Gran Catarata

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Discrepo a tu argumento; Slowking tiene muro mágico, no puede recibir daño de Trampa Rocas xD Por eso digo que iba a llegar a ser un bucle eterno

Bubbly, y su embobado MegaSlowking, se dieron la vuelta, dispuestos a marcharse. Antes de irse, dijo, arrojándole a Effy una especie de medalla.

—Ten. Esto demuestra que me venciste. Espero que alguno de mis compañeros me notifique nuevas noticias tuyas en algún momento.

Y comenzó a caminar, perdiéndose en la distancia.

 

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Claro que tienes razón, pero Effy no sabe ello… y quería usar la expresión "irónico déja vú" por alguna razón (? XDD

Atrapé con ambas manos la curiosa medalla que me arrojó Bubbly. Sabía que Alpha e Ian habían derrotado a dos de los grandes… ¿tendrían ellos también una medalla similar? La guardé cuidadosamente en un estuche de mi mochila que Joy me había obsequiado, donde se encontraba también la medalla Témpera.

"Hasta la próxima, Bubbly" deseé decir, pero él ya se había alejado de la vista.

Me permití observar por unos momentos la Gran Catarata… era altísima, ahora que la veía con atención; me daban muchas ganas de llegar hasta la cima y descubrir lo que habría allí, pero ahora la prioridad era la salud de mis pokémon. Quizás algún día volvería a hacer eso.

Saqué a Skarmory y partí en breve.

 

Aterricé nuevamente en la Gran Catarata... por supuesto, no había ni señal de Bubbly; se había desvanecido desde nuestra batalla. Sin embargo, era otro asunto el que me traía a este lugar.

Miré la enorme catarata que ocupaba el centro del lugar... había llegado finalmente el día de escalarla y llegar a la urbe que se localizaba sobre ella, Ciudad Acuarela. Pero antes de ello, saqué mi Holomisor; tenía un mensaje de último momento que enviar.

"Para Liza, Steve, Alpha e Ian,
¿Cómo andan, chicos? Les envío este mensaje para decirles que llegó a mi poder, por razones que ni yo misma comprendo, un total de cinco MOs Cascada. Dado que no necesito más que una, pensé que les serían útiles a ustedes; si las quieren, las dejé en posesión de la enfermera Joy de Ciudad Témpera. Les dije que era una para cada uno de ustedes, y ella se las dará sin problema cuando pasen por allí; salvo que no la quieran, en cuyo caso avisenme, pues seguro algún otro le encontrará utilidad. ¡Nos vemos!
Effy."

Creía que había sido lo suficientemente explicativo, de modo que lo envié sin reparos y procedí a guardar el Holomisor en mi bolso. Luego me quité la camisa, las sandalias y el short, quedando vestida únicamente con la bikini que traía bajo las ropas, y guardé todo también en mi bolso.

—¡Vaporeon, yo te elijo! —exclamé, liberando a la tipo agua—. ¿Lista para un pequeño reto?

La pokémon respondió afirmativamente y se lanzó al agua de cabeza, con esa gracia y belleza que la caracterizaba. Acto seguido me lancé al agua también, no sin antes liberar a Crobat para que cargara mi bolso por los aires, así evitaba que se mojara su contenido. Me aferré a Vaporeon mientras la tipo agua comenzaba el proceso de escalada; era hora de conquistar la Gran Catarata.

 

Alpha.

Minutos fueron los que recorrí sobre la cabeza de Rayquaza para llegar aquí. Su velocidad nos brindaba como siempre un gran beneficio al momento de movernos de un lado al otro.

Ya sobrevolando los cielos de la Gran Catarata una enorme ciudad se veía sobre ella, al parecer un poco rodeada por montañas por lo cual era un poco difícil volar a ella de inmediato, por eso nos habían entregado la MO al parecer.

—Desciende.—Le pedí dando un pequeño golpe con la palma de mi mano sobre la cabeza del enorme dragón.

La brisa del lugar nos logró inundar cuando bajamos, el frío azotaba totalmente la zona a estas horas, pero menos mal yo contaba con mi sudadera, una lástima para Mimi quien vendría sin ropa extra.

—Gyarados, ve.—Grité liberando a la enorme serpiente marina que regresó ese rugido hacia mí.
>>Ven, te quiero enseñar algo.

 

Mimi Honda

Tras lo que me pareció una eternidad, Swellow aterrizó finalmente en un claro amplio, rocoso, bañado por la luz plateada de la luna llena que presidía la estampa nocturna aquella noche. Soplaba una brisa fría, y el agua se precipitaba con fuerza desde la pared de roca, y caía con un rumor casi ensordecedor sobre el amplio lago de aguas transparentes y mansas que se hallaba justo enfrente. Si no fuese por el molesto correr de la catarata sería una estampa idílica. Transmitía cierta paz, en realidad. Casi como un Onsen.

—Esto es estúpido...—rezongué entre dientes, molesta, mientras descendía del lomo de Swellow. Aún estaba lo bastante lejos como para que Alpha me oyese—. No entiendo por qué siempre acabo haciendo cosas como estas... Yo sólo quería ganar medallas y presumir de ellas...

Cansada, hastiada, caminé hasta donde se hallaba Alpha junto a su Gyarados. El entrenador, por su parte, parecía bastante tranquilo. Como si estar de noche en un catarata fuese lo más normal de mundo. Ugh... Aunque estaba molesta con él, preferí no reprocharle nada; tal vez porque era tarde y lo último que quería era discutir. Tal vez porque realmente no tenía caso que peleásemos por nimiedades como esas. Tal vez había gastado todo mi mal humor de hoy.

La brisa meció las hojas de los árboles.

—F-frío...—me quejé, abrazándome a mí misma. Alpha ni siquiera me estaba mirando—. No vamos a quedarnos mucho tiempo aquí, ¿verdad? No quiero morir en mitad del bosque de una hipotermia... Sería una pérdida de enormes proporciones...

 

Alpha.

Pocos minutos de enseñar el movimiento a mi Gyarados, Mimi se había hecho presente en el lugar reclamando por el tiempo que tardaríamos aquí, al parecer le preocupaba morir de hipoernia , realmente nunca había escuchado esa enfermedad.

—Ten.—Le dije quitando mi sudadera quedando en playera y ofreciendo la primera a la rubia.

Al dejar la prenda superior en manos de Honda me comencé a acercar en dirección a Gyarados, quien ya en el agua de la Catarata nos esperaba para subir en dirección a la inexplorada ciudad. Y al yo subir en él tomé la pokéball de Rayquaza regresando al enorme dragón a su esfera.

—Ven, Mimi.—Le dije aferrándome de la evolución de Magikarp.

 

Mimi Honda

— ¡¿Q-q-qué haces?!—casi grité, entre histérica y nerviosa, enrojeciendo hasta las orejas cuando Alpha empezó a quitarse la sudadera delante de mis narices.

Ni siquiera se me pasó por la cabeza que tal vez quería darse un baño a la luz de la luna, pues como él mismo había dicho la noche era perfecta para nadar. No. T-tampoco es que fuese una pervertida pero... ¿Qué se suponía que debería pensar en una situación así? ¿Estando a solas, de noche y en mitad de un bosque? Por un momento, mi mente fue incapaz de procesar la situación, y mi corazón se aceleró y golpeó frenético contra mis costillas.

—Ten—. fueron sus únicas palabras, sin embargo. Dejó la prenda en mis manos, y, no dándole más importancia, se dio la vuelta y regresó a hacer lo que quiera que estuviese haciendo.

¿Ah?

Mi expresión pasó de la extrema vergüenza a la confusión más absoluta.

Al descender la vista, curiosa, allí estaba, en mis manos, aquella sudadera verde que debía de quedarme enorme y que además olía a colonia barata y sudor. Mi mente pareció comprender entonces la situación. ¿Me... me la había dado para que me resguardase del frío, verdad? ¿Y qué pasaba con él? ¿Acaso no le molestaban las bajas temperaturas? ¡E-ese... ese... maldito descerebrado iba a terminar enfermándose! ¿Quién le había mandado hacer nada?

Con un ardor más que notable en las mejillas, me pasé la prenda por la cabeza. Aunque tal y como me había temido me quedaba enorme, y además no combina en absoluto con mi atuendo habitual... Era cálida y suave... y resultaba reconfortante en cierta forma.

Fruncí ligeramente el ceño.

—La... la podrías haber lavado antes, ¿no?...—comenté vagamente. Pero en mi interior era más que evidente que este hecho no me había molestado. ¿Cómo iba a molestarme algo así? Sintiéndome vulnerable y expuesta, a sabiendas de que en realidad no podía reclamarle nada, me limité a desviar la mirada con pudor—. G-gracias... supongo.

Pero Alpha no respondió, tal vez había hablado demasiado bajo para que el entrenador me escuchase. Lo que hizo en su lugar fue llamarme, y cuando alcé la vista lo vi subido a lomos de su Gyarados. ¿Qué diablos quería ahora? ¿Qué me montase con él encima de esa cosa? ¡Oh no, no, ni hablar!

—T-tiene que ser una broma...—fue todo lo que alcancé a manejar, retrocediendo un paso prudencial, pálida. Y puse las manos frente a mí a modo de defensa. Eran ya demasiadas emociones por un día.

 

Alpha.

—¿No te dije que probaríamos la Cascada?—Fue entonces cuando decidí responder a sus quejidos dando vuelta para poder mirarla. De verdad le quedaba grande mi sudadera, y sí, tal vez tuve que pedir que la lavasen antes en el centro pokémon.

Pero su expresión se veía que no cambiaba, la verdad era algo que se podía entender; no mucha gente tiene el valor para montarse en un Gyarados, menos con uno que es desconocido.

Ya con una idea decidí bajar del enorme tipo Agua hasta llegar al frente de Mimi, quizá esto funcionaría para que subiese conmigo.
—¿Tienes miedo?—Le pregunté.—, sí es así no te preocupes; no te pasará nada con un entrenador tan talentoso como yo.—Una sonrisa de confianza dibujada en mis labios se veía en dirección a la chica.
>>Además, no es tan malo mojarse un poco.

Al acabar de hablar me regresé a mi pokémon quedando sentado en la cola mirando a la rubia.
—Vamos, me acabaré enfermando si tardas mucho.

 

Mimi Honda

—¿Tienes miedo?— me preguntó cuando descendió del Gyarados y caminó hasta mí. Le dirigí una breve mirada, y pude comprobar que aquella camiseta, la que había llevado bajo la sudadera que portaba yo ahora; era de manga corta, y que la frialdad de la noche no debía de hacerle ningún bien. ¿Cómo me había dado la sudadera a riesgo de enfermarse él? Era... era un gesto algo tosco, pero no por ello exento de una caballerosidad que no creía posible en Alpha. Aún mi corazón estaba latiendo muy alto cuando él se acercó.

—¿M-miedo?—repetí molesta, no sólo por la pregunta, sino por el exacerbado orgullo que Alpha mostró después. Me crucé de brazos y volví el rostro con dignidad—. ¿Q-qué tontería es esa? La gran Mimiko Honda no le teme a nada.

Mentiras. Mentiras y más mentiras. Me daban miedo muchas cosas, y él ya lo había visto. Por ejemplo, la tremenda repulsión/horror que me generaban los pokémon tipo bicho. ¡No podía con ellos! Y eso era algo que Alpha ya sabía. Pero por supuesto, no iba a reconocerlo en voz alta, porque para un Honda el orgullo siempre era lo primero.

—Vamos, me acabaré enfermando si tardas mucho.

Y allí estaba otra vez, sentado sobre su Gyarados. Internamente, suspiré. Otra batalla perdida, Alpha parecía ser un experto en eso del chantaje emocional. Poniendo una expresión de fingida molestia, caminé hasta la orilla del lago.

—Ugh... Lo hago porque quiero, no porque tú me lo hayas dicho...— le advertí, subiendo sobre el lomo de la criatura, que parecía algo molesta por mi indecisión, y tratando de no resbalarme y caer al agua helada en el progreso. Finalmente, con la solemnidad y gracia que solía caracterizarme, me senté delante del entrenador—. Bien, y ahora dile a tu bicho que suba despacio porque...

No pude acabar la frase. En cuestión de segundos, el condenado Gyarados estaba remontando la catarata con una fuerza y una velocidad que no creía comparables con ningún otro pokémon del mundo. Chillé con los ojos cerrados, histérica y aterrada, y me aferré con todas mis fuerzas al sinuoso cuerpo de la criatura, como si la vida se me fuese en ello.

>>¡Alpha, te voy a matar!—grité—. ¿¡Cómo diablos se para esta cosa?!

 

—Agh, la zapatilla no sale. Y mira que la otra me había costado. ¿Puedes cargar con mi mochila con tus patas, Togekiss? —Sí, sí, tan impaciente era que en mitad del vuelo, cuando ya quedaban unos diez metros para llegar a la cascada, empecé a guardar mi ropa en la mochila y a quitarme los zapatos. Pero es que a mí desde siempre me han gustado los trampolines de las piscinas, y a falta de ellos aquí... ¿por qué no probar a tirarse desde las alturas?

En definitiva: amaba los retos.

Una vez me quedé solo con el bikini y me aseguré que mi mochila estaría a salvo de salpicaduras con Togekiss, decidí descender hasta quedar a ocho metros o así del río. Miré hacia abajo con una sonrisa decidida en mi rostro y me lancé sin pensármelo mucho, zambulliéndome sin problema alguno. El agua estaba fresquita pero sin llegar a ser molesto el frío; estaba perfecta para nadar en ella.

Braceé de espaldas y hacia delante mientras el resto llegaba, y noté que Togekiss se situaba cerca de mí, en la orilla más próxima. La saludé con alegría y ella me devolvió el saludo, señalando el cielo donde comenzaba a ser visible la figura de un Tranquill.

—¡Dante, Emily! —les llamé sacando mi cabeza del agua y agitando ambos brazos al divisarlos a lo lejos. —¡Rápido, el agua está buenísima, tenéis que probarla!

 

Tranquill finalmente había aterrizado al lado de Togekiss de Liza, quien ya se encontraba disfrutando del agua de la catarata, asi que cuando bajé del pokemon para ayudar a Emily, no esperé la velocidad que tuvo ella de quitarse su ropa normal para quedar en traje de baño, fue algo bastante rápido. Es más, solo me dio la oportunidad de dejar mi mochila donde lo había dejado ella para después sentir como el agua me empapaba: Emily había entrado al agua.

Sacudí un poco mi pelo y con tranquilidad me retiré mis camisas mojadas para colocarlas en una bolsa de plástico dentro de mi mochila, para evitar que mojaran algo más dentro de esta, y al igual que las chicas, yo también me terminé arrojando al agua con bastante gusto para así sumergirme con mayor facilidad.

— Adoro el agua...— murmuré cuando salí a la superficie.

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Llegue al final de la ruta y desde la punta miraba hacia abajo, era una gran caída pero parecía muy divertida.

Me quite la ropa y los zapatos y los guarde en mi mochila, debajo vestía solo un short como traje de baño, dejando al descubierto mi cuerpo de la parte de arriba.

—Bien Rufflet cuida mi mochila si amiguito? Volaras junto a nosotros en un momento, y tu Plusle preparado para la zambullida?— le pregunte a mi pokemon y este asintió, en instantes Swampert y el pequeño Squirtle variocolor estaban fuera de sus pokebolas al escuchar el sonido del agua y nos arrojamos los tres al agua.

—Kawabonga!—

En el camino de caída logre ver a unos varios metros a Liza y Emily, y justo en la orilla a Dante, caí sobre el agua y una gran ola salio a raíz del gran Swampert.

 

Starmie y Floatzel se encontraban nadando al rededor mio tranquilamente hasta que de pronto Floatzel me hundió por completo, al parecer [como pude ver después] fue porque una ola gigante arrasó de la nada, y mi pokemon al parecer quiso evitar que esa ola me llegara directamente, una vez que salí de lo hondo pude ver al causante de esto, había sido brendan y su inicial, ¿en que momento se había decido a venir hacia acá?.

Suspiré y pasé una de mis manos por mi cabello para apartar un par de mechones que me impedían la visión casi por completo y poder ver bien a todos los presentes, solo esperar que no pasara nada malo.

 

¡Nadar era tan divertido, y más si se hacía junto a tus amigos o pokémon! Mientras nadaba por el área junto a mi inicial, quien parecía disfrutarlo mucho, observé a Dante y Emily jugar con sus pokémon y no pude evitar sonreír para mis adentros; ahora es cuando necesitaba de esas instantáneas que Dante hacía con su cámara. Sería un lindo recuerdo.

—Ey, ey, Samurott, ya se. —le llamé, tomando impulso con ambas manos y subiendo a su lomo. Manteniendo el equilibrio me erguí de pie flexionando ligeramente las rodillas, dispuesta a surfear un rato. —Hace tiempo que no lo hacemos, ¿damos una vuelta?

Samurott asintió alzando su cabeza con energía y cogió impulso con sus patas para empezar a nadar por el agua a más velocidad conmigo encima, tratando de aguantar el máximo tiempo posible de pie. Y no era fácil, ¿eh?

Pero cuando parecía que le había cogido el truco e íbamos a toda velocidad, alguien saltó y una ola nos cogió desprevenidos, haciéndome caer al agua de golpe y tratando agua por el susto. Ambos salimos hacia la superficie y empecé a toser para liberar el agua, mientras Samurott buscaba con el ceño fruncido al culpable.

—Cof, cof... ¿Eso ha sido un mini tsunami o es cosa mía? —comenté una vez cesó la tos, y fue cuando hallé allí presente a Brendan y sus pokémon. Suspiré y poco a poco fui hundiendo la cabeza para no ser descubierta. —Yo no estoy aquí...

 

Note que la zambullida había hecho poca gracia a los presentes por lo que desde lejos pedía disculpas a todo pulmón al igual que Swampert.

—Bien amigo acerquemonos un poco para pedir disculpas no crees?— le comente a Swampert mientras trepe un poco a su lomo y este nadaba con Squirtle enfrente.

 

"¡Bu!"

Me giré poco a poco y me encontré con Emily en un intento fallido de asustarme, reí levemente y acaricié su cabeza para alejarme poco a poco hasta la orilla para sentarme en esta y abandonar la comodidad del agua, claro que mientras Floatzel y Starmie vigilaban terreno solo por si algo pasaba, en especial notando la acción de Liza así que se podría decir que mis pokemon solo por si liza quería una huida rápida.

"Creo que mejor me quedo por aquí.." pensé alejandome un poco para estar sentado debajo de uno de los arboles cercanos, el tiempo en el agua se había acabado.