Fukui Fukui

Fogata
[Kumo; Kohaku; Hachi; Yato; Yuzuki; Hayato; Hashimoto; Byakko; Inukawa; Inuzuka; Ukita; Togashi; Rengo; Tamura]
[Yurei: Taiki; Kumiko]

Hachi no reaccionó a su nombre a voz de Kohaku; sujetando a Yoru entre sus brazos, parpadeaba lento mientras se sentía observado. Pero Kumiko si reaccionó ante Kohaku, mirándolo con atención. Habían pronunciado el nombre de su hijo, el verdadero.

Ukita se puso de pie, pues esperaba la orden de movilizarse.

—Descansemos. Partamos por la mañana — Indicó Hachi deteniendo a Ukita quién cedió al instante.

Inukawa le miró —Entre más pronto partamos, más...

Ukita lo logró detener con sólo poner su mano sobre su hombro; obligándolo a desviar la vista mientras Inuzuka alcanzaba su mano para desviar su atención.

—Ya escucharon, a recuperar energías; todos a la casa, arrópense y avancen —Hashimotó rompió la tensión visual que había sobre Hachi, obligando a los presentes a moverse, dejando sólo a Hachi y Kohaku frente a Kumiko. Kumo se mantuvo alejado, pero no separó la vista. Tamura se acercó y se quedó a un lado de Kohaku.

Kumikó miró alrededor notando la ausencia de Rei.

—Lamento que esto tuviera que ser así —se disculpó Kumiko.

Hachi miró a Yoru y acarició delicadamente su frente y lo entregó a Kohaku con cuidado; por fin respondiendo a su pregunta, después levantó el rostro hacia Kumiko y no salieron palabras; pero no había silencio absoluto, el crepitar de la madera en el fuego se sentía en su interior, miró a las llamas y recordó la risa de Gendo, las palabras de Kuroki.

—Siempre ha sido así —respondió Hachi a su madre sin despegar la mirada del fuego — Un traidor entregó el nombre que ni siquiera me pertenece y con sólo eso arrancó lo que si era mío.

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Gigi Blanche
Zireael

 

Fogata
[Kumo; Kohaku; Hachi; Yato; Yuzuki; Hayato; Hashimoto; Byakko; Inukawa; Inuzuka; Ukita; Togashi; Rengo; Tamura]
[Yurei: Taiki; Kumiko]

Kumiko miró a Kohaku y le sonrió —Es un placer, Kohaku —dijo sin tanta formalidad — Gracias por tus palabras; esto fue sorpresivo para todos —desvió la mirada a Hachi, le daba la espalda mostrando a contraluz por la intensidad de la fogata; Kumiko se había disculpado por su muerte, pero había mucho más de trasfondo, ella sentía culpa de algo que aun no se había puesto a razonar. El fin de la guerra era su objetivo, y veía en su hijo un reflejo a ese tipo de emociones de bloqueo.

Tamura recibió a los gatitos los cuales de arremolinaron en sus brazos antes de terminar de acurrucarse para dormir. Tamura siguió con la mirada a Kohaku, lamentó quedarse allí sin hacer mucho como también lo hacía Kumo a distancia; pensó en Yume y cómo ella habría reaccionado, pero no pudo hacer nada. No pudo.

Kohaku se acercó con una tela y Hachi la recibió sintiendo aquel calor tan reconfortante; se quitó las prendas prestadas y las colocó de nuevo sobre Kohaku antes de volver a colocarse las suyas; al sujetar el último cordón y tensarlo, sintió el calor por todo su cuerpo, un ligero abrazo entre aquel frío. Miró a Kohaku con aquella leve sonrisa dibujada y se quedó prendado de la ropa de Kohaku, apretándola entre sus puños con fuerza. Sus manos temblaban demasiado y entre las vibraciones se escuchó un llanto comprimido, uno que no quería salir pero debía de hacerlo.

​

Hachi se recargó en Kohaku y lloró en un abrazo; y cuando logró controlarse se separó ligeramente para mirarlo directamente —Quiero esconderte de todo. No quiero, no quiero perderte; por favor —Bajó la mirada ante aquellas palabras tan cobardes, tembló de miedo e impotencia. Había perdido tanto en tan poco; ya no podía perder más. No más.

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Gigi Blanche
Zireael

 

Yuzuki Minami

Tamura perdió, claro, y yo me quedé muy a gusto con una victoria que ni siquiera era mía. Al menos fue así hasta que el muchacho dejó lo que hacía y sus ojos se posaron más allá, haciendo que yo siguiera lo que había llamado su atención, la llamó Kumiko y luego Rengo... Un yurei, ¿ahora qué había pasado? No llegué a comprenderlo hasta que Tamura se fue a buscar a Hachi y la impotencia que sentí me anudó la garganta. ¿Cuánto iba a perder este chico en un solo día?

Pasé saliva, aturdida, y guardé silencio pues esto no me correspondía. Donde mi ojos buscaron la silueta de Kumiko fue en cuanto oí que habían eliminado a uno de ellos con veneno, Hachi preguntó quién y la descripción me regresó al palacio Katsura, a Kioto, y parpadeé y mi mano buscó el cuerpo de Rengo de inmediato, alcancé su antebrazo y lo presioné suavemente. Si era Kuroki, ¿junto a quién había aparecido? ¿Y qué haría con la ira que seguramente le provocaría ver que ni Takeda ni Rengo eran esa persona?

Una parte de mí estaba aliviada, porque era el mocoso que me había dejado a media fuerza, que me había limitado y torturado a petición de Gendo frente a Takeda, su supuesto señor, y otra estaba confundida porque creía que Takeda necesitaba una explicación, al menos eso le debía, algo que aclarara por qué había sucedido lo de Taiki y lo de mi mano. El comentario de Taiki me hizo presionar un poco el brazo de Rengo y no dije nada, incapaz de decidirme si la noticia era buena o mala. Ahora solo podía ver que antes de morir, el maldito niño se había llevado a tres personas más consigo.

Que nunca supo cuándo parar.

Era casi gracioso de una forma cruel que fuese justamente un veneno lo que lo hubiese matado, si es que de verdad había sido Kuroki, pero también era cierto que quizás no habría tenido por qué ser así de no haberse desviado de una forma que absolutamente nadie entendía. Kohaku le habló a Hachi y solo allí reparé, de pronto, en el par de gatos y su propuesta me hizo asentir suavemente con la cabeza, de acuerdo con ello.

La indicación fue que descansáramos, Hashimoto lo secundó y sacudí la cabeza, como si me hubiesen sacado de un estupor. Solté el brazo de Rengo y busqué a Hayato, coloqué la mano en su espalda y lo insté a volver al interior, luego hice lo mismo con el menor de los Harima, dejando a Hachi con Ko, pues era lo que correspondía, lo que necesitaba. Una vez adentro le pedí a Hayato que se sentara donde estuviera cómodo, pesqué a Ren por el brazo y lo aparté un poco, tanto como lo permitió el espacio, antes de buscar su mirada.

—Ren —lo llamé—. Fue... No, olvídalo. ¿Cómo te sientes? ¿Qué sientes tú ahora?

 

Interior de la casa
[Yato; Yuzuki; Hayato; Hashimoto; Byakko; Inukawa; Inuzuka; Ukita; Togashi; Rengo]

Hayato obedeció, Byakko lo incluyó al grupo de los emishi e intentó distraerlo un poco. Togashi observó a Yuzuki y supo que Rengo estaría bien a su lado, escuchándola; pero no dejó de vigilar sus movimientos, se sentía en la necesidad de cuidarlo si algo sucedía.

Rengo escuchó a Yuzuki pero no la miró, entrelazó sus dedos y los apretó con fuerza mientras escuchaba la pregunta — Hay grietas en el suelo — respondió mirando lo que quedaba de aquel tatami que en algún otro momento pudo haber sido un hogar lleno de vida — Se coló la ceniza en ellas — soltó sus manos y se hincó para mirar el suelo a detalle; sacudió la ceniza inútilmente, era demasiada y sus manos se volvieron a ensuciar — Limpiar las grietas no funciona, creo que la naturaleza misma se encargará de limpiar toda la ciudad, a su tiempo —Sacudió sus manos, haciendo que la ceniza volara —Yo me sentía capaz de buscar entre las grietas ¿Sabes? Creí que quizá existiría algo entre ellas que valiera la pena sostener. No sé si llegaré a entenderlo, ni si alguna vez sabré si es suficiente. Pero la duda duele menos que la decepción ¿No crees? —pausó mirando sus manos — Tal vez sólo hubiera encontrado ceniza, ahora nunca lo sabré. Tal vez sea mejor así —miró a sus alrededores. Natsu no había aparecido ante él ¿Por qué Kuroki lo haría? Él no era tan importante.

Rengo tomó la mano de Yuzuki y la llevó a su propia mejilla, sintió su calor y sonrió levemente cerrando los ojos; apretando sus párpados fuertemente —Perdóname; no debería pensar en él por lo que te hizo. Perdóname. Yo no quiero lastimarte.

Fogata
[Kumo; Kohaku; Hachi; Tamura]
[Yurei: Taiki; Kumiko]

Las acciones de Hachi sobre Kohaku habían tomado de sorpresa a Kumiko; pero no demostró nada hasta ver la respuesta de Kohaku. Aquel beso la obligó a llevar sus manos en cuna hacia su boca; los miró sintiéndose avergonzada de hacerlo mientras Taiki volvía a apartarse. Kumo quedó boquiabierto y optó por volverse a colocar la venda en los ojos, la situación de Kumiko ya era demasiado compleja en cuanto a interacciones sociales; lo demás lo sobrepasaba. Tamura sonrió con melancolía; en otras circunstancias había brincado de alegría, los habría llegado a incordiar diciéndoles que Yume y él sabían que eso iba a suceder tarde o temprano; pero aquel momento lo llenaba de una tristeza que no podía describir, miró a los gatitos que dormir uno junto al otro y decidió entrar a la casa para resguardarlos y darles espacio. Tamura no se preocupaba por Hachi sabiendo que Kohaku estaba con él.

Me quedaré contigo.​

Hachi sintió aquel beso con naturalidad, como un abrazo, una caricia. Le brindó una estabilidad que en aquel instante necesitaba con desesperación, un ancla que lo obligaba a mantenerse cuerdo, un orden en sus pensamientos que le recordaron el avanzar de un particular a un general, simplificando el torbellino que por un momento parecía que lo iba a arrastrar a sitios lejanos y desconocidos. El abrazó final lo terminó por contener, no borraba el dolor sin embargo mitigaba la angustia y la rabia; apagó un fuego que podía haberlo consumido lentamente.

Hachi miró a Kumiko cuando Kohaku le preguntó si quería hablar algo más con ella. Quería hacerlo, en verdad que quería; pero su mente parecía haberse convertido en fango, no sabía qué debían abordar, qué debía de decirle. Hachi estaba acostumbrado a ir con ella para revisar la misión; y sobre todo, para que le ayudara con el dolor de su hombro.

¿O vamos a intentar descansar por hoy?​

Aquella pregunta lo obligó a notar lo agotado que estaba; llevó su mano al hombro por inercia, generalmente si se sentía cansado el hombro le punzaba más de lo normal; ahora no sentía ese dolor pero el pecho se le comprimía pensando que ese dolor físico se había transformado en uno que no podía curarse con ninguna droga. Hachi intentó responder pero fue incapaz.

Kumiko se acercó e intentó revisar a Hachi con la misma inercia que obligó a su hijo a cubrirse el hombro; era la forma con la que más rápido ella se acercaba a él. Al recordar que no podía hacer nada por su hijo simplemente se limitó a sonreír ligeramente.

—Será mejor que descansen por hoy; mañana podremos hablar con una mente más fresca — indicó Kumiko para después mirar a Kohaku — Cuida de Hachi por favor; yo ya no puedo hacerlo.

Hachi bajó la mirada y tomó la mano de Kohaku con delicadeza —Necesito cerrar los ojos, vamos — su voz se escuchó baja, ronca; cómo si hubiera estado gritando por mucho tiempo. Hachi jaló ligeramente a Kohaku para que ambos avanzaran, dejando a Kumiko atrás.

Kumo los recibió al interior de la casa; Tamura invitó a Hachi junto a él y lo abrazó con fuerza mientras Kumo susurró al oído de Kohaku —Gracias por cuidar de él —dijo para después salir; al parecer hablaría un poco con Kumiko, o simplemente quería alejarse de un lugar tan lleno de gente.

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Gigi Blanche
Zireael

 

Yuzuki Minami

Hayato atendió a mi pedido y miré a Byakko, agradeciéndole con la mirada por distraerlo. Togashi me miraba y no supe si había cierto recelo en ello, no por mí y él como tal, sino por el evento que acabábamos de vivir y cómo Matahachi había estado por morir debido a ello o el hecho de que habían subido la montaña juntos y se sentía responsable por él. No dije nada de todas formas, concentrada como estaba en el menor de los Harima.

Rengo me escuchó, pero cuando quise darme cuenta estaba hablando de las grietas en el suelo y por un momento no entendí nada, creí que estaba bloqueado por la noticia o algo así, pero todo adquirió forma después. Vi sus manos ensuciarse y cómo las sacudió después, pensé en que las grietas de Kuroki habían albergado tanta suciedad que habían acabado por convertirse en heridas infectadas y su sangre, ahora podrida, era incapaz de salvarse. Siquiera sabía si de verdad era él quien había muerto, ¿pero no era igual?

—Algunas grietas son demasiado profundas y la ceniza en el fondo se endurece con el tiempo —reflexioné sobre sus palabras—. No es nuestra tarea limpiar el daño de todos, solo de aquellos que nos lo permiten.

Lo dejé tomar mi mano en silencio y cuando la llevó a su mejilla le acaricié el rostro con cariño, como siempre. Lo vi presionar los párpados con fuerza y escuché sus palabras, dejando salir un suspiro. Moví la mano hacia su hombro y lo insté a acercarse a mí para abrazarlo con firmeza, acariciando la base de su nuca con los dedos.

—Nada es solo blanco ni solo negro, ya lo sabes. No se trata solo de lo que me hizo a mí, si no de lo que significaba él para ti —murmuré sin detener la caricia—. ¿Es bueno o malo que haya caído como lo hizo? Ni idea, ni siquiera yo puedo decirlo con seguridad, aunque fue quien me arrebató una de las manos con las que cuidaba a Takano, a Takeda, a Hayato y a ti, una de las manos con que atendía heridas y preparaba venenos. Yo quería... quería entender, no por mí, sino por ti y por Takeda, por como lloraste y por como Takeda sigue enfurecido por lo que me hizo. Se los debía, al menos eso, pero así es como parece que serán las cosas.

Retrocedí, devolviéndole su espacio, y acuné su mejilla de nuevo.

—No me lastima que sientas lo que debas sentir. Me lastima cuando te limitas a ti mismo —le dediqué una sonrisa calmada y me estiré para dejarle un beso en la mejilla contraria, luego otro en la punta de la nariz, como si fuese un niño—. Ya no tienes que cargar con todo tú solo.

Apoyé una mano en su hombro, el brazo en el otro y lo froté con suavidad. Por un momento simplemente lo miré, luego a Hayato a quien Byakko había distraído, y regresé a él.

—Y a veces no hay nada que decir. A veces solo necesitamos estar juntos, descansar uno al lado del otro.

 

Fogata
[Kumo; Kohaku; Hachi; Tamura]
[Yurei: Taiki; Kumiko]

Taiki tranquilizó a Kohaku afirmando; él sabía de la soledad de un yurei. Ellos no dormían como ellos, sólo observaban el firmamento nocturno, intentando recordar cómo se sentía el frío de la noche.

Interior de la casa
[Yato; Yuzuki; Hayato; Hashimoto; Byakko; Inukawa; Inuzuka; Ukita; Togashi; Rengo; Kumo; Kohaku; Hachi; Tamura]

Las palabras de Yuzuki le trajeron recuerdos; el sonido del río en Kamakura, sus baños fríos en la montaña. Ahora todo era distinto; no se sentía solo; pero estaba contrariado, y esa era la razón por la que no podía llorar. No se alegraba de pensar que tal vez Kuroki había muerto; tampoco la tristeza lo paralizaba. Era un sentimiento extraño y ajeno para él que siempre había experimentado extremos.

—Nada es blanco o negro — repitió las palabras de Yuzuki afirmando, dándole una claridad. Si bien, aun no sabía que sentir por lo de Kuroki; al menos la culpa de sus emociones se mitigó. No estaba mal planteárseles e intentar organizarlos aunque sabía que le resultaría muy complejo.

—No siempre necesitamos decir algo —volvió a repetir las palabras de Yuzuki y tomó aire para tranquilizarse. ¿Podría dormir? Tal vez no. Besó la mano de Yuzuki e iba a acurrucarse e invitar a Hayato; pero un par de personas los interrumpieron.

Hashimoto se hincó frente a ambos y sonrió; estiró su mano y tocó el cuello de la ropa de Rengo negando —No puedes preocupar a Yuzu de este modo, ven; levántate.

Rengo lo hizo algo temeroso siguiendo los movimientos de Hashimoto. ¿Había hecho algo mal para ofender a ese señor?

Hashimoto le entregó sus pertenencias a Togashi quién se había acercado a ellos. El herrero obligó a Rengo a extender los brazos hacia los lados y afirmó para comenzarle a atar una armadura; el yoroi que portaba el rojo Taira. El yoroi de Hashimoto.

—Es tuyo; no deseo quitártelo — dijo Rengo algo incómodo.

—Debemos pensar, no solo desear —respondió Hashimoto para después afirmar hacia Togashi quien continuó.

Togashi ayudaba a Rengo con los listones de ajuste; aquella armadura era vieja; aun así resistente y bien cuidada, se preguntó internamente qué herrero había trabajado aquella hechura, Togashi sonrió al ver el mala mientras terminaba de ajustar la manga —Vas a una guerra y eres uno de sus objetivos, eso nos lo han dejado claro. Así que debes pensar en tu seguridad. Así preocuparás menos a los demás.

Rengo afirmó ante las palabras de Togashi, nunca había usado algo como aquello, y comenzó a sentir el peso sin siquiera tener la armadura completa.

—Kaito decía que él era un guerrero para que sus nietos pudieran convertirse en poetas — mencionó Hashimoto mientras ayudaba a ajustar el peto; después miró a Rengo y sonrió con melancolía— Su nieto sigue siendo un guerrero — tragó saliva recordando a sus amigos que ya habían cruzado el río Sanzu. Recargó su mano en el pecho de Rengo y con la otra se quitó la venda de su ojo perdido por la rabia de Kato. Las cicatrices de quemadura eran visibles; pero las lágrimas acumuladas eran mucho más notorias — Este yoroi lo hizo Kaito; mi mejor amigo. Tú sólo conociste en lo que se convirtió por culpa y dolor; pero en ti veo muchas de sus cualidades de cuando era un padre amoroso, antes de que perdiera la cordura.

El castigo de Mara por su aprisionamiento.

Hashimoto separó su mano del yoroi y afirmó ante Togashi, agradeciéndole la ayuda, quién antes de irse sonrió ante Yuzuki para después avanzar hacia Kohaku; dejando a Hashimoto con ellos.

Hashimoto después miró a Yuzuki —No tiene la mirada de su padre —dijo sonriendo, recordando las palabras que había dicho en Iwakura sobre Takano, y él miedo que esa mirada de guerra le había generado — Mucho menos la de su madre — recargó la mano en el hombro de Rengo — No, tu heredaste a tu abuelo. Su sonrisa, la veo en ti.

Hashimoto talló sus párpados y trastabillo, entre Rengo y Yuzuki lo sostuvieron y él miró a Yuzuki — El tiempo que Enma me prestó se ha terminado —se sinceró con ella, entregándole la perla dorada —Alguien más cumplió mi misión por mí; han llevado al Jigoku al asesino de Haruki Yamato —llevó su mano al pecho y se hincó para no caerse de golpe mirando a Yuzuki—Mi cuerpo no podrá acompañarte; pero mi espíritu lo hará.

---

Togashi se había acercado a Kohaku antes de que comenzara a dormitar; lo tomó del hombro con delicadeza —Vi que cargas un yoroi; lo arreglaré por ti, o no te servirá en un combate.

Era el yoroi de su padre; no había tenido el tiempo de poder pedirle a un herrero que lo revisara; pero Togashi era observador, y su verdadera vocación era la herrería; pero sobre todo, no podía permitir que un compañero fuera a la guerra con equipo deficiente.

A su lado; Hachi había caído rendido, cómo si lo hubieran noqueado. Tamura dormía abrazado de los gatitos tomando la piel de lobo con naturalidad.

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Gigi Blanche
Zireael

 

Yuzuki Minami

Sabía que era complicado y por eso me empeñaba en tratar de recordárselo, el mundo estaba teñido de una infinidad de intermedios entre el blanco y el negro. Muy pocas eran las veces que los eventos alcanzaban uno de los extremos, el que fuese; Rengo debía entender que pocas cosas eran netamente buenas o malas, él mismo incluido. La manera en que repitió mis palabras me hizo sonreír, comprensiva, y asentí como para reafirmar lo que acababa de decir.

Recibí su beso en la mano y estaba por decirle que era hora de descansar, aunque fuese el cuerpo, cuando Togashi y Hashimoto se acercaron. El segundo se hincó, su mano alcanzó el cuello de la ropa de Rengo y dijo que no podía preocuparme de ese modo, que fuese con él; por mero reflejo los seguí, Inugami le dio sus cosas al herrero y empezó... Le colocó el yoroi de Hashimoto, con el rojo Taira, y algo me atravesó el pecho como una flecha. Fue doloroso.

Una premonición.

Se había apoyado en mí antes, la vida se le escapaba del cuerpo.​

Tardé en darme cuenta en que estaba respirando con rapidez, me llenaba los pulmones a medias y exhalaba, el pecho se me sacudía y no podía sacar los ojos de Hashimoto. Togashi seguía ayudando a Rengo, atando el yoroi, y yo no podía sacar la mirada del viejo que casi había matado a Takano. Escuchaba y al mismo tiempo no lo hacía, porque Rei estaba bajo tierra, porque Hachi casi se había muerto y Kumiko, su madre, había aparecido aquí. Porque todos morían y morían y morían el mismo día.

Lo vi quitarse la venda revelando la herida cicatrizada debajo, pero las lágrimas la opacaron y sus palabras comenzaron a llenarme a mí los ojos también, me ardían y empezaba a ver borroso. Togashi terminó lo que hacía y reflejé su sonrisa sin pensar, pero en cuando Hashimoto me miró y siguió hablando; los ojos se me empañaron por completo, recordé lo que dijo de Takano y lo comparé con lo que decía ahora y levanté la mano, anticipándome. El llanto me empapó el rostro.

No pudimos hacer más que apañarlo entre Rengo y yo, pero mi respiración seguía descompuesta y cuando dijo que el tiempo que Enma le había prestado se había terminado las facciones se me deformaron por completo, mi llanto fue silencioso porque no quería despertar a quienes ya descansaban, porque no creía tener más derecho a llorar que Hachi, pero me dolía. Dioses, me dolía muchísimo. Recibí la perla y la guardé, ni siquiera la miré, la conversación de la borrachera con Yamagata rebotó y sentí que la vida me estaba cayendo encima.

—No te mueras —le pedí aunque sabía que era inútil, la voz me salió en un susurro quebrado y patético. Fue el pedido de una niña, no de una general de guerra, una madre ni una hermana mayor. Mi padre se había abierto el vientre frente a Kato y ni siquiera pude pedirle que no lo hiciera—. No te mueras. Teníamos que llevarte de regreso a Iwakura, a casa, teníamos que volver. Era allí donde ibas a descansar.

Colé todo el cuerpo, al notar que se hincaba para no caer de golpe me atravesé por completo e intenté sostener su peso. Lo que hice fue envolverlo con los brazos, lo estreché con fuerza y creí que yo misma cedería, que caería con él y no pude dejar de llorar. Recordé cómo lo había enfrentado en Iwakura, irreverente como podía ser, y como luego había pasado a ser parte de nosotros. Además, Shino y Tomoe...

Mi cuerpo no podrá acompañarte; pero mi espíritu lo hará.
​

No, no, no.

No de nuevo, no otro más, no así.​

No quiero otro fantasma esperándome a las puertas de Inari.

—Tenías que enfurecer a Takano ganándole en el shogi, me dijiste que podías —solté entre las lágrimas y sentí que iba a dejarme las extremidades en ese abrazo—. Inugami, Hashimoto, no te mueras ahora. Enma me da igual, me da lo mismo. ¿Inari no puede hacer nada, acaso? ¿No puedo hacer nada?

Fue entonces que el sollozo me interrumpió la respiración contra mi voluntad. Yo había leído la misiva, yo sabía... Yo sabía, ¿entonces por qué no podía dejar de llorar? Este hombre había enviado esa misiva para Shino, me permitió leerla, en ella dejaba clara la esperanza que tenía en nosotros. Nos había enfrentado, nos mostró dónde éramos débiles y ahora... ¿Ahora no podríamos llevarlo a su hogar siquiera?

—¿Qué juego de Dioses es este? —Me lamenté, furiosa, y el llanto me sacudió el cuerpo—. ¿Qué es esto?

Nada es solo blanco o solo negro.

Al final todo lo que me quedaría sería la silueta de Murai.​

Aflojé los brazos, me forcé a ello, pero lo hice para de cierta manera permitirle postrarse sin golpearse contra el suelo y le pedí ayuda a Rengo para manipular su cuerpo, de forma que al menos su cabeza descansara en mi regazo. Las lágrimas seguían empapándome el rostro y mi desastre me impidió pensar en llamar a alguien, a todos, no podía hilar una sola idea. Estaba agotada y frustrada, ¿de qué me servía lo que sabía si era consciente de que mis manos no podían ayudarlo? Si no podía luchar contra Enma y las características de la misión que se le había encomendado. No pude hacer más que apoyar la mano sana en su pecho y seguir llorando. Tardé lo que me pareció una eternidad, pero encontré un hilo de mi propia voz y así como había hecho antes de dejar a Takeda y Takano atrás, entoné en voz baja la canción de mi madre.

No supe si fue para Hashimoto o para mí.

—Tenías una familia con nosotros —le dije en un espacio de silencio, en una pausa breve, con la voz hecha un nudo—. Con Takano y conmigo, con mis niños, con Takeda, con todos y aquí, aquí éramos una manada. Somos tu familia también. Perdona por no haber podido llevarte de regreso a casa.

>>Perdóname.

 

Yuzuki Minami

¿Cuándo iba a acabarse? El final se vislumbraba tan cerca y tan lejos a la vez que no sabía si podría soportar en realidad, si mis palabras para Rengo no eran un consuelo ilusorio, y si la sonrisa de Hashimoto al partir con Enma no era lo único que conservaría de las figuras que, habiendo perdido a mi padre, habían aparecido en mi camino para bien o para mal. De quienes había aprendido o me habían acompañado, fuese para vencerlos o mostrarles que podía enfrentarme a cualquier cosa.

Sin embargo, la muerte no era cualquier cosa.

Kohaku apareció en mi campo de visión, noté su sonrisa y bajé la vista a Hashimoto, luego la regresé al muchacho y otra correntada de lágrimas me empapó el rostro. No había nada que hacer, ni Ko ni yo podíamos ayudar al viejo Inugami y era... era increíblemente frustrante. Lo escuché hablarle y mientras tanto mi mano viajó de su pecho a su antebrazo, de allí al hombro y le dediqué las caricias que me hacía mi madre, aquellas que buscaban aliviar el frío y puede que también el corazón.

El pecho se me vació al oír la voz de Hashimoto y arrugué los gestos, estaba... ¿Por qué estaba aquí y no con Shino o Tomoe? La pregunta se contestó sola de cierta forma, pues aquí estaba la manada y aquí estaba su espíritu, pretendiendo limpiarme las lágrimas. El gesto me sacó una risa amarga, no supe bien a qué contestó, y mi mano siguió frotando el hombro de un cuerpo donde el corazón ya no latía. No pude decir nada porque si abría la boca iba a ahogarme con un sollozo y mientras Hashimoto le hablaba a Ko, mis ojos regresaron a la cabeza que descansaba en mi regazo.

—Intentáremos no tardar demasiado —susurré con la voz atascada—, para que puedas descansar de verdad. Tú y todos los demás.

Byakko nos ayudó a despedirlo, lo que era extraño tendiéndolo allí al lado, pero en cuanto terminamos encajé las rodillas en la tierra ahora revuelta y permanecí allí un rato, bajo la promesa de que descansaría, pero que me dejaran quedarme aquí un tiempo. Le pedí a Rengo que cuidara de Hayato un momento, que iría con ellos pronto.

—Para ser un viejo cascarrabias que casi mató a Takano, a veces te parecías demasiado a un padre —murmuré a sabiendas de que Hashimoto permanecería cerca de mí—. Cuando entré a Nagoya no lo hice solo por Takano y Takeda, entré por ti. Quería sacarte y ahora supongo que debería dar gracias que pude estar contigo cuando Enma reclamó su parte del trato.

Fue eso lo único que dije luego de un rato, antes de levantarme y volver con Rengo y Hayato, para buscar calma en ambos. Los abracé a los dos, les di un beso a cada uno y nos apiñamos a descansar o a caer inconscientes en realidad. No importaba demasiado luego de todo lo que ocurría en este eclipse sin fin.

El despertar no fue agradable, entre la noticia de Hashimoto y lo que nos informaron sobre el inminente ataque, y no nos quedó más que prepararnos. La voz de Mara sonó clara, clara como fue la mirada de Rengo y negué con la cabeza, con un mensaje igual de nítido "La manada no irá a ninguna parte". Mantuve la mano en la empuñadura de Ankoku, le indiqué a Hayato que permaneciera atrás y que no se involucrada hasta que no fuese realmente necesario y nos dedicamos a esperar.

Cuando aparecieron fue Mara quien respondió la duda, eran shinigami sostenidos por energía espiritual. Byakko habló, Rengo intervino y también lo hizo Kohaku, que alzó la voz hacia el que parecía fungir de líder para el grupo de, ¿de qué exactamente? ¿Gente regresada a la vida? Daba igual. Extraje al colmillo de su saya y avancé de un envión, detrás de las palabras de Kohaku. Sabía que el resto de la manada se activaría.

Inari me había regresado la fuerza, así que era momento de usarla.

—¿Y los golpes iniciales? —escupí.

Contenido oculto

si tenemos algún poder de decisión (???) copypasteo la propuesta

1. Kohaku VS Shimei
Nivel: 3
PV: 80
Fuerza: 6
Protección: 9 + 10 + 3

2. Yuzuki VS Satou
Nivel: 5
PV: 100
Fuerza: 20
Protección: 10 + 10

3. Kumo VS Akko
Nivel 5
Pv=100
Fuerza= 10
Protección= 20
Arco= +15

4. Hachi VS Atsuko
Nivel= 5
PV= 100
Ataque= 20
Defensa= 10
Arco = +13
Flechas= 18

5. Yato VS Daisuke
Nivel: 5
PV= 100
Fuerza= 20
Protección= 10

6. Byakko VS Zenshin
Nivel=?
PV= 200
Fuerza= 25
Protección= 5

7. Inukawa VS Kunimatsu
PV= 100
Fuerza= 25
Protección= 5
Katana = +10 ataque

8. Ukita VS Wakumi
Nivel: 5
Pv: 100
Fuerza: 15
Protección: 15
Katana: +3 ataque [Filo helado]

9. Rengo VS Satou
Nivel: 5
PV= 100
Fuerza= 9
Protección= 21
Katana shi= +20 (irrompible)

10. Tamura VS Osen
Nivel 5
PV= 100
Fuerza= 25
Protección= 5

 

[Kumo; Kohaku; Hachi; Tamura; Yato; Yuzuki; Hayato; Byakko; Inukawa; Inuzuka; Ukita; Togashi; Rengo]
[Yurei: Taiki; Kumiko; Hashimoto]

Byakko se alistó para el combate mientras Kohaku le preguntaba de los shinigami; en su rostro podía notarse el enojo — Los ichijama son creados siempre de cadáveres frescos; los ichijama son mera representación de lo que alguna vez fue alguien; pero los shinigami pueden ser cuerpos de muchas estaciones atrás, y son conservados con la energía de Seiryu, la vitalidad del agua los mantiene frescos —la katana color negro en su mano se perdía ante la oscuridad que brindaba el eclipse —Kibo muere lentamente por prácticas como estas.

—Un shikigami sólo tiene la imagen de alguien a quién su creador recuerda; incluso un shikigami puede poseer la forma de un objeto— mencionó Taiki —Un ichijama es un cuerpo vuelto a la vida; si es de energía oscura sólo atacará, si posee energía luminosa se volverá un guía espiritual. Y cómo ya mencionó Byakko, debe ser un cadáver fresco — señaló a los shinigami — Esos son cadáveres viejos; así como lo fue Kaito. Para reanimarlos necesitas mucho más que energía espiritual, necesitas un poder mayor para raptar sus espíritus nuevamente. Arrancándolos del Jigoku; Meido o Tengoku.

Kohaku les reclamó por Seiryu y el líder dio un paso al frente sin miedo — Las que tiraba naturalmente me eran insuficientes — mencionó para después soltar una carcajada — Anomalía —sonrió — Seré tu peor pesadilla. Arrancaré lo que más amas cómo lo hice con cada una de las escamas de Seiryu. Tomaré su fuerza y la entregaré para un mayor sacrificio —apuntó a Kohaku con su katana la cual rebosaba miasma — ¿A quién les dolería más perder?

Rengo tembló mientras desenvainaba a shi; pero no dio un paso atrás y miró a Kohaku con una sonrisa — Hey, no son humanos. Así que no te detengas. —le dedicó esas palabras a él como a sí mismo.

Hayato se mantuvo atrás a regañadientes; frustrado de que le habían pedido intervenir. Inuzuka no sostuvo entre sus manos, cuidándolo.

—Togashi; necesitaremos más flechas — mencionó Ukita al mirar el inventario de los arqueros. Togashi afirmó y permaneció a un lado de Inuzuka y Hayato.

Ukita desenvainó su katana y por primera vez pudieron ver lo que él podía desde ya hace muchas lunas atrás, el brillo invernal que recubría aquel filo. Inukaawa silbó al verlo, impresionado de su líder quién parecía estarse recubriendo de escarcha. Un premio por su valentía, la de él y Rokujou en las montañas Hakkoda.

Yato también desenvainó con un movimiento veloz — A devolverlos a la tierra.

Tamura se rió con el comentario de Yato —Bien; hace tiempo que no peleo en serio. Esto me caerá muy bien.

Kumo preparó su arco mientras Hachi inhalaba el polvo sobre su mano izquierda —¿Hace cuánto tiempo no cazábamos juntos, Kumo? —preguntó Hachi, limpiando su nariz con delicadeza con su manga.

—Ya no me seguías el ritmo, Hachi —respondió Kumo apuntando a su objetivo — Cómo siempre, te ganaré.

—Ya recuperé fuerza. ¿Lo olvidas? No voy a decepcionar a Rei con un desempeño mediocre — Respondió Hachi también preparando su arco.

Rengo observó a shi — Por el momento no usaremos tu fuerza.

—No es el momento de tener miedo, Rengo. Recuerda las palabras de Yuzuki.

Rengo apretó sus dientes y afirmó — Tienes razón yo...



Rengo miró a todos los shinigami; todos estaban armados pero ninguno sostenía la caja de música ¿De dónde venía?

El sonido que para la mayoría pasaba desapercibido; para él era agonizante, a tal grado que lo llevó a caer de rodillas, tapándose los oídos.

—Será fácil matarlo — respondió el líder de los shinigami apresurándose al ataque.

—Buscaremos esa maldita caja — mencionó Taiki hacia Kohaku casi en secrecía para después indicarle a Hashimoto y Kumiko que le siguieran.

• Satou
• Akko
• Atsuko
• Daisuke
• Kunimatsu
• Wakumi
• Zenshin
• Osen
• Shimei

• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana = +20
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Arco = +10
  Flechas= 50
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 12
  Protección= 18
  Katana = +10
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  Kodachis= +8 +10 (+5 velocidad)
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 10
  Protección= 20
  Katana = +10
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Naginata = +15 (+5 fuerza)
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  Katana = +13
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 5
  Protección= 25
  Katana = +10
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 13/100
  Fuerza= 22
  Protección= 8
  Arco = +18
  Kunai= 6
  

---

• Hachi
• Kumo
• Yato
• Byakko
• Inukawa
• Ukita
• Tamura
• Rengo
• Yuzuki
• Kohaku

• 
  Nivel= 5
  PV= 100/100
  Ataque= 20
  Defensa= 10
  Arco = +20
  Flechas= 30
  Escuela= Hoori
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 10
  Protección= 20
  Arco= +15
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  Katana= +10
  Escuela=?
  
• 
  PV= 200/200
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana= +20
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana = +10 ataque (hermandad)
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15 +10 (yoroi)
  Katana: +3 ataque (filo helado) +1 (kensei)
  Escuela= ?
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Escuela=?
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 9
  Protección= 21 +10 (yoroi)
  Katana shi= +20 (irrompible)
  Escuela= Mara
  
• 
  Nivel 5
  PV=100/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10 + 10(yoroi)
  Katana colmillo (Ankoku) = +17 ataque +1 kensei
  Intuitivo= +3 suerte
  Salud de hierro= +2 defensa
  
• 
  Nivel 3
  Pv= 80/80
  Fuerza= 6
  Protección= 9 +10 yoroi Ishikawa + Sode irrompible +3 defensa + 2 suerte (Por combate podrás tirar un d3; si sale 3 se agrega un bono de +3 de defensa. Una vez en un combate por guerra)
  Agilidad= +2 defensa
  katana= +19 ataque
  

---

Contenido oculto

Gigi Blanche
Zireael

 

​

 

Yuzuki Minami

El intercambio que sucedió me resultó denso y llegué a cuestionarme la decisión de Inari, esa que implicaba que estuviera yo involucrada en estos asuntos, pero era lo que requería estar con Rengo ahora mismo. Rengo, estos malditos shinigami buscaban eliminarlo a él y lo peor es que tenían cómo; el niño cayó de rodillas y se cubrió los oídos. Apenas me di cuenta cambié todas mis intenciones, busqué cubrirlo y me preparé tanto para el ataque como para la defensa.

Fuera del centro de este caos, Inuzuka sostenía a Hayato y las palabras del líder de los shinigami rebotaban en mi cabeza. Éramos una manada, era indiferente. Éramos una manada y teníamos que luchar por no perder a ninguno aquí.

—Nosotros te cuidamos, Ren —secundé—. Yo te cuido.

Temía las fuerzas de estas criaturas, porque no podía llamarlas personas ahora, pero también confiaba en la fuerza de los nuestros, siempre lo había hecho. A pesar de ello, algunos de nosotros todavía no estaban demasiado curtidos... No por falta de golpes, sino porque se habían encargado de cosas que otros no podíamos o siquiera entendíamos.

Busqué a Kohaku con la mirada, fue casi un reflejo. Confiaba en este muchacho, por eso le había pedido ayuda cuando ocurrió lo de Rengo y todavía era así.

—No son dueños de nada —reflexioné al aire y luego hablé hacia él, quien había entregado uno de sus ojos de por sí. La voluntad de Ko era envidiable, eso había que reconocerlo—. La fuerza que ganaste te pertenece de principio a fin, Ko. Demuéstralo.

Contenido oculto

Pa Ko-chan aplico
La voz: Tus palabras tendrán más fuerza de la que cualquiera puede imaginarse; él sólo dedicarle palabras sinceras a alguien le dará un +5 de defensa

 

[Kumo; Kohaku; Hachi; Tamura; Yato; Yuzuki; Hayato; Byakko; Inukawa; Inuzuka; Ukita; Togashi; Rengo]
[Yurei: Taiki; Kumiko; Hashimoto]

El líder de los shinigami sólo sonrió ante las palabras de Kohaku mientras bloqueaba el ataque de Yuzuki y se enfocaba para regresarle aquel saludo, al ver a Rengo inutilizado atacó directamente a Yuzuki hiriéndola fuertemente; y a pesar de ello, Yuzuki no guardó sus palabras de aliento hacia Kohaku.

Fue Hayato quién se soltó del agarre de Inuzuka y tensó su arco. No se iba a quedar allí observando como la lastimaban.

Rengo escuchaba las voces de Kohaku y Yuzuki; pero aquel sonido lo retenía por completo, una fuerza que lo frustraba. Pero esta vez no podía ceder, dejarse vencer por un simple objeto como aquel.

Shimei atacó a Kohaku con fuerza; pero la defensa de Kohaku era considerable mientras el shinigami bloqueaba el ataque de Kohaku.

Tanto Kumo como Akko esquivaron sus ataques.

Hachi atacó a su enemigo pero lo esquivó; Hachi giró levemente su rostro, preocupado por Kohaku pero en el proceso recibió el ataque de su adversaria.

—Concéntrate aquí — le regañó Atsuko.

Yato también recibió un fuerte impacto de parte de Daisuke mientras el shinigami bloqueaba la ofensiva de Yato.

Byakko también fue víctima de un ataque rápido y preciso que lo hirió severamente; pero en respuesta también daño a Zenshin desarmándolo en el proceso.

Inukawa y Kumatsu bloquearon sus ataques, ambos lo suficientemente rápidos para evitar heridas graves.

Ukita esquivó el ataque para después quebrar el arma de su oponente. Una gran naginata se rompió como un vidrio, dejando a aquel shinigami sin más que poder usar sus puños, igualando fortalezas.

Tamura tampoco corrió con suerte recibiendo el impacto de su oponente quién también rompió su katana, dejando a Tamura desarmado.

Fue entonces que Togashi aprovecho y armó a sus aliados; a Yuzuki entregándole una mejor katana, a Hachi un arco irrompible y a Tamura una katana de baja calidad; pero suficiente para no quedar desarmado.

• Satou
• Akko
• Atsuko
• Daisuke
• Kunimatsu
• Wakumi
• Zenshin
• Osen
• Shimei

• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana = +20
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Arco = +10
  Flechas= 50
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 12
  Protección= 18
  Katana = +10
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  Kodachis= +8 +10 (+5 velocidad)
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 10
  Protección= 20
  Katana = +10
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 94/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15
  Naginata = ROTA
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 56/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  Katana = +13 DESARMADO
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 5
  Protección= 25
  Katana = +10
  
• 
  Nivel: 5
  PV= 13/100
  Fuerza= 22
  Protección= 8
  Arco = +18
  Kunai= 6
  

---

• Hachi
• Kumo
• Yato
• Byakko
• Inukawa
• Ukita
• Tamura
• Rengo
• Yuzuki
• Kohaku

• 
  Nivel= 5
  PV= 91/100
  Ataque= 20
  Defensa= 10
  Arco irrompible: +18 de ataque, +3 suerte.
  Flechas= 30
  Escuela= Hoori
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 10
  Protección= 20
  Arco= +15
  
• 
  Nivel 5
  PV= 60/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10
  Katana= +10
  Escuela=?
  
• 
  PV= 123/200
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana= +20
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Katana = +10 ataque (hermandad)
  
• 
  Nivel 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 15
  Protección= 15 +10 (yoroi)
  Katana: +3 ataque (filo helado) +1 (kensei)
  Escuela= ?
  
• 
  Nivel 5
  PV= 84/100
  Fuerza= 25
  Protección= 5
  Escuela=?
  
• 
  Nivel= 5
  PV= 100/100
  Fuerza= 9
  Protección= 21 +10 (yoroi)
  Katana shi= +20 (irrompible)
  Escuela= Mara
  
• 
  Nivel 5
  PV=45/100
  Fuerza= 20
  Protección= 10 + 10(yoroi)
  Katana irrompible: +25 ataque +1 kensei
  Intuitivo= +3 suerte
  Salud de hierro= +2 defensa
  
• 
  Nivel 3
  Pv= 44/80
  Fuerza= 6
  Protección= 9 +10 yoroi Ishikawa + Sode irrompible +3 defensa + 2 suerte (Por combate podrás tirar un d3; si sale 3 se agrega un bono de +3 de defensa. Una vez en un combate por guerra) +5 Yuzuki
  Agilidad= +2 defensa
  katana= +19 ataque
  

Contenido oculto

Gigi Blanche
Zireael