El gran desierto, el lugar justo para entrenar resistencia, aterricé inmediatamente aquí, para luego ver a todo mi equipo —¡Aquí entrenaremos resistencia, vamos ya, una carrera de un kilómetro para empezar... Andando! —ordené, y todos comenzamos una carrera de un kilómetro de distancia—
Corrimos tanto que a la final corrimos doce kilómetros más de lo pensado por lo que al final, todos nosotros caímos en la arena, exhaustos, comencé a respirar entrecortadamente, agotado —Ah... Bien, suficiente por el momento... —seguía tirado en la arena, mientras todos simplemente asentían tirados en la arena—
Alcé un puño desde el suelo, para animarme a mi mismo y a mi equipo Pokémon —¡Sigamos adelante, no nos rindamos, hasta el último aliento, chicos! —alenté, mientras poco a poco me levantaba, para luego todos mis Pokémon se levantaron, animándose igualmente, y todos comenzamos a ir a la Ruta 308—
Entré al gran desierto tras salir de Barniz, sorteando la arena espesa y bajo el abrasador calor de la tarde, para luego salir a la ruta 308 tras una hora de caminata
Llegué caminando al Gran desierto y me encontré con una tormenta de arena continua. — Arceus está de mal humor...
Era un poco difícil avanzar con tanta arena y piedras golpeándote la cara, así que saqué mi bufanda colorada y la enrollé en mi cabeza como un turbante. — Genial—vi un palo y lo tomé.
Solté un suspiro que fue silenciado por la tormenta y se perdió en el viento, tenía que entrecerrar los ojos para avanzar.
Un krokorok pasó frente a nosotros, al parecer iba apurado. Un pequeño sandshrew salió del suelo y luego entró de nuevo. Luego volteé para ver el camino que ibamos dejando.
—¡Agh- —caí de Tyranitar del susto. Un pokémon rarísimo estaba a mis espaldas siguiéndonos. Tyranitar paró en seco y se volteó también. — ¡Tyranitaaar! —¡No te asustes tú tambien!
Era la primera vez que veía un pokémon así, me levanté del suelo y me sacudí el polvo. — A ver... —sacando mi pokédex. "Sigilyph, el pokémon tipo psíquico/volador. Se dice que hace mucho tiempo una ciudad antigua cayó y este Pokémon fue encomendado para proteger esta ciudad expulsando a los invasores con sus poderes psíquicos. Cuenta la leyenda que humanos muy antiguos crearon a este Pokémon mediante dibujos inspirados en su dios parecido a un ave que habían pintado en sus cuevas, tanto era la devoción ante este Pokémon imaginario; que de pronto aparecieron cientos y cientos de Unown, y estos a su vez convirtieron ese dibujo en un Pokémon muy semejante a ellos y a su dios..." Pero no escuché más de la mitad y fui hasta el extraño pokémon. — ¡Geniaaal! —empecé a perseguirlo mientras este huía en circulos. —Tyranitar...