Hakuouki Shinsengumi Kitan Give Unto Me [Hakuouki Shinsengumi Kitan]

Autora: Miburo
Fandom: Hakuouki Shinsengumi Kitan
Nota: Está basado en la canción de Evanescence, Give Unto Me
Dedicado a: ¡Gene-chan<3! Espero sea de tu agrado :3

Give Unto Me​

—¡Hijikata-san, por favor, déjeme entrar! —supliqué desesperada desde fuera de su habitación.

Las lágrimas de impotencia rápidamente se hicieron presentes, al mismo tiempo que mi corazón se encogía al escucharle gemir de dolor y sufrimiento. Sentí claramente cómo su cuerpo se desplomaba en el suelo y su voz débil y entrecortada me decía que me fuera.

¿Irme? ¿Acaso irme y dejarle en ese estado estaba entre mis opciones? Imposible. Necesitaba ayudarle, ese era mi deseo, protegerle y salvarle de la oscuridad. Pero él se rehusaba.

Me armé de valor y entré.

—¡Hijikata-san! —expresé al verle sobre el piso frío. Su hermoso cabello azabache y sus violáceos orbes ya no eran los mismos.

Como pudo alzó la vista para verme, las hebras blancas como la nieve le cubrían un poco el rostro y esa mirada carmesí se clavó fijamente en mí. Di unos pasos para acercarme, pero él me rechazaba.

—¿Qué… haces? N-no te necesito… ¡Vete! —exclamó, tratando de ponerse de pie inútilmente.

No le hice caso, por primera vez desde que llegué al Shinsengumi, no le hice caso. Me acerqué de todos modos, abrí un pequeño corte en mi mano, haciendo que la sangre rápidamente fluyera hacia fuera y se la extendí.

—Beba —le ordené. Él me miró desconcertado—. Es la única forma, por favor.

Su vista se desvió a mi mano. Pude ver claramente como sus ojos ansiaban, aunque no lo admitiera, probarla. Entonces, cerré mis ojos.

Después de unos segundos, sentí su boca sobre la herida que había hecho en mi mano. Apenas solté un inaudible quejido a causa del dolor, pero no me importó. Con tan solo saber que le estaba siendo útil, yo era feliz. Lo único que quería era que pudiera compartir su dolor conmigo, me rehusaba a dejarle toda la carga. Quería que me diera sus problemas, que los compartiera conmigo, no le quería dejar solo. Jamás.

De alguna forma me importaba más él, que mi propia seguridad.

Cuando volví a abrir mis ojos, los suyos ya no eran rojos y sus cabellos ya no eran blancos. Había vuelto a ser él.

—Hijikata-san, ¿está bien?

Él no me respondió inmediatamente. Me miraba con incertidumbre.

—No vuelvas a hacerlo otra vez —habló con firmeza—, no vuelvas a lastimarte por mí, ¿me oíste?

No podía creer lo que escuchaba. Una sonrisa tonta se dibujó en mis labios y agaché la cabeza.

—Yo… Yo…

Las palabras de borraron de mi mente, no sabía qué decirle para hacerle cambiar de opinión. Sin embargo, de improviso, tomó mi mentón entre su mano y me obligó a que le viera a los ojos. Las lágrimas otra vez de derramaban de los míos.

—No puedo permitir que te hagas eso por mi culpa. No me importa si eres una Oni, simplemente no puedo.

—Hijikata-san… No acataré esa orden —expresé con decisión, él me miró sorprendido—. Yo siempre estaré a su lado para ayudarle, siempre.

Una sonrisa apareció en su rostro.

—Supongo que las mujeres de Edo son difíciles de persuadir —dijo mirándome con ternura—. Ahora vete, es muy tarde para que estés aún despierta.

—Ha… Hai.

Sin más opciones tuve que irme. Una cosa le prometo, Hijikata-san, siempre estaré a su lado para ayudarle. Siempre.

Fin​

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