Apresuramos el paso, mientras pensaba en lo que nos esperaría en la mansión. Sin duda no iba a hacer muy agradable, pero sobre todo, ¿Qué era lo que debía buscar? No tenía idea. Supongo que tendré que averiguarlo cuando llegue allí.
Por otra parte, tampoco tenía idea de que pokémon se trataba ésta vez la leyenda, y eso era algo que me molestaba: Anteriormente sabá a que me enfrentaba, pero ahora no tenía idea. Tal vez era un Dusknoir, pero nada era seguro. Ya quedaba menos para la Mansión.
Entre tanto, ya comenzaba a oscurecer, y cada vez se volvía más difícil caminar por ésta zona pantanosa. Blastoise se atoró en un pedazo, y su enorme cuerpo comenzó a hundirse. Por más que lo ntenté, no fui capaz de sacarlo, así que liberé a Ho-oh y a Salamance, quienes lo tomaron de ambas manos y aletearon fuertemente, sacándolo de allí, pero también terminó volando varios metros.
Corrí acompañado de Blastoise, quen cayó justo en frente de la mansión Abandonada. Le ayudé a levantarse y regresé a mis dos pokémon voladores a su ball. —Bien, ya llegamos.
Después de finalizar el entrenamiento con Metagross volví a Ciudad Barniz, donde ciertos rumores empezaron a correr, todo me llevaba hacia la Mansión Abandonada. No tuve más remedio que emprender vuelo al Gran Pantano.
—¡Pero qué asco de lugar!—La información que me habían dado indicaba un cupo limitados de personas, pero la curiosidad me mataba, el ser un espectador me bastaba. Así que empecé a caminar yo solito por el pegajoso pantano.
A medida que avanzaba el barro se metía más en mis zapatos. Una refrescante lata de Frizz! era lo que necesitaba para poder seguir.
Después de tomar mi bebida energética una brillante idea llegó a mi cabeza. —¡Sal, Venasaur!— Con ayuda de sus fuertes y resistentes patas podría cruzar el pantano.—¡Bien muchachón, en marcha! Me subí en su lomo y juntos como en los viejos tiempos nos fuimos adentro cada vez más, en busca de la dichosa Mansión.
Habían unos cuantos pokémon típicos del lugar rondando, pero nada de mi interés, aproveché en tomar ciertas hojas y plantas que me parecieron fuera de lo común. —Más para mi colección—dije para mis interiores. Venasaur hacía lo mismo, él amaba las plantas tanto como yo.
—Mansión, mansión... ¿Dónde estás Mansión Abandonada?— Una mansión sin dueños, de seguro estaría infestada de fantasmas; me aterraba esa idea. Pero luego recordaba la obvia presencia de más entrenadores, no estaría solo. —¡Vamos Venasaur, el simple hecho de poder observar lo que sea que esté pasando ahí será genial!
Me tomé unas 4 latas más de Friz! y aún nada. —Venasaur amigo, creo que estamos perdidos...—El tipo planta me miró confiado, él estaba convencido de que conocía el camino.
Las aguas y el fango eran cada vez más, Venasaur empezaba a alentar su paso, esto no andaba bien. —Venasaur hablo enserio, detente un rato para saber dónde estamos...—le dije, algo asustado: Perderse en un lugar como este no sería para nada grato.
Venasaur sintió el miedo también, pero aceleró el paso de pura terquedad, no quería hacer notar que estaba perdido. —¡Venasaur detente ahora mismo!—grité, pero mi inicial iba muy rápido como para poder bajar de un salto.
—¡Detenteeeeeeeeeee!—cerré los ojos y me abracé a Venasaur, él hizo lo mismo pero sin dejar de correr. Ambos estábamos conscientes de que hoy sería el día de nuestra muerte.
—¡Sálvanos Arceus!—exclamé mientras asustados corríamos sin ver, esperando que algún precipicio o fango nos atrape y finalmente nos asesine.
Pero no, un tronco fue el elegido. Venasaur se golpeó la cabeza contra un viejo tronco que se hizo añicos. Cuando abrí los ojos me llevé una enorme e irónica sorpresa: La Mansión estaba frente a nosotros.
Llegué al Gran pantano. Podía ver toda el agua contaminada que teníamos que cruzar antes de llegar a una zona de barro. — ¿Tienes un lapras o algo así? — le pregunté a Mizz. Quería llegar a la zona de barro a ver si habían buenos pokémon antes de ir a el castillo. (@Dark-chan)
Miré a Drake y negue --Pues...lamentablemente no....pero....podemos ir volando hacia la mansión--Le dije sonriendo levemente a Drake
Lo pensé. Luego le sonreí — Madame, usted no le tendrá asco a un poco de agua sucia, ¿cierto? — me reí internamentey comencé a caminar hacia el agua del pantano.