Gifu Gifu

Mao "Ryouma"
Clínica

El agradecimiento se sintió bien, le daba motivos para no arrepentirse por comprarle la medicina. Aunque el siguiente comentario la hizo voltear a verle con una ceja alzada.

—A mi tampoco, te desapareces un rato solo para volver con tres líos nuevos —murmuró ceñuda, aun cruzada de brazos. El intento de broma no pareció funcionar con ella.

El hombre retomó la palabra, sugiriendo seguir a Takeda y Togashi, cosa con la que la chica concordaba. Aparte, nuevamente le había brindado una sonrisa, que casi logra sacarle una por su parte.

—A pesar de estar fatal, puedes soltar sonrisas radiantes —comentó bajo dándole un suave golpe en el brazo—. Sorprendente —concluyó con su ceño fruncido y voz grave.

En cuanto estuvieron fuera de la clínica, su atención cayó en Togashi, quien informó a dónde se dirigiría. Mao simplemente asintió con la cabeza en respuesta, y luego de un par de minutos sus caminos se bifurcaron.


Mao "Ryouma"
Dojo sur

—Aaagr —gruñó la chica de repente, tiempo después de que se hubieran separado, alborotándose el flequillo con frustración. Recién había caído en cuenta que Togashi se había marchado solo, cuando ella misma pensaba que los mejor era ir acompañados—. Maldita sea —masculló devolviendo su atención al camino, no había nada que hacer ya, pero la situación no hacía más que tensarla.


Entonces llegaron al dojo, el ambiente no era para nada amigable, empezando por que Takeda estaba rodeado por hombres fornidos. A pesar de mantener su expresión amargada, se había apegado un poco más a Kenzaburo, sin llegar a tocarlo, delatando ante él su nerviosismo. Sus sentidos empezaban a agudizarse.

Incienso barato... romperle la cara. Un gruñido gutural salió de la pequeña chica, con los labios sellados y la vista fija en quien hablaba. ¿Qué pelee con sus puños? Soltó el mango de la katana que había agarrado sin percatarse, para observar por un momento su mano empuñada... Vaya, si que era idiota como para verse intentando acertarle un puñetazo al tipo, que seguro la sobrepasaba en fuerza y técnica. Entonces escuchó la voz calmada de su líder, soltó el aire contenido con brusquedad por la nariz. ¿Qué estaba pasando?

Sus cejas se alzaron con sorprensa en cuanto Takeda recibió el golpe, e hizo el ademan de ir hasta allá, pero se detuvo antes de dar un paso. Siguió observando la situación, ceñuda con furia, en una posición que parecía lista para atacar. En verdad lo estaba, pero nuevamente las palabras del Minamoto se interpuso en su trance: No usar la katana contra un oponente desarmado. Soltó el mango, reincorporándose al lado de Kenzaburo...

¿En qué diablos había pensado?, ¿estaba siquiera razonando? Observó las palmas de sus manos, para luego empuñarlas con fuerza, soltando con suavidad aire por la nariz. Nunca deshizo la tensión en su entrecejo y el corazón le latía con fuerza. Cerró los ojos tras dejar caer sus puños a los costados de su menudo cuerpo, intentando calmar su alborotado interior a la par de entender el intercambio de palabras... ¿Entregar a Genji, la katana de Takeda? Abrió los parpados alzando la vista, volviendo a ver al aparente líder de aquel lugar. Entregar una katana nunca sonaría como una buena idea.

Entonces, la atención de los presentes volvió a dirigirse a ellos, provocando que la chica diera un paso atrás, sin moverse de su posición, mirando con absoluta desconfianza a los otros. No podía agarrar el mango de su arma, por lo que sus manos tan solo siguieron tensándose empuñadas, al punto que empezaba a tornarse doloroso. La cabeza también había empezado a resentirse por la tensión. Inspiró sonora inflando su pecho, soltando el aire con más suavidad por sus labios después.

Usar los puños. Podía usarlos, ¿no? Observó de reojo a Kenzaburo, logrando aguantarse las ganas de probar un puñetazo en él. No era momento de hacer el tonto.

No fue necesaria la mirada discreta de Hideyoshi para entender que era una actuación, por lo que asintió en cuanto dijo que eran pare de la guardia. Tal vez los nervios e impacto fueron los que sentenciaron al descendiente de los Soga en Tsu, porque ahora mismo demostraba bastante habilidad con las palabras. Tanto así, que la sorpresa se vio reflejada en su rostro cuando este se ofreció así mismo a cambio de la espada, aunque rápidamente volvió a su expresión de constante enfado.

En cuanto Hideyoshi se calló, Mao ya se había cruzado de brazos, resignada a esperar órdenes de aquel viejo. Aunque también estaba algo más tranquila, empezaba a fiarse un poco más de las habilidades del Soga.

Contenido oculto

Perdón por el coso tan largo ;w;

 

Kenzaburô

Su cabeza estaba embotada, como si estuviera con un dolor en el centro de la frente con un pájaro carpintero picandole como si fuese un árbol. Se enjuagó la frente con la manga de su kimono hasta que llegaron al Dojo.

Tensó la mandíbula al sentir el aura hostil que rodeaba a esos tipejos que usaban los puños como armas. No era inteligente batirse a duelo con esa chusma; sus puños podrían lastimar tanto como sus katanas. Entrenaban para ello desde pequeños casi tanto como ellos mismos.

—Es mejor observar. La observación es uno de los artes más olvidados. Observa todo mientras escondes tus sentimientos. —la miró desde su altura y bajó la vista para reprenderle con la mirada. —Si perciben tus sentimientos será más fácil detectar tus intenciones. Observa. —luego de sus palabras casi sonríe y lo habría hecho si la situación fuese otra; Kenzo siempre impartía lecciones que él no seguía. Pero como decía el dicho: haz lo que digo y no lo que hago.

El Ronin observaba fijamente a Hideyoshi, sintiéndose parte de una escena que no entendía. Relajó la postura de ataque y dejó que la elocuencia les salvara esta vez.

 

Dojo sur (Takeda; Hideyoshi; Kenzaburô; Mao)

Takeda no pudo evitar sentirse aliviado, no quería comprometer la integridad de Genji. El plan de Hideyoshi le parecía bastante creativo, el se quedaría mientras él hablaba con su contacto en Gifu, así podrían investigar un poco lo que había sucedido con su hermano y buscar justicia.

Tsunemoto miró confundido a Hideyoshi, pero no quería demostrar que no había entendido casi nada de lo que este había dicho —No necesito que nadie se quede como perro en mi dojo; ve, consigue la información y cuando ustedes regresen con eso les daré mi sennibari— la verdad es que Tsunemoto no había entendido el intercambio y a su vez no quería separarse de aquel objeto tan preciado. Miró a Mao y Kenzaburo, después nuevamente a Takeda —El señor Akishino no debería preocuparse por resolver este asunto —dijo apenado —Si el señor de Gifu dejara de jugar en su palacio podría resvoler este asunto sin preocupar a nuestro gran Señor — dijo sin juzgar la apariencia de estas cuatro personas que aparentemente venían de la corte en Kioto, seguramente este asunto era tan pequeño que no requería a la élite del clan Taira.

---

Casa de Armamento (Togashi)

El herrero terminó el afilado y guardó la kodachi mientras se levantaba observando a Togashi —No te ves muy bien— dijo tomando la katana de Togashi con respeto —Deberías pasarte por la clínica, tienen remedios para todo, son famosos por ser comerciantes directos con Toyama, los mejores en cultivo de ingredientes y creación de medicamentos—

Miró la saya, la funda de aquella katano junto con la tsuka o mango, el herrero se veía impresionado —Tiene un trabajo muy detallado — dijo para después desenvainarla y mirar aquel filo y brillo que poseía, sonrió al ver ese trabajo —Felicito el cuidado que le tienes, su limpieza habla por sí sola, a menos de que la hayas encontrado así — la colocó frente a una base de madera y recargó el sable en una almohadilla para darle un par de golpes estratégicos al mango para desarmar la katana, el interior del sable estaba también bastante limpio, Fuji había cuidado esa arma con cuidado. El herrero comenzó a inspeccionarla y no tardó en quedar con la boca abierta —¿Pero en qué bosque encontraste esto?— dijo clavando su mirada en la de Togashi, las manos del herrero comenzaron a temblar de la emoción por lo que dejó el sable sobre la almohadilla, se alejó unos momentos para sacar una botella de la cual bebió directamente, el olor era de sake —Te ofrecería un poco pero con ese aspecto no creo que te convenga, ya sabes—

El herrero dejó la botella frente a él, sus manos dejaban de temblar —Esta katana fue creada por uno de los tres grandes, este es el sello de Masamune, un gran herrero; ahora nadie sabe en dónde está pero era una leyenda en Osaka, a pesar de que Kyuzo en Kioto siempre parecía ser el favorito de los nobles, para mi el trabajo de Masamune me parece más artístico— sonrió señalando el sello del herrero, el hombre parecía estar muy emocionado, después esa sonrisa se fue borrando mientras leía los siguientes kanjis grabados debajo del sello —¿En un bosque dijiste?— miró a sus costados como si alguien estuviera allí además de ustedes, jaló a Togashi del hombro para que se acercara, pudiendo olfatear el aroma del alcohol en su boca —Esta katana debería estar guardada en el Castillo Imperial en Kioto, pertenece a la masacre del clan Minamoto —golpeó la espalda de Togashi —Esta arma pertenecía al menor de los tres hermanos, pobre niño, seguramente no entendía que pasaba en esos momentos. Espero que su muerte fuera una rápida, no como la de su hermano mayor — negó mientras tapaba la botella de sake, el hombre no era un borracho —Me parece injusta la tortura por la que pasó mientras que su padre, el verdadero culpable muriera tan rápido. Eso demuestra la benevolencia de nuestro Señor Akishino quien terminó con esa vida rápidamente —le mostró a Togashi los kanjis señalando el nombre en la katana "Minamoto no Takeda" el hombre rio un poco —Seguramente es un filo que jamás fue usado, en tus manos tienes un arma de muy buen valor —

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Mal descansado (-6 en defensa)
  Enfermo (-3 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-3 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-3 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-4 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-3 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  

 

Natsu Gotho
♤ Dojo del norte

Ladeó levemente la cabeza, escudriñándolo con la mirada ante sus palabras, tensando sus músculos. ¿Osaba leerlo? Ni que fuese su viejo para hacerlo.

—¿Y descubriste algo? —cuestionó ácido, enderezándose al dejar de lado la pose de batalla por un momento, como si le apeteciese escuchar la respuesta a su pregunta, sin embargo el obtener la respuesta sobre la calma tan solo le hirvió la sangre—. ¿Qué mierda sabes tú?

Perdió la calma, como nunca antes. Sin embargo, nadie más que aquellos desconocidos lo sabía, por lo cual se permitió dejar fluir.

—Un hombre que no sabe nada de mí, no tiene el derecho —amenazó desde la cólera—. Cierra la maldita boca.

Flexionó de nueva cuenta, atacando a Konohamaru, pese a que éste no tenía nada que ver directamente con la siembra de aquellas emociones negativas en las cuales se había formado en el transcurso de su vida.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Del Dojo (sur) a las calles de Gifu

Asintió a lo que le dijo Tsunemoto, y se marchó. Caminó ya con el peso de una enfermedad que le había tardado un poco más en caer con toda su fuerza, pero tenía cosas que hacer antes de desfallecer. Llegó a la casa donde residía su contacto, frente al cerezo, donde daba la sombra a esa misma hora.
Se encontró con él, un hombre de contextura sencilla y casi lampiño, sin cabello ni barba. Le dio las indicaciones de la información que debía buscar o contarle, básicamente todo lo que pudiera averiguar o supiera sobre el asesino del hermano de Tsunemoto, el hombre del dojo norte.

—¿Entonces has entendido? Todo lo que sirva... su rutina, sus debilidades, sus movimientos, qué es lo que ha venido haciendo, todo lo que sea útil sobre él y sus pares en ese dojo, así como de su familia, todo lo que puedas.

"Espero que mi recurso sirva para algo", pensó.

Contenido oculto: Uso habilidad

Bueno entonces sí, ahora uso recursos

 

El sol comienza a ocultarse en Gifu.​

Casa (Takeda; Hideyoshi; Kenzaburô; Mao)

El viejo conocido de Hideyoshi los invitó a su hogar, no le gustaba hablar en el exterior —Ya era momento de volver a verte —decía el hombre mientras los invitaba a sentarse alrededor de su mesa; la casa era muy pequeña, tan pequeña que podían ver su futón cerca de su cocina y sala.

​

Les ofreció un vaso con agua a cada uno mientras se acomodaba un poco las almohadillas —No necesito hacer esa investigación, sabes perfectamente que me mantengo al día en los eventos, y este en específico que mencionas fue bastante público— se sentó invitando a los demás a hacer lo mismo.

—Primero explicaré lo que la Ciudad de Gifu sabe de este incidente— dijo mirando únicamente a Hideyoshi —Ikeda Nakayuki enfrentó a Hirayori Fukishima en el mercado, estaba robando nuevamente, era algo que hacía seguido. Y ningún guardia lo había detenido por ello a pesar de las quejas. Hirayori recibió incontables golpizas pero no parecían afectarle debido al entrenamiento de su hermano mayor Tsunemoto, esto molestó a Ikeda quien tomó justicia con sus propias manos, debo aclarar que Hirayori sólo tenía catorce años cuando murió en el mercado a manos de este espadachín —

Takeda negó molesto ante lo que escuchaba, Ikeda parecía culpable; había usado su katana sobre un niño desarmado.

—Pero si sólo fuera así de simple...— dijo el informante —... Hirayori no sólo robaba en el mercado, también robaba en distintos comercios. Uno muy importante es el de la Casa de Armamento, robaba distintas armas causando problemas al dueño porque no cumplía con sus tiempos de entrega. Ustedes saben, las katanas tardan meses en hacerse y que un niño apareciera de la nada y las robara era indignante. Los alumnos de Ikeda estuvieron sin katanas reales realizando sus diligencias y sólo entrenando con espadas de madera. Esto causaría la muerte de la prometida del joven Konohamaru, el mejor alumno de Ikeda. Konohamaru regresaba a Gifu con su prometida Uma y fueron emboscados por bandidos, Konohamaru no pudo eliminarlos porque estaba desarmado ya que no recibió a tiempo la katana, ambos eran espadachines e intentaron defenderse, pelearían por honor— dió un suspiró prolongado, aquello le causaba pena —Uma era hija de Ikeda.

Esa nueva información también parecía estar alterando a Takeda, recordó a Matsuda y a Fuji.

—Pero si sólo el problema terminara con esto — decía el informante haciendo que Takeda lo mirara fijamente, aun había más en todo ese enredo —La casa de armamento está saturada en sus órdenes porque la Casa Nomiya, que es el apellido del Señor de Gifu, está constantemente armando a sus guardias; hombres de justicia que no usa para la defensa de la Prefectura y sólo los utiliza para defensa personal, su Palacio está rodeado de ellos — dijo extendiendo sus brazos demostrando la gran cantidad —Y los pocos que salen son para presionar a los agricultores, pues necesitan el arroz para definir los pagos, ya saben, kokus ¿Saben a lo que me refiero, cierto? —preguntó para ver si seguían lo que trataba de decir.

—Un koku de arroz es la cantidad de arroz necesario para que una persona viva por un año, es el pago por servicios a un señor feudal — mencionó Takeda —Entonces el señor de Gifu presiona a su gente para poder pagar en kokus a sus guardias de paja — dijo despectivamente, refiriéndose a lo inútiles que eran guardias que no defendían a su gente.

—Así es, creo que ya entenderán por dónde va esto —Dijo el hombre mirando a Kenzaburo, a Mao y a Hideyoshi — El pequeño Hirayori sólo robaba para mantener desarmado a los guardias y evitar presiones a los cultivos; Konohamaru trataba de defender a los cultivos junto con su prometida y sin armas no lo lograron; a los agricultores los roban constantemente y luego castigan por perder las cosechas; Tsunemoto ha entrenado a ladrones que afectan a los ciudadanos; Ikeda tomó justicia en sus propias manos viéndose ahogado entre tanta injusticia— todo era política —Esta tragedia es víctima de las circunstancias—

—La raíz del problema viene de un mal sistema de gobierno— dijo Takeda mirando al agua, aquello era más grande de lo que esperaba; miró a Hideyoshi —¿Qué es lo que planeas? ¿Por qué quieres ese sennibari? —

¿Cuál era la verdadera justicia?

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Casa de Armamento (Togashi)

El herrero volvió a ensamblar la katana mientras que Togashi se torcía del dolor —Hey no, espera; el baño está por acá— dijo señalando con velocidad el exterior, dónde había una pequeña edificación de madera junto a su horno.

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Mal descansado (-6 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-4 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo fiebre (-3 en defensa)
  Enfermo estómago (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  

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Dojo norte (Natsu)

Konohamaru recibió el impacto de Natsu con su espada de madera pero la fuerza era tal que rompió su defensa para recibir el resto del impacto en el cuello, un ataque que si fuera con katana hubiera sido bastante peligroso. Konohamaru respondió con calma en su mente, aprovechando la ira de Natsu pues su ataque había dejado su defensa descubierta; usó la misma fuerza y focalizó el impacto en la cabeza de Natsu.

—Yo no sé nada de tu vida como tú no sabes nada de la mia— dijo Konohamaru —No sabes el dolor que hay en mi corazón, pero eres mi oponente y no lo he demostrado para que no tomes ventaja de ello — dijo sobando su cuello —En cambio yo he podido aprovecharme de tu ira, para descontrolarte y romper tu defensa—

Ambos estaban mareados por el impacto del rival por lo que el maestro detuvo el encuentro.

—Es suficiente— dijo el maestro —Ha sido un encuentro interesante —

Contenido oculto

10 EXP
El encuentro se detuvo, a pesar de que Konohamaru tiene mas pv esto se considera un empate

• Natsu
• Konohamaru

• 
  PV= 29
  Mal descansado (-1 en defensa) +1 = 0
  Voluntad (+4 ataque) +19 =23
  Timiez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 38
  Fuerza: 9 +4 (dado)= 13
  Protección: 6 + 9(dado)= 15
  

 

Natsu Gotho
♤ Dojo del norte

Entregó con simpleza el elemento que le habían prestado para el encuentro, divisando a Konohamaru por un momento antes de sujetar el pesado abrigo, mirando de reojo al hombre encargado del dojo, como si le diese las gracias con la mirada por permitirle el entrenamiento sin emitir palabra, logrando liberar las tensiones que se habían acumulado en los músculos, guardando aquellas palabras que le lastimaron el ego en su inconsciente.

Caminó hacia la salida moviendo la cabeza de un lado a otro.

Le había servido desgastar el cuerpo.

Caminó por las calles robando un par de monedas en el transcurso, dirigiéndose hacia la casa de armamento.

 

Togashi
Casa de armamento

Togashi siempre fue cauteloso, tuvo que aprenderlo a la fuerza desde que se vio forzado a pasar una vida que nunca eligió y que se arrepentía de no haber evitado. Por eso fue que puso énfasis en especificar al herrero que había encontrado la katana en un bosque. No le parecía idóneo pelear con ella sin conocerla y al mismo tiempo temía que contuviera señales que remitieran a Takeda; si ello llegaba a pasar y se veía en una situación comprometida, podría afirmar desde un principio que nadie se le había dado.

El herrero desarmó la katana con una suavidad incalculable, como si se tratara de una persona frágil. Podría haber observado por largos minutos el trabajo de aquel hombre, con mucho gusto, de no ser por el dolor de estómago que se estaba volviendo cada vez más fuerte. Togashi apenas sí pudo escuchar la reacción del herrero cuando vio el sello y nombre grabados en la katana, cómo conocía la historia de Takeda y cuál era su posición al respecto. Las dos veces que le cuestionó lo del bosque se puso alerta… lo que hizo que la urgencia se volviera mayor. Para cuando recibió de lleno el olor a alcohol en el rostro, estuvo a punto de rendirse a la vergüenza absoluto, pero se dobló y retorció para evitarlo.

—Gra… gracias —dijo en voz muy baja; hasta hablar era riesgoso.

Desapareció con tal rapidez en dirección al sitio que se usaba como baño, que cualquiera podría haber pensado que se trataba de un ninja. Dando pasitos muy cortos pero rápidos, aplicando toda la fuerza de piernas y glúteos. Pese a la delgadez y falta de entrenamiento, todavía tenía las energías suficientes para mantener su dignidad a salvo. Logró llegar a tiempo y vació sus intestinos con estallidos inevitables y pútridos.

_____

Volvió con el herrero con la cabeza gacha y los labios torcidos en un gesto de disgusto. Se mostraba tan solemne como había llegado, pero se sentía realmente avergonzado por el episodio.

—Le pido perdón por incomodarlo de esta manera. Le recomiendo que se mantenga alejado del baño —dijo. Ya no sentía necesidades fisiológicas apremiantes, pero se sentía más descompuesto que cuando había llegado a la ciudad—. He tomado una medicina de la Clínica, pero puede ver que no debería haberlo hecho... Quince monedas para esto… —lo último lo dijo con frustración, apretando un puño frente a sus ojos; así pudo notar que también había palidecido. Dejó escapar un suspiro, sabiendo que no se podía hacer nada más ante eso.

Alzó la vista hacia el herrero, recordando sus palabras. Éste parecía sentir compasión hacia los Minamoto pero acababa de hablar del Líder Imperial como si se tratara de un señor benevolente se tratara, cuando era todo lo contrario. Tenía buena opinión del herrero de los nobles pero apreciaba más a Masamune. No parecía dispuesto a arrebatarle la katana, le había dicho que “tenía un arma de gran valor”, muy emocionado por la katana que tenía ante sí. Supo que en el herrero de Gifu pesaba más el amor por las armas que la lealtad hacia el Imperio. Aun así, fingió curiosidad.

—Si lo que me dice es cierto, mi encuentro con esta katana es más que extraordinario —dijo—. No puedo decirle en qué bosque la encontré, porque viajo mucho y memorizo poco; apenas soy un viento fantasmal en este mundo. Lo único que recuerdo es que había tierra y hierba sobre ella, le detecté de casualidad por el brillo que emitía su filo —lo miró con sus ojos cansados—. Pero sí que sé un poco de la historia que me acaba de contar. Comparto su opinión sobre el destino tan cruel de ese niño, es muy duro ver semejantes cosas a tan corta edad —habló, recordando la historia de Takeda.

Se quedó pensativo un momento. No se sentía seguro con aquel hombre, pero al mismo tiempo le despertaba admiración. Habló:

—Quisiera saber dos cosas. Primero: ¿cuánto cuesta mejorar esta katana?

>>Segundo, y lo que considero importante: su nombre. No se me ha pasado por alto el cariño y empeño que pone a su trabajo, por lo que tengo esa curiosidad.

 

Soga no Hideyoshi 曽我秀吉

Casa del informante (cerca del santuario)

Había observado la expresión de Takeda durante el relato, entendió que había empatizado con la historia, su líder era un hombre de buen corazón y era comprensible que las cuestiones relativas a la injusticia lo afectaran, pero a Hideyoshi había algo que le preocupaba y no era el concepto de justicia precisamente.

—Entiendo y valoro mucho tu información, pero eso puede que sea algo que Tsunemoto ya sepa a la perfección. Lo que quería era algo de precisión acerca de los movimientos y la rutina de Ikeda, el líder del dojo norte, de modo tal que Tsunemoto se lleve algo de mí que no podría obtener de otra forma. Pero si no sabes nada no hay problema... me las arreglaré con lo que me has contado para obtener lo que necesito de Tsunemoto—, le habló al informante que los había recibido con mucha hospitalidad.

"Puede que no tenga algo específico sobre lo que hace Ikeda por las noches, o qué come durante la mañana, a quien ve regularmente... pero en todo caso puedo inventarlo si enmarco todo dentro de un contexto adecuado. Conociendo esta historia de fondo puedo hacer cuajar todo... además..."

—La razón por la que estoy haciendo esto es bien personal, quiero pedirles disculpas si todo casi se va de las manos, pero lo aclaré desde un principio, esto era una misión personal y consistía simplemente en obtener ese senninbari del hombre del dojo que conocimos para intercambiarlo por armas y dinero en la herrería... eso era todo. No es algo que favorezca al clan directamente, pero quizás sí indirectamente—, se dirigió hacia Takeda, pero también miró a Mao y Kenzo en el interín—, además... y esto es lo interesante, todo esto que hemos aprendido casi como resultado colateral de mis acciones nos puede dar una gran ventaja cuando hablemos con el señor Nomiya.

"Ahora conocemos qué es lo que está pasando en esta ciudad, la política de los Nomiya, el temperamento de los habitantes y el conflicto en torno al endeble gobierno de Gifu. Será algo útil no solo para obtener el amuleto de Tsunemoto, también para presentarnos ante el señor de Gifu con una leve ventaja inicial", respiró aliviado.

—Si entonces no sabes nada más acerca de Ikeda, o de la ciudad... quiero agradecerte mucho por la hospitalidad y tu valioso aporte—, Hideyoshi pensó que quizá en un primer momento había sido irrespetuoso con su informante, por lo que ahora trató de repararse ante sus ojos.

Miró en derredor.

"Es un buen lugar para vivir".

 

Kenzaburô

Escuchó la historia con atención mientras estaba sentado en un cojín un poco incómodo para su altura. Se acomodó varias veces mientras el informante de Hideyoshi relataba los acontecimientos de la marcada enemistad de los dos únicos dojos de la ciudad.

—La justicia la imparte la katana. No importa que tus razones sean nobles o innobles, lo que importa es el filo de tu espada. Los guardias mantienen el miedo en la ciudad a punta de poder; el pueblo teme a un levantamiento por eso mismo, carecen de armas para defenderse. Quizá instalar la voluntad de acero entre los habitantes sea suficiente para que se levanten contra el gobierno. Pero da igual. No es asunto nuestro de todas formas.

Apoyó ambas manos en los muslos e intentó mantener la postura correcta a pesar del dolor de cabeza que soportaba en silencio. Kenzaburô había vivido en carne propia la injusticia del mundo o mejor dicho, la justicia de actos innobles de los que él apenas pudo defenderse. Ahora con katana en mano él reparte la justicia que cree necesaria pero lejos está de preocuparse por un pueblo de cobardes.

 

Casa (Takeda; Hideyoshi; Kenzaburô; Mao)

—No hay nada extraño en los movimientos de Ikeda— comenzó diciendo el informante —Hace la misma rutina de todo maestro de dojo, despierta en las mañanas, lava su cuerpo, desayuna un poco de arroz con té; va al dojo dónde espera a sus aspirantes los cuales ayudan a limpiar el dojo antes de que inicien las clases regulares; come con sus alumnos y después pasa gran parte de la tarde entrenando, lo único diferente es que ahora en lugar de ir al santuario a agradecer por el día, va al cementerio a hablar con su hija, normalmente acompañado de Konohamaru— dijo intentando recordar algo más de aquella rutina —después se dirige a su hogar, nada complejo, la rutina de siempre — dijo mientras se levantaba alejándose a la sección de su cocina para preparar un poco de té.

Takeda rompió la postura formal, relajando un poco la espalda y dirigirse a Kenzaburo — Justicia... — era un termino muy complejo, era parte del código Bushido al cual tanto respetaba — Es un tema tan complejo en especial si hablamos sin conocer todo en este mundo. Seguramente Akishino cree que imparte justicia y no por ello debemos asumir que lo que hace está bien. Estoy de acuerdo contigo en que cada quien imparte su propia justicia, se mueve por lo que cree que es correto — no quería ahondar en temas tan complejos pero toda esta situación se estaba escapando de sus manos — es por eso que el samurai se mueve bajo el código bushido, si alguna acción rompe con alguno de estos códigos puede descartarse pues no es la correcta —

Miró a Hideyoshi después de una pequeña pausa —Entonces todo esto es para conseguir armas —suspiró, era evidente que no estaba de acuerdo —Estamos en una situación precaria y admito que seguir nuestro camino sin que estés con tu arma predilecta es incómodo; entiendo tus motivos y considero que son calculados, igual que lo que hace Takano. Pero no considero justo tu plan, no estás desarmado; los samurái no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que nuestro enemigos. Un samurái recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros. Esto es Rei; respeto. ¿Qué pasará cuando Tsunemoto se entere del intercambio que has hecho? ¿Crees que él considerará justa tu causa? El actuar sin respeto puede conducir a acciones de venganza, es lo que pasa constantemente en esta ciudad; tomar justicia sin respeto es simplemente venganza, ahí está lo complejo de la política —Era esa la razón por la que no había atacado a Tsunemoto a pesar del golpe recibido, algo que alertó a Mao en su momento, no podía perder su honor como guerrero. Aun así la mirada de Takeda parecía perdida.

— Es más importante tu salud Hideyoshi, podemos cambiar tu katana por monedas para el arma que requieras, yo tengo un tanto que puedo vender si es que lo necesitas, así saldaré mi deuda con Togashi y podremos ayudarte en tu causa, no estás solo en esto, si necesitas ayuda basta con pedirla —miró a Kenzaburo y Mao —Y esto va para todos, podemos solucionar nuestros problemas en equipo, de la misma manera que Ryouma ayuda a Kenzaburo de manera desinteresada— sonrió, estaba algo rota pero era sincera —Hideyoshi; si quieres seguir adelante con tu plan no te detendré; tú al igual que cualquiera de nosotros en esta mesa tiene el poder de decisión, yo no aun tengo mucho que aprender para ser un verdadero líder, no me siento con el poder de detener tus convicciones o mandar tus acciones —

---

Casa de Armamento (Togashi)

El herrero miró a Togashi, después miró a lo lejos el baño con una cara de repulsión —No se preocupe, dicen que eso mantiene a los yurei alejados — bromeó antes de volver a mirarlo, el color había vuelto a su rostro al menos —Algunas personas resultan alérgicas a los medicamentos, así como hay personas que se irritan con su propio sudor — rio para romper aquella incómoda tensión.

—La mejora de armas cuesta doscientas monedas; pero tu arma no creo que lo requiera —el herrero sonrió —Jamás golpearía con mi martillo un arma creada por Masamune, me arriesgaría a hacer que tu katana pierda el valor — la extendió la katana a Togashi —Mi nombre es Nakatomi Hikonobu, casi todas las naguinatas y las yari de los guardias en Gifu son de mi trabajo — mencionó orgulloso.

Contenido oculto

Tira un dado de 20 caras para saber cuanto impacto adicional tendrá tu katana

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Mal descansado (-6 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-4 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo fiebre (-3 en defensa)
  Enfermo estómago (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  

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Casa de armamento (Natsu)

En tu recorrido a la casa de armamento pudiste ver como un hombre se tropezaba con la mujer a la que le habías robado sus monedas, esta revisó su kimono dándose cuenta que le faltaban su monedas y acusó a ese hombre que por torpeza había chocado con ella, la gente comenzó a rodearlos mientras tu avanzabas a la casa de armamento sin problemas.

En el interior pudiste ver a un hombre trabajando en las cuerdas de un mango de una lanza, levantó la vista para recibirte —Buenas noches, estaba a punto de cerrar el negocio pero tuvo suerte de que se aflojaran las cueras de esta yari— ajustó las cuerdas con fuerza y avanzó hacia Natsu —¿En qué puedo ayudarte?—

• Natsu

• 
  PV= 29
  Mal descansado (-1 en defensa) +1 = 0
  Voluntad (+4 ataque) +19 =23
  Timiez (-1 suerte)
  

[tab=Natsu][/tab]

 

Kenzaburô

Suspiró un largo y profundo "mmmmmmmh" ante las palabras de Takeda. Se rascó la barba del mentón y miró a Mao de reojo. La niña, aunque ya era adulta en su camino de vida, aún era una esponja que absorbía el conocimiento que flotaba en el aire; los ejemplos de cada uno, sus palabras y sus dichos. Kenzaburô era alguien que parecía decir una cosa y luego hacía lo contrario. Su espíritu estaba lleno de contrariedades. Takeda era un buen ejemplo para Mao y Kenzo, lejos de querer ser partidario de más problemas, atinó a estar del lado de Takeda. Al menos esta vez.

—Takeda tiene razón. —dijo como un gruñido. —Debe haber más formas menos enredadas de conseguir un arma para ti. Si tuviéramos el apoyo de los Dojos en nuestra cruzada valdría la pena. Pero solo dejaríamos más odio.

 

Togashi
Casa de armamento --> Calles de Gifu

Se permitió una pequeña sonrisa para celebrar las bromas. En verdad no le hacía ninguna gracia la situación vergonzosa que acababa de pasar, pero valoró los esfuerzos de herrero para apaciguar el sentimiento de incomodidad y contribuyó para que este se sintiera tranquilo al ver que correspondía a sus chistes. Luego recuperó su semblante tranquilo cuando respondieron a su pregunta sobre el mejoramiento de la katana, la cual volvió a recibir en sus manos. La recibió con un alivio en su interior que no dejó ver por fuera.

—Llegué bastante enfermo a esta ciudad, pero conocer a un hombre tan trabajador y dedicado como tú le devolvió la fuerza a mi espíritu —dijo con una leve pero respetuosa reverencia—. Ha sido un placer conocerlo, Nakatomo Hikonobu, cuidaré bien de esta katana, en su nombre y en nombre de quien la fabricó. No dudaré en recomendar su Casa de armamento si me hallo con viajeros necesitados de armas o de cuidados para las que ya poseen. Tenga buen día y cuide bien de su salud, no sea cosa que descubra que también es alérgico a las medicinas de la Clínica.

Con esta broma final, sonrió, esta vez con sinceridad. Colocó la katana en su cintura y se retiró del lugar, encorvado y arrastrando un poco los pies, pero con la sensación de que aquel encuentro había sido bastante agradable. Mostrar la katana no había sido tan adverso como temió.



Una vez en el exterior pudo notar que el sol se estaba ocultando. O era más tarde de lo que había creído cuando llegaron a Gifu, o había estado demasiado tiempo en el baño. Negó con la cabeza al recordar lo segundo, al tiempo que pensaba que era demasiado tarde para visitar las casas de los campos. Quizá debería dejar aquello para el día siguiente, si es que el Ronin no hacía otra locura que los obligara a marcharse.

Tenía muchas ganas de encontrar un Shukusha y descansar, estaba seguro de que podría pagarlo con las monedas que había robado aquel día. Un rastro de fiebre persistía y el estómago le daba espasmos amenazantes; por primera vez en años no se sentía desesperado por comer algo. Pero Takeda les había dicho que se encontraran en el mercado al anochecer, así que Togashi se encaminó un poco de mala gana hacia el lugar. Trataría de distraerse con lo que allí viera, mientras esperaba a los demás.

Contenido oculto

Ir al Mercado

 

Casa (Takeda; Hideyoshi; Kenzaburô; Mao)

El sol comenzaba a desaparecer, se notaba en el brillo del lugar el cual comenzaba a menguar, Takeda se levantó y agradeció con una reverencia las atenciones del viejo conocido de Hideyoshi —Se está haciendo tarde y debemos encontrar un sitio dónde dormir— dijo Takeda hacia el informante quien entendió las razones, por desgracia su casa era demasiado pequeña para alojarlos.

—Iré a hacer la venta de mi tanto; necesitamos el dinero, y hoy no planeo que nadie duerma en un piso húmedo; hemos pasado por demasiad últimamente; merecemos un descanso —dijo encaminándose a la salida —Una habitación los estará esperando en el Shukusha; yo buscaré a Togashi en nuestro punto de encuentro; he de decir que para esto no aceptaré un no por respuesta, allí los espero—

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Mercado (Togashi)

Los negocios comenzaban a cerrar, podías distinguir que el comercio de alimentos aún seguía en servicio pero tu estómago no parecía emocionarse. Un hombre se acercó a ti mirándote de pies a cabeza con disgusto —Sólo hay espacio para un mendigo en esta plaza— dijo el hombre harapiento; a pesar de su aspecto de poca limpieza se veía fuerte, ese hombre no debería ser pobre ni muerto de hambre, posiblemente sólo era haragán.

Esperaste por mucho tiempo allí en el mercado, pudiste notar el vaivén de personas, aun recogiendo algo de alimentos para una cena, borrachos en el comercio, peleas callejeras de poca monta. Nadie parecía llamar la atención, a su vez, no era un sitio tranquilo, se notaba la pobreza y la tristeza en esa ciudad, a pesar de ser grande y aparentemente próspera.

—¿En qué piensas?— dijo una voz que te sobresaltó levemente, era Takeda —Perdona que tuvieras que esperar tanto, tuve que hacer unas diligencias — dijo mientras bostezaba, estaba demasiado cansado, sus ojos se entrecerraban —Vamos al Shukusha, los demás nos esperan allí—

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Mal descansado (-6 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-4 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo fiebre (-3 en defensa)
  Enfermo estómago (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+16 ataque)
  

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Casa de armamento (Natsu)

El armero se preocupó por el joven, no se veía herido pero si bastante cansado —Se ve que has estado entrenando y recibiste un par de golpes — dijo seguro de sus palabras —¿Vienes a comprar algo de protección? Siempre es útil en combates—

• Natsu

• 
  PV= 29
  Mal descansado (-1 en defensa) +1 = 0
  Voluntad (+4 ataque) +19 =23
  Timiez (-1 suerte)
  

 

Mao "Ryouma"

Sostuvo la mirada de Kenzaburo durante toda su regañina, de brazos cruzados manteniendo el ceño fruncido, cuando terminó devolvió su atención al resto, asintiendo levemente con la cabeza. No era para nada fácil lo que le pedía, tampoco creía que tan solo observar fuera muy eficaz, de nada servía hacerlo si no podías reaccionar a tiempo. Aunque precipitarse como lo hacía ella, sin tener en cuenta las consecuencias, tampoco era eficiente.

Controla tus impulsos, esa fue la conclusión a la que llegó.

El señor del dojo terminó por tragarse las mentiras de Hideyoshi, permitiendoles ir a encontrarse con el informante de este. Bebió el vaso de agua a medida que escuchaba al desconocido hablar, soltando un pesado suspiro al final de la primera tanda de información, era una situación de una magnitud mucho mayor a la esperada. Prosiguió con su silencio mientras los mayores intercambiaban palabras, observando los rayos del ocaso filtrándose por las ventanas, descendentes.

Llegó el momento de marcharse, la casa del informante no daba para alojarlos, pero su hospitalidad e información ya eran más que suficientes, por lo que la chiquilla imitó la reverencia de su líder, aunque sin perder su entrecejo ceñido.

—No den vueltas innecesarias —fue lo único que le respondió a Takeda, para después emprender camino al Shukusha junto a los otros dos.


Mao "Ryouma"
Casa -> Camino al Shukusha

Mao caminaba con su mano descansando sobre el mango de su katana, atenta a los pocos ruidos que quedaban a los alrededores, la gente y su bullicio parecían marchaser junto con el sol. En un momento observó de reojo a Hideyoshi, con común cara de amargada.

—Aunque digas que es un asunto personal —habló con calma, su voz era algo grave por naturaleza—, ya hemos visto como estas cosas afectan de igual manera al grupo —refirió a lo ocurrido en Tsu junto a un chasquido suave, acentuando la molestia en su rostro devolviendo la atención al camino—. Aparte, si te ocurriera algo por meter la pata, Takeda no podría dejarte a tu suerte, por mucho que te hubieras metido solito en el problema.

Mantuvo un momento el silencio.

>>No creo que quede espacio para un tercer idiota.

 

Kenzaburô

Caminó junto a Mao y el señor Hideyoshi mientras anochecía lentamente. El canto de los grillos comenzó en su andar y callaban ahí donde pisaban cerca de unos; luego de unos segundos volvían a su cántico habitual.

Los músculos de Kenzo estaban cansados y lo sentía en su cuerpo, la siesta que necesitaba lo dejaría como nuevo. Los párpados también le pesaban y sentía que arrastraba los pies con lo cual se obligó a enderezarse.

—No hay dos sin tres. —le soltó a su pupila pero solo para molestarla. No recordaba dónde había escuchado ese refrán pero le vino excelente. —Volviendo a los Dojos, me gustaría entrenar un poco en el del norte. No nos vendría mal tampoco. —miró a Hideyoshi. —Solo entrenar.

Movió la cabeza hacia los lados mientras se dirigían hacia su destino. Él también quería averiguar unas cosas con su contacto... cosas turbias que aún no encajaba en su saber. Quería tener la certeza sobre los acontecimientos de Tsu.

 

Shukusha (Hideyoshi; Kenzaburô; Mao)

Habían llegado al Shukusha tomándose con calma aquel paseo, había pasado ya bastante tiempo desde que salieron de la casa del informante de Hideyoshi, la noche había llegado y las linternas de piedra habían sido encendidas.

Al llegar al Shukusha se impresionaron por su tamaño, eran dos plantas perfectamente iluminadas, con un hermoso jardín central que se veía desde la recepción de aquel sitio. La recepcionista se acercó a ustedes, aparentemente esa era la manera de moverse en Gifu, las personas se acercaban antes de que ustedes pudieran preguntar algo.

—Un joven vino hace un rato; me dijo que esperara la entrada de tres personas con sus características. Han tenido un viaje muy pesado, me comentó que la lluvia los enfermó y esperaban poder pasar una noche reconfortante —dijo de manera amable — En este negocio siempre pueden contar con un servicio e instalaciones excelentes— dijo indicándoles que dejaran sus sandalias o guetas en la entrada mientras colocaba frente a ustedes calcetines o "tabis" eran completamente blancos y bastante suaves. La mujer los guió hacia el pasillo exterior dónde pudieron mirar el jardín central de contemplación.

​

Sus habitaciones estaban una junto a la otra; todas en el primer piso para mirar el jardín, del otro lado de su habitación había mas jardines pero no contemplativos, eran jardines naturales que hacían que el aroma de las plantas entrara a aquel lugar haciendo un ambiente bastante cómodo. Era como un paraíso escondido en una ciudad llena de bullicio y caos.

—Los baños termales están en este mismo piso, del lado contrario a la recepción por dónde vinimos; allí les entregaran yukatas, se divide entre hombres y mujeres— dijo la mujer mientras hacía una reverencia —Si necesitan algo más ya saben dónde encontrarme—

• Takeda
• Mao
• Kenzaburô
• Hideyoshi
• Togashi

• 
  PV= 100
  Mal descansado (-6 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Resistencia (+1 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+12 fuerza)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+18 ataque)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo (-4 en defensa)
  Buena reputación (+2 suerte)
  Timidez (-1 suerte)
  
• 
  PV= 60
  Mal descansado (-1 en defensa)
  Enfermo fiebre (-3 en defensa)
  Enfermo estómago (-2 en defensa)
  Agilidad (+2 defensa)
  Avaricia (-2 suerte)
  Katana (+16 ataque)
  

 

Natsu Gotho
♤ Casa de armamento

Elevó la vista al cielo. El tiempo se había pasado volando, y él había sido ajeno a ella al estar ensimismado en sus pensamientos. Miró al hombre de la casa de armamento de forma ambivalente, procediendo a hablar.

—¿Conoce la espada Shi? —cuestionó mientras comenzaba a curarse sus heridas con simpleza. Ya después tendría tiempo para ir a dormir a algún lado.

Antes de que cerrará aquel sitio.

—¿Por qué es tan apetecida?

A fin de cuentas era un hombre dedicado a las armas, sería improbable el hecho de que no lo informará un poco sobre aquella arma que ya no tenía entre manos.

 

Casa de armamento (Natsu)

—¿Espada Shi? —se preguntó a sí mismo — No recuerdo haber escuchado ese nombre, y es tan potente que estoy seguro que la recordaría si alguna vez hubiese estado en mis manos, así que desconozco su valor porque no la he analizado. Han llegado a mi humilde negocio armas bastante especiales, por desgracia no con todas he podido negociar, entre más preciada es un arma más difícil es comprarla, en cambio venderlas es más sencillo— dijo mirando hacia su arsenal — Si buscas armas, me han llegado varias interesantes por vender, si es que tienes las monedas o al menos quieres escuchar buenas historias— aquel herrero estaba orgulloso de lo que vendía, era evidente —Y no siempre tengo armas a la venta con tanta demanda que hay en Gifu por armamento—

• Natsu

• 
  PV= 29
  Mal descansado (-1 en defensa) +1 = 0
  Voluntad (+4 ataque) +19 =23
  Timiez (-1 suerte)
  

 

Togashi
Mercado

Las sombras nocturnas seguían cerniéndose sobre la ciudad para cuando llegó al mercado. Allí pudo que ver que muchos de los negocios estaban cerrando sus puertas, mientras las personas deambulaban por el lugar, indiferentes a todo, como fantasmas de carne y hueso. Togashi las observaba con calma mientras se adentraba en los terrenos del mercado, hasta que fue interrumpido por la presencia de un sujeto harapiento que le dirigió unas palabras que cargaban una estela de amenaza. Se detuvo por unos segundos para mirarlo, notando cómo el aspecto roñoso de aquella persona parecía disimular sus músculos y la energía que realmente guardaba; supo al instante que era poco menos que un haragán, no alguien muriéndose de hambre. Percatarse de esto hizo que se sintiera muy molesto, tuvo por un instante la tentación de confrontar a ese hombre que jugaba al mendigo… Pero en su lugar giró el rostro y siguió caminando, ignorándolo por completo: no quería causarle más problemas a Takeda.

Esperó de pie en un lugar un poco apartado del mercado, observando a las personas que compraban los últimos ingredientes para la cena, a los borrachos divirtiéndose tanto como su cabeza se los permitía, y a las personas más impulsivas enfrascándose en riñas inútiles sólo para saciar sus egos. Suspiró con tristeza, perdido en sus reflexiones.

—¿En qué piensas? —dijo una voz que le hizo dar un ligero respingo, pero se relajó al notar que era Takeda— Perdona que tuvieras que esperar tanto, tuve que hacer unas diligencias. Vamos al Shukusha, los demás nos esperan allí—

Sintió una pequeña alegría al saber que ya habían reservado un lugar en el Shukusha, o al menos eso había entendido.

—No te preocupes—dijo, animándose por vez primera a dirigirse a él de una forma más informal y coloquial— , la espera es buena para vivir un pequeño rato con nuestras ideas… Por ejemplo, ahora mismo estaba pensando en las cosas que no vemos a simple vista hasta que nos toca vivirlas —miró los lujosos edificios lejanos, y luego al mercado—. Ciudades como estas aparentan lujo y prosperidad, pero tal cosa no existiría sin su contrapeso: la gente pobre, común y corriente que vive como puede cada día —observó a una madre llevando comida para sus hijos—. Incluso entre ellas uno puede encontrar más contrapesos: hoy conocí a uno de los herreros más dedicados y apasionados por su trabajo, admiré el amor que le ponía a su oficio; asimismo, hace unos instantes me vi de frente con un haragán que finge ser un mendigo, que seguramente vive a costa de la buena voluntad de las personas mintiéndoles que con que sufre de hambre.

>>Siento que Japón es como una moneda. Una de sus caras siempre estará oculta contra el suelo mientras la otra reluce al sol. Salvo que un hecho extraordinario mantenga la moneda en pie y sus dos caras brillen a la vez. Espero que logremos eso.

Hizo una pausa, pensativo, para luego sacudir la cabeza enérgicamente.

—Lo siento, creo que hablé mucho y mis palabras pueden resultarte confusas —se disculpó—. La medicina que tomamos en la Clínica le hizo mal a mi estómago y me siento peor que cuando llegamos, por lo que no sé si estoy siendo claro cuando abro la boca.

>>En fin, ¿te fue bien en tus diligencias?