Grutas de Alforno

Tema en 'Lost Future: The Last Chance' iniciado por MrJake, 2 Mayo 2025.

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    MrJake

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    Intentaste fijarte bien en los gestos, movimientos y pequeños detalles de la expresión de Effy. Quizá era por tanto tiempo atendiendo a la gente en el bar y ver a la clientela en todo tipo de estados y con todo tipo de emociones; quizá era porque, en parte, tenías ese don natural; la cuestión era que analizar a las personas en momentos así, percatarte de pequeños detalles, era algo que se te daba bastante bien.

    Y aquella vez no fue distinto.

    Ojos algo enrojecidos. Brillo en las mejillas, señal de humedecimiento. Effy había llorado. Probablemente, cuando se levantó y se apartó para ver si Shura venía, lo hizo para camuflar sus lágrimas, y las camufló muy bien, sí: alguien con poco ojo crítico no habría visto que había llorado hacía escasos segundos. Tal vez ese mismo llanto fue lo que le entrecortó la voz; uno que surgió, además, cuando mencionaste que ya no estaba sola.

    ¿Le removió tu comentario, por alguna razón? Era posible.

    Pero eso era solo la superficie... veías más cosas. Al fijarte bien en Effy, lo viste: su ceño levemente fruncido y labios apretados eran señales claras de contención. Estaba deseando decir o hacer algo, pero no podía. O al menos, no quería permitirse hacerlo. Apostabas que era una mezcla de ambas cosas. Effy estaba haciendo un inmenso ejercicio de autocontrol que tensaba todo su cuerpo, desde la mandíbula hasta los hombros, ambos completamente rígidos. Pero, cuando hablaba, a veces se mordía por dentro el labio inferior y se le bajaban un poco las cejas... ¿era eso preocupación? ¿Pena, quizá? Una emoción relacionada con la tristeza, de algún modo, estaba también presente en ella a veces, mezclada con la contención. Y no era raro que fuese el caso: al fin y al cabo, lloró, de eso estabas seguro. Claro que la gente llora por muchos más motivos, pero en el caso de Effy, era probable que todo se relacionase.

    Contención, pena, preocupación... Ganas inmensas de liberar algo en su interior, pero la imposibilidad emocional de hacerlo. Y todo ello volcado a vosotros y a la idea de que, quizá, estaba más sola de lo que tú mismo le dijiste. Quizá porque no consideraba que vosotros fueseis compañía, de algún modo; y esa era una idea que no cuadraba.

    Todo lo que habías podido notar en Effy, en un momento, te hizo "clic", y una teoría clara cruzó tu mente. Todo se combinaba en algo que explicaba todas esas emociones en una sola; una compleja, sí, pero una sola emoción, después de todo.

    Arrepentimiento. Effy se arrepentía de algo. De algo relacionado contigo y con Mimi, muy probablemente.



    ***


    Tu estrategia, sin embargo, fue más clara y más directa que la de Dante: la confrontaste directamente, sin miramientos, preguntándole de cara sobre su actitud y sus reservas. Eso era un movimiento arriesgado, sin duda, y Effy no era alguien que fuese a dejarse disuadir fácilmente.

    Pese a todo, pareció que la forma en que lo dijiste, tu vehemencia, quizá incluso tu insistencia, sí lograron sacar algo en ese muro de piedra que era la chica. Una reacción, una respuesta por su parte. Al menos, algo distinto a una evasiva sin más, aunque no fuese mucho.

    —Ah, otra vez eso... No sé qué decirte, Mimi. Te daré una respuesta, si eso te consuela: sí, os oculto cosas. Claro que lo hago. Los rebeldes tienen cierta información y hay ciertos... eventos que no puedo discutir con vosotros al respecto. Pero lo sabréis todo a su debido tiempo. Es solo que no puedo decíroslo, no ahora. Primero tenemos que salir de aquí de una jodida vez.

    Nerviosa, Effy miraba por la apertura de la cueva, como esperando con cierta ansiedad a que alguien viniese. Y la viste, por un momento, cambiar de expresión, a una angustiada. El labio inferior le temblaba ligeramente cuando siguió hablando.

    —Mira, no tengo mucho más que deciros, yo... entendería que os queráis marchar. Por la seguridad y el futuro de todo por lo que tanto tiempo he luchado, necesito que vengáis conmigo; y no os pretendo obligar a que lo hagáis. Pero hay ciertos asuntos que no voy a discutir ahora, ¿de acuerdo? Queráis o no, lo único que podéis hacer ahora mismo es elegir confiar en mí, porque queráis, no porque tengáis pruebas. Así son las cosas, es... todo lo que puedo hacer.

    >> Pero si elegís no hacerlo, lo entendería. Yo no voy a retener ni a obligar a nadie.

    Sus ojos claros miraban de nuevo a la apertura de al caverna. Casi como un gesto reflejo.

    —Fuera hay aldeas, cercanas. Es una locura salir ahí fuera, pero si lo preferís a acompañarme, al menos tendríais un lugar seguro al que acudir. En el futuro podría mandar a alguien de los rebeldes a que os rescaten. Pero algo es seguro, Mimi, Dante: estáis en Valthyria. Es así. Y salir de aquí, bueno. No es nada fácil.

    >> Os contaré todo... en su debido momento. Eso es... todo lo que puedo deciros.

    Sí. No había duda. Quizá convencerla con palabras era algo extremadamente complicado, viendo las barreras que tenía ante sí, pero las pequeñas grietas que creaste eran suficientes para probarte que, claramente, Effy escondía cosas. No era fácil saber qué tipo de cosas, pero desde luego, eran cosas que la tenían tensa y mucho más agobiada de lo que quizá aparentaba externamente.
     
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    Yugen

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    Hablé con honestidad, busqué calar el acerado muro que Effy había alzado a su alrededor como una coraza impenetrable, pero no era consciente de cómo de altas eran estas murallas en cuestión. Las grietas eran tan pequeñas y los flancos estaban tan bien cubiertos que cualquiera fuere la cosa que la estuviera importunando era prácticamente imposible de sacar a la luz.

    Y era jodidamente frustrante.

    —No me vengas con esa mierda—solté una risa baja, caústica—. ¿No puedes contárnoslo? No quieres contárnoslo. Habla con propiedad. ¿O tampoco puedes hacer eso?

    No había ningún impedimento. Estábamos hablando como si nada en un rincón apartado de una gruta infestada de Pokémon que no había visto en mi vida; solo tenía que abrir la boca y decir aquello que tanto la estaba tensando. Pero seguía insistiendo en evasivas, dando excusas, dejándonos fuera de una problemática que técnicamente ahora nos incluía también a nosotros. ¿No estábamos acaso en el mismo bando? ¿Por qué había ido a buscarnos si nos iba a negar la verdad? ¿Cúal era su maldito problema?

    Todas esas réplicas zumbaron en mis oídos como un enjambre de Combee furiosos, pero no mencioné ninguna de ellas en voz alta. Cualquier aumento de la tensión ya existente solo nos alejaría emocionalmente aún más.

    No parecía una buena estrategia.


    —No soy una suicida, Effy—sentencié fríamente antes de agacharme y recoger a Yuu del suelo. Con un pequeño arrullo, el Shroddle buscó refugio en el hueco entre mi cuello y mi hombro. Tenía toda la intención de protegerlo a como diera lugar—. Por mucho que no me guste esta situación no duraría ni una hora ahí fuera a solas con Yuu. Tú eres mi única fuente de información de Valthyria, la única que sabe algo de todo este vertedero. Eres un clavo ardiendo, y si tengo cierto instinto de la auto-preservación debo colaborar contigo por mi propia supervivencia. Pero eso no implica que confíe en ti.

    ¿Qué era la confianza a todo esto? Sentía que esa palabra había perdido todo su significado. Ahora, cuando debía ser más importante que nunca. Cuando la confianza era tan escasa que ostentaba más valor que el propio dinero.

    >>Así que si ya se ha terminado el free time event, ¿podemos seguir?—le dirigí una sonrisa profundamente irónica, resignada incluso. Harta, quizás—. Solo estamos perdiendo el tiempo.
     
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