Interior Gimnasio

Kuerosawa y Yoshida, fuera. No esperaba que todo fuera con tanta rapidez. Miré al frente, avistando a Kazumi, Tojo, La Pointe y Middel en el equipo contrario siendo yo la única que quedaba en mi equipo. Fuere mi fin o no, todo esto resultaba ciertamente divertido. La tensión y la adrenalina se palpaba en el ambiente y las gotas de sudor indicaba que era la única soldado en pie de guerra ¡LA MEJOR! Así que, tarde o temprano el chico que me lanzó la bola volvió a lanzármela y eso me gustaba.

— ¿Eres competitivo? ¿Te gusta ganar?—. Pregunté con una sonrisa al ver el balón, no podía caer ahora....

La eludí sin fallas, agarrandola para lanzarle la pelota a La pointe, a ver si con suerte lograba darla... Pero contra todo pronóstico el balón por su parte también me vino a mí, golpeandome.de lleno.... Mierda, pero bueno, fue divertido.

Así que empecé a retirarme en silencio al menos deseando que mi balonazo esquivado le diera de lleno

Contenido oculto

Equipo A
1. Lynn Ayala

Equipo B
1. Hiroshi Koizumi
2. Oreki Tojo
3. Marie Rose La Pointe
4. Bleke Middel

Dado de tirador: dado de siete caras.
1. Canillas
2. Muslos
3. Estómago
4. Brazo derecho
5. Brazo izquierdo
6. Cara
7. Pecho

Dado de recibidor: dado de tres caras.
1. Te impacta de lleno y quedas fuera de juego.
2. Logras esquivarlo sin problemas.
3. Lo esquivas con dificultad y tropiezas, haciéndote algún que otro raspón.

 

Y pues... El balón regresaba a mi, de alguna manera me estaba pintando una diana en la frente o simplemente me tocaba ser el blanco favorito... ¡Pero no es de preocuparse! Cosas peores duelen... Creo.

Ayala había tomado una buena actitud siendo la última integrante de su equipo teniendo probabilidades en contra por las nubes, de admirar, se lo pasaba bomba.

Y era algo sumamente gratificante, no era por lejos una atleta olímpica, todo lo opuesto, mi físico no me permitía disfrutar al cien los deportes y la verdad no me gustaban, pero la experiencia de jugar quemados me había gustado un montón, no lo iba a negar, siempre y cuando estuviera presente el sano espíritu competitivo y no vinieran balonazos como obuses de artillería.

Así que... Hora de intentarlo de nuevo.

¡Uy! Había sido algo lenta de nuevo, y así que tuve que lanzarme de rodillas a esquivar y me hice un buen raspón, y sentí de inmediato el ardor... Unas banditas en la enfermería serían más que bienvenidas luego de la partida, pero era eso o que me pegara el tortazo que se había acercado... Así que...

¡Lanzamos de nuevo!

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Equipo A
1. Lynn Ayala

Equipo B
1. Hiroshi Koizumi
2. Oreki Tojo
3. Marie Rose La Pointe
4. Bleke Middel

Dado de tirador: dado de siete caras.
1. Canillas
2. Muslos
3. Estómago
4. Brazo derecho
5. Brazo izquierdo
6. Cara
7. Pecho

Dado de recibidor: dado de tres caras.
1. Te impacta de lleno y quedas fuera de juego.
2. Logras esquivarlo sin problemas.
3. Lo esquivas con dificultad y tropiezas, haciéndote algún que otro raspón.

 

No pudo ocultar su extrañeza cuando mencionó que su nombre era bonito, podía pensar muchos otros adjetivos para describirlo pero ninguno tenía que ver con algo como eso, principalmente porque lo veía como algo muy poco común dentro de japón y eso hacía que destacara un poco, aunque si le agradaba que fuera bastante corto.

—Supongo que punto a mi favor, fui de los que tuvieron suerte. —Se alzó de hombros despreocupado, no quería dejar sus palabras al aire porque tan siquiera le parecía que estaba intentando darle una charla casual y bueno, lo mínimo que podía hacer era intentar ser recíproco.

Ni siquiera pudo iniciar su andar cuando sintió que ella ya había memorizado la puerta cuando ya de nuevo había vuelto a mirarla, procesando la información que acababa de decir.

—...Entonces supongo que tu elección de lugares sigue siendo fantástica para esa clase de propósitos...—¿Qué se supone que iba a decir al respecto? ¿Qué sonaba bastante triste aquella explosión de sinceridad? No podía juzgarla, al final del día era exactamente igual pero no se molestaba en exponerlo a nadie.

No le parecía muy adecuado pero, los extranjeros siempre terminaban siendo bastante abiertos.

—Sigamos entonces... —Señaló la salida e inició su andar una vez más, esta vez con dirección al gimnasio, prefería quitarse uno de los lugares más calurosos de encima primero —, este lugar se explica solo... hay clubes también que se practican aquí si estas interesada en alguno, a decir verdad no tengo mucha idea de cuales, ni quienes lo manejan pero estoy seguro que podrás averiguarlo de ser necesario.

Suspiró y miró a su alrededor, buscando algo que le faltara.

—Allá es el armario de enseres, supongo que se intuye bastante bien su función... luego allá están las duchas. Pero supongo que si estás en la biblioteca este lugar no estará en tu mayor prioridad...

 

Rei un poco, parece que en verdad parecía ¿sorprendido?, no creo que mas bien extrañado pero para decir verdad a mi me parecía un nombre muy bonito y claro en mi pais tampoco era muy común yo creo que no lo era, ya que según yo, cada nombre tiene su origen, así como el mío proviene de Italia por que soy Italiana. Seguro que su nombre era también de aquí de Japón; Realmente no lo sabia con certeza.

─ Yo creo, que de hecho si, ah muy diferente de mi, pero no tengo queja alguna además es el nombre y el único recuerdo que tengo de mis padres verdaderos.─ Inquirí con desdén~

Ser hija adoptada, no era algo que me ponía realmente contenta pero igualmente estaba agradecida con ellos, aunque a veces no los entendía creo que a esta altura, casi ningún hijo sabe o entiende, lo que sus padres realmente quieren.

Ese era mi caso. Y mi vida.

Extraña.

Pero lo era.

Gire un poco sobre mi propio eje, tomando un poco de la botella de agua que tenia en la mano.

─ Supones bien, aunque ese no seria el único lugar que realmente usaría para ese tipo de propósitos, me encanta la música así que pasaría todo el día tocando el piano.─ Gire a mirarlo cuando me señalo la salida.─ ¿Y tu, tienes algún instrumento favorito?.─ Indague~

En verdad, no sabia que me movía a querer hablar tanto, era algo raro en mi ya que cuando caminaba con cualquier persona, prefería estar cayada pero este es un caso muy contrario a lo que vivía. ¿Talvez lo hacia para no aburrirme?. No se a donde íbamos pero lo seguí hasta que nos detuvimos en el Gimnasio, ¿así que este es el Gimnasio? era muy grande, y me encantaba.

Observe la dirección por la que entramos anteriormente, esperaba no olvidarme de todo esto.

Así que ¿clubes?, no era alguien amante al deporte solo que fuera un club sobre lectura ya era otra cosa.

─ Entendido.─ Musite.─ Entonces no conoces ¿Quién es la líder del club de lectura?.─ Pregunte asintiendo, y observando donde me había señalado, mientras que aun tomaba de la botella que tenia en mi mano.~

Rei un poco venir sola para acá no era algo que planeaba, si estaba en algún lugar que me gustara.

─ Para ser sincerad, si estoy en la biblioteca no me importaría por esos momentos venir por aquí, solo que fuera el invernadero.─ Murmure alcanzando su mirada ya que el era un poco mas alto que yo.

Me sentía un poco pequeña a su lado.

─ Hablando de invernadero, ¿Cuánto falta para llegar a ese lugar?..~

 

Luego de dejar a Allen en el salón de artes bajé a la cafetería, hice la fila distraído en el móvil hasta llegar con una de las señoras, la saludé con la amabilidad de siempre y me pedí unos onigiris rellenos de atún, una porción de ensalada y una gaseosa. Entregué el dinero, esperé el cambio, di las gracias y busqué mesas, sin embargo habia mucho flujo de estudiantes y lo que estaba disponible daba directamente al sol.

Preferí salir y echar un vistazo en lo que caminaba. El patio norte para estar solo como que no, me encaminé por el pasillo escuchando el rebotar de un balón. Giré el rostro con curiosidad, notando el gimnasio. Había un grupo de chicos que estaban organizando los balones de básquet en lo que entraba.

Estaba la gradería desolada y ellos comenzaron a sujetar sus pertenencias, parecía que habían terminado su práctica porque se veían agitados con sudor en toda la cara. Uno de ellos me miró, alzó la mano como saludo y lo imité con la que traía sujeta la Coca Cola.

—Quedan disponibles, si quieres usarlos —alzó la voz haciendo referencia a los implementos. Asentí y el tipo desapareció alcanzando a su grupito.

Se veían de alguna clase menor, y me pareció bastante amable de su parte. Cómo sea, me ubiqué en la gradería recostando la espalda y soltando el aire por la nariz. No tenía mucha hambre aún, y con lo de papá menos, aunque no quería preocupar a Gen con ello por lo que terminé diciéndole que el almuerzo de ayer había estado bien, pero en realidad me sentía algo hastiado. Me dispuse a destapar la bolsa, saqué un onigiri y comencé a comerlo.

Quizá debería decirle a Gen que saliéramos hoy a comer algo luego de la escuela. Ah, pasar por los algodones de azúcar de la otra vez.

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Zireael

 

Tenía un buen sabor, lo que preparaban en la cafetería regularmente quería decir. Estaba relleno de atún por lo que lo sentía hasta nutritivo, vete a saber. Me pensé en sí ponerme a ver una serie mientras almorzaba pero me dió algo de pereza; el silencio del espacio fue invadido por unos pasos, creí que era alguno de los chicos de antes que quizá olvidó algo pero en su lugar noté a Kurosawa. Tragué con un poco de torpeza al no creer verla no sé... en este sitio a la hora del almuerzo.

Le regresé la sonrisa luego, viéndola continuar su caminar hacia mi espacio. Me incliné hacia adelante cuando ella apoyó su rodilla y practicamente me dejé besar la mejilla como saludo, sin embargo o se movió o no calculó bien y sentí la mitad de sus labios sobre los míos, pensé que no me sonrojaría al ser un saludo normal pero terminó siendo un saludo... ¿de confianza? Estiré los labios cuando se alejó y la miré con la curiosidad de siempre.

—Bien, bastante bien ahora. ¿Y tú? ¿Qué tal esta mañana de clases?

 

Si ella lo hubiese comentado habría dicho lo mismo, las clases eran algo que simplemente pasaban, aunque era divertido cuando hacían preguntas o dinámicas, -siempre y cuando no hubiesen exámenes-. Aunque ya estaba mucho más permeado del idioma, y las clases personalizadas que pagaba con Gen eran valiosas, solo debía seguir practicando la escritura y lectura, pero al menos en el hablar no me sentía tan torpe como antes.

Como fuese, me recordó lo del proyecto y asentí en lo que seguía comiendo, para que supiese que si lo tenía medianamente presente. Ya luego de tragar recosté la espalda en la gradería de atrás.

—Bien, con Vero ya decidimos a quién entrevistar, sino mal recuerdo es su entrenados o algo así de un arte marcial —la miré de perfil—, ¿y el tuyo? ¿qué tal tu grupo?

En realidad no sabía nada de lo que era segundo grado, la única persona que para mí resaltaba de esas clases era Kurosawa, de resto no me había detenido a conocer a nadie más.

 

Me rasqué la nuca al no recordar que arte marcial era, supuse que por mi expresión ella lo notó. Recordaba a medias, porque con Vero habíamos terminado divagando tanto en lo que almorzamos que al final fue que ella recordó que me había buscado por lo del proyecto, y fue ahí donde caí en cuenta que estábamos en el mismo grupo. Un chiste todo, había sido hasta gracioso.

—¿Arqueólogo? Wow, es algo bastante atípico —la sorpresa se me coló en la voz hablando sobre sus palabras, me sonreí para mí mismo y negué con la cabeza casi disculpándome por mi interrupción.

Supuse que nosotros también lo haríamos la semana que viene, de lo contrario no entregaríamos el proyecto y la mala nota sería bastante reprochable. Terminé mi tercer onigiri, me limpié las manos con la servilleta y la dejé dentro del papel que cubría anterior mente los alimentos que había comprado, fue entonces que Kurosawa me ofreció de su almuerzo. Estaba bien con lo que había comido, pero no sería capaz de rechazar lo que ella me quisiera dar, y mucho menos si lo había preparado. Asentí, me incliné un poquito y pesqué con los labios la comida.

Mastiqué con una sonrisa suave en los labios, dejé los ojos en un punto muerto del gimnasio porque sí y luego de tragar volví a mirarla.

—Está rico, gracias —recordé algo con lo dicho—, eh, hablando de rico, mi hermano y yo comimos esa tarde el budín. Le compartimos a Gen y también dijo que estaba rico, hasta guardamos un poco para comer luego de la cena en el apartamento de Gen —estiré la sonrisa, mostrándole la dentadura—. ¿Has pensado en cocinar tipo hobby? Deberías meterte al club, escuché que acá hay uno de cocina y eso, probablemente destaques, Kurosawa.

 

No tenía ni idea de que ya había estado en dicho club, mucho menos que había sido presidenta del mismo, cosa que se notó en mi semblante al parpadear con evidente sorpresa, lo dejó de lado también por alguna cuestión personal que justo en este momento no vinculaba con lo que habíamos hablado hacer tiempo en la enfermería, pero aún así preferí no indagar.

Si dejabas algo que disfrutabas... Era probable que la situación no fuese fácil.

—Si lo retomas y eso, me invitas. Me gustaría verte cocinar —me rasqué tras la nuca estirando la sonrisa hasta mostrarle mi dentadura, un poco de color me alcanzó las mejillas y bueno.

Estaba en bandeja de plata para ella, era algo obvio...

—¿Recuerdas lo que hablamos en los casilleros? —hice referencia a eso de la película y no sé qué. Disfrutaba demasiado del cine, pero por puro impulso la había metido en ese momento en la misma bolsa que a mi hermano y Allen, y bueno, no quería eso.

Busqué el color del atardecer en sus pupilas, en lo que mis facciones se suavizaban.

—De películas y eso. Es decir, ¿has ido a ver películas con un amigo? No hablo de cine, eso ya me dijiste que hace mucho no vas, sino tipo a ver películas en casa de alguien —no tenía doble intención como casi el cien por ciento de los adolescentes con esto—. Hablo de en verdad ver una película... Hacer palomitas, pedir algo a domicilio, y arrastrar las almohadas y la cobija a la sala.

Sonaba a Pijamada, pero no ví el por qué arreglarlo.

>>Suena a cita sin presupuesto ahora que lo pienso —me reí, avergonzado por el entusiasmo anterior.

 

No había olvidado lo del ramen, y un poco en plan si había sido la intención, eso, pedirle que me acompañara a estudiar con Craig y Akaisa, luego comer helado de camino a casa. ¿Y qué más? La discoteca no contaba claro estaba, porque medio me había colado porque ella iría; así que en ese orden ¿cuántas medio cita llevábamos? Me sonreí, cálido como de costumbre.

—Sí, si lo fue —vi la necesidad de decirlo y ella lo preguntó, ya luego directamente me dijo si la invitaría a ver películas, le mostré la dentadura, risueño en el proceso, la miré entre las pestañas con un chispazo de ilusión, moviendo con suavidad su pierna con la mía—. ¿Quieres ir a ver películas en mi casa? Tipo maratón este sábado a las cinco de la tarde. Es una cita, por si acaso.

Me entusiasmaba la idea claramente, además mi hermano salía tipo a esa hora los sábados y no volví hasta el domingo en la mañana/tarde, por lo que no estaría molestando por ahí como un bicho.

 

Aguardé a su respuesta, en caso de que no pudiese este fin de semana podría aprovechar y pedirle que fuese el otro para no perder el impulso. Dejó los palillos sobre su almuerzo, seguí el movimiento de sus manos hasta que las perdí de vista estando ya en mis mejillas, entorné los orbes sin darme cuenta siquiera, correspondiendo. Ledeé la cabeza con suavidad del lado contrario al suyo y di con sus labios. Seguí el ritmo suave, casi enternecido hasta que sus manos se suavizaron sobre mi piel, entendiendo el fin.

Me alejé sintiendo aún el cosquilleo en mi nariz por su perfume, sintiéndolo como una fragancia refrescante en medio del verano que se aproximaba. Ella volvió a acercarse por lo que me quedé quieto dejándola hacer, me plantó un beso en la comisura de mis labios, sonreí por puro reflejo con algo de color en las mejillas, escuchando su respuesta después.

Elevé mis cejas ligeramente por la pregunta siguiente. Pese a ser la invitada era tan amable para pensar en llevar algo, si lo pensaba, era una de las cosas que más me gustaba de ella. Negué con la cabeza, me reí luego, bajito, encontrando sus ojos de nuevo.

—No, no debes llevar nada Kurosawa, déjate sorprender, ¿si?

Fue entonces que el móvil me vibró en el bolsillo, murmuré un disculpa para revisarlo. Gen me había dejado un mensaje, avisándome que ya había terminado la entrevista de su proyecto, recordando que había prometido ir por ella en caso de que finalizara antes. Le pregunté si iría a la cafetería a comprar algo, ella respondió que eso pensaba hacer, le envié un sticker de un perro sonriendo y ella me preguntó dónde estaba, le escribí que estaría un rato en el gimnasio y luego iría por ella, a lo que ella respondió que estaba bien. Bloqueé el aparato de regreso, retomando mi atención en Kurosawa.

—Pero ya que estamos, pregunta seria —bromeé a medias guardando el móvil—, ¿te es indiferente si son palomitas dulces o saladas?