Fuerza de atracción

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por Gabrieluchini, 22 Febrero 2012.

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    Moliry

    Moliry Fanático

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    Que rico capitulo !!! Ese tipo de coqueteria, divertida, inocente, como me gusta !!! :D
    Muy bueno amiga, me gustó este capitulo, porque conocimos mas afondo la deliciosa relacion que tienen entre nuestra joven pareja!!! ;)
    Ya pronto sabremos de Nahuel, eso me preocupa, porque Nessie tiene curiosidad por conocerlo, eso no me gusta !!! :eek:
    Espero que pronto subas conti, quiero saber que va a pasar con esta pareja, si va a seguir de bien Jacob y Nessie o no??

    - Tan dulce y coqueta, manipuladora y egocéntrica - dijo él
    - ¡Hey! - grité
    - Lo siento ¿Tenía que decir solo lo positivo?

    Esta parte como me hizo reir, mas que todo lo demas !!! jajajajajajaja.... Genial !!!!! Kiss amiga !
     
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    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    Fuerza de atracción
    Clasificación:
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    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    38
     
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    Capitulo IX: Definitivamente perdí mi voluntad cuando ella nació. (Jacob)

    Nos encontrábamos en medio de un bosque peligroso, ya estaba oscureciendo y estábamos escapados de su familia.
    ¿Y eso me importo? Por supuesto que no.

    Nos besábamos sin cuidado ni control, como si nos necesitáramos urgentemente. Mi respiración era acelerada y profunda, como queriendo tener todo de ella, la suya no era normal tampoco.

    Escuchaba como su corazón latía a un ritmo tan desbocado que sonaba al trote rápido de un atleta.

    Esta vez no fue como las otras, en las que imaginaba a Ness en la torre central de mi mente controlando mi cuerpo, en esta oportunidad era yo, lo podía sentir, estaba conciente de que necesitaba de de ella tanto como se lo demostraba.

    Ella me llevó hasta un árbol que estaba cerca de nosotros, no lo había visto, en realidad no estaba conciente de nada que no fuera ella, pero me percaté cuando sentí como se apoyaba del tronco.

    - No te detengas - me comunico con su don.

    ¿Detenerme? ¿Podía? Ni siquiera lo había considerado.
    Estaba ocupado pensando en que otra cosa hacer para saciar esa sed que sentía por ella.
    Sus besos eran como pequeñas dosis para mantenerme calmado por momentos, pero no eran suficientes, la necesitaba, la deseaba por completo.

    - Ni se te ocurra dejarme - protestó entre jadeos.

    No sé como lograba hablar, yo mantenía mi boca ocupada con su cuerpo, pero entonces escuché algo diferente en su voz, era algo que no había escuchado antes.
    Cuando me pidió que no la dejara, lo había hecho con un tono de mando, como la segunda voz de un Alpha. Eso era imposible, Nessie no era un licántropo ¿Estaría desvariando otra vez?

    Una de sus manos se enredaba en mi pelo, la uso para quitar mi rostro del suyo y me ordeno:

    - Quitate la camisa -

    Yo, aunque estaba muy entretenido besándola, me aparté como pude y obedientemente la complací.

    No habían sido ideas mías, ella me ordenó algo y yo le obedecí sin protestar, eso si que era peligroso.
    ¿Y ahora qué iba a hacer? ¿Como se supone que iba a parar?

    Nessie se agarró fuertemente de mi espalda y subió su pierna a mi cintura.
    ¿Dije que quería parar? ¿En qué estaba pensando? Ese era el problema, no estaba pensando.

    - ¡Basta, Jacob! ¡DETENTE! ¡Para, PARA! - escuchaba que me decía a lo lejos alguien en mi cabeza, creo que era la poca conciencia que me quedaba, luchando contra mis instintos y la gran ola de deseo que era la que se apoderaba de mí.
    Como último esfuerzo, mi poca conciencia me pasó la cartilla que siempre usaba en estos casos, pero como si ésta fuese un sumiso conejo inocente lanzado en un bosque solitario, miles de bestias salvajes, que era mi hambre de Ness, lo devoraron en sólo segundos.

    Era oficial, no había escapatoria.
    A menos que Nessie me ordenara dejarla, no podría hacerlo. Y al sentir como se estremecía en mis brazos, jadeaba en mi boca y se aferraba a mi cuerpo, definitivamente no lo haría y yo no quería que lo hiciera tampoco.

    Mi necesidad por ella aumentaba con cada beso, y si me apartaba seguramente caería en una especie de coma crítico por haberme arrebatado el aire para respirar. ¡La vida! Si es posible. Ella era mi vida y hasta ahora no me había dado cuenta de lo cierto de esas palabras.

    De repente escuché algo golpeando las hojas del bosque, me sorpendí al darme cuenta que mi sentido del oído todavía me funcionaba para escuchar mas allá de esa burbuja invisible en la que estábamos metidos ahora Ness y yo.
    Pero no fueron las pisadas lo que me sorprendieron, era lo conocidas que eran para mí.
    Nessie comenzó a explorar mi pecho con sus manos, haciendo que yo perdiera el hilo de las pisadas por un momento, pero éstas se hicieron más fuertes y se aproximaban a nosotros.
    Me separé bruscamente de ella al sentir el instinto de protegerla, pienso que demasiado brusco, porque quedé un poco mareado al ser arrancado de la protección que me brindaban sus abrazos.

    - Qué... ¿Qué pasa? - demando Nessie sin aliento.

    Todavía respiraba cerca de mí y esa fue una poderosa invitación a olvidar lo que sea que me distraía, para regresar como un imán hacia ella. Me proponía a hacerlo cuando escuché los pasos de nuevo y mi instinto protector pudo más que mi deseo por ella.

    Caí en cuenta de que tenia a Nessie en un lugar muy peligroso, la había alejado mucho de la casa y debía ponerla a salvo.
    En el bosque había infinidades de bestias salvajes y más el que estaba cerca de la casa de los Cullen. A ellos, eso no les molestaba en lo absoluto, al contrario, les convenía. Pero aunque sabía que Ness podía acabar con ellos en cuestión de segundos, no me gustaba arriesgarla, por eso siempre la acompañaba a cazar.

    Presté mayor atención a mi alrededor y agudicé el oído en busca de algo extraño, escuché un poco mejor los pasos y supe de que se trataba.

    - Es la manada - gruñí

    ¿Tenían que ser tan oportunos? O ¿Era una ayuda enviada para que no sufriera una muerte violenta?

    - ¿Será que hay un lugar en este pueblo donde podamos estar solos un momento? - se quejaba Nessie.

    Eso hizo que me riera de su frustración y de la ironía de que yo pensara lo mismo.

    - Que más quisiera yo - murmuré.

    Me calmé un poco y me separé de ella lentamente.
    Nessie estaba roja y sudada, hiperventilaba y la molestia se tatuaba en su rostro. No pude hacer otra cosa que burlarme de su pataleta y al darse cuenta de su reacción, ella comenzó a reírse conmigo mientras se arreglaba la blusa y el cabello.

    Comencé a caminar hacia el bosque y la brisa fría hizo que notara lo empapado que estaba en sudor. No era de asombrarse cuando las temperaturas corporales que teníamos no eran nada normales. Por separado éramos dos estufas, juntos ardíamos mas que un carburador.
    Sumándole a eso la intensidad que teníamos... Sí, era lógico que estuviéramos así.

    Le pedí a Nessie que me esperara y me adentré en los árboles quitándome la ropa para entrar en fase.

    - ¿Qué ocurre, Seth? - me apresuré a decir cuando divisé a lo lejos su pelaje.

    - Es Embry, descubrió un olor muy cerca de la línea del antiguo tratado, donde esta el río - reportaba para mí los acontecimientos.

    - ¿Un nuevo olor? – pregunté intrigado.

    - Sus imágenes eran confusas y borrosas, tal vez se debiera a lo confundido que se encontraba con el hallazgo.
    -
    - - Dice que es de un vampiro - contaba entusiasta - De vampiros, para ser exactos, pero aunque uno se reconoce claramente por su olor, el otro es extraño, como si fuese un humano... pero no del todo ¿Me entiendes? -

    - Trajo a su mente los recuerdos de Embry y atisbé en ellos lo que Seth trataba de decirme. Era confuso y exactamente como él lo había descrito, como un humano, pero no del todo.

    Pegué las orejas a mi cabeza y un gruñido salió de mi boca en protesta.
    - Para ellos era extraño, yo sabía quién era.
     
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    Moliry

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    Wow, amiga! No me podía Ir de vacaciones sin leer el fanfic.
    Uy que intenso! Esa Nessie que apasionada nos salió! Pobre Jake, se queda deseando. Pero sabe que muere vivir y que se debe de comportar. Jajaja
    Me gusta como la pareja es de sensual, lujuriosa y apasionada. Como todo joven! Jajajaja
    Creo saber quien ese vampiro que va a llegar a las vidas de nuestros personajes. Uy! Cmo va hacer. Espero espero que no un problema de la pareja!
    Amiga, me gusta tu estilo! xD
    Espero subas pronto.
    Kiss
     
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    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    Capitulo X: Intimidad.
    (Renesmee)

    Regresé a la casa de la cabaña con dos enormes lobos a mi respaldo. Iba montada en el lomo de Jake, mientras que Seth flanqueaba su derecha.

    Al llegar, crucé la puerta y me percaté de que todavía no había llegado nadie.
    Seguramente la reunión se prolongó con la llegada de la visita, así que tomé el inalámbrico para avisarle a Bella que estaba bien.
    A ella no le importaba que tan adulta pudiera ser, estaba casi segura de que si demoraba en llamar 10 min., le pediría a Charlie que pusiera a peinar todo el país con las patrullas de policía.

    No estaba exagerando, esa era Bella.

    Después de reportarme, salí al jardín a encontrarme con mis licántropos favoritos.
    La verdad me llevaba muy bien con toda la manada, pero Seth y Jake eran clase aparte.

    Con Leah mantenía una relación a distancia. No porque que fuera agresiva conmigo o porque me llamara "parasito" (no que yo supiera), sino que era reservada y poco participativa a la hora de socializar.
    Con Embry y Quil era diferente, me divertían cuando se gastaban bromas entre ellos y hacían comentarios jocosos de sus hermanos. Pero a Jake no le gustaba que estuviera mucho tiempo en su compañía, decía que su comportamiento era muy inmaduro y que no cuidarían bien de mí.
    Aparte, Quil no pasaba mucho rato con el resto de la manada, debido a que todo su tiempo procuraba dedicárselo a su imprimada Claire, una linda chica de 15 años a la que Quil protegía como a un tesoro.

    Me acerqué a ellos, mientras divisaba a Jacob salir del bosque en su forma humana. Seth estaba sentado sobre sus patas traseras, mirando a ambos lados como un ventilador.

    Me recordó a los guardaespaldas de los políticos, a la expectativa de todo lo que se moviera.
    Apostaba a que Jacob le había pedido que cuidara de mí. Nunca dejaba de sobreprotegerme, era incluso más maniático que mi familia. Y Seth no mostraba ni rastro de duda en obedecer una orden de su alpha, se caracterizaba por ser dulce y servicial. De ahí que fuera el mejor amigo de Edward.

    Miré a Jacob venir con sus jeans desgastados, descalzo y sin camisa. Le pedí que dejara su ropa en el bosque (ya eran unos harapos) pero insistió en conservar sus pantalones.

    Me acerqué a él y le entregué un par de zapatos deportivos de mi padre y unas medias nuevas. Cabe destacar que toda la ropa de Edward era nueva (de eso se encargaba mi tía Alice).
    Le metí la excusa de que había olvidado una camisa, no era cierto, claro, deseaba apreciar más tiempo ese pecho y abdomen perfectamente formados.
    Él estaba al tanto de la mentira y se rió de mi falsa inocencia.

    Escuché como el estomago de los chicos rugía de hambre y les ofrecí que se quedaran a cenar. La invitación era para Seth, Jake sabía que esta era su casa.
    Accedieron a mi propuesta y Seth se instaló en el sofá de la sala. Recostó la cabeza del espaldar, cerró los ojos y al rato solamente se escuchaba un ronquido leve proveniente de su boca.
    Parecía cansado o era cosa de lobos el quedarse dormido con facilidad. Mientras tanto, Jacob y yo buscábamos que preparar.
    Me divertía cocinar con Jacob, aunque sólo me dejara cortar algunas cosas y probar otras.
    No es que me atrajera mucho la comida humana, pero Jake hacía que cocinar fuera una experiencia extrasensorial.

    Pronto, el fuerte olor a condimentos, invadió la casa y supimos que estábamos haciendo un buen trabajo cuando escuchamos el estomago de Jacob responder a ese incentivo.

    Sonó mi teléfono al otro lado de la cocina y a regañadientes me separé de Jake para atender.
    Vi el número de mi padre y contesté:

    - ¿Papá? -

    - ¿Estas bien, cariño? - demandó Edward como de costumbre.

    - Sobreviviré, estoy con Jacob en la casa... y con Seth - me apresuré a decir.

    Últimamente se había puesto renuente con mis encuentros privados con Jake.
    No quería crearle falsas expectativas.
    Era un poquito dado a exagerar las cosas.

    - Bien, amor ¿Me pasas a Jacob? - inquirió Edward amablemente.

    No tuve mas remedio que extender el móvil hacia Jake, que ya había oído la conversación anterior.

    - ¿Si, papá? - respondió Jacob.

    - Vamos a tardar un poco, le damos la bienvenida a la visita y regresamos a casa - escuché que decía mi padre al otro lado del teléfono, ignorando los chistes de Jake - Sé que no es necesario que lo diga, pero cuida a Renesmee mientras no estamos, no tardaremos mucho, lo prometo -

    - Pues no vayan a demorar demasiado, saben lo que me molesta tener que estar cerca de Ness - respondía sarcásticamentee Jacob.

    Me guiñó el ojo con picardía y me reí de su inmadurez.
    Siempre tenía la costumbre de llevarle la contraria a mi padre, aunque fuera en juego.
    Parece que es de esas cosas que se aprenden y nunca se olvidan, como cazar o el control que se adquiere al estar cerca de un humano para no atacarlo.
    Dicen lo mismo del montar en bici, pero nunca me gustaron, así que no lo sé.

    - No hace falta advertirte nada ¿No, Jacob? - aventuró mi padre.

    Y ahí estaba Edward, celándome de todo el que se encontrara lo bastante cerca de mí.

    - Lo siento ¿A qué te refieres, Edward? Espera, Ness me llama desde la ducha y dice que es urgente ¿Hablamos después? -

    Me reí escandalosamente y le di un manotazo leve en el hombro a Jake como reprimenda.
    Sabía que Edward me había escuchado reír y fue la otra razón por la que lo hice.

    - ¿Algo más? - demandó Jake con exasperación.

    - Sí, ahora que lo dices, Nahuel regresará con nosotros - contestaba Edward como venganza a los juegos pesados de Jake. - Dice que no resiste esperar por Renesmee y que pasara la noche en la casa ¿Puedes decirle que espere despierta, por favor? -

    A veces era divertido verlos pelear.

    - ¿Edward? No escuché lo último que dijiste, ¿Todavía me escuchas? _ decía al tiempo que se alejaba el móvil _ Como sea, adiós - y trancó.

    El resto de la noche la pasamos comiendo y hablando en el sofá.
    Les hice un recuento completo de mis días en la universidad, al tiempo en que reía de los chistes que Jacob sacaba de todo.

    Seth, luego de que se hubo zampado todo lo encontró a su paso, se despidió diciendo que ya se le había hecho tarde.
    Nos despedimos de él con naturalidad, y al llegar a las escaleras, miré como Seth se debatía en si dejarnos solos o quedarse a supervisar.
    Seguramente Edward tenía que ver mucho con eso.
    Me detuve a pensar en lo que estaría sintiendo el pobre hombre, no sabia si obedecer a su Alpha o ayudar a su amigo.

    Al cabo de un rato se fue, y aunque deseaba esperar a mis padres para averiguar todo sobre la visita, el sueño me venció y apoyé mi cabeza inconcientemente en el hombro de Jake.

    - Ven, a dormir - musitó tomándome en brazos.

    Me batía sin fuerzas en protesta para que me bajara, ya no era la niña indefensa que se dormía en su regazo.
    Escuché su risa ronca en mi oído y aclaraba que solo se daba un lujo.

    Me colocó en el suelo con más cuidado del necesario y dispuse a darme unos minutos de lo que Bella llamaba "momentos humanos".

    Cepillé mis dientes con paciencia, la ducha me relajó y me sentía soñolienta. Peiné mis rizos en un intento de que amanecieran decentes y me coloqué el pijama más cómodo y linda que siempre tenía a la mano.

    Mi tía Alice diariamente se encargaba de proporcionarme tantas pijamas como pudiera, pero ésta era mi favorita, me la había dado Bella y eso hacia que tuviera un valor sentimental para mí.

    Al salir, vi que Jacob se encontraba acomodado despreocupadamente sobre mi cama. Los brazos flexionados bajo su cabeza y su maravilloso cuerpo a la espera de mi llegada.

    ¿Sería esto una señal o una tentación?
    Lastima que estaba rayando en la inconciencia, porque en otra circunstancia no lo hubiese dejado pasar.
    Posiblemente él lo sabía y por eso bajaba la guardia conmigo ahora. Aunque en el bosque no se resistió, yo esperaba que lo hiciera. Fue extraño, pero no me quejaba.

    Jacob se percató de mi presencia y se incorporó de un salto, como si lo hubiese hallado haciendo algo malo.
    Su mirada estaba fija enmí y me pregunté como se me vería la piyama de manera objetiva.

    Me metí bajo la colcha, sin dejar de verlo. Parecía incomodo, como si algo lo afectara.

    - Te amo, Jake - solté para que se calmara.

    Se lo dije en medio de un bostezo y dudé que me entendiera.

    Esbozó su enorme sonrisa reluciente y contestó:

    - También te amo, preciosa -

    Besó mi frente y se puso de pie para irse.

    ¡¿Qué estaba haciendo?! No quería que se fuera.
    Pensaba que esta noche dormiría en sus brazos, con el dulce sonido de sus ronquidos arrullándome para conciliar mejor el sueño.
    Era algo que extrañaba de niña, antes de que Edward le pusiera una orden de alejamiento, permitiéndole que se acercara a mí para lo estrictamente necesario.

    - Jake, no te vayas - protesté.

    Me esforcé por no sonar desesperada.
    Como si le hubiese dado una orden en vez de una suplica evidente, se limitó a acostarse a mi lado, con las manos unidas sobre su abdomen y la mirada refugiada en el techo.

    Apoyé mi cabeza cerca de la suya escudriñando cada detalle de sus facciones indias.
    Llené mis pulmones con su excelso aroma, en un intento por grabar su fragancia perpetuamente en mi memoria.

    Dormir junto a Jake no era incomodo, a pesar de lo dura que era su piel y la ola de calor que emanaba su temperatura lobuna.
    Muy por el contrario, no conciliaba un lugar más reconfortante y en donde me sintiera más a gusto en todo el mundo.

    Estaba segura de que si me ofrecían concederme un deseo de un momento feliz, sin lugar a duda pediría detener el tiempo en este instante para siempre.

    Miré la marca Quileute que adornaba su brazo derecho y comencé a pasar mis dedos sobre los dibujos que lo comprendían, al tiempoo que empezaba a adormecerme.

    Tenía la forma de dos perros, de cara uno del otro. Llevaban la mandíbula retraída y mostraban la fila de afilados dientes de forma intimidante.
    Se veía bastante aterrador, si me lo preguntaban, sin embargo era algo simbólico de su familia, de su tribu y a él le quedaba encantador.

    Atrajo algo que tomo de la mesa de noche, que estaba a un lado de la cama. Lo estudió con detenimiento y se aclaró la garganta rompiendo con el silencio repentino, que se hizo mientras me sumía en el descanso.

    - No puedo creer que aún conserves esto - espetó.

    Alcé la vista hacia lo que él se refería y pude ver que en sus manos sostenía una foto enmarcada de hace unos 7 u 8 años.
    La fotografía era nuestra, donde yo estaba alrededor de los 3 mesesy aparentaba fácilmente tener uno o dos años, mientras que Jacob parecía habérsela sacado ayer.

    - Ah, sí - respondí con voz ronca debido al sueño - Es que me gusta -

    La guardaba ahí, sin cambiarla nunca de lugar. Estaba ubicada entre una foto de mis padres y la del resto de mi familia.

    Volví a esconder mi rostro entre la almohada. Conté el palpitar de su corazón, como ovejas para lograr dormir y caí en el intenso sueño profundo hasta el día
     
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    Gabrieluchini

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    ACLARATORIA:

    Estoy al tanto de que Jacob no tiene ninguna marca Quileute en el brazo.
    Conozco la versión de que fue algo agregado por el directivo de la película.

    ¡Pero es que se le ve tan sexy y lindo!

    Le pido disculpas a las fans de la saga que se apegan a los libros.

    Sorry...
     
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    Moliry

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    Amiga! Ahhh que tierno capitulo! xD me gustó mucho!
    Sobre todo me gustó la parte de ser Jacob de bromista, él siempre tan hermosamente fastidioso! Jajajaja
    Lo amo!
    La forma de ser de Edwars de padre celoso y protector me gusta, jajaja, así me lo imaginaba al ser padre una joven maravillosamente hermosa! XD
    Uy, pobre de Nessie ese joven guapísimo como novio y tener que controlarse debe de ser un suplicio. Jajaja. pero Jake como siempre un caballero, aunque el también la pasa mal, se controla.
    Ahhh que lindo de Jake de tener consigo la foto! Que hermoso es!
    Nahuel vivirá con Bella y Edward e hija..... Uy que interesante será eso!
    Muy bueno amiga, cada vez me gusta mas tu narración, te felicito por tu mejora tan rápida!
    Eres súper!
    Te quiero mucho, sube CAP, no tardes mas! Please!
    Kiss
     
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    Gabrieluchini

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    Capitulo XI. Otra razón para no confiar en vampiros: Se cubren entre ellos, mientras intentan quitarte a tu novia. (Jacob)

    "¡Salvado por la campana!"

    Me sentí de esa manera al recordar lo cercano que estuve al suicidio hoy en la tarde.

    ¿Cómo fue que salí ileso de todo esto?

    Nessie y yo fuimos un torrente incontrolable de deseo y desenfreno, y ahora estaba dormida a mi lado, sin haber sido yo aniquilado por ocho vampiros furiosos y un jefe de policía.

    Esto entraría al récord.
    Hasta podía ser contado como un milagro.

    Bailé sobre una hoja filosa, mientras me burlé de la muerte.

    ¿Quién lo diría?

    Apuesto a que nadie me creía capaz. Ni siquiera yo lo creí.

    Es decir, no es que hubiese sido fácil.
    No sería un reto si mi vida no hubiera estado realmente en peligro.

    Después de todo, pienso que me las apañé muy bien.

    Aunque la insistencia porque no pasara del día de hoy, se hacía cada vez mas notable.

    No fue hasta que llevé a Nessie a dormir, que me di cuenta de que la promesa que le hice a Edward era un hielo bajo un intenso sol de verano.

    Ella, dulcemente me pidió que la esperara en su habitación, mientras que se metía en el baño a arreglarse para irse a dormir.
    No era mi costumbre hacerlo, Edward me prohibió entrar a su cuarto desde hace 3 años.

    ¿Qué diría si supiera que su propia hija me invitó a quedarme?
    Sonreí internamente por ese hecho.

    Examiné aquella enorme recámara con ojos de sorpresa.

    ¿De verdad el tiempo pasó así de rápido?
    ¿Cómo era posible que la última vez que visité su habitación fuera rosa y aniñada, con peluches de todos los tamaños y tantos objetos sofisticados, que Nessie esporádicamente los usaba dos veces, y ahora todo era elegante, confortable, más sobrio y menos colorido?

    Probablemente así lucia la mejor suite del más lujoso hotel cinco estrellas del país.
    Pero eso no fue lo que llamó mi atención e hizo que culminara mi inspección exhaustiva de su notablemente cambiada habitación.
    Fue la monstruosa cama de proporciones antinaturales que ocupaba la mayor parte del centro de su "humilde" aposento.

    Bella y Edward no escatimaban esfuerzos por consentir a su hija.
    Yo tampoco lo hacia.
    Y a juzgar por las insinuaciones visuales que lanzaba a mi cuerpo cansado y tenso, no me quedaban dudas de que esa era la cama más cómoda y restauradora de todas.

    No me resistí más y decidí probarla.
    Nessie, parecía que tardaría más de lo que pensaba, lo que me daba tiempo de descansar un poco antes de que saliera.

    Sí, definitivamente era tan estupenda como se veía.
    La mayoría de las dolencias de mi cuerpo, ocasionadas por las rondas y los sueños mal curados, se fueron, sólo al acostarme.
    Acompañado del dulce efluvio de Nessie, que estaba en cada almohada, colcha y objeto de todo el inmenso cuarto, haciendo la experiencia mucho más relajante.

    Entonces todo se complicó cuando sentí que salió del baño e instintivamente volteé a verla.
    No debí hacerlo.

    Vestía una blusa vinotinto sin mangas, que le impedía llevar algo entre su cuerpo y la camisa que no se notara.
    Su pantalón de dormir era holgado (gracias a Dios), aunque el material con el que fue hecho era semi transparente, lo que permitía que la luz que iluminaba tenue por la ventana, ayudara a que se apreciaran claramente sus majestuosas piernas de diosa.

    ¿Había alguien en mi contra hoy? ¿Era tan estupidamente inútil que buscaban la manera de que me mataran?

    Imaginaba la personificación del destino cruel, burlándose de la posición incomoda en la que me ponía.
    Apostando a mi fracaso, al tiempo en que jugaba con el supuesto autocontrol que tenía.

    Me senté de un salto, casi por instinto. Como si en vez de Nessie, hubiese visto un demonio seductor, que me hacia una invitación irrefutable a morir.

    Ella pareció no percatarse de mi reacción, porque se acercó confiadamente a su cama y se acostó a un lado musitando que me amaba.

    No pudo ocultar su cansancio, pues cuando lo dijo, (y fue absolutamente gratificante de oír) sus tiernos labios se abrieron, profiriendo un bostezo.

    Le respondí que también la amaba, aunque no creo que existieran las palabras exactas para describir el nivel de adoración que sentía por ella.
    Eso era algo que no podía decirse.
    Ni siquiera yo lo entendía.

    Luego me paré, permitiéndole que descansara, mientras yo vigilaría sus sueños a un lado de su cama.

    - Jake, no te vayas - se quejó.

    Y descubrí en su voz la orden de mando que ya había escuchado antes.

    No respondí.
    No estaba seguro de si hacía lo correcto, pero no tuve otra opción.

    Me recordé hablar con Sam sobre eso, luego.

    Escuché su respiración muy cerca de mi cara y me envaré por precaución, al sentir sus dedos rozando despreocupadamente mi brazo derecho.

    Busqué cualquier tipo de distracción, lo que sea que me hiciera olvidar lo peligrosamente cerca que me hallaba de Ness.

    Atisbé una fotografía nuestra a un lado de la cama. La acerqué para apreciarla mejor y entablé conversación con ella, hasta que se quedó dormida.

    Respiraba profundo. Sus rizos acomodados tiernamente sobre la almohada, su boca ligeramente abierta y sus párpados temblaban de vez en cuando, como respuesta al dinamismo de lo que estaba soñando.

    Era la mujer más increíblemente hermosa de todo el mundo.
    Mi alma gemela.
    Debía cuidarla y protegerla, anteponiendo eso a cualquier deseo estupido que tuviese.

    Menudo reto.

    Un fuerte hedor a vampiro, me llegó desde la entrada de la casa.

    Era soportable, pero eso no lo hacía menos asqueroso.

    En dos segundos, Bella me veía desde la puerta de la habitación, asegurándose que su hija estaba bien.

    - Gracias - gesticuló

    Me levanté delicadamente y me acerqué a ella.

    - No me agradezcas, lo hace ver como un favor, en vez de un bonito regalo - susurré

    Me dedicó una sonrisa suya y rodó los ojos como diciendo "No tienes remedio"

    - Jacob - me llamó Edward desde la entrada con voz baja y clara.

    - Sonó mi timbre de salida - me lamenté antes de despedirme de Bella y bajar a donde Edward estaría esperándome.
    -
    Mis pasos en las escaleras se escuchaban exageradamente pesados.
    No me había dado cuenta de lo cansado que estaba.
    Estar con Ness, era como vivirconectado a ese aparato clínico que respiraba por ti.
    Ahora que me lo quitaron, sufriría las consecuencias.

    Reconocí a Edward parado a un lado del sofá grande, se hallaba escondido en la penumbra como un fantasma.

    ¿Era natural en ellos ser tan misteriosos y crípticos o lo hacían sólo para intimidar?

    Se veía irritado, como si algo lo molestara o lo inquietara.

    Por suerte no estaba viéndome, porque de otra manera se hubiera percatado de que me detuve en seco en el último escalón.

    Su expresión hizo que mi cerebro se desvenara en buscar qué cosa se me había escapado de lo sucedido el día de hoy.

    Lo que fuese era de alto riesgo, seguro que no salía vivo de la casa.

    ¿Qué tan rápido sería Edward en llegar a la puerta?

    - No sé a que te refieres, pero hablaremos de eso luego - respondió con acritud a mis tormentosos pensamientos - Primero quiero conversar contigo acerca de Nahuel y sus intenciones con Ren... -

    - Hoy no, Edward - lo corté - Te lo agradezco pero quiero dormir bien esta noche -

    Lo último que quería ahora era unreporte completo de lo que el proyecto de chupasangre quería hacer con mi novia.

    - Entiendo, aunque no tienes de que temer, Jacob. Sus intenciones con Renesmee son educativas - practicaba su psicología barata conmigo.

    - Claro, claro - eludí su conmiseración mientras abandonaba la casa.

    Con suerte descansaría por unas horas.
    Mi cama no se parecía ni por asomo a la de Ness, pero se podía dormir en ella.

    En ocasiones llegaba a dormir hasta las tres de la tarde, sin despertar ni una sola vez.

    Ser el Alpha tenía sus ventajas.
    Aunque todavía no me hacía mucho a esa idea.

    - ¿Pasa algo, hijo? - demandó mi padre con un falso tono de voz despreocupado - Es raro verte levantado tan temprano -


    - Son las diez de la mañana - respondí sin interés.

    No estaba despierto del todo, seguía soñoliento mientras me desplazaba al comedor con mi improvisado desayuno.
    Había quedado en llevar a Nessie a la mansión Cullen hace media hora (cosa que no estaba haciendo) así que no me preocupé mucho por comer ordenadamente.

    - Lo sé, y eso para ti es como la una de la madrugada - replicó

    A Billy Black no se le podía desviar como con cualquier otro e írsele por la tangente.
    No conocía un hombre más sabio e intimidante que él.
    El que estuviera en una silla de ruedas pasaba completamente por alto, cuando sabías la autoridad que tenía.

    De haber sacado el gen lobuno seguramente sería un Alpha poderoso.
    No un Alpha condicional como Sam, ni el que yo ni siquiera me preocupaba por ser.

    - Vamos a ver al vampiro hibrido queencontró Alice- grazné comiendo tan rápido que no estaba conciente de qué me metía a la boca - Dice que quiere ver a Ness. Al mal paso darle prisa ¿No? -

    Devoré el último trozo de alimento que quedaba, me despedí de mi padre con unos golpecitos en la espalda y caminé hacia la puerta.

    - Llámame al móvil de Ness si necesitas algo, voy a estar con los Cullen - proseguí mientras tomaba las llaves de la moto.

    - Raro sería que no lo estuvieras - masculló para si mismo mi padre.

    En ocasiones olvidaba el alcance de mis sentidos.
    Intenté actuar como si no lo hubiese escuchado y me dispuse a salir de la casa.

    - ¡Espera, Jake! - sonaba desesperado - No cometas alguna imprudencia, hijo, recuerda que estarás rodeado de vampiros. No dudarán en ponerse en tu contra y apoyar a ... -

    - Tranquilo papá - intervine - Llevaré a la manada conmigo. Si le hago algo a ese chupasangre ¡Será por diversión! Hace tanto que no disfruto desmembrar sus cuerpos con mis colmillos -

    Billy suspiró vencido por mi sarcasmo, a pesar de que su cara mostraba lo inquieto que se sentía.

    - Deberías invitar a Charlie a pescar - sugerí - Seguramente se van a divertir -

    Le hacía otro chiste a mi padre antes de irme.
    Ellos habían dejado de hablarse desde que Charlie se casó con Sue.
    Me parecía estupido e infantil.
    Adiviné que era algo así como "achaques de esa edad"

    Yo nunca pasaría por eso.
    Me alegré de esa conjetura.

    Llegué a la casa de la cabaña en 20 min.
    No se le podía pedir mucho a mi moto, y aunque manejé a una velocidad casi lobuna no logré reponer el tiempo perdido.

    - ¿Sucedió algo, Jacob? - decía Edward saliendo al porche -¿Billy te botó de la casa? -

    Raras veces Edward bromeaba conmigo.
    Últimamente lo hacia cada vez que conseguía la oportunidad.
    Nunca me detuve a pensar en la mala influencia que podría ser para él.

    - No, decidí pasar por Nessie para fugarnos juntos. ¿No te lo dijo? -

    Me sorprendió que no replicara.
    Pelear se había convertido en nuestro hobby más común.

    Su expresión comenzó a parecerme extraña, en cuanto noté que nadie más salía de la casa.
    Normalmente era Nessie, y no él, la que me recibía a diario.

    - Bella y Renesmee se adelantaron. Me quedé para esperarte - contestó Edward a mis dudas.

    - ¡¿QUÉ?! ¿Y las dejaste? ¡¿Por qué?! – grité

    ¿Se había vuelto loco? ¿Dejar a Renesmee sola con ese tipo, sabiendo que él vino exclusivamente a verla a ella?

    Bella estaría ahí, pero lo mas probable es que no se fijara en el más mínimo detalle, que no la cuidara con tanto esmero, no de la forma que yo la cuidaría.

    - Cálmate, Jacob, ellas están bien- intentaba inútilmente explicar su desastroso descuido - Es sólo que Renesmee parecía algo ansiosa por ir a la mansión que... -

    No supe que continuaba.
    ¿De verdad pensaba que eso me haría sentir mejor?

    Subí rápidamente a mi moto, la arranqué con un golpe fuerte al pedal y en segundos Edward era un punto borroso desvaneciéndose a mis espaldas.

    ¿Que me portaba excesivamente controlador?
    Lo sabía.

    ¿Que estaba celoso de que se interesaran tanto en mi novia?
    También estaba al corriente con eso.

    ¿Pero como frenar esa ira intensa que me invadía cada vez que alguien se le acercaba con dudosas intenciones?

    Para mí también era incomodo.
    No es que esto hubiese sido algo planeado o deseado desde niño.
    No me gustaba aflorar este lado animal a cada momento.

    Supuse que lograría controlarlo con el tiempo. Mientras tanto iría tras de Nessie para volver a ser "yo".

    No tarde mucho en llegar.
    Me recordé re potenciar la motocicleta como recompensa al desgaste que le ocasionaba en un solo día.

    Apagué bruscamente el motor frente a la casa blanca.

    Edward ya estaba esperándome. Obstaculizaba el paso a las escaleras que daban a las puertas dobles.

    - Cálmate, Jacob, así no te dejaré entrar - me advirtió.

    - Tú no puedes... -

    - Sabes que sí puedo - amenazó - Y lo haré si no te calmas -

    Respiré profundo no se cuantas veces. Cerré mis ojos tan fuerte, que al abrirlos tuve que cerrarlos de nuevo a causa del resplandor.

    - ¿Listo? - inquirió paciente Edward.

    - Acabemos con esto de una vez - escupí presagiando lo que tendría que soportar a continuación.

    - No es la respuesta que quería escuchar, pero supongo que es todo lo que recibiré - adivinó Edward.

    Sacudí la cabeza, como si con eso pudiera aclarar mis pensamientos y controlar mi mala conducta.

    Entramos a la gran cripta y a grandes zancadas llegué al primer piso. Sentí una asquerosa brisa fría que me rodeaba velozmente y lo próximo, una helada mano de Edward aferrada a mi hombro, impidiendo que continuara avanzando.

    - Jacob - advirtió.

    - Estoy bien, estoy bien - refuté - No les voy a arruinar su reunión familiar -

    Me pareció oír que Edward resoplaba. Se aparto de mí, caminando con paso firme hasta su esposa. Ella lo recibió con un beso y una mirada profunda y prolongada.
    Posiblemente le preguntaba por qué tardamos.

    Bella siempre quería estar al tanto de todo. Tal cual como una súper heroína.

    "Súper Bella"
    Sonaba pegajoso.

    Yo, por el contrario, no me moví de donde estaba.

    Al llegar, Nessie fue lo primero que vi, y el estar cerca de ella era suficiente para neutralizar mi mal genio.
    La familia en pleno estaba distribuida por toda la sala, al parecer, para atender a la visita en todo lo que pudieran.
    Me sonrieron dándome la bienvenida y con un movimiento de cabeza les respondí el saludo.

    - ¡Ugh! Ya entiendo que olía tan mal - mascullaba la Rubia.

    - Si, creo que es tu perfume - respondí - No sé como tu esposo lo soporta todo el día ¿O es tu olor natural? -

    La verdad, hoy no me encontraba de humor para ella.
    Pensándolo bien nunca estaba de humor para ella, aunque en otra ocasión habría sacado un mejor chiste de eso.

    - ¡Jake! - grito Nessie entusiasta, al percatarse de mi presencia.

    No se había dado cuenta antes, se veía entretenida con el hibrido.

    Mientras la miraba caminar en mi dirección, olvidé el motivo de por qué estuve molesto esta mañana, hasta que vislumbre que el agregado la seguía, como si no pudiese dejarla sola por un momento.

    - ¿Por qué tardaste tanto? – demandó ofendida - No importa, quiero que conozcas a Nahuel -

    - Ya te lo dije, Renesmee, ya nos conocemos - repuso el hibrido con una estupida sonrisa - ¿Cómo estás, Jacob? -

    Ofreció su pálida y repugnante mano, mientras Nessie esperaba por un saludo formal.

    ¿Para qué formalismos y tanta diplomacia?
    De todos modos no es que se fuera a quedar mucho tiempo ¿O si?

    ¿Me pregunto cómo estaba?
    ¿Qué sería más conveniente?

    ¿Deseoso de que te largues o ansioso por no verte más?

    Noté que Edward movía la cabeza de derecha a izquierda, casi tan poco que solo yo pude darme cuenta.

    - Bien, gracias - respondí estrechando su mano.

    ¡No estaba fría! Eso me sorprendió.

    - Nahuel me enseñara muchas cosas que desconozco - me relataba Ness emocionada, como si hablara de un suceso muy importante - Tuvo la modestia de venir, solamente para enseñarme más acerca de nuestra raza, de lo que somos y lo que podemos hacer - sonrió iluminando toda la casa y se volteo a verlo - Tengo tanto que saber -

    Estaba avergonzada y ansiosa al mismo tiempo, eso hizo que se sonrojara, duplicando su belleza con esa simple acción.

    - Responderé a todas tus preguntas, lo juro - respondió el muy idiota, devolviéndole la sonrisa.

    - Eso espero, tengo mucho por aprender y eso quiere decir que tu tienes mucho por decirme - prosiguió Ness.

    - No concilio la manera de poder cansarme de ti algún día, vine a verte ¿Recuerdas? Me declaro completamente a sus servicios señorita - continuaba el hibrido colaborando a mi descontrol.

    ¿Esa garrapata le coqueteaba a mi novia en mi cara?
    Al parecer le cumpliría la promesa a mi padre, hoy iba a desmembrar a un vampiro, a un semi vampiro para ser exactos.

    - Jacob ¿Me acompañas, por favor? - se apresuró a decirme Edward arrastrándome del brazo, haciéndolo ver una orden en vez de una invitación.

    No me di cuenta de que temblaba ligeramente hasta que la helada mano de Edward hizo que me calmara.

    - ¿Estarás bien? -le pregunté a Ness.

    Sonaba tranquilo y despreocupado. Nadie además de Edward había notado mi comportamiento anterior.

    - Eso creo - respondió confundida.

    Ella no entendía el por qué de mi pregunta.
    Tal vez estaba siendo un tanto paranoico.

    Seguí a Edward escaleras abajo hasta que pudiera portarme como una persona sociable y no la bestia indomable que los celos me hacían ser.
     
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  8.  
    Moliry

    Moliry Fanático

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    Uy, ya esta Nahuel en persona, que cosas!
    Que buen capitulo, amiga, esta súper!
    Nessie tiene mucho interés por lo que le puede enseñar Nahuel. Es normal, porque no sabe nada de ella misma. Pero tanto interés puede malinterpretar Nahuel. Y ella siendo tan bella, es imposible no caer en sus encantos.
    Pobre de Jacob. Cmo no estas mas bestial que nunca por los celos.
    Muy bueno, amiga. Espero que pronto haya conti.
    Kiss ^.^
     
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  9.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    Fuerza de atracción
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    Romance/Amor
    Total de capítulos:
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    Capitulo XII: Por lo menos pude sacar algo bueno de todo esto.
    (Jacob)

    ¿Y si finjo que quiero hablar a solas con él, lo guío hasta el bosque, y llamo a la manada, preparando una emboscada?

    Sería sólo para aclararle algunas cosas.
    En realidad, no había cruzado la línea con Ness.

    - ¿Podrías dejar de planear cosas en contra del pobre chico? - sugirió Edward calmadamente.

    Caminábamos al garaje donde él guardaba su arsenal de carros, dejando a nuestras espaldas la gran reunión formal para el recibimiento de los parásitos.

    No reaccionó ante ese pensamiento.

    - ¡¿Pobre?! - bufé - Por favor -

    Por lo que sabía, el proyecto de sanguijuela era más antiguo y mucho mas experimentado que Edward.
    Eso lo hacía un vampiro hábil y peligroso, no "pobre".

    - Eso lo sé - respondió - Lo estoy vigilando, es inofensivo -

    Quise reírme a carcajadas por su ridícula inocencia.

    - Inofensivo, un oso de peluche. Ese idiota es de cuidado, y aunque tú bajes la guardia, yo no lo haré ¿Ok? - indiqué.

    Llegamos a la estancia, que parecía más una cancha de baloncesto que una habitación para estacionar los autos.

    Edward me dió paso, quedándose detrás de mí, y pude ver que intentaba ocultar una sonrisa burlona por todo lo que había dicho y pensado.

    - Como quieras. Ten, tienes que distraerte un poco - continuaba, mientras me lanzaba unas llaves.

    - ¿Y dejarla sola con el hibrido? - protesté - Estas loco, no voy a ir a ningún lado -

    Le tiré las llaves y caminé de regreso a la casa.
    Él no mostró signos de querer retenerme.
    Seguramente, había captado el mensaje.

    - A menos que prefieras quedarte encerrado aquí abajo hasta que regresemos a la cabaña, no veo otra salida - repuso, al tiempo en que me daba cuenta de que la puerta del garaje estaba cerrada.

    ¿Podía ser tan iluso para creer que eso me detendría?

    Realmente pensaba que era más inteligente.

    ¿Tanto extrañaba pelear conmigo? ¿O pensaba remodelar la puerta de todas formas y me usaba para hacer el trabajo sucio?

    - ¿Y qué te hace pensar que me quedaré aquí contigo? - escupí exasperado - No tengo tiempo para perder -

    El pobre trozo de madera se quebrantaba, con cada patada que le propinaba.
    Eso no parecía arredrar a Edward, que continuaba apoyado en un mercedes dándole vueltas a las llaves en sus manos.

    - Es mejor que no subas, Jacob - comenzó con voz indiferente, como si en lugar de estar destrozando su casa, conversáramos sobre el tiempo en un café. - Imagínate estar allá arriba, verlos hablar juntos todo el día, mientras intentas refrenar tu instinto de matarlo. Si te enojaste con ese simple comentario al llegar ¿Piensas, de verdad, que podrás controlarte hasta noche? -

    Llevaba mucha razón.
    A menudo me jactaba de lo fácil que se me hacía controlar mi temperamento. Eso fue hasta que Nessie llego a mi vida, sustituyendo cualquier teoría o juicio que tuviese hasta ese entonces.

    Dejé de destruir la puerta, aunque de ésta ya no quedara casi nada.

    Me giré resignado y vi que me ofrecía las llaves nuevamente.

    - Vete por hoy - insistía gentilmente - piensa las cosas mejor y aprovecha de estrenarlo –

    ¿Dijo estrenarlo? ¿Estrenar qué?

    Lanzó las llaves otra vez y entonces me di cuenta de que no las vi con claridad antes.

    No me daba las de su Volkswagen, no se parecían a las del Hyundai de Bella, y estaba absolutamente seguro de que no eran del Toyota de Nessie, que conocía tan bien como si fuese mío.

    Creí saber lo que pasaba.

    Alcé la vista la vista lentamente, para confirmar mis especulaciones.

    Edward me miraba inexpresivo, al tanto de los pensamientos que se proliferaban en mi cabeza.

    - ¿Me compraste un carro? ¿Esto es una especie de soborno? - necesitaba que me lo rectificara.

    - No. Es una moto - contestó - Y puedes tomarlo como quieras, de todas formas, no fui yo quién la compro, fue Bella -

    ¿Me regalaban una moto?
    ¿Era el precio por darle un tiempo a solas a su hija?
    ¿Estaría ella al tanto de esto?
    ¿Me comprarían de esta manera cada vez que quisieran algo de mi parte?

    Genial.

    Ya empezaba a ver las consecuencias de que los padres de mi novia fueran asquerosamente ricos.

    No tenía que hacerme una idea de como sería la dichosa motocicleta, apostaba que tenía el mejor aspecto posible.
    Pero, no podía irme y dejar a Nessie, necesitaba seguir cada movimiento de lo que pasara.

    - Quedarte aquí no ayudara en nada - prosiguió - Yo estaré con ella ¿Recuerdas? –

    No había pasado eso por alto, y seguramente él lo sabía.

    Me inquietaba el hecho de que Edward no cuidaría minuciosamente de Nessie, cada insinuación que el hibrido le hiciera, cada coqueteo aprovechando mi ausencia.

    - No te preocupes por nada ¿Se te olvida que también es mi hija? - repuso sonriéndome.

    Por lo menos a alguien le parecía graciosa esta situación.

    A regañadientes salí del garaje, hacia el frente de la casa.
    Confié en que Edward era un hombre de palabra.
    Sonaba extraño usar ese término con un vampiro.

    Entonces, no creí dirigirme al lugar correcto, cuando en lugar de mi motocicleta, se encontraba la mas increíble súper maquina de dos ruedas creada por el hombre.

    Conocía perfectamente lo que era, pero no concilie siquiera el poder verla sin tener que pagar por eso.

    Recordé la tarde en que me enamoré de ella, cuando la vi en una revista de carros de las que coleccionaba Paul. Silbé de emoción al ver lo hermoso de sus pistones, bujías, el contorno perfecto de su latonería reluciente, robándome el aliento, tan sólo con admirarla en aquel afiche bidimensional.

    ¿Se supone que debía asimilar que ahora era mía?
    ¿Jugaban morbosamente conmigo o estaría soñando?

    ¡Era la increíble "Superbike eléctrica VX-3"!
    Capaz de alcanzar los 200 km/h de velocidad en 12 segundos.

    Sentí que quería llorar.

    - Un poco ostentosa ¿no crees? - explicaba Edward

    Apenas noté que se acercaba, todos mis sentidos se enfocaban en una sola dirección.

    - Vimos otras de mejor calidad, algo más novedoso y menos llamativo -continuaba diciéndome - Pero a Bella le gusto esta, dijo que sería tu estilo, y al conocer mejor ella tus gustos... -

    - ¿No que la había comprado Bella? - le recordé, cuando pude articular palabra.

    Lo dije más que todo por instinto.
    Pelear entre nosotros era innato.

    - ¿Y crees que dejaría que gastara su dinero en ti? - respondió ofendido.

    Supe que se excusaba detrás de la auténtica sobreprotección hacia Bella. Lo cierto era que la relación apática y literalmente golpeada que un día protagonicé junto a él, fue suplantada por una imitación mediocre de amistad sincera.
    Teniendo en cuenta que amaba a su hija, pensábamos completamente distinto, éramos enemigos naturales, y por un tiempo me interesé en su actual esposa.

    - Mientras más tardes en irte, estará mas tiempo sin mi supervisión - agregó con una media sonrisa que delataba su intromisión en mis pensamientos.

    ¿Era algo a lo que tenía que acostumbrarme?
    Me temo que si.

    Eso, o conseguir que Bella bloqueara constantemente mis pensamientos.

    - Lo dudo, siempre me pregunta acerca de lo que estas pensando - confesó

    Me extrañó que esto no me molestara.
    Supuse que la costumbre hace el hábito.

    No me quedó otro remedio que resignarme, e irme.
    Al parecer, Edward se encargaría de controlar la situación, gracias a que, en ese sentido, compartíamos los mismos ideales.

    Lancé otra mirada cautelosa a la gran casa, y subí a la despampanante motocicleta, sin poder creer todavía que era mía.

    Ronroneaba sutil, al encenderla, igual que un gatito mimado.

    Un arreglo musical a mis oídos.

    La dicotomía de mi voluntad, se debatía entre lo que DEBÍA y lo que QUERÍA hacer.

    Seguramente si me tardaba un rato más, correría en dirección a la casa en mi afán por estar cerca de Ness.

    - Eso es seguro - coincidió Edward.

    Hice una mueca de disgusto, al tiempo que a regañadientes ponía en movimiento la maquina.

    Probaría de lo que estaba hecha.

    Quise llenar mi cabeza de cosas al azar, que desviaran mi atención de la burrada que cometía al dejar sola a Nessie.
    Me pregunté como consiguieron comprar la motocicleta, sin siquiera haber salido al mercado.

    Fue un error pensar en eso, ya que seria fácil de responder.
    Era obvio que los Cullen se movían en negocios turbios.

    Decidí distraerme con la capacidad asombrosa de la motocicleta.
    Me comía la carretera en sólo segundos, vislumbrando a duras penas lo que sea que pasaba a mi alrededor.

    Completamente fascinante.

    Mi fe no fue defraudada en absoluto. Ésta era la moto más grandiosa a la que yo había subido en toda mi vida.

    Sin contar, que cada movimiento perfectamente realizado por la motocicleta, rectificaba nuestra inherencia.

    Conduje a toda maquina por la autopista, con el viento húmedo golpeando mi cara y la adrenalina a millón.

    Tal vez me pondría a gritar de júbilo, sino fuera por el hecho de que me moría de ganas por devolverme a la cabaña.

    Por suerte me encontraba lo suficientemente lejos para regresar.

    ¿O no lo estaba?

    Sacudí esos pensamientos, antes de que ramificaran en mi cabeza.

    Recorrí dos veces la carretera bordeada de bosques compactos que conducía a la Push, ida y vuelta.
    Manejé hasta Port Angels, parándome sólo para comprar algo de comer, y otra para llenar el tanque.

    Pensé en pasar directo a mi casa, pero comencé a sentir que me aprisionaban el pecho de una forma extraña, como si me apretaran con dos rocas enormes a ambos lados de mi cuerpo.

    Conocía esa sensación efervescente por experiencia.
    Sucedía con frecuencia cuando duraba más de una hora sin estar cerca de Nessie.

    Me volvía enajenado y ansioso.

    Era algo bastante incomodo.

    Sin pensarlo, me dirigí instintivamente por el ya memorizado camino que daba a la casa de la cabaña.

    Iba mas despacio de regreso, en un intento por controlar mis emociones, huyendo de mi mal comportamiento.

    Reconocí a lo lejos la silueta de mi mejor amiga, apoyada del barandal mas alto de la escalera de la entrada.
    Me veía llegar con una gran sonrisa en su rostro, seguramente complacida al verme usando su regalo.

    No me culpaba por el hecho de que una vez estuve loco por ella.
    Isabella Cullen era sofisticadamente hermosa, obviando su asqueroso olor a vampiro.

    No existía punto de comparación con Nessie, su hija duplicó su hermosura y encanto, aunque por un tiempo, Bella logro quitarme el sueño, a pesar de lo torpe, frágil, terca, patosa y loca que era en ese entonces.

    Ahora, todos los que fueron sus errores, se extinguieron. Su belleza se intensificó, y los ojos que un día encerraban un intenso chocolate (cosa que me encantaba de Nessie) se volvieron de un dorado seductor y llamativo.

    - ¿A gusto con tu regalo? -

    Parecía suspicaz al preguntar.

    - No lo sé, Bells - hice un mohín - Esperaba mas de ti ¿sabes? Pienso que es muy poca cosa para mí ¿Qué va a pasar con mi reputación? -

    Mi sarcasmo dio el resultado que esperaba.
    Bella comenzó a reír, sabedora de que jugaba con ella.

    Me gustaba verla feliz.
    Por suerte, Edward era un punto clave en ese tema, y el nunca se separaría de Bella, así que sería feliz por mucho tiempo.

    - Bella, deberías entrar - continué, mientras me acercaba - Hace frío ¡Que tal que te de gripe! -

    Puso los ojos en blanco, sin quitar la sonrisa de su rostro pálido.

    - ¿Dónde estabas Jake? - exigió - Me preocupé por ti -

    Seguía siendo tan Bella.

    - ¿Estás segura que preocuparse no es tu don chupasangre? Así como la rubia se volvió mas obstinada, puede que funcionara contigo - presagié - Siento como se ha desarrollado con el tiempo -

    -Renesmee también se preocupó - repuso dándome justo en el blanco - Quiso esperarte despierta, pero el sueño pudo más que ella -

    Ness era mi debilidad, en todos los aspectos.

    Bastó con escuchar su nombre, para resquebrajar mi patético intento de serenidad.

    - ¿Cómo está? ¿Cómo le fue con el intento de vampiro? - demandé

    - Bien. Ella aprendió muchas cosas, y deseosa de saber mucho más - respondió monocorde.

    - Estupendo - protesté - Justo lo que quería oír -

    Recordé una pregunta que tenía por hacer desde hace tiempo. Aunque pudiese ser demasiado tarde, de todas formas la hice.

    - ¿Cuánto tiempo se quedara el hibrido? -

    - Ay, no, pensé que ya no lo preguntarías - se quejó.

    No me gustó esa respuesta.

    Entrecerré los ojos con recelo, esperando que se explicara mejor.

    - No existe un tiempo definido, Jake. Será hasta que Renesmee aprenda, lo que ella vea conveniente -

    Bella se explicaba con sumo cuidado y lentitud.
    Se veía temerosa de que un gazapo, me hiciera explotar en cualquier momento.

    Tenía razón.

    - ¡¿QUÉ?! - protesté.

    - ¡Shhh! - Profirió, al tiempo que colocaba una mano fría en mi boca. - Te va a oír y se despertara -

    No importaba cuanto tiempo pasara, Nessie seguiría siendo siempre, para Bella, la bebé que una vez durmió en su cuna.

    En cierto modo la entendía, sus periodos de crecimiento y madurez, fueron abruptos y difíciles.

    - ¡¿Qué?! - repetí con un hilo de voz, aunque sabía que era inútil, el zumbido de una abeja podía ser perfectamente su despertador - ¿Y pensaban decírmelo cuándo? ¿Al mes? -

    - No te molestes, Jacob. Es por el bien de Renesmee - me reclamaba en susurros.

    Típico de Bella.
    Aunque odiara a muerte al medio vampiro, si era por el bien de su hija, no levantaría protesta alguna.

    Me culpé de no pensar así.
    En otra ocasión me daría golpes de pecho, no ahora que sopesaba los inconvenientes de que el hibrido se quedara.


    - ¿Y qué viene después? - musité - ¿El doc y su esposa lo van a adoptar? -

    Aunque el comentario parecía un chiste, no se encontraba muy lejos de la realidad.

    Esme se encariñaba con todo lo que se moviera, respiraba o le gustara, y Carlisle cada día conseguía una manera diferente de complacerla en todo.

    ¿Quién quita que le termine cayendo bien la sanguijuela y decidieran quedarse con él?

    - Jacob, no tienes que ser grosero - me regañaba con ojos quejumbrosos - Además, el tiene su familia, no vino a mendigar afecto-

    - Pues mejor así, que se olvide de los Cullen y se largue de aquí - declaré irritado.

    -No lo puedo creer - separo delicadamente cada palabra, mientras abría los ojos como platos - ¡Jacob Black esta celando a los Cullen! Pensé que no viviría para ver esto -

    - No los celo - refuté - Protejo la exclusividad de la familia de mi novia -

    Me detuve a pensar en si decía la verdad.

    ¿Habría llegado al penoso punto de convertirme en el perro guardián de los Cullen?

    - No seas bobo, Jake. Ahora eres parte de esta familia también. Ya verás que con el tiempo los vas a amar - aseguró.

    - Creo que tienes razón - fingí estar meditándolo - Ya siento que no puedo vivir sin la Barbie -

    Bella se carcajeó a todo pulmón, poniendo fin al momento traumático.

    Pasé por un trago amargo, al saber que tenía que aguantar al semi-parasito quién sabe por cuanto tiempo, y mi amiga me ayudó a asimilarlo.

    Entramos juntos a la casa, mientras me contaba que Edward se encontraba llevando mi antigua motocicleta a un deshuesadero.

    Sentí un dolor en lo más profundo de mi orgullo.
    Arreglaría cuentas con él después.

    No quise dejarlas solas, así que mientras Bella se iba a su estudio a leer, yo subí las escaleras al cuarto de lo único que me importaba en el mundo.
     
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    Moliry

    Moliry Fanático

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    Yo quiero suegros así! Que regalo! Woooow! Bno, mis suegros casi se parecen a los Cullen, son muy lindos.
    Pero regresando a lo emocionante... Nahuel se queda por tiempo indefinido! Sigo diciendo que eso me preocupa.
    El sentido del humor de mi Jake me encanta... Bno, eso de Nhuel la manada me gustaba la idea, jiji.
    Es obvio que Jake adora ya a los Cullen.
    Amiga, ojalá pronto sepa de ti. Mil kiss ...
     
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    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    Capitulo XIII: Consecuencias de una influencia.
    (Renesmee)

    ¿A dónde fue con tanta premura?

    ¿Por qué no me comunicó su decisión?

    Me molestó un poco su indiferencia, no estaba acostumbrada a que me evadiera.

    ¿Tuve yo que ver con su reacción?

    ¿Dije o hice algo que le molestó?

    De igual forma, me extrañaba su comportamiento.

    Percibía a lo lejos, como Bella continuaba preparando el desayuno.

    No había finalidad en aquello, puesto que la comida que me sirvió se hallaba casi intacta, a excepción de un mordisco al pan y los agujeros que le hacía a la carne con el tenedor, de forma involuntaria.

    Supuse que lo preparaba para Jacob.
    Cuestión que me traía de nuevo, a pensar en él.

    El último indicio de su presencia, fue el silencioso rugido del motor de una motocicleta.
    Por un momento me confundí, dado que la moto de Jake, se escuchaba desde que la prendía en el garaje de Billy.

    Exageraba.

    Aunque, si la oía a kilómetros de mi casa.

    La convertí en uno de mis sonidos favoritos, ya que significaba que venía de camino a verme.

    Cosa que no sucedía ahora, provocándome un incomodo estado de ansiedad.

    - Jacob tuvo que retirase - nos explico Edward, ayer por la tarde - Le surgieron asuntos con su manada -

    La información iba para todos, pero yo sabía que se dirigía específicamente a mí.

    Por suerte, la visita de Nahuel, aplacó, en cierto modo, la incógnita del paradero de Jacob.
    De otra manera, seguramente me hubiese puesto a hacerle preguntas a mi padre de ipso facto.

    En realidad, la llegada de Nahuel, con sus proyectos educativos para un mejor dominio de mis dones, me entusiasmo de tal forma, que me sentía una niña en su primer día de clases.

    Me cuide de no proyectarlo tanto en mi rostro.
    Temí que Nahuel dictaminara que era una loca sin remedio, y renunciara a tratar conmigo.

    Supe aprovechar cada exquisito minuto de su sabia compañía.
    Caí rendida ante sus amplios conocimientos, mientras me alimentaba de la instrucción que me daba.

    No podía parar de preguntarle cada duda que tuviese, y sus respuestas me llevaban a más preguntas, impidiendo que me apartara de él.
    Me recordó, a la astucia de Scheherezade en las mil y una noches.
    Con la diferencia de que el peligro no era su muerte, sino el exterminio de suministro informativo.

    - Años de investigaciones exhaustivas y experiencia - respondió confiado de si mismo, al preguntarle cómo conocía tanto de nuestra especie.

    Me parecía que no terminaríamos nunca, y que el tiempo no alcanzaría, para aprender todo lo complejo y grande de nuestra raza.

    Continuó diciéndome en qué nos diferenciábamos de los vampiros y humanos, y cómo nos asemejábamos. La posible teoría de nuestra vida, los adecuados hábitos alimenticios, la funcionalidad de nuestras aptitudes, y las reglas facilitadas por los Voulturis, para no exponer nuestra existencia.

    Se mostró muy apático, al mencionar a los vampiros italianos. Lo más probable, es que tuviera que ver con la masacre que ocasionaron en su aldea, con el objetivo de aniquilar a su "creador", sin importar quienes se interpusieran en su labor.

    Edward lo mencionó hace unos años.
    Hasta entonces, no sabía de quiénes se trataban, pero no hubo necesidad de eso, para que sintiera compasión por ellos.

    Absorta en las explicaciones científicas y "humanísticas" que planteaba, no me percaté de que nos quedamos solos, debido a lo extenso de la conversación que sosteníamos.

    A excepción de mi padre, que regularmente se paseaba por la sala vigilante, al igual que el guardia de un museo, al que se le confió una valiosa obra de arte.

    Se hizo de noche, en el efímero tiempo en que estuvimos hablando, y aunque nuestra visión nocturna era tan perfecta como la de un vampiro, las herencias humanas me hacían sentir agotada.

    Algo extraño, puesto que todo el día me la pase en preguntar y escuchar, en un cómodo sillón de cuero.

    Le atribuí mi cansancio, al esfuerzo mental de entrelazar cada una de sus teorías, sin contar que Jake me hacía falta, y deseaba tenerlo conmigo como ahora.

    Dejé de fingir que me alimentaría con lo que estaba servido en mi plato, y levanté la vista hacia el reloj, para darme cuenta de que ya era tarde para que mi novio no hubiese llegado todavía.

    Otra vez, estaba pensando en él.

    En cierta forma, era iluso esperar que cualquiera de mis pensamientos, no me llevarían a recordarlo.

    Jacob era la fuerza gravitacional, donde orbitaba mi mundo.
    Los dedos fríos de mi madre, que de repente se encontraban aferrados a mi barbilla, forzaron mi rostro a girar, apartando mi vista del reloj, y guiándola hasta sus ojos dorados.

    - Aliméntate bien, Renesmee – exigió - Y deja de preocuparte que ya debe estar por llegar -

    Suspiré ansiosa, porque fuesen ciertas sus palabras.

    Me incomodaba la ausencia de Jacob.

    Nunca había vivido sin él, por lo tanto no sabía como hacerlo.

    Como avalando las palabras de mi madre, el mismo ronroneo silencioso de ayer, se escuchaba acercarse a la casa.

    Bella sonrió satisfecha de su predicción, o tal vez porque el júbilo ilumino mi cara, como un bombillo fluorescente.

    Cuando llegué al jardín, lo vislumbré bajando de una despampanante moto gris con naranja.

    ¿Cómo llegó tan pronto?

    ¿De dónde sacó la motocicleta?

    No me importó cuando lo detallé con mesura, y noté lo increíblemente sexy que se veía a un lado del vehículo.

    Me recordó a las Road Movie, donde abundan los chicos gangsters y los buenos carros.

    Seguramente, Jake sería la envidia de cualquiera de sus protagonistas.
    No necesitaba de maquillaje, ni juego de luces, para lucir perfectamente hermoso.

    - Así que los rumores sobre los chicos de la reserva son ciertos - declaraba con un tono falso de asombro, mientras me acercaba a la moto - Andas en malos pasos ¿verdad? - chasqueé la lengua, al tiempo en que sacudía la cabeza fingiendo desaprobación - ¿Me dirás qué contrato cerraste para conseguir este lujo? -

    - Es confidencial - contestaba, esbozando su delirante sonrisa - Pero... ¿Me seguirás amando, a pesar de ser un delincuente? -

    -Te amaría aunque fueses un asesino serial - le aseguré, dejando las bromas y buscando sus labios con urgencia.

    Me entrelacé a su cuello, cual hiedra adherida al árbol del que necesita soporte.

    Cuando consumí lo suficiente de su aliento, para reponer las reservas agotadas de su ausencia en el día de ayer, me dispuse a respirar nuevamente, frunciendo el ceño para acusarlo de su acción.

    - No debiste acostumbrarme a tu presencia desde niña, si luego ibas a abandonarme -

    - ¿Qué estas balbuceando, cariño? Estuve en tu habitación, hasta casi el amanecer - replicó en susurros.

    Allí el porque de su tardanza.

    Lo más probable es que no hubiese descansado nada en toda la noche, y después se quedó dormido en su casa.

    - ¡Ah! no sabía - corregí mis berrinches malcriados - No hiciste nada que delatara tu llegada -

    Se encogió de hombros con tristeza, y supe que bromeaba, cuando sus ojos se encendían con malicia.

    -Tal vez soy tan insignificante, que no te das cuenta de que estoy ahí - respondió teatral.

    Rodeé los ojos, ante semejante blasfemia, y me dispuse a besarlo de nuevo.

    Seguramente era eso lo que él quería, y yo no pondría oposición en complacerlo.

    Me aparté lentamente, en cuanto nuestras temperaturas se elevaron tanto que la piel me ardía con cada rose.

    No me convenía un sermón de Edward, a tempranas horas de la mañana, además de que Nahuel me pidió ir antes de la tarde a verlo, por lo tanto, no podía distraerme con algo tan adictivo como Jacob.

    Cuando abrí los ojos, el estudiaba meticuloso mi rostro.

    Se veía dubitativo, como esforzándose por tomar la decisión correcta.

    - ¿Lista para irnos? - musitó, todavía aferrado a mi cintura.

    - ¿A dónde? - pregunté sin saber que intentaba decirme.

    - A verte con el hibrido - contestó indiferente - Decidí ser un niño bueno, y cumplir mi labor social, acompañándote a ver qué quiere de ti -

    Aquello me pareció extraño, pero supuse que ya estaba hablado con mis padres.

    - No le digas así - protesté tiernamente, sin zafarme de su calido abrazo - También soy un hibrido ¿Recuerdas? -

    - No - descartó - Tú eres mi Nessie, una fusión perfecta de lo mejor de ambos bandos. Él es un simple hibrido -

    Reí de su explicación.

    Jacob jamás vería nada malo en mí. Siempre sería diferente para él. Algo positivo.

    Después de que Jake terminara su prominente desayuno, nos fuimos a la casa blanca, donde se hospedaba Nahuel y Huilen.

    Recordé apenada, que si acaso saludé a su tía al llegar.
    Ya que inmediatamente seguido de conocerlos, comenzó mi interrogatorio a Nahuel, sin parar, hasta la hora en que me retiré.

    Me disculparía con Huilen por eso.

    Llegamos en tiempo récord, gracias a la motocicleta nueva de mi novio, que confesó, fue un regalo de mi madre.

    Me pregunté por qué no se me había ocurrido eso antes.
    Sentí unos repentinos celos, de no haber sido yo, quién le obsequiara tal cosa.

    Fue un descuido inexcusable de mi parte, no pensar en que eso lo haría feliz.

    Prometí en mi interior, que superaría el regalo de Bella.

    No se trataba de competencia, era netamente una cuestión de orgullo.

    Mi abuelo salió a recibirnos con su acostumbrada sonrisa amable, y después de bombardearme con preguntas, semejante a un chequeo médico, nos indicó en qué lugar se encontraba Nahuel, para darle inicio a mis interrogatorio particular.

    Lo distinguí entre las montañas terroríficas de libros, invadiendo el espacio que en un tiempo fue el estudio de la mansión Cullen.

    Se dejó absorber por la lectura, así que tuve que carraspear para que supiera que habíamos llegado.

    Nos recibió con impecable profesionalismo.
    Lanzando miradas furtivas a Jacob, supuse que intrigado de por qué no se apartaba de mí ni un segundo.

    Se excusó por el desorden ocasionado por los libros, y nos pidió que por favor tomáramos asiento, para dar inicio al estudio.

    Cuando hablo de "estudio", pensé en las clases aburridas de los profesores del instituto de Forks, donde los temas a tratar eran ciencias y arte.

    Aunque pensé que seria diferente, dado que el profesor y la materia a impartir eran de un género más "inusual", nunca creí que se tratara de estudiarme a mí.

    Nahuel me acosó con preguntas, mucho más que yo, cuando lo monopolicé la tarde pasada.
    Su interrogatorio fue casi clínico, dejándome el espacio exacto para contestar.

    ¿Cómo te sientes al golpearte? ¿Cuánto hace que no sales a cazar? ¿Has vuelto a ingerir sangre humana? ¿Comes regularmente? ¿Qué tipo de alimentos humanos consumes?

    Miles de preguntas realizó en el día, y todas, aunque no supiera por qué, eran contestadas.

    Me puse algo incomoda con el cuestionario.
    ¿No se suponía que sería él, el que hablaría sin parar por horas, entre tanto, yo lo escuchaba hambrienta de saber?

    ¿Que era lo "tan importante" dentro de esas preguntas aparentemente joviales, que le parecía tan intrigantes?

    Me liberó de la serie de incógnitas, casi al caer del crepúsculo.
    Supe que estaba en lo correcto, porque las palabras dejaron de fluir efervescentes por su boca, sin embargo, sus ojos continuaban llameando con interés ¿inquietud, tal vez?

    Más bien, parecía como si quisiera decir algo, y buscaba la mejor forma de comunicarlo.

    - Umm - hizo una pausa, supuse que para poner en orden sus ideas, con la mirada en otra parte - Deberíamos, antes de que se vuelva incontrolable, refrenar tu comportamiento -

    Clavó nuevamente su vista en mí, dedicándome una sonrisa corta de disculpa.

    Reflexioné en el hecho de que esto fuese tan molesto para él, como para mí.

    - Podríamos comenzar con estrategias de caza – prosiguió, enfocado en sus ideas - Coordinaremos tus instintos, desarrollando el lado de tu "yo" que sea más fuerte. Estoy seguro de que veremos tu evolución a corto plazo -

    Su rostro se volvió serio, de pronto. Daba la sensación de estar incomodo, y no era el único, los ligeros temblores de Jacob, más su mano aferrada a mi cintura, no eran nada normales.

    - Sólo si no te importa, claro - concluyó Nahuel.

    ¿Qué podía decirle?

    Lo cierto era que me encantaban sus propuestas aventureras.
    Me sorprendió que me encontrara tan entusiasta, con alguien que llevaba conociendo días.
    Se lo atribuí al deseo de experimentar, los desafíos misteriosos de mi conducta.

    Pero me detenía el enojo manifiesto en cada músculo de Jake, que llevaba envarado alrededor de tres horas, teniendo sumo cuidado de no meter la pata.

    Eso significaba un gran avance para su temperamento.

    No debía arriesgarme a probar, su contingente comportamiento.

    Fruncí los labios, considerando mi repuesta.

    No hizo falta.

    - Te equivocas. Si importa - dictaminó Jacob, por mí.

    - No lo tome a mal, caballero,pero interviene en una conversación privada - respondió Nahuel, dirigiéndose a Jacob por primera vez.

    La tensión en el ambiente se volvió tan física, que me entumecí temerosa de que un movimiento en falso, detonara la bomba imaginaria.

    - No lo creo. Es de mi novia de la que hablas - repuso Jacob, controlando su enfado con arrogancia.

    Parecía tranquilo, muy pagado de si mismo. Sin embargo, su voz no iba a la par, con la mirada de odio que le lanzaba al vampiro.

    - Eso indica que no me estas entendiendo - contestó Nahuel, con tono frío - Todo lo que planteo es estrictamente relacionado con su bienestar. Renesmee ha sido muy influenciada por todos ustedes, sobretodo por ti, afectando su conducta y alimentación ¿No deberías querer lo mejor para ella? ¿Ayudarla a conocerse en realidad? -

    Los espasmos en mi novio, iban de aumento.

    - ¡Yo sé quién es ella en realidad, y eres tu el que no entiende! – replicó Jacob, con brusquedad - No será ni tu experimento, ni el de nadie. Punto -

    Me llevó un momento de concentración darme cuenta, de que si no intervenía rápidamente, la efímera paciencia de Jacob explotaría, como una mala mezcla de químicos en un laboratorio.

    - ¿Me das un minuto? - supliqué a Nahuel, mientras jalaba a Jacob del brazo taladrado a mi cintura.

    Lo más sano ahora, sería prevenir la catástrofe.
     
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    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    VOLVÍ!!!

    Me encontraba de un reposo traumático, pero regresé.

    ¿A quién no le gustaría unos suegros así?
    Es sólo que a Jake le parece más importante Ness que los regalos que pudiesen darle... Eso es decir bastante!

    Jajaja.

    Gracias por leer, Moliry.

    Besitos.
     
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    Moliry

    Moliry Fanático

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    " LO MAS SANO AHORA " Yo creo que lo sano es evitar peleas entre ellos dos siempre. jajajaja
    Hola amiga, de nuevo tú con un buen capitulo y yo de fiel y feliz esperando leerlo ;)
    Me gusta leer que Nessie siempre esta pensando en Jacob. Eso me tranquiliza.
    Nahuel muy civilizado y queriendo que Nessie se conozca por completo. Me gusta que haga eso, pero que por su siemple presencia ponga celoso a Jake, eso, como siempre que el la pasa mal, me hace sufrir.
    Seria genial que Jacob fuera mas civilizado y no tan celoso, pero que le vamos hacer, asi de silvestre lo AMO jajajaja
    Espero que Nahuel solo se enfoque en enseñar a Nessie, no mas.
    Muy buen capitulo, amiga. Espero subas pronto. Porque quiero ya saber como este pas de jovenes se van a llevar.
    Pd. Tu historia es muy buena, deberias promocionarla con los amigos que les gusta crepusculo. Yo al principio no hice publicidad, de hecho para invitar a la gente que lo leyera me tardé como un año en hacerlo. Es maravillosa tu historia y debe ser leida por todos. ;)

    Kiss
     
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    Gabrieluchini

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    Nuevamente gracias por leer, Moliry.
    Si supieras que a mi tampoco me gusta que sea tan celoso, pero es posible que los ánimos se calmen con el tiempo.
    Lo de Nahuel... :rolleyes:... veremos luego.
    Y con respecto a la publicidad, gracias por el dato.
    Te he aprendido a querer, amiga del fan... Nos leemos.
     
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    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    ¡Wowww! Realmente me ha gustado este fic.

    Me imagina algo dfiferente, y en cada capítulo no he dejado de reírme.

    La relación entre Jacob y Reneesme no es fácil, ninguno de ellos es normal, aparte de que es una imprimación. Los celos, el deseo, la relación que evoluciona...

    En fin, vamos al capítulo actual. Realmente, quería que Jake entrara en fase y le arrancara las manos ese chico, tan... asdf, idiota. Y Ness que no lo nota, es obvio que tiene doble intenciones, y para colmo no respeta la cara del novio de la joven, me enoja. u_u ¡Golpéalo! Jum.

    Cariño, usa el guión largo que es el de diálogos, obténlo presionando alt+0151. Otra cosa, por favor, evita contestar a cada comentario, espero se acumulen y en un mismo mensaje los contestas todos, gracia. ;)
     
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    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    Capitulo XIV: Disyuntiva.
    (Renesmee)

    Su cuerpo iracundo sin voltear, caminando cada vez más rápido hacia el bosque.

    Luego, en su lugar, un gigantesco animal de pelambrera rojiza, se mezcló entre los árboles, dejando rastros de tela rasgada por todas partes a su paso.

    - Renesmee ¿estás poniendo atención? - exigió Nahuel, trayéndome al presente.

    - Si - mentí.

    En realidad, recordaba la abrupta despedida de hace un momento.
    Fue un irremisible error, traer a Jacob con Nahuel.
    No contaba con que los problemas con su temperamento, y la furia de sus emociones encontradas (celos), ocuparan los primeros lugares en su pirámide de necesidades.

    Desee tener el don de mi padre, para buscar dentro de su mente lo último de lo que estuvo hablando.
    Me aferré a la realidad, e hice uso de mis facultades vampíricas, recapitulando lo que anteriormente dijo.

    - Me planteabas los horarios de las clases - me defendí, sin mucho éxito - Prometo que te daré una respuesta mañana ¿está bien? –

    Ciertamente, no podía continuar pretendiendo que prestaría atención, cuando mi cabeza revoloteaba en otra parte.

    En un lugar, lejos de donde me hallaba ahora.

    En una casita de madera, a pocos kilómetros de la playa, para ser exactos.

    - Si no estas de acuerdo con las clases... - objetó Nahuel, con gesto seco.

    - Si quiero - me apresuré a decir - Es sólo que necesito comparar las horas, con mis estudios universitarios -

    No me gustaba presumir, pero la verdad es que el mentir, formaba parte de mis habilidades innatas.
    Conseguía alcanzar el tono de convencimiento perfecto, al que nadie se atrevería a dudar.

    En ocasiones me sentía culpable por eso, pero sólo en ocasiones. La mayoría del tiempo me era bastante útil.

    Esperé que este fuese uno de esos días.

    - Como desees, Renesmee, pero recuerda que es por tu bien, que no decidan por ti ¿ok? -

    Hablaba con precaución, como si temiera que el dejarme sola, fuese perjudicial para mi voluntad.

    - Ok - coincidí, agradecida de que lo dejáramos para mañana.

    Por el momento, necesitaba abordar otras cosas más imprescindibles.

    - Eh... Nahuel- dudé como expresar mi agradecimiento, sin pasar a lo efusivo - No sabes lo mucho que me complace que estés aquí -

    A pesar de que no había parado de observarme desde que llegué, a excepción de unos pocos ratos; la mirada que Nahuel clavó en mí después de mi ridícula declaratoria, adopto un brillo amable. Seductor, si se veía de una manera objetiva.

    - Somos nosotros quienes agradecemos su recibimiento y hospitalidad - aseguró, con una sonrisa leve, que embellecía su facción café.

    - De todas formas, eres tu quién esta en posición de desventaja - rectifiqué.

    Entornó los ojos, al tiempo que enarcaba una ceja con escepticismo.

    - Vienes a ayudarme, sin recibir ningún tipo de remuneración - insistí - Eso es de agradecer, y... algo extraño, también -

    Se rió en voz alta, de lo último que dije, haciendo que en su rostro se esgrafiaran dos hoyuelos, en tanto salían carcajadas melodiosas de su boca.

    No me había fijado lo atractivo que era Nahuel.

    Deduje, que se debía a que mi percepción estaba nublada, con una irrevocable atracción por Jake.

    - Digamos que eres interesante de estudiar - explicó, sonriente.

    Entendí su expresión como curiosidad, y… ¿picardía?

    - Ya me debo ir - repuse, eludiendo su último comentario, mientras me colocaba de pie - Los deberes se acumulan cuando te entretienes -

    Parecía disfrutar de mi observación.

    - ¿Deseas que te acompañe a tu casa? - ofreció caballerosamente, poniéndose en pie al mismo tiempo que yo.

    - Gracias, pero no - Pensé un rato, en como sería llegar a la casa en compañía de Nahuel, mientras Jacob me esperaba en la cabaña. Sacudí mi cabeza al presagiar un boceto de lo que pudiese ser la tercera guerra mundial - Me iré con mi padre, que aun sigue aquí -

    - Entiendo - declaró, y al parecer lo entendía de verdad - Creo que, entonces, esperaré a verte mañana ¿cierto?-

    - Hasta mañana - prometí, entre tanto salía del estudio.

    En el camino hacia las puertas de vidrio, me encontré con Esme, y sus tiernos abrazos. Me despedí también de Emm, que no desaprovechó el momento para hacer un chiste torvo, sobre los volátiles cambios de humor de Jacob.
    Rose se hallaba sentada a un lado suyo, y justo después de besarme en la coronilla, musitó algo parecido a: "que mas se puede esperar de ese perro".
    Alice y Jazz, habían salido, así que les dejé una nota de despedida en la cocina, mientras tanto, mi padre y mi abuelo, conversaban en las escaleras de la entrada, deduje que esperando por mí.

    - Francamente pensé que tardarías en salir - confesó Edward, queriendo hacer un chiste - Rosalie parecía tener intenciones de mimarte por largo rato -

    - Creí que te irías con Bella - apunté.

    - Alice me dijo que te acompañaría a casa - comentó, encogiéndose de hombros - Aunque dudé, por un momento, que prescindieras de mis servicios -

    Lanzó una mirada gélida al segundo piso de la mansión, y en sintonía con el tono apático con el que habló, caí en cuenta de que estaba al tanto de la propuesta de Nahuel, en acompañarme hasta la cabaña.

    Rodé los ojos con mal genio, debido a los intensos ataques protectores de mi padre.
    Me despedí de mi abuelo, con un beso en la mejilla y un "hasta mañana", antes de comenzar el trayecto de regreso a la cabaña, junto a Edward.

    No hablamos de mucho, como solíamos hacer cuando estábamos solos.
    Aprovechábamos estos espacios de tiempo, desde que tenía memoria, para contarnos cosas, sin la interrupción de nadie.

    A veces, sentía la incomodidad de Edward, por alejarse de Bella durante un tiempo aproximado, sin embargo, no funcionaba como obstáculo para mantenernos comunicados, además de acercarnos más, entre nosotros.

    Pero no en esta oportunidad.
    Me hallaba demasiado distraída en el hecho de encontrarle una explicación, o solución, a la relación aparatosa que llevaba con Jacob, desde la venida de Nahuel.

    No es que antes fuese muy tranquilo, pero tampoco explotaba espasmos tremulosos con cada persona que se me acercaba.

    Llegamos a la cabaña, y al no verlo en el porche esperándome, intuí que no estaba.

    Saludé a mi madre, no probé bocado de la cena, y decidí esperar a Jake, en mi habitación.

    Diez...
    Once...
    Once y veinte...
    ¡Doce!

    ¿Qué tan importante hacia, para no haber llegado?

    Doce y cuarenta...
    Una...

    No lo llames, Renesmee.
    Fue él quién se fue refunfuñando ¿cierto?
    Es él entonces, quien debe buscarte a ti.

    ¿Estaba empezando a hablar conmigo, en segunda persona?
    Sin duda, me hallaba al límite de mi cordura.
    Si es que la tenía.

    El sueño se esfumó con rapidez, siendo sustituido por la ansiedad a la que era expuesta, cuando pasaba más de una hora sin saber de Jacob.

    Formaba parte de mis facultades vampiricas, ignorar el cansancio, de vez en cuando.
    Me quejé de no tener un súper don como el rastreo de personas, o animales, me sería más provechoso ahora, que el aguante.

    Gruñí enfurecida de lo incomodo y enfermizo, que resultaba depender a este nivel de su presencia.

    Incluso, resultaba más incomodo que el vaivén insistente de mi caminar por el cuarto, producto de su injustificada ausencia.

    Calmé los calores que se acrecentaban en mi cuerpo, gracias a la agitación, con la brisa más o menos fría, que entraba por la ventana.

    Me senté en el marco, que bordeaba la misma, y fue allí cuando vi un par de ojos desde el espeso bosque, brillando con el fulgor que irradiaba la luz encendida en mi habitación.

    El resto del enorme cuerpo lobuno, se escondía detrás de las gruesas ramas, pero ya sus ojos lo delataban, mi visión casi perfecta lo detallaba en la oscuridad.

    Se dio cuenta de que lo había visto, y se adentró mucho mas entre los matorrales.

    ¿Así que no venía, porque seguía molesto?
    ¿Me sometía a la incertidumbre, por sus malcriadeces?

    Bien.

    Yo también podía jugar.

    Bramé lo que pareció ser una aproximación humana de un gruñido, en dirección al licántropo, sin importarme lo que pensarían mis padres.

    Total, nadie en esta casa dormía, mas que yo.

    Bajé de la ventana viéndolo todo rojo de la rabia, y me enterré en la cama refunfuñando planes estériles en contra de Jacob.

    Como lo sospeché, no pegué un ojo en toda la noche.
    Sumado al agotamiento físico y mental, tenía que levantarme temprano para ir a la universidad.

    Tardé un rato largo bañándome y arreglándome, antes de bajar a la cocina.

    Mi humor era de perros, sin querer hacer ningún juego de palabras, y mi intención no iba enfocada en descargarme con mis padres, por el contrario, sabía exactamente como canalizar ese sentimiento, mejor dicho, con quién.

    A juzgar por el silencio en la casa, mis padres habían salido.
    La nota sobre el comedor, me lo corroboraba.

    - "El desayuno esta el horno. Espero que esta vez comas algo. Hemos salido de caza. Volveremos antes del amanecer. Te queremos." -

    No me molesté siquiera en abrir el horno. Mi estomago se sentía engrapado, renuente a digerir alimento.
    Decidí no forzarlo.

    Una sombra oscura sobresaliendo de la pared, hizo que saltara asustada, ahogando un gritito de terror.

    - ¿Desde cuándo no te gustan las tostadas? - inquirió Jacob, ignorando mi sorpresa - Hay pizza en la nevera, por si quieres variar. Esta buena -

    Se encontraba recostado sobre la pared, con una manzana semi masticada en una mano.
    Me veía con una adorable sonrisa, extendiéndose por su rostro, como si con mi simple presencia se le alegrara el día.

    ¿Es que sufría de algún trastorno bipolar?
    ¿Tendría remedio, o sería una tortura eterna como mi locura?

    Mantuve mi postura tensa, sin articular palabra, por no sé cuanto tiempo.

    ¿De verdad no pensaba decir nada más?

    - Tu recibimiento no es muy afectuoso - me acusó, precavido.

    Sabía que no podía tentar a su suerte, con sarcasmos que me hicieran estallar en diatribas descontroladas.

    Al cabo de un rato, renuncio a su buen humor, entre tanto la angustia llenó su frente de arrugas.

    - Mira, Ness, lo siento - se disculpó.

    Me limité a seguir mirándolo.

    - Es estúpido de mi parte, perder de esa forma el dominio de mi mismo. - continuaba, al tiempo que iba acercándose - Te aseguro que intenté controlarme, pero no pude - explicó, enojado.

    Se detuvo a escasos centímetros de mí, y pude notar como respiraba agitado, luchando por dimitir a su enojo.

    Parecía tan cansado como yo, además de que el esfuerzo que hacía por controlarse y excusarse al mismo tiempo, lograba que se viera frustrado, sufriendo.

    Eso dilucidó mi molestia en contra de su abandono, y aunque no tenía que ver con nada de lo que el se disculpaba, decidí perdonarlo.

    Pienso que ni siquiera tuve elección. Solía ser más una acción automática.

    La expresión en su cara, se descompuso de desesperación.

    - Trataré de controlarme mejor - prometió, mirándome arrepentido, dándome a entender lo mismo que yo sentía: No podíamos permanecer peleados.

    El silencio se extendió por un rato, donde nuestras miradas fueron protagonistas.

    Me molestaba aquel mutismo, pero no conseguía ordenar las palabras en mi cabeza.

    De acuerdo, también estaba el hecho de que rebuscaba alguna cosa, que me ayudara a seguir enojada con Jake, y no ceder tan fácil a sus insoslayables encantos, pero fue inútil, mi obsesivo amor por él y su sex-appeal, abogaron a su favor.

    Contemplé su rostro cada vez mas cerca, a medida que me acercaba a besarlo.

    Le expliqué, presionando una mano en su cuello, el porque de mi molestia, hasta que la dulzura de sus besos me dejaron en blanco.

    - Entenderé esto, como unas disculpas aceptadas - susurró, a mi oído, antes de apretarme con intensidad, en un abrazo posesivo.

    Me carcajeé sobre su hombro, satisfecha de que todo se aclarara, y de que Jake sintiera la misma necesidad de estar conmigo, como yo de vivir siempre a su lado.

    Salimos al instituto un poco tarde, sin embargo, gracias a la sorprendente velocidad de la motocicleta, alcanzamos a llegar en tiempo récord.

    Al estar al tanto del prolongado camino inmortal que se extendía por delante de mí, me di el lujo de formar un juicio definitivo sobre el asunto de mi primera carrera universitaria.

    Siendo la música una aptitud tan unida a mi naturaleza, la escogí como "opera prima"; y aunque los estudios teóricos, se me hacían aburridos y tediosos, me divertía estudiando una de las cosas que más me atraían y se acoplaba mejor a mis habilidades.

    El instituto quedaba en el Lincoln Center de la ciudad de Nueva York, muy lejos para un humano, pero perfecto para criaturas velocistas, amantes de las carreras rápidas.
    Constaba de varias facultades, de diferentes especialidades artísticas. Una de ellas, la Escuela de Música, a la cual pertenecía.
    A pesar de que la distancia no implicaba un esfuerzo o problema para ninguno, acordamos con la dirección de la universidad, que asistiría al instituto dos veces a la semana.

    Sonaría bastante extraño el que a una chica de Washington, le fuese irrelevante 48 horas de manejo (para las personas normales); ya que una residencia permanente en la ciudad fue un tema clausurado por Edward, desde que Jacob se negó rotundamente a no dejarme ir sin él.

    Llegamos a tiempo para mi primera clase, y con un beso escaso pero significativo, me despedí de Jake para comenzar mi jornada diaria.

    Conseguí el aula correspondiente, y aproveché que la clase no había dado inicio, para desconectarme del mundo, buscando en mi mente la decisión que necesitaba.

    No era muy sociable, debido a que de los hombres, incluidos los del personal docente, solamente podía esperar adulaciones y segundas intenciones.
    Agradecía, en estos momentos más que en otros, no tener acceso a sus pensamientos como lo haría mi padre.
    Los coqueteos descarados, y las expresiones en sus rostros me eran más que suficientes.
    Y por otro lado, estaban las chicas, que venían siendo el peor caso, ya que automáticamente desde el primer día me odiaban por robarles sus "posibles candidatos", mientras que algunas me trataban por interés.
    Sólo una que otra parecía ser sincera, pero algo en mí las ahuyentaba de vez en cuando, supongo que al igual que una presa frente a su depredador.

    De todas maneras, prefería que fuese así ahora, de esa forma nadie tenía por que interrumpir el debate interno que realizaba.

    Cuando terminaron las clases, Jacob ya estaba esperándome en el estacionamiento, atrayendo las miradas, en su mayoría del género femenino, gracias a su excéntrica y exótica apariencia.

    Le pedí que me llevara directamente a la mansión, puesto que necesitaba organizar debidamente unos asuntos con Nahuel.

    - Haz estado muy callada durante el trayecto - analizaba Jacob, mientras me bajaba de la moto al llegar - si no fuese por tus brazos asegurados a mi alrededor, creería que te desmayaste -

    Aunque evidentemente su comentario era sarcástico, la expresión de su rostro se impacientaba en la espera de mi repuesta.

    Justamente esta parte solía ser la más difícil.

    Tenía muy claro, que mis decisiones no siempre gustaban a Jacob.

    - Sólo analizaba una situación - quise salir del paso.

    Cambió su expresión a una sonrisa burlona, que escondía precaución.

    - Nunca me asusto más que cuando analizas una situación -indicó, entrecerrando los ojos - El final, la mayoría de las veces, no es muy bueno... No para mí - refunfuñó - ¿Me dirás qué tramas? -

    - Ya te enterarás - rectifiqué, presagiando mi pesar.

    Comencé a jalarlo del brazo para entrar a la casa.

    Sentí su resistencia.

    - Esta vez no entraré - dijo, mirándome a los ojos.

    Parecía triste, o indignado.

    - Soy una mala influencia para ti ¿recuerdas? -bufó, disgustado.

    - Sabes que eso no es cierto - protesté, sorprendida de que llegara a esa conclusión - No refuto que seas problemático, pero ese es tu gancho -

    Logré sacarle una sonrisa, que lamentablemente no se mantuvo.

    - De todas formas, no voy a intervenir - insistió, con tono sereno, sin verme - Estoy harto de ser siempre el chico malo -

    Sonrió débilmente, e hizo una mueca de desagrado.

    Se veía tan vulnerable y tierno, a la vez.

    - Siempre decanto por los malos - confesé, enredando mis brazos en su cuello, intentando reanimarlo - Los chicos buenos son aburridos.

    - ¿Debería preocuparme tu inclinación antisocial? - inquirió, inclinándose para besarme.

    Solamente alcancé a negar con la cabeza.
     
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  17.  
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    ¡He amado la continuación! Sinceramente, ese Nahuel, ¿cómo puede no darse cuenta Reneesme de que el joven semi-vampíro le está coqueteando descaradamente? :/ ¡Bah! Niño intruso. Pobre Ness, esperando la llegada de alguien con ansiedad, pero, Jake hizo bien, primero descargar su furia y frustración lejos de ella, y luego volver con una radiante sonrisa. Por un momento pensé: no lo va a perdonar. Menos mal no fue así, hahaha.

    Y ese final, ella decanta por los chicos malos, es que es la verdad, siempre son los más sexys.

    Detalles, la ortografía, cuídatela. Usa guión largo: alt+0151. ^^ Pasa pro herramientas para escritores te ayudará.

    Saludos.
     
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  18.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

    Leo
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    HI!

    Lo de Nessie es...:confused:esto...Digamos que no todo el mundo es suspicaz a las insinuaciones...
    jajaja.
    Me encanta que hayas amado la continuación.
    Gracias por las acotaciones.
    Espero seguir leyéndote.
     
  19.  
    Gabrieluchini

    Gabrieluchini porque voy renovandome día con día...

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    Título:
    Fuerza de atracción
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    38
     
    Palabras:
    2932
    Capitulo XV: Estudio por Estudio.
    (Renesmee)

    Estás al tanto de que Edward perderá la cabeza con esto ¿verdad?

    — Buenas tardes, Tía — eludí.

    Alice me esperaba sentada, en las escaleras que daban al estudio.

    Nada pasaba debajo de la mesa, cuando tu familia superdotada iba cargada de los mejores dones.

    No dio signos de apartarse, así que de mala gana me quedé parada en el segundo escalón, aguardando su sermón.

    — ¿Te haces una idea del berrinche que va a armar Jacob? — Reprendió — El que Jazz pueda calmar los ánimos, no significa que no le sea molesto — se quejó, reacia.


    Dejé a un lado su recriminación, para aclarar una inquietud de la que no caí en cuenta antes.

    — Alice ¿cómo...?

    — El futuro de Nahuel desapareció — contestó, imperturbable — La razón que consigo de que su futuro cambiara sin vacilación con tu resolución, es que está dispuesto a seguirte en lo que sea que te propongas a hacer.

    Aún quedaban cosas sin entender.
    ¿Qué hacía Alice viendo el futuro de Nahuel?

    La respuesta llegó por si sola.

    — ¿Mi padre te pidió que lo vigilaras? — demandé, ansiosa de saber cuál sería el límite de Edward Cullen.

    Alice se limitó a asentir, con la misma actitud monótona.

    — Es natural que se preocupe por ti, yo también lo hago — me reprochó, sacudiendo la cabeza exasperada — por eso en cuanto vi la transformación del futuro de Nahuel, fui a averiguar que planes tenían juntos.

    Me detuve a reevaluar los pro y contra, de la decisión tomada.
    A simple vista no daba la impresión de ser tan caótica.
    Ciertamente, la crisis llegaría, sin embargo, no sería nada que no drenara con el tiempo.

    Suspiré.

    — ¿Dónde está? — pregunté, dispuesta a poner en marcha mi plan.

    Alice hizo un mohín.

    — Creo que en el jardín — respondió, sin deseos de controlar su decepción.

    — Gracias — contesté, mientras le daba la espalda.

    ¿Por qué les era tan difícil entender mi curiosidad hacia lo desconocido?

    No es como si Nahuel cambiara mi vida.

    ¡Era un completo extraño!
    Lo único que quería lograr con todo esto, era aprender cosas realmente interesantes.
    Estrategias que no aprendías en institutos comunes, y que servían mucho más cuando te catalogaban una criatura "especial" entre las criaturas "especiales”.

    — ¿Pasó algo con Jacob? — demandó angustiada Esme, sentada en el sofá de la entrada junto a Hiulen.

    El cariño maternal de mi abuela por Jacob, incrementaba notablemente con el pasar de los años.

    — No — descarté, aliviando su expresión — Prefirió no quedarse hoy.

    — ¡Que pena! — intervino Rose, fingiendo melancolía — Y yo que tenía pensado darle un hueso para que lo enterrara en el patio.

    Esme tosió ruidosamente, en un intento fallido de disimular el grosero comentario de Rosalie.
    Los vampiros no sufrían de cosas tan mundanas como la tos.
    A Hiulen no pareció importarle, por el contrario y para sorpresa de todos, rompió a reír, pensando en que todo formaba parte de un juego, en vez de una disputa eterna.

    Nahuel se hallaba en el jardín, como bien me indicó Alice.

    Se encontraba rodeado de diferentes instrumentos, que reconocí como de Yoga o gimnasia, pero sin que corriera una sola gota de sudor por su cuerpo.

    Llevaba puesto un atractivo conjunto deportivo, demasiado descubierto para el típico clima de Forks. Todo su cuerpo se encontraba rígido, parado de manos sobre el césped que daba al bosque.

    — ¿Entrenas? — aventuré, captando su atención.

    Abandonó su posición, colocándose de pie, para saludarme.

    No le causó extrañeza, darse cuenta de que estaba ahí, sin embargo, no hizo ademán de acercarse, sólo se quedó cauto en el mismo sitio donde se encontraba antes.

    — Ejercito el control de la mente sobre el cuerpo — aclaró, sonriendo de manera encantadora — Formará parte de nuestro entrenamiento diario.

    Por la distancia que siempre se encargaba de poner entre nosotros, más las palabras técnicas con las que siempre se dirigía a mí, aprendí que su personalidad solía ser muy comedida, casi antigua.

    ¿Tendría que ver con su año natural?

    — Percibo que conoces mi decisión — adiviné.

    La comisura de sus labios, se curvó levemente.

    — Tu tía se encargó de comunicármelo, al pensar que yo estaba al tanto — declaró, sin poder contener otra sonrisa — Así que ¿Todo listo con los horarios?

    Últimamente, Nahuel reía por todo.

    No se asemejaba al chico sereno, poco afectuoso del primer día.
    Muy inteligente, de eso no me quedaba la menor duda, pero carecía de chispa, de sensibilidad.

    Ahora, resplandecía de satisfacción o alegría.

    Me pregunté si para él sería igual de emocionante enseñarme, que para mí el aprender.

    — Congelaré el semestre — le comuniqué — De ahí el que mi tía se alborotara — puse mala cara — Al parecer no será del agrado de muchos.

    Me abstuve de darle rienda suelta a mi preocupación.
    Cada etapa a su tiempo.
    Ya vendría el momento desagradable.

    — ¿Dejarás de estudiar? — la idea no parecía agradarle — No tienes que hacer eso, Renesmee, puedes tenerme el tiempo que quieras — Se acercó precavido, unos pasos — no iré a ninguna parte si así lo deseas.

    — Es más importante lo que tú me enseñarás, además, la decisión está tomada — insistí, sin vacilar.

    — No lo sé — susurró en un hilo de voz — No es correcto que sacrifiques tus estudios por...

    Sacudí la cabeza en desacuerdo.

    — Decisión tomada — repetí, como una niña terca — Tengo toda una eternidad para continuar.

    Maniatado por mi actitud obstinada, Nahuel se resignó a no discutir.

    No es que se diera por vencido, en ocasiones durante la tarde, volvió a mencionar el tema, con el propósito de hacerme cambiar de opinión.

    Asustada por la reacción de mi familia ante los planes forjados, convenimos entre los únicos tres que conocíamos la verdad, no decir nada a nadie hasta que fuese el tiempo preciso.

    Temía que Nahuel no tuviese experiencia, ocultando los pensamientos de Edward.
    Mi tía Alice y yo, en eso, éramos profesionales.

    Pasaron dos días, de los que pude tomar ventaja, ya que no me tocaban clases sino hasta el jueves, dándome el tiempo suficiente para entrenar con Nahuel, sin activar el detonante.

    El día que me correspondía asistir a la universidad, arreglé todo lo referido a mi retiro, y en su mayoría gracias a mis "armas de caza", me otorgaron el permiso para abandonar momentáneamente los estudios sin problema, con opción a regresar cuando quisiera.

    Me sentía satisfecha de poder usar lo que Bella llamaba "deslumbrar" en algo productivo.

    Ocultaría esa información de Jacob, cuando le contara todo.
    La idea de las clases particulares con Nahuel, no fue afable para algunos de los miembros de mi familia.
    En especial Jacob, mi padre, y Bella, que desconfiaban de aquellos encuentros diarios, sin supervisión, ni testigos.

    — Sólo llamen a Charlie, si duro 24 horas sin aparecer — mascullé, en un gesto de enfado.

    Me molestaba en sobremanera, el delirio sicótico que secretaban a cada momento, con respecto a "mi seguridad", desconfiando hasta de mi propia sombra.

    Sorprendía el que no colocaran cámaras en la habitación, y en los espacios cerrados de la casa.

    ¿O si lo hicieron?

    A estas alturas, había perdido la capacidad de asombro.

    — Con suerte, encontrarán mi cadáver tirado en alguna parte, antes de que Nahuel se vaya - terminé mi sarcasmo, al estilo "humor negro".

    Sentí a Jacob, estremecerse a mi lado.

    No me era irrelevante su dolor, pero me exasperaba su custodia permanente.
    Y eso, que no soltaba la bomba de las clases.

    ¿No le parecía suficiente la interpretación de premisas falsas de Edgard? Sin contar, la sobreprotección de Bella, la intromisión que sufría mi vida social por parte de mis tíos, como para que se sumara él también.

    Aunque, se trataba de cosas diferentes.

    Jacob, por naturaleza, pertenecía a mi mundo, y por lo tanto a mis decisiones.

    Quiero decir, no es que no me importara el resto, sin embargo, me consideraba lo suficientemente adulta para reconocer una situación de riesgo.

    No fue necesario ocultar mis idas a la mansión, para entrenar con Nahuel.
    Aún me quedaban 3 días, antes de darle una explicación a todos de por qué no asistía esa mañana al instituto.

    Nahuel me explicaba, en pocas palabras, las actividades pautadas en nuestro itinerario. Luego, sin esperas, ni indicaciones, nos poníamos a trabajar en las sesiones de Pilates, seguido de otras disciplinas.

    No tenía idea, de lo divertido que me resultaría su compañía.

    Entre el adiestramiento y ejercicio de nuestras prácticas, reíamos de tonterías, que en ocasiones nos desconcentraban de lo que estuviésemos haciendo.

    Cada día, conocía más a Nahuel. Sin mascaras, ni motivos para fingir nada.

    Puro.
    Sincero.

    Por primera vez, conocía a una persona que expresaba su sentir, su pensar, libremente sin prejuicios, ni dobles intenciones.

    Transparente.

    Posiblemente, las clases guardaban otro propósito.
    Uno que me ayudaría a experimentar un concepto nuevo para mí: Amistad.

    — ¿Estás segura de que no quieres que yo se los diga? — Pidió Nahuel alarmado, mientras caminábamos de regreso a la casa al culminar el entrenamiento — Permíteme que insista en que abdiques, a interrumpir tus estudios universitarios.

    Negué con la cabeza, fastidiada de tener que dar nuevamente con el mismo tema.

    Respiré hondo.

    — Seré yo quién se los diga, porque tú no tienes que ver en nada con esto — expliqué serena — Además, lo máximo que pudiesen hacerme es una lobotomía que suprimiera mi voluntad — bufé,rodando los ojos — En cambio a ti, te perseguirán por toda la península, con antorchas y palos, como al hereje que se propuso pervertir mi inocencia.

    Se echo a reír, por lo bajo.

    — Es inútil ganar contigo ¿no? — Me acusó, divertido — Se trata de rendirse o perder ¿cierto?

    Poco a poco, se mostraba menos renuente a seguir con nuestras clases.

    — Aprendes rápido — añadí, sonriente.

    Se notaba claramente el progreso de dos absolutos desconocidos, a una relación jocosa de amistad.

    El camino de regreso a la casa, lo hicimos mucho más lento.
    Primero, para darle un descanso merecido a nuestra musculatura cansada; y segundo, mientras procesaba la información nutricional que recibí esa noche.

    Las prohibiciones de Nahuel, sobre algunos alimentos que el denominaba "inapropiados", se extendía sin limites visibles, sobrecargándome de demasiadas negaciones en tan poco tiempo.

    ¿Sería por eso que disfrutaba de su compañía?

    ¿Habría heredado alguna ficticia vena masoquista?

    ¿A esto se referían las personas, con "arranques de la rebeldía adolescente"?

    Técnicamente cumpliría 13 años en unos meses, así que ese podía ser mi caso.

    — ¿Te veré mañana? — Pregunté por rutina, cuando vislumbre a lo lejos la cabaña.

    Iba a ser optimista, con respecto al escándalo que se avecinaba.

    — Me verás hasta que tú lo decidas, linda Renesmee — prometió, satisfecho con su aclaratoria.

    Desvió su mirada al suelo con vergüenza, entre tanto, cruzaba los brazos sobre su pecho.

    — Entonces, tenemos tiempo de sobra — aseguré, extrañada de simpatizar con el sureño.

    Ya nos encontrábamos frente a la casita.

    — Me alegro de que así sea — contestó sonriente, mirándome con sus intensos ojos marrones.

    Atisbé algo extraño en ellos.
    Una chispa peligrosa, que me advirtió de un posible malentendido en la mente de Nahuel.

    Recordaría dejar tanta melosidad con él, y cortarle las alas, en el menor indicio de confusión.

    Me despedí de Nahuel para entrar a la cabaña, antes de que Edward lo despachara como a un virus contagioso

    Aunque en apariencia fuese un hombre muy educado, mi padre no vacilaba en expresar sus discrepancias con quien fuese.

    Por Jacob no me preocupaba.

    Sabía, que por desgracia, él no estaría esperándome.

    Entre mis clases y sus patrullajes, a duras penas nos veíamos dos horas al día, cuando no solamente nos comunicábamos por teléfono.

    Y ni hablar de un tiempo a solas.

    La última vez que disfrutamos de privacidad parecía tan lejana, que reforzaba el recuerdo para no olvidarlo.

    No sé como lograba aguantar su ausencia.

    Supuse, que las actividades con Nahuel me entretenían, de alguna forma.

    De lo contrario, estuviese dando gritos como una histérica.

    — Adivinaré ¿Se ofreció amablemente a acompañarte? — declaró mi madre con dulzura, sentada en uno de los muebles de la entrada.

    Era de suponerse que estaría esperándome.
    Y no solamente, porque no durmiera. De poder hacerlo, estoy segura de que igualmente me esperaría.

    Tal vez, Bella prefería que caminara sola por el bosque, a tener que soportar a Nahuel cada noche al regresar de las clases.

    No escuché la protesta de mi padre por ese pensamiento.

    Probablemente, no se encontraba en la casa.

    Un delicioso efluvio humano muy conocido, acarició mi garganta.

    Si. Las clases con Nahuel, surgían efecto.

    — ¿Charlie? — aventuré, en dirección a mi madre.

    ¿Tendría esto que ver con que me esperara?

    — Cielo... — vaciló por un momento — ¿Recuerdas que te hablamos de tu abuela Reneé?

    Su explicación sin preámbulos, parecía un mal augurio.

    Asentí mecánicamente, sin comprender su tensión.

    — Pues... Ella está aquí — culminó, con una sonrisa nerviosa.
     
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    Moliry

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    Amiga,apenas desde ayer me pude poner en una compu, y hoy terminado mi capitulo pude por fin estar aquí.
    Me encantó el capitulo, Gaby, no me salté ninguna parte !
    Como siempre me preocupa tanto interés que tiene Reneesme por Nahuel, hace algunos capítulos dejo claro que su amor era para Jacob, eso fue lo que dijo, ella no tenia ninguna duda. Pero tanta convivencia...
    Ademas Nahuel es claro y bastante obvio que no opina lo mismo que Ness, él no tiene interés en ella solo como alumna.
    Me preocupa como la este pasando Jacob, no debe ser nada agradable, pobre, tan lindo que es. Espero que sea recompensado tanto amor y devoción que siente por Nessie.
    Reneé en Forks ?????? OMG, que pasará? Ella no sabe de su nieta, cierto? El ver tan distinta a Bella y ademas tan joven. Esto si que no me lo esperaba. Me has maravillosamente sorprendido, amiga.
    Me encanta! Po fis sube pronto y avísame, kiss Tkmmm
     
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