, sin embargo estas no eran las de la lujuriosa invocación sino un nuevo, un quinto maleficio:


—¡”Daemonum Creationem”!


Frente a nosotros pude ver como de entre un montón de llamaradas verdes pequeñas y extrañas criaturas aparecían; constituidos por un centro parcialmente “esférico” como cuerpo-cabeza sobre el cual tenían un casco abierto al parecer hecho de robas del cual emanaba fuego verde hacia arriba, además de dos puños encendidos en llamaradas verdes, de grandes ojos rojos y boca en punta —como una “W” invertida —denotaban enfado.


De pronto comenzaron a enfrentarse a nuestros atacantes, cual artistas marciales, golpe tras golpe, en eso mis compañeros aún sorprendidos por lo que pude ver en sus rostros se levantaron y atacando ayudaron a estas nuevas invocaciones; esta vez junto a los demonios invocados y habiendo superado el conjuro de los brujos los ataques fueron efectivos y uno a uno estos comenzaron a desaparecer o a caer al suelo, perdiendo la vida.


Entonces a ellos me uní y con mi larga arma, usando mí fuego encendí la hoja de esta y con esto me puse al oficio de atacar; los herejes desapareciendo uno tras otro rápidamente. Pronto solo quedaron unos pocos, estos desaparecieron ante las manos de mis compañeros… Al terminar los pequeños demonios se volvieron hacia nosotros y haciendo un gesto de asentimiento desaparecieron entre un montón de fuego verde, dejando cenizas en el suelo.


—Una vez más hemos sido salvados por Paul, hehe… —Dijo Dan.

—Pues más allá del nuevo maleficio, si no hubiera sido por ustedes no habríamos salido de esta —le respondí yo.

—Es cierto —dijo mi hermana sonriente.


Ante nosotros se abrió una puerta que llevaba a un pasadizo, estrecho pero largo, al terminarlo llegamos a uno mucho más ancho que a simple vista parecía una caverna a punto de desmoronarse, con rocas espaciadas entre sí por suelo; comenzamos a saltar entre las mismas a fin de llegar al final y evitando caer a los vacíos de la caverna… Efectivamente todo empezó a derrumbarse, cayendo rocas desde el techo y rompiéndose en los suelos.


—¡Ossa Defensione! —Exclamamos al unísono todos a fin de protegernos.


Rápidamente corriendo y saltando entre los escombros que caían logramos llegar al final del pasillo, el cual se había empezado a hacer más estrecho hacia el final, apenas dejándonos pasar… Así, llegamos a un lugar más abierto, y seco; compuesto de rocas y una atmosfera árida.


Así fue como culminamos la fosa de la herejía…

​

Contenido oculto: Respuesta a los comentarios.

Para @Kiros: Me alegra que te haya gustado, aquí está :D

-Este fue el capítulo de hoy, espero que le haya gustado; próximo capítulo siguiente fin de semana.



-Les ha hablado Paul y les deseo buenas tardes(? :D.

​

 

Capítulo XVIII: El fruto del suicidio.​

En esta árida atmosfera una vez más tuvimos que bajar por un largo risco, esta vez contaba con unas toscas escaleras de madera y así llegamos a un nuevo ambiente de mala muerte y desesperanza, un lugar que a un lado tenía la inmensa estatua de un musculoso minotauro, de inmensos cuernos y que sobre sus brazos tenía una gran y larga hacha, al otro lado se encontraban las orillas de un río de sangre, de aspecto hirviente y en él sombras pecadoras que reciben su castigo; a la orilla de este vimos un letrero de madera y en él estaban escritas las palabras “Río El Flagetonte”. Entonces nueva información a mi vino: éste era el círculo de la violencia dividido en tres recintos; violencia en contra de un semejante, violencia en contra de uno mismo y violencia en contra de Dios; en este río, El Flagetonte los violentos en contra de un semejante eran castigados, haciéndolos hervir en su propia sangre.


En esta fosa resonaban por todos lados macabras risas e iracundos gritos… Caminando a las orillas del Flagetonte oíamos los gritos y gemidos de dolor provenientes de los castigados en la sangre hirviente.


Caminando y conversando a un lado del río de sangre pudimos ver a un lado del mismo las inmensas estatuas de rocas erigidas a un par de centauros, de aspecto poderoso, valiente y audaz pero a la vez sus retratados rostros en roca denotaban tristeza. A cierto punto de nuestro camino nos topamos con un grupo de espartanos que al parecer resguardaban esta primera parte del círculo y la entrada al siguiente recinto; cada uno de ellos poseía en cada una de sus manos una enorme hacha, no tardaron en lanzarse hacia nosotros para atacarnos, pero esta vez sucedió algo que nos sorprendió: al hacer esto, sobre la parte trasera de su espalda aparecieron un par de inmensas y huesudas alas de demonio para cada uno de entre sus armaduras; así estos voladores guerreros comenzaron a atacarnos cuales violentos dragones, hacían diez en total.


Rápidamente reaccionamos y comenzamos a defendernos; mis compañeros aplicaron un gran ataque: Jack haciendo uso de sus portales logró alcanzar a sus atacantes por más alto que estos volaran y con sus enormes garras los desgarraba tanto a ellos como a sus dos alas, Bummer por el contrario resistiendo aguardaba a que estos se acercaran para con su fuerza bruta bajarlos de lo alto, Dan usó sus poderes para nuevamente crear guanteletes esta vez con feroces garras y así poder cortar a los atacantes y bajarlos de lo alto, mi hermana usaba su poder mental para poder manipularlos y posteriormente atacar con sus manos, yo por mi parte con mi guadaña corté las extremidades que les permitían volar a nuestros rivales para luego enfrentarme a sus hachas usando mi arma y así vencerlos.


—Tan fácil como siempre, heh… —Dijo Dan al terminar el combate.

—Hehehe, sí, la verdad desde que descubrimos que al atacarlos directamente no se multiplican ha sido muy fácil —añadió Bummer.


Así al terminar el combate nos vimos frente a la entrada de un tenebroso bosque y ahí lo supimos, el Bosque de los suicidios era este, al vernos frente a él esta información vino a nosotros, no tardamos en entrar. Éste era el lugar donde eran castigados aquellos que atentaron en contra de sus propias vidas… Poblado en su mayoría por tenebrosos árboles en los que yacen los rostros de los caídos e incluso sus cuerpos fríos y colgantes para la eternidad, en ocasiones, mientras caminábamos y nos adentrábamos cada vez más en el horrido bosque podíamos ver a un lado o al otro al Flagetonte fluir por canales rodeados de árboles.


En todos lados extraños cráneos y cuerpos putrefactos de horrorosas criaturas, carcomidos por las bacterias y algunos que otros pequeños y extraños animales que se alimentaban de la poca carroña presente. En los secos troncos yacían los atentados por sus propias manos floreciendo en la oscuridad cuales brotes de hierba solitaria; entre todo esto podíamos escuchar entre gruñidos y gemidos extraños gritos maldiciendo el nombre de cada uno de los integrantes de nuestro grupo, como si bien nos conocieran.


Entre tanto y andando por la maleza y los putrefactos troncos en la oscuridad nos vimos en un punto del bosque en el que crecían extraños frutos en las ramas de los árboles, junto a los cuerpos colgados de las sombras pecadoras y los rostros de otros tantos… Estos extraños frutos nacían entre negras hojas y con la forma de oscuros y podridos corazones destilaban sangre maloliente entre las numerosas raíces y enredaderas que los mantenía fijos a las ramas de los extensos troncos…


Ahí, caminando entre toda la maleza, el horrido follaje y los cuerpos vivos de los castigados ante nosotros se presentó una de estas extrañas frutas, bajando una rama hacia nuestra presencia, en esta se encontraba la misma fruta y junto a ella el cuerpo colgante por el cuello de una extraña mujer; más de cerca pudimos ver aquel negro y horripilante corazón que crecía en el bosque, en ese momento la mujer nos dijo:


—En vida fui la esposa de un hombre pecador y avaro así como la madre de aquel poeta cruzado que en el camino de las tinieblas fue envuelto y por la gracia divina del Señor fue llevado por el luminoso nuevamente, aquel que estas mismas tierras pisó en compañía del poeta Virgilio…


—Dante… —Murmuraron mis compañeros al mismo tiempo.

—¿Eres tú la madre de aquel gran hombre, Dante Alighieri? —Le pregunté a la condenada mujer con asombro.

—Sí, Elegido, yo misma soy. Ahora n estos tiempos de mal augurio y desesperanza no me queda más que creer en el poder de ti, el emisario de los cielos y engendro de la carne, junto a tus compañeros; es por eso que ante ti me he presentado y solo a ti te concedo el poder de la Fruta del Suicidio… Úsala con sabiduría —concluyó la madre del poeta.


Y con estas palabras ella y la extraña fruta desaparecieron ante un gran destello de luz divina que a las sombras pecadoras de dolor hizo gemir, chillar y llorar…


—¿“Emisario de los cielos y engendro de la carne”? —Preguntó Jack entre toda la confusión —¿A qué se refería con eso? —.

—No lo sé, pero algo me dice que en algún momento de éste, nuestro viaje lo sabremos —le respondí.


Y así nuestro camino en el extraño bosque y en la fosa de la violencia continuamos…

​

Contenido oculto: Respuestas a los comentarios.

Para @Ariana Perdición: Hola :D Me alegra que te guste mucho la historia y el curso que está tomando —y que finalmente comentaras, HAHAHAHA —. Bueno, con respecto a los maleficios, aquí entre nosotros es latín, un idioma que desde que tengo conciencia de que existe me ha encantado y me ha facinado su similitud y a la vez no con el español, despues de todo de ahi proviene nuestra lengua; eso sí, no te diré los maleficios en español, descubrelos tú misma y sin trampa hahahaha... Espero sigas leyendo ¡Saludos! :D
@Rojo y naranja: Hola :) Una vez más gracias por aceptar la invitación; con respecto a las llamas verdes de Paul ciertamente sí, cuando él usa este poder pierde cierto control sobre sí mismo y comienza a actuar más como ¿Digamos un animal? Violento y sin pensar mucho, esto lo verás en los próximos capítulos, aunque ya más adelante se observa un control sobre su poder y ya puede actuar normalmente al usarlo, siempre y cuando la situación no haga que este se descontrole ¡Saludos!

-Este fue el capítulo de hoy, uno que sin duda debo admitirlo disfruté mucho escribir, sobre todo lo del Bosque de los suicidios y eso, una vez más espero les haya gustado y sigan leyendo :)



-Les ha hablado Paul y les deseo felíz día :D.

 

Capítulo XIX: Arenas.​

Y así nuestro camino en el extraño bosque y en la fosa de la violencia continuamos… Luego de aquel encuentro continuamos vagando por aquel extraño pasaje en el Bosque de los suicidios; caminando entre podridos árboles de los cuales se asomaban los cuerpos de las sombras malditas. No pasó mucho tiempo hasta que volvimos a cruzarnos con la corriente del Flagetonte, esta vez interponiéndose en nuestro camino: evitando caer a la hirviente sangre cruzamos el río pasando sobre algunas rocas que sobresalientes en el mismo se encontraban.


Luego de cruzar y caminar un buen más por la extraña zona forestal nos vimos frente a un área abierta, donde los suelos infértiles se volvían arena y el seco y podrido ambiente pasaba a estar dominado por fuertes y arenosos ventarrones; entonces nos adentramos en esta nueva región de la fosa, al entrar notamos algo más. En todo el lugar abundaban restos de lo que pudo haber sido una gran y antigua ciudad, en algunas ocasiones hasta pequeños pueblos o comarcas s podían observar debido a que en determinados lapsos de tiempo dejábamos de ver los escombros y hasta pisos de edificaciones semi enterrados en la arena para luego volver a encontrarnos con más de los mismos… Plazas, fuentes, viviendas y hasta calles, todo hecho pedazos como si toda la región hubiese sido azotada por una gran tempestad o una inminente tormenta de arena, ¿Acaso esta era la forma en que Lucifer acogía a los suyos, o el castigo a los pecadores por parte del Señor?


Entre un sofocante calor y los inminentes e incesantes ventarrones al caminar podíamos ver a las sombras pecadoras vagar por el árido desierto pagando sus condenas, consumidos por el castigo que alguna vez Minos habría elegido para ellos, pues en vida atentaron en contra de Dios.


—¿Cuándo llegaremos a la entrada del próximo círculo? —Se quejaba mi compañero, Bummer —No soporto éste calor —.

—En algún momento lo encontraremos, éste último recinto no puede ser eterno —le respondía mi hermana a sus quejidos.


Seguido de esto nuevamente nos encontramos rodeados de arena y nada más, sin restos de poblaciones o alma alguna cerca nuestro… Andando entre toda la arena repentinamente nos vimos rodeados de extraños seres constituidos de la misma qué en un instante comenzaron a atacarnos sin razón alguna; rápidamente a esto nosotros respondimos. Cada uno haciendo uso de sus habilidades propias comenzamos a atacar a estos enemigos que en total hacían diez: todos hechos de arena y sin alguna forma en específico, simplemente se alzaron entre la arena, como queriendo evitar que avanzáramos hacia el final del círculo… Al tratar de cortarles con mi guadaña estos se dividían como los espartanos, lo mismo les ocurría a Jack, Bummer y Emily al atacar; Dan por su lado atacó creando fuertes guanteletes con la arena que nos rodeaba pero al golpear los extraños atacantes se apoderaron de la misma en sus brazos y manos, dejándolo sin nada.


Ya hacían quince en total y moldeando sus extremidades a masas o espadas seguían atacándonos, estas al golpearnos estallaban por la débil composición que poseían, sin embargo golpeaban con fuerza, todo esto para ser nuevamente formadas por los raros humanoides.


Sin poder defendernos estos enemigos nos atacaban sin piedad y yacíamos en el suelo cuando quise probar las habilidad otorgada anteriormente por aquella mujer, como si supiera lo que hacía de mi boca proferí en un grito las siguientes palabras:


—¡”Suicidium Fructus”!



Entonces junto a éste maleficio de mis manos se alzaron dos masas de oscuridad qué con un gran alarido provocaron que nuestros atacantes extrañamente murieran por su propia mano, dejando nada más que un montón de arena más para el desierto… A consecuencia de hacer esto quedé muy aturdido, al caminar me iba hacia los lados y la vista me era borrosa, todo acompañado de un fuerte dolor de cabeza y cuerpo; entonces supe qué esta sería uno de los últimos recursos en una batalla y exactamente a qué se refería la madre de Dante.

Pronto el malestar pasó y entonces pude mantenerme de pie sin ningún problema...


—Así que la Fruta del Suicidio, ¿Eh? —Dijo Jack.

—Una más para el repertorio —le respondí yo —. Supongo —.


Anduvimos un rato más caminando por el horrido desierto y entonces llegamos a la cumbre de una cascada y una vez más el suelo pasaba a ser infértil y podrido encontrándose nuevamente con el río de sangre hirviente que esta vez pasaba a ser una inmensa cascada y al final de la misma el oscuro portal hacia el siguiente círculo se encontraba.


Entonces ahí frente al risco y en un acto de fe y de valentía decidimos saltar para pasar a la siguiente fosa, pues no había otra forma de alcanzar el negro portal…

​

-Este fue el capítulo de esta semana, espero les haya gustado :)



-Les ha hablado Paul y les deseo buenas tardes.

 

Capítulo XX: Diez recintos.​

Luego del salto al atravesar el negro portal fuimos transportados a una gran, negra y oscura fosa; éste era el octavo círculo del infierno, al entrar los nuevos conocimientos vinieron a mi como de costumbre: éste era el círculo del fraude, donde las sombras fraudulentas son castigadas, esta fosa dividida en diez recintos cada uno distinto y peor que el anterior; los caídos son castigados en los distintos charcos según el pecado que en vida abrazaron… Los diez distintos castigos son ejecutados por grupos de demonios dirigidos por el temible Malacoda, líder de los diablos de la octava fosa.


Ante nosotros se encontraba una pequeña caverna y dentro de ella un gran elevador de plataforma constituido además por cadenas y grandes engranajes, sucios y polvorientos que habrían de permitirle moverse hacia arriba y abajo, antes de esto un letrero de madera en el suelo que decía “Rufianes y seductores”; entonces decidimos abordar el elevador para así descender a lo que parecía ser el primer recinto del círculo. Al bajar por el oscuro túnel que permitía al elevador moverse nos vimos ante el primer castigo: aquí los desnudos cuerpos de las sombras negras y pecadoras eran azotados por los enormes látigos del grupo de diablos que resguardaba éste lugar; guardando silencio pudimos avanzar entre los condenados, sin molestarlos, para así finalmente llegar a otra caverna que esta vez no contaba con un ascensor sino con unas largas escaleras y antes de estas el respectivo letrero con la palabra “Aduladores”, por las escaleras decidimos bajar, a su largo y ancho estaban iluminadas por distintas antorchas colgadas en las paredes, al terminar de bajar llegamos a un lago de heces humanas, aquí eran castigados los aduladores en vida. Muy por encima de ése cuerpo hecho de los excrementos de los propios condenados se encontraba un largo puente de roca, el cual nos permitió cruzar al otro lado para así encontrarnos nuevamente con un trozo de madera a los golpes hecho y en el suelo clavado a una estaca, “Simonistas” era lo que se encontraba escrito en la podrida madera.


Una vez más por iluminadas y estrechas escaleras bajamos para llegar a otro recinto, en él eran castigados todos aquellos simoníacos en vida, aquí abundaban los curas y miembros del papado: colgados boca abajo eran, dejando sus pies al descubierto, junto a esto los guardias de éste lugar quemaban sus pies usando las ardientes llamas que en toda la cueva estaban presentes; nuevamente caminamos entre los condenados y entretanto pudimos notar que una sombra destacaba de las demás, era el Papa Nicolás III. Al llegar al final del recinto nos vimos frente a un risco, iluminado al tope y en una de sus paredes con lo que parecía ser sangre estaban escritas las palabras “Adivinos y magos”, trepando nuevamente bajamos y a la entrada del siguiente castigo llegamos. Aquí los distintos y sombríos adivinos y mentirosos se movían sin cesar con el rostro desfigurado; obligados a caminar sin descanso por la eternidad con el pesar de sus pecados al mismo tiempo que son azotados con grandes mazas y fuertes mandarrias por parte de los demoníacos castigadores… Sin molestar cruzamos el recinto caminando junto a las negras sombras que con sus deformadas caras de reojo nos observaban…


Entonces así llegamos ante un nuevo ascensor que se anunciaba con las palabras “Políticos malversadores”, como antes accionando la única palanca del mismo activamos los oxidados y polvorientos engranajes y rudimentarios mecanismos para bajar a dicho círculo; al culminar el descenso nos encontramos ante el mismo: en esta caverna las negras y sucias sombras eran hechas hervir en un gran lago de negra y densa brea, aquí igualmente se encuentra un grupo de demonios que a los pecadores que intentaban escapar golpeaban con gruesos látigos para infligir aún más dolor. El nombre de algunos extrañamente pude conocer: Alichino, Barbariccia, Calcabrina y Draghignazzo, sin olvidar al temible Malacoda, estos pude ver entre algunos otros.


“Hipócritas” era el siguiente recinto, por sexta vez descendimos aún más dentro del profundo círculo. Al llegar al sexto charco pudimos ver a los castigados caminar sin parar por ardientes llamas en el suelo y además de esto obligados a caminar con el peso de túnicas de plomo recubiertas de oro por fuera; como en aquella comedia, enseñando una brillante cara y ocultando un pútrida realidad en el interior; al ver esto nos dimos cuenta de que todo era como en aquella obra maestra de la antigua Italia, todo era como lo describió aquel gran poeta cruzado. Entretanto los condenados andaban con caras largas y al suelo casi echados por el peso de sus pecados… Sin embargo, parar no les era permitido. Rápidamente al siguiente pozo bajamos, el séptimo, como “Ladrones” se mostraba, al llegar a él solo pudimos vernos envueltos en un lugar de mala muerte, lleno de los chillidos de serpientes… En éste lugar los ladrones, maleantes y delincuentes eran sumergidos en piscinas repletas de estos retorcidos animales junto a sus horridas naturalezas pues en vida de todos los bienes que acumularon con sus sucias y engañosas manos lo único que les quedaba eran estas, sus demoníacas naturalezas. Entre gemidos se retorcían al ser picados, mordidos y envenenados por estos animales qué, representación animal y exacta son del príncipe de las tinieblas, el oscuro, Lucifer…


Bajando al octavo charco nos vimos frente a otro letrero, en él estaban escritas las palabras “Consejeros fraudulentos” y luego de éste la respectiva entrada al castigo; en esta fosa las oscuras sombras eran encerradas por los diablos en inmensas jaulas de metal que hacían arder con fuego infernal. Además de esto desde afuera castigadores azotaban a los pecadores con látigos repletos de púas, dejando en sus desnudos cuerpos grandes heridas las cuales pasaban a ser quemadas por las poderosas llamas que cubrían por completo el lugar donde estos eran encerrados: entre gritos, gemidos, fuego infernal y sangre ahogados para la eternidad, sin recibir piedad alguna. “Sembradores de discordia” era el nombre con el que se presentaba el noveno recinto: aquí los condenados eran mutilados sin parar por los diablos guardianes y aún con las heridas abiertas volvían a ser mutilados para sembrarles aún más dolor del que ya padecían… Prontamente de ése horrido pozo salimos y finalmente bajamos a la decima cueva para así llegar al último castigo.


“Falsificadores” decía a la entrada de éste decimo recinto, al entrar en él nos vimos invadidos por una atmósfera de mala muerte: aquí las negras almas se podrían en distintas enfermedades…, lepra, rabia, fiebre e hidropesía eran las que desfiguraban en cuerpo y alma a los malditos por el fuego infernal…


Al culminar nuestro recorrido llegamos a un largo pasillo el cual ansiosos y a la vez temerosos cruzamos sin más. Al cruzar el pasaje llegamos ante un inmenso portón circular, ornamentado con distintos detalles y adornos; frente a nosotros se abrió un hoyo negro a manera de salida, entonces supimos que al final de la octava fosa habíamos llegado y, decidimos cruzar…

​

-Éste fue el capítulo veinte, espero lo hayan disfrutado :). Algo que me gustaría acotar en esta ocación es qué como ya lo he dicho en ocaciones pasadas esta historia está muy influenciada por la Divina Comdedia (Cosa que en ocaciones me ha llevado a dudar de si esto en verdad es un oríginal) y qué el "modelo" de infierno que uso es aquel que Dante alguna vez creó, obvio con mis detalles y cambios, cosa propia de un fic. Pero sin duda esto siempre ha tenido muy marcada la presencia de la Divina Comedia y eso es algo a lo que de hecho aludo en éste capítulo. ¿Los castigos aquí expuestos son los mismos presentados en la comedia? Sí, con algunos cambios y retoques pero sí, ya que para éste capítulo decidí permanecer muy fiel a lo que es el llamado "Infierno de Dante".

-Además me disculpo por realizar la publicación hoy y no el día de ayer, domingo como suelo hacerlo; por problemas personales no pude entrar al foro en todo el día y por concecuente no publiqué.



-Como siempre, les ha hablado Paul y me despido deseandoles buenas tardes :).

 

Capítulo XXI: Gigantes y Lucifer.​

Al cruzar aquel hoyo negro llegamos a un extraño y frío lugar; entonces lo supe éste era el pasaje de transición al noveno y último círculo del infierno, un pozo de agua helada donde son castigados los gigantes que alguna vez se rebelaron en guerra contra Júpiter y Lucifer: Nemrod, Ticio, Brioreo, Anteo y otros tantos. Éste lugar en sí no pertenecía al infierno en cuestión, se trataba de una dimensión aparte puesto que la naturaleza de los titanes no es la misma que la de los humanos: no pertenecemos a la misma carne.


Entre los titanes caminábamos sin molestarles siendo que estos eran encadenados de la cadera hacia abajo, al mismo tiempo que obligados son a ser los guardianes del gélido lugar…


—Qué frío está éste lugar —se quejaba Bummer caminando entre los altísimos.


Mi hermana caminaba envuelta en su roja capa carcomida por las batallas, Jack se ajustaba una negra bufanda al cuello que sacó de su mochila, Bummer hizo lo mismo con una blanca, Dan igualmente caminaba en su capa marrón envuelto… Yo por mi parte en mi mano izquierda mantenía una flama encendida para mantener el calor entre todos. Al poco tiempo de entrar en éste recinto llegamos ante un último gigante que una de sus extremidades superiores extendió y con la mano de ésta otro hoyo negro frente a nosotros abrió; luego de agradecerle con gritos acompañados de ecos atravesamos el mismo y, esta vez sí, pasamos a la novena y última fosa, el lugar más alejado del cielo: constituido meramente éste último lugar por el Cocito, un inmenso lago de hielo formado en la antigüedad por ventarrones gracias al movimiento de las alas del caído Lucifer, congelado, lo suficiente como para poder caminar por encima de él sin preocupación alguna; aquí son castigados los traidores sepultados en el sólido hielo, aquellos culpables de malicia y fraude, en contra de quienes se les fiaron… Entre tantos algunos destacaban: Gamelón, Bruto, los hermanos Alessandro y Napoleone, y algunos otros tantos…


Avanzando por el gélido lugar nuevos conocimientos llegaban a mi cada tanto: el inmenso y congelado lago se dividía en cuatro zonas, cada una adjudicada a uno de los grandes traidores de la historia.


Caina era la primera zona, llamada así por Caín que en sus tiempos de vida a su hermano Abel traicionó y asesinó; en éste lugar eran castigados aquellos que a sus allegados y hermanos traicionaron… Como en el resto del círculo los castigados entre llantos son congelados, sumergidos en el hielo del gran Cocito dejando la cabeza por fuera; rápidamente éste lugar atravesamos y a la siguiente zona del lago pasamos.


Antenora era la segunda; su nombre se debía a Antenor, romano que a su propia ciudad y gente traicionó apoyando aquella causa. De los traidores al partido esta era la zona, aquí las negras y putrefactas sombras pecadoras eran sumergidas en el duro hielo hasta media cabeza para la eternidad, abundaban aquí los políticos de todas las patrias del mundo… Tolomea era la tercera área de esta fosa; su nombre se alzaba en honor al gran rey egipcio Tolomeo, que a sus huéspedes en algún momento de vida traicionó, y por esto la zona de los traidores a los huéspedes era. Aquí nuevamente las negras almas eran sepultadas en el congelado y seco lago, esta vez con la cabeza echa hacia atrás y debido a esto las lágrimas que entre llantos estos dejaban salir en sus rostros eran solidificados debido al frío eterno…


Judeca era la última y cuarta zona de éste recinto. Como era de esperarse su nombre se adjudicaba a Judas Iscariote que a Jesús salvador e hijo del Señor traicionó. De los traidores a los benefactores era éste lugar y sepultados plenamente en el agua congelada y sólida eran las almas negras… La posición en que se encontraban variaba según sus benefactores eran superiores, inferiores, iguales o si a dos de estos últimos e incluso a todos traicionaron… Boca arriba, con la cabeza hacia abajo, de lado y más…


Pronto dejamos a los castigados detrás habiendo caminado entre ellos y a una zona más abierta del Cocito llegamos: una sala redonda y gélida que en el centro una estrella de cinco puntas a manera de ritual permanecía dibujada con extrañas llamaradas de fuego azul. En aquella sala gélida nos encontramos con un gran dragón negro, con detalles de hielo azul en todo el cuerpo que le servían de escamas; dos enormes y agujereadas alas negro azuladas, cuatro fuertes patas y en cada una inmensas y largas garras, una gran y larga cola crestada de hielo azul acababa en punta; con la cabeza cornuda, dos ojos rojos y una poderosa y negra mandíbula solo se afanaba en masticar y masticar sin tragar a cierto hombre, pero, ¿Quién era éste? Al verlo más de cerca y cuidando de no molestar a la feroz bestia: era Judas Iscariote, aquel traidor.


De un momento a otro la legendaria criatura volteó hacia nosotros y al vernos consiguió con su frío y rígido rostro denotar sorpresa. Entonces dejando el acto del oficio a Iscariote puso contra una pared y con un gélido aliento que desde su boca profirió lo congeló para dejarlo ahí; volteándose hacia nosotros explotó dejando un montón de llamaradas azules y humo negro, de entre todo esto salió un extraño hombre que al vernos más de cerca se dirigió a mi:


—Oh, hijo mío, finalmente has llegado.


Un hombre alto, de un gran porte, rostro fino y largo y rojo cual sangre cabello melenudo; con traje y corbata vestía cual empresario aunque con las mangas remangadas dejando ver un tatuaje que contenía la palabra “Satán” en su brazo, descalzo caminaba pero contrario a esto sus pies estaban increíblemente limpios.


Sin necesidad de que algún dato nuevo viniera a nosotros, en seguida lo supimos, estábamos ante Lucifer…


—Se han tardado un poco, eh. Paul, Emily, Bummer, Jack y Dan… —Esta vez generalizó —. Bueno, comencemos… Supongo que están llenos de dudas y preguntas —.

​

-Éste fue el capítulo de hoy :) Solo les digo a a todos aquellos que me han bombardeado con dudas y preguntas en el próximo capítulo todas —o la mayoría —serán resueltas. Como siempre espero les haya gustado.



-Les ha hablado Paul y les deseo buenas noches :).

 

Capítulo XXII: Mesa redonda​

Luego de estas palabras ante nosotros hizo algunos ademanes con sus manos y del hielo seco surgió una gran mesa hecha del mismo, circular, brillantemente adornada: con seis asientos y todo.


—Adelante, siéntense —nos dijo, ejecutando él la misma acción.


Dudosos lo hicimos, y así nos vimos frente al inicio de lo que podría verse como una pequeña tertulia, comenzó él:


—Vamos, yo resolveré sus dudas.

—¿Por qué lo has llamado así? “Hijo mío” —Preguntó Jack sin más.

—Porque lo es… ¿Cómo empezar? —Continuó —Verán, como ya deberían saber, mucho antes del génesis fui expulsado de lo alto y “confinado” a éste lugar pero lo que nadie sabe es que Dios y yo seguimos comunicándonos luego de todo eso… Y lo que ustedes conocen como el “Elegido” es una entidad que creamos para servirnos de puente e interceder por uno ante la superioridad de otro si eso llegase a ocurrir, resolver conflictos y eso… Para sostener esta difícil pero necesaria relación. Es como nuestro hijo —.

—¿”Entidad”? ¿A qué te refieres? —Volvió a preguntar mi compañero.

—Durante todos estos años han existido montones de Elegidos; algunos, como tú han tenido que resolver conflictos, y otros tantos que lo fueron sin siquiera saberlo —explicó Lucifer nuevamente.

—¿Conflictos? —Pregunté yo esta vez, desde otro lado de la mesa.

—Hace algún tiempo uno tuvo que evitar que yo acabara con Dios, subir al cielo mismo y con poderes celestiales ponerme en mi sitio, casi lo conseguí. Sí, fue un momento de gloria e ira —explicaba el oscuro.

—¿Poderes celestiales? —Pregunté.

—Oh sí…, acordamos que si el Elegido debía ir al cielo tendría esa clase de poderes, por otra parte aquí poseería habilidades infernales, en cualquier caso estos se desbloquearían en su camino; sería Azazel quién se encargaría de llevarlo a lo alto o a lo bajo… Grim, como lo conociste tú, hijo mío… —Una vez más respondía.


Luego de esto todo fue silencio, nadie se atrevía a preguntar o decir algo, y Lucifer no hacía más que mirarnos a la cara…


—Hace un momento mencionaste que Paul también debería interceder en un conflicto, como lo llamaste, ¿Qué específicamente? —Interrogó Dan de un momento a otro.

—Oh, pues como ya saben el control de éste mundo me ha sido arrebatado por un supuesto ser misterioso: él en realidad es mi hijo, de nombre Sebastian… Y por eso es que ustedes han venido hasta aquí, es la primera vez que junto al Elegido elijo a otras personas y les otorgo poderes; todo es parte de una profecía o algo así —explicaba Satanás.

—Aquel libro, te lo dije… —Interrumpió mi hermana, dirigiéndose a mí.

—Como decía —retomó nuestro anfitrión —; él es incluso más poderoso que yo y por eso ha podido controlar a los guardianes de cada recinto, e incluso a la mayor parte de mis tropas espartanas. El Señor se ha hecho a un lado y ha decidido que yo resuelva todo esto, pero slo no puedo, y por ello ustedes están aquí… Su misión es colaborar conmigo para vencer a Sebastian y así todo pueda volver a la normalidad: los pecadores sigan siendo castigados y los glorificados finalmente puedan subir a donde les corresponde… Antes de que él logre quitarles suficiente poder como para abandonar el infierno e ir por su mundo, o el cielo —.

—Y de ser así, ¿Eso no sería de tu conveniencia? Después de todo ese fue el motivo de tu traición, ¿No? Tomar el control del cielo —expresaba Bummer.

—Bummer, las relaciones con mi hijo nunca han sido buenas, él siempre ha querido estar por encima de mí, y como yo por encima del creador… Además prefiero conseguir mis objetivos por mis propios medios y a mi manera, no gracias a ese mocoso, heh —explicaba —, ahora lo importante es restablecer el equilibrio —.

—¿Crees qué con nuestra ayuda podamos lograrlo, uniendo fuerzas? —Le pregunté.

—Ustedes, las pocas tropas que me quedan, algunas invocaciones y yo; claro que sí —me respondió él.

—¿Invocaciones? —Le volví a preguntar.

—No eres el único capaz de usar el Lustful Evocatis o el Daemonum Creationem, ¿De dónde crees que vienen? —Decía él.

—Oh… —Murmuró Emily.

—Ahora levántense, en estas condiciones y con esas ropas rotas no podrán ayudarme —dijo Lucifer levantándose de la redonda y gélida mesa —, adelante, pónganse de pie ante mí —.


Eso hicimos y frente a nosotros se posó, levantando su mano derecha y colocándola en la cabeza de mi hermana la ropa de esta de alguna manera se vió restaurada y de ella un aura oscura emanó; luego hizo lo mismo con Bummer, Dan y Jack, finalmente llegó mi turno: al hacerlo mi ropa cambió y se volvió una gran y larga túnica gris, casi negra, como la de Grim, la Muerte.


—Bien, ahora si está todo bien… Además de lo que pueden observar les he conferido un nuevo poder a cada uno… —Decía Lucifer —Eso te incluye, Paul, el último de tus maleficios; el “Stanbibus celsior Infernalis”, úsalo con sabiduría… E ira, hehehehe —.


Entonces unos pasos hacia atrás dio y de frente a nosotros profirió uno de los maleficios:


—¡Lustful Evocatis!


Luego de esto la sala entera se vió llena de humo, pero poco después se dispersó dejándonos ver la invocación de Lucifer.

​

-Bueno, después de algunas semas éste ha sido el capítulo veintidos; como lo prometí en algún momento las dudas se resolverían, espero no haber dejado huecos argumentales la verdad xD De ser así, diganmelo con toda confianza :). Para el próximo capítulo es posible que me tarde un poco ya que quiero preparar algo para "agilizar" un poco la lectura ya que habrán muchos nuevos personajes y será algo tedioso, tal vez meta la pata pero es algo que quiero hacer.



-Como siempre, me despido deseandoles buenas tardes :).

 

Capítulo XXIII: Preparación​

Frente a nosotros aparecieron cuatro mujeres y Satán con cordialidad las presentó: las cuatro eran hermanas, según Lucifer y conforme este las iba mencionando cada una a su manera hacía un gesto en forma de saludo.


Arphy era la primera, alta, mitad ave; lucía una melena negra con adornos dorados los cuales también llevaba alrededor del cuerpo, sus pechos se encontraban cubiertos por plumas negras, la mitad inferior de sus piernas mitad cuervo y llevaba en ellas dos anillos dorados. De sus brazos nacían dos enormes alas negras. Tambien llevaba un rabo de ave… Priscilla se llamaba la segunda, igual que sus hermanas era mitad cuervo, lucía un casco con la forma de la cabeza del mismo de la cual desprende una corta melena negra. Llevaba los brazos cubiertos por guantes negros con detalles dorados, el pecho estaba cubierto al igual que su sexo. Llevaba largas botas negras con protecciones de metal y adornos de plumas, igual que Arphy lucía un rabo de cuervo y dos grandes alas que le nacían desde la espalda. Cargaba consigo un gran báculo dorado.


Rose le seguía; llevaba en su cabeza un extraño cráneo negro dejando ver su rostro, poseía una larga cabellera amarrada en coletas por lazos dorados y numerosos adornos. Lucía un vestido negro muy ceñido el cual por dos cortes dejaba ver sus piernas las cuales al igual que sus brazos eran mitad demonio, en estos llevaba dos enormes cuchillas en cada uno. Desde su espalda entre un montón de plumas negras le nacían dos inmensas alas.


Raven se llamaba la cuarta y última; de apariencia tímida, estaba totalmente desnuda exceptuando su sexo y sus pechos, cubiertos por una larga cabellera negra, esta se asomaba de un casco con la forma de la cabeza de un cuervo de rojos ojos el cual extiende hasta la mitad de su espalda numerosas plumas. Desde sus hombros se extendían sus alas, negras y abundantes. Se encontraba acompañada por un pequeño zorro de ojos rojos, el cual parecía tenerle mucho apego.


—Mientras ellas cuatro estén aquí tendremos una buena oportunidad contra mi hijo —dijo Lucifer con confianza —. Además, contamos con las invocaciones de Paul —.

—Pero… —Musitó Dan —No sabemos a qué nos enfrentamos —.

—Verás… —Y con esto comenzó una explicación nuestro anfitrión —Sebastian siempre se ha afanado por el poder pero posee poca inteligencia, con algo de suerte todo este lugar volverá a tener equilibrio; además, ustedes ahora son más fuertes… Y he de admitirlo, mi ejército de almas paganas nunca ha sido muy bueno —.

—Como digas —replicó Jack con poca confianza.


Mientras tanto yo solo me limitaba a escuchar todo, tratando de acostumbrarme a mi nueva y larga vestimenta.


—Bien, su pongo que estamos listos, nos deben estar esperando —chasqueó los dedos Satanás.


De un momento a otro y a la orden del Diablo pasamos de estar en el Cocito a un extraño lugar: una gran llanura cuyo fin no alcanzaba a verse, oscura, sombría y abandonada, alguna gran o pequeña roca por aquí o por allá y su cielo tenebroso por alguna razón me recordaba a mis primeros minutos de paso por el infierno, nuevamente no sabía en donde me encontraba.


—¿Qué es este lugar? —me volví hacia el Diablo.

—Es donde cumplirás tu destino —me respondió él.


Y al responderme escuché al otro lado que Bummer balbuceaba un tartamudeo y al volverme hacia mí frente supe la causa: frente a nosotros se encontraba aquel gran ejército, a algunos kilómetros de nosotros se extendían otros tantos, repletos de soldados.


Y entonces frente a nosotros de entre un montón de fuego negro se presentó un hombre alto que aparentaba gran edad, con cabellera y barba blancas muy largas, ojos totalmente blancos, de gran musculatura; vistiendo largos trapos oscuros, cadenas y brazaletes en sus brazos, estaba descalzo. Llevaba consigo una plateada e inmensa guadaña que le igualaba en tamaño.


—Padre, has venido y, veo que has traído al supuesto Elegido contigo. Patrañas, profecías, éste lugar será todo mío —Entonces me miró, pero luego continuó hablando con Lucifer —. He sacrificado suficientes almas blancas como para acabar contigo finalmente —.


Al pronunciar estas palabras sentí un inmenso terror y, por lo que pude observar, mis compañeros también.


—Ya lo veremos —le respondió su padre.


Entonces como había llegado Sebastian desapareció.


—En fin, supongo que esto me servirá de práctica para el Armagedón —murmuró Lucifer, pero sin entender decidí ignorarlo.


Luego de soltar un gran alarido, del cuerpo de Satanás comenzó a emanar una increíble cantidad de fuego negro por algunos segundos y al extinguirse todo este su apariencia había cambiado. Se había vuelto de tez pálida, sus ojos se hicieron rojos carmesí y ahora su cabello era totalmente negro, su traje ahora era una gran armadura roja que cubría todo menos su torso, vestía ahora también con algunos trapos negros y de su espalda se asomaban dos pares de gigantescas alas negras, recubiertas en parte por la armadura.


—Será mejor que llames a tus seguidoras —me dijo, perdiendo su actitud anterior.

—¡Lustful Evocatis! —Seguí su orden.


Nuevamente entre humo y tinieblas Elizabeth y Helen aparecieron, esta vez acompañadas por una nueva personalidad.


—Ella es Chaos —dijo Elizabeth.


Esta se limitó solo a alzar una mano en señal de saludo.


Chaos era una mujer alta de cabello negro, la parte superior de su cabeza se encontraba cubierta por lo que parecía ser un extraño cráneo negro de demonio o dragón el cual usaba como casco y no dejaba ver sus ojos. Al igual que Elizabeth se encontraba desnuda, sus pechos cubiertos por su largo cabello y su sexo por un trozo negro de tela, igual que su hermana presentaba extremidades de demonio pero esta vez ambas y notablemente más desarrolladas, de color negro. Llevaba consigo una espada de tamaño descomunal y de dorado color, con numerosos cuernos junto a lo que parecía ser una boca tallada con otras numerosas inscripciones, se encontraba además atada al cuello de su portadora por una larga cadena negra.


A mi lado y con una pequeña explosión de fuego y tinieblas apareció la Muerte, dirigiéndome unas palabras como si bien me conociera:


—Paul, ¿Creíste que me perdería de esto?


Esta era la primera vez que me dirigía la palabra dese hace mucho.


—Azazel, has venido —intervino Lucifer.


Con una nueva explosión de fuego este hizo lo mismo que Satanás había hecho antes. Su apariencia no cambió mucho. Su túnica se dotó de una pequeña armadura de huesos que le cubrían el torso y el hombro izquierdo, este último con un extraño y cornudo cráneo. Su guadaña tomó la misma apariencia de la armadura.


—Finalmente estamos todos —dijo el Diablo.


Y así era, ahí estábamos todos, para darle fin a aquel infernal desequilibrio.

​

-Capítulo 23, finalmente publico. Espero les guste.