Bueno, Togepi estaba sonriendo amablemente... supuso que eso significaba un sí en idioma pokémon. Le sonreí yo también y seguímos caminando a través del árido desierto.
Hacía más calor que en el infierno y esto comenzaba a molestarme de sobremanera, así que no tuve más opción que quitarme mi amada chaqueta, que por más que no me gustase quitármela debía admitir que era pesada y molesta para este clima, quedando solamente en un top blanco strapless. Casi inmediatamente sentí que me refrescaba un poco al perder el contacto con la chaqueta de cuero. —Ah, pero que calor que hace... —suspiré, metiendo la prenda descartada en mi bolso.
—Sí bueno, pero este clima es agobiante —repliqué, abanicándome con una mano como si eso fuese a refrescarme.
--Si, lo es--Le dije acalorado--Ojala te pudiera ayudar pero no tengo nada que sirva contra este calor--
Me pregunté si la tal Liza estaría aún en Ciudad Barniz... habíamos estado viajando hace ya mucho tiempo, era probable que ya hubiese dejado la ciudad atrás... pero no podía decirle eso a Togepi, no quería desalentarla.
—Paremos un momento a descansar, siento que me voy a desmayar —suspiré, deteniéndome junto a unas rocas cercanas y sentándome sobre una de ellas.
—Bueno, ya estoy mejor, vamos —comenté, poniéndome de pie ya con mis energías restauradas. Justo cuando dije eso, una gran sombra pasó por arriba de nosotros; un feroz Skarmory, quien se vino a aterrizas justo delante de nosotros.
—¡Un Skarmory! —exclamé repentinamente—. Será una buena práctica para nosotros... ¡Arcanine, adelante!
El pokémon de tipo fuego emergió de un destello de luz, y se alzó frente al ave delante de nosotros. Le mostró los colmillos amenazadoramente y aguardó a que le comandara un ataque.
—¡Arranca con Colmillo Rayo! —ordené de inmediato. Arcanine corrió a toda velocidad contra el pájaro de acero y lo mordió con sus feroces dientes, los cuales le dieron una potente descarga eléctrica. Pero eso no le bastó al Skarmory; se alzó en el cielo y descendió directo hacia Arcanine, dispuesto a contraatacar.
—¡Esquívalo y Velocidad Extrema! Tenía que admitirlo; Arcanine era el pokémon más veloz que había visto hasta ahora. No sólo esquivó el ataque de Skarmory, sino que le contraatacó con un ataque tan veloz que apenas si pude verlo. Skarmory se tambaleó, pero no estaba listo para rendirse. —Vamos a tener que acelerar esto... ¡Arcanine, megaevoluciona!
La Arcanita y mi Megaaro titilaron por un segundo, y Arcanine se transformó en Mega Arcanine ante mis ojos. El feroz tipo dragón y fuego miró a su oponente, decidido a derrotarlo. —¡Vamos a acabar con esto ahora mismo, Envite Ígneo! Sabía que ese ataque le causaba algo de daño a Arcanine también, pero era un mal necesario para terminar con esta batalla y seguir nuestro camino.
Skarmory definitivamente no se esperaba que ocurriera esto. No se si lo agarré desprevenido o Mega Arcanine fue demasiado rápido, pero fue un golpe directo y Skarmory cayó al suelo, derrotado. —¡Gran trabajo, Mega Arcanine! —sonreí, regresándolo a su pokebola, satisfecha con el resultado de la batalla—. Bien, deberíamos seguir hacia... Pero entonces, Skarmory se levantó una vez más. Estaba claramente herido y tan golpeado que ya no parecía tan amenazador... pero evidentemente, no quería rendirse bajo ningún concepto. Me recordó a mí en ese aspecto. Supuse que si quería detenerlo, lo único que podía hacer era capturarlo. Estaba tan débil, que estaba segura de que ni siquiera necesitaría golpearlo otra vez más. Lancé una pokebola y el ave de acero no tuvo fuerzas para resistirse. Entró y tras una breve lucha interna con la bola roja y blanca, quedó encerrado dentro de ella.