La ciudad de Hamamatsu es la ciudad más poblada de Shizuoka. Es una ciudad de comercio marítimo. Rodeada de las Dunas de Nakatajima, el mar y el lago Hamana. Gobierno: Shizuoka está al mando del señor feudal; su familia ha permanecido siempre receptiva a las necesidades de su pueblo. Mercados: Tienen variedad de competencia con mercados, especializándose en artesanías, comida y ropa fina. Puertos: Ambos puertos son abiertos, uno mas enfocado al comercio de alimento y el otro al de bienes. Locales: Clínica Comercios Shukusha Santuario Herbolaria Casa de Armamento Oyaji Cuarteles militares
El rol proviene de Shizuoka Afueras de Hamamatsu; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Llegaron a Hamamatsu por la madrugada en caballo, estaban cansados pero se mantenían alerta. Ukita había emprendido su viaje por mar. La expedición requería de buenas habilidades de sigilo y rastreo, Riku contando con el sigilo y los demás con rastreo. Avanzaron sin entrar a la ciudad, Hamamatsu era un sitio árido, por lo que tuvieron que dejar sus caballos fuera de las dunas para que estos no los retrasaran, ya que la arena era densa y por el peso su trote se entorpecía. Taiyo iba preparado, le entregó a Riku ropaje color arena para pasar desapercibidos, a Inosuke le quitó su pañoleta verde dejándolo desnudo en su color natural —Riku— dijo en voz baja mientras guardaba sus pertenencias en un saco y amarraba a su caballo —Shinko—lo miró fijamente —He vuelto a escuchar su voz. Contenido oculto Tanto Taiyo como Inosuke comenzarán a rastrear al enemigo. Tirarán un dado de 20 y si es 10 o superior logran encontrarlos. Después vendrá la segunda fase. Monpoke
Riku Me dejó conmocionar por unos segundas a las palabras de Taiyo, relacionadas a aquel echo del cual dejamos sin resolver. Saciado un poco la cabeza esos pensamiento y termino de amarrar el caballo, todo el tiempo manteniendo el silencio. Pero permanecí recordando aquel grito antes de separarnos, el primer signo que escuche de èl. Tal vez, grito que termino marcando el regreso de su voz. "No sé que creer". Hablo preocupado, manteniendo los ojos concordando con los de Taiyo. "El significado que eso trae, me preocupa. Si es positivo o... la espera de un suceso peor". "Murai". Se me escapa un leve indicio de furia. "La sabandija tiene relación con lo sucedido, en todo". Aquella noche en la mazmorra lo contó, el plan de callarlo y dejarlo ir. Dejo ir suspiro. "¿Dijo algo?". Aún por el más pequeño indicio de curiosidad, realizó esa pregunta. Volteo la cabeza y veo hacía la ciudad, entrecerrando los ojos por el sol al descubierto del lugar. "Pero... Será mejor centrarnos en la misión por ahora". Bajo un poco la cabeza, mostrando que no estaba listo para escuchar. De cargar con unos pensamientos que me van a distraer. ¿Todo se habrá resuelto una vez regresemos? "Solo se que debemos apoyarlo, permanecer unidos". Shinko.
Afueras de Hamamatsu; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Inosuke los guio por las dunas, el perrito corría, pues al ser ligero no se hundía en la arena con facilidad. —Dijo demasiado; ahora entiendo el por qué no había sido capaz de hablar, el por qué no podía sostenernos por mucho tiempo la mirada, el por qué tiembla al ver la sangre...— mencionó Taiyo mientras Inosuke se lanzaba hacia la arena como si de un zorro se tratase. Bajó las orejas y con su hocico apuntó hacia delante. Taiyo sacó un papel y carbón y comenzó a dibujar lo que veía — Creo que estaremos en desventaja numérica a pesar de las alianzas —mencionó al ver el escenario —¿Crees poder ir a la carpa más amplia y revisar quien es el general?— dijo señalando el sitio al que debía dirigirse Riku, estaba en una de las orillas más alejadas, podría escabullirse por detrás y esconderse entre los estandartes para pasar desapercibido. —Si conocemos la identidad del General, seguramente alguno de los estrategas puedan crear una estrategia adecuada para contrarrestarlo— mencionó Taiyo mientras seguía revisando los números en las dunas — En la carpa siempre hay una misiva, la reconocerás porque tiene el sello de los Taira, revísala; no la hurtes o sabrán que alguien estuvo allí. Inosuke se mantuvo a un lado de Taiyo —Si fallas yo me ocuparé de crear una distracción para que huyas, si esto sucede sigue a Inosuke, corran lo más rápido posible y regresen a Shizuoka. Contenido oculto Monpoke tira un dado de 20, si sacas 10 o más pasarás desapercibido. Si logras hacerlo entrarás a la carpa del General, después deberás tirar otro dado de 20 para encontrar la misiva, debe ser de 10 o superior. [En ambas tiradas se suma tu bonificación]
Riku Recuerdo las palabras de Kirara, su deseo de querer regresamos a salvo por sobre todo. Pero, aún así asiento a la petición de Taiyo. Porque soy un Fujiwara. Y como tal debo darlo todo, mostrar la valía del clan. "Me haré cargo". Sonrío tranquilo al irme alejando, dedicando una última sonrisa a ambos antes de partir. Lo hago sin miedo, tranquilidad absoluta por cada paso en escabullirme entre las capas. Deseo y ambición en cumplir mí papel, alcanzar el objetivo. Tranquilidad justificada. Porque se bien quien me cubre la espalda.
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Riku se acercó a las carpas mientras Taiyo terminaba de dibujar lo que veía anotando detalles importantes. Después dobló el papel y lo atoró al collar de Inosuke, para enfocar su vista en Riku. Riku se adentró a la carpa, la arena amortiguaba sus pasos pero por desgracia, un cangrejo salió de las dunas clavando su tenaza en los dedos del pie de Riku; este no gritó, pues se encontraba en una misión importante; pero sacudió su pie para librarse del animal, y cuando lo logró, el cangrejo cayó a los pies de un guardia, alertándolo. Giró e inmediatamente vio a Riku escabulléndose cerca de los banderines. Taiyo le indicó a Inosuke que corriera y el perro lo hizo no sin antes orinarse de miedo; Taiyo se levantó de inmediato corrió sin temor a su vida, pues no dejaría que atraparan a Riku. Pero la suerte no estaba del lado de los Fujiwara, Taiyo resvaló en las dunas rodando hasta llegar al campamento dónde fue atrapado con facilidad, no sólo no había podido crear una distracción para Riku, sino que se había entregado en el proceso. Ahora ambos estaban a merced de los guardias los cuales los ataron inmediatamente, al parecer, tenían órdenes de acción. Los arrastraron hasta la carpa a la que Riku debía haber ingresado. Los obligaron a colocarse de rodillas mientras eran desarmados por completo, después los sujetaron del cabello obligándolos a mirar hacia arriba. Allí, un hombre los miraba. Contenido oculto Taiyo estaba sorprendido por el rostro que estaba observando, él era especialista en reconocer los rostros de los altos mandos, y ese rostro era uno difícil de olvidar —¿Tadashi? Tú... estabas muerto. Tadashi se hincó para mirarlos de frente, no sonrió; no se burlaba de su situación —¿Kirara lloró mi muerte? —preguntó con seriedad para después mirar a Riku, sujetó su nuevo haori con cuidado, lo observó. Después levantó la mirada —¿Dónde está ella? —Explícate, ¿Por qué estás frente a mi? —interrumpió Taiyo con furia en su mirada; pues no era inocente, aun así, debía oírlo de su parte. —Taiyo...— dijo dándole un leve golpe en la mejilla, como aquel que busca levantar delicadamente a alguien que se está quedando dormido, después se levantó dándoles la espalda—...¿Shinko no te lo dijo? —su voz era calma, tanto que molestaba su falta de empatía. Taiyo se levantó de un brinco pero inmediatamente golpearon en la parte trasera de las rodillas para hacerlo caer nuevamente. —¿Cómo pudiste traicionar a tu familia? —gritó Taiyo con una furia que jamás se había visto en él, ni siquiera con Murai. —Hice mas que traicionarlos —se giró nuevamente hacia ustedes —Los he estado torturando lentamente. —¿Tú fuiste quien obligó a Shinko a cometer esa atrocidad?— preguntó Taiyo. Tadashi afirmó —Déjenme contarles una historia... Contenido oculto Las celdas eran pequeñas, sólo una persona cabía en su interior estando sentada, un sitio angosto y lleno de humedad. Nada de luz natural traspasaba aquel sitio debajo de la tierra; sólo la luz danzante de las antarchas adosadas a la pared. Allí se encontraba ahora Shinko, mientras frente a él tres hombres lo observaban. Kozaemon, Murai y Tadashi —Es un niño testarudo; igual a su padre, primero morirá antes de darnos información—mencionó Kozaemon. —Y si no da información no nos sirve. No hay manera de hacerlo olvidar, la única solución es matarlo —dijo Murai hacia Kozaemon sin despegar la vista de Shinko. Tadashi negó —Puede llevarnos hacia los Fujiwara restantes, matarlo ahora sería un desperdicio. —Pueden cortarle la lengua, y romperle cada dedo, es una solución sencilla a su silencio —Kozaemon era directo y frío. —Encontrará la manera de decir lo que ha visto, lo conozco lo suficiente; fui yo quien lo vio crecer — mencionó Tadashi mientras llevaba su mano a la barbilla —Ahora que lo tenemos a él, no sirve tener a Moromichi. Shinko levantó la mirada, y con fuerza se aferró a los barrotes —¿Has dicho Moromichi? ¿Mi padre? ¿Está con vida?— preguntó con fuerza, Shinko en ese momento sólo con doce años de edad. —Esto es tu problema por ser descuidado Tadashi; eres un desperdicio en los rangos Taira —mencionó Kozaemon antes de alejarse de aquel sitio. —Entonces... —Murai sonrió —...llevaré a Moromichi a la plaza —Lo estás disfrutando demasiado, Murai —mencionó Tadashi mientras Murai se alejaba a otra celda más alejada en el pasillo. —¿Por qué, tío? ¿Por qué nos has traicionado de esta manera? —inquirió Shinko aferrado a los barrotes, con una expresión de enojo en su rostro. Tadashi no contestó, sólo liberó a Shinko para después amarrarlo y arrastrarlo hacia el exterior de las celdas. A una plaza que estaba abarrotada, parecía una especie de celda en el exterior, el sol cegó por un momento a Shinko, quien había permanecido en la penumbra por varios días. Murai no tardó en aparecer arrastrando a alguien al interior de aquel sitio, lo pateó obligándolo a entrar cerrando las rejas detrás de él. Murai observaba desde el exterior con una sonrisa. —Sólo un Fujiwara puede salir entero de esta situación, ¡uno debe morir!— gritó Murai mientras Tadashi liberaba a Shinko en el interior de la celda. —¡Tadashi!— gritó el hombre al otro extremo de la gran jaula en la que se encontraban los tres —¡HERMANO! Esto hizo que Shinko enfocara su vista sobre la figura al otro lado, un hombre alto, de cabello parecido al de su hermana Kirara, lo observó —¿Moromichi?— preguntó en voz baja mientras se acercaba lentamente hacia él. Mientras que el hombre lo observaba con confusión. —Hermano— dijo Tadashi deteniendo a Shinko del hombro y adelantándosele sin mucho esfuerzo, pues Shinko estaba debilitado de su encarcelamiento —Este es Shinko— dijo para después abandonarlos en la celda ante la mirada incrédula de Moromichi. Tadashi lanzó a los pies de cada uno una katana —Sólo uno puede salir con vida, alguno debe matar al otro, esa es la condición— mencionó Tadashi mientras observaba como Moromicho abría por completo los ojos, entendiendo la traición de su propia sangre, después se giró ante Shinko, su hijo al que sólo había visto como un bebé antes de la traición cometida hacia los Minamoto en Kioto, dónde él y varios de los Fujiwara arremetieron contra los traidores Taira, siendo descubiertos antes de que pudieran tomar una sola vida. Moromichi volvió la vista hacia Tadashi, entendiéndolo todo. —Tú... fuiste tú quien nos delató; por culpa tuya los Fujiwara... —Si sigues hablando tendremos que asesinarlos a ambos—mencionó Tadashi señalando hacia Murai quien ya apuntaba con un arco y flecha hacia Shinko. Inmediatamente Moromichi se interpuso entre Shinko y la visión de Murai. —La celda se abrirá cuando uno de ustedes mate al otro, nada de suicidios heróicos o mato a ambos— mencionó Murai —Así que tomen la katana y empiecen a rebanarse. —No lo haré, padre; toma mi vida, Kirara lo entenderá; vuelve con ella —la voz de Shinko era sincera y sin miedo —Hoy dejaré de huir, me liberarás —sus palabras eran para que su padre tuviera la fuerza necesaria para hacerlo y no cargara con culpas. Moromichi miró hacia Shinko —Tómala, sujétala con fuerza. Ningún Fujiwara debe sin un arma en sus manos—mencionó para después alejarse y levantar la katana proporcionada y levantar su guardia. Shinko tomó la katana y la colocó frente a él, inhalando con fuerza, aceptando su destino —Me hubiera gustado conocerte, padre. Pero quiero que sepas que te quiero, a pesar de no conocerte. Te quiero. Moromochi corrió hacia él en posición de ataque, sus pasos eran firmes, el viento se sentía fresco en ambos rostros, aire de libertad que a ambos les había sido negado. Moromichi avanzó para terminar clavando su estómago en la katana que Shinko sostenía, ante la sorpresa del muchacho quien sostenía la katana ahora con manos temblorosas y una mirada de impacto ante el rostro de su padre. —Esas eran mis palabras, Shinko...—dijo Moromichi con una sonrisa para después soltar la katana y colocar su mano sobre la cabeza de Shinko y susurrarle algo que sólo él pudo escuchar. Moromichi acarició la mejilla de Shinko —Cierra los ojos —dijo para después safarse del filo de la katana de un tajo, desgarrándose las entrañas para después caer de espaldas al suelo. Shinko no pudo cerrar los ojos. Sus ojos no se cerraron, en cambio su garganta lo hizo en ese momento. La reja de aquella prisión se abrió. —Corre—murmuró Murai —Corre pequeño Fujiwara. Shinko soltó la katana. —¡Corre, Shinko!—gritó Tadashi —¡Pero recuerda! Algún día volveré a encontrarte, y ese día será en el que todo tu clan sea erradicado. Shinko corrió al bosque, huyendo de su realidad. Tadashi miró a ambos —Pensé que Shinko tomaría en ese momento su vida, pero no lo hizo. Siguió mis órdenes y huyó nuevamente. Huyó porque es lo único que ha sabido hacer desde que era un bebé. Correr, sin un lugar al cual pertenecer; con sus manos manchadas de su propia sangre — por fin sonrió —Y ustedes me han regalado la carnada perfecta para por fin eliminar a todo el clan Fujiwara —pateó al estómago de Taiyo obligándolo a encorvarse del dolor— Creo que le voy a quitar a Murai su único objetivo.
̶F̶u̶j̶i̶w̶a̶r̶a̶ ̶n̶o̶ ̶ Riku ¿Existe algún culpable para esta situación? Aquellos que confiaron en mi. Mi confianza sobre ellos. ¿Nada de eso importo ante la suerte? Nadie tiene la culpa. Por mucho que uno de nosotros se equivoque, cargaremos el error entre todos. Buscaremos solucionarlo, no abandonaremos a nadie. Por ello... no huí cuando debí hacerlo, dejarle a Taiyo solo el peso de mi fracaso. Desafíe su orden, la de Kirara. No volveremos a juntarnos. A pesar de ello, la considero mi culpa. Por creer en un valor y habilidades que nunca posei. Merezco ser castigado, merezco sufrir. Por arrogante. Mi propio pecho se contrajo, una fuerza de opresión que me dejo tomando aire frio. La propia voluntad de mis ojos desapareció en ese mismo momento en que temble, Desee enojarme, entrar en una cólera hasta desahogar las penas. Una imposible de saciar. Perderme en un mar de alcohol sin fondo. Desconectarme de la realidad. Continuar bebiendo hasta perder el sentido de mi mismo y, si hay suerte, incluso llegar a perder la vida. Una sensación familiar, la culpa. El odio hacia uno mismo. El reconocimiento inevitable de ser un fracasado. He perdido mi rumbo. Fujiwara no Riku No. Es imposible. No me perderé tan fácilmente. Me he echo esa promesa. Rendirme y aceptar que me he condenado a mi mismo y a todo el clan. ¡Inaceptable! ¡Aun estoy vivo! ¡Y ellos también lo hacen! Todo, en mi mente, serán susurros de un abismo oscuro sin esperanza. Un tira y afloja eterno contra mi voluntad. Le doy una mirada silenciosa al general, Tadashi, de equilibrio entre la calma y la tormenta. Unos ojos bastos que parecen abarcar más halla del plano material, una mirada al alma. Fragil, pero firme e Irrompible. Ningún indicio de amenaza o desprecio, solo un simple mensaje de que no me controlara. No seré doblegado, a la vez tampoco lucharé. Guardaré silencio, aceptando aquello me quiera arrojar. ... Gracias... Shinko. Tu historia me ha dado la fuerza.
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Tadashi los observó esperando que alguno hablara, que alguno se atreviera a responderle ante la historia que acababan de escuchar; pero no fue así. —Llévenlos a sus dormitorios —dijo ante los guardias los cuales comenzaron a reír ante el comentario mientras los arrastraban. Salieron de la carpa para ser arrastrados hacia unas cajas creadas de madera, eran del tamaño para que un cuerpo entrara sin posibilidad de movimiento, y sólo había un hoyo en la parte superior dónde reposaba la cabeza, de esa manera sólo la cabeza quedaba expuesta por completo mientras el cuerpo permanecía dentro de una especie de reja de madera mientras permanecía atado. Era una manera de torturar y exhibir a los prisioneros. Allí ya había un hombre el cual parecía estar desmayado. Rápidamente cada uno fue colocado en su prisión individual, despojado de sus pertenencias, simplemente dejándolos en harapos, imposibilitados de movimiento y expuestos a las burlas de los guardias que pasaban por allí. —Ese hombre tiene sus días contados, Riku; debemos ser pacientes; pues ha cometido su primer error. Uno que nosotros cometimos de igual manera con Murai, no matarnos al instante de la captura.
Fujiwara no Riku Sea el ardiente sol o las burla de los guardias, ninguno fue suficiente para rascar la superficie de mí ánimo. Continúe mirando hacía delante, los ojos pegados a la nada. Todavía manteniendo la misma mirada de minutos atrás. Queriendo hacer mi parte, mire discreto a aquellos que nos despojaron de todo. Por suerte y logro contruir un camino hacia nuestras pertenecías. "Si me voy a arrodillar, será frente a Kirara. Si busco disculparme, lo resolveré con mis acciones y no las palabras". Hablo claro una vez note una baja del patrullaje de guardias, cuidando no ser escuchado. "Desobedecí órdenes, la de Kirara y la tuya. No huí cuando debí ". Hice la promesa, una de obedecer. La rompí demasiado rápido. "Aceptaré cualquier castigo. Prefiero eso a dejarlos a alguno de ustedes a su suerte". Quitando todo de mí pecho, relajó un poco la expresión. "Lo resolveremos juntos". No pregunto por detalles, si incluso hay una plan de escape o solo a esperar un destino. Sea lo que sea. Lo compartiré con Taiyo. El sufrimiento, el dolor, odio, penas... Lo cargaremos unidos. Desvío levemente el ojo, apuntando hacía el desconocido que parece compartir nuestro destino. "¿Puedes saber quién es?". Si haremos algo, es mejor tenerlo en cuenta. Sea como alguien quién puede acompañarnos o de tener cuidado. Que se haya desmayado puede significar que lleva mucho tiempo aquí o no es un guerrero.
Capítulo I 真鋼 Shinkō - El verdadero acero Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Taiyo suspiró —Como una espada, una palabra puede herir o matar, pero mientras no se toque el filo, la espada es sólo un pedazo de metal. Aquel que conoce las cualidades de la espada no juega con ella— decía Taiyo con voz modulada —Tadashi habrá sido un Fujiwara hace tiempo, pero ha olvidado lo que somos los Fujiwara— dijo ante las palabras de Riku — Riku, tú eres uno de los nuestros; has hecho lo que cualquiera de nosotros hubiese hecho, no te castigues por ser leal —afirmó —lo resolveremos juntos. A un lado estaba el otro prisionero, levantó la vista y logró encarar a Riku, ambos se reconocieron inmediatamente. Era Masamune, el herrero que conoció en Iwakura —Esta... no es la manera que me... que me hubiese gustado reencontrarme contigo —mencionó con cansancio el herrero; se notaba que él llevaba mas tiempo como prisionero de los Taira. —Fujiwara...— dijo con dificultad, su boca estaba embarrada de sangre seca — Nos capturaron en Iwakura completamente desprevenidos, trataban de llevarse a Fuji y al tratar de defenderla nos vimos involucrados —tosió con fuerza, una tos seca; revelando una garganta deshidratada —Yo y el viejo Hashimoto, quien era un antiguo estratega para los Taira, conocido como Inugami. Peleamos con fuerza pero no fue suficiente. Contenido oculto Monpoke
Fujiwara no Riku Mi corazón se relajo un poco por las palabras de Taiyo. Aquellas palabras, las cuales adivine ante de que las diga. Escucharlas de su boca, aun así, es lo que necesitaba. Masamune. Un gran herrero y maestro de Fuji, quien conocí hace bastante poco. No suena a una buena coincidencia que pasara luego de que nos conocieran. Si tan solo ubieramos estado ahí, tal vez pudimos brindar apoyo. Me deje guiar un poco por la duda, dejandola desaparecer lentamente. En su lugar, un nuevo sentimiento fluyó. "Masamune".Su historia me tomo por sorpresa unos segundos. Tomandome unos momentos antes de volver a hablar. "Sin duda, un reencuentro particular". Sonrió un poco, relacionando su situación con la nuestra.. "No debe ver vergúenza en decir que acabo de esta manera por proteger a alguien". "A un sin importar el resultado, le agradezco hiciera un movimiento". Moverse esta fuera de las posibilidades, así que mostre gratitud en mi voz. "Si no fuiste el único capturado, ¿A donde se llevaron a los demás?". Hashimoto, estoy seguro de haber escuchado ese nombre. Un estratega, un miembro de Clan Minamoto y un herrero. Me puedo imaginar que el destino de cada uno sera diferente. Sobretodo si los Taira fueron quien iniciaron el movimiento.
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Masamune tomó aire, cada respiración se le parecía dificultar, estaba herido y bastante fatigado —Ayer nos llevaron a algún sitio, estábamos paralizados desde hace tiempo por lo que no pudimos ofrecer resistencia. Nos vendaron los ojos y no supe que pasaba a mi alrededor — negó —Sólo escuchaba las flechas golpear madera, después hubo conmoción, varios intentaron ayudarme pero sin éxito; aunque creo que lo lograron con Fuji y Hashimoto, espero lograran escapar con bien. —Nuevos rostros; mismo número que ayer —mencionó una voz, sonaba joven, no era intimidante, aun así, al estar atados y encerrados eran vulnerables incluso al mas leve de los peligros en territorio Taira —Mi nombre es Kodoku, soy el encargado de suministrarles atención médica —mencionó sarcástico mientras mostraba agujas en su mano Contenido oculto —¿Piensas paralizarnos nuevamente? —preguntó Masamune. Kodoku negó —Vengo a revisar su suerte— rio —Aunque al estar aquí siento que es nula — desató su obi negro dejando flojo su haori para después vendarse los ojos con la tela, a su lado había dos soldados quienes reían al verlos —Inicien las apuestas, cuantas agujas clavaré en cada uno —sonrió —tengo cinco intentos por persona. —Tadashi mencionó que sólo se necesita uno —mencionó uno de los hombres sonriendo al ver como Kodoku tomaba su misión con sorna. —Masaki ya hubiera descuartizado a uno en la plaza —dijo el otro —Y es por esa falta de control que ahora nuestro amigo está muerto —sonrió Kodoku mientras ajustaba la cinta y comenzaba a apuntar —Iniciaré por el herrero, por negarse a forjar armas al Imperio. Contenido oculto Monpoke Kodoku lanzará 5 dados en cada post, debe obtener 3 o superior para atinar a la víctima. Si obtiene los 5, el personaje muere :(
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Las agujas fueron lanzadas; dos de ellas en el pecho del herrero el cual miró preocupado a sus nuevos compañeros. Él se había librado de la muerte. Los soldados comenzaron a impacientarse. Kodoku levantó un lado de la tela para observar su acción —Eres un hombre con suerte— mencionó ante Masamune volviendo a cubrir sus ojos tomando el siguiente grupo de agujas —Taiyo y Riku —mencionó —Sé de ustedes gracias a la información de Murai, Kirara lo dejó ciego y tú, Riku; lo dejaste cojo —rio nuevamente mientras apuntaba hacia Riku — Ahora estás tú en su lugar. Eres una llama de vela ante el viento. Vulnerable, fácil de extinguir —sonrió —el dicho dice: No hay maldición del Dios al que no molestas. Tú has molestado a una abeja del enjambre... te toca enfrentar a toda la colonia. Contenido oculto Monpoke
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Kodoku volvió a levantar un lado de la tela para silbar ante el resultado, dos agujas al pecho de Riku. —Dos aguijones— mencionó ante Riku —Creo que la vida quiere verte sufrir aun mas, no irte de este mundo con una muerte tan benévola —mencionó para después volver a cubrir sus ojos y apuntar hacia Taiyo con el siguiente grupo de agujas —Yamato...—mencionó sonriendo —... veamos si Amaterasu protege a tu sangre como dicen. Contenido oculto Monpoke
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Kodoku se arrancó a velocidad la tela de los ojos mirando lo que había hecho, sonrió satisfecho. —Amaterasu ha hablado; el verdadero emperador está en Kioto, no aquí frente a mi ¿O por qué ahora hay cinco agujas en tu pecho? —comenzó a reír — Era este tu destino hace quince años, lo evadiste por un accidente, lo evadiste gracias a los Fujiwara y a Hiro Sugita. Era momento de que el tiempo te alcanzara. Taiyo Yamato; muere de pie. Al menos te doy eso. Kodoku se giró dándoles la espalda, dejando a los soldados mirando lo acontecido con rostros de incredulidad —¿Era el último de los Yamato?— susurraban para después alejarse de la escena. Kodoku también avanzó, alejándose; dejando atrás a los tres hombres, a uno que se quedaría a morir allí, de pie en la celda la cual no lo dejaría moverse o caer muerto. Taiyo comenzó a gemir de dolor, el veneno recorría rápidamente su cuerpo —Escucha... Riku... ¿te importaría unirte a mi en una meditación? —sonrió —Cierra tus ojos. Vacía tu mente. Imagina un lugar que te traiga paz —soltó una risa seca mientras cerraba sus ojos— Yo pienso en Kai, la ciudad que nos acogió no hace mucho tiempo, su bosque frondoso... su río tan fuerte y hermoso... el ladrido de Inosuke a la distancia mientras niños corren... Los festivales de aquel lugar eran increíbles, su sake era maravilloso ¿Cierto?—lo miró con una gran sonrisa; porque eso era Taiyo, un hombre alegre, uno que siempre veía por la felicidad ajena— ¿Y sabes por qué sentíamos tanta paz en Kai? Porque era una ciudad libre, no vivía en la persecución de la guerra, sólo peleaban contra la naturaleza, y vivían por su propia felicidad —disminuyó su sonrisa —Eso es lo que deseo para todo Japón —soltó un gemido de dolor —... si tan solo... hubiese podido ver a Kirara y Shinko reír nuevamente... —Aun con sus ojos cerrados, las lágrimas salieron de ellos, a pesar de que Taiyo apretara con fuerza sus párpados —... Riku; sigue peleando, no te rindas, no bajes la mirada... —abrió sus ojos para levantar su vista al cielo —... Aun tenía mucho por lo que pelear, y ahora debo ser egoísta y dejarte mi fuerza en tu espíritu. —Vive, Riku. Protege a los Fujiwara como ellos lo han hecho con nosotros, aceptándonos como parte de su familia. Me alegra que llegaras a nosotros—miró profundamente a Riku —Porque sé que Kirara y Shinko no estarán solos, sé que puedo dejarlos en tus manos— la sangre comenzaba a brotar de su boca — Estoy satisfecho de morir junto a un Fujiwara— afirmó levemente ante Riku— Vive, Riku. Y eso, hermano mío, es una orden — sonrió antes de cerrar los ojos; esas fueron sus últimas palabras antes de que su rostro perdiera la fuerza, quedando suspendido a un lado. Taiyo se había ido de una manera vertiginosa e injusta, su muerte había sido cruel e inesperada. Aun así, la vida debía seguir, pues la guerra no estaba próxima a terminar, y sólo con un Japón libre, el espíritu de Taiyo podría descansar en paz. Contenido oculto Monpoke
Fujiwara no Riku Escucho los pasos acercándose, un caminar lento y confiado. Acercándose a mí cuerpo tendido sobre una suave hierva, acompañado de una emocionada risa, resonando alegría en mis oídos. Pronto, la sombra de una mano se elevó sobre mí rostro. Obstruyendo simplemente mí vista del cielo y llamando mí atención. Siquiera me detuve a pensarlo, extiendo mí mano y sujeto la ofrecida. La aprieto con fuerza al aceptar la ayuda, llegando rápidamente a mis pies al tirón de la otra parte. Al irme para delante al desequilibrio de mis pies, un hombro me recibe y detiene todo mí peso. Levanto débil la mirada, dejando el sudor acumulado escurrirse por mí rostro, para ser recibido por la sonrisa de Taiyo. Quien me ha extendido la mano. Kirara se acercó agitando sus muñecas, evaluando con sus ojos las heridas que ambos cargamos encima. Al finalizar, sonríe complacida al colocar una mano sobre mí hombro. Soltando palabras alagadoras al hacerlo. Los aplausos de Shinko llegaron, animando el final de nuestro enfrentamiento. Sin importarles que lo perdí, siguieron animandome a mejorar. El continuar con la siguiente batalla. ... Mí felicidad es compartir momentos con ustedes. Mí hogar es donde estemos juntos. La sangre en mí cabeza empezó a arder, subiendo lentamente a una fiebre peligrosa. Abro los ojos y dejo fluir libremente lágrimas, una fuente limitada de agua que dejó fluir sin descaro. "Viviré". No lo luche, en voz ronca digo esa sola palabra. Dejándola salir tal cual lo haya deseado mí voluntad. "Compartimos el mismo deseo". Levantar la vista al cielo solo trajo un mareo, obligandome a agitar la cabeza hasta bajarla. En ese momento en mí mente se escuchó click, la ruptura de la falsa ilusión, llevándome a la realidad en cual nos metí. Hasta escuchar sus últimas palabras y descubrir que ya ha partido. "¡Aaaaaaah!". Apenas reconozco lo que hago, todo mí cuerpo se agita en descontrol. Chocando violentamente con las barras de está celda. El amarre en mis muñecas tembló inútilmente, un esfuerzo en vano para liberarme de el. En destruir todo lo que se me cruce por delante. Desconozco si grito, el por cuánto tiempo lo hice, solo continúe llorando y lamentando al cielo. Un mundo en silencio y oscuridad, donde la el brillo de la luz se extinguió. "¡Aaaah! ...". La garganta me empezó a arder, cerrandoce y abriendo entre cada respiración. Amenazando en cortar mí voz. Sangre empezó a volar por el aire, salpicando los alrededores de mí propio cuello. La herida se ensanchando por el roce contra la celda, aún así continúe. Continúe hasta que la sangre carmesí fluyo, en un punto sin retorno. Donde una cicatriz quedará marcada, la cual cargaré en propio castigo. "..." Perdí el cuando, en qué momento fue que me detuve y quede mirando vacío a la nada. Vacío y carente de esperanzas. Dejando atrás la ira y tristeza de momento, cambiando a una sensación agria en mis sentimientos. Dejando una debilidad en mí propia voluntad. Seguiré luchando. "Masamune". Hablé débil, doliendo en mí garganta por cada palabra. No le dirigí la mirada, aún así es la única persona con la cual puedo comunicarme. "Yo ya no soy un guerrero o un espadachín. Mí fuerza y voluntad serán débiles, pero no es lo que determina si soy un samurái". "Es lealtad". Arrugó hacía arriba mí labios ya secos. "Se a quien sirvo, de quién he recibido más de lo cual puedo pagar. Para ello necesito regresar". "Si recuerdas el nombre de mí katana, dilo". Giro un poco la cabeza, suficiente para hacerle parte de mí cara, despegando en ese movimiento unas costras que se fueron formando en la herida. "Es todo lo que necesito escuchar para saber si seguirás este camino, hacia la libertad, que lo intentarás conmigo aún si signifique morir. Si lo prefieres antes de servir a los Taira". Lo siento, Taiyo. Yo viviré. Pero no lo haré si eso significa poner en peligro a Kirara y Shinko. No me culpes por ser leal. Por ser un Fujiwara. Las promesas vienen con el sabor a la muerte, cada una de ellas. Sobretodo las que te piden vivir. Contenido oculto
Territorio enemigo; Dunas Noreste [Taiyo; Inosuke; Riku] Masamune miraba con dolor el como Riku se lastimaba a si mismo en una situación como esa, la fricción de la madera alrededor de su cuello abrió su piel, haciéndolo sangrar, sus gritos eran desgarradores, y no eran del dolor infringido, era de un dolor más profundo. —Kosu—mencionó Masamune —Yo pelearé hasta el último aliento, mis manos jamás servirán a los Taira, mi espíritu no será doblegado por seres como estos —mencionó ante Riku. Mientras recordaba las katanas que le había entregado a él y a Shinko —Mi sangre ya fue derramada. Riku, ya estamos muertos; sólo podemos pensar en tratar de escapar o morir. Así que escúchame bien... confía en mi. No dudes de mi espíritu. Otros soldados se acercaron para mirar lo ocurrido, Riku y Masamune habían sido envenenados, comenzaban a sentir el mareo. Pero no despegaban la vista de Taiyo, riendo mientras los señalaban. Masamune comenzó a llorar algo que hizo reír aun mas a los soldados. Contenido oculto Monpoke
Fujiwara no Riku Asiento lento cerrando los parpados, removiendo rastros de lágrimas secas. Todo mi corazón duele, extendiendo una sensación agria por todo mi cuerpo. La sombra de la desesperanza, tristeza. Una sensación pesada y regida mantiene mi rostro tieso, congelado en una expresión sombría y solitaria. Recaída. "Kosu". Canto en voz seca su nombre. "Yo lo seguiré. Hoy me he encontrado en el final de un camino y al inicio de otro, todo se conectará para llevarme al final de mí destino". Los caminos se cortan o terminan, pero el rumbo siempre será el mismo, un objetivo fijo que ganará o perderá fuerza por cada paso. Yo elijo si continuar o detenerme, eso tambièn es parte de su significado. ¿Yo ya estoy muerto dice? Quizás sea cierto, carezco del animo para siquiera llevarle la contra. Un vida de prisionero no es vida. Soy peor que eso, soy un rehén, una carnada. Que sera utilizada para dañar y dejada a morir al terminar. La confianza nos trajo aquí. De Kirara hacia todos; de mi a Taiyo; de Taiyo a mi. No es pecado creer en esa confianza, en la fuerza de la unión. Prefiero sea así que todo sucediera por dudar. O eso prefiero creer. Por ello, no lo dudo al verlo llorar. Lágrimas que hasta este último momento no salían. Si tiene un plan, decido imitarlo. Del mareo, tambaleó un poco la cabeza antes de bajarla, cubriendo mí lamentable cara del ojo de los soldados. Y finjo llorar en silencio. De vergüenza y dolor de ver cómo insultan el cuerpo de un hermano. Preservar el cuerpo, llevarlo a Kai. Èl no me pidió eso. Me confío si espíritu, el luchar y proteger. No me rendiré. Lucharé a mí manera. Si es por vivir, soy capaz de reducirme a una basura... nada que no he sido antes.