[Gladiadores] Rehenes de un imperio

¡Maldita sea! Golpeo la mesa del comedor con todas mis fuerzas botando toda la comida que quedaba, apenas la habia probado, estuve oculta aquí (nerviosa y decepcionada de mí misma).

Tuve que correr hacia la zona de entrenamiento y tomando el mazo, en honor a Scato y por ser lo más contundente que encontre, ataque un muñeco de paja bastante cercano al guardia.

 

vi a Nixas algo enojada golpeando los muñecos de paja con un maso me acerque a ella —Hey Muchacha que te pasa—Le grite serio y con autoridad algo que nunca se habia visto en mi

 

El chiquillo me hablo de manera extraña y mi molestia apenas me dejo gruñile algo y segui golpeando.

—Tradición— en casa cuando alguien muere su familia puede tardar semana en dejar de golpear algun tronco o en volver a la aldea con una gran caza de bestias salvajes.

 

Gaius se dejó caer al suelo derrotado; golpeó varias veces al suelo con sus puertes nudillos hasta que comenzaron a abrirse; Vitrion lo detuvo y recargó su brazo sobre su hombro.
Petro y Pictor miraban al suelo con mirada perdida; Opelius soltó un grito ahogado, la falta de lengua le impedía hablar, pero algunos sonidos si podían escaparse, y aquel grito helaba la piel, el Gladiador comenzó a golpear frenéticamente los bloques de paja, algunas de sus heridas comenzaban a abrirse de nuevo; y unas cuantas lágrimas se asomaban de sus ojos. Ambrosius lo detuvo, se estaba lastimando a el mismo.

–¡Hermanos! ¡Levantémonos! ¡Ellos murieron peleando! No les demos la satisfacción a aquellos que los guiaron a sus muertes. Nuestos hermanos merecen reconocimiento; ¡NUESTROS HERMANOS DEBEN ESCUCHAR NUESTRO GRITO DE LUCHA! ¡Deben escucharnos desde donde estén ahora! ¡QUE TODOS NUESTROS HERMANOS CAÍDOS ESCUCHEN QUE NO HEMOS PERDIDO NUESTRO ESPÍRITU! ¡QUE ESTOS ASESINOS ESCUCHEN NUESTRA VOZ Y TIEMBLEN ANTE ELLA! – Gritaba Ambrosius mientras dejaba escapar su grito de guerra más fuerte que nunca

 

Sebastian

Decidi acompañar a Nixas en su "tradicion" asi que tome mi espada y comenze a golpear el muñeco de paja que estaba a su lado escuchando las palabras de un gladiador que se escuchaban hasta ese sito, con lagrimas en los ojos pero cerio, golpeaba y golpeaba el muñeco de paja repitiendo el nombre de mi hermano —Kedoku!!!!!!!!!!—

 

Escuche al invicto y sin dejar de golpear con el mazo lo acompañe en ungrito de guerra y dolor, esta vez la palabra de mi dialecto era diferente, ahora no estamos sedientos de sangre de una simple lucha ahora pedimos a las diosas sangre que haga justicia.

Ellos no eran como todos pensaban, no eran malos ni estaban buscando muertes sin sentid, ellos si eran nuestra familia.

—¡Smorex!

 

Sebastian

La rabia me consumia, el muñeco estaba totalmente desecho, me tire en el suelo de rodillas y volvi a gritar su nombre, mi hermano se habia ido, tenia que aceptarlo, me dirigi al otro muñeco del lado contrario, y lo golpee de nuevo pero con menos fuerza pues la tristeza me lo impedia

 

Cornelia

Después de la batalla, nos habían dicho que ambos murieron, no me lo creía pero supongo que era verdad. En ese momento me envuelve una sensación fatal, una desesperación, pero no me envuelve del todo para perder la conciencia.
—Que valientes... Espero que hayan sido felices de cierto modo—susurré dirigiéndome a mi habitación.

 

Sebastian

Ya no podia aguantarlo mas, deje caer mi espada y me quede de pie, derramando lagrimas sin emitir sonido alguno, sin importar que Nixsas estuviera presente.

 

Cornelia

Dentro de mi cuarto, mil y un pensamientos empezaron a girar dentro de mi cabeza, el enfrentamiento que tendría, lo que acababa de suceder, habían muchas cosas que no comprendía, sentía desesperación y me encontraba indecisa. Me pasó la idea de querer renunciar al combate acordado con aquella chica, no tenía experiencia alguna en combates, ¿qué podría hacer una chica que toda su vida se ha dedicado a limpiar, cocinar, y hacerle de sirviente de sus padres?. No... no me dejaría ganar por eso, aún no estoy segura de que ella gane, en verdad tenía que intentarlo, Titania había colocado su confianza en mí y quería defraudarla.
—Que estúpida... que cobarde eres Cornelia, los demás dando su vida por un amigo y tú de inútil—me dije en voz tenue. Había adquirido un poco más de confianza pero no toda con la que me aseguraba ganar. Decidí salir de mi habitación para entrenar un poco.

Contenido oculto

Kedoku murió junto a Scato! D: y Cornelia pierde la razón D: :I

 

Priscus

Las palabras del guardia resonaron con fuerza "Muertos"; mis ojos se nublaron de ira, y en mi mente la vieja cancion de la vengaza latia con fuerza.
Ambrosius pedia Rugir nuestra rabia; y lo hicimos, eramos hermanos y jamas olvidabamos las faltas... y por los dioses que mas sangre en mi alma ya no podía cargar...
—Por Kedoku y Scato, los domadores de bestias... Ni Hercules hubiera podido con 10 bestias.... ni Homados hubiera dado tanta guerra... y ni siquiera Marte los hubiese igualado, ellos se fueron de aqui como hombres libres... recordaremos Eones sus nombres...¡QUE NADIE JAMAS LOS OLVIDE!—La ultima frase la grite y espere en un pequeño luto privado, orando paranran con gloria por el rio Aqueronte...

 

Tertius

Mis rezos no habían servido para nada... Cuando mis oídos vibraron con el grito de aquel sujeto, simplemente me quedé paralizado...

Kedoku, ese chico tenaz que fue mi primer compañero durante los días de esclavitud... Ahora estaba en manos de los dioses... Otro amigo muerto a causa de mis peores enemigos, los leones... Acaricié la gran cicatriz de mi rostro, sin poder evitar recordar el día en que la única mujer por la que sentí verdadero amor desaparecía en las fauces de uno de esos inmensos felinos... El cómo no pude salvarla, a pesar de que enfrenté y asesiné al animal a puñetazos, aunque recibiendo un zarpazo como recuerdo...

Apreté los dientes.

¿A qué se deberá esa enfermiza tendencia a la crueldad que tienen algunos seres humanos? ¿Por qué no podemos ser todos hermanos?

Muy cerca mío, Ambrosius y los demás gritaban de rabia. Un odio intenso comenzaba a emanar de mi corazón, como nunca antes había pasado... Me solté la trenza y desordené mis cabellos, los cuales se esparcieron sobre mis hombros como una melena de fuego.

Ahora soy un león hambriento de venganza.

 

Sebastián

Después de un largo rato de haber derramado tanto llanto, me dirigí a mi habitación sin ánimo, pase por donde la mayoría estaba, escuchaba las palabras de todos, Priscus. Amborius, Tertius, estaban gritando de odio, los entendía muy bien, ahora se lo que se siente perder a un hermano, pude haber sido yo pero todo por obedecer a mi mecenas, "maldita sea " grité para luego continúar mi camino y entrar a mi habitación, ya no me importaba quien estuviera ahí, ya nada me importaba, me recoste boca abajo abrazando mi almohada y sufriendo en silencio.

 

Maximos

El sol arde sobre sus cabezas con mas furia que nunca y los gladiadores, veteranos de cien guerras, héroes y esclavos, sienten deseos de aullar como un perro desesperado y desconsolado.

El cielo fue dividido por una espada de luz y lejos, más allá del horizonte, un trueno destruyó la agonía del silencio. Como un animal golpeado, la tormenta corría por los inmensos socavones de la distancia.

Maximos escuchó todo en silencio y golpeándose el pecho robusto también se unió a ese griterío general, el que demostraba a los dioses que los simples humanos podían superarlos aunque sea unos segundos.

Contenido oculto

 

Ya era de noche y los ánimos seguían por los suelos; aún así el mundo seguía caminando normalmente allá afuera. El pueblo no sabía de la ejecución; sólo estaban muy molestos porque la pelea entre Ambrosius y Scato se había suspendido.
En el subterráneo los guardias cerraban el comedor, esta vez no había sido devorada como otros días, el barril de vino aún estaba lleno. Los Gladiadores fueron reunidos en la zona de entrenamiento donde un guardia llevaba en sus manos un pergamino.
–La fortaleza de cada uno será puesta a prueba; es sabido que naciones anexas al Imperio son protegidas con nuestros legionarios, y estas naciones nos pagan a cambio con su agricultura, ganado y oro; pero sobre todas las cosas deben pagarnos con nuevas diversiones. Tres de sus más fuertes guerreros serán enviados aquí a pelear uno a uno con ustedes– Entregó personalmente un pergamino a cada uno de los Gladiadores, a Cornelia se le entregaron dos pergaminos –En el pergamino encontrarán los datos de sus contrincantes. Cornelia peleará dos veces en el mismo día a causa de no estar presente en el combate grupal hace un par de lunas. Les recuerdo que estos combates fueron programados por sus mecenas, son peleas uno a uno pero la Arena permite el espacio para tres peleas simultáneas. Así que dejen de sufrir sus pérdidas o mañana perderán a más...–

Aquel guardia portaba un uniforme distinto al de los demás; su armadura no era amarilla, era plateada con verde; símbolo distintivo de un alto cargo; este era el líder de los guardias dentro del subterráneo, su voz es la más respetada en este lugar.

Contenido oculto

Les enviaré los "pergaminos" por conversación en el transcurso del día
Y les avisó que @Zukua vuelve al rol; pero no como Kedoku, sino como este último guardia que describí :3 [CUIDADO SI ALGUIEN LE DICE KEDOKU, si lo hace lo mando a los leones e.e]

 

Alethia.

Kendoku había muerto, y eso nos afecto a varios. Su muerte no quedará aquí.

Tomé el pergamino y lo apreté con furia. Las cosas cambiarían eso estaba seguro. Sonreí por debajo mientras miraba al suelo.

—De aquí nadie sale muerto de nuevo...

 

Tertius

Leí mi pergamino con extremada expresión de seriedad.

Sonreí de lado, frunciendo el ceño. Por lo menos conmigo habían tenido la consideración de involucrarme en un combate parejo... ¿Por qué estos malditos no hicieron lo mismo para con Scato y Kedoku?

Rompí el pergamino en miles de pedacitos minúsculos.

 

Sigo en mí mundo, una burbuja llena de dolor, pasiones y llanto, veo que muñeco tras muñeco de paja caen a mis pies. No deseo detenerme aunque mi brazo este adolorido, aunque mi hombro ya no pueda soportar el peso del mazo o aunque mis piernas tiemplen como gelatina.

En estos momentos de tristeza es cuando los Dioses te miran con más atención, podrías maldecirlos por el cruel destino o refugiarte en sus brazos para sobrevivir otro día, mi decisión está clara: le ofreceré sus sangres a Nicte y llamare sabias a Las Parcas, si su destino fue morir les puedo asegurar a todos los presentes que el destino no será tan benevolente con aquellos que injustamente los llevaron a sufrir un martirio.

Murmuro un nombre en su honor, bajo e impotente les ofrezco el honor más grande que mi cuerpo mortal les puede ofrecer a los caídos en este momento.

Sin que yo lo notara siquiera alguien lanzó a mi rostro un pergamino, apenas lo ojeo, mañana pelearemos de nuevo y no me importa estar agotada, es alguien con las mismas capacidades que yo. Grito desenfrenada.

 

Sebastian

No tenia animos ni para abrir mi pergamino pero lo tuve que hacer, lo vi y mi rostro no mostro ninguna emocion, talvez seria el momento de desquitar mi furia.

 

Maximos

Leyó el pergamino sin prisa alguna y luego lo destrozó en sus toscas manos hasta hacerlo trizas; dejó caer los diminutos pedazos rasgados a la arena. Le tocaría un enemigo fuerte nacido en el seno de Atenas, eran buenos peleadores los de esas tierras, fuertes como bueyes y valientes como leones.

Observó a Sebastian que parecía el más afligido de los presentes. Maximos percibió el cariño lleno de tacto que el joven muchacho debía de tener por el gladiador muerto. Se acercó a él y posó una de sus gigantescas y ásperas manos en el pequeño hombro del chico.

-Nadie está destinado a vivir eternamente, chico. No te sientas mal por ellos; ya que murieron en su gloria eterna. Escucha: en la Legión, en el norte, se corre una de tantas leyendas que oímos de vikingos y es sobre un hombre que alcanzó la eternidad al beber agua de una fuente. Naacal, el soñador, encontró esa fuente y como era hombre dudó. Lo había deseado tanto que había dejado de creer en ello y no podía creer en la realidad. La fuente de la eterna vida estaba frente a sus ojos. Él tenía un perro… y le hizo beber primero. Y el perro rejuveneció. Pero Naacal no pudo creer aún. Y decidió probar nuevamente y decapitó al perro, pero éste no murió. Entonces creyó y bebió y se convirtió en inmortal. El vikingo se alejó de la fuente y entonces el perro sin cabeza salió tras él… se fueron juntos… los dos inmortales. –Maximos se quedó en silencio, intentando recordar aquella leyenda que eran usualmente contadas en las hogueras de la noche. –Cuando el universo no exista, cuando las estrellas se apaguen y el sol se ahogue en su propia sangre por última vez, cuando nada de lo que hoy es, exista, ellos todavía estarán aquí. Solos. ¿Moraleja? Los hombres tienen un destino y un final y el de ellos a llegado. Y en su suerte fue en su deseo de libertad, peleando por ella. –y el ex gladiador, sin saber el por que del pequeño cuento al crío, se alejó de la zona, caminando entre los pasillos de los subterráneos y perdiéndose por momentos hasta llegar a su habitación la cual cerró y se permitió descansar en su cama. Allí pensó en Scato y Kedoku… los hombres deben ser como los ríos, con un principio y con un final, y un mar insondable en ese final, un mar que los confunda en el todo, o en la nada. Un mar último, invencible e impenetrable…

Y así será escrito, así será. Y Maximos ruega por no caer en el paraíso de los sueños, porque, a veces, en sueños, se atormenta con la imagen de un hombre en un mundo vacío seguido por su perro sin cabeza…