Gifu Gifu

Kenzaburô

—Somos guerreros como bien dice pero no estamos aquí para robar su honor o mancillar su dojo. —los observó con curiosidad. Gracias a la red de inteligencia del señor Hideyoshi sabía más de esa gente de lo que le gustaría. —Ella es mi alumna. —señaló a Mao. —Y el nuestro compañero de viaje. —señaló esta vez a Togashi. —Deseábamos pulir un poco nuestra técnica en su dojo para seguir nuestro camino. Es importante para mí que la niña aprenda distintos tipos de lucha. —observó que la mayoría de los adeptos eran niños, pequeños como Mao. Pero la niña era una tigresa y Kenzo no subestimaba a nadie.

Se quedó en silencio esperando una respuesta.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Dojo (sur)

Se quedó viendo como el grupo abandonaba el dojo, y parecían dejarlo desierto ante la mirada de Hideyoshi. Tenía el senninbari en mano, lo sostenía con seguridad y firmeza, se lo quedó mirando.

"Me moví bastante para obtener esto... lo que me devolverá mi orgullo, mi...", cortó con la idea porque no quería distraerse más. Se movió camino hacia la casa del herrero, donde debería hacer el intercambio final. Mientras tanto, no podía dejar de reflexionar una cosa que lo movilizaba:

"¿Hice bien con todo esto? Ahora esos hombres se matarán entre sí, y yo he hecho todo esto por... No, esto era inevitable, el odio acumulado entre ambos grupos, entre ambas víctimas de esta comunidad podrida, era algo que iba a estallar tarde o temprano, yo simplemente le llevé la verdad a Tsunemoto, la verdad que me pidió, pero es él quien toma la decisión, solo él. Yo no le he manipulado para que vaya a matar a nadie, es él quien tiene el odio, y yo solo le di la verdad, nada más. Tarde o temprano, esto iba a ocurrir..."

Contenido oculto: Movimiento

Hacia la Casa de Armamento

 

Mao "Ryouma"

Aún era temprano, se notaba por la poca intensidad de los rayos del sol. Caminando hacia la casa de armamento, Mao intentaba recordar lo que el informante de Hideyoshi había dicho, para poder contárselo a Togashi como Takeda pidió.

—Uhm...Tsunemoto es el líder del dojo sur, Ikeda es el líder del dojo norte. Ambos tienen... un conflicto que los lleva a mantener una relación bastante tensa —hablaba con calma, manteniendo la seriedad en su mirada y la mano sobre el mango de su katana—. El hermano menor de Tsunemoto robaba armas de la Casa de armamento, esto provocaba que las entregas se atrasaran, en consecuencia los alumnos de Ikeda solo contaban con katanas de madera. Un día uno de sus alumnos volvía a Gifu junto con su prometida, ambos eran espadachines, fueron emboscados por bandidos y al estar desarmados lograron asesinar a la chica. Si mal no recuerdo, esta era hija de Ikeda y el chico su mejor alumno —. Mantuvo el silencio un momento, rememorando—. El señor de Gifu mantenía a sus guardias solo para su defensa personal, pagandoles con kokus, que es la cantidad de arroz suficiente para que una persona viva un año. Presionaban bastante a los agricultores por esto, el hermano de Tsunemoto robaba las armas para evitar estas presiones. Este asunto desencadenó en la muerte de la chica, hija de Ikeda, por lo que cuando el hermano de Tsunemoto robó en el mercado, Ikeda decidió tomar justicias por sus propias manos matándolo.

Soltó un suspiro pesado, era una situación complicada, ¿la habría explicado bien?


Cuando llegaron se acercó junto a Kenzaburo, sin llegar a entrar por las puertas abiertas. El semblante serio pareció apaciguarse un momento en cuanto notó a los niños pequeños, algo sorprendida, pero le duró poco al reparar en la presencia de Nakayuki. Le sostuvo la mirada escuchando con atención las palabras de Kenzo, no era mentira lo que este decía.

Hizo una reverencia, respetuosa por que la situación lo requería.

—Sería un honor poder medir nuestras habilidades con ustedes —. Tras lo dicho se volvió a erguir, percatándose de quien había llegado. ¿Eran los niños y aquel chico los únicos alumnos? Se le hacía algo extraño, pero no hizo comentarios al respecto.

 

Dojo norte (Kenzaburô; Mao;Togashi)

El maestro bajó de la tarima y afirmó a Kenzaburo, miró a cada uno de ellos — Mis alumnos avanzados no han llegado, los niños que ven aquí son aspirantes, aprenden de la importancia del trabajo y de despertar temprano. Pueden entrenar por turnos con Konohamaru cuando él termine sus oraciones; pues los demás llegarán a medio día, esta es la hora en la que cuidan los cultivos — dijo sin explicar demasiado.

Konohamaru tenía una mirada ausente, no parecía estar enfocado; sólo al ver su rostro denotaban la tristeza y el vacío en su mirada, todos habían pasado por ese estado, y al igual que Konohamaru, tuvieron que seguir adelante, haciendo sus rutinas y sobreviviendo.

Contenido oculto: Ikeda y Konohamaru

Aquello que pudo ser sólo un buen entrenamiento fue interrumpido por Tsunemoto y sus hombres, los cuales patearon la puerta en lugar de deslizarla, esto causó que los niños corrieran detrás de su maestro.

—¿Enseñándole a tus alumnos el camino de la venganza?— gritó Tsunemoto mientras señalaba a Ikeda —Así es pedazo de basura, sé que mataste a mi hermanito por venganza. Ustedes los samurai, siempre hablando de honor y del camino que es justo, lo único que hacen es tomar vidas para evitarse problemas. Siempre es más fácil cortar una planta que arrancarla de tajo — decía sumamente molesto

Contenido oculto: Tsunemoto

—¿Ahora tú buscas venganza?— preguntó Konohamaru —¿No crees que yo también la merezco?—

Tsunemoto miró a Konohamaru con tristeza, después desvió la mirada a Ikeda para volverla a inundar de rabia —Esto puede quedar entre Ikeda y yo, no interfieras —

—Estás atacando mi dojo, al hacerlo ya tengo el derecho partirte el cráneo — reclamó Konohamaru tomando su espada de madera, era lo único que tenía.

—Lo que estés planeando es mala idea, ninguna pelea será justa. Si ataco con mi katana morirás, y si yo abandono mi arma para pelear a puño, el que morirá soy yo. Lamento que las cosas terminaran como lo hicieron, pero si yo no lo detenía nadie más lo haría, tú lo llevaste a ese camino apladiéndole sus crímenes, yo fui el asesino que tomó su vida; pero tú no tienes las manos limpias en su muerte, hacer que él se encargara del trabajo sucio por ti no fue prudente— dijo Ikeda tratando de disuadirlo de aquella locura.

—¡Cómo osas! — gritó Tsunemoto apretando los puños frente a su rostro, deseando que en ellos estuviera el cuello de Ikeda; se tranquilizó y bajó la mirada —Bokutos...— mencionó avergonzado, se refería a las espadas de madera —Atacaremos únicamente con ellos, pero esto no será un entrenamiento, será una pelea a muerte —

—Es muy tarde para decidir condiciones, atacaste un dojo enfocado en el entrenamiento con espadas; por lo que el deber de un espadachín es defenderlo, no planeo alejarme de esta pelea— mencionó Konohamaru.

—Vaya, qué molesto; entonces yo seré tu oponente— dijo uno de los hombres de Tsunemoto a Konohamaru.

—Tus demás alumnos no están presentes, por lo que evitaré que mis hombres interfieran en estas peleas — dijo Tsunemoto tomando dos espadas de madera que recargaban en la entrada, lanzó uno a su alumno —demostrémosle la fortaleza de nuestros cuerpos Mikio —

Contenido oculto

Ustedes deciden si intervenir o no; si lo hacen la pelea es a muerte básicamente. No pelearían con sus katanas (por lo que no obtendrían ese puntaje adicional)
Esto no sería un entrenamiento, sería una pelea. Ustedes deciden si matar o no a su rival si ya está en números rojos (10 pv para abajo) de la misma manera ellos decidirán si matarlos si ustedes se acercan a esos números rojos..

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Casa de armamento (Hideyoshi)

El herrero levantó la vista al escchar a Hideyoshi entrar; estaba evaluando armas nuevas, entre ellas no había ninguna katana, sólo kodachis y tantos —No pensé que volvería a verte para ser sincero— dijo sin mucho interés.

Después su rostro se transformó en asombro cuando vió aquel sennibari en las manos de Hideyoshi. Salió de detrás del mostrador para contemplar la tela —No puedo creer que lo consiguieras, esto no es falso ¿verdad?— dijo extendiendo la mano para que se lo entregaras, instantánemanete cerró sus manos y regresó al mostrador —Supongo que quieres conocerlas primero — dijo apartando el resto de las armas para mostrarte dos kodachis, afiladas y con n filo que reflejaba tu rostro.

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Bien descansado (+1 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+16 ataque)
  

 

Kenzaburô

Su primera reacción fue ocultar a Mao de la vista del resto con su cuerpo, en un claro gesto protector. Observó los movimientos de los atacantes y de los defensores y asintió levemente al comprobar que solo sería una pelea de dos contra dos.

—No es nuestra pelea. —dijo en voz baja a Togashi y a Mao. —No importa quién lleve razón o no, cada uno tiene su venganza y no somos nadie para intervenir. —sabía que la venganza era un odio interno que fluían como veneno por las venas; él mismo tenía una empañando su futuro. —Intervendremos cuando los duelos dejen de ser justos y un tercero intente aprovecharse.

Caminó hacia atrás y se quedó observando la previa a la batalla. No era empático por las causas ajenas por lo que veía todo aquello simplemente como quién espera un desenlace rápido para marcharse de allí.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa de Armamentos

Vio su reflejo en las hojas afiladas y refulgentes de esas kodachi, en una su rostro cobraba un cierto encanto, en el otro reflejo su aspecto parecía fatal. No le dio mucha importancia, ya que todo dependía de la luz y de como la curvatura de la hoja adoptaba la forma de su rostro en la superficie del metal.

Ambas parecían nuevas y frescas, de una calidad propia que solo un herrero de ese nivel podía forjar. Miró el amuleto que el herrero sostenía:

—No tienes que preocuparte por su autenticidad, Tsunemoto se lo desprendió ante mis ojos y me lo entregó. Puedes quedártelo, tanto el senninbari como la katana. Y yo me llevaré esta pareja de kodachis, y las ciento cincuenta monedas que me has prometido en el marco de nuestro acuerdo. Ambas kodachi me agradan, así que tomaré estos ejemplares, ahora solo falta el dinero así ya te dejo tranquilo para que puedas seguir trabajando.

Se quedó parado con sus manos acariciando esas dos armas como si de hijos propios se tratasen.

 

Togashi
Shukusha

Así fue como, tras la respuesta de Kenzaburô y un último intercambio de palabras con Takeda, se vio de camino al dojo del norte acompañando al Ronin y su alumna. En el camino, Mao le contó una historia sobre la relación entre los dojos de Gifu, que además guardaba relación con la situación de los campos. Sintió un poco de pena por Konohamaru; podía imaginar a la perfección el dolor por el que esa persona debía estar pasando al perder a un ser querido, sin poder hacer nada para evitarlo. A su vez recordaba cómo el herrero le había comentado que fabricaba armamento específicamente para los guardias de la ciudad, un detalle que se le había pasado por alto debido a su malestar. Todos eran víctimas del señor que gobernaba esa ciudad. Apretó el puño mientras su mente se arremolinaba en diferentes pensamientos, pero sólo se limitó a agradecer la información de Mao con un escueto “Gracias”.

Al llegar al Dojo Norte se encontraron con el maestro Ikeda. Togashi lo saludo con una escueta reverencia y asintió cuando el ronin lo presentó como compañero de viaje. Se estaba preparando mentalmente para el inminente inicio del entrenamiento cuando la violenta irrupción de Tsunemoto lo puso alerta, haciendo que acercara la mano al mango de la katana. No obstante, la apartó mientras ambos maestros discutían por los hechos que Mao le había referido hace unos instantes y, antes de que pudiera alguien añadir algo más, los hombres y sus alumnos se prepararon para pelear a muerte.

Sin embargo, decidió no intervenir y retrocedió hasta quedar al lado de Kenzaburô.

—Tienes razón, no es nuestra batalla —admitió—. No hay blanco o negro en esta historia, pero tampoco puedo culparlos. Yo mismo lucho contra deseos de venganza para poder seguir mi camino, purificado —suspiró, aquello hacía que se sintiera desalentado—. Pero en la medida de lo posible, procuraré evitar que se tomen vidas. Creo que ya fueron suficientes muertes, eso sólo traería más venganza.

Miró a los niños del dojo. Sentía la necesidad de acercárseles y protegerlos de cualquier cosa que pudiera ocurrir a continuación, pero a su vez tenía el temor de que aquello se tomara como una intervención en favor de Ikeda. Y no tenía deseos de involucrarse en una pelea a muerte que consideraba inútil. Alguien debía seguir con vida para honrar la memoria de su hermana, se prometió a sí mismo que su recuerdo le daría fortaleza…

Pero no podía evitarlo… ¿De verdad estaba bien responder de ese modo a esa situación? ¿Y si fallaba en su intención de que nadie muriera? ¿Qué pensaría Kanade si fallaba?

 

​

 

Dojo norte (Kenzaburô; Mao;Togashi)

Aquel conflicto estaba a punto de desatarse, Ikeda contra Tsunemoto; Konohamaru peleando contra Mikio. Técnica contra fuerza, Resitencia contra Defensa.

Takeda ingresó empujando a los hombres de Tsunemoto, había ido al dojo sur y al no encontrar a nadie esperaba lo peor; miró hacia Kenzaburo, Mao y Togashi, ninguno parecía estar interviniendo en la pelea. Se acercó a ellos, su rostro estaba preocupado —Creo que Hideyoshi ha actuado imprudentemente, seguramente en este momento estará realizando el intercambio. Pero al menos estoy tranquilo de que no estén envueltos en esta pelea — miró a los contrincantes, eran espadas de madera, una pelea uno a uno, pero están planeando matarse a golpes —No podemos interferir en las decisiones de guerreros — mencionó a pesar de estar evidentemente preocupado.

En una esquina del dojo los niños estaban arrinconados temblando de miedo, esto provocó que la mirada de Takeda cambiara.

—Sacaré a los niños, no me interesa que crean estas escuelas de combate sobre mis acciones; Ryouma lo dijo muy bien en Nara, todos somos niños lastimados —dijo mirando hacia Mao —Tsunemoto e Ikeda están segados en su venganza, tanto que no han notado el odio y resentimiento que están creando en aquellos que los siguen — Takeda avanzó hacia los niños, con su katana cortó la pared para que ellos salieran sin necesidad de pasar por la entrada principal aglutinada de los hombres de Tsunemoto.

—¡Pagarás por esos daños!— gritó Ikeda mientras se posicionaba para el combate.

Takeda simplemente lo ignoró mientras se aseguraba que el último de los niños había escapado, volvió a envainar su katana y miró con desprecio a Ikeda y Tsunemoto. No dijo nada, sólo con un movimiento le indicó a Kenzaburo, Mao y Togashi que lo siguieran, no permanecerían en un lugar dónde no parecían seguir el código.

—¿Por qué te has llevado a los testigos de la destrucción del dojo de la espada? — gritó molesto Tsunemoto —¿Quién de este dojo va a dar fé de mi victoria?—

Takeda, cerró los ojos — Cualquiera que sea el resultado, la victoria será vacía —

Tsunemoto e Ikeda lo miraron molestos rompiendo su guardia, por un momento parecía que actuaban en complicidad. Konohamaru escuchaba atento del mismo modo que Mikio.

—¿Quién te crees para juzgar nuestras acciones?— mencionó Ikeda

—No juzgo su pelea; juzgo a sus escuelas, unas que mueven con el poder de la venganza y no protegen a aquellos que en verdad los necesitan — mencionó Takeda con tranquilidad — Han enfocado sus energías en objetivos equivocados —

---

Casa de armamento (Hideyoshi)

El herrero tomó el sennibari; le gritó a uno de sus ayudantes para que cuidara el negocio y salió corriendo como si aquello fuera más importante que todas sus armas.

El ayudante lo miró extrañado mientras se retiraba y le extendió los kodachis con cuidado a Hideyoshi —Ayer ocupó gran parte de su día, afilándolas; diciendo que era probable que su nuevo dueño no volvería, pero las afiló y limpió a pesar de que su mente le decía que no gastara su tiempo en ello — dijo mirando fijamente a Hideyoshi —Cuídalas bien, ahí va el alma de un herrero; dispuesto siempre a cumplir con su palabra— después sacó una bolsa que tintineaba, de ella sacó las monedas que le extendió a Hideyoshi —Estas también eran parte del trato—

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Bien descansado (+1 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+16 ataque)
  

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa de Armamentos

Con las dos kodachis en sus fundas, envainadas, a ambos lados de su cadera y la bolsa de monedas atada a la altura de la pelvis en su vestimenta, salió caminando a paso firme y contento. Estaba repuesto, armado, monetizado, y curado. En este estado podía emprender el proyecto final por el que había pensado en visitar Gifu. Pero había algo que le preocupaba aún.

"Esos dojos, ahora mismo...", interrumpió su pensamiento un segundo y se sentó junto a un árbol.

"Cuando le conté lo que le conté a Tsunemoto, pensé en que iba a entender los motivos de su enemigo, que quizás podía llegar a empatizar con él, que el problema residía en el gobierno de esta ciudad, donde debían enfocar su odio, pero... salió todo mal... ¿lo hice por esa razón? ¿acaso no quería simplemente este par de hojas y estas monedas? ¿acaso siquiera me importaba el signo del desenlace?", cabizbajo se dispuso a reponerse. Su aspecto parecía el de un viejo, con arrugas y canas por doquier, pero no llegaba a los 40 años, no era un hombre en absoluto demacrado o venido a menos físicamente, aun así, se sintió débil por un momento.

"¿Es este el peso de una conciencia?", se preguntó.

"Si lo es... es algo difícil con lo que cargar, y tengo que deshacerme de esta carga... por lo que se viene... por lo que falta".

Enfiló hacia una dirección y de pronto se detuvo, algo había cambiado en su mente. Miró hacia el cielo...

"Yo aún... si tengo algo con lo que lidiar al menos, es con la imagen de lo que provoqué, no puedo escapar de ello", concluyó.

Miró en la dirección norte, hacia allí fue.

Contenido oculto: Movimiento

Hacia el dojo (norte)

 

Natsu Gotho
♤ Casa de armamento

Le miró como si nada ante el recibimiento, sin embargo estaba algo curioso por ver aquellas armas que no notó hasta escuchar su explicación. ¿Preocuparse? Por qué debería preocuparse por alguien que ni conocía... a veces era complejo comprender aquellas situaciones ajenas a las de él. Recostó su mano izquierda en la vitrina donde no había absolutamente nada, recostando seguidamente su rostro sobre la parte superior de su palma, bostezando.

—Muéstrame —respondió sin mayores complicaciones.

Quizá podría hacerse una idea del promedio del costo viendo aquellas armas en venta. Aprovechó a deslizar sus ojos por el lugar.

Luego de ahí sin duda alguna iría a la herbolaria, y robaría un par de monedas, para irse de vieja nuevamente.

—¿ha tenido muchos visitantes últimamente? —cuestionó de forma impersonal.

Quizá aquel grupo escandaloso había pasado por ahí. Con lo silenciosos que solían ser...

 

Kenzaburô

Se mantuvo alerta pero tranquilo; aquella rivalidad no estaba ligada a ellos y aunque aceptó las palabras de Takeda no las compartía. Hubiera sido bueno que los niños observen la maldad del hombre tanto como él mismo llegó a conocerla. Miró a Mao como acto reflejo y suspiró; su niña era una prueba viviente de sus pensamientos que intentó plasmar en voz alta. Mao fue una víctima de las circunstancias tanto como él mismo y casi todos los Minamoto que conocía.

—La humanidad es un forunculo, una llaga llena de pus. Observa Mao: los especímenes de estás dos escuelas de disciplinas como se vienen abajo tan rápido como las piedras de un acantilado golpeado constantemente por las olas del mar. El hombre es débil, codicioso, cobarde, lujurioso, presa de toda clase de vicio y depravación. Mentirá, engañará, robará, asesinará, incluso quizá vendan a su madre por monedas de oro. Así es el hombre. Así es su naturaleza, como todos los poetas confirman.

Los observó con un desdén muy particular, algo siniestro y oscuro brotó de su alma.

—Por fortuna, Takeda en su misericordia ha proporcionado un contrapeso a la depravación innata de estos hombres. Salvó a unas almas inocentes, tan moldeables como si fueran vasijas de barro. Los salvó del odio, de la ira y el sufrimiento. Agradezco no empezaros entrenamientos ni con esta escuela ni con la otra. Creo que es hora de irse. Que zanjen sus asuntos y marchemosnos con la consciencia limpia de haber salvado a unos niños de las garras de los adultos.

 

​

 

Dojo norte (Takeda; Kenzaburô; Mao;Togashi)

—¿A qué poetas has leído? — dijo Takeda en ironía al escuchar a Kenzaburo, después miró la pared dañada por su katana, aquella por dónde habían podido escapar los niños — Están más lejos de la salvación de lo que crees; si hubiera podido convencer a Tsunemoto o a Ikeda no habría pelea. Los niños sabrán que su maestro peleó a muerte, no sabemos quien será el ganador, pero crecerán con ese rencor, el odio que un alumno conoce cuando a su maestro lo asesinan— dijo apretando sus puños — Hay personas que sólo entienden con los puños o con el filo de un arma. No hemos ganado nada aquí. Si un maestro le tiene tan poco valor a sus alumnos no merece el título — Miró a Mao, quería decirle que aquello que decía Kenzaburo no era cierto, que la naturaleza del hombre no debería ser así; pero Takeda nunca mentía.

—Vámonos, no planeo ver una pelea absurda— dijo saliendo por el espacio que el mismo había creado —Iré a los campos de cultivo del exterior, necesito alejar mi vista de esta ciudad por unos momentos — Mao, Kenzaburo y Togashi podían seguirlo si es lo que deseaban, si prefieren seguir otro rumbo volverían a encontrarse en el Shukusha. Takeda había salido del dojo.

Konohamaru y Mikio habían abandonado las armas, dejando que sólo Tsunemoto e Ikeda pelearan. No todos habían ignorado las palabras de Takeda.

En ese momento un hombre empujaba para poder ingresar, era el herrero, Nakatomi Hikonobu. Entró a velocidad para pocisionarse a una distancia prudente, cercano a Ikeda, extendió el sennibari frente a todos, Tsunemoto no podía contener su rabia en el rostro.

En ese momento Hideyoshi estaba afuera del dojo, también empujando de la misma manera que lo había hecho Nakatomi para entrar.

—¿Recuerdas como me robaron mi katana y la destruyeron ante mis ojos? — gritó Nakatomi mientras tomaba una hebra del hilado y comenzaba a jalarlo ante los ojos de los presentes.

Hideyoshi había logrado ingresar para ver aquella escena; parecía que Nakatomi destruiría el sennibari; pero Konohamaru lo detuvo, arrancándoselo de las manos con facilidad, una acción que el herrero no esperaba; menos el alguien que había sido víctima de las acciones del hermano menor de Tsunemoto.

Así, aliviado Tsunemoto pudo volver a enfocarse en el combate.

—Soy Tsunemoto Fukushima, maestro iniciado en todos los secretos de Kireina kobushi —dijo con voz firme mientras daba un paso adelante.

—Soy Ikeda Nakayuki, maestro de la escuela Saisentan; acepto el desafío a muerte— Ikeda permanecía tranquilo, como si nada de lo anterior hubiera sucedido.

El lance de Tsunemoto únicamente cortó el aire, Ikeda había esquivado con rapidez; la agilidad le ganaba a los músculos de Tsunemoto. Ikeda se había situado a distancia con el bokuto sobre su cabeza.

Tsunemoto sólo notó el retumbo de un martillo en acero y le crujieron los dientes. Supo que Ikeda no había fallado acertar a su cráneo. Tsunemoto no cayó al suelo, el quería al menos dar un golpe antes de perder la vida; pero fue inútil. Primero perdió el conocimiento, sus pupilas se dilataron y cayó de espaldas, retumbando el tatami del dojo. El impacto había sido fatal.

—El Cielo ha decidido al ganador, quien ose interferir en la decisión divina será castigado — dijo Ikeda con una sonrisa ante los alumnos de Tsunemoto.

Los miembros del dojo sur brincaban molestos dispuestos a enfrentarse a Ikeda quien rápidamente había sustituído el bokuto por su katana. Pero Konohamaru, aun con el sennibari en manos se incó ante el cuerpo de Tsunemoto, cerró sus párpados y colocó la prenda que tanto atesoraba aquel hombre en su rostro mientras dedicaba una oración.

La escena conmovió a los alumnos de Tsunemoto que hicieron lo mismo, incándose ante el cuerpo de su maestro que ahora se encontraba muerto. Ikeda tocó el hombro de Konohamaru quien imediatamente se levantó —Hoy tomaré el día, Nakayuki-sensei— dijo haciendo una reverencia mientras se retiraba. Ikeda lo miró con molestia pero no dijo nada para detenerlo

Nakatomi estaba impresionado con lo sucedido, miraba el cuerpo de Tsunemoto en el suelo; miró a los presentes, los alumnos de Tsunemoto comenzaban a cruzar los brazos de Tsunemoto para cargarlo fuera del dojo. Miró a Hideyoshi y se acercó a él, sus ojos estaban nublados —Yo... yo sólo, yo sólo quería que sintiera lo que yo sentí cuando perdí a mi preciada katana —dijo hacia Hideyoshi, él entendería sus acciones, el haía perdido su querida kodachi, fue de esa forma que crearon esa unión que los llevaría a hacer ese trato —Pero yo no le desaba la muerte...— dijo con un suspiro mientras limpiaba sus ojos, embarrándolos de polvo de la forja.

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Bien descansado (+1 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+16 ataque)
  

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Casa de armamento (Natsu)

El herrero se alejó un momento para ir por las armas; sus armas estaban llenas. Colocó todas en la mesa frente a él —Perdona que las muestre así tan desordenadas, insisto en que no esperaba clientes tan temprano —

Primero mostró una katana, era una simple pero estaba my bien afilada, algo al ver esa arma le trajo una mirada melancólica —Esta es una katana común, pero si tienes suficientes monedas podremos mejorarla; es muy extraña, no está firmada ni sellada; creo que su antiguo dueño raspó esos detalles para que nadie supiera quien era — dijo con intriga.

Después extendió un arco —Una maravilla, perteneció a uno de los guardias aquí en Gifu, lo ha cambiado por uno proveniente de Nagoya; pero no por eso el arco es malo, está personalizado y a pesar del tamaño es muy liviano, aunque si no sabes usarlo al principio te hará perder tiempo en batalla mientras apuntas y tensas la cuerda— dijo jalando la cuerda, creando un sonido melodioso.

Siguieron unos kunais, era raro verlos en cualquier casa de armamento —Estas son fabricadas aquí mismo, estoy orgulloso de decir que aquí siempre encontrarás suficientes de estas, a pesar de que tenga las manos llenas, mis alumnos las fabrican mientras yo me enfoco a los pedidos del señor de Gifu — mencionó con orgullo.

Por último monstró un tanto, al verlo algo en ti reaccionó, era una daga, parecía simple pero era hermosa —Hace unos días un hombre vino y me vendió este tanto; al principio no daba mucho por él hasta que me mostró el arma desarmada. Verás, como mencioné con la katana que te mostré, es muy raro encontrar armas sin firma o sello; todo herrero marca sus armas, para demostrar que son buenas. Sólo hay un grupo de personas que no marcan sus armas —mencionó con una sonrisa mientras levantaba un kunai, como queriéndote dar una pista a dónde iba —Esta arma perteneció a un ninja; el hombre que me la vendió no parecía ser uno, hablaba demasiado como para serlo; seguramente la encontró o se la vendieron—

Todo su parloteo había sido casi ignorado desde que Natsu vió el tanto, esa arma la vió en Nara, esa arma le pertenecía a Takeda.

• Natsu

• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Voluntad (+4 ataque)
  Timiez (-1 suerte)
  

 

Kenzaburô

El Ronin había escapado del dojo norte mucho antes de saber el veredicto final. No le interesaba la venganza ajena, aquella que le sonaba vacía por su habilidad de no poder tener empatía por el resto. Pensó en Takeda unos momentos. El joven tenía miles de razones para actuar por venganza y aún así no lo hacía. Su temple era tranquilo y una extraña paz lo invadía y empapaba al resto.

Se acercó a Takeda en los campos de arroz del exterior. Contempló las murallas en silencio mientras se cruzaba de brazos.

—Solo espero que no nos vuelvan a cobrar monedas por ingresar. —dijo simplemente un pensamiento en voz alta pero qu cortó la tensión. —¿Cuál es el siguiente movimiento? ¿A dónde iremos? No podemos sacar más nada de esta ciudad. Está corrompida.

 

Natsu Gotho
♤ Casa de armamento

La palabrería no solía ser su especialidad, dejándole hablar mientras se dedicaba a observar las armas que procedía a mostrarle, deslizando aquella mirada sagaz por cada una de ellas. Una Katana común. Sintió las ganas de deslizar sus dedos sobre ella, sin embargo se mantuvo estático. Meditando mientras escuchaba los murmullos de los aldeanos fuera de la casa de armamente, sintiendo cosquillear sus palmas.

Quizá debía robar para continuar.

Le clavó la filosa mirada directamente en los ojos.

—¿Cuánto por la katana? —murmuró procediendo a deslizar su atención por la daga, cesando el cosquilleo en sus manos por un leve dolor de cabeza, frunciendo levemente el ceño.

Había dejado un aviso para Takeda en el anterior poblado donde estuvo. ¿Lo habría recibido? ¿Dónde estarían ahora?

Se masajeó a sí mismo los hombros.

—Y por la daga —continuó—. Al ser dos objetos, podrías hacer un descuento...

 

Campos de arroz; cercanías de Gifu (Takeda; Kenzaburô; Mao;Togashi)

La brisa mecía los plantíos, los agricultores caminaban revisando los arrozales, la lluvía de días anteriores los había favorecido, se veían felices a pesar de que su propio señor feudal parecía haberlos abandonado, expuestos fuera de las murallas sin guardias.
Aún así cantaban mientras caminaban, su alegría era más grande que cualquiera dentro de la ciudad amurallada.


Takeda observó a Kenzaburo mientras se acercaba a él —La rana del pozo desconoce la profundidad del oceano — dijo mientras miraba a las murallas — Cuando las murallas se levantan son para proteger a tu pueblo, no simplemente para tapar tu visión a la realidad que no quieres ver; eso es el señor de Gifu —dijo coincidiendo con las palabras del samurai, después lo miró, sus ojos mostraban tristeza —A veces me gustaría poder ignorar todas las peleas absurdas; pero aun debo ver con mis propios ojos la verdad, escuchar al señor feudal; no sé si nos beneficie en algo, pero es mi responsabilidad; estar informado, entender todos los bandos. Debo hacerlo para ser un mejor líder — suspiró — Todo esto es mucho más grande que yo —miró al cielo, parecía que sus ojos se nublaban —A veces quisiera poder huir de todo — bajó la mirada mientras negaba hacia el suelo sonriendo, aun se escuchaba el canto de los agricultores —Por eso respeto el camino del sable, siempre actuar en el intervalo de la katana al vuelo; esta filosofía me permite tomar acción —colocó s mano en el pecho —Y para calmar mi espíritu sigo el camino de Buda; siempre que dudo de mi mismo vuelvo a recordar estas doctrinas— observó un par de ramas lo bastante fuertes dejabo de un sauce —¿Sabes que es el intervalo de la katana al vuelo? —dijo tomando las ramas y lanzándole una a Kenzaburo — Muéstrame el lenguaje de tu combate; si me haces un sólo rasguño te mostraré mi técnica, Futatsunomichi, si eres hábil podrás entenderla y si eres paciente, podré enseñarte —

Contenido oculto

Es entrenamiento, tu decides si tomarlo. Si es así, ataca.

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Fuerza= 19
  Protección= 11
  Katana Genji= +10 ataque
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+16 ataque)
  

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Casa de armamento (Natsu)

El herrero sonrió ante el atrevimiento —la katana tiene el precio de trescientas monedas; el tanto es de cien monedas; no puedo hacerte descuentos —dijo con firmeza —No me ha ido bien con los trueques tampoco— dijo desanimado, mirando la botella de sake que cargaba consigo —Hace unos días te hubiera rebajado algo con un intercambio, pero me he prometido mantener mis precios, aunque he de admitir que a veces caigo en los encantos de señoritas muy astutas y de rostro sonriente —

Contenido oculto

Por desgracia no cuenta con la habilidad de galantería ni de comercio; es por ello que no podrá negociar con el herrero a bajar sus costos.

• Natsu

• 
  PV= 60
  Bien descansado (+1 en defensa)
  Voluntad (+4 ataque)
  Timiez (-1 suerte)
  

 

Kenzaburô

Observando a los agricultores no pudo recordar su niñez; él mismo se había roto varias veces las uñas de los dedos contra la tierra al arrancar yerba mala de las plantaciones. ¿Que hubiera sido de él si nunca hubiera encontrado esa katana y presenciado ese duelo? ¿Seguiría en ese poblacho trabajando en los campos?

—El señor imperial Akishino no tiene idea de lo que su pueblo sufre. No sabe de cultivos y desprecia a la mano de obra. Tú serás un señor distinto: recorrerás todo Japón y verás las miserias y también los actos de amor. Un señor que no conoce a su pueblo está destinado a caer. La gente te reconocerá cuando sea el momento y sabrás lo que cada uno necesite. Y cuando estés ahí en esa posición, podrás hacer algo al respecto por gente como la de Gifu.

Kenzaburô se aferró a la rama y la movió con velocidad, sintiendo el aire quebrarse. Un golpe con eso sería casi tan doloroso como un látigo.

—Acepto. —al Ronin el dolor no le daba miedo, había convivido con él toda su vida. —No me contendré.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Dojo (norte)

Vio caer al hombre que hace pocas horas había visto elevarse su moral en busca de justicia, de venganza. Lo vio tendido en el piso, muerto. Cerró los ojos, y dio media vuelta, su papel estaba cumplido, debería cargar con esa imagen, con aquello que había provocado.

El herrero se le acercó. Le dijo algo que oyó con poco empeño, pero entendió que aquel hombre tenía sus motivaciones personales. A pesar de que pudo empatizar con quien hace poco le había dejado un excelente trato como resultado, no pudo evitar sentir una suerte de decepción, simplemente se imaginaba que ese herrero era otra clase de persona.

Asintió con la cabeza, amablemente, y se retiró. Taciturno, con una mirada fría y vacía, se dirigió hacia su destino.

Contenido oculto: Movimiento

Hacia la Casa Feudal o Castillo

 

Natsu Gotho
♤ Casa de armamento

Dudó por unos instantes por cuál de las dos armas tomar, asintiendo mientras hacía ademán de retirarse, tomando un par de monedas del propio vendedor en el transcurso con suma facilidad, robándole. Sus dedos podían ser tan maestros tomando dinero ajeno que le venía como anillo al dedo. Sonrió en sus adentros como un chiquillo soberbio cuando alguna travesura sale tal cual lo planeado.

—La próxima vez que nos encontramos, compraré la daga. Si aún está en tus manos —comunicó para que lo tuviera en cuenta—. Por ahora me llevo la katana —avisó pasando las trescientas monedas en el proceso.

El dinero no acabaría, y en caso de ser así, miraría si algún aldeano necesitaba algo en especial a cambio de un par de billetes. Se acomodó la boina colocando el dinero frente al hombre.

Ya era una compra firme.

Era tiempo de moverse a la herbolaria de aquella ciudad.