Aisha Nakamura. Aceptó el consejo sin dudarlo, apagando su teléfono para ahorrar la batería, menos mal lo tenía full carga aún. Lo devolvió al bolsillo y por estúpido que fuese se sintió con un poco más de esperanza. En algún momento tendrían que aterrizar y en ese momento, quizás los teléfonos serían su único boleto de salida de a donde fuese que los llevaran.
El televisor volvió a encenderse. —Veo que ya casi todos están despiertos —una mediana sonrisa se dibujó en su rostro y asintió con la cabeza a los soldados que estaban presentes, éstos sujetaron con rudeza a todos los participantes del juego—. No se preocupen, los paracaídas se abrirán automáticamente por si no saben hacerlo de manera manual —una carcajada escapó de sus labios con un deje de malicia —, o eso espero. Por cierto, tiren a esa chiquilla de ahí aunque no haya despertado, quizá sea una presa fácil para ustedes, aprovechen a casarla —insinuó y les dio la espalda—. Dentro de poco me escucharán, o quizá no. El televisor se apagó y los soldados accionaron primero a los hombres, lanzándolos en medio de empujones. Continuaron en breve con las chicas, empujándolas, jalándolas del cabello o de las extremidades. [NO SE PERMITEN MÁS POST EN ESTA ZONA]