Fuerza de atracción

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Gabrieluchini, 22 Febrero 2012.

  1.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    13 Febrero 2012
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    Título:
    Fuerza de atracción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
    6088
    32 : La Revelación.
    (Edward)

    — "Mi vestido. Mi vestido de princesa. Las princesas bailan con los príncipes, y se sostienen el vestido así mientras bailan" — conversaba para si, caminando por la pradera.

    Reprimí una risa.

    Fue inútil.
    Ella logró escucharme.
    Se giró a mirarme con su deslumbrante sonrisa.

    Corregí mi básica percepción anterior.
    Caminar sería un significado muy precario, para los movimientos gráciles que ella realizaba.

    Renesmee, sin lugar a dudas, superaba cualquier cualidad humana / vampiro que se conociera en toda la historia.

    No hacer halago de su perfección, contaría como una prueba irrefutable de soberana estupidez.

    Los músculos de mi cuerpo se contrajeron por instinto, cuando Renesmee desapareció entre los árboles que cercaban la pradera.

    No valía de nada prestar atención a sus pensamientos si querías vigilarla.
    Las decisiones de Renesmee solían ser repentinas.
    Improvisadas.

    Ella... ... se asemejaba un poco a los licántropos, en eso.

    Regresó antes de que me dispusiera a seguirla.
    Ella no volvió con las manos vacías.

    Una carga enorme de flores silvestres de diferentes colores, se desbordaban de sus bracitos.

    Ella me sonrió verdaderamente complacida por su hallazgo.

    Me fue imposible no gozar de su inocente emoción.
    Mis labios se curvaron solos, sin intenciones de sobreactuar.

    Me senté a sus pies en la hierba verde, conociendo claramente cuales serían sus intenciones.

    Renesmee dejó caer el botín en mi regazo, posicionándose a mis espaldas.
    Fue colocando una por una las flores en mi cabeza.
    Cerré mis ojos.

    Ella conocía muy bien que tan femenino podía verme ahora, pero no le importó.
    A ella le parecía gracioso, y tremendamente divertido.

    Me sorprendí riendo a carcajadas.
    Ella gritaba de emoción infantil.

    La brisa sacudía mi cabello, tirando su pasatiempo al suelo.
    Renesmee las recogía nuevamente, para volverlas a su lugar.

    Ahora, pasaba sus dedos por mi cabello.
    Ella pensó en lo suave y bonito que era, mientras me peinaba.

    Sonreí ampliamente.

    — "Jacob tiene un bonito cabello, también" — reflexionó.

    Reprimí un suspiro quejumbroso.

    ¿Es que no podía regalarme un tiempo a solas con mi niña, aunque fuese sólo en sus pensamientos?

    — ¿Edward..? — el susurro de esa encantadora voz mental, trayéndome a la actualidad.

    No solamente conseguía cortar el hilo de mis pensamientos.
    Ese hallazgo milagroso, lograría desviar cada sentido animal de mi cuerpo en plena cacería.

    Podría darlo por hecho.

    Dejé de recordar aquella tarde en la pradera con Renesmee de hace 9 años, para dedicarle toda mi atención a la belleza sobrenatural que se balanceaba seductoramente en mi dirección.

    La criatura más perfecta creada por Dios.

    Cabello oscuro, ondeado hasta medio brazo.
    Cayendo salvajemente por sus hombros y pecho, como el manto de una virgen.
    El pálido pigmento de su piel, expuesto a través del cuello por los tres botones superiores de su blusa.
    El contorno de esos labios suaves, absolutamente besables.

    Sus profundos ojos de un tierno oro.
    Igual a dos espejos hermosos, que revelaban los secretos que, en ocasiones, el silencio de su mente guardaba para mí.

    La maravilla de sus labios se extendió por las orillas, en la más deslumbrante sonrisa.

    Bendito sea el día, en que nació Bella Swan.

    — Parecías muy concentrado en lo que pensabas — se sentó en mi regazo, en el sofá de la sala.

    Nos encontrábamos en casa de Charlie, como los encargados de la distribución organizada de vestuarios para ... la... ... boda de Renesmee.

    "La boda de Renesmee"

    Me estremecí a causa de esa dolorosa oración.

    Creí que el no poder dormir, me libraría de las pesadillas.

    Bella me miró con ojos llenos de incomprensión, acariciando la sombra que se formaba bajo mis ojos.

    No pude evitar cerrarlos ante sus deliciosas caricias.

    — ¿Todo en orden con Charlie? — Besé la palma de su mano — Imagino que se quejó al verse metido en traje de etiqueta.

    Rompió a reír de forma encantadora.
    Sonó del modo en que se escucha el melodico tintineo de una campana.

    — Como si no lo supieras — hizo una mueca — Creo que el esmoquin no es de su agrado, ¿me equivoco?

    Aun seguía capturado por sus suaves caricias.

    Me encogí de hombros.

    — Nunca se sabe con Charlie — mis manos sostenían el esbelto talle de su cuerpo — ¿Prefieres quedarte? Si lo deseas, podríamos irnos a casa, ahora.

    Sonreí ebrio de su dulce olor.
    Del roce de su piel.

    — Creo que Charlie quiere que nos quedemos a cenar — respiró profundo — Se ve muy entusiasmado con la idea.

    Sabía eso.
    Podía escucharlo levemente en los pensamientos silenciosos de Charlie Swan.
    Sólo le apostaba a mi suerte.

    Hice un mohín.

    Si colocabas esto junto al calvario en que se convirtió la agotadora convivencia con Renée, podía decirse que estaban pagos cada uno de los errores cometidos en mi vida inicial como monstruo.

    — En tal caso, podríamos esperar hasta la noche — se inclinó para besarme.

    Ahh, la noche.
    Incluso sin haber llegado, ya podía sentir la riqueza embriagadora, mágica, y placentera, que ahogaba todo lo demás.

    Entonces, escuché claramente a través de... ¿97 kilómetros?
    Mas allá del golpeteo de la lluvia contra el techo.
    Se acercaba, la inquieta voz mental de mi hija.

    Ella prácticamente gritaba sus pensamientos en mi cabeza.

    No sería la primera vez.
    Renesmee se expresaba de esa manera tan avivada, en diferentes facetas.

    La ética que ejercité durante mis años de inmortalidad, me incitaba a permitirle su espacio mental.
    Ocurría muy poco, a decir verdad.

    Bloqueaba sus pensamientos con irregularidad, porque en la mayoría de las ocasiones estos se veían muy difíciles de ignorar.

    Más si la irritante frasecita molesta "Mi Jake", se mezclaba con ese pensamiento.

    Que, en este caso, sería "la moda" en estadística.

    — Renesmee viene para acá — murmuré en sus labios.

    La sonrisa de Bella brilló por el sol que escaseaba en este pueblo pequeño.
    A ella realmente la hacía feliz la noticia que le había dado.

    Odiaba como todo esto de alejar a nuestra hija de casa, la afectara tanto.
    Para Bella esto era más difícil y doloroso, que incluso decirle toda la verdad a Renée.

    Algo en el tono de la voz de Renesmee, me hizo sentir preocupado.

    Las "palabras" se proyectaban... de un modo... ... ¿desorganizadas?

    — Edward, ¿qué pasa?

    Bella me miraba con un reflejo de mi incomprensión, en sus profundos ojos.

    Presté mayor atención.

    Su voz venía cargada de una indescriptible agonía.
    Lamentos.
    Melancolía.

    No palabras.
    Más bien, una mente descolocada de puro dolor.

    ¿Qué le ocurría?
    ¿Qué pudo afectarla de esa manera?

    La sola idea de que cualquiera pudiese hacerle daño a mi niña, no importaba la gravedad de su infracción, impregnaba mi juicio de una cólera salvaje.

    Nadie se metía con mis chicas, y quedaba impugne.

    La curiosidad por saber que tenía, comenzó a incomodarme.

    — ¿Edward..?

    Bella continuaba esperando por mi respuesta.

    Pude ver lo mucho que la inquietaba la expresión de mi rostro.

    No existían explicaciones para el balbuceo de su cabeza.
    Sería más adecuado representarlo en colores.
    Un rojo, parecía irónicamente exacto.
    Una cortina roja,obstruyendo su visión del mundo.

    — Ella... creo que se siente agitada por algo — respondí.

    Bella frunció el tierno ceño entre sus ojos.

    — No temas, mi amor — mis dedos acariciaron su cuello, apartando su cabello hacia atrás — Ya está cerca, y sabremos que ocurre.

    Oí sus pensamientos, antes de escuchar el sonido de las ruedas sobre la carretera.

    Bella caminó hasta la entrada, y al fin logré dar con un pensamiento coherente de Renesmee.

    El rostro de Emily hablándole algo sobre... no conseguí entender mucho de esa parte.
    El rostro de Jacob.

    Bueno, lo último era muy común.

    Que circunstancia tan extraña.
    Jamás tuve dificultades para entender los pensamientos de mi hija.
    Opuesto a eso, sería capaz de decir que la conocía mejor que cualquiera.

    Entonces, de momento, cambio todo en un instante.
    Bella abrió la puerta.
    Charlie bajó las escaleras a recibir entusiasmado a -como él lo consideraba siempre- su segunda oportunidad para ser padre... Y una chica tímida con la apariencia de Renesmee -pero muy MUY opaca-, nos acompañaba en la habitación.

    Bella volteó a verme desconcertada, luego miró nuevamente a la chica que llevaba el rostro de su hija, pero que muy difícilmente podía ser nuestra Renesmee.

    Renesmee: (Traducción oficial) Escandalosa alegría. Risas, juegos, bailes, y un aura brillante resplandeciendo los lugares que ella transitaba, como una estrella magica, o un faro potente.

    La chica que entró hace unos minutos, no poseía ni una minucia, ni siquiera la centésima parte de lo que trasmitía Renesmee.

    Esta chica casi arrastraba los pies al caminar.

    ¿Qué le sucedía?
    ¿Quién le hizo esto?

    — Esperaba verlos aquí — susurró, con la mirada en el piso — Al no encontrarlos en la cabaña, ni en la mansión...

    — ¿Renesmee? — la voz de Charlie era de sorpresa.

    Hasta él pudo darse cuenta, pero hasta ahí no llegó el problema.

    Si hubiera alguna manera de explicar lo que sucedió a continuación, con palabras que jamás pronunciaría, sería: ¡¿QUÉ DEMO.. ?!

    Horrorizado vi como Bella avanzó preocupada para sostener su brazo, y ella huyó de su mano con recelo.

    ¡¡¡Ella huyó de Bella!!!

    Escaneé desesperado sus pensamientos.
    La mente de Renesmee seguía sin trabajar lógicamente.

    Algo estaba mal.

    — Y... ¿cómo van las cosas? — musitó sin interés, en el mismo tono moribundo.

    — ¿Qué te pasa? Dime que tienes — lo intentó Bella nuevamente.

    Esta vez Renesmee no se escapó.
    Alzó la vista para mirarla, y sus ojos se veían igual de secos y muertos, que su actitud.
    Terrorífico.

    "¿Por qué he venido?" — pensó abatida.

    Suspiré de alivio.
    Al menos eso era algo.

    Casi me hizo sentir normal, cuando escuché su voz mental.

    Bueno, normal para alguien como yo.

    — ¿Desde cuando tú... Cómo..?


    — "¿Pensé que sería mejor escucharlo directamente?" — se acusó.

    E inmediatamente, pensó en eso que tanto la torturaba.
    Ese indicio me guió al detonante.

    ¡¿Cómo es que ignoré las pistas?!
    Tal vez, otras cosas ocupaban mi mente.

    Mi respuesta automática, fue traducir su angustia.

    — Ella lo sabe — susurré.

    Se me dificulta creer que Charlie escuchara una palabra de lo que dije...

    ..al contrario de Bella.

    Ella parpadeó alarmada.
    Bella no tenía por qué hacer eso, intuyo que sería un reflejo de su cuerpo a la tensión.

    Sentí una lucha interna feroz, debatiéndose en mi cabeza.
    Casi me hacia gritar de frustración.

    Bella continuaba mirando de un lado a otro en shock, sin comprender.
    Renesmee, que pudo escucharme, volvió a agachar la mirada con dolor.

    ¿Que debía hacer?
    ¿Consolarlas?
    ¿A ambas?
    ¿Cómo?

    — No... logro entender — Bella dijo.

    Una mirada discrepante de su hija, le hizo llegar atar los cabos.

    Charlie observaba la escena, como quién prefiere no enterarse antes de salir lastimado.

    Me sorprendió que las dos direcciones diferentes de mi mente, pudiesen captar los tormentosos pensamientos asfixiantes que gritaba alguien más.

    No es que fuesen muy difíciles de escuchar.
    Tampoco, iban llenos de oraciones complicadas.

    En realidad, no me llevó mucho tiempo averiguar a quién pertenecían.

    — “Maldita sea, sabía que esto pasaría. ¡NO DEBÍ DEJARLA SOLA! No debí...”

    Contaba con menos de veinte minutos para solucionar esto con inteligencia, antes de que el desespero animal de Jacob lo empeorara todo.

    — ¿Renesmee..? — dije, en una sutil voz de calma.

    Pude ver mi rostro en su mente, tratándola como si fuese un recién converso fuera de control.

    Sólo faltaba acercarme poco a poco, con las manos alzadas.
    A ella le impactó mi comportamiento.

    — Pero... ¿entonces, es verdad? — murmuró cautelosa.

    Vi en su memoria el profundo dolor que le causaba su autorevelacion.
    Cerré los ojos tratando de alejar mi cabeza de su agonía.
    No tenía idea de cuan venenoso sería ese pasado para ella.

    Se sentía traicionada.

    Un sollozo provino de Bella.
    Me distraje por un momento.

    Luego, la puerta de la entrada golpeó con fuerza contra la pared, cuando Jacob casi la vuela de un golpe al llegar.

    Él estaba tratando de enfocarse en qué decirle a Renesmee exactamente, pero el desespero lo volvía peor.

    — ¿Qué diablos te pasa, Jake? — comenzó Charlie —¿Quisieras dejar de..?

    — Nessie, por favor, no es lo que crees — intervino.

    No parecía importarle nada más en ese instante.

    — Esto... suena asqueroso, mi amor, pero te lo expliqué antes, ¿recuerdas? Ya lo sabías. Tú...

    — ¿Que "ya lo sabía"? — jadeó indignada.

    Me alegré de no ser yo quién contara esta parte.

    — Creí que se trataba de una chica humana, no de... — paró un momento, mientras todos nos quedamos quietos — de...

    — Jacob, no estas ayudando — murmuré.

    — ¡¡¡CALLATE!!!

    Su voz ya no era frágil, ni lánguida, si no un ramalazo cervical.

    — TE DIJE QUE ESTO PASARÍA, ¡Y NO TE IMPORTÓ!

    — Déjalo ya, Jacob — Bella dijo en tono de mando.

    — ¡¿ESTÁS FELIZ AHORA, VAMPIRO?! — continuó con ínfulas de bravuconería — ¡¿ERA ESTA TU BRILLANTE IDEA DE "UNA BONITA SOLUCION"?!

    Jacob se defendía con garras y dientes.
    Él sentía que sin ella no tenía nada. Sin ella no tenía... vida.

    — No intentes echarme la culpa de tus errores, Jacob. Fue iniciativa tuya cada acción.

    Avanzó dos pasos hacia mí.
    Su cuerpo convulsionando.

    En sus pensamientos, yo había planeado todo esto para alejarlo de Renesmee.
    Muy al estilo de una tragedia griega, cabe destacar.

    – No tienes idea de lo que hablas — le dije entre dientes.

    — Oh, sí, claaaro que sé de que cosa estoy hablando.

    Tenía el presentimiento de que Charlie repetiría la experiencia de ver a Jacob convertirse en lobo, otra vez.

    Los profundos ojos dorados de Bella, seguían mirando de un lado a otro la habitación.

    — Continúen, si quieren. Yo me voy.

    — ¡No, Ness, espera!

    Renesmee pensaba en como todo esto se asemejaba a uno de esos horrorosos reality shows, que tanto detestaba.

    No puedo decir que me hallaba en desacuerdo con eso.

    — Oye, Ness, no te inquietes por eso, de verdad...

    Por un segundo ella lo miró fijamente, como si hubiese olvidado quién era.

    — Soy un imbécil, ¿ok? Tú lo sabes. Todos lo saben. No vale la pena que te... Suena loco, pero...

    — Suena muy loco

    — ¡Lo sé! Y no tienes la culpa de lo que dije, o hice. Podrías...

    — ¿Que es? — ella musitó.

    — ¿Que es qué?

    — Lo que "hiciste o dijiste". Quiero saberlo.

    No debería ser tan difícil saber de que hablaba.
    ¿Cómo él no pudo verlo?

    Sus pensamientos giraban entorno a satisfacer los deseos de Renesmee, suprimiendo cualquier otra necesidad.
    Si ella quisiera algo, lo que sea que esto fuese, todo lo que tenía que hacer era pedirlo, y él se lo daría.

    No tenía idea de su entrega absoluta por mi hija, como hasta ahora.

    — Dímelo — ella exigió.

    ¿Alguien podría evitarlo?

    — Ok — concedió.

    La boca de Bella se abrió completamente.
    Tal vez un grito se atascaba en su garganta.
    Insoportable.

    — Jacob... — advertí.

    — Sé que no quieres escuchar toda esta mierda, pero...

    — Jacob...

    — ... es realmente lo mejor — cogió aire profundamente — Quiero que lo sepas todo, para que no te angusties.

    — No es necesario — intervine automáticamente.

    Los pensamientos de Charlie se accionaron con mi declaración.

    Pena y rabia, pero sobre todo indignación, lo cargaban, consiguiendo que descongelara la posición que llevaba por largo rato.

    — ¿Esto es por Bella? — su tono era acusatorio — Quiza Jake tenga razón, entonces.

    No opinaba Charlie.
    Ahora, hablaba el jefe Swan.

    — ¿Por qué te inquieta esto ahora, Charlie?

    — Puede que existan cosas que hasta ahora ignoro... y prefiero que continuen así... pero esto me hará sentir mejor, a mi también.

    Jacob asintió enérgico.

    Desde luego, eso no fue lo más inteligente que pude haber dicho.

    — Dímelo.

    Sonó como si Renesmee implorara.

    Eso creó un repentino silencio.

    Prácticamente ella estaba llorando. Jacob también, viéndola.

    Llegué hasta donde Bella estaba muy rápido, sin pensarlo siquiera.
    Ella descansó su peso en mí, mientras sollozaba.
    Me estremecí a causa de su dolor.

    — Jacob. Dímelo.

    Eso fue suficiente para él.
    Las palabras de Renesmee, sonaban como ordenes a través de la mente de Jacob.

    — Nos... ...Yo... la besé — dijo sin voz — Más de una vez. Le dije miles de veces cuanto la amaba, y le pedí... desee que me eligiera a mí, en vez de... en vez de a Edward.

    Se veía afectado.
    Renesmee permanecía inmóvil. Sin expresiones.

    — También, estuve cuando... cuando ella regreso embarazada... de ti. Yo... — se encorvó, mirando al suelo — le... pedí...

    Se frotó la cabeza con ambas manos.

    No permitiría que se culpara también por eso.

    — Esa fue mi...

    — Le pedí ser el padre de sus hijos — me interrumpió.

    Todos miraban a Renesmee, y yo podía verla en sus mentes.
    Diferentes ángulos de su perfil sin emociones.

    Ella me mantuvo lejos de su mente, con asombrosa ferocidad.
    Ella pensaba con escalofriante objetividad, como si esto estuviese pasándole a otra persona y no a ella.

    — ¿Has terminado?

    Jacob asintió.

    Él habría dicho cualquier cosa para complacerla, para que no siguiera sufriendo.

    — Entiendo — Renesmee dijo.

    Jacob dio un paso hacia adelante, con las manos alzadas.
    Quería mostrarse inofensivo.

    — Lo siento, Ness — realmente lo sentia — Por favor, Nessie, debes confiar en mí. Eso fue antes de...

    Eso aflojó su dudosa parcialidad.
    Fue como si se reventara la presa de las emociones que había retenido hasta ahora.

    Tanto fue el desborde de pensamientos, que sacudí la cabeza de incomodidad.

    Renesmee había explotado.

    — No — sentenció — Sé que has sido sincero conmigo, Jacob. Gracias. Pero no me pidas que confíe, no ahora cuando todo el mundo me ha engañado.

    — Mi amor, te lo ruego...

    Tendió los brazos hacia ella, con ojos muy abiertos. Luego, los retiró vacilante.

    — Como dije, me voy — siguió sin escucharlo.

    No podía.
    Las palabras resonaban como ecos vacíos en su cabeza.
    Ella quería pensar. Estudiar la situación con más calma.
    Nuevamente, Jacob no pudo verlo.

    — Ness, escúchame, por favor...

    Le impidió el paso.

    — Basta, Jacob — se quejó Bella.

    Él la ignoro.

    Charlie y yo permanecimos en silencio.

    — Ness, tienes que escucharme — colocó ambas manos sobre su rostro.

    Sus ojos vidriosos clavándose en los suyos, con desesperación.

    Antes de que apartara sus manos de mi hija con brusquedad, hubo un sonido similar al choque de dos tablas gruesas de caoba.

    Todos, incluyendo a Jacob, permanecimos quietos.

    Charlie sólo alcanzó a ver como Jacob quitaba ambas manos de Renesmee, mientras enderezaba la cabeza lentamente.

    Bella y yo presenciamos cada fracción de segundo que duró la abofeteada.

    Le dolió, por supuesto.
    La marca roja en su melilla, era la prueba de eso.

    La sangre humana en las venas de Renesmee, hacía que fuese la más fuerte de nosotros.

    Pero no se comparó si quiera con el dolor que estaba causándole el rechazo de Renesmee.
    Si existiese una imagen lo suficientemente cruda como para ejemplificarlo, sería la de un hombre sufriendo un cáncer devastador en cada órgano de su cuerpo, mientras padecía un derrame cerebral.
    Todo al mismo tiempo.

    Renesmee se arrepintió de hacerlo justo en el mismo instante en que se dio cuenta de lo que hizo, pero no lo mostró.

    Avanzó hasta la entrada.

    — Ness...

    Él la siguió como si no pudiese evitarlo.

    Sabía que debía acompañarla.
    Aclarar sus confusiones, salvarla de la desesperante angustia de Jacob... pero Bella me necesitaba.

    Yo siempre sería su protector, así que la sostuve fuertemente entre mis brazos.

    Ella permaneció en un frustrante silencio.

    Me volvía loco, cuando lo hacía.
    De todos modos, respeté su decisión.

    — ¿Adónde irás, Ness? — se escuchó afuera, entre la fuerte lluvia y el sonido de la camioneta cerrándose.

    No hubo respuesta.
    Ella tampoco lo sabía.

    Pude ver que a Renesmee no le era indiferente el dolor de Jacob.
    A ella le conmovía verlo ahí parado en la ventana, sólo mirándola a los ojos.

    — Por favor, dime adónde irás.

    Pensó en cómo su vida se iba en picada.

    Renesmee no lo soportó.
    Extendió su mano fuera del auto, deslizándola por el rostro de Jacob.

    — Escapa — sollozó ella.

    Jacob profirió un sonido ahogado de puro dolor.

    Entonces, Renesmee volvió su vista al frente, y encendió la camioneta.

    Había sacado una errónea confusión en su cabeza.

    — No, Nessie. No, no, ¡No!

    Jacob agarraba con fuerza la camioneta, como si de eso dependiera su vida.
    Su voz aguda nos asustó.

    Bella se estremeció.

    — Ness, deten el auto. ¡Renesmee!

    Se te hacía espantoso ver como se alejaba la camioneta, a través de esa angustia mental.

    — ¡¡¡Renesmee!!! ¡RENEEEESSMEE!

    Entonces, lo que nos hizo cerrar los ojos a todos.

    Fue una acción inesperada, así que no pude preverlo.

    El auténtico rugido salvaje de un animal herido combinado con un llanto humano, retumbó en el aire como un trueno.

    No fue un grito de rabia.

    Fue más un grito de agonía.
    Él sintió que le arrancaban un miembro en carne viva.

    Desgarre.

    Charlie ofreció las patrullas, después de unas horas.

    Regresamos a la mansión al anochecer, confiando en que Renesmee llamaría en cualquier momento.

    No sucedió.

    — Oh, Dios, podría estar en cualquier parte. Sólo espero que este más tranquila.

    Esme -al igual que todos- se mostraba preocupada por la ausencia de Renesmee.

    Carlisle acarició con ternura sus hombros, proporcionándole consuelo.
    Besó la mano de Esme que sostenía entre las suyas.

    A él lo volvía loco verla triste.

    Las siguientes horas, fueron aún más horribles.

    Padecíamos de un asfixiante malestar colectivo.

    A excepción de Rosalie.
    Ella parecía morbosamente complacida con el desenlace de todo.

    — ¡Por favor! ¿Acaso no se dan cuenta de lo que nos salvamos? — habló — Ese perro nunca fue para Renesmee. Si existe la justicia, ellos no regresaran jamás.

    Emmett rió.
    Sin embargo, oprimió la unión de sus manos amonestándola.

    Yo simplemente la ignoré, como de costumbre.

    Las patrullas de Charlie se organizaron en alianzas por Seattle y Port Angeles.
    Mientras que dos lobos, apenas ocultos por los árboles, escoltaban la parte frontal de la mansión, y dos más la cabaña.

    Por suerte,conseguimos aplacar la curiosidad de Renée, gracias a que Alice le relató su muy oportuna versión de los hechos:
    “Renesmee discutió con Jacob en casa de Charlie.
    Nervios de las parejas próximas a casarse.
    Ahora ella había desaparecido, y todos ayudábamos -como buena familia del jefe Swan- a encontrarla.

    Jasper le influenciaba serenidad a la multitud, no obstante, esa serenidad presentaba fallos.
    Él se encontraba a la par de nosotros: Impaciente por no obtener resultados sobre el paradero de mi hija.

    Impaciente, frustrado, impotente, malhumorado...

    Tal vez, se debía a que guardaba cada pensamiento ajeno en mi cabeza, pero comencé a sentir como se multiplicaban uno a uno los dolorosos sentimientos.
    Me atormentaba.

    Busqué entre los rostros de todos, el único que me importaba ahora.

    Bella nos contemplaba desde la ventana, con los brazos cruzados sobre su pecho.

    Se veía naturalmente hermosa, a pesar de la expresión nostálgica en sus facciones perfectas.

    — Charlie llamará, muy pronto — alertó Alice.

    Carlisle tomó el teléfono.
    No pasó un segundo completo, antes de que este sonara.

    Bella estaba asustada.
    Continuaba sin tener acceso a sus pensamientos, pero la conocía inclusive sin la ayuda de ellos.

    Reflexioné acerca de como sería la mejor manera de mitigar su dolor, mientras caminaba hacia ella.
    Me sentía sumamente inútil.

    Rocé la piel encantada de su rostro hermoso.
    Mis dedos se fueron hasta el suave labio inferior, que mordía con nerviosismo.

    — Me odia, Edward — murmuró — Seguramente ella...

    — Ella sólo está confundida, Corazón — cepillaba su sedoso cabello hacia atrás, mientras negaba — Ella piensa que...

    Pero, mis sensibles sentidos captaron un movimiento rápido a través del cristal de la ventana.
    Inclusive, con la lluvia cayendo a cantaros del cielo.

    Uno de los licántropos - se asemejaba un poco a Seth en el pelaje- se lanzó a toda velocidad bosque adentro.

    Eso llamó mi atención.

    — ¿Qué ocurre? — demandó Bella.

    Agudicé mis habilidades, para localizar los pensamientos de la manada.

    — Uno de los chicos de Sam encontró la Toyota cerca de Sol Duc.

    Me miró de nuevo.
    Fui capaz de percibir el cambio en su expresión.
    Ella se veía aliviada.


    Carlisle escuchó como Charlie ratificaba lo que yo ya había visto en la mente de los lobos.

    — Edward — Bella susurró.

    Eso me distrajo.
    Reconocí esperanza en el tono de su voz.

    — ¿Sí?

    — Tengo una idea de donde encontrar a Renesmee.
     
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  2.  
    Ana inukk

    Ana inukk Gurú

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    Porque?? haaa que triste, se que no todo es perfecto pero ese malvado secreto es molesto. Me encanta como describiste, jamas habia leido algo que se asemejara y eso es importante en un problema tan comun en los fics sobre esta pareja

    Un Beso...
     
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  3.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Hi, everybody.
    ;)


    Gracias, Linda Ana.
    Me encanta que te encante.
    :D
    Cierto. TODOS los secretos son muy molestos.
    Pero, entonces le faltaría adrenalina a este fic, ¿no crees?
    Jajaja


    "juro que mis ojos se aguaraparon al imaginarme esa desesperacion de nessi y jacok lo juro.... por dios que ella entienda no quiero que termine feo waaaaaaaaaaaaaaaaaa >.>"

    Don't worry, darling.
    AMO los finales felices.
    Pero, ¿qué es una historia sin un poco de drama?
    Gracias por comentar, viviana.


    Gracias, Linda
    Que les guste es mi objetivo, y ok, ok.
    Here we go.
    :p Besitos de inicio de clases.
     
  4.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
    3979
    Capítulo XXXIII: Sólo quiero morderme la lengua.
    (Jacob)

    — Gracias, Seth. ¿Alguno tiene una idea menos estúpida que esa?

    — No es estúpida, Embry. A las chicas les gustan las cosas sentimentales. Le llaman "Romanticismo".

    — Bien dicho, hermanito.

    — ¿Qué tal, Leah? — pensó Embry — ¿Sabes? Serías más útil aportando que quejándote.

    — Tentador, pero no gracias.

    — Cursi, si me lo preguntan — opinó Quil.

    — Estamos en sintonía, hermano — Embry coincidió.

    — Sigo pensando que a Nessie le gustaría.

    — Seth, ¿tienes idea de cuanto le costaría a Jake todas esas rosas que dices, criatura?

    — Tacaño — pensó Leah.

    — Hey, chicos... y Leah — agregó Adam — ¿Siguen pensando en qué hacer para que a Ness se le pase el berrin... esto... la molestia.

    — No te cohíbas, Adam — pensó Leah — Puedes estar seguro de que todos pensamos igual que tú. Y Seth, deja de perder tiempo con estos vagos, y ve a casa. Tienes deberes que hacer.

    Oigan, creo que se me acaba de ocurrir algo — propuso Quil.

    — No me mandes, Leah, no soy un niño. ¡No eres mamá!

    — Sí, Adam, seguimos pensando. Se escuchan sugerencias. Quil, hermano, ¿qué se te ocurrió?

    — Seth,no empieces, por favor, y ah, sí ¡Ve a casa!

    — Que les parece si entre todos hablamos con Ness — comenzó Quil — Ya lo sé, tal vez no nos escuche al principio, pero si insistimos una y otra vez, y otra, y otra, entonces, ¡Cederá!

    — ¡SOY UN A-DUL-TO, LEAH! ¡ENTIENDELO DE UNA VEZ! Y repito: ¡No eres mamá!

    — ¿Eso crees, Quil? — pensó Adam — Es decir, ¿no terminará, ya saben, por obstinarse de nosotros, y tirarnos a patadas de su casa? Después de todo, es un vampiro. Con mal genio, cabe destacar.

    — Muy maduro, hermanito. Pobre Claire. Le espera un futuro no muy prometedor. Consejo para todos: Son pésimos en lo que a "gusto de chicas" se refiere.

    — Wow, me enternece tu fiel apoyo, "Oh, sabia Leah" Muy útil en la manada — pensó Quil.

    — Umm... No me convence tu plan, hermano. Pienso igual que Adam, terminará echándonos — Embry dijo.

    ¡Basta!

    — Si lo que pretenden es ayudarme, ¡¿podrían callarse todos?! — protesté.

    No tuve que recurrir al doble timbre del alpha.
    Yo no era su dueño para ordenarles, ni cosas así.

    Ellos sabían eso.
    Obedecieron únicamente por empatía.

    — Conmovedor — pensó Leah.

    Puse los ojos en blanco, a pesar de que ella no pudo verlo.
    Tampoco los otros, en realidad.

    Todos nos hallábamos registrando con diligencia cada pedazo de tierra y camino, en la búsqueda de Ness.

    Hasta ahora, sólo teníamos la ubicación de la Toyota estacionada detrás de las casas de campo de Sol Duc.

    Agradecí la colaboración de Sam y los chicos en esto.

    Sin embargo, había perdido la cuenta de las horas que llevaba olfateando el rastro, y este me conducía (me perdía) al otro lado de Shoreline Report, los moteles, las cabañas y la casita en remodelación donde ella se pasaba la mayoría del tiempo... antes de que ocurriera todo el catastrófico desastre.

    ¿Es posible que no haya notado algo?

    — No pierdas la esperanza, Jake — pensó Quil — La encontraremos.

    Yo sabía eso.
    No me rendiría, por supuesto.

    Levantaría cada piedra de toda esta milla cuadrada, buscaría en cada lugar de este pueblo.
    Buscaría en todo el mundo, ciertamente.
    Una y otra vez, hasta encontrarla.

    Justo ahora, no me importaba en absoluto que me odiara, o no quisiera verme.
    Sólo quería saber donde estaba.
    Necesitaba saber que se encontraba bien.

    Sentí como levemente iba perdiendo fuerzas sin ella.
    Me estaba debilitando su ausencia.

    — Resiste, Jake. Estamos contigo — pensaron de regreso.

    Aprecié eso.

    Pero sabía que no era justo esclavizarlos de esta manera.
    Sin comida, agua, ni un segundo para descansar.

    Conmigo era diferente.
    Yo me encontraba indudablemente dispuesto a morir de inanición primero, que vivir sin Ness.

    Tomé una decisión.

    — Escuchen... regresen a casa todos, ¿ok? Esperaremos hasta mañana.

    No hubo respuesta.

    Ellos entendieron mis prioridades de lider: Lo que sea mejor para el equipo.
    Aun así, pude sentir su preocupación al dejarme.

    Leah se veía renuente a obedecer.
    Ella prefería -para total sorpresa de todos- quedarse a... cuidar de mí.

    — Es porque eres un inútil — mintió muy pobremente.

    — Lo siento, Jake — pensó Embry.

    Pensaré en algo, hermano — Quil dijo.

    — No te abandonaré, lo prometo.

    Hubo un profundo silencio mental de vacilación.

    — Bueno... — interrumpió Adam — Ya escucharon al jefe. ¡Todos afuera!

    — Dios, ¡¿cómo lo soportan?! — ladró Leah — ¡Él no es nuestro jefe, lobato!

    — Acostúmbrate, preciosa, me tendrás en tu mente por largo tiempo.

    — No, si te mueres.Accidentalmente, quise decir.

    — Estaré con Charlie y mamá si me necesitas, hermano — Seth dijo.

    No lo escuché más.

    — ¡¿Preciosa?! — Embry se carcajeó — ¡El cachorro le llamó a Leah, PRECIOSA!

    — ¡Ya salgan, y dejen a Jake en paz! — Quil pensó.

    Comencé a alejarme de las cabañas, tratando de no pensar demasiado en cómo, dónde y en qué condiciones se encontraba Ness.

    "Escapa"— había dicho ella.

    No entendí mucho, que demonios intentó decir con eso.
    De cualquier manera, la punzada de dolor que me producía la forma en que lo dijo, me carcomía los intestinos.
    No me gustaba mucho lo de ser vulnerable.

    Al dejar atrás los árboles grandes del parque de casas rodantes, tiré de mis pantalones mientras volvía a mi forma humana.

    Saqué el iPhone de su estuche deportivo, puesto alrededor de mi pantorrilla.

    Ninguno de los chicos mencionó nada al respecto, dada la perturbadora situación.

    Marqué el número de Nessie.

    Agonicé con cada tono.

    Atiende. Atiende. Atiende.

    Su hermosa risa cantarina llenó la línea.

    "Hey, todo el mundo. Deja tu mensaje, ¿ok?"

    El eco de mi propia risa se escuchó al final.

    — Ness, maldición... sólo... dime dónde estás — suspiré — Por favor. Dios, te juro que te amo, cariño.

    Colgué.

    Mis pies me llevaron por instinto hasta la cabaña.
    Se sentía un poco sádico regresar con quienes destruyeron tu vida no más de medio día, pero no imaginaba otro lugar donde quisiera ir en este instante.

    Me desplacé por el bosque que cubría la casa pedregosa.

    Perecía llena de gente.
    ¡Ugh!
    Corrección: llena de vampiros.
    Ellos estaban aquí por... la boda.

    Eso me llevó a rebobinar los recientes acontecimientos en casa de los Swan.

    La maldita culpa revolvió mi estomago como un maremoto.

    Reconocí los pasos de Leah por el césped del jardín que daba al pequeño estanque.
    Seth no estaría muy lejos, entonces.

    Edward estaba en el camino hacia las puertas de madera.

    La patrulla de Charlie, con sus luces rojas y azules, se encontraba estacionada junto a los humildes autos de los Cullen.

    ¿Tendrían noticias nuevas?

    Mi corazón se presionó contra la caja torácica.

    — Regresó — respondió Edward — Estuvo meditando en la casita en construcción de la playa, todo este tiempo. Está con Bella, ahora.

    Me quedé clavado en el suelo.
    ¡Felicidades, Jacob!
    Acabas de superar tu propia estupidez.
    Al menos, ya estaba en casa.
    Edward esperó.

    — Lo siento — musitó — Sé que piensas que no es cierto, pero me duele mucho el desenlace que tuvo todo esto.

    ¡Hipócrita!

    Quise pasar de largo.
    Entrar decidido a buscarla, para acabar con toda esta porquería de situación.

    Una asquerosa mano fría de Edward me lo impidió.

    ¿Y ahora, qué?

    Le miré a la cara con odio.

    — Ellas tienen... bueno... asuntos que resolver.

    Actué como si no hubiese hablado.

    ¿Se supone que debía esperar paciente a que terminaran, mientras discutían Dios sabe qué cosas acerca de mi futuro y de Renesmee -que venía siendo lo mismo- listo para caminar voluntario al paredón de fusilamiento?

    Consideré el ignorarlo mientras entraba a la casa.
    Sabía que Edward escuchaba mis intenciones, así que me quedé donde estaba.

    — Esta vez te haré compañía-sonrió petulante — A Bella le hace sentir mejor que esté contigo.

    De eso siempre se trataba todo esto: Bella.
    Lo que Bella quiere... Lo que piensa Bella... Bella, Bella, Bella.
    Los demás podíamos freirnos en aceite frente a sus ojos, y a él no le importaría si Bella estaba a salvo.

    Bella era todo su mundo.
    Nunca presentó interés por nada más.
    Ni siquiera por su hija.

    — Curioso — la expresión en su rostro era crítica — Yo había pensado que estabas al tanto de lo mucho que amo a Renesmee. No sería una tarea muy difícil de realizar, contigo metido en todos lados a cada momento.

    Nos miramos el uno al otro, por un segundo.
    Yo no esperaba esto.

    — ¿Que se supone que significa eso?

    — Tú, Jacob Black, me robaste a mi hija.

    En un instante se encontraba frente a mí con sus dientes expuestos.

    ¡¿Habría perdido el juicio?!

    Silbó con furia.

    — Cada invaluable momento de su infancia, cada detalle de su crecimiento acelerado. Su alimentación, los paseos, el primer día de escuela. Los juegos, ¿te suena? — gruñó — Se me hace imposible recordar un solo momento en el que TÚ no hicieras lo que a MÍ me correspondía por derecho.

    Deliberé sobre cual de todas las incoherencias que decía me molestó más.

    ¡¿De qué demonios me culpaba?!
    ¡¿De amarla hasta la locura, de cuidarla como a una joya todo este tiempo?!

    ¡¿SE HABRÍA VUELTO LOCO?!

    Ella necesita un tiempo a solas con su madre, Jacob — ignoró lo que pasaba por mi cabeza — Deber irte.

    — ¡¿QUÉ?! — las palabras salieron de mi boca como un relámpago.

    Disparos de electricidad se sacudieron a través de mi torrente sanguíneo.
    Mi cuerpo comenzó a convulsionar.
    Edward claramente sintió una pelea.
    No se equivocó.

    — No sin ella — mascullé.

    — Por favor, Jacob, ¿es muy difícil para ti ver lo desastrosamente delicado que se puso todo esto?

    — No, claro que no puedo verlo, porque justo ahora estoy muy ocupado ¡viviendo mi propio infierno!

    Ambos volvimos la cabeza hacia la puerta, cuando Renée apareció junto a Charlie en el umbral.

    No tuve tiempo para ellos.
    La vida se me iba de las manos.
    Literalmente.

    — No entrarás, Jacob. No lo permitiré.

    — Te diré qué. No me importan tus estúpidos argumentos. Ella es mía.

    La mirada desquiciada que adoptó su expresión de piedra, me advirtió el calibre de lo que pudo ver en mis recuerdos.

    — Tú... perro...

    Edward rugió endemoniado hacia mí, exhibiendo sus dientes.

    Renée jadeo.

    Bien. Esto prometía ser divertido.

    — Renée, deberías...

    — No, Charlie, este chico sólo quiere ver a su prometida. ¿Quienes somos para impedírselo?

    — Sí, Edward, ¿quién eres para impedírmelo?

    Edward me rugió con mayor fuerza.
    Renée se sobresaltó con el ruido.

    Bueno, al menos no podían culparme esta vez de echarlo todo a perder.

    — Ella... es... mi hija, Renée, y yo...

    Charlie se interrumpió.
    Tal vez cayó en cuenta que esto no tenía solución.

    Un sonido de tacones se escuchaba cerca.
    Di otro paso hacia adelante.

    — Por ultima vez, no entrarás — Edward gruñó.

    — Ella es mía, no tuya.

    — Te acercas a ella de nuevo, y es tu funeral.

    — Edward — amonestó Bella, a su espalda.

    Junto a ella: Nessie, entre Tanya y su amiga chupasangre de Sudamérica.

    Edward me sostuvo la mirada por un rato más, luego volvimos la cabeza hacia ella.

    — Ven aquí, Renesmee — rugió.

    — Lo lamento, papá, me voy.

    Pasó contoneándose junto a mí, hacia la camioneta.

    La estela de su dulce fragancia a Vainilla y Miel quemó mi nariz, trayéndome a la vida.
    Fue ahí cuando me di cuenta que estaba adicto a esa placentera sensación.

    — ¡Ness!

    Corrí detrás de ella.

    Sus rulos casi rojos rebotaban, con cada paso.

    No paró frente a su camioneta.
    Avanzó sin detenerse hacia el río.

    — Ness, espera — logré alcanzarla.

    Se giró hacia mí.

    — Yo... yo lo siento — susurré.

    Tomó un gran respiro, mientras sacudía la cabeza.

    — No te disculpes, Jacob. Tú eres el menos culpable en todo esto.

    Mi mente se quedó en blanco.
    Por primera vez, quise tener poderes chupasangre para leer sus pensamientos.

    — ¿De qué hablas? — demandé.

    Sus mejillas y cuello se encendieron de rojo.

    — Siento mucho haberte llevado hasta este punto — se retiró un rizo detrás de su oreja, con nerviosismo — Entiendo que será difícil de... superar para ambos, pero... prometo… prometo poner todo de mí para que sea lo menos doloroso posible.

    Me sentí al borde de un acantilado.
    El vértigo me daba nauseas.

    — ¿Qué demonios estás diciéndome, Ness?

    Trago saliva.

    — Tú la amas.

    — Maldita sea, Nessie…

    — ¿Te has preguntado que hubiese pasado si yo no existiera, si no fuese el motivo de tu imprimación? — las lágrimas se agrupaban en el borde de sus ojos — ¿Estarías conmigo, ahora? ¿Habrías dejado de amarla?

    — Con un demonio, Ness...

    — Yo sí — continuó — La respuesta es no.

    — Te amo, Renesmee.

    Negó con la cabeza.
    Las lágrimas iban cayendo.

    — Eso no es cierto. Es lo que tú crees. Lo que te hago creer, pero no es cierto.

    Verla llorar se sentía como agujas enterrándose en el corazón.

    Caminé hacia ella.
    Ness presionó sus manos contra mi pecho para detenerme.
    Las tomé entre las mías y seguí avanzando.

    — Jake, no...

    Envolví mis brazos a su alrededor, hasta apoyarla de espaldas en un árbol.
    Me apreté contra ella.

    — Te amé desde el bendito momento en que naciste, Ness. Y eso es totalmente cierto.

    Se estremeció de placer.

    — Eso no es amor, Jake, es una ilusión. Yo provoqué todo esto. Fui yo quien...

    — ¿Es que no lo sientes? ¿No te he demostrado cuanto te amo? — ladeé la cabeza, aspirando el dulce perfume de su cuello — ¿Cómo después de ser mía, puedes llamar a lo nuestro una maldita ilusión?

    Sus labios se abrieron involuntariamente.
    Su cálido aliento derretía mi piel.

    — Tú no entiendes... — empezó a decir sin aliento.

    Besé la parte posterior de su cuello.
    Ella se relajó en mis brazos.

    — Te amo, Ness, y lo sabes. Más que a mi vida. Más que a cualquier cosa en este mundo.

    Su pecho subía y bajaba con rapidez.
    El corazón le latía a una velocidad imposible.

    — Jake...

    Eres todo mi universo.

    Desesperadamente, urgentemente busqué sus labios.

    Sí. Ella me amaba. Lo sabía.
    Sin importar lo idiota que pudiese ser, o los puñetazos diabólicos de la vida, ella me amaba.

    Todo este horror se había terminado.
    La entrega apasionada de nuestros besos lo demostraba.

    Entonces, todas mis ideas cursis se fueron al inodoro, cuando paró de besarme.

    Me preocupé al sentir como sus labios temblaban junto a los míos.
    Cada uno de sus sollozos se me clavaba en los huesos.
    Y yo tenía una patentada experiencia sobre dolor de huesos.

    Contuve la respiración, aterrorizado.

    — Conseguiré el modo de librarte de mí — llorisqueó en mi mente.

    Volvieron las nauseas.

    — Ness...

    — Shhhh — colocó sus dedos tibios sobre mi boca — Vas a estar bien. Todo va a estar bien.

    La sensación del mundo entero derrumbándose a mí alrededor congeló mis músculos.

    Un momento, la había asechado como un lobo hambriento, fuerte e invencible.
    Segundos después, pase a ser la frágil presa asustada.

    — Cómo puede estar bien si tú... si tú... — el nudo en mi garganta, me impedía respirar — No soy capaz de vivir sin ti.

    Rogué por que esto no fuese real.
    Ella no podía estar terminando conm... No. Eso era imposible.

    — Jacob, por favor. No hagas esto más dificil para los dos.

    Ella comenzó a empujar mi pecho.
    Retrocedí en medio del shock.

    Nunca comprendí tan bien, como hasta ahora, el punto de mi padre sobre la imprimación.

    "Lo que hace a un lobo más fuerte"

    Sí. Eso tenía lógica.
    Considerando que lo único que me hacía vulnerable, era la mujer que estaba despidiéndose de mí.

    — Ness...

    — Eres libre — sollozó, antes de correr lejos.

    Y así es como fui sádicamente condenado a pagar por lo que sea que hice mal, en esta porquería de vida.
     
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  5.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    "orale.!!!! podre chicuelo!!! es como escuchar platos rotos caer por todos lados.!!! OMG... CONNTINUACIOOOOOOONNN,ness como qe aun no entiende la imprimacion..debe entenderlaaaaaaaaaaaaaaa"

    Jajaja.
    Ella sólo está confundida.
    Moraleja: ¿Las mentiras realmente te ayudan o te hunden más?
    Bueno... he aquí la continuación.
    Gracias por seguir ahí Viviana.
    Besitos.;)
     
  6.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    Capítulo XXXIV: Nada que decir. Solo váyanse al diablo todos.
    (Jacob)

    Estuve tan cerca de ser plenamente feliz.
    Ahora, todo se había perdido.

    Tan irónico y morboso, como ofrecerle un helado a un niño en verano, para tirarlo luego en sus narices.

    Entonces, ¿debía asumir que sería el final?
    Mi final, obviamente.
    Yo no duraría, ni media fracción de segundo, sin Ness.

    Como para probar ese punto, comencé a sentirme débil, el mismo día.
    Enfermo, al siguiente.
    Vacío, a la semana.

    Renée claramente cayó en cuenta de que los Cullen no cumplían precisamente con los cánones humanos, al ver como Edward se acuclilló frente a mí con las manos en dos garras, gruñendo como una bestia.
    Se le suministró una rara versión de los hechos, y nos quedamos con eso.

    — Mamá, todo será más fácil de asimilar, si imaginas que estás en uno de esos libros que te gusta leer.

    Renée me recordó a un peluche con el que Nessie dormía de pequeña.
    Grandes ojos azules abiertos de par en par, con mirada de cachorro.

    La diferencia estaba en que a Renée no le colgaban dos orejas largas hacia atrás, sino una masa desastrosa de cabello enredada alrededor de su cara.

    — ¿Ciencia Ficcion? — sugerí al azar.

    Lo cierto es que dificultaba que algo de lo que vivimos tuviese algún sentido para ella, a menos que habláramos de Underwold, o de esa serie para chicas que transmitían por Warner.

    Bella se inclinó en su asiento junto a su madre, lanzándome una mirada de rayos láser.

    Mis dedos índices apuntaron a Edward en mi defensa.

    No fui yo quien encarnó a Bruce Barner frente a la mente incauta de Renée.

    En realidad, sería un insulto a su inteligencia creer que Renée se iría sin sospechar nunca nada.

    ¡Viviamos en unun mundo de locos, por Dios Santo!

    Hasta un niño se daría cuenta de los evidentes detalles.

    ¿De verdad piensan que no llaman la atención, en la simplicidad normal de este mundo imperfecto?

    Había que reconocerlo.
    Edward sólo adelantó los acontecimientos.

    De igual forma, todo esto apestaba.
    Pasaba de incómodo a asquerosamente incómodo, con cada día.

    Nessie se inventó una historia loca, sobre Bella y yo desenfrenadamente enamorados, blah, blah, blah. Entonces, ella me obligó a quererla por la imprimación, blah, blah, blah.

    No es como si no hubiese intentado -innumerables veces- persuadirla de semejante disparate, pero así era ella.
    Cuando creía que estaba correcta en algo, se volvía obstinada.

    Culpa de Edward, otra vez.
    En algo debía parecerse a su padre.

    Así que ella continuó con su vida anterior a nuestro noviazgo: la universidad, distancia prudencial entre los dos, cretinos con dinero visitándola en casa.
    Lo que lo hacía peor.
    Dejó de traerlos luego de que enviara a la segunda palomita delicada al hospital.
    Los miserables no habían sido siquiera capaces de lanzar el primer golpe por mucho, incluso cuando les di la oportunidad de defenderse para ser justo.
    Ness me odió aun más por eso.
    Me encogí de hombros en su dirección.
    Nadie tocaba lo mío.
    Después de TRES largos semanas de tortura morbosa, esto había llegado demasiado lejos.

    Por otro lado, yo: muriéndome.

    ¡Bienvenidos al juicio final!

    — Es suficiente, ¿no les parece? — Ness ondeó su mano hacia todos, capturando la atención — Estoy cansada de buscar excusas tontas para fingir que todo es normal, cuando lo que somos no puede estar más lejos de eso — miró a la Renée shockeada, a un lado de Bella — ¿Es tu hija, no? ¿Y la amas, verdad? Pues, eso debería bastarle. Bella es la persona más humana que conozco, y ¡¿a quién importa si sus ojos cambiaron?! Su corazón, sigue siendo el mismo.

    Me abstuve de ovacionar, mientras lanzaba fuegos artificiales, que sería realmente lo que quería hacer.
    Aunque si solté una carcajada.

    Todos me miraron como si me hubiese vuelto loco.

    — ¿Qué? Oh, vamos, debimos dejarla hablar desde un principio. ¡Es un genio!

    Emmett rio conmigo.

    Los demás sólo se quedaron viendo como Ness abandonaba el salón.

    Naturalmente, yo me fui detrás de ella.

    No volvimos a ver a Renée después de ese día.

    — Jake, ¿no podías haberlo hecho antes de verme? Quiero decir, ¿ir de compras no es algo para chicas?

    — Ya calmate, hermano. Nadie dudará de tu hombría por esto.

    Para Embry observar las vidrieras de una tienda pija de marca, equivalía a comprar crack en el Bronx.

    Claro, ambos miramos zapatos de chicas en un centro comercial, pero tienes razón, eso no tiene nada de raro.

    — Nessie ha esperado tener uno de estos por semanas.

    — ¿Hace eso alguna diferencia? — murmuró — ¡Seguimos mirando zapatos de chicas en un centro comercial!

    Tres mujeres a nuestra derecha, se echaron a reír.

    Una de ellas, del tipo de chicas que harían rodar como un perrito a cualquier hombre a su alrededor, me estaba mirando con algo de interés.

    Traté de ver en ella algo... Nop. Imposible.

    Nessie estaba marcada a fuego en mi alma.

    Hice señas a la vendedora, para que me consiguiera un par de los que -sin duda- eran los zapatos mas costosos que vi en mi vida.

    Tenía el dinero.
    Ahorraba desde hace meses para la luna de...
    Maldita sea, ya estaba recordando todo eso, de nuevo.

    — ¿Los Vivier? — dijo la vendedora, de vocecita aguda.

    Y aunque no tenía ni idea de lo acababa de decir, asentí.

    — Entonces, tú y Ness... ¿amigos y ya?

    — ¿Técnicamente? Sí.

    — Pero sigues insistiendo, ¿no es así?

    — Sé que ella se dará cuenta de que lo nuestro es más fuerte que una estúpida leyenda.

    Embry respiró hondo.

    Todo este asunto de la imprimación da asco.¡Sólo mírate! — dijo, viendo la esclava — ¿Qué les sigue, zapatos caros y ropa de marca? Cierto, ya los usas.

    Levanté el brazo donde llevaba el regalo de Ness.

    Lo notaste.

    ¿Y, quién no? — rió — Hermano, tiene el grueso de un cinturón, ¡y brilla como luces HD! Es imposible no encandilarse con eso.

    Me encogí de hombros.

    — Ness le hace feliz que lo use.

    Embry hizo un gesto, como si hubiese bebido de una leche pasada de días.

    — Imprimados — bufó — Son pateticamente manipulables. Si ese fuera mi final, y ruego a Dios que no lo sea, me gustaría imprimarme de una como Ness.

    Giré la cabeza para verlo.

    — Ya sabes — continuó — no es muy agradable la parte de que es un vampiro, y eso, pero es buena chica.

    Cerré mis ojos con frustración.
    Embry no era realmente un buen apoyo hablándome de las muchísimas cualidades de Ness.

    Yo tampoco era muy bueno manejando esta situación, que se diga.

    No tenía caso.
    Regresaría, como el masoquista que soy, hasta el centro de mi suministro personal de dolor y alivio.

    Patético.

    Lo peor es que de verdad ponía de mi parte para resistir a la urgencia de estar a su lado,pero era difícil.
    No, más bien inútil.
    Imposible.

    El aroma de Nessie me golpeó con violencia, al pasar los árboles del jardín de Bella.

    Aspiré cada partícula de su fragancia.

    Intoxicándome.

    El aroma venía de su habitación.
    Volvió a quedarse allí, luego de que Renée se fuera.

    Se sentía extraño como todo -al parecer- regresó a ser igual que antes.
    Todo menos mi vida, claro.

    Como Jake Gyllenhaal en Source Code, o Scrooge mientras le mostraban su pasado.

    ¿Estaría sucediéndome lo mismo? ¿Habría algo que necesitaba aprender por estúpido, y luego sólo me devolvían mi vida?

    Nunca le di mucha importancia a esa historia de Scrooge, así que no sabría que hacer, si fuera el caso.

    Atravesé la puerta de madera, casi llevándome el librero por delante mientras corría las escaleras hacia Nessie.

    — Yo que tú, no haría eso.

    Mis ojos se fueron hasta la chimenea de la esquina, de donde provino la voz.

    Claro. Debí suponer que no me sería tan fácil.

    — Dime que tu dulce esposa no vino contigo — bufé.

    Emmett se echó a reír.

    — Edward y Bella están de cacería — dijo — ¿Qué esperabas?

    Cierto.
    Después de que Edward espiara mi cabeza encontrando... esto... pruebas de que Nessie me pertenecía, estuvo a punto de lanzarse sobre mí dispuesto a sacarme el corazón latiendo de un tajo, en tanto Bella me cortaría los... Ahogué ese pensamiento doloroso.
    Ness amenazó con volver a irse, si continuábamos discutiendo.
    Los tres abandonamos la pelea, de ipso facto.

    — ¿Quisieras esperar a que baje Rose? — me acusó Emmett — No serás tú quién tendrá que aguantar su mal humor, luego.

    ¿Esperar? ¿Más?
    Seh, claro.

    — De vez en cuando es bueno correr el riesgo — le dije, mientras subía, de dos en dos los escalones.
    Escuché como gruñía presagiando lo que tendría que aguantar después.

    Pobre.

    No importaba cuan inhumano fuese un vampiro sin alma, estoy seguro de que la rubia funcionaba así como el tortuoso carma de perpetua condenación.

    ¿Qué pecado tan grave pudo haber cometido el pobre chupasangre?

    Olisqueé el asqueroso hedor de Rosalie, filtrándose por la puerta del dormitorio.

    Ésta se abrió, antes de que tocara el pomo.

    Cuando pude darme cuenta, Rosalie escupía veneno frente a mí.

    — Lo siento, no se admiten mascotas.

    — Los buenos modales ante todo, rubia. Estoy orgulloso de ti. Veo que tu cerebro no está tan discapacitado.

    — ¿Qué buscas?

    — A ti no, de eso puedes estar segura.

    Se quedó viéndome de un extraño modo.
    La expresión en su rostro fue de alivio, o algo así.

    — Ella no quiere verte, ahora — se cruzó de brazos frente a mí.

    Fue difícil no reírme en su cara.

    — Tú sabes que eso no es cierto, Barbie.

    Los ojos de Rosalie me miraban como si quisieran agregar algomás.
    Advertir, tal vez.

    Ambos conseguimos escuchar un suspiro quejumbroso, desde el otro lado de la puerta.

    A Ness le incomodaban mis divertidas discusiones, con su tía.

    Rosalie se hizo a un lado.

    Me olvidé de ella, en cuanto atravesé la puerta.

    Nessie estaba esperándome cauta, apoyada de la ventana.
    Aun cuando se veía triste, no dejaba de ser la mujer más hermosa.

    Me quedé en silencio, sin apartar la mirada de sus encantadores ojos.

    Fácilmente podía quedarme así, por siempre.

    — Estás invadiendo propiedad privada — se quejó.

    Ella me estaba mirando, con los párpados en dos rendijas, sólo lo suficiente para hacerme saber que no me quería aquí.
    Yo sabía que ella estaba fingiendo.
    Conocía de memoria las facciones de su rostro ante cada reacción.

    — La mala conducta esta profundamente arraigada en mi genética, cariño.

    Sonrió levemente.
    La presión a ambos lados de mi pecho descanso su tortura, por un momento.

    Dirigió su vista a mis manos.

    ¿Qué es? — preguntó como si no le importara.

    Intentaba no sonreír.

    — Es para ti — musité, sonriendo como un idiota.

    — ¿Para mí?
    ¿Estaría conciente de lo condenadamente incapaz que me volvía su mirada?
    No supe que había avanzado hacia ella, hasta que noté la onda expansiva de su calor contra el mío.

    — Son los zapatos que querías.

    ¿Por qué demonios tenía que sonar tan estupidamente inseguro?

    — Los Bip... no se qué.

    — Vivier.

    — Ah, sí, eso.

    — Pero... eso... eso debió costarte mucho, Jake.

    Me incliné un poco sobre ella, para colocar la bolsa sobre el buró.
    Escuché su respuesta cardiaca a ese acercamiento.

    Sonreí ampliamente.

    Son tuyos, preciosa.

    Igual que yo, pensé.

    — Gracias — sonrió de vuelta.

    Extendió su brazo hacia mí.
    Acarició mi barba de tres días.

    — Te ves cansado.

    Cerré mis ojos al delicioso contacto.
    Hace más de una semana que no me tocaba.

    — Se me da mejor no dormir, a veces — sonreí — Bueno... tú sabes eso mejor que nadie, cariño.

    Jake..

    — Ok, perdona. Entiende que soy sólo un pobre, vulnerable, y solitario imprimado sin remedio.

    Giró sus bellos ojos, malhumorada.

    — ¿Sabes? Realmente necesitas relajarte — sonreí — ¿Quisieras que te de un masaje en la espalda?

    — ¡Jacob!

    — Ok — alcé las manos — Me portaré bien... unos minutos.

    Se hizo el cabello hacia atras, con estrés.

    — No puedes insistir en esto, Jake.

    — En realidad, eso hago, princesa.

    — ¡No es sano! — gritó — ¿Cuándo vas a entenderlo? Llevo tres semanas y dos días intentando protegerte de mí, y tú con... — movió su mano de ella hacia mí — ... esto, ¡no estás colaborando!

    — Tú me amas, Ness. Lo sé.Puedo sentirlo.

    Sus enormes ojos chocolate escudriñaron mi rostro como si fuese un libro raro de filosofía.
    Respiró profundo.

    Y eso ¿qué?

    Abrí los ojos de par en par.

    — "¿Y eso qué?" — grité.

    — No te haré daño, Jacob. La imprimación te esclaviza a mi lado, y yo quiero que seas feliz.

    Me acerqué más para mirarla bien.
    ¿Le habrían lavado el cerebro?

    — Por el amor de Dios, niña, ¿De que otra forma quieres que te lo diga? ¡Sólo puedo ser feliz contigo!

    Sacudió la cabeza antes, durante, y después de que terminara de hablar.

    — Eso no es cierto.

    Increíble.
    Su terquedad no tenía precio.

    — Dime, entonces, qué esperas que haga — gruñí — ¿Rogarte de rodillas para que vuelvas conmigo? Eso ya lo hice. No sirvió de nada. ¿Quieres que juguemos a ser amigos, a pesar de que me muero por besarte ahora? No hay problema. Haré todo lo que pueda.

    — Entonces, ¿eso es lo que quieres? — me acusó molesta — ¿Ser mi esclavo de por vida? ¿Vivir atado a mí sin opción a nada más?

    — ¡Si! ¡Eso es exactamente lo que quiero!

    — Ok. Veo que no logré explicarme conclaridad.

    — Ness, eres lo único que necesito para vivir, lo demás no importa.

    Mis manos recorrieron el familiar camino de su cintura.
    Le abrí los brazos al deseo.
    La desesperación pudo más que todo lo demás.

    — Nessie, te necesito, mi amor — musité — Me estás matando.

    Sentí la enorme urgencia de caer de rodillas frente a ella, rogando piedad... por segunda vez.

    — Jake...

    — Escucha, no tengo idea de lo que harás, pero te diré algo — sostuve su rostro con manos temblorosas

    No estaba en mis planes, el sufrir un nuevo ataque.
    La marca perfecta de sus dedos en mi mejilla, me duro cuatro días.

    — No importa lo que hagas, que estupidez decidas, ni siquiera me interesa lo que pienses de mí, me da igual. Te amo, Nessie. Como un enfermo sin control,pero eso ya tú lo sabes.

    El provocativo escote de su pecho desnudo, se alzó en un lento suspiro.

    ¡Misericordia, POR FAVOR!

    — Jake...

    — Mira, es cierto. Hubo un tiempo en el que Bella lo era todo para mí, y se puso peor cuando su estomago aumentó de tamaño — las palabras salían desesperadas por mi boca — Escucha, todo eso... nada de lo que sentíamos tenía sentido. ¡Nada! No fue hasta que llegaste, mi amor. Incluso sin mirarte, yo... supe... sentí que no existía nada tan fuerte, tan poderoso, como lo que podía sentir por ti.

    Nessie me miraba fijamente.
    Se le formaban lágrimas en los ojos.

    Si le había creído a todos, debía creerme a mí, también.
    Esta era mi gran oportunidad para contar historias.

    — Ness... Dios, yo... recuerdo el momento. Ese maravilloso instante en que vi por primera vez tus... esos hermosos ojos chocolates que tienes — enredé mis dedos en su hermoso cabello rizo — Fue, entonces, cuando entendí la sincronía de todas las cosas. De las mejores.

    Ness esbozó una tímida sonrisa.

    La miré fascinado.
    Podría mirarla a los ojos, eternamente.

    — Yo mismo inyectaría veneno en mis venas, si estuviese mintiéndote, nena. Lo juro.

    Arqueé todo su cuerpo contra el mió, inclinándome para besarla.
    Su aroma mágico estaba volviéndome loco.

    Ness acaricio mis brazos, llevándome a un sueño de placer sin retorno.

    — Si me besas — lamio sus labios — no habrá marcha atrás.

    Detuvo una de sus manos en mi pecho.
    Justo, donde brincaba excitado mi corazón.

    ¿Marcharme?
    ¿Por qué demonios querría marcharme?

    — No iré a ninguna parte, Ness.

    Curvó sus labios hacia arriba, en un modo peligrosamente seductor.

    — Estoy contando con eso — dijo.

    Cerré mis ojos a la espera del delicioso contacto de sus labios.

    Oh, sí.
    Definitivamente se sentía muy bien estar vivo, otra vez.

    No es como si hubiese besado a muchas mujeres en mi vida, así que tal vez esté especulando un poco, pero podría jurar que había encontrado el elixir de la vida en los labios de Ness.

    Subí tan alto con sus besos, que llegué al punto de que incluso toda la habitación se desvaneció.

    La pequeña parte de mí que aun podía pensar, consiguió captar lasdulces palabras que Nessie le susurró a mi mente.

    "Mío"

    No soporté la descarga de adrenalina que sobrecargó mi cuerpo.

    Rompí a reír, borracho de energía.

    — Desde siempre — dije, sin parar de reír.

    Todavía temblaba de la fuerza brutal, que descargué con pasión en ella.

    Volví a besarla.

    El cuerpo de Ness se sacudía con cada risa que ella soltaba.

    Comencé a dar gracias al cielo, en tanto me prometía ser mejor persona, boy scout, o alguno de esos sujetos que ayudaban a los abuelitos de las comunidades desasistidas, o como sea.

    Me sentía mas liviano, mas libre, con ella sonriendo entre mis brazos.

    Suexpresión se puso seria, de momento.

    — Jake, ¿harías algo por mí?

    Me concentré en mirarla quieto por unos segundos.

    ¿Ni siquiera entonces entendía cómo era que funcionaba todo esto?

    — Lo que sea. Sólo pídelo.

    Entonces, envolvió sus dedos alrededor de su pulsera en mi muñeca, con una encantadorasonrisa en sus labios.

    Se inclinó del modo más sensual que jamás vi, regalándome de su cálido aliento.

    — Átame a ti, de todas las maneras posibles — susurró.

    Tenía la sensación de que esa cosa que llamaban "voluntad" y "conciencia", ya no formaban parte de mí a partir de ahora.

    — Cásate conmigo, Jacob.
     
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  7.  
    Moliry

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    Amiga, que mala soy lo se, de verdad que perdon, pero me la he pasado de viaje y apenas pude hoy leer dos capítulos, es que ayer no pude porque fue mi cumple :p jajaja.
    Y como siempre lamenté el haberme tardado tanto pues esta en una parte buenísima. En un rato mas sigo leyendo solo voy a comer y aqui me tendras pegada en la pantalla. Me quedé que Ness ya sabe lo de Jacob y Bella en el pasado. Que su prometido amara a tu madre no creo que sea algo que te haga un poco feliz :confused: Espero que no pase nada que lamentemos. En unas horas me tendras de regreso, solo queria decirte que aqui ya estoy y a leer se ha dicho. Como siempre tu narracion es ligera, de disfrute y me encanta, gracias amiga de premiarnos con tu talento, te quiero mucho !!!!!!!
     
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  8.  
    Moliry

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    Amiga, ohhhh, de verdad que hace mucho no disfrutaba asi un escrito de CREPUSCULO. Aun tengo mi corazon acelerado muy emocionado, jajajaja. siento que el corazon se me va salir del oecho, siento que me ahogo, se que suena triviado, pero de verdad que no exagero para nada, al contrario, me quedo corta.
    Que intensidad el amor, pasion, ternura siente Jacob por Nessie, wow ! No sabes como sufrí cuando conocí por fin la reaccion de Ness. Si no la pasó bien igual como Jacob, pero que bueno que no paso mas semanas mas para que REnnesme se diera cuenta que era amor puro y genuino que Jacob siente por ella y no una "ilusión" como ella insistía que era. Ahh que buenos capitulos, soy una idiota por no haberme pasado antes, maldito tiempo que no siempre esta a mi favor. Amiga please, ten piedad y ya sube el siguiente capitulo de verdad lo estaré esperando... ya sera el cap de la boda??? Por favor ya dejame deleitarme de un capitulo fascinante tuyo.
    No se que mas podria ponerte mas claro como ME FASCINó !!!! :D :D ;)
    Eres la mejor amiga, te adoro y por fa no tardas que estare al pendiete. te quiero muchote !!!
     
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  9.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    "woooooooooooooooooo que geniaaaaaaaaaaaaaaalllll, espere mucho esa reconciliacion BRAVOOOOOOO, boda boda boda:D"

    Jajaja
    ¡Sí, Viviana! Su felices para siempre.
    ;)

    De verdad, muchísimas gracias, Moly.
    ME ALEGRA MUCHO QUE TODO HAYA SIDO DE TU AGRADO.
    Has sido par mí una gran amiga en el fic. Te quiero


    Y bueno... Esto se lo llevó quién lo trajo, es decir : "Yo"

    Voy a venderle mi alma a la univer.... perdón:confused:... Comenzaré a realizar las prácticas en la universidad, junto con la realización de la tesis.
    Necesitaré mucho tiempo (todo) para enfocarme en eso, así que me ausentaré unas semanas.
    La historía no termina -Ya verán por qué- pero el fanfic, sí.

    Mi deseo es que "Fuerza de atracción" haya satisfecho sus espectativas, y que -al igual que a mí- les diera ese cierre romántico que yo tanto esperé ver.

    Nos leemos, pronto.
    Las amo en cantidades industriales.
     
  10.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Escritora
    Título:
    Fuerza de atracción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
    1688
    Epílogo: Oculto, cual cobarde.
    (Nahuel)

    — Sigo sin entender, pero confío en tu juicio.

    Sonreí tristemente, al despedirme de ella.

    — Gracias, Huilen.

    Me quedé mirando como la única persona que me amaba, se perdía entre las montañas que daban al oeste de Yakima.

    A decir verdad, yo tampoco lo comprendía.

    Mi repentino deseo aparentemente inocente de quedarme en Washington, daba la apariencia de ser difuso.
    Incluso intencional.

    Durante unos meses, conseguí engañarme con ideas falsas de un atractivo en supremacía patético, que alcanzaba a verle a los estudios de Biología.
    Específicamente en el área de Taxonomía y Nivel Molecular.

    Aun no logro entender como fue que conseguí distraerme, afianzado de semejante excusa vacía.

    Asistí los primeros meses.
    Coqueteaba con mi vida, como si ésta fuese ajena.
    Prestada.
    Pensando en el momento en que viviría la propia.
    Llena de gozos y aventuras, que hasta ahora no encontraba.

    Demando quejoso las circunstancias que me llevaron a desviarme esa tarde, luego de salir del instituto.
    Bendigo dichoso el empobrecimiento de mi voluntad, al verse indefensa ante el poderío de aquel indomable sentimiento.

    No alcanzaba a darle el nombre exacto, sin embargo; podría asegurar que no era amor.

    Renesmee, debía declarar con sinceridad, ejercía sobre mí la más pura y noble atadura, que involucraba cada partícula viva de mi ser a su absoluta disposición.

    Maravillosa sensación. Más no amor.

    Mediante el privilegio que me fue otorgado (detestaba llamarlo "don"), se me facilitaba en gran manera reconocer los sentimientos que invadían o transmitía cualquier ser en el mundo.

    Incluso inmortales.
    Incluso Renesmee.

    Nadie mejor que yo, podría describir con detalles las pequeñas partes de cada emoción poderosa de su corazón.

    Ella amaba a su perro con pasión, y él la amaba con una fuerza imparable.

    Por mí, Renesmee sólo sentía una invaluable amistad.

    Yo, por esa razón y como muestra de mi respetuosa devoción a su cariño, decidí alejarme.

    ¿Por qué no me iba, entonces?
    ¿Qué hacía desviándome a aquel pueblo, después de tanto tiempo?

    No lograba detener aquella inquietante decisión desesperada por encontrarla.
    Por quedar nuevamente hechizado ante su belleza, y el perfume de su aliento viajando alegre en el aire del ambiente.

    Para reposar cautivo en tan deliciosa ilusión.
    ¡Eso era! Una ilusión, no amor.

    Bajé la velocidad en cuanto me encontré fuera del centro del pueblo.
    Me dirigí hacia el norte, sorprendido de lo familiarizado que estaba con la vía.

    Antes de pasar los conjuntos residenciales de la zona, llamó mi atención el que dos de los árboles ubicados en dirección a las reservas indias estuviesen adornados con luces llamativas.

    ¿Algún tipo de cultura rural?
    Tuve un mal presentimiento sobre eso.

    Comencé a adentrarme en el sendero fangoso, como si las luces hubiesen sido colocadas allí para guiarme.

    ¿Hacia dónde?
    Pronto lo averiguaría.

    Supe en que lugar me encontraba, después de unos kilómetros.
    Reconocí el sonido de las olas rompiendo en la orilla.

    Defraudaba el fiel juramento que me hice sobre no inmiscuirme en nada que tuviese que ver con ella.
    No me importó.

    Continué avanzando, luego de pasar el letrero de madera que daba la bienvenida a la Push.

    Caminé más de prisa, hasta una concentración de personas casi a orillas de la playa.

    La olvidaría para siempre al conseguirle respuesta a la angustia dolorosa que le daba un gran vuelco a mi corazón.

    Mis ojos se fueron sobre los colores brillantes.
    Alimentos, bebidas. Los utensilios, los centros de mesa, la decoración... los Cullen.

    Esto era una boda.
    Su boda.

    Si de antemano sabía que sucedería, ¿por qué es que me encontraba tan disgustado y lastimado?
    ¿Sería un hallazgo o un fracaso?

    Me oculté detrás de un abeto, mientras controlaba las nauseas que me invadían.

    Significa que ella seria de otro.
    Significa que ella... le pertenecía.

    Como por arte de magia, todo perdió color.

    No tenía idea de cuál sería el nombre de aquel sentimiento tan fuerte que vivía por Renesmee, pero indudablemente se trataba de algo muchísimo más poderoso que una ilusión.

    Jamás me sentí tan desgraciado.
    Ya no tenía ánimos de seguir aquí.

    No deseaba permanecer en este circo, donde el payaso permanecía al terminar el camino de pétalos blancos, mientras esperaba por ella.
    Los nervios a flor de piel.

    — Maldita Bestia — gruñí.

    Sus emociones alteradas y violentas, me dejaban saber su inquietud.
    Igual que un niño miedoso.
    Incapaz.
    Imbécil inseguro.

    Ella no merecía eso.
    Tan linda dama, necesitaba de un hombre.
    De un verdadero hombre.
    El compañero idóneo.

    Entonces, todos giraron en sincronía para ver como de una casa alta con apariencia de palacio, salía una preciosa doncella delicada.
    Una estrella casta, envuelta en su vestido blanco.
    Demasiado hermosa para ser real.

    Edward se hallaba de pie a su lado, acompañándola hasta el altar, donde el perro la observaba boquiabierto.

    Una ninfa encantadora.
    Brillando mucho más que los cientos de linternas que habían colgado en el lugar.

    Flotando elegantemente sobre el piso, destinada a ser la acompañante de la indigna criatura monstruosa que ella escogió.

    En ese momento, se hicieron sumamente claros mis deseos.

    Yo deseaba esperarla del otro lado.
    Ser quién se inquietara, y guardara sus manos temblorosas en los bolsillos del pantalón.
    Quise desenfrenadamente ser ese idiota de emociones alteradas y violentas, que inseguro sentía que no era suficiente para tan sublime ángel.
    Lo entregaría todo, sin lugar a dudas, por ser el hombreque ella había escogido para amar.

    Yo deseé más que nada ser Jacob Black.


    Fuerza de atracción
    Creado: 2011
    Publicado: 2012 – 2013
    Autora: AbyLuchini
    Tema: This is us (Backstreet Boys)
    Número de capítulos: 34



    Agradecimientos:

    A Dios, primeramente, por brindarme las herramientas para conseguir con éxito plasmar de manera ordenada las voces en mi cabeza.

    A “mi niño”, el hombre más hermoso y complaciente de toda Venezuela, sin duda alguna, fuente de inspiración de muchos capítulos románticos.
    Gracias por entender mi obseción por Taylor, por consentir mi loco capricho, y por aceptar que él siempre será el otro.
    Te amo.
    A mi hermana, lectora primaria de esta locura hecha fanfic, mil gracias por la orientación, y encantadora efusividad por leer más.
    A “los niños” más que amigos, mi familia.
    ¿Qué sería de mí sin tu complicidad?

    A los lectores de este fan. Manifiestos y anónimos.
    No se imaginan de qué forma han evolucionado mi vida.
    Los quiero.
    En especial a …
    [​IMG] Ana Inukk
    [​IMG] Jupi
    [​IMG] Viviana
    [​IMG] Moliry

    … que estuvieron conmigo hasta el final.
    Espero saber de ustedes pronto.
    Muchos besitos.

    Nunca olviden: Esta historia no tiene que morir, siempre y cuando ustedes la revivan al leer.
    Nos leeremos.
     
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  11.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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