—Terminemos ahora, ¡Última bala aniquiladora! —Slaking esquivó de un salto el ataque, gastando su último punto de agilidad, y aprovechó la caída para generar un último Golpe Aéreo giratorio en todo su cuerpo, que impactó con fuerza en aquel Swampert, mandándolo a volar varios metros. MEGASLAKING: Normal (Asesino) Puño Férreo: ataques de puños aumentan su potencia en 30 Salud: 160/300 Fuerza: 330 (30) Resistencia: 215 (15) Agilidad: 0/3 (90 de Velocidad) (10) Movimientos: -Afilagarras (Sube 10 fuerza propia, y además garantiza el éxito del próximo ataque) (Usos: 1/2) -Golpe Aéreo (40 Potencia, Volador; ineludible) (Usos: 0/3) -Terremoto (60 Potencia, Tierra) (Usos: 4/4) -Puño Hielo (80 Potencia, Hielo).
—¡¡Noooooo!! —gritó Gea, que tuvo que salir corriendo tras su Swampert. Al marcharse, cayó al suelo una peculiar medalla, uno de esos símbolos... la prueba de que Ian había derrotado a otro grande.
Recogí aquella peculiar medalla y la guardé en mi chaqueta; tal vez no fuese lo correcto... pero la medalla brillaba. Como fuese, cuando levanté la mirada para buscar a aquella extraña mujer, resultó que ya no estaba. Supuse que recogió a su Swampert y se fue. —En fin, al menos me aclaré un poco tras la batalla —exclamé, al tiempo que estiraba un poco los brazos y hombros—. Bueno, supongo que ahora sí podré ir a parar a Iot.... ¡BLIM, BLIM, BLIM! —Sonó, de pronto, mi pokedex, que comenzó a transmitir un mensaje de aparente "urgencia". Comencé a escucharlo sin muchas ganas, pero poco a poco me llamó más y más la atención. Para cuando terminó de transmitirse todo el mensaje, ya me había olvidado de lo que iba a hacer. Ahora tenía otra cosa en la cabeza. >> ¡¡A PLAZA ITALIA!!... Digo, ¡¡¡A CIUDAD ACUARELA!!! —Y tras eso Salamance y yo salimos hacía dicha ciudad.
Hubert Pidgeotto aterrizó sobre el irregular terreno del Gran Desierto, que en ese momento era asediado por su eterna tormenta de arena. Sin embargo, como no íbamos a quedarnos mucho tiempo en este lugar, hablé en voz alta para hacerle saber a mis pokémon que no debían retirarse de sus pokébolas. Sin embargo, hubo uno sólo al que le permití su salida: Claydol. Al extraño pokémon no iba a obligarlo más a estar en mi equipo porque, lastimosamente, no tenía planes para él, y di por hecho que sería lo mejor para él regresarlo a su hogar. Y bueno, porque a mamá le daría miedo tenerlo en su casa, para qué mentir. Le dediqué unas solemnes palabras de despedida y él... Simplemente se quedó ahí, levitando sin emoción alguna.
Hubert Al cabo de un rato, Claydol comenzó a alejarse de nosotros, tal vez atraído por los movimientos de los pokémon salvajes que, en ese momento, se acercaron a verme, tal vez por curiosidad, o quizás por hostilidad. No obstante, me mantuve tranquilo en mi sitio, observándolos uno por uno. Entre ellos no se encontraba el que esperaba capturar, de manera que me mantuve quieto en mi sitio, a la espera de que se manifestara.
Hubert Se nos acercó un pequeño Baltoy, flotando con el mismo aire misterioso del pokémon que acababa de liberar. El muñeco levitó alrededor de mis tobillos. Sentí como si me estuviese conociendo, ante lo cual sonreí y lo tomé delicadamente entre mis brazos. Por suerte, no me atacó. —Lo lamento, no puedes acompañarnos —le dije con amabilidad, y lo solté. El Baltoy levitó hasta perderse en la tormenta de arena.
Hubert Si la montaña no va Mew, Mew va a la montaña, o algo así decía un libro de tono religioso que leí hace tiempo. Si el pokémon que buscábamos no se acercaba hasta donde Pidgeotto y yo esperábamos, no nos quedaba otra que atravesar la tormenta de arena con el fin de dar con su paradero. Así, comenzamos a caminar entre los pokémon salvajes.
Hubert No pasó mucho hasta que dimos con un pequeño Ferroseed que se movía por la arena haciendo girar sus peligrosas púas. Al notar nuestro acercamiento, no dudó en atacarnos. Pidgeotto se encargó de debilitarlo sin mayores dificultades, tras lo cual lo capturé. Cumplidos nuestros objetivos en el Gran Desierto, nos fuimos volando del mismo.
Llegamos entonces al Gran Desierto, y tuve que admitir que era realmente grande. Probablemente nos iba a costar todo el día cruzarlo hasta llegar a Ciudad Barniz, pero rendirme no estaba entre mis opciones...y mucho menos cuando realmente era Arcanine quien caminaba. ¡Vamos, adelante! [1/20]
Arcanine mantenía el ritmo sin agotarse o aburrirse. Trataba sin lugar a dudas de pasar este desierto lo más pronto posible. Mientras tanto, me entretuve un poco con el pasado. Luego del funeral de mamá, yo había terminado viviendo con un hombre al que particularmente no conocía. Que sí, que el lugar era lujoso, lleno de vida y con un montón de cosas por descubrir. ¿Y que? Yo era un completo desconocido en ese tipo de vida. No iba a poder adaptarme nunca. [2/20] Contenido oculto contada en partes para acelerar esto (?
Arcanine evitó a un Sandlash que parecía furioso, lo ignoró y siguió con nuestro camino. Mientras tanto, yo recordaba otras cosas. Luego de unos meses, Piplup había hecho un verdadero desastre. Había destruido un objeto de tal valor que no me había quedado otra opción que ir a la sala que usaba a momentos de oficina y tratar de que le perdonara. Sim embargo, él no estaba allí. Mi "padrastro" solía mantener las cosas de su vida en orden, o por lo menos le pagaba a alguien para que lo hiciera por él. Así que no me había esperado algo tan común como que la puerta de su oficina estuviera abierta. No estaba entre las posibilidades. Dentro de la misma, pude ver una hoja pulcramente doblada en la mesa de trabajo. Sin pensarlo mucho, la abrí. La hoja era la misma que yo había firmado el día despues del funeral de mamá, la que me había dejado en esa casa. Y sin embargo, no había podido leerla en paz sino hasta ese momento. Presteé atención a las palabras...y encontré lo que se converitía en mi motivo de viaje. [3/20]
Sacudí la cabeza, molesto. Debía dejar de pensar en esas cosas. Arcanine olisqueaba el suelo mientras seguía con nuestra marcha. De vez en cuando se encontraba con un pokémon y lo olía antes de pasar de él. En otras ocasiones solo desistía y se aburría hasta intentar olisquear la zona de nuevo. ¿Quizás buscando agua? [4/20]
El lugar parecía solitario. Eso hacía que este viaje fuera, entre otras cosas, aburrido. ¿En serio alguien había llegado alguna vez a Ciudad Barniz, con este enorme desierto en medio? ¿No habia alguna otra forma de cruzar? Ya podía estar seguro de que lo que Arcanine buscaba era algo de agua. —Me parece haber leído que este desierto tiene un lado—comenté a Ark, quien empezó a mover la cola—quizás lo veamos y puedas tomar algo de agua antes de seguir. [5/20]
Pronto, yo también tuve sed. El hecho de que la arena pareciera meterse entre las ropas no ayudaba en lo más mínimo a superar esta ruta. Era una completa locura, que alguien hiciera una ciudad al lado de esto. Porque fue así, ¿no? Sería ilógico que la ciudad hubiera llegado primero. ¿Cierto? [6/20]
Creo...que me quedé dormido. Al despertar de mi pequeña siesta. noté que apenas habíamos avanzado. Ark parecía estar recuperando el ritmo, quizás ante la perspectiva de que el Oasis soñado estaba cerca. Yo mismo esperaba esa noticia: el calor iba a acabar conmigo como no consiguiera algo de agua. [7/20]
Arcanine hizo un mohín. Creo que estaba desesperado por llegar a ese Oasis, y poder probar algo de agua. Lo cual era basicamente lo mismo que yo esperaba. ¿Existiría en verdad? ¿O sería solo una ilusión comentada por alguien con mucho calor? Esperaba descubrirlo pronto. [8/20]
Un Maractus muy parecido al de Hubert nos saludó en la distancia, resonando sus maracas. Le saludé de vuelta, pero Ark sentía el agua tan cerca que la ignoró. Seguimos adelante, y pude empezar a ver algo que parecía mucho a unas palmeras. Esperaba que fuera lo que pensaba que era. [9/20]
¡Sí! Mientras más nos acercabamos, más convencido estaba de que eso a la distancia eran palmeras. ¡Eso significaba que esa zona era seguro el Oasis! Arcanine se animó al verlo, y usó Velocidad Extrema. Por suerte me acordé de abrocharme a él antes de montarme, por lo que no salí lanzado como un misil. ¡Estabamos cerca! [10/20]
Al llegar a el pequeño Oasis, Arcanine se sentó, por lo que me desabroché a él para bajarme. Solo entonces fue a por algo de beber. Su cola se movía como una turbina mientras bebía, feliz de haber encontrado algo de agua. Por la gran cantidad de agua que parecía beber, temí que fuera a acabar con el lago entero. Pero cuando se recostó satisfecho el lago estaba tan lleno como siempre. [11/20]
Tomé algo de agua con las manos, lo más lejos posible del lugar donde había bebido Ark, y me hidraté. Esperaba que el camino que faltaba fuera menos tortuoso que lo que nos había costado llegar hasta allí. Lo esperaba en serio, vamos. Mientras tomabamos aire, decidí descansar un poco en ese lugar, bajo la sombra de las palmeras. Mientras me recostaba, encontré un Claydol mirandome con sus varios ojos. Me pareció interesante, por lo que le capturé. [12/20]