Highschool of the Dead H.O.T.D. "Entrar en calor"

Disclaimer: HOTD y sus personajes no son míos. Sencillamente los tomo prestados para este drabble.

Nota: resulta que era para la actividad de los zombies, pero me tardé mucho y mi mente divagó, por lo que esto es lo que resultó de todo: algo ecchi porque mi mente no podía hacer más con HOTD

Entrar en calor

—Antes que nada, debemos entrar en calor —dijo Saya mientras comenzaba a hacer una serie de sentadillas.

—Pero, ¿qué estás haciendo? —preguntó Takashi mientras se plantó en el lugar de la acera que ocupaba sin moverse un centímetro. Estaban a punto de entrar a un centro comercial por provisiones y ¿se le ocurría hacer ejercicio?

—En realidad es una buena idea —contestó la enfermera mientras se llevaba un dedo a los labios—: ayudaría a evitar desgarres en sus músculos. Tomando en cuenta que casi siempre nos vemos envueltos en peleas con esas cosas.

Las otras tres mujeres le miraron unos segundos y posteriormente se unieron a la genio en sus sentadillas. Después de acomodarse su falda, la enfermera también lo intentó sin éxito alguno.

Takashi no entendía: ¿por qué era necesario hacer eso? Nunca lo habían hecho antes y le sonaba a una estupidez empezar a hacerlo ahora.

—¿Tú qué opinas Hirano? —preguntó al chico detrás de él, pero no recibió ninguna respuesta—. ¿Hirano?

Se giró para buscar a su compañero y lo encontró desmayado en la acera con una cantidad de sangre impresionante saliéndole por la nariz. El pelinegro se acercó rápidamente al de lentes, la situación no pintaba nada bien.

—¡Oye reacciona! —gritó mientras lo movía una y otra vez. Al final dio una pequeña señal de vida con sus dedos: un signo de Ok.

Takashi no lograba comprender, hasta que escuchó un gemido proveniente detrás de él, en dirección de las chicas. Su primera reacción fue apuntar con su pistola al zombie que las atacaba, la segunda detener la hemorragia nasal que amenazaba con sacarle de combate al igual que a su compañero: las chicas había decidido hacer ejercicios bastante impropios para sus vestimentas.

“¿Por qué no pueden usar ropas normales?” pensó mientras intentaba contenerse. Además del hecho de que no se habían quitado las armas (haciendo que las correas de las mismas apretaran sus vestimentas) ahora estaban estirándose las unas con las otras. Había cierto límite de lo que un hombre podía soportar.

Intentó desviar su mirada hacia su sempai, seguramente ella sería un poco más considerada con la situación. Cuando le miró olvidó cómo respirar y, peor aún, cómo contener su hemorragia nasal; la ganadora nacional de Kendo estaba parada sobre sus dos pies, con las piernas abiertas y las palmas de las manos tocando el suelo. Estaba de más decir que sus bragas negras se veían por debajo de su minifalda. De todos los posibles atuendos para un apocalipsis zombie, ¿por qué minifaldas?

Para cuando se dio cuenta, ya estaba en el suelo rodeado por un charco de sangre igual que el primer joven. Miró a los ojos a su compañero que intentó sonreír un poco. Esto, definitivamente, no era a lo que Saya se refería cuando dijo entrar en calor.

No, probablemente a ellos dos no los matarían los zombies: esas mujeres se encargarían de eso.