[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Sebastian

Esta ves la flecha venia hacia a mi, rápidamente puse mi espada en frente y logre esquivarla —Me sorprendes—le dije pues al fin se había puesto cerio. me detuve un momento y limpie la sangre de mi brazo pues la flecha había alcanzado a rozarme, me encamine nuevamente hacia el pero esta vez engañándolo, subí mi espada para hacerle creer que lo atacaría a la cabeza y justo cuando puso su arco para defenderse me deslice dando una vuelta para quedar detrás de el y empujarlo con el mango de la espada para hacerlo caer.

Contenido oculto: Brazhan

Nada nada ella es mia -.-

 

Brazhan

Había sido más ingenuo de lo que me imagine de mi mismo. Sebastian había hecho que cayera al suelo, y golpeando fuertemente la rodilla. Pues, había hecho un mal movimiento para tratar de no caer tan duro. Sin perder más tiempo me puse de pie, aunque mi rodilla derecha doliera un poco.
Como pude me acerqué a él, y engañándolo con que le iba a disparar de frente me corrí velozmente a un costado de el y allí disparé, esperando que mi flecha diera en su costado izquierdo.
Si el iba a pelar sucio, yo también lo haría.

 

sebastian

Volvio a atacarme y logro rozarme de nuevo gracias al movimiento de mi espada —Porque no apuntes de una vez por todas al centro—le dije con un tono de voz baja, corri de nuevo y ataque de inmediato impulsando nuevamente mi espada de arriba a bajo, lo detuvo esperando que hiciera la misma tecnica de antes, asi que se la cambie y ataque a su estomago.

 

Brazhan

Antes de que pudiera siquiera tocarme, me aparté y disparé al centro. Tal vez con eso podía darle de una vez por todas sin que este o esquivara que su maldita espada. — Como si fuera tan fácil hacerlo...— Le contesté, ya que había llegado a escucharlo.

 

Sebastian

Esta vez pudo esquivar mi ataque —Aplaudo eso niño—Le dije y de inmediato me avente para un lado pues aquella flecha que me lanzo no podia desviarla con mi espada, me levante y le dije—Claro que es facil, solo consentrate—

 

Brazhan

—Oh, bien... — Le dije sarcástico. Había esquivado mi flecha con facilidad, bufé, tendría que darle en algún momento. Me puse en posición recta y le disparé justamente en la cabeza. — Esquiva eso...— Le dije mientras.

 

sebastian

Por fin se había decidido a apuntar en la cabeza, fue realmente sencillo esquivarlo pues solo me vasto con torcer el cuello al lado contrario sin moverme.—Debes tener e deseo de matarme, si no nunca me tocaras si quiera—Le mencione serio cruzándome de brazos esperando su siguiente ataque

 

Brazhan


—Entonces jamás podré hacerlo... — Le contesté, mientras miraba al suelo. — Jamás quise matar a alguien, en mis anteriores peleas solo deseaba poder terminar pronto... — Dije por último. — Pero cambiaré eso.— Dije, mirándolo fijamente a los ojos y empuñando mi arco, apuntándole en el pecho, para luego disparar firmemente.

 

Contenido oculto

y asi es como se muere sebastian

Sebastian
Esta vez lo vi decidido así que me puse en posición de ataque, pero la flecha venia muy rápido moví mi espada y pude desviarla a mi brazo, quedo incrusta por la parte de mi hombro izquierdo —No me mataste, debes tener mas coraje— le dije sacando la flecha de mi cuerpo—Pero se que lo lograras en un combate real— continue diciendole mientras caminaba hacia el y le entregaba la flecha cubierta de sangre

 

Brazhan

—Tal vez— contesté mientras tomaba la flecha sin asco. — Supongo que lo dejaremos por ahora, además deber curar esa herida. — Dije, señalando su hombro herido. Limpié la flecha y la ponía en su lugar al igual que las otras, para dejar el arco y la aljaba en su lugar.

Contenido oculto

Ni te molestes en limpiar la flecha, ni te molestes...

 

Sebastian

—No te preocupes por esto, he recibido peores heridas— Le mencione, "Este chico tiene agallas". Pense y sonrei levemente caminando hacia nuestra habitacion.

Contenido oculto

Para que la quieres limpia?

 

Los guardias hicieron movimientos dentro de subterráneo; interrumpieron las acciones de los Gladiadores; todo para escoltarlos a una nueva pelea; se levantaron los barrotes de la rampa de la Arena del Coliseo y lentamente los llevaron hacia la Arena Olimpia; el lugar de su siguiente batalla.

Contenido oculto

@Yukionnatifa @rapuma @Ana inukk @Alisse Madness @EN Auditore @Bruno EVF @Shassel @Lova Ravengood @Caro Chan
Es tiempo de iniciar sus peleas; lean cuidadosamente las aclaraciones pues hay una nueva sorpresa :3
[Gladiadores] Arena Olimpia/Combates

 

[Después de las batallas en la Arena Olimpia, donde perdieron la vida Cimber y Maximos]

Tertius

Mi remo se clavaba en el cuerpo inmenso del océano y, abriendo heridas de burbuja y espuma, impulsaba la canoa que me llevaba hacia las costas asiáticas. Algunas tribus del otro lado del mundo me hicieron entender que aquel lugar escondía un tesoro de gran tamaño en sus entrañas, de suficiente valor como para comprar el Coliseo romano.

—Kedoku, será una gran oportunidad para adquirir ese sitio y acabar con los espectáculos de la muerte. No habrá más hermanos muertos —el loro sobre mi hombro se rascó debajo del ala con el pico. Le había puesto ese nombre en memoria de mi primer amigo en el Coliseo, porque para ser loro era muy callado, además de que tenía mirada asesina. Una mancha de sangre teñía su pata de rojo, y Kedoku se reía cada vez que la miraba.

El sol se había apagado ligeramente, un disco anaranjado hundiéndose en el horizonte, como tragado por el océano. Lejana tierra mía, ¿cuánto faltará para que muestres tu belleza ante mis ojos? Sólo las nubes doradas, el agua y Kedoku me acompañaban. El sonido de las olas y peces saltarines.

De pronto, un cuerpo saltó desde las profundidades... Un león... Sin que pudiera evitarlo, engulló a Kedoku y a mí me dejó una profunda herida en las costillas. El dolor y la pérdida de sangre me desvanecieron, tanto que el océano me recibió en sus brazos cuando me caí de la canoa.


La superficie dejó de existir, así como la profundidad fue despojada de su existencia. Desapareció el mundo que me rodeaba y ahora flotaba con tristeza en esta inmensidad... ¿Estaba en el océano o en la nada misma?

Escuchaba las voces de Priscus, los gritos de Scato y el silencio de Kedoku, sonidos ahogados por las risas infames de los poderosos... Escuché rugidos de leones y sus gritos... Cerré los ojos... Si lloré, el vacío no lo hizo notar...

Una mano cubrió mi mejilla y acarició mi rostro. Dando alguna especie de respingo, clavé los ojos en la dueña de las caricias...

Allí estaba el amor que una vez desapareció en los dientes felinos: ante mí se había aparecido Lucia, la hermosa campesina de la que enamoró mi corazón. No era muy alta de estatura y sus atributos apenas constituían la tercera parte de los de Gaea... Pero tenía una hermosa cabellera castaña y unos increíbles ojos celestes que llenaron de luz mi vida.

Lucia, la chica con la que me casé...

—Eres un llorón —me dijo con una risa dulce.
—Sentirías miedo al escuchar la aventura por la que estoy pasando —respondí, tratando de dar crédito a mis ojos ¿De verdad era Lucia?—. Me han transformado en el juguete de unos niños sádicos.

Lucía nadó como una sirena a mi alrededor, aguantando la tierna risa en su pecho. Su cuerpo se conservaba entero.

—¿Sabes, Ter? —me dijo la bella Lucia, tomando una de mis mano con las suyas—. Hace poco llegó a la posada un sujeto llamado Priscus. Traía un mazo consigo y decía ser tu hermano ¡Nunca me habías contado que tenía cuñado! —me miró ofendida, haciendo puchero, pero después continuó sonriente como siempre—. Es como tu hermano mayor, no deja ni un segundo de cuidarte...

—¿Priscus está contigo? —pregunté, sorprendido.

—¡Ya te dije que sí! —respondió ella, empujándome con su escasa fuerza, haciéndome flotar hacia atrás— Vino después de aquellos tales Kedoku y Scato. El primero no habla mucho y el segundo es un poco bestia, pero me pidieron que te deje un mensaje: "No se rindan jamás"

—¿También están ellos? Lucia... ¿puedo ir contigo?

—A ellos no les gustaría —respondió ella encogiéndose de hombros, y de repente empezó a alejarse de mí— ¡Me están llamando, ha llegado alguien nuevo, alguien llamado Maximos!

—¡Lucia! —exclamé con desesperación, al ver que se iba— ¡Lucia, no me dejes aquí!

Ella se dio la vuelta una última vez antes de desaparecer. Sus ojos centellearon con dulzura...

Te amo, Tertius

***

Desperté sentándome de golpe sobre alguna superficie plana. Me encontré nuevamente el Subterráneo del Coliseo, sintiendo una enorme punzada en la herida de mis costillas...

—¡Maldición! —murmuré... Qué sueño tan increíble.

 

Los heridos fueron llevados a sus respectivas habitaciones donde los cubrieron con harapos para cubrir sus heridas, en el caso de Vitrion le dejaron trapos húmedos en su espalda para aminorar su dolor. Pero el dolor físico ya no estaba presente en los Gladiadores, era otra especie de dolor, uno más profundo.
Pero algo más perturbaba el ambiente, fuera de las habitaciones había dos hombres desconocidos, ambos musculosos. Uno de ellos denotaba odio en su rostro, el otro parecía estar de buen humor; pero era evidente que ambos compartían el mismo título, eran Gladiadores.

 

Llegué algo enojada aunque la pelea había sido excelente todavía no puedo evitar pensar en alexandro, debo escribir a mi mecenas pronto.

Veo a dos gladiadores nuevos y mi mirada pasea por sus cuerpos pero me alejo un poco hasta chocar con los esclavos que evitan el paso hasta donde se halla Vitrion.

Vuelvo al área donde estaban los nuevos, gruñendo.

 

Tertius

De repente, un escalofrío en mi espalda me alejó un poco de la imagen de Lucia. Me estremecí graciosamente al tiempo que mi vista se clavaba en la puerta de la habitación.

De un salto me levanté de la cama y, medio a escondidas, espié las afueras. Tal y como había presentido, afuera se encontraban presencias nuevas. No logré reconocer a ninguno de los dos hombres, tan distintos el uno del otro, por lo menos en la expresión de los rostros.

 

Aquel que parecía tener buen humor se alejó del otro, el cual no hablaba por más que el otro insistiera —Ya no perderé mi tiempo con alguien que no se preocupa por charlar, jamás entenderé a ustedes los esclavos; tienen la fortuna de pertenecer a este mundo de combate y gloria, aún así lo desperdician preocupándose por otras cosas—
Ese hombre tenía un cabello rizado de color trigo, portaba ropaje completamente blanco y usaba unas sandalias de color café. El otro hombre, de mirada profunda, cabello color café con ojos de un intenso color avellana; portaba ropajes negros y no utilizaba calzado, sus pies estaban muy desgastados, en sus brazos aún se podía ver sangre de las heridas ya con costras; su cuello aún tenía la marca de aquel collar de hierro...

 

]Sebastian

Me entere de la trágica muerte de dos gladiadores mas, de alguna manera eso ya no hizo efecto en mi, al menos no tanto, —Máximos... era un gran hombre— pronuncie rindiéndole honores pues yo le tenia mucha admiración a ese gran hermano mio.
Mis heridas estaban sanando y no estaba muy feliz por ello, mi mecenas seguramente se decepciono de mi, acepto que no di lo mejor de mi por mis ánimos que se encontraban hasta los suelos, nunca se repetirá jamas, en parte estaba algo lesionado por aquella flecha de Brazhan, sonreí al recordar ese "entrenamiento", aun me dolía un poco al mover el brazo pero estaba estable, salí de mi habitación porque me estaba matando el aburrimiento, creo que lo mas correcto seria descansar tras ese duro combate, aun así no quería hacerlo, me dirigí a cierto lugar en donde pude ver a dos nuevos, uno de ellos tenia su cara de pocos amigos, sin embargo, mis ojos se abrieron como plato al ver al otro hombre, era casi igual a mi, con excepción de sus rizos, si no fuese así seriamos gemelos o algo parecido, me quede parado del asombro entre nuestro parecido sin decir palabra alguna, solo observándolo.
@Amelie

 

—¡Mira eso! Es como verme a un espejo sólo que golpeado y sangrante. Mi nombre es Iulian, ¿y el tuyo?— Miró detenidamente a Sebastian, si eran parecidos —¿Podrías explicarme por que todos parecen haber perdido una pelea? ¡Están vivos, significa que ganaron!—

 

Brazhan

Estaba algo herido, y a pesar de que me dolía el cuerpo a cauda de los golpes me levanté. Y camine a algún lugar de aquel subterráneo. Vi a lo lejos que Sebastian estaba hablando con unos extraños, me quedé en el margen observando al tipo que se parecía a Sebastian. Pues, me llamaba la atención el parecido que tenían.

Contenido oculto

Ya llega el chismoso de Brazhan (?) no me juzguen u.u