Drabble H de Helado (Días del Abecedario 2.0)

He vuelto de nuevo y sí pude publicar hoy la letra correspondiente. Mañana no rometo nada porque voy a participar en una carrera y probablemente lleva súper cansada. Lo intentaré sin embargo.


H de Helado


Sintió el frío recorriéndola desde la piel hasta lo más profundo de su ser. Aún sin pronunciar las palabras, tanto su espada como su cuerpo sabían lo que venía y estaban preparándose para eso. Su temperatura ya había bajado uno o dos centígrados.

Sabía que probablemente era mucho más de lo que podía soportar. Que estaba acostumbrada al frío extremo que ni ella ni el Capitán Hitsugaya podían explicar a otras personas, pero esto era mucho. Que sabía el sacrificio que implicaba ser un Shinigami y tener que proteger a toda costa el Sereitei, pero pedían demasiado. Todo eso lo sabía, y a veces deseaba no hacerlo, pero estaba perfectamente consciente que lo que estaba a punto de hacer podría significar el sacrificio más grande que alguien podía dar por otro: su vida.

Sin embargo, había decidido que nada de esto le importaba. Su temperatura corporal seguía bajando y al mismo tiempo, su determinación subía. Aunque lo que sea que fuera a hacer de ahora en adelante no salvaría el día y definitivamente no ganaría la guerra, se conformaba con saber que podía derrotar a su enemigo e ir a ayudar a otros que la necesitaban. En una batalla de tal magnitud, no había lugar para descanso.

Con una nueva forma de pensamiento, miró nuevamente al frente y divisó una figura alta y un poco deforme que pertenecía a la de su enemigo. Su cuerpo estaba preparado, la temperatura era correcta y su espada parecía esperar ansiosa. Sus manos se movieron solas hacia el frente levantando el arma hasta que apuntó con el filo el centro de la figura que se encontraba a varios metros de distancia. Su boca casi pronunció la frase sin que su cerebro la procesara. Estaba lista, no defraudaría a nadie y se probaría a sí misma que en realidad podía hacerlo.

―Bankai: Hakka no Togame ―dijo, e inmediatamente fue cubierta por una niebla congelante. Y no le importó, porque desde hace tiempo su alma y su corazón estaban helados.