Hay sentimientos en contra de nuestra voluntad [Sessho&Kago]

Hola!!
Se que me tarde y no saben cuanto lo siento, solo espero que puedan perdonarme
Por alguna razon creo que este capítulo les encantara!!! así que espero sus comentarios donde me quieran matar =D
A partir de este capítulo narrará Kagome ok?
sin más las dejo

Capitulo 35​

“Marcas”​

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Me encontraba recostada en el árbol esperando poder recuperarme y vengarme lo antes posible de aquel ser que me robó los fragmentos de Shikon. Afortunadamente me habían dejado sola para que tuviera la oportunidad de pensar. Rin y Jacken habían ido en busca de comida para mí-aunque realmente no la necesitaba pues había comido muy bien en mi época- y Sesshomaru…bueno no tenía ni la menor idea de donde se encontraba.

La sombra que proyectaba el árbol era larga y fresca: excelente para concentrarme; respiré honda y profundamente, cerré los ojos y eché la cabeza hacía atrás dejando que los pocos rayos que entraban por los espacios del árbol cayeran sobre mi rostro. Tenía mucho que pensar: en primer lugar estaba Naraku, el maldito había robado mis fragmentos por lo que ya llevaría la mayoría de la perla, en segundo lugar me había dejado dañar tan fácilmente lo que significaba que tanto entrenamiento había sido en vano, en tercer lugar estaba el deseo correcto que se le debía pedir a la perla, en cuarto lugar estaba Sesshomaru, pronto mi misión habría terminado.

—Demasiadas cosas— murmuré para mí misma entre un suspiro. En verdad eran demasiadas cosas.

Lo más importante era la perla: aún faltaba el fragmento de Rin y el de Kohaku…De pronto abrí los ojos con cierta rapidez. Era cierto: Kohaku moriría si Naraku le arrebataba su fragmento. Nadie llegaba aún, tal vez ya se habían marchado sin mí. No, Rin jamás lo permitiría, a menos que Sesshomaru la hubiera obligado. Sin darle más vuelta al asunto decidí que era lo mejor.

Me puse de pie y miré alrededor: conocía perfectamente el lugar en donde estaba aunque solo fueran árboles lo que se veían. No estaba muy lejos de la aldea de Kaede. Me puse en marcha en esos instantes lo que más importaba era salvar la vida de Kohaku ya que si él moría estaba segura que Sango lo haría también. Miraba el cielo que estaba empezando a teñirse oscuro. Había pasado demasiado tiempo inconsciente y descansando, estaba perdiendo el tiempo.

De pronto la realidad me golpeó la cara: Rin también tenía un fragmento, mi corazón dio un golpe, ¿Qué haría? De la misma manera en la que la preocupación apareció, desapareció. Sesshomaru jamás dejaría que Naraku le hiciera daño. Suspiré aliviada pues era un peso menos encima. No me di cuenta que ya había llegado al pueblo, rápidamente busqué la casa de Kaede: estaba segura que Sango estaría ahí.

— ¡Kagome, estas bien! —gritó la anciana cuando entré por la puerta sin aviso alguno

— ¿Dónde está Sango? —busqué con la mirada pero no había absolutamente nadie, solo se encontraba ella.

—Ella se marchó junto con los otros— se puso de pie y caminó hasta que se encontró de frente conmigo

— ¿A dónde han ido?

—Después de que Kikyo te sanó, vino hacia acá, pasaron un tiempo aquí hasta que ella recuperó las almas que había perdido. Cuando lo hizo sintió la presencia de un fragmento que se encontraba casi purificado por un segundo pensó que eras tú pero eliminó la idea cuando dedujo que tu nunca dejarías un fragmento sin purificar además de que rápidamente nos explicó que Naraku te había herido para quitarte los fragmentos— no sabía cuál era la expresión de mi rostro pero estaba segura que era totalmente desconcertada. Kikyo me había curado, había gastado sus almas para salvarme la vida, sin duda tenía que agradecerle el gesto.

— ¿No sabes de quién era el fragmento?

—Parece ser que era de Kohaku— suspiré aliviada. Ella había deducido a la perfección lo mismo que yo y se me había adelantado, lo único que ahora tenía que hacer era esperar a que Naraku atacara

—Ya veo, entonces no tengo nada que hacer aquí, adiós Kaede— le di la espalda pero justo cuando estaba a punto de salir ella me detuvo

—Kagome ha pasado tanto tiempo, has cambiado, tu expresión es tan seria.

—Lo sé —gire la cabeza un poco para que ella supiera que le prestaba atención— Kaede tal vez esta sea la última vez que nos veamos

—Se a que te refieres

—Qué bueno que lo entiendas— entonces giré para verla de frente, corté la distancia que nos separaba y la abracé— mucho gusto en haberte conocido Kaede

—Igualmente Kagome— ella correspondió mi abrazo. Me separé de ella y salí por la puerta dejándola atrás.

…………………………….​

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La humana no estaba donde la había dejado, giré la cabeza en busca de su presencia más nunca apareció. Se había alejado otra vez. Rin y Jacken tampoco estaban pero estaba seguro que tal vez habían ido a buscar algo de comer para la humana. Me senté en aquel árbol a pensar: en primer lugar estaba el maldito de Naraku que le había arrebatado los fragmentos a la humana y era de suponerse que la perla estaba a punto de completarse. En segundo lugar estaba la humana, si la perla ya estaba casi completa significaba que ella estaría a punto de irse

—La marcaré— esta vez estaba seguro que lo haría, esperaría que llegará la ocasión adecuada.

……………………​

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Me encaminé hacia el pozo: ahora no podía regresar, Naraku me había quitado mis fragmentos pero estaba segura que cuando pidiera el deseo correcto regresaría a mi hogar, al cual pertenecía. Estiré los brazos delante de mí y recargué uno de ellos en la orilla del pozo-ya que en el otro llevaba el arco- mirando la oscuridad, recordando cómo había llegado. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de un fragmento de Shikon: era Rin no tenía la menor duda. La noche iba cayendo poco a poco. Me giré y me senté en la orilla del pozo esperando a que ella se acercara

— ¡Kagome al fin te he encontrado!— gritó ella mientras sacudía una de sus manos ya que la otra la traía llena de frutas distintas. Le sonreí pero pronto esta sonrisa se borró al ver que detrás de ella se colocaba la presencia maligna de Naraku

— ¡Rin, cuidado!— me levanté bruscamente y corrí en su dirección alistando una flecha pero ella se encontraba aún muy lejos. Rin volteó hacia atrás, acto que nunca debió haber hecho— ¡NO! —grité eufórica cuando Naraku enterró uno de sus tentáculos en su pecho tal como había hecho conmigo y le arrebataba el fragmento que yo le había brindado

—Sigues siendo una inútil Kagome— dijo Naraku con una sonrisa, le disparé la flecha purificada al máximo nivel pero no le hizo nada— tus flechas no me pueden dañar, no mientras no encuentres mi corazón—¿su corazón?

—Maldito— grité cuando él se desvaneció, inmediatamente llegué al cuerpo de Rin. Afortunadamente aún seguía respirando y con mucha más suerte Naraku no había insertado veneno. Sin perder tiempo coloqué mi mano en su herida y comencé a sanarla— estarás bien— murmuré, aunque sabía que ella no me escuchaba, mientas la curaba miré las frutas que había tirado no pude evitar sonreír y llorar. Todo era mi culpa, debía ser más fuerte. Ella había sido dañada por mi culpa, por preocuparse por mí, por mis errores cometidos.

Cuando acabe la sanación cargué a la pequeña y la coloqué en mi espalda. La herida había sido muy profunda por lo que deduje que necesitaría descanso. Tomé las frutas que se encontraban en el suelo y me dirigí una vez más a la casa de Kaede.

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Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando sentí el aroma de Rin, no muy cerca pero tampoco muy lejos. Me puse de pie tratando de seguirla ya que estaba seguro que ella estaría con la humana. Caminé a paso lento pues no había ninguna prisa para hacerlo rápido…mis ojos se abrieron de sorpresa cuando sentí la presencia de Naraku otra vez y lo peor era que se encontraba cerca de Rin: apresuré el paso hasta que comencé a volar; Naraku me las pagaría si le hacía algo. Cuando llegué a aquel lugar la presencia había desaparecido, el maldito se había vuelto a escapar pero se sentía en el aire el olor a sangre: Rin había sido dañada, estaba a punto de acercarme hasta que vi a la humana acercarse al cuerpo de Rin…la estaba sanando, vi como pequeñas gotas resbalaban por sus mejillas. De pronto la cargo y se la llevo.

Naraku me pagaría todas: una por una. Primero había hecho daño a mi humana y después a Rin, eso no se lo perdonaría jamás.

……………..​

​

—Kaede— murmuré mientras entraba

— ¿Si?

—Lamento haberte despertado— no me había dado cuenta que la oscuridad se estaba haciendo presente

—No hay problema, cuando uno ya es viejo no aguanta estar despierto tanto tiempo— sonreí ante esa expresión, bajé a la pequeña de mi espalda colocándola en mis brazos

—Rin necesita descansar, fue dañada por Naraku y he tenido que sanarla

— ¿Él estuvo aquí? ¿Por qué no lo sentí? —ella posó una de sus manos en su barbilla pensando

—Seguro ya te habías quedado dormida— me dirigí hacia la cobija que se encontraba en el suelo y recosté a Rin de modo que quedará cerca de la fogata

—Tienes razón— Kaede se acercó a mí y colocó una manta encima de la pequeña para cobijarla

—Te ruego la cuides…mañana vendré por ella

— ¿No quieres quedarte a descansar tu también? —la anciana me miró por unos instantes

—No, ya he descansado demasiado— Salí una vez más por la puerta sin despedirme: no era necesario pues ya lo había hecho.
Me encaminé hacia el árbol sagrado, me sentía furiosa conmigo misma: todo lo que había hecho en mi época había sido en vano. Recargué mi espalda en el árbol sagrado y eché la cabeza hacia atrás, cerré los ojos para empezar a concentrarme en mi energía…no solo tenía que pensar que era fuerte sino que tenía que serlo.

—Humana— oí que muraba una voz varonil imposible de no identificar

— ¿Qué quieres Sesshomaru? —respondí bruscamente, no me encontraba de humor para hablarle como siempre lo solía hacer

—Has salvado a Rin

— ¿Cómo sabes eso? —abrí los ojos encontrándome con que él estaba a escasos centímetros de mí

—Te he visto— asentí con la cabeza y volví a cerrar los ojos mareada pues su aliento inundaba hasta el último de mis sentidos

—Ella estaba muy herida pero la curé enseguida, sin embargo necesita descanso. En estos instantes se encuentra en la casa de Kaede— por unos momentos nos quedamos en silencio ambos, hasta que me di cuenta de que si Naraku le había arrebatado el fragmento a Rin la perla ya estaba completa: solo faltaba el fragmento de Kohaku, lo que significaba la despedida que había sido anunciada desde el principio, la despedida final— Sesshomaru— dije firme y decidida sin vacilación alguna. No abrí los ojos por lo que no pude adivinar su expresión— como sabes mi misión aquí está a punto de concluir— esta vez abrí los ojos encontrándome con los suyos dorados tan fríos e inexpresivos como siempre

— ¿Y? —él no apartaba la mirada de mi por lo que continué

—Quiero decirte que…que…—tomé aire rápidamente, estaba empezando a hiperventilar — ¡Te amo! —Miré su expresión, pero está no cambio— y aunque sé que tal vez no sea correspondida quiero decirte que te amo y nada cambiará eso— aún nada; tal vez había sido un error decírselo más no estaba arrepentida. Por unos instantes ambos nos quedamos en silencio hasta que él se acerco a mí recargando uno de sus brazos en el tronco del árbol encerrándome.
El corazón me comenzó a palpitar tan bruscamente que estaba segura que él lo podía oír. ¿Por qué no me decía nada? ¿Qué significaba aquello? No podía apartar mis ojos de los suyos: todas sus facciones me parecían tan perfectas. Acerco su rostro hacia mí…

—Kagome— murmuró cerca de mi oído, todo aquello no tenía sentido para mí, dirigió su boca a la mía y me besó. Su beso no era nada suave: sentía fuego por todas partes, me sentía inundada de su presencia. Quité las manos del tronco y las lleve a su cabello acercando su rostro más al mío despegó su boca de la mía y la bajo hasta mi cuello. Escondí mi rostro entre su cabello para inhalar su fragancia, no había parte de mi cuerpo que no estuviera inundado de su presencia…en esos momentos ya no pensaba absolutamente nada. Se separó de mí, me miró por unos instantes y tomó mi muñeca derecha, la llevó a su boca sin dejar de mirarme y la mordió: un leve grito salió de mis labios, dirigió su cabeza hacia mi cuello ascendiendo hasta llegar a mí oído donde murmuró:

—Ahora me perteneces— alcé la muñeca y la coloqué delante de mí: ahí donde él me había mordido se había formado una luna exactamente igual a la de su frente

—Si— afirmé, ahora le pertenecía…esa era la respuesta que tanto esperaba: él me amaba tal y como yo lo hacía. Le tomé el rostro con ambas manos y lo besé de manera furiosa y apasionada, él me abrazo por la cintura. Ahí en la oscuridad, bajo la luna llena nos habíamos unido en un solo ser, un solo cuerpo, una sola alma, un solo corazón: no existían una humana y un youkai solo dos personas convirtiéndose en una sola.

 

Moshi Moshi
Soy mala y cruel pero la escuela me ha tenido FULL. Siento la tardía pero espero que con este capítulo se pongan felices!!

Capitulo 37​

“Retenida”​

Hace dos días me sentía la mujer más dichosa de la tierra pero ahora en estos instantes en los que Naraku había decidido atacar la aldea toda la felicidad se había esfumado convirtiéndose en angustia: el día final había llegado.

—Kaede, auxilia a todos los que salieron afectados— ordené de manera seria mientras tomaba uno de los arcos que se encontraba en la esquina de su ya dañada casa— llévate a Rin lejos de aquí— mientras le daba la espalda miré una vez más la marca que me señalaba como la única mujer de Sesshomaru, di un leve respiro procurando que todo el aire entrara en mis pulmones…Inuyasha aun no había llegado y la única respuesta que encontraba era que probablemente ellos ya estarían esperando en algún lugar muy lejano enfrentarse con nuestro enemigo: Naraku moriría esta tarde. Di la vuelta bruscamente tanto que sentí un ligero mareo.

—Kaede, deséame suerte— me acerqué a ella y la abracé como si ella fuera parte de mi familia en esa época y de cierta manera así era

—Claro Kagome, ten mucho cuidado pero ¿irás sola? —sus brazos se soltaron de mi cintura y los dejó caer a su lado mientras me dirigía una mirada llena de confusos pensamientos. Era cierto, estaba sola, completamente sola. Aquel día en el que me había entregado a Sesshomaru el había sentido la presencia de Naraku y había decidido investigar dejándome a mí a cargo de Rin, sin embargo eso no significaba que fuera una insignificante humana, yo sabía la fuerza que poseía y sabía que sería capaz de ayudarles en su cometido

—Si— la respuesta fue clara y firme, me encaminé hacia la puerta mirando por última vez a mí familia que yacía ahí parada viéndome partir una vez más. Rin aún dormía profundamente, las únicas veces en las que despertaba solo era para beber agua y aunque solo pidiera eso su estado mejoraba poco a poco. Volteé rápidamente hacía mi objetivo: corrí en dirección al bosque siguiendo la presencia de aquel ser que tanto repudiaba y que me había hecho la vida miserable en todo sentido

— ¿A dónde vas Kagome? —murmuró una voz femenina: una voz que yo conocía a la perfección

— ¿Tenemos un mismo objetivo no es así Kikyo? —respondí con otra pregunta

—Cierto— ante mis ojos aparecieron todos mis amigos incluyendo Inuyasha

—Entonces ¿Qué hacemos perdiendo el tiempo aquí? —dijo él de manera molesta, no pude evitar sonreír ya que hasta en el último momento su carácter no cambiaba.

—Él tiene razón— dije apoyándole, sin embargo pude notar su enfado al llamarlo de esa manera. Sin decirme una palabra más todos habían comenzado su carrera: Sango, Miroku y Shippo iban montados en Kirara volando en el cielo a toda prisa, Kikyo iba en la espalda de Inuyasha tal como antes yo solía hacer…no pude evitar sentir nostalgia combinada con alegría: era bueno recordar esos bellos momentos en los que disfrutábamos de los días soleados. La única que sobraba por lenta era yo, pude notar como Inuyasha volteaba hacia atrás tratando de aminorar el paso para que me acompañara y la mirada fría e indiferente de Kikyo al ver que yo solo les retrasaba incluso los demás iban a mi paso

—Pueden adelantarse no hay problema— traté de decirles mientras corría pero nadie me contestaba, incluso durante el recorrido Miroku me ofreció subirme a Kirara pero la negué como era común. Los árboles pasaban a mí alrededor como los segundos ¿Cuánto faltaría para que yo regresara a mí casa y todo lo que viví fuera solo un recuerdo? La respuesta no era otra más que poco. Alcé la vista en un intento de enfocarla en mis amigos que volaban por los cielos (los cuales después de un tiempo habían decidido adelantarse) cuando me acorde de Kohaku —Kikyo ¿Qué ha pasado con Kohaku?

—Lo salvé, sabía que Naraku tarde o temprano le quitaría su fragmento así que use la mayor parte de mi energía para regresarle a la vida ¿Por qué preguntas? —por primera vez en todo el camino me miró fijamente sin ningún sentimiento repulsivo

—Solo preguntaba ya que la última vez se había ido por eso, supongo que Sango debe estar feliz— miré al suelo, al menos alguien podía ser feliz en esos instantes. De pronto el ambiente cambio, se podía sentir la tensión por todos lados, el cielo azul se había convertido en un cielo solo lleno de nubes oscuras pero sobre todo la presencia de Naraku se había hecho presente en esos momentos. Podía sentir la perla.

—Está a pocos…

—Pasos de aquí— completó Kikyo lo que estaba a punto de decir

—Puedo olerlo— Inuyasha movía la nariz frenéticamente hacía un solo lugar: el norte, donde se encontraba una montaña conocida como la de “la purificación” ¿ese era el lugar en el que había decidido pelear?

—Corre Inuyasha— gritó Kikyo mientras este le obedecía y corría reprimiendo sus impulsos de aminorar la marcha por mí. Traté de correr a la par pero no podía: el ser humana a veces traía complicaciones, todo absolutamente todo estaba llegando a su fin, mientras corríamos hacía aquel lugar divisamos una sombra, que solo podía permanecer a él.

—Naraku— susurré en voz baja, estaba a varios metros de distancia. A mí me tomaría mucho llegar pero para Inuyasha tal vez era pan comido…pude notar como el disminuía la marcha aún con las palabras (seguramente negativas) que le susurraba Kikyo al oído, me odiaba en esos momentos ¿Cómo era capaz de permitirme ser inútil en momentos importantes? De pronto como si alguien le hubiera llamado una brisa soplo a mi lado

— ¡Sesshomaru! —susurré demasiado asombrada cuando él se colocó a mí lado y con una de sus manos me levantó colocándome en su espalda tal como Kikyo e Inuyasha. Él corrió incluso más rápido que Inuyasha dejándolos atrás por una buen tramo. Mi corazón comenzó una marcha casi frenética pues sabía que él estaba conmigo y siempre lo estaría aún cuando no permaneciera con él. Su mirada solo se enfocaba en el objetivo, sus facciones eran finas pero a la vez llenas de odio, su cabello revoloteaba en el aire mientras corría más aprisa— ¿Dónde has estado?

—Ocupado, buscándolo. Se ocultó muy bien pero ahora… —su voz sonó grave en la última palabra, miré hacia atrás y divisé a Inuyasha ya bastante alejado de nosotros, sabía que odiaba a Sesshomaru en todos sentidos y sabía que trataba de alcanzarnos para no perderse nada pero ahora ya nada me importaba si me encontraba a su lado.

Naraku se colocó frente a nosotros incluso antes de que llegáramos, un leve mareo me invadió por el susto. Él era un completo cobarde pues había llegado recubierto en su escudo, sin embargo, por muy recubierto que estuviera, el infeliz estiró uno de sus tentáculos y me derrivó de la espalda de Sesshomaru haciendo que cayera directamente al suelo

— ¡Morirás! —Sesshomaru desenvainó su espada y atacó con el poder “nuevo” que había desarrollado pero este no funciono. Me levanté del suelo algo aturdida y presté atención a la batalla.

— ¡Eso es lo que tú crees! — bufó burlón mientras se elevaba por los aires evadiendo los ataques de Sesshomaru

— ¡Maldito Naraku! —gritó Inuyasha desde atrás imitando los pasos de su hermano. Soltó a Kikyo dejándola a mi lado y corrió a atacar

—No sean tontos, no lograrán tocarme— volvió a burlarse

— ¿Tú tamaño te ha hecho más idiota Naraku?— preguntó Inuyasha mientras convertía al colmillo de acero en rojo para romper el campo de energía que lo cubría.

—No, solo más fuerte— saco sus tentáculos y tomó a Inuyasha por la cintura evitando que lograra su ataque. Lo elevó más allá de su cabeza para después dejarlo azotar sin compasión en el suelo

— ¡Hirai-koutsu! — gritó una voz femenina perfectamente reconocible…Sango se encontraba en los cielos juntos con Miroku y Kirara pero Shippo no estaba en ningún lugar lo cual me preocupo.

—Ellos se adelantaron para dejar al zorrito en otra aldea— dijo Kikyo adivinando mis pensamientos

—Gracias— fue lo único que pude decir. El mareo no desaparecía, no entendía porque me había afectado tanto la caída (tal vez porque no comía adecuadamente desde hace tiempo). El ataque de Sango no había funcionado, Naraku había lanzado en su contra el arma provocando que tanto ella como Miroku cayeran lastimados, ambos habían quedado inconscientes. Inuyasha preparó una vez más a colmillo rojizo mientras Sesshomaru atacaba una vez más con el colmillo negro. Yo tenía que ayudarles de alguna manera.

—Kikyo cuida de Miroku, Sango y Kirara— tomé el arco con firmeza y sin detenerme a escuchar la respuesta de Kikyo me acerqué a aquella escena

— ¡Inuyasha…rompe su escudo! —ordené de manera frenética. Pude notar de reojo como Sesshomaru entornaba los ojos aunque no sabía bien si era porque había llamado a Inuyasha con tanta confianza o si era porque le había pedido ayuda a él.

— ¡Claro que lo haré! —contestó de manera casi eufórica, tampoco sabía si se aplicaban las mismas razones a él. Si todo funcionaba como lo estaba planeando Naraku, desaparecería muy pronto.

Inuyasha transformó una vez más a colmillo de acero en colmillo enrojecido listo para atacar pero antes de que lo hiciera lancé una flecha purificada al medio nivel

— ¿Crees que me harás daño con eso Kagome? —Tal como lo había pensado, Naraku se había distraído con mi ataque dándole la oportunidad a Inuyasha de atacar

— ¡Concéntrate!— bufó Inuyasha mientras rompía su escudo

— ¡Que! —exclamó sorprendido

— ¡Sesshomaru! —grité. El pareció adivinar mi plan y comenzó a cortar uno a uno los tentáculos que Naraku poseía. Ambos hermanos comenzaron la batalla final— ¡Kikyo! —volteé la cabeza esperando encontrarla cerca. Afortunadamente seguía junto con los chicos, que habían reaccionado hace unos instantes— necesito tu ayuda.

—Bien— se puso de pie y se dirigió a donde yo me encontraba alistando su arco al mismo tiempo que yo lo hacía

—Flecha al máximo nivel— dije algo nerviosa. Ella asintió con un solo movimiento de cabeza y dirigió la mirada apuntando con la flecha al objetivo en común que estaba frente a nosotras. Traté de concentrarme y pude encontrar su corazón: el muy tonto lo había mezclado junto con la perla de Shikon. Se encontraba justo en su estomago, ahora todo acabaría.

— ¡Ahora! —exclamó Kikyo cuando supuse ella también había encontrado el corazón. Solté la flecha justo al mismo tiempo que ella lo había hecho. Ambas se cruzaron formando dos espirales que se entrecruzaban coloreando su camino hacia las alturas de un color lila.

— ¡No puede ser! —Naraku miró las flechas acercarse y sin poder hacer ningún movimiento, estas alcanzaron a su objetivo. — ¡No me derrotarán tan fácil! —su rostro no mostraba temor y su sonrisa negaba todo indicio de haber sido derrotado. Las flechas tomaron más brillo del común desintegrando el cuerpo totalmente; al fin todo había acabado, solo quedaba una cosa más:

La perla se había posicionado frente a mí, absorbiéndome completamente.

—Adiós— dije en un suave murmullo perfectamente audible para el Hanyou y el Youkai que permanecían a metros de distancia corriendo frenéticamente hacia mí. Sesshomaru habíaa sido más veloz reteniéndome con una de sus manos, impidiendo que la perla me llevará consigo. Con una sonrisa me solté de su agarre, enfrentándome hacia mi destino.

-*-*-*-*

Desperté en ese oscuro y tenebroso sitio: estaba segura que me encontraba dentro de la perla de Shikon ya que por muy oscuro que estuviera, la calidez era increíblemente impresionante.

—Kagome…ha llegado el momento

—Lo sé— contesté a un voz que retumbaba en el vacío y que no pertenecía a nadie.

—Deseas permanecer junto a ese Youkai ¿No es cierto? —la voz de la perla era tentadora. Entorne los ojos. Sí, yo quería permanecer al lado de Sesshomaru

—Eso no tiene nada que ver— contesté casi segura de mí misma

—Lo tiene, si me lo pides yo puedo hacer que siempre permanezcas al lado de él— por un segundo la duda apareció en mi mente, sin embargo había algo más importante

— ¿Y permitir qué ocasiones desastres en cualquier lugar donde estés? ¿Qué cualquiera te posea para sus deseos de egoísmo? —mi voz se quebró en la última frase— jamás

— ¿Entonces qué es lo que deseas? ¿Qué nada de esto hubiese ocurrido?

—No, mi deseo correcto es… ¡Que desaparezcas de este mundo perla de Shikon! —mis palabras fueron firmes y claras. La perla comenzó a invadir el lugar con un aura rosada, poderosa, para después comenzar a fragmentarse y finalmente a volverse nada más que un triste recuerdo. Las murallas negras desaparecieron de mí alrededor; ahora si… Todo había acabado. Cerré los ojos con demasiada fuerza esperando encontrarme en mi época, junto con mi familia, en mi habitación, dejando todo atrás como un bello y lindo recuerdo.

-*-*-*-*

Tome aire lentamente. Las lágrimas comenzaron a asomarse de entre mis ojos, siguiendo un suave recorrido desde la ventana hasta el cuello. No lo podía creer, todos se habían ido, todos se habían marchado, todo había acabado. Tome aire una vez más ruidosamente y abrí los ojos con mucho cuidado esperando encontrarme acostada en mi cama. El dolor era realmente insoportable.

—Al fin te has despertado Kagome — Me recibió Kaede seriamente

— ¡¿Qué?! —un latigazo de energía recorrió mi cuerpo— ¿Por qué sigo aun aquí?

—Algo te mantiene retenida, algo de esta época— la anciana recorrió mi cuerpo entero de pies a cabeza con la mirada posicionándola justo en la marca que tenía en la muñeca. Algo apenada alejé la vista hacia otro lugar y podía notar como mi rostro ardía en llamas vivas— ¿Qué has hecho últimamente?

—Pues…me he hecho mujer de Sesshomaru— la cara me estaba hirviendo. Miré a la anciana, la cual se dedicó a tocar una y otra vez la luna de mi muñeca pasando la mirada de esta a todo mi cuerpo. Tenía miedo a lo que estaba pensando.

— ¿Has sentido algo últimamente? —preguntó aún sin mirarme

—He estado algo mareada y un poco fatigada ¿Por qué? —enarqué una ceja, ¿Por qué me preguntaba tantas cosas? Estaba retenida en esa época, lo que significaba que me quedaría con ellos, no debería estar tan seria. Ella no contestó, se limitó a tensar la boca transformándola en una perfecta línea de tensión. Se colocó de pie y se encaminó hacia la puerta

— ¡Ayumi! ¡Ven por favor! —gritó a los aires. ¿Ayumi? Yo recordaba ese nombre: era la sacerdotisa que me había curado hace ya tiempo o al menos eso era lo que lograba recordar

—Sí, señora Kaede— En el umbral de la puerta apareció una joven de cabellos largos rojizos amarrados en una coleta y ojos grandes color verde, además de que tenía varias pecas claras en el puente de la nariz. Si, ella era la sacerdotisa que me había sanado tiempo atrás cuando yo no tenía energías. Ambas entraron colocándose y arrodillándose cada una a mi costado— señorita Kagome me alegra volver a verla

—Igualmente— contesté nerviosa. El corazón me latía frenéticamente y unas ganas de vomitar se apoderaban de mí.

— ¿Sucede algo señora Kaede? —preguntó ella lentamente. Kaede colocó una de sus manos en mi estomago y miró fijamente hacía mí para después colocar sus profundos ojos en los de Ayumi. Era algo que yo no deseaba escuchar, algo que ni siquiera me imaginé, algo ante lo que no sabía cómo reaccionar.

—Ayumi, has sido mi alumna desde hace ya tiempo por lo que te harás cargo de Kagome por un largo tiempo

—Claro que sí, pero puedo preguntar ¿Por qué? — con un suspiro la anciana se limitó a contestar con firmes y claras palabras mirando al suelo

—Ella está embarazada.

Fin



Jajaj no es cierto, simple broma ^^
espero sus comentarios y sus "me gusta" y si no una cálida sonrisa es suficiente. Disculpen la broma, este no es el fin, aún falta mucho....(no ya falta poco) para llegar al verdadero final X'D
Nos vemos

 

Tanto tiempo ¿Verdad? Bueno, tuve algunas experiencias feas que por el momento no quiero siquiera recordar. Espero que aun me sigan y lamento haberlas abandonado tanto tiempo, ahora intentare subir un capitulo cada tres días, así que espero me puedan aguantar solo unos momentos. La historia ya esta en su fase final, así que deseo que puedan apoyarme. Les digo que solo avisaré a aquellas personas que comenten, ya que no quiero obligar a alguien a poner un "me gusta" (que por el momento creo que esta ausente) o a leer la historia cuando no quieren o no les gusta. Si nadie comenta lo entenderé, aún así, seguiré hasta llegar al final y comenzar con otra más. Bueno nos vemos el Miércoles (con suerte, claro esta)

Capitulo 38

“Tolerada”​

No lo podía creer, yo estaba embarazada a pesar de mi corta edad y no era un niño cualquiera, era el hijo de un poderosos Youkai y para ser poco era el hijo de Sesshomaru.

Desde ese día un rayo de luz brillo conmigo, un hijo del hombre que amaba era casi una bendición o al menos para mí lo era…


— ¡¿Un hijo?! — gritó del susto Sango que trataba de controlarse cuando se lo había dicho. Aquella pequeña habitación de Kaede se transformó pronto en un lugar que guardaba en su interior a más de cinco personas: Sango y Miroku, Kaede y Ayumi, Shippo y Kirara y desde luego yo y mi pequeño hijo.


— Sango, es el momento para decírselo— comentó Miroku con gesto serio.

Ella se limito a asentir una sola vez con la cabeza, salió de la casa por unos breves instantes para después regresar con un niño entre brazos. Nadie se quedo más sorprendida que yo.


—Kagome, él es nuestro hijo, se llama Ganta— me levanté de la pequeña cobija en la que me hallaba recostada para mirarlo de cerca. El niño que me habían presentado con el nombre de Ganta era de cabellos negros como los de Miroku y piel blanca como la de Sango, era la mezcla perfecta de ellos dos.


— ¿Por qué me lo dijeron hasta ahora? —pregunté crédulamente, el niño aparentaba perfectamente los 8 meses de edad


— Intentamos, el día en el que te encontramos, tratamos de decírtelo pero teníamos que capturar a Kagura y tú parecías bastante deprimida— respondió inmediatamente.


— Wow, me han dejado sin palabras. Es un niño hermoso, solo espero que el mío sea igual de hermoso— llevé inconscientemente las manos a mi abdomen esperando encontrar-inútilmente-señales de vida.


— ¡¿Qué Kagome esta qué?! — gritaba un furioso casi histérico Inuyasha, él había entrado rápidamente a la casa sin tener consideraciones con ninguno de los que se encontraba allí, aventó a cualquiera se le atravesara en su camino para solo llegar a donde yo me encontraba.


— Joven le pido que no la moleste en sus condiciones— Sayumi trataba de tomarlo por el hombro para que se tranquilizara sin éxito alguno pues su miedo era mayor.


—Déjeme en paz, es con ella con la que quiero hablar— dijo molesto. Ójala no se hubiera enterado pero era algo inevitable, tomé aire casi ruidosamente para atreverme a hablarle


— Inuyasha…— Antes de que continuará, él tomó mi brazo derecho examinándolo desde arriba para después llegar justo a ese lugar. Levantó la otra mano evitando transformarla en puño y con movimientos casi agresivos paso los dedos donde reposaba esa luna


— De modo que te has entregado a ese maldito


— Si


— Lo sabía, ¿has considerado que esa cosa de tu panza será un hibrido?


— ¡No lo llames así! ¿Qué si lo sé? Por supuesto que sí pero he decidido tomar el riesgo— las palabras pronto se transformaron en llanto.


— ¡Eres una tonta Kagome! No quiero volver a ver tu horrorosa cara— soltó mi mano con rudeza y se marchó sin voltear ni una sola vez a verme a mí o a los demás. Cuando el pequeño Ganta comenzó a llorar, Sango y Miroku decidieron salir para tranquilizarlo.


— ¿A dónde ha ido? — pregunté sin querer a Kaede, me preocupaba de lo que le pudiera pasar, era egoísta de mi parte pero lo quería conmigo, a pesar de las circunstancias él era mi amigo


— Inuyasha no creía en lo que le decía por lo que vino a comprobarlo. Antes de venir me había dicho que si esto resultaba ser verdad se iría a otra parte junto con Kikyo, para que vivieran juntos y como la perla ya había sido destruida al igual que Naraku no tenía sentido que siguiera aquí.


— De modo que ¿Se ha ido? — Las lágrimas hicieron de nuevo su presencia.


— Sí— eso era lo que me preocupaba, había decidido hacer su vida junto con Kikyo, de alguna manera me hacía feliz pero también desdichada. Si esa era su felicidad yo la respetaba aunque no hubiéramos terminado bien. Esa había sido la despedida más triste que había llegado a tener alguna vez.


— Déjenme solo con ella— retumbó una voz en aquella pequeña habitación, una voz que reconocía a la perfección en cualquier parte del mundo. Mi corazón latió repentinamente, coloreando de rojo mis mejillas y ayudándome a temblar no solo de nerviosismo si no de miedo también.


— Lo siento pero no puedo dejarla sola— encaró Ayumi arrodillándose a mi lado, sin apartar la vista de mí.


— Está bien. Él es el padre— El solo el hecho de que mencionara eso me hizo sentir un escalofrío por mi espina dorsal; de reojo logré ver como Sesshomaru fruncía el seño. Ella asintió una vez y se retiró junto con todos, finalmente nos quedamos solos él y yo, nadie se atrevía a hablar


— ¿Cómo paso? — rompió el silencio. ¿Cómo? Esperaba un hijo y lo único que él se atrevía a decir era “¿Cómo?”, una furia se apodero de mí.


— ¡Como toda cosa normal! El hecho de que seas un youkai no quiere decir que no te pueda suceder


—No lo acepto


— De modo que me dejaras sola con esto


— No lo haré, el es mío. Me resulta imposible de asimilar— su voz era fría y no lo culpaba. Ninguno de los dos se lo esperaba. Él se acercó a mí, paso una mano por mi rostro, mis labios, acercó los suyos y me dio un suave beso.


—Te amo— susurré cuando soltó mis labios de los suyos. Sesshomaru no respondió solo se limito a salir. Me habían dejado sola, no sabía lo que significaba aquello, no sabía si él me había dejado sola o había decidido quedarse conmigo pero nada me importaba, solo aquella vida que se encontraba en mí, solo con esa pequeña criatura dentro de mí, podía considerarme feliz de por vida.


Primer mes

Ayumi era realmente agradable, me hacía comentarios graciosos de vez en cuando para hacerme sonreír cuando Sesshomaru se marchaba junto con Rin en busca de comida para mí, sabía cuanto se preocupaban por mí y eso hacía que lo quisiera más. Kaede no me dejaba ayudarle cuando le llegaban a buscar para uno que otro exorcismo o curas inmediatas, me hacían quedar recostada la mayoría del tiempo, las únicas veces en las que salía era para tomar el sol y caminar un poco. Era raro de decir pero veía que mi abdomen estaba tornándose abultado, esperaba con todo el corazón que fuera un niño del cual me sintiera orgullosa al igual que el hombre que tenía mi corazón.


Segundo mes

Los vómitos se hicieron más notables y los mareos tampoco se hicieron a esperar, la mayoría de las veces mis palabras estaban llenas de fluidos que no deseaba tener. Sesshomaru me miraba con frialdad en la esquina de la casa esperando el mejor momento para acercarse y ofrecerme los atuendos que traía para mi, miraba unos cuantos segundos mi abdomen para después seguir con un fruncimiento de ceño y salir por la puerta sin decir nada, en ocasiones no volvía hasta dentro de una semana o más y en ocasiones deseaba seguirle pero el sueño y el cansancio me atacaban por lo que permanecía en la “cama” la mayor parte del tiempo. Ayumi me levantaba aproximadamente cada 3 horas para darme de comer y Kaede le ayudaba en los momentos en los que llegaba a desmayarme, en esos momentos deseaba que él estuviera conmigo pero no se encontraba, me hacía sentir triste.


Tercer mes

Los mareos y vómitos desaparecieron a las pocas semanas, día a día sentía como mi abdomen no era más que un bulto, mis pechos crecieron como no pensé que lo harían y la ropa que me traía Sesshomaru ya no era suficiente para retener mi abdomen. Notaba su mirada fría constantemente siempre en el mismo lugar, observando como Ayumi me daba de comer distintas carnes, frutas y verduras que él lograba casar durante los días en los que se ausentaba. La comida que traía era para más de un mes por lo que no necesitaba preocuparme mucho, sin embargo temía que algo me llegara suceder a mí o al bebe ya que no estaba recibiendo los cuidados necesarios que se ofrecían en mi época sin embargo todas estas penas se curaban cuando el abandonaba su sitio para acercárseme, mirarme y besarme con los más dulces labios. Estos días el no se alejó de mi lado, solo lo hacía cuando demonios de gran poder llegaban a atacar la aldea, estaba segura que era protegerme a mí pero también a los demás. Sango y Miroku llegaban con su bebe a visitarme en muy pocas ocasiones pues tal parecía que ella estaba embarazada de nuevo, me daba consejos de cómo actuar con Sesshomaru, era raro pero sentía como si estuviera en mi época junto a los que tanto me querían y ahora no volvería a ver más.


Cuarto mes

Era realmente penoso los momentos en los que Ayumi tenía que bañarme frente a Kaede (y en poquísimas ocasiones, Sesshomaru) sentía arder en fuego propio, aunque nadie de los que se encontraba presentes decía nada. Ayumi hacia extrañas observaciones acerca de mis pechos que cambiaban y mi abdomen que empezaba a crecer más de lo normal. Conforme pasaron los días me comenzaba a doler la espalda, tenía que pasar la mayor parte del tiempo recostada hasta que él iba a mi lado, me cargaba entre sus brazos acomodándome perfectamente en su estola y adentrándome al bosque a tomar aire o a descansar en el río, Sesshomaru se iba por unos cuantos minutos para regresar con frutas que a mí no se me antojaban del todo pero tenía que comer para mi bien y el bien de mi niño- porque estaba segura que era un niño- por unos instantes la imagen de Inuyasha se hizo presente en mi mente, si era niño llegaría ser igual a él. Miraba al hombre que estaba a mi lado con su gran porte temiendo que él llegara a hacerla algo a su hijo pues el odiaba a los híbridos, pero esos pensamientos se esfumaban cuando tocaba mi abdomen, lo miraba por unos segundos y me besaba. Yo y Rin lo habíamos transformado y el no podía destruir los lazos de sangre.


Quinto mes


Me sentía preocupada. Sabía lo difícil que era tener un bebe y el momento del parto ahora me aterraba ¿Dolería mucho? ¿Cuánto tiempo sería? Suponía que estos pensamientos se debían a que nunca me detuve a preguntarle a mi madre como fue cuando me tuvo a mí o a Souta. Entonces recordé a mi familia ¿Cuánto estarían sufriendo sin mí? Yo ya no podía regresar como antes solía hacerlo. Me preocupé por todas las personas que salían dañadas por mi causa y entre ellas se encontraba Inuyasha…Oh cuanto lo extrañaba, sin embargo el no volvería, no hasta que muriera… Que lamentable. Todo esto solo me hacía sentir más agotada y era aún más difícil para mí ya que no me podía mantener ni siquiera derecha o en una posición normal. Sesshomaru como siempre se limitaba a cargarme y darme de vez en cuando un beso antes de desaparecer toda la noche, el más afectado era él y lo comprendía… ¿Cuánto más duraría esta preocupación?


Sexto mes

Era casi insoportable el tener que andar descalza sobre la hierba por mas de una hora y solo para evitar los calambres por las noches al recostarme, aquellos que despertaban a la pobre de Sayumi y ponían en alerta a Kaede quien buscaba a Sesshomaru lo más pronto posible, ¿Cuántas veces más preocuparía a todos? Estaba segura que incluso preocuparía a Kikyo e Inuyasha, si tan solo estuvieran aquí. ¿Qué rayos sucedía conmigo? ¿Acaso se debía al embarazo el que pensara tanto en ambos? Lo único que podía hacer ahora era enfocarme en mí y el bebé. No había pensado en ningún nombre, pero eso no me interesaba demasiado, solo quería tenerlo ya entre mis brazos y recibirlo entre besos y abrazos calurosos.


Séptimo mes

Era de noche, todos se habían ido a dormir hace más de algunas horas pero yo no podía, algo me mantenía intranquila. Recostada en el frío suelo lleno de sábanas para mi comodidad, recordé todo cuanto había vivido, todo lo que me había llevado a esta situación. Cuanto adoraba estar aquí, junto a todos los que amaba, pero lo que más me sorprendía y era lo que realmente me preocupaba era el tener a Sesshomaru solo para mí. El amor que le sentía a un demonio me tomaba por desprevenida y en ocasiones pensaba si era lo correcto que yo estuviera atada a él, no solo por una marca, si no por un lazo más fuerte…

— ¡Au!—grité, el dolor fue por un momento, pero comenzó a alertarme.


— ¿Otro calambre? —preguntó Sayumi, semi-dormida


—Me temó que es algo más— murmuré entrecortadamente — ¡Au!


— Un calambre súper fuerte— bromeó ella, más para despertarse que cualquier otra cosa.


—No es momento de bromear, llama a Kaede— fue lo último que pronuncié con claridad antes de comenzar con los gritos desesperados de dolor. Las lágrimas comenzaron a derramarse ¿Por qué? No estaba segura ¿Era el momento? Era lo que menos me importaba, solo lo quería fuera ¡Ya!