[Gladiadores] Rehenes de un imperio

Maximos

-Tus palabras me regocijan, Ambrosius y tu talento con la espada me inspira. Dime, ¿que tipo de hombre eras antes de terminar aquí? Fuiste educado para el combate, tus movimientos son algo que no solo se ganan con la experiencia, eres joven y salvaje y tienes los ojos llenos de guerra y de horizontes. -le sonrió medianamente debajo de su barba negra que le cubría casi en su totalidad el rostro.

 

Cornelia

Después de entrenar, me apetecía un poco de comida, por lo cual no dudé segundo alguno para ir directo al comedor.
Al llegar me percaté de presencias y caras reconocidas pero era más mi interés en tomar algo de comida a ir a saludar a cada uno. Tomé algo ligero pero a la vez que me saciara mi hambre. Tomé un asiento y empecé a comer, no interactuaba mucho por lo que ya era común en mí.
—Hola—dije sin más palabras mirando a todos los presentes, dando un mordisco a la comida.

 

Laberius

Mi corazón se agranda al ver al campeón brindar con nosotros, por primera vez dentro del coliseo, siento deseos de beber hasta caer, como solía hacerlo en tiempos pasados. Tomando mi jarra, bebo con ansias y digo.
-A su salud, hermanos.

 

Maximos

La mujer se acercó, Cornelia se llamaba si no se equivocaba. Nunca intercambió palabras con ella pero el momento era ideal para la propuesta. Paseó la mirada por el recinto y no tuvo noticias de Nixiras, ¿dónde estaba? Quizá era mejor así, cada quién tiene su tiempo de angustia y debe superarla o hundirla de alguna u otra forma y solo ella sabía como.

-Los dioses te saluden, Cornelia. Todas las noticias no son trágicas contigo en esta mesa. ¿Eres un Gladiador ya, verdad? Superaste tu prueba con creces.

 

El guardia comenzó a repartir nuevas cartas a los Gladiadores. Al parecer nuevos enfrentamientos se llevarían a cabo muy pronto.

 

Brazhan

Sebastian me preguntó si me sucedía algo, negué. — Nada... — Le contesté en voz baja, mientras miraba para otro lado. —Simplemente quería estar acompañado. — Le dije. Entonces nuevas cartas nos fueron entregadas; leí la mía y me quedé mudo. Nuevos enfrentamientos...
Suspiré para luego, dejar caer mi cabeza fuertemente en la mesa. No quería ni imaginarme que sería mi pelea, y menos con ese sujeto, que aunque no lo conocía bien, no creía capaz de vencer.

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@Alisse Madness

 

Laberius
Mi alegría se disipa rápidamente al ver como un guardia nos entrega nuevamente cartas de nuestros mecenas, bajo mi jarra a medio terminar y leo pausadamente su contenido. "Otra pelea", me repito mentalmente una y otra vez, la advertencia de mi mecenas fue clara, de no mejorar...
Con la mente en un dilema miro de reojo a mi oponente para la siguiente pelea, y entonces, solo entonces me termino por completo mi jarra de vino. Las circustancia dentro de este infierno cambian a cada segundo.

 

Maximos

Ni Ambrosius ni la muchacha de nombre Cornelia hablaban, seguían comiendo o bebiendo y el ex legionario lo entendió. El silencio aún galopaba por el subterraneo como un viento huracanada que arranca piedras, árboles y casas.

Leyó la nueva carta sin apuros esta vez. Las cartas era lo único que dividía el hoy y el mañana; era lo único que los ataba con el exterior, todavía había vida más allá de estas paredes de barro. Su corazón galopó desenfrenadamente en su pecho y observo al campeón por unos momentos. ¿El también habría tenido la misma noticia?

 

Sebastián
Sonreí levemente por su comentario y seguí comiendo, después de unos momentos el chico leyó su carta, al parecer malas Noticias por su reacción —no te preocupes, todo saldrá bien— le dije serio poniendo una mano en su cabeza acariciando su cabello rápidamente y un poco brusco

 

Brazhan

Sentí la mano de Sebastian ¿acariciarme? La cabeza, como si fuera un especie de animal. Le aparte la mano y proseguí. — Espero que así sea... — Luego doblé el papel y lo guarde entre mis ropas.

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Tipo Goku (?)

 

Vitrion; Petro y Pictor también hacían recibido una carta; Vitrion maldijo, el tendría que pelear contra Gaius; eso era inhumano por sus lesiones y quemaduras.
Pictor le hizo una seña a Sebastian para que lo mirara –Me ha tocado pelear contra ti hermano; que el filo de la espada esté a nuestro favor–
Petro buscaba a su futuro oponente; pero no estaba en el subterráneo.

Después de un rato Gaius entró al comedor y se sentó junto a Laberius para acompañar a los que se habían reunido a comer juntos –Vaya que tengo hambre; el nuevo esclavo me detuvo un poco en la zona de entrenamiento; se ve que es bastante fuerte; tuvo muy buen desempeño. Veremos como le va en la Arena Olimpia–

 

Ambrosius

Leí la carta de Aurelius, las noticias no eran agradables, y me informaba de los próximos encuentros, mi deber era contra el ex-legionario. Lo mire a los ojos y le palmee la espalda.

—Los dioses no están de tu lado... ahora probaremos ambos la gloría—y reí un poco—Si te apetece entrenar un poco antes del combate puedes buscarme cuando quieras.—le dije y me levante para dirigirme a la sala de entrenamiento.

 

Sebastian

Le di un plato con algunas piezas de carne a Brazhan pues solo estaba sentado sin hacer nada —Toma, supongo que no veniste aqui solo a leer tu carta— Suponindo que tenia apetito.

 

Laberius.

- Buen día, Gaius - saludé con cortesía-. Lamento la curiosidad pero... acaso oí bien, un nuevo esclavo dices?, acaso hay otra alma que ha sido condenada a este lugar?. Ah, que los dioses nos amparen.
Y sin más le ofrecí una copa llena de vino- !A nuestra salud! -le dije mientras bebía de mi copa. El vino ya estaba comenzando a actuar en mi.

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:(, brindaré por la suerte de los todopoderosos dados, espero esta vez tener su favor XD

 

Gaius

–Así es; el infeliz en verdad está brutalmente molesto, no quizo decir mucho; sólo gritaba al atacar a los muñecos de paja; a pesar de eso, el hombre no se ve que sepa de peleas; no sostenía bien un arma y no alcancé a ver ninguna cicatriz importante; será interesante ver si logra convertirse en Gladiador– Dijo sirviéndose abundante comida y brindando a la voz de Laberius.

 

Laberius

-Este lugar cada vez se vuelve más...-No supe que decir, incluso mi apetito se había esfumado, de pronto sentí que todo en mi mente se quedaba en blanco-, tú me entiendes, verdad? -le dije sin dejar de ver la copa de vino en mi mano- !A la salud de todos!-volví a decir en tanto me servía una copa más.

 

Maximos

El ex legionario rió con la boca cerrada mientras dejaba la jarra de alcohol sobre la mesa y se levantaba. Su pelea era contra el campeón y Ambrosius era tomado como una leyenda, dentro y fuera de la Arena. Y las leyendas son para escucharlas, no para enfrentarlas.

Se levantó y camino hacia el campo de entrenamiento, siguiendo los pasos del joven que habia ganado el título no solo por charlas.

-Tú eres joven, Ambrosius, y buscas algo que para mí ha perdido ya su encanto. Los gritos de guerra ya no me entusiasman y prefiero meter mis pies en un arroyo par refrescarlos que torcérmelos sobre un carro de combate. –decía mientras tomaba dos espadas de madera y las giraba en sus manos con extrema habilidad. –Eres un alegre muchacho. Una vez yo fui así también… y acepto tu propuesta de entrenar contigo. Pero “campeón” de aca y “campeón” de allá voy a parecer más un loro que un hombre. Los títulos nunca me gustaron. –sonrió y su rostro curtido reveló un fuego que hacia mucho no sentía; la adrenalina y la emoción.

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@Yukionnatifa

 

Cornelia

Al recibir la carta dada por el guardia, no dudé en abrirla y leerla en ese momento, tendría otro enfrentamiento por lo que podía hacer lo mejor de mí el cual no pude hacer en la batalla anterior debido a mis malditas heridas...
—Contra Cimber... de acuerdo, haré justo lo que dices Titania—dije decidida al querer mejorar de rango, no me importaba el tener amigos, jamás había logrado conseguir uno, todos son tan aburridos y estúpidos, al final te vienen abandonando, al igual que la familia. —En nadie puedes confiar...—suspiré tomando alguna otra cosa, ya me había acabado lo primero y quería ganar fuerzas.

 

Ambrosius

Reí ante su comentario de los títulos y con espadas en mano las balancee con la misma maestría que el "viejo" legionario.

—Entonces seras proclamado "el fantasma de la arena"... o quizá "el gladiador innombrable"—Mi cuerpo giro con gracia y con ambas espatas ataque a mi compañero.—No es guerra.... no luchamos por una patria que nunca agradecerá, luchamos por nosotros mismos... quizá si sea una guerra; pero es la guerra de la vida...

 

Cornelia

No entendía por qué pero tenía demasiado apetito, claramente no lo comía todo junto pero si en mucha cantidad, parecía un pequeño cerdito indiscretamente.
—¿Les apetece algo de mi comida?—ofrecí a todos en la mesa.