[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Cornelia

Aquél chico me acababa de robar un beso, no era muy creíble pero acababa de suceder, en verdad estaba molesta.
—¿Quién te crees que eres? —grité mientras me acercaba a él a pasos fuertes, sabía que no era inteligente ir y atacarlo por la espalda, en especial en un lugar como este, pero aún así lo golpeé con mi puño cerrado.—Me la pagarás maldito—dije con furia distanciándome a unos cuantos metros de él.

 

Sebastian

Jajajajajaja —¿Tu?, ¿que podrías hacerme?—le dije entre carcajadas, realmente quería pelear, tenia muchas ganas pero no lo haría con una chica así que solo detuve sus pequeños golpes sin aun dejarme de reír. —¿te gusto no es así?—me Burle de ella mientras la cargaba como a un cadáver, me estaba divirtiendo realmente, la sostuve y me retiraba con ella sobre mi hombro llevándomela a mi habitación , estaba seguro que alguien intervenía, pero no le quitaba la mirada a Alethia de alguna manera quería que sintiera algo de celos, lo cual era imposible pero no perdía las esperanzas.

 

—¡Oye! Bájame bastardo—dije golpeándolo con ambas manos.—¡Déjame en paz! No tienes derecho a tratarme así, si quieres pelear, pelearemos después y ten por seguro que no guardaré mis energías—decía enojada, estaba muy segura de quererle encajar la daga pero así no se resolverían las cosas.

 

Sebastian

Estaba tan seguro que no me mataría aun pero ahora si me pase de la cuenta igual pude notar que todos me miraban con cara rara, así que la baje y grite—¡Se necesita divercion aqui!— con una vos audible para todos los presentes, después puse mis brazos en los hombros de Cornelia y le pedí una disculpa con una gran sonrisa esperando lo ovio, que me golpeara o algo, en realidad no se como reaccionaria.

 

—Descuida, no era para que te odie ni nada similar—dije con sarcasmo.—Es para que te mate y mueras diez mil veces, me encantaría cortarte tu pequeño y suave cuello hasta que te desangres y mueras para siempre—dije pasandole de cerca la daga por el cuello y que recibiera un pequeño rasguño.—Ten por seguro que te recordaré.. chico cuyo nombre nunca me dijo—dije con una falsa sonrisa apuñalandolo en el abdomen.

 

Sebatian

—Eres un amor— Le conteste quitandole su daga y lanzando la no muy fuerte empuñandola en el muñeco de paja que se encontraba a unos pasos de donde estábamos, creo que ya era costumbre mía desarmar a las personas y ser un creído en eso, me di la vuelta volviendo a mi rincón —Mi nombre es Sebastian— Por ultimo le dije con esa señal mía mientras sonreia.

 

Cornelia

—Sebastian... eres una molestia.—dije sonriendole y dirigiéndome hacia mi daga.

 

Sebastian

—Es una niña carismática, me agrada— me dije mientras volvía a recostarme para descansar pues tantos problemas que ya había causado me agotaban, —jajaja la verdad no quiero que la gente me odie— pensé y me voltee de lado para descansar mejor, acabo de unos minutos me quede dormido.

 

Priscus



De lo mas adorable… aquel remedo de Hércules tratando de liarse con una niña…

Me sorprendí al ver la forma en que esta, le devolvía sus palabras con su afilada lengua… y aun mas, al ver como reacciono ante aquel casto beso.

Con cuidado me acerque a la chica y le hable.

—Si yo fuera tu, no le quitaría el ojo de encima… y por si las dudas conseguiría una daga para poner bajo mi almohada; eres una esclava y nosotros... bueno, te habrás dado cuenta, no somos precisamente caballeros. Ve con cuidado.—Y me retire

Al pasar junto a Gaius con un gesto de mis hombros hice una pregunta muda “¿qué cojones con el chico?” y pase de largo…

 

Kedoku.

Al entrar a la habitación observé su aspecto; era acogedora y se veía mas cómoda que esa podrida celda en la que estaba. Vi que Alethia tomaba unas ropas y se iba de la habitación sin decir nada dejándonos a solas a mi y al idiota de Tertius. ¨Maldita sea mi mala suerte¨ maldije mientras veía a Tertius, pues además tendría que compartir otra vez habitación con él y yo que tenía la esperanza de librarme de sus absurdos rezos.

Tomé la primera cama que vi, me tiré en ella y me puse a pensar en lo que haría ahora, pues no planeaba quedarme en esa habitación todo el jodido día. Pensé en ir a darme un ducha pero recordé que Alethia seguramente se había ido a cambiar hacia allá así que no era una buena opción, pero tenía que pensar en algo y rápido antes que Tertius se pusiera a hablar como idiota. Sin decir nada salí de la habitación sin rumbo alguno, solo esperaba encontrar algo con que entretenerme.

—Uhhh que fastidio.— suspiré por millonésima vez en todo el día, luego escuché algunos ruidos provenientes de la Zona de entrenaimiento pero seguí de largo sin decir nada.

 

Sebastián

Pasaron algunas cuantas horas, no se
cuantas con certeza me levante algo dolorido por culpa de esa maldita cama. de piedra, me senté y me sobe el cuello mientras miraba a los demás con algo de raresa, por alguna extraña razón volví a tener este sentimiento tan triste, quería y deseaba la libertad y por aquella razón trataba de hacer sentir este lugar como el casa, pero era inútil, baje mi cabeza y pude notar un pedazo de pergamino viejo y un trozo de carbón, no me sorprendí en absoluto así que sólo lo tome y comencé a escribir las palabras Que un viejo amigo me cito una vez :
... La felicidad no depende de algo bueno precisamente, se tiene que vivir algo triste antes para experimentarla tal y como es...
Una lágrima tocó aquel papel dejando una marca ¿estoy llorando? No quería que nadie me viera así, me levante dejando aquel escrito donde cayera y salí de ese lugar pues tenía compañía.

 

Cornelia

Al voltear, vi que se alejaba del lugar el tal chico Sebastian y me decidí por seguirlo, puede que sea muy brusca pero fue por todas las personas que tenía a mi alrededor.
—¡Hey acosador! —grité al estar unos pasos detrás de él. —¿Acaso estás llorando?—pregunté con tono de burla pero en sí, sentía curiosidad por saber.

 

Gaius dio una fuerte palmada en el hombro de Priscus riendo –Es bueno verte de nuevo, hermano– Se atrevió a decir Gaius, pues Priscus alguna vez fue Gladiador junto a ellos. –Sería bueno que fueras a conversar un poco con Ambrosius, desde la partida de Vero el fue quien siguió su ejemplo–Después se redirigió a los demás –¡Hey! ustedes dos ya es suficiente– giró el rostro y vio cruzando a Kedoku, pensó que entraría a la zona de entrenamiento pero se siguió de largo "Probablemente irá al baño" dijo sin interrumpir su camino. Y por distraerse, los guardias ya habían cometido sus acciones...

Contenido oculto: Alisse Madness

Cuidado al inventar transcurso de tiempo y objetos; eso déjamelo a mi o esto va parecer viaje en el tiempo; recuerda que tu personaje aún es esclavo no puede caminar tan tranquilamente por el subterráneo... Te van a detener los guardias junto a la pobre de Cornelia que te siguió

Un guardia se abalanzó en Sebastian y Cornelia, los cuales caminaba fuera de la zona de entrenamiento –No pueden moverse sin nuestra autorización; no se confundan con un Gladiador, aún no– Los lanzó de nuevo a la zona de entrenamiento. –¡Recuerden que son esclavos! No son nuestros invitados–

 

Cornelia

—De acuerdo, no se preocupe, no lo volveremos a hacer—dije agachando la cabeza y jalando a Sebastian para que se disculpara.

 

Sebastián

Me alejaba tan rápido como podía hasta que escuche esa adorable voy llamandome haciendo que me detuviera en seco, seque mis lágrimas y respondí — ¿De que estas hablando? Los hombres como yo no conocen el significado de esa palabra— fingiendo una risa sin voltear a mirarla pues mi rostro me delataria. —¿ se te ofrece algo? Llevo un poco de prisa— concluí tratando de ocultar mi voz quebrantada y sin voltear a verla aún. Después los guardias nos detuvieron y ella me obligó a ir con ella, realmente no sabía que me pasaba.

 

—Que nos regresemos, dijo el guardia, volvamos—dije tomándolo de la mano y regresandonos a nuestro lugar.

 

Contenido oculto: Alisse Madness y Caro Chan

De hecho el guardia se les fue encima y los lanzó de nuevo a la zona de entrenamientos e.e no fue cortés diciéndoles que regresaran
No provoquen a los guardias D: son como cuervos! recuerdan los rostros y son vengativos

 

Priscus

–Es bueno verte de nuevo, hermano– Me hablo Gaius–Sería bueno que fueras a conversar un poco con Ambrosius, desde la partida de Vero él fue quien siguió su ejemplo…¡Hey! ustedes dos ya es suficiente– Reprendió a los muchachos.

—No lo sé, esta aun fresca la sangre de Vero en la arena… me siento traicionado Gaius… ¡Yo se los di todo… ambos se los dimos todo…! y nos pagaron mal…es difícil… —mi voz se corto al recordar a mi antiguo compañero.

 

Sebastian

Cornelia trato de llevarme gentilmente de regreso nuevamente pero los guardias nos detuvieron y nos arrojaron al campo de entrenamiento como si fuéramos basura, yo no me resistí en lo absoluto ni tampoco hice nada por mi estado de animo así que solo caí cerca de un muñeco de paja y me senté diciendo —Perdóname cornelia, es mi culpa que te trataran así— sin mucho animo.

 

Gaius cerró los ojos por un momento –Bien lo dijo Gallio...– se acercó al oído de Priscus –Los cobardes deben ser castigados– Dijo sonriendo maliciosamente – Creeme que muchos aquí esperamos verlos pagar, los movimientos de Ambrosius son lentos; pero recargo mi confianza en él; es mi roca–