Heart song

Tema en 'Relatos' iniciado por Fénix Kazeblade, 14 Febrero 2015.

  1.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

    Cáncer
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    Escritor
    Título:
    Heart song
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2033
    Para mi inspiración.



    Vivi nació en un barrio humilde y casas descoloridas, soñando ser enfermera en aquel entonces inspirado por su niñera Melany, que por la mañana hacia guardia en el hospital por la mañana. Pero el destino le aguardaba otra cosa, ella era un músico prodigio, desde pequeña tenía un fascinante talento para aprender a tocar cada instrumento que ponían en sus manos, inspirada por un gatito que lo acompañaba todos lados se ponía a entonar melodías y para lo que ella era un juego para otros era talento. Percusiones, de viento, aquellas cuerdas parecían danzar mágicamente tras sus dedos como seducidos de alguna manera por estos.

    A los ocho años ya pertenecía al coro de una parroquia cercana a su casa pues han de saber que también su forma de cantar era esplendida. Era un lugar pequeño y para muchos no habría significado un gran logro, pero desde que aquella niña comenzó a asistir a esta, las misas dominicales eran cada vez más concurridas.

    En la escuela a la hora del recreo no era sorpresivo ver un tumulto en medio del patio donde varios niños dejaban sus juegos de plaza y rayuela para amontonarse en medio de aquella acera de concreto rojo que servía como jardinera para un pequeño sauce, donde al acercarse un poco más, podía verse a Vivi con una guitarra entonando una canción de moda con tal maestría como lo haría un profesional.

    Siempre en las fiestas familiares, bautizos, bodas o primeras comuniones, había un instante en las celebraciones en las que a su madre la perdía de vista y allí la tenían, cinco minutos más tarde robando un poco de fama a la banda, el conjunto o grupo musical que habían contratado, tocando alguna pieza especial que había compuesto como regalo para para lo conmemorado.

    Algunos fines de semana mientras sus compañeros comenzaban a crecer y lidiar con todo aquello que llevaba la adolescencia, mientras que sus travesuras perdían inocencia y ahora implicaban algunos excesos, la jovencita permanecía en su habitación jugueteando con musas en sus partituras y dándoles forma hasta crear una canción.

    No era de sorprenderse que para cuando ella ingreso a la universidad su talento ya hubiese sido reconocido, en repetidas ocasiones la talentosa muchacha orquesto conciertos en el auditorio de la ciudad. A los dieciocho años recibió su primera invitación para tocar fuera del país, apenas podía creerlo pues abriría para mismísima filarmónica de Londres. Era un evento de las Naciones Unidas para fomentar la paz a través de la música. La emoción no podía caber en ella, era una especie de fantasía, como su más grande sueño hecho realidad, sus manos le temblaban de la emoción y esta fue tanta, que inconscientemente terminó plantándole un beso en los labios a Josué, quien hasta ese momento había sido su mejor amigo. No se percató de lo que había hecho hasta que sus miradas nerviosas se encontraron frente a frente y pudo sentirlo, retrocedió al instante totalmente apenada pero sus miradas se reencontraron segundos después y surgió en ambos una pequeña risa nerviosa.

    Faltaban tres días para ese ansiado momento, Viviana caminaba tranquilamente por la calle tarareando una canción complemente feliz, había salido con unos amigas, le habían realizado una especie de pequeña fiesta privada en un restaurante cercano donde habían asistido solo los familiares amigos cercanos y por supuesto el amor de su vida. Había una barra de buffet donde ella hubiera podido degustar desde carne mechada hasta un pudin de chocolate como postre. Su pequeña sobrina Layla había estado haciendo lo que era la mejor imitación de ella tarareando alguna de sus piezas mientras que fingía tocar en el aire el instrumento con el que la interpretaba, su amiga Julieta se la paso contando esos mismos chistes como en cada reunión, pero con cierto talento y gracia que aun hacia que pensaras dos veces en dar un trago a tu bebida mientras la escuchabas por miedo a que esta terminara catapultada a la persona que tenías frente a ti; sus padres dieron un discurso a los presentes de lo orgullosos que estaban de él y hasta pusieron esas fotos en diapositivas donde de la pequeña Viviana a los tres años tocaba la escoba como guitarra corriendo por la casa en ropa interior. Había sido una noche memorable.

    La músico recuerda perfectamente lo que escuchó aquella noche. El sonido estridente de una sirena de patrulla a lo lejos, el rechinar de las llantas de autos repercutiendo hasta sus dientes, el sonido acuoso de la acera húmeda mientras estos se deslizaban hacia ella, el rugir de dos disparos que surgían del primer auto mientras derrapaba, el grito ahogado del conductor, el crujir del metal del auto mientras derrapaba hasta estrellarse contra una pared de ladrillos, el sonido casi imperceptible que producía el combustible mientras se derrama del auto, el chistar de las flamas que surgían de este estando volcado, el silbido mientras estos dos elementos se fusionaba y aquella ensordecedora explosión aconteciendo frente a ella, Viviana recuerda cada uno de estos sonidos, pues fueron los últimos que escuchó.

    Paso un día y medio hasta el momento en que volvió a estar consiente, sintió en su mejilla un cosquilleo de una pequeña hebra que sobresalía de su almohada, sus ojos le parecían demasiado pesados y su cabeza le daba vueltas, tuvo una especie de sobresalto al darse cuenta que se encontraba en el hospital. Tensó sus brazos y bruscamente intentó levantarse pero desistió al instante al sentir el dolor en su brazo derecho provocado por aguja intravenosa que le administraba suero, sentía como su corazón palpitada demasiado rápido, se encontraba jadeando ansiosamente observando a todos lados intento recordar que había ocurrido, entonces lo entendió, no había ningún sonido a su alrededor. Ni el tintineo de la máquina que medía su pulso, ni ajetreo de la calle, ni el cantar de aquel azulejo que yacía en la ventana, ni sus latidos, ni su propia respiración. Su madre, su novio y un doctor entraron precipitadamente a la habitación, ella podía ver como sus bocas se movían pero no emitían ningún sonido. Por la impotencia comenzó derramar lágrimas y moverse violentamente.


    — ¡No puedo escuchar nada!, ¡No puedo escuchar nada!, ¡¿Qué fue lo que me paso?!, ¡No puedo escuchar nada! —exclamaba con todas sus fuerzas en un vano intento de escucharse a sí misma.


    Su madre lo abrazó con fuerza también derramando algunas lágrimas, beso su frente varias ocasiones y la presionó con fuerza hacia su cuerpo, creía que susurraba algo al oído mientras acariciaba su cabello y así, después de unos minutos pudo tranquilizarse un poco.


    Permaneció observando al techo como fuera de sí, su novio lo sostenía del brazo y lo acaricia en la mejilla, podía ver su preocupación en la mirada, Vivi observaba como a lo lejos charlaban su mamá y el médico, el doctor afirmó con la cabeza y su madre oculto su rostro entre sus manos estallando en llanto, el hombre se acercó a él y le mostró algo escrito en una pizarra:


    No tienes heridas internas graves en torso, tu pierna derecha tiene un esguince que sanara, tu cráneo tiene una contusión en la zona parietal, pero la explosión al estar tan cerca causó una ruptura en ambos tímpanos y por desgracia el daño es tal, que jamás volverás a oír.

    — ¡Nooo!, ¡No!, ¡No me puede estar diciendo esto!, ¡Esto no puede ser! — gritaba Viviana con tal intensidad que lastimó su garganta.

    Arrojó furiosa la pizarra a la pared y presionó el rostro con sus manos hasta casi arañarlo.


    —¡Salgan de aquí!, ¡Lárguense!, ¡Quiero estar sola! —prorrumpió furiosa mientras estallaba en llanto.


    Su novio tomó de la mano de su madre consolándola mientras sus ojos se cristalizaban, el doctor la observó por un segundo y un instante después la habitación quedo sola.


    Viviana lloró esa noche y por momentos algunos días más, cada día una enfermera llevaba comida, misma que recogía fría e intacta horas después, se le podía ver a la muchacha observando con cierta melancolía hacia la ventana sin pronunciar una palabra o siquiera voltear a ver a quien fuese que lo visitara.

    Era martes por la mañana, según sabía lo darían de alta al día siguiente, esto no le importaba mucho, abrió los ojos y observó a Josué su novio estaba su lado, se notaba cansado y con un halo oscuro debajo de sus ojos, comprendió que a pesar de su indiferencia él había permanecido a su lado todo el tiempo, buscaba esbozarle una sonrisa mientras tomaba su mano, él dudando un poco terminó entrelazándola sin dejar de observarla.

    >>Traigo algo para ti, ¿quieres que te lo muestre?<<

    Leyó en una pequeña nota. Viviana afirmó con la cabeza.

    El chico soltó su mano y la inclinó a un costado de la cama, frente a ella se elevaba una réplica exacta de violín Stradivarius, que por acústica y forma para muchos era considerado de los mejores, estaba valuado en cientos de dólares y había pocos en existencia.

    Sus manos temblorosas la tomaron con ansia, por breves segundos se olvidó de su situación y lo invadió una inmensa emoción, como una especie de gema preciosa lo observaba acariciando con suavidad la madera labrada, sus ojos se cristalizaban y una sonrisa se forzaba por salir enfrentándose aquella acérrima melancolía que la abatido por días. Tomó al chico en sus brazos y la besó, esperando que esta sensación pudiese volverse eterna.

    El chico se separó de ella sonriendo y le entregó el arco de este con una nota más.

    >>Toca para mi<<

    Dudando lo tomó y la observó de nuevo.

    — No puedo hacerlo…—susurró— yo ya no puedo escuchar…

    El chico la observaba con una insistencia y pudo leer en sus labios que le decía “inténtalo por mí”. Dio fuerte suspiro y reclinó en instrumento en su hombro izquierdo. Parte de ella le dictaba que lo dejará de lado, que no valía la pena, pero un pequeño murmulló en su interior le dictaba que lo intentara una última vez.

    Posesionó sus dedos en cada cuerda y comenzó a deslizar el arco sobre las cuerdas.

    En ese instante algo ocurrió nunca pudo explicar realmente que, era tal vez esa enorme pasión que sentía por lo que hacía, tal vez el no querer que vieran así sólo sintiendo pena y menos hacerlo el mismo, probarse que no era él final, pero más que nada el amor que veía depositado en la chica que lo observaba. En el momento en aquel suave silbido comenzó a emanar del instrumento este era transportado mágicamente por el viento a cada gramo de su ser, podía percibir en su piel cada partitura entonada acariciando con suavidad o dureza por cada onda de sonido, de pronto a su alrededor vio surgir cientos de bellísimos colores que danzaban tintineantes alrededor de toda la habitación revoleando como aves, lento o rápidamente según el grado de amplitud de cada nota, ahora degustar cada desliz de las cuerdas componiendo un soneto, observó derramado ambos lágrimas de alegría, él también podía percibirlo y no había forma de describir tan bello espectáculo. Con más entusiasmo siguió interpretando aquella melodía mientras el sonido que podría comenzó a apoderarse de cada centímetro del lugar, cada pared parecía abrazarlo y cantar con ella, Viviana se dejó llevar por completo por esta sensación y sin darse cuenta ahora ella formaba parte, era transportado a cada rincón del lugar adentrándose en las almas de todos impregnándolas gramo a gramo de cada sentimiento y cada sensación con las que alguna vez había sido creada esa canción.

    Viviana se volvió un músico mundialmente famosa por su talento y fortaleza, alguien alguna vez le pregunto cómo había logrado a lo que ella contestó:

    “Un hombre ciego puede jurar que la chica que ama es la más bella, por que aquella le atrae de una forma inimaginable y nada aparta de su mente ese deseo de querer estar a su lado la ve con el corazón, un par de amigos pueden sentirse que están cerca y darse cariño así los separe una enorme distancia y jamás hayan estado frente a frente, pues aprendieron a sentir con él corazón así como yo he aprendido a escuchar con él”
     
    Última edición: 14 Febrero 2015
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  2.  
    Kokonose

    Kokonose 鈍感

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    Es bastante fuerte y hermoso a la vez. Algo súper terrorífico debe ser perder uno de los sentidos después de haber vivido tantos años, y más si aquel sentido era esencial para poder realizar lo que te apasiona.

    De alguna manera esperaba que se le dificultara hablar dado a que no podía escuchar. Si no escuchás cómo su suena tu propia voz al hablar, es difícil que salga algo de tu boca por inercia. Sí, esperaba que se quedara sordomuda.

    Una cosa, parecía que el género era confuso durante el relato, sería bueno que revisaras eso. Ej: "Su pequeño sobrina".

    Felicidades, joven, un escrito muy inspirador.
     
  3.  
    Fénix Kazeblade

    Fénix Kazeblade Creador de mundos Comentarista destacado

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    Emmm si checaré eso, en ciertas cosas no estoy seguro si debe de cambiase, gracias.

    Pues no, yo no escribo tragedias, conmigo no concluye una historia de manera negativa y trágica, más si la dedico a alguien el día de San Valentine y es de amor, pretendiendo dejar un mensaje de "el amor todo lo puede", por lo que no podía terminar así. Por lo del principio, que bueno que te gusto.
     
    Última edición: 14 Febrero 2015

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