Friend Zone. [HiNa]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Nahi Shite, 16 Septiembre 2012.

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    Sweet blody rose

    Sweet blody rose Entusiasta

    Piscis
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    Querida, adorada y alabada Nahi(?)

    Alabada porque bueno..ya sabes como es la cosa... como alabarte por ser tan cariñosa con nosotras tus fieles lectores y las nuevitas que ojala lean este fic y se maravillen tanto como nosotras, alabarte por causar tantas sensaciones en la gente muy dificiles de explicar(?) hohohohoho e.e y juro que me encantaria leer tu siguiente fic :3 ( lo que me recuerda que no comente tu one-shot D: PFF eso me pasa por leer y no comentar en el mismo instante ¬¬ ) No es que me guste ponerte sobre un pedestal y creerte toda poderosa, pero la manera que escribis, nose enserio es dificil de ponerlo en palabras pero me tiene maravillada y muy pocas veces encontras personas con el talento de escribir de forma tan esplendida ( hoy nose me agarro el sentimentalismo :3 ) No dejes este lugarcito, segui contando con nosotras para subir tus fics y claro! no olvides avisarnos! :3

    Creo que la parte que mas se puede destacar del capi que inclusive sale en el titulo es la gran imaginacion de anruto con los judios y el maltrato a hitler .___. es como....que carajos tiene en la cabeza para imaginarse todas esas conversaciones y escenas? deberia usar esa mentecilla suya para cosas mas productivas...nose como no lanzarse a pelear contra cualquier ninja del camino y planear una estrategia .__. o en el caso del mundo "normal" que le vaya bien en la escuela y sea hasta un abogado(?) pero neeeeeeeeeeeeee dejemoslo asi e.e

    partes super favoritaaaaaaaaaaaaaaaaaass :3

    Simplemente adoro estas frases y si pudiera siempre pondria en los fics esa cuestion del destino, casualidad y que de alguna forma estan destinados a encontrarse...bueno mi lado shoujo sale a la luz(?)

    Itachi siendo pervertido, cuando no ¬¬ nose yo tambien lo haria asi a Itachi porque es asi y asi debe ser! xD de ehcho creo que tambien lo hice asi en mi fic viejo .__. bueno siguiente e.e

    joder, tio! ( mi lado español oculto e.e) ahi digo yo que deberia usar esa imaginacion para algo productivo (¬_¬)¬ aunque bueno tambien me tente muchisimo jajjajajajajajajaja xD nalgas..pfff jajajajajja me tiento jajajajja xDDD

    Nahi, nahi ,nahi, nahi...tsk tsk tsk que vamos a hacer cuando termine este fic lleno de tanto drama, comedia y romance? como tu fiel lectora respeto tu tiempo para tomarte un descanso pero reafirmo mi autoridad exigiendote que escribias otro fic de cualquier cosa que se te encante de todos modos(?) Bueno no asi, pero si queres subir otro sabes que estamos aca presentes :3

    PD: Esos besos naruhina me dejan como loca, es como mi sueño cumplido :3 A-D-O-R-O y A-M-O el naruhina :3

    Parte tecnica como siempre que debe ir para ser un comentario bastante variado con diversos temas(?) La ortografia apra mi sin errores, sin molestias para leerlo, narracion perfecta! y bueno la intriga y las ganas de seguir leyendo que estan presentes despues de cada capitulo :3 Espero con ansias la conti, se te tiene mucho cariño Nahi ! \(n.n)/

    Atte. Sweet-chan :3
     
    Última edición: 31 Marzo 2014
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    DANY

    DANY Iniciado

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    tremenda historia, espectacular, sensacional, divertidisima, buenísima, etc.
    no tengo palabras, hasta ahora fue que pude terminar de leerla no había tenido tiempo,
    si no estuviera tan ocupada la hubiese leído toda en un día.
    cada capitulo me impresiono y me diverti mucho, la parte que mas me gusto fue el primer beso que se dieron
    hasta yo lo sentí, jejejej ojala y fuese así, me dio un poco de pesar cuando naruto le dejo de hablar a hinata por una pequeña bobadita.
    la verdad es que cada capitulo es entretenido, hay algunas historias que son buenas, pero en algunos capitulos quieres terminar de leerlos porque se ponen un poco aburridos pero este no es el caso. Con cada capitulo te dan ganas de seguir leyendo y que no termine nunca.
    aqui tienes una seguidora mas, ahora soy tu fan...
    espero con ansias el siguiente capìtulo.
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    Stitch

    Stitch Voy sonriendo por ahí

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    ¡Tu imaginación se tendría que ganar diez mil premios! ¡Lo que me reí con este capítulo tan...especial, fue increíble!
    Ah, cierto, hola. ¡Pero era la emoción, por eso no saludé antes! JAJAJA Ok, me calmo. ¡Qué genialidad! No hay otra manera de describir esto. Este capítulo representa perfectamente el género de tu Fic: Comedia Romántica. Si, totalmente, cien por ciento asegurado.
    ¿Y el pobre Itachi? ¿Qué va a pasar ahora? Aw, aw, me dio un poco de penita pero amo a Naruto y Hinata juntos, ¡son dos ternuras! Pero volviendo al Uchiha, me gustaría saber cuales eran/son sus verdaderos sentimientos hacia la Hyuga y también, como ya te dije, me encanta esa amistad tan rara que tiene los tres y espero que la conserven.
    Naruto, Naruto, Naruto...me preocupa como divaga su mente pero no puedo negar que me reí de lo lindo con sus disparatados pensamientos. Creo que es el único que puede llegar a esas conclusiones como querer matar a Hitler. De ahí deriva mi parte favorita:



    Cuando iba leyendo el capítulo pensaba: "¿De verdad esto está pasando?" Pero fue genial, muy genial. Capítulos como este nos dan un respiro de todo el drama y yo muero de la risa, así que me encantan. ¡Se lleva el tercer puesto en capítulos graciosos! Si mal no recuerdo el primero era el de la llamada telefónica entre Naruto y Hinata y el otro el de la carrera de caballos. Ay, que tiempos aquellos(?).
    A veces quisiera que este Fic nunca termine...pero todo concluye. Y después vamos a tener más escritos tuyos con los que deleitarnos, ¿no? ^^

    Bueno, creo que eso es todo. La ortografía y narración, excelentes como siempre. Sabes que amo como escribís.
    ¡Te veo en el próximo capítulo!

    Nos leemos ~
     
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    Nahi Shite

    Nahi Shite Usuario popular

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    Título:
    Friend Zone. [HiNa]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    37
     
    Palabras:
    3863


    @annette
    @Sweet blody rose
    @DANY
    @Anto Lightwood

    Dios mío, yo sé que las cuatro van a pegar el grito en el cielo con este capítulo. ¡Se los juro! > -< ¡Perdónenme!


    FRIEND ZONE.

    XXXIII: Feliz Año.
    3.720


    Itachi era un tipo inteligente.

    Muchos lo consideraban un genio, pero él era también demasiado modesto como para aceptar el título sin más, así que, por el momento, diremos que Itachi Uchiha era simple y llanamente un chico listo.

    Él era también un excelente hermano mayor –para obtener referencias puede comunicarse con Sasuke Uchiha- y bueno… actualmente ejercía un papel bastante bueno como hijo. Había sido distinto en el pasado, cuando los años de rebeldía de Itachi lo descontrolaron un poco, pero no fue nada grave en realidad, sólo lo común: el mal humor, azotar las puertas, fastidiarse con las preguntas acosadoras y “hagan lo que quieran, yo me largo de esta casa”. Lo normal.

    ¿Qué más podríamos decir sobre el hijo mayor de los Uchiha?

    Tenía tanta suerte en los estudios como la tenía con las mujeres. Personalmente no sabía cuál parte de sí mismo era la que atraía a tantas féminas, era un completo misterio, pero estaba acostumbrado a la excesiva atención que se le brindaba. No era que le agradara ni desagradara, simplemente ya se había acostumbrado.

    Quizá era algo de familia (Sasuke contaba con la misma suerte) o quizá a las mujeres les atraía su inteligencia… ¿Era eso?

    O quizá simplemente era guapo y ya.

    La mente de las mujeres podía ser tan compleja como simple y, por supuesto, Itachi no había tenido jamás tiempo ni ganas para intentar descifrarla.

    Hasta que se chocó, literalmente, con Hinata Hyüga.

    Ella le interesó al instante, porque en realidad sabía quién era.

    Verán, resulta que Itachi había oído su nombre brotar de los labios de Naruto en algunas de sus múltiples conversaciones con Sasuke a lo largo de los años. Era su mejor amiga judía, según tenía entendido, y el niño rubio le tenía un notable afecto… En realidad, era más que notorio que aquella niña –hasta ese momento desconocida por él- había conquistado el corazoncito Uzumaki.

    Luego Naruto se consiguió una novia… la chica de cabello rosa que, pensaba, le gustaba a su hermano. Era raro, pero él no tenía ganas de involucrarse en amores adolescentes, así que simplemente se abstuvo de comentar.

    Quizá él se había equivocado con respecto a la amiga de Naruto, quizá no sentía nada por ella, quizá la chica con nombre de flor tenía un encanto…

    Pero cuando un día Itachi pasó cerca al cuarto de Sasuke y oyó por casualidad (no era ningún chismoso ni nada, eso tiene que quedar claro) que Naruto había besado a Hinata Hyüga, cuando le escuchó tirar sus frustraciones en Sasuke… supo que él había acertado todo ese tiempo.

    Naruto se lo había confirmado ese mismo día al calibrar un tremendo puño en la cara de su hermanito cuando éste (obviamente con la intención de hacerlo recapacitar) había sugerido que tomara a Hinata como la “segunda”.

    Sí, la primera cosa que Itachi pensó al momento de chocar un tranquilo domingo de ciclovía con Hinata Hyüga, en el instante en que ella se inclinó y dijo su nombre, fue:

    Es ella. El complicado amor de Naruto.
    E inmediatamente estuvo interesado.

    Itachi era un tipo inteligente y había tres verdades irrefutables, tres cosas claras que anidaban en su cerebro:

    Primero, Hinata era especial; de ese tipo de chica que te hace pensar wow, ¿había algo como esto en nuestra especie? Especialmente noble, torpe y divertida. Una amiga estupenda.

    Segundo, Naruto era idiota; de ese tipo de chico que te hace pensar wow, ¿había algo como esto en nuestra especie? Tan denso… siempre necesitando un empujón en el trasero para actuar. Los celos, en el actual caso, fueron el motor más potente para el joven Uzumaki. Itachi pensaba seriamente en que tenía mucho que agradecerle, en serio. Okey, en realidad fue un poco divertido –mucho- ver su carita de sufrimiento, de perrito agonizante, cada vez que él –Itachi- se acercaba a la muchacha o le invitaba a compartir su bicicleta o cuando ella le sonreía (para no mencionar la fiesta de grado… Naruto casi se ahoga en whiskey al verlos bailar. Sí, lo él lo notó). Mierda, pensándolo mejor, Naruto no le debía nada (se había divertido tanto a su cuesta).

    Y tercero, pero no por ello menos importante, Sasuke era tan jodidamente tierno cuando se preocupaba por su, entre comillas, corazón roto; de ese tipo de ternura que te hace pensar wow, ¿había algo como esto en nuestra especie? Era increíble: al parecer sus actuación super mega intencional para ayudar a Naruto había terminado también por engañar a su hermanito (diablos, si había tenido que contenerse para no pellizcarle los cachetes).

    En fin, con Naruto y Hinata besuqueándose felizmente en una banca y con un Sasuke malhumorado que intentaba por todos los medios de mantenerlos lo más humanamente posible separados uno del otro en su presencia (sí, que Itachi sabía que Sasuke quería proteger su corazoncito… ¡Aw, casi se derrite con su dulzura!), su trabajo podía considerarse finalizado, concretado y listo.

    O quizá no.

    Vamos, que Itachi era un tipo inteligente, pero también estaba muy aburrido.

    ()

    ()

    ()

    Hinata no pudo evitar que una sonrisa se dibujara en su rostro de porcelana ante la voz terriblemente familiar y varonil en su oído: —No puedes escapar de mí, Hinata Hyüga.

    Una mano grande cubría sus ojos, pero ella no necesitaba el sentido de la vista para saber quién era. Nunca, nunca, nunca, podría no reconocer su tacto, ni el timbre sensual en su tono, ni su aroma: un toque agradable de acidez mezclado con un olor únicamente suyo.

    Sólo habían pasado dos días desde la última vez que lo vio (ese domingo, en ciclo vía), por favor, ¿cómo demonios podría ella no identificar a Kiba de entre todas las personas?

    Aun así decidió jugar un poco.

    Palpó la mano en su rostro, fingiendo estar completamente desubicada. —¿Naruto-kun? —dijo—Pensé que no estabas en Konoha.

    —Naruto, Naruto, siempre ese bastardo —Kiba masculló antes de soltarla y hacerla girar para entrar en su ángulo de visión—. Soy yo; el tipo más guay del país y, para tu gran satisfacción, el mejor amigo que tienes.

    —Eras mi segunda opción, l-lo siento —ella río, para luego agregar—. Me alegra tanto que estés aquí, Kiba-kun.

    Y era verdad. Le alegraba como nada en la vida el tenerlo ahí (tan bello y galante, vestido de esmoquin y con el cabello desordenadamente arreglado), porque eso significaba no pasar la noche del último día del año condenadamente aburrida, rodeada de personas que no conocía –ni quería- conocer (pero a la cual tendría que desear un feliz año, desgraciadamente) y sonriendo a cualquiera que se le cruzara en el camino sólo por educación.

    Era lo malo de ser la hija de alguien como Hiashi Hyüga; siempre teniendo que asistir a fiestas, cenas, bingos o cuanta cosa se inventara la gente.

    Ni siquiera era el fin de año real para ellos (que había sido en Septiembre) y sin embargo ahí estaban, celebrando un mundano fin de año secular… ¿Irónico, no?

    Pero bueno, eran gajes del oficio. La vida de un judío en tierra extranjera, repetía su padre a menudo cuando Hanabi y ella se quejaban.

    Como sea, al menos esta vez la familia de Kiba, al parecer, tenía también algún tipo de relación con el dueño de la casa-mansión (¿Orochimaru era que se llamaba?) y su noche profetizaba ser mucho más agradable.

    —Me gustaría decir que es un placer estar aquí, pero la verdad es que es un gran dolor en el culo —Kiba respondió frescamente, estirando la mano para coger uno de los aperitivos de la barra de comida. Tragó y luego le dirigió una mirada—. Imagino que para ti también lo es y ya que compartimos el mismo trágico destino lo mejor será mantenernos unidos. Júrame por Dios que no te apartarás de mi lado un instante, Hinata. Mierda, no voltees, pero creo que la chica de la particular joroba me está coqueteando.

    Hinata volvió a reír disimuladamente mientras tomaba un sorbo de refresco. Él acababa de aparecer y ya parecía que tomaba un tinte diferente. —Mm… Creo que la flechaste, galán.

    —No es gracioso. Ino podría matarme, tú sabes.

    —Sí. Creo que es mejor que esperes que haya pasado una semana de noviazgo para empezar a serle infiel, Kiba-kun —bromeó, codeándolo suavemente y maravillándose de su propia audacia. Él le brindó una sonrisa divertida como respuesta.

    Kiba e Ino aún no eran novios, aunque lo pareciera así para el resto del mundo, y Hinata lo sabía. Él no había tenido la suficiente creatividad o cursilería, como decía, para preguntarle.

    —Hoy estás muy chistosita, Hinata —dijo, observándola fijamente—¿Naruto te tiene contenta?

    Una oleada de calor le azotó la cara ante el tono pícaro del castaño. Era una idiotez sonrojarse por eso, pero en ella era inevitable.

    Naruto…
    Casi no había tenido ocasión de hablar con él desde hacía ya dos días, después de su sesión de besos… de la que por cierto aún no había comentado a Kiba.

    Naruto había salido esa misma tarde hacía la casa de sus abuelos maternos, que vivían en un pueblo cercano pero no tan cercano, para terminar el año junto a ellos como ya era costumbre en su familia y Hinata en el fondo –muy, muy en el fondo- lo agradeció, porque le significaba un pequeño respiro para asimilar las cosas. No eran novios y Sasuke era la única persona que los posiblemente conocía sobre su… bueno, ¿cómo llamarlo? Pequeño momento romántico, así que en sí no tenían nada formalizado… o sea, bueno… la verdad es que con el tiempo Hinata había aprendido a no estar segura de nada, a no dar obviedad a las cosas antes de tiempo y, también con el tiempo, se había hecho claro para ella que su amor por Naruto era indestructible y paciente y su relación no podía medirse exactamente con estándares comunes. Ellos eran y no a la vez…

    Y no podía dejar de pensar en sus ojos de diamante, ni en su cabello dorado cual príncipe de cuento… o de su sonrisa grande y nerviosa. ¿Qué estaría haciendo en ese preciso instante? Casi suelta un suspiro, pero eso hubiera sido material extra para las burlas de Kiba, así que se contuvo, desviando la mirada para ocultar su sonrojo de los ojos oscuros. —N-no seas desagradable, Kiba-kun… —balbuceó, escudándose de nuevo en su bebida. Luego, cuando fue consciente del extraño silencio en su compañero, volvió a verlo—¿K-kiba-kun…?

    Él estiró el brazo hacia ella y echó un mechón de su cabello tras su oreja, dejando al descubierto un precioso arete en plateado en forma de hueso. Las pupilas alargadas de Kiba bajaron a su clavícula descubierta donde colgaba un collar con la misma forma, pero de un tamaño más grande, con dos pequeños huesos tintineando a los lados del mayor (el cual al respaldo tenía una hermosa “K” grabada de la que, obviamente, solo ella y Kiba conocían la existencia) y Hinata observó encantada la forma en que la sonrisa en su rostro salvaje le hizo brillar con entusiasmo infantil. —¡Los estás usando! —exclamó, encogiendo de nuevo su brazo—Se te ven estupendos. A que tengo un buen gusto, ¿eh?

    Casi quiso rodar los ojos –era tan engreído-, sin embargo, era justo reconocérselo; tanto los aretes como el collar eran hermosos.

    —Me encantan —asintió con una sonrisa.

    Kiba le despeinó un poco el flequillo, para luego volver a hurgar en la barra. —Cambiando de tema —dijo después de unos cuantos bocadillos—, ¿está ese primo tuyo con cara de estreñimiento rondando por aquí?

    Oh, ¿por qué todos tenían que ser tan malos con Neji? Pobre.

    —No, Neji-niisan no vino —desgraciado suertudo, pudo haber agregado fácilmente—, sólo mi padre, mi madre, Hanabi y yo.

    —¿Y dónde están?

    —La última vez que les vi, mamá y papá estaban hablando con personas que puedo jurar me presentaron antes aunque no recuerdo ni sus nombres, y Konohamaru-kun también es uno de los invitados, así que perdí a Hanabi...

    Kiba río. —O sea que si no hubiese aparecido yo estarías muriendo de aburrimiento.

    —Un poco…

    El muchacho volvió a reír, pero Hinata pudo notar que, muy disimuladamente, echaba un vistazo de reojo al otro lado, luciendo un poco nervioso. La muchacha de antes, pensó divertida, claro, la perdió de vista.

    Casi suelta una carcajada cuando él dio un paso a la derecha, quedando más cerca de ella –aunque de frente a la barra de comida-, y la miró con una pizca de desesperación. —En serio, Hinata, tienes que jurarme que no me dejarás solo ni para ir al baño.

    Hinata se preguntó si Kiba había estado huyendo desde antes de toparse con ella y taparle los ojos…

    Algo le decía que para él había sido un alivio mayor el haberla encontrado esa noche.

    Al final, acordaron que ella sólo lo dejaría solo cuando tuviera que entrar al baño de mujeres, pero él podría esperarla en la puerta ( Kiba dijo que aguantaría toda la vida sus ganas de orinar, porque Hinata se negaba rotundamente a esperar por él en la puerta del baño de hombres), y esto siempre y cuando él prometiera que la abrazaría apenas terminase la famosa cuenta regresiva para despedir el año y que no la iba a soltar hasta que todo el mundo se hubiese calmado, que no dejaría que nadie la abrace (porque odiaba tener el contacto con personas totalmente desconocidas).

    El trato se selló.

    ()

    ()

    ()

    Muchos kilómetros de la odiosa fiesta en la casa de Orochimaru, una interesante conversación se llevaba a cabo:

    —Maldita sea, ¿cómo es que todos son pelirrojos? ¿acaso soy el único Uzumaki rubio´ttebayó?

    —El adoptado de la familia.

    —¡Cállate, Karin!

    —¿A quién estás mandando a callar, ah?

    —¡A ti, tomate con lentes!

    —¡Ya verás cómo te voy a…!

    —¡Naruto, Karin, quietos los dos!

    —Pero abuelo, lo que dice mi prima Karin es verdad… Naruto desentona totalmente.

    —Y nadie tiene la culpa de ello, así que basta.

    —Pobre Naruto…

    —Sí, pobrecito…

    —Vivir toda la vida con ese cabello tan insípido, no me lo imagino…

    —Es lo que Karin dice: es adoptado.

    —Me quieren hacer llorar, ¿verdad´ttebayó?

    —Lo siento, Naruto. No pude heredarte el cabello hermoso´ttebane.

    —No es tu culpa, mamá… Sino de papá y sus estúpidos genes dominantes´ttebayó.

    Mirada penetrante en el susodicho.

    —Es por eso que no me gusta venir a estas reuniones familiares, Kushina.

    ()

    ()

    ()

    La noche avanzaba rápidamente entre música, comida y conversaciones aquí y allá. Hinata había logrado encontrar a Hiashi Hyüga hacía una hora y le dijo que estaría con Kiba, a lo cual él no puso ningún problema porque… era Kiba. Así que ambos habían pasado el tiempo hablando sobre cosas sin importancia, comiendo, bebiendo (ella sólo un sorbito de alcohol) y riendo de la manera en que bailaban algunas personas: Que ese se creía Shakira, que aquel estiraba mucho el pie, que el otro se encogía o que el de allá lucía como si se hubiese tragado una escoba.

    Era tan agradable estar con él.

    De cierta manera, hasta relajante. Ella ya estaba acostumbrada a tratar con Kiba, a su cercanía y a su modo de hablar (a todo él en general) y la hacía reír tanto con sus ocurrencias que el tiempo se pasaba volando.

    Después de burlarse un rato de los bailarines, el castaño había dicho Vamos, Hinata, démosle una clasecita a esta manada de troncos antes de tomarla de la mano y ella, embobada como estaba en el mar de diversión, lo siguió sin chistar (aunque no estaba completamente segura si la invitación repentina se debía a otro intento de escape ante alguna otra chica).

    También estaba acostumbrada a su baile.

    Sonaba una salsa al momento de llegar a la pista) y Kiba, sin perder un segundo, empezó a dar demostraciones de su sabor; la tomó de las manos y empezó el movimiento al ritmo de la canción, intercalados con varias vueltas y algunos ochos… A Kiba le encantaba adornar el baile y jugar con ella como si fuese una muñeca, y Hinata disfrutaba enormemente de la forma en el que él la manejaba, soltando una que otra risilla al momento de un giro o cuando él hacía sonidos con su boca, imitando al cantante. Lo que no disfrutaba demasiado era la innecesaria atención de algunos curiosos (envidiosos, decía él), pero no importaba cuando los ojos oscuros de Kiba reían (sí, los ojos pueden reír) y sus dedos se entrelazaban para hacer uno y otro movimiento.

    —Maldición, no he podido encontrar alguien que me siga el paso como tú —mencionó Kiba con una sonrisa, al momento de hacerla girar con gracia.

    El ritmo cambió a merengue (la música favorita de ambos en el tema del baile) y él posó una mano en su cintura, dejando caer la de ella sobre su hombro ancho. Las manos libre de ambos siguieron unidas —T-tienes que cuidarme entonces, Kiba-kun.

    —Toda la vida, Hinata.

    Dios, ella estaba tan acostumbrada a él. Cuando las palabras llegaron a sus oídos, no pudo evitar pensar en lo importante que era Kiba Inuzuka en su vida, su primer amigo real y su mejor amigo desde siempre… recordó lo mucho que se reía junto a él, lo toscamente cariñoso que era y lo especialmente protector que se comportaba cuando se trataba de ella. Toda la vida…

    No podía recordar un momento de su vida en que Kiba Inuzuka no hubiese estado presente y no pudo evitar pensar en lo terriblemente destrozada que estaría si él se fuera alguna vez de su lado o si algo le pasase e, inconscientemente, deslizó la mano desde su hombro hasta el cuello del muchacho, acercándose un poco más, asegurándose de no perderlo.

    La mano grande en su cintura ejerció un poco de presión como respuesta, casi como si Kiba adivinara sus pensamientos y Hinata pudo sentirlo junto a ella; fuerte, cálido, abrasador. Pudo oler su aroma y asegurarse de guardar en su memoria cada pequeño detalle. —Creo que vi a Hanabi y Konohamaru pasar de la mano hace un rato… —su aliento era un poco alcoholizado, pero no de la vulgar forma en que cualquiera pensaría. Era una leve pizca de licor mezclado con el aroma de un limón. Agradable. Kiba rio y estaban tan cerca ya que pudo sentir un poco la vibración entre sus pechos—O quizá ya los cócteles empezaron a surgir efecto en mí.

    —Quien sabe…

    —Bueno, de cualquier forma —ante la cercanía, Kiba guío la pequeña mano Hyüga hasta su hombro y posó la suya alrededor de la pequeña cintura. Sólo entonces Hinata notó que la canción que sonaba ahora era un vallenato—, creo que el viejo Hiashi debería echarles un ojito.

    Kiba era alto, pero con tacones ella podía llegar hasta la punta de su nariz. —Cuídame a mí, no a Hanabi… Soy tu pareja de baile.

    —Hmm, muy cierto —los fuertes brazos de hombre afianzaron su agarre alrededor de su cintura y Hinata casi pierde el equilibrio, así que sus delgados brazos se enredaron un poco más en el cuello de su compañero, pero no se asustó. Ni siquiera soltó un gritillo de sorpresa, nada. La música lenta parecía estar consumiéndola y, cuando Kiba se inclinó solo un poco (con una pequeña sonrisa traviesa pintada en los labios) sus frentes se chocaron suavemente—. Y desde ya pido exclusividad —susurró, y ella no podía despegar la mirada de sus extrañas pupilas alargadas—incluso frente a Naruto.

    Su aliento caliente chocaba con su suave piel. —¿Exclusividad…?

    —Sí. Si él quiere bailar contigo, pero yo estoy ahí… tienes que elegirme primero.

    Era una tontería. Hinata soltó una risita. —Lo prometo…

    —¿Segura?

    —Segura.

    —Que no vaya yo a tener que agarrarme a trompadas con nadie después…

    —No quiero eso —ella río mientras ambos giraban. En esa posición y a esa distancia resultaba un poco vertiginoso cuando Kiba proponía los giros—¿puedo… pedir yo también exclusividad?

    —No.

    Hinata parpadeó. —¿Por qué?

    —Porque siempre la has tenido asegurada —sus narices se juntaron en un besito esquimal y la sonrisa de niña consentida adornó sus rosados labios. Sus ojos perlas se cerraron. Estaba tan acostumbrada a esos pequeños mimos de Kiba... Le gustaba tanto que la consintiera.

    —¿Incluso sobre Ino-chan? —susurró.

    —Claro que sí. No le digas a nadie, pero… Ino baila terrible.

    Otra risa.

    —Qué malo…

    —Sincero, que es diferente.

    —Odioso.

    —Te lo juro, Hinata… Tuve que ponerme curitas en los pies apenas llegué a mi casa después de que bailáramos una canción en la graduación. Una.

    Nuevamente negro y gris se conectaron. Kiba tenía una medio sonrisa en su cara.

    Hinata escuchó lejana la voz del tipo que ella supuso era Orochimaru diciendo algo como que faltaba poco para iniciar el conteo regresivo… Bien pudo estar narrando un partido de fútbol y ella lo hubiese oído igual.

    Las personas a su alrededor empezaron a dejar de bailar, para poner atención y prepararse para ese momento de euforia y abrazos y felicitaciones por haber vivido un año más. Eran muchos, rodeándolos y rodeándolos.

    Kiba se detuvo, pero la empujó un poco más hacia él, seguramente recordando su promesa.

    Hinata suspiró. —Te quiero, Kiba…

    La cuenta iba en veinte cuando Kiba se inclinó un simple centímetro y la besó. En los labios. Simplemente rozándolos…

    Dieciséis.

    Un poco de presión. Ella cerró los ojos.

    Trece.

    Una pequeña succión en el labio inferior.

    Fue algo agradable.

    Doce.

    Hinata hizo un pequeño movimiento en respuesta.

    Y se acabó.

    —¿Por qué será… —Kiba susurró tan bajo como nunca antes, de una forma diferente; frustrada o quizá curiosa. Ella lo miraba—por qué será que no podemos enamorarnos, Hinata?

    Nunca pudieron y nunca podrán, piensa Hinata, simplemente no pasó. No hay respuesta…

    Sus labios se abren un poco para responder: —N-No lo sé…

    La cuenta llega a cero y el mundo explota cuando Kiba la besa de nuevo, levantándola un poco del suelo.

    Él cumple su promesa.

    Ningún extraño se acerca para abrazarla.

    Él no piensa dejarla hasta que todos se hayan calmado.

    Y quizá con eso también se quite un par de miradas acosadoras de encima por el resto de la celebración.

    ¡Para algo le tenía que servir su mejor amiga!

    Mientras tanto, el celular de Hinata se mueve silenciosamente en su bolso sobre una mesa, tratando de avisar que un mensaje ha entrado.

    “Feliz año, Hinata´ttebayó”.
     
    Última edición: 29 Junio 2014
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    DANY

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    Si que tardaste eh?
    pero bueno, mas vale tarde que nunca. Y valio la espera por que estuvo buenisimo,
    al principio estaba un poco confundida por la relacion entre kiba y hinata, por la forma en que la narrastes parecia
    como si ellos llegarian a enamorarse pero solo fue una falsa alarma, que bueno, no soportaria ver a mi naru sufrir.
    Espero tu proximo capitulo no te demores mucho porfis y felicitaciones por este capi!
    Gracias!!
     
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  6.  
    Sweet blody rose

    Sweet blody rose Entusiasta

    Piscis
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    nahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa lloro, paso tanto tiemp odesde que subiste el ultimo capitulo que estaba comenzando a pensar que te habia pasado algo o que no seguirias DDD:

    Mmmm la verdad Itachi siempre me sorprende, es tan genial, sexy, sensual ~~ ok no xD Pero le dio sentido a muchas cosas aparte que por su culpa Hinata y Naruto al fin estan juntos como corresponde :3

    Otra cosa es que haya una reunion Uzumaki y no falte las cargadas entre que Naruto es el unico diferente de la familia xDDD pobrecito, el siendo el unico rubio pero no deberia quejarse (¬¬)/ salio igualito a su hermoso padre ♥

    Ahora va el tema que me dejo totalmente paralizada, y nose...odio, sorpresa, todo junto en una persona n oes bueno D: osea que me estas diciendo nena? Kiba beso a Hinata? PERO ESTAMOS TODOS LOCOS O QUE!? sigo sin creerlo, pero como que lo sospechaba por verlo tan borracho era como " haa, seria gracioso ahora si cuando estan bailando la besa" y paf!!! sucedio DDD: no quiero que me naruhina se arruine T___T

    Bueno esperare con ansias la continuacion y por favor te lo ruego subila rapidoooo DD: tanto anette como yo siemrpe estamos al tanto de si subiste capi o no, y cuando nos vemos nos miramos con cara " no subio todavia :/ " osea fijate cuanto lo esperamos u__u

    La parte tecnica sin quejas, como siemrpe esa hermosa forma de narrar tan divertida y tierna que agh es souu beautiful :3
    Besoooos

    Atte. Sweet-chan ♥

    PD: Nahi ya estoy subiendo mi nove en otra pagina, si estas interesada en leerla mandame un inbox asi te paso el link :3 y bueno si las demas que leen tu novela quieren tbm pueden hacerlo :)
     
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  7.  
    Stitch

    Stitch Voy sonriendo por ahí

    Acuario
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    ¡Hola, hola! Oh, extrañaba leer algo tuyo. Siempre tan estupendo.
    ¿Ven? ¿Ven? Itachi es lo más lindo que existe; es un dulce. Nunca se me hubiese ocurrido que estaba haciendo todo eso para ayudar a Naruto, aw. Sos tan genial cuando escribís cosas así y toda mi perspectiva de la historia cambia en un segundo.
    Hablando de cosas inesperadas... ¿Hinata y Kiba, qué? ¡Se besaron! ¡Alerta, alerta! ¿Qué pasó ahí? Lo venía venir mientras leía pero una parte de mí se negaba a creerlo, ¡pero pasó! Sin embargo, también tengo que decir que me encantan como amigos porque tienen una confianza absoluta el uno en el otro y se nota muchísimo ese cariño tan especial que se tienen. Y es por eso que supongo que las personas que los rodean se preguntan por qué no están juntos y el hecho de que Kiba lo diga...

    Es demasiado. Pero creo que es justamente porque están hechos a la medida para ser mejores amigos. Pero eso no quita que haya sido un momento sumamente trágico para mi vida y mi amor al NaruHina. Y mi corazón se estrujó un poquito cuando le llegó el mensaje de Naruto. Ya no sé que va a pasar, ¡necesito respuestas!

    Respiro hondo y me calmo. Como siempre, la narración y la ortografía fueron excelentes. Y la historia es más que genial, ya lo sabes ^^
    Esperaré por el próximo capítulo.

    Nos leemos ~
     
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  8.  
    Nahi Shite

    Nahi Shite Usuario popular

    Géminis
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    Título:
    Friend Zone. [HiNa]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    37
     
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    @DANY : Primero, ¡bienvenida! es un gusto inmenso tenerte por acá. Sé que la relación entre Hinata y Kiba siempre ha sido muy cercana, tanto que puede llegar a confundirse, pero no te preocupes, ellos jamás podrán ser algo más que los mejores amigos. Hinata ama a Naruto, eso todo lo sabemos, y Kiba tiene otro amor <3 Sólo puede ver a Hinata como su hermanita menor. ¡Me alegra tener a otra amante del NaruHina leyendo!

    @Sweet blody rose : ¡Sweeeeeeeeeeeeeeet! Cariño, estuve un poco mal de salud, tuvieron que practicarme una cirugía, así que es por eso que ha sucedido esta cosa de la demora de los capítulos >.< Espero que me tengas un poco más de paciencia, aunque sé que es muy duro :$ De cualquier manera, amo cada vez que leo uno de tus comentarios. No sé por qué, pero me hacen reír mucho, ¡son tan divertidos! Y no te adelantaré nada sobre la relación de Naruto y Hinata, así que a leer! A proposito, extraño a @annette e, la verdad es que no me las imagino con esa cara de "no ha subido capítulo aún" jajaja <3
    Aprovecho también para pedirte que me pases el link de tu novela, cariño ; ) Perdona la tardanza.

    @Anto Lightwood : Lo sé, lo sé. Lo del beso fue un trauma para todos... ¡Pero vamos, no podía dejarlo pasar! ¡yo besaría a Kiba hasta si fuera mi hermano! xD´D Okey, no. Pero Kiba y Hinata, como tú lo has dicho, están hechos para ser mejores amigos. <3
    Creo que Naruto ha tenido muchísimos errores a lo largo de la historia, así que sería muy injusto y muy tonto de su parte, dañar todo a causa de esto. Tú no te preocupes, que tengo tooodo planeado, y estoy segura que te va a encantar. El siguiente capítulo es algo así como un capítulo para contextualizarnos, pero en los siguientes estoy segura que tus preguntas tendrán respuesta.
    ¡Muchas gracuas por tu post, Anto preciosa!




    .
    .
    FRIEND ZONE.


    XXXIV: Nuevos comienzos.

    Palabras: 7.243

    .

    "Todo comienzo tiene su encanto"


    Johann Wolfgang Goethe.

    .
    .



    <<Hinata>>.
    .

    Si tuviera que responder honestamente a la pregunta ¿qué harás con tu vida? Hinata Hyüga contestaría sin rodeos que no tenía la más mínima idea, que su proyecto de vida había pasado de ser astronauta a enfermera, y de ahí a policía, bombera, odontóloga, profesora, bailarina, cantante, deportista y –no podía faltar- veterinaria (todo eso sólo en el lapso de la primaria) y que ahora a duras penas sabía dónde estaba parada.

    Pero había una cosa que había tenido clara desde que usaba pañales; lo que nunca, por ningún motivo del mundo, ni aunque el sol empezase a girar alrededor de la tierra, ni aunque Sasuke Uchiha bailara la macarena públicamente y ni aunque Eiichirö Oda perdiera completamente la razón y llevara a One Piece por el camino del Yaoi salvaje (¡ni siquiera ante eso!), lo que jamás de los jamases llegaría a ser: abogada.

    Y bien, alguien podría sorprenderse y decir: ¿pero no es tu padre abogado? ¿y tu primo no estudia para serlo? ¿no son casi todos en tu familia estudiosos del Derecho? ¡cómo es posible!, y ese alguien posiblemente tendría razón, pero Hinata realmente nunca le había hallado el gusto a esta profesión. Y porque su familia fuese esto o aquello no necesariamente implicaría que ella debía seguir la tradición.

    No le gustaba.

    Punto.

    Es más, lo más aburrido en el mundo, lo que verdaderamente te mata del aburrimiento tiene nombre: Derecho procesal.

    Y ella no iba a gastar su vida entera llenando papeles, escribiendo peticiones, interponiendo tutelas y presentando recursos, así que no le iba a servir de nada.

    Nunca.

    No lo haría.

    Y si eso era así… ¿entonces qué rayos estaba haciendo ahí, sentada en el auditorio de la universidad, viendo como desfilaban uno a uno la infinidad de maestros de (¡oh, Dios!) Derecho mientras les recitaban la aún más infinita lista de títulos que cada uno poseía y les felicitaban por haber elegido la mejor carrera del mundo?

    Bueno, uno termina donde menos lo espera, se dijo con un suspiro, preparándose para escuchar el himno de su, desde ahora, universidad.



    ...


    Empezar algo siempre es difícil, sobre todo cuando se está completamente solo.

    Y Hinata lo estaba.

    Después de haber comprado un jugo de naranja en la cafetería, había buscado el lugar más recóndito y menos visible para pasar el tiempo del receso (treinta minutos) y para sentirse miserable de paso.

    Era raro; no le gustaba sentirse solitaria, menos le gustaba que los demás se dieran cuenta de que estaba sola, pero tampoco quería que nadie se le acercara. En realidad, lo que quería realmente era volver al colegio y matricularse de nuevo. Ella no quería más amigos –bastante trabajo le había costado mantener los que tenía-, no quería estar allí, no quería estar en ningún lado…

    Un suspiro profundo brotó de sus labios: lo que quería verdaderamente era que Naruto y Kiba estuviesen allí.

    Y un segundo después ya no se le antojaba tanto la idea.

    Naruto aún no había regresado de su viaje a casa de sus abuelos maternos (ya había pasado un mes) y, aunque habían tenido muchas conversaciones telefónicas y por chat, aún no había podido comentarle sobre el beso que había compartido con Kiba en la fiesta de año nuevo. Pensaba que era algo que debía comentarle, claro, pero en persona.

    Ella amaba a Naruto y él… él había dicho que también estaba enamorado de ella… tanto que le dolía.

    Sólo el recordarlo hacía que un rubor se extendiera por la superficie de la piel en sus mejillas.

    Y sobre el beso con Kiba…

    Se sintió como un beso fraternal. Era algo que los dos necesitaban hacer de una vez por todas para seguir adelante… Además de que el ambiente y la situación entera se prestaron para ello. Sí, también la chica jorobada que había acosado a Kiba desde las sombras fue una fuerte razón para que se diera...

    El caso era que estaba en un plano totalmente diferente a un beso con Naruto. Cuando él la besaba, sentía que el mundo giraba ciento ochenta grados, que sus rodillas eran de gelatina y que la gravedad dejaba de existir. Flotaba. Su estómago se revolvía y el infinito se condensaba entre sus labios en algo que, definitivamente, era lo más cercano al concepto de magia que Hinata había idealizado toda su vida.

    Sin darse cuenta, se encontró deseando que él estuviese allí. Al diablo las explicaciones, los dramas y las disculpas… Anteponiéndose a todo estaba el deseo de abrazarlo, de palpar las hermosas marcas en la piel tostada de sus mejillas, de perderse en sus ojos de diamante, de acariciar las hebras de oro en su cabeza, de tocarlo, de sentir su aliento caliente –y con aquella pizca de olor a ramen- sobre los labios…

    El deseo de verlo, eso lo era todo.

    Un mes.

    Treinta días.

    Setecientos veinte horas sin Naruto.

    Lo extrañaba tanto.



    ...


    "No puede ser, no puede ser, no puede ser…"

    Pero sí podía ser. Lo peor del mundo, la cosa más horrible del mundo, el tercer mayor temor de Hinata Hyüga después de las ratas y una invasión de alienígenas come cabezas, dos palabras que despertaban el terror en la mayoría de universitarios y les erizaba los vellos de la nuca: Presentación grupal.

    Maldita fuera eternamente el día de Inducción Universitaria.

    —Bien, ahora es su turno, muchachos. Vamos a conocernos un poco: nombre, edad, pasatiempo, cosas que les disgustan y, muy importante, ¿por qué eligieron estudiar Derecho de entre todas las cosas?

    ¡Dios mío, que la tierra se la tragara! ¿qué se supone que iba a inventar?

    —Hm… empecemos por acá. Señorita…

    ¡Diosa de la mala suerte! Suertedemierda-chan, así se llamaría de ahí en adelante.

    —H-Hyüga…

    —¿Cómo? Un poco más alto por favor.

    —H-Hyüga.

    La sonrisa en el rostro regordete del hombre calvo frente a ella no le hizo sentir nada de confort. —Deben aprender a usar el tono adecuado de voz si quieren llegar a algún lugar en este campo —y, aunque hablaba para el salón entero, era obvio que era una cátedra centrada para ella. Eso la intimidó más—Póngase de pie, señorita Hyüga, para que todos puedan verla y oírla correctamente.

    Obedeció rápidamente, girándose para observar al resto de sus –ahora- compañeros, pero a duras penas pudo darles una rápida ojeada antes de que sus perlas se centraran en las luces del techo. Tener tanta atención no era lo suyo…

    —La mirada en el auditorio, que es el resto de la clase —su espalda se enderezó rápidamente, sintiendo la presencia del profesor tras ella y tuvo que contar mentalmente hasta tres para no salir corriendo.

    ¡Tú puedes Hinata´ttebayó! ¡Demuéstrale al calvito que eres la judía más fuerte del mundo!

    Carraspeó, sintiendo las mejillas calientes. —M-Mi nombre es Hinata, Hyüga Hinata —empezó—, tengo diecisiete años y me acabo de graduar de la secundaria. M-Me gusta —Naruto—ehm… Me gusta leer y-

    —¿Leer? ¿qué clase de lectura acostumbra?

    —Eh, s-sí, señor… pues mi género favorito es el realismo mágico. Tal vez por ello mi autor predilecto es Gabriel García Márquez, pero también acostumbro leer obras de fantasía, ciencia ficción y otras…

    —Espero que lea también cosas reales como el periódico, por ejemplo —espetó el hombre con un tono amargo que le causó escalofríos, pero no se dejó vencer.

    —E-en realidad, señor, leo hasta la lista de compras del presidente. ¿P-puedo seguir?

    Unas risitas se hicieron audibles, pero Hinata supo que no eran de burla hacía ella, sino de simpatía por su comentario y audacia.

    ¡Ja, ja, por cosas como esa es por las que estoy enamorado´ttebayó!

    —Continúe.

    —Me gusta leer y ver películas —decidió omitir su fuerte afección por el anime y manga—, no muchas cosas me disgustan… y —lo más difícil—, bueno… supongo que elegí estudiar esta carrera porque me gusta… Provengo de familia de abogados y, a-aunque mi intención no era seguir con la tradición familiar, decidí que sería interesante… probar.

    Su tono de voz había ido decayendo lentamente en su presentación y sus dedos índices se juntaron torpemente en su vientre, pero pudo sentirse satisfecha de su trabajo. —Bien, señorita Hyüga, gracias por su presentación —ella asintió, sintiéndose internamente aliviada por haber superado el obstáculo, cuando el hombre se plantó frente a ella—, pero debe dejar su timidez atrás. Recuerde lo que le voy a decir: un abogado tímido es como una prostituta virgen, ¿me entiende?

    ¡¿Ese hombre acababa de hacer una analogía entre el Derecho y la prostitución?! ¿Qué demonios estaba mal con él? Las risas de los jóvenes no se hicieron esperar y Hinata asintió, estando ya completamente abochornada. —Puede tomar asiento.

    Lo que vino después fueron un montón de presentaciones de personas cuyas caras parecían tan ajenas que apenas podía figurarse estudiar cinco años con alguna de ellas. Se pararon uno a uno, hablaron sobre sus gustos, sus disgustos y respondieron la pregunta formulaba. Nada más. Nada menos. Y estaba segura que a nadie le importaba en realidad (ni siquiera al promotor de tan absurda actividad), es más, estaba segurísima que si decidieran preguntarle a la chica de largo cabello rubio y uñas de colores cuál era el nombre del tipo de los pantalones amarillos (que estaba frente a ella y que apenas acababa de hablar, cabe mencionar) no lo sabría.

    Hinata tampoco lo sabía.

    Pero es que ella estaba ocupada, mirando el reloj y rogando al cielo para que al encantador del primer y más desagradable maestro universitario que había conocido le pareciese suficiente charla absurda para un solo día y los dejara largarse felizmente a sus casas; en cambio la rubia no tenía mínima excusa.

    —Bien, me tomará un tiempo distinguir sus caras, así que terminamos por hoy.

    Hinata casi llora de felicidad y, juzgando por el suspiro masivo, no fue la única aliviada. Hasta que…

    —Lo siguiente es un recorrido informativo por las instalaciones de la universidad.

    Un gemido colectivo.

    Más de uno quiso apostar que el hombre se había inventado el jodido recorrido.

    Más de uno hubiera ganado la apuesta.



    ...


    A la hora del almuerzo, con todos sentados en el comedor familiar como era costumbre, Hinata fue víctima de la pregunta que quería evitar a toda costa y fue acosada por cuatro pares de ojos perlados (Neji había sido invitado):

    —¿Cómo fue la Inducción, Hinata?

    "Oh, genial, padre. Estuve dos horas escuchando nombres y títulos –desde el de preescolar hasta los doctorados- de un mar de profesores y no logro acordarme de uno solo, después vino un himno de ochenta estrofas que, a propósito, esperan que nos aprendamos antes de la graduación, luego estuvo la presentación más bochornosa del universo cortesía de un calvo sexoso y por último, pero no por ello menos excitante (difícil de creer, ¿eh?) el recorrido más largo e inútil que sólo me sirvió para ubicar los baños… Y para hacer más grande la dicha, me regalaron un bolígrafo y una agenda con el logo de la universidad. ¡Ah, y también me regalaron el reglamento! Muero de ganas por empezar a leerlo.

    ¡Mejor día no pude haber imaginado, padre!".

    —Oh, —Hinata sonrió levemente—fue… interesante, padre.

    La ceja derecha de Hiashi Hyüga se alzó apenas un milímetro. —Entonces, ¿estás segura de querer continuar?

    "¡No, no, no! ¡"no" con mayúscula!".

    —P-por supuesto, padre —quiso encogerse, tomar una pastilla de chiquitolina y perderse en una de las albóndigas de su plato—, será una experiencia fascinante.

    —¿Viste el consultorio jurídico de la universidad? Es uno de los mejores del país.

    ¿Consultorio jurídico? ¿siquiera había uno? Joder… ¿sería ese sitio raro que estaba entre la biblioteca inmensa y el sitio espeluznante donde guardaban los cadáveres o aquél entre los laboratorios de bacteriología y el baño?

    Hora de fingir. Nadie podía notar que no tenía idea de cómo era ni donde quedaba el dichoso consultorio del que su progenitor parecía tan orgulloso. Empezaba a sentirse un poco como Naruto en clase de física, pero, a diferencia del anteriormente mencionado rubio, ella tenía un poco más de talento para guardar las apariencias.

    —Oh, s-sí, es genial.

    Bueno, quizá no tenía tanto talento.

    En fin, la mejor técnica para evitar ser el centro de atención era concentrándose en la comida, así que una papa fue la afortunada. O mejor…

    El plan B.

    —Entonces, Neji-niisan... ¿A qué semestre pasaste?

    Neji era más efectivo que una papa, por raro que sonara.

    —Neji-kun, ¿vas casi en la mitad del recorrido, cierto? —preguntó jovialmente su mamá.

    —Así es. Quinto semestre.

    —Eso es genial, Neji —Hiashi aduló y Hinata se sintió un poco –sólo un poco- mal sentir el instintivo deseo de rodar los ojos—, y con esas calificaciones fácilmente podrás ganar una beca en el exterior.

    —¡No quiero que Neji se vaya! —exclamó sorpresivamente Hanabi, ganando cada gramo de la atención que Hinata había tratado tan desesperadamente quitarse de encima. Pudo jurar que en las mejillas de su generalmente estoica hermanita menor aparecía un pequeño rubor producto de la consciencia de su impulsividad—Digo, es terriblemente irritante y todo, pero es el único primo que tenemos, ¿no? —la adolescente se encogió de hombros.

    —Sólo es una opción, Hanabi-chan —la mujer mayor sonrió gentilmente.

    —Una que no consideraré siquiera —Neji tomó un bocado tranquilamente y el silencio reinó. Hinata parpadeó ante la imagen de su padre con la quijada abierta, pero al segundo él se recompuso y ella ya no estuvo segura si en realidad tal cosa había pasado.

    —Neji, creo que no es momento de-

    —Lo es, tío —¡Dios mío, Neji había interrumpido a Hiashi Hyüga en medio del almuerzo! Hinata fue la de la boca abierta—. No quiero que se hable siquiera de la posibilidad de trasladar mis estudios ni en este momento ni en ningún otro y, por favor, le agradecería a usted, a mi padre y al resto de esta obsesiva familia que dejaran de planear mi vida entera.

    ¡Neji se estaba rebelando!

    ¡Neji!

    ¡El perfecto y obediente Neji de entre todas las personas del mundo!

    ¡Y les había llamado obsesivos!

    Señor bendito, los días proféticos de la destrucción del mundo estaban cerca, ya no había duda. Lo mejor sería ir guardando atún y agua para sobrevivir lo más posible en el refugio subterráneo que convencería a su padre construir. Sí, y también (de cualquier manera) le convencería para que dejase entrar a Naruto en él. Seguramente él cargaría con su ración ilimitada de ramen instantáneo, así que no disminuirían los comestibles para la familia Hyüga… Además, si eran los únicos sobrevivientes del Apocalipsis, entonces… ¿alguien tendría que salvar a la humanidad de la extinción, no?

    Procrear entre familia no era siquiera una opción, así que la carga de tan gigante responsabilidad recaería exclusivamente en ella y Naruto, ¿no?

    Justo cuando su sangre empezaba a hervir ante la imagen mental de muchos niños rubios de ojos blancos escalando por los brazos y hombros de Naruto, la voz de Neji y su mirada suave la hicieron reaccionar. —Me alegra muchísimo verla contenta con su elección, Hinata-sama —Oh, Neji, doloroso experto en hurgar heridas—, deseo que tenga éxitos en su futura profesión. Usted será la mejor abogada del mundo y podrá largarse, si desea, al culo del mundo. O quedarse. Como prefiera.

    Su cerebro se trabó. ¿Qué se suponía que debía contestar?

    … ¿Gracias?

    La mirada de su primo parecía chispear ironía a diestra y siniestra, pero afortunadamente él no esperaba una respuesta a su comentario. No es que hubiera podido obtenerla tampoco, de parte de nadie, porque todos estaban tan consternados que ni una sílaba hubiesen podido soltar.

    —Muchas gracias por la comida, estaba deliciosa, tía —Hinata vio a su madre trastabillar antes de asentir como un robot cuando Neji se puso de pie—. Ahora, si me disculpan, debo irme rápidamente, pues tengo un compromiso inaplazable con Tenten.

    Sólo fue hasta cinco minutos después que alguien, por fin, encontró su voz.

    Fue Hanabi.

    —Creo que Neji está en sus días del mes —comentó.

    Nadie la contradijo. Y cuando el celular de Hinata vibró sobre su regazo, anunciando la llegada de un nuevo mensaje, y su rostro enrojeció más rápido de lo que se dice "Neji tiene la menopausia", la atención volvió a caer sobre ella, la tan odiada atención.

    —Hinata, ¿has comido piña? ¡Pero si eres alérgica, cariño! Mira nada más cómo te pones.

    Claro que su piña tenía el apellido Uzumaki.









    <<Naruto>>.
    .


    Ese año no había empezado como imaginaba.

    Estar un mes lejos de Konoha no había sido nunca parte del plan de Naruto. Simplemente fue el resultado de algo que su madre llamaba "tiempo de reflexión", lo que él no entendía porque reflexionar era lo último que se podía hacer en una casa llena de pelirroja gente Uzumaki, y que tenía como razón de ser su futuro.

    ¿Qué pasaba? ¿cuál era el problema con el mundo? ¿acaso uno no podía estar por ahí haciendo nada y, aun así, tener un futuro?

    ¿Qué significaba en primer lugar tener un "futuro"?

    En lo que a él concernía hasta los vagabundos tenían futuro. El de la esquina había estado allí desde que Naruto tenía memoria, día tras día, y él sospechaba que seguiría así por un no muy corto periodo de tiempo. O sea, que tenía futuro en esa esquina.

    En fin, aparte del Bullying común por parte de su familia materna, el último mes se había caracterizado por estar lleno de inútiles y largas charlas incómodas en las que cada Uzumaki (y no Uzumaki; en realidad, cada habitante de Uzushio) había dado gentilmente su opinión sobre su vida. Y apreciaba el gesto, de veras, pero…

    Mierda, su cordura casi arma maletas.

    Afortunada o desafortunadamente –aún no podía decidirse- no fue el único blanco; Karin, recién graduadita también, era carne fresca para ellos. Afortunadamente en el sentido de que no fue la única víctima, desafortunadamente en el sentido de que tuvo que aguantar las quejas infinitas e inaguantables de su prima pelirroja, junto a su peculiar y excesivo mal humor (no había quien aguantase a Karin, en serio, era más estresante que Kiba e Ino juntos y eso decía mucho).

    Naruto había estado un poco malhumorado también. Una noche en especial, hace ya una semana, su enojo llegó a un nivel mayor y abandonó la casa, azotando la puerta de la entrada con toda la fuerza. Había oído a su madre gritarle que volviera, que se disculpara, pero tanto era el sentimiento enclaustrado en su pecho que ni siquiera tuvo miedo de ella… Dios, esa vez estaba tan enojado de que todo el mundo pareciera querer entrometerse en su vida sin considerar su opinión ni por asomo.

    "¿Qué soy yo?" había preguntado, conteniéndose para no romper el vaso de vidrio en alguna cabeza de los sentados en mesa, antes de hacer la espectacular salida "¿Una puta mierda? ¿Estoy pintado? ¡Dejen de joderme´ttebayó!".

    "¡Naruto!".

    "¡Naruto, espera, vuelve aquí ahora!".

    Estaba tan frustrado esa noche. Tan, tan, tan malditamente enojado, pero sobretodo, tan abrumadoramente deprimido… Joder, hasta llegó a pensar que se le habían pegado las tendencias emo de Sasuke, pero luego desechó la idea. Todo el mundo debería tener derecho a enviar a los demás a la mierda alguna vez. Todo.

    No se había calmado hasta llegar a un pequeño puente peatonal sobre el rio Uzu, su lugar favorito del poblado, y el observar la corriente pareció servir como un bálsamo sobre sus emociones. Allí, recostado al barandal, mirando las aguas pacificas ir y venir en la noche más estrellada desde hacía mucho, Naruto se preguntó si alguna vez, en algún momento de su maldita existencia, él llegaría a saber exactamente qué hacer y a dónde ir.

    Pensó en sus cualidades hasta ahora: notas mediocres, bueno en deportes, torpe en absolutamente todo lo demás.

    Pensó en todo.

    Pensó en Hinata, en lo estúpidamente lento que había sido con ella durante prácticamente toda su vida, en la forma en que casi la pierde. A ella, que era tan importante, a la que adoraba tanto… ¿Así sería él para cada cosa?

    Pensó más y más en Hinata; en lo terriblemente inteligente, en lo adorablemente gentil, en lo absurdamente linda que era. Pensó en lo que ella diría si estuviese allí, y luego pensó en cuánto la extrañaba.

    Diablos, habían hablado hace unas dos horas atrás y él la extrañaba tan mal…

    Justo cuando había cerrado los ojos e imaginaba la sensación de un cuerpo pequeño y frágil abrazándolo con amor, sintió una mano pesada en su hombro. —Ey, chico.

    Naruto suspiró, sin dignarse siquiera a mirarlo. No necesitaba hacerlo. Ni aunque pasasen un millón de años podría olvidar la voz de su abuelo.

    —¿Qué quieres, viejo?

    —En vez de estar ahí solo sintiéndote miserable pudo adivinar su sonrisa— ¿qué te parece si me acompañas por unos tragos y nos sentimos miserables juntos?

    —Tengo diecisiete.

    —¿Dices que eres demasiado joven? —una risa—, tengo cincuenta y seis, muchacho, y no estoy demasiado viejo. No hay edad mínima o máxima para esto. Diecisiete está perfecto, te lo digo yo.

    Sus músculos se relajaron con el tono sincero y cínico que le era tan familiar. Aun así, le dedicó una desconfiada mirada de soslayo. —¿Quiere darme un sermón mientras estamos en eso´ttebayó?

    —Maldita sea, Naruto, ¿me ves echando sermones? —casi suelta una carcajada por la mueca asqueada del hombre mayor—Eso es más una cosa del tipo Tsunade, así que dejémoselo a ella.

    —O a mamá —agregó.

    —O a Kushina —Jiraya aceptó, brindando una condescendiente palmadita en su espalda—. Chico, te espera una buena en casa, así que yo en tu lugar disfrutaría al máximo el tiempo con mi espectacular abuelo de varonil cabello blanco.

    Naruto lo vio alejarse unos metros. Él nunca volteó a verlo. Su andar era firme y constante, sin un atisbo de duda. Naruto lo supo; él sabía que lo seguiría. Siempre había sido así y, maldita sea, siempre lo sería.

    El niño rubio corriendo tras el hombre canoso que le ofrece una paleta doble.

    El joven siguiendo los pasos del anciano en busca de un consejo.

    —¡Espere, sabio pervertido´ttebayó!

    —¡Maldito mocoso, te he dicho mil veces que no me llames así!

    Horas más tarde, al llegar a la residencia principal de todos los Uzumaki esa madrugada, aun cuando llevaba recargado sobre su hombro a un Jiraya muy ebrio que canturreaba feliz una tonada alegre sobre un hombre del sur que moría por una tal Marianita y aunque él mismo estaba un poco mareado, Naruto se sentía extraordinariamente ligero, feliz, ubicado y motivado. La determinación inundó su rostro al momento de gritar, no sin un poco de esfuerzo: "¡Se pudre el universo si no soy el mejor futbolista del jodido mundo´ttebayó!".

    No fue muy buena idea, considerando que eran pasadas las tres de la mañana y que –se suponía- debían ser silenciosos. —¡Ssshh~! —le recordó su abuelo, posando el dedo índice sobre sus propios labios.

    Él abrió los ojos y asintió con entendimiento, sus ojos azules brillaron en la oscuridad de la sala. —Ssshh, cierto, me olvidaba que no queremos que se despierten… —sonrió—, pero no se preocupe, sabio pervertido, ya sé cómo arreglarlo´ttebayó —e inhaló de manera potente antes empezar a maullar: —¡Miau, miau, miaaaaaauuuuu~!

    —¿Para qué… haces eso, muchacho? —Jiraya murmuró a duras penas, luciendo confundido e interesado, similar a un niño pequeño.

    Naruto se inclinó, reacomodándolo sobre su hombro, y buscó su oreja: —Así creerán que ha sido un gato en vez de nosotros´ttebayó.

    —¡Ohh, buena idea!

    Naruto le miró con el ceño graciosamente fruncido y él se cubrió la boca con la mano que no estaba colgando sobre el hombro de su nieto. Ante la inevitable emoción por tan espléndida creatividad del joven, su tono de voz se había elevado demasiado como para ser saludable. Mierda, la había cagado. —¡No pasa nada, soy otro gato! —enmendó con satisfacción—¡Miau, miau!

    —¡Miau´ttebayó!

    —¡Miau, miau!

    Cinco segundos después, cuando se vieron cegados por las exageradamente brillante luces encendidas de la sala y se presentó ante ellos el peor espanto posible –Kushina Uzumaki a un lado del encendedor, con los brazos cruzados y una mirada de pocos amigos-, Naruto profirió una queja llena de la más genuina decepción.

    —No puede ser… Estoy seguro de que al chavo del ocho sí le funcionó´ttebayó.

    Una risilla se escapó de sus labios ante el recuerdo de una semana atrás, mientras doblaba una camiseta de un fuerte color naranja y la metía a la maleta abierta sobre la cama; el sabio pervertido no era el mejor ejemplo, nadie lo negaba, pero en realidad no era tan malo. Aunque era generalmente inútil para cualquier cosa que no fuese timar, beber e incomodar a mujeres, resultaba ser también una excelente fuente de relajación y, Naruto tenía que admitirlo con total franqueza, en medio de su aparente idiotez, el viejo daba consejos tremendamente sabios. A veces ni su padre –que era la persona más sensata que conocía- podía alcanzar un nivel de utilidad y comprensión tan grande en sus palabras.

    El viejo no era el mejor ejemplo a seguir, pero a veces (sólo a veces) su guía era increíble.

    Aunque le costó el casi ser masacrado por su madre, había encontrado la luz. Había valido cada hematoma sobre su aporreado cuerpecito; después de aquella accidentada noche de gatos, él se había reunido la suficiente fuerza y determinación que se debía, manteniéndose sobrio, y afrontó a su familia con fiereza. Él no sería ingeniero como el tío Pepito, abogado como Fulanito, ni mucho menos psicólogo como la tía Jacinta (bien, ninguno de sus tíos tenía alguno de estos nombres, pero sólo quería dar a conocer su punto), no, él era Naruto y, aun en contra los insistentes argumentos por parte de su madre y la mayoría de miembros adultos de su familia sobre lo dificultoso que era al camino de un futbolista y la escasa posibilidad de triunfar en el campo, consiguió que le permitiesen, al menos, intentar seguir su camino.

    Tenía un periodo de prueba: un año.

    Después de eso y, si no conseguía siquiera un mínimo resultado, tendría que ir preparando el estetoscopio, o el código penal o los planos.

    Él esperaba realmente jamás tener que hacerlo, aunque no sería el fin del mundo. Aprender (aunque era un martirio para su cerebro) siempre era útil, sea cual fuese el área de conocimiento.

    "Todo es ganancia", se dijo jovialmente, girando su vista la pared.

    El reloj marcaba las diez de la mañana y su mente vagó por centésima vez en el día, sin poder controlarlo, hacía Konoha -más precisamente hacía la Universidad privada de dicha ciudad-sin poder evitar el preguntarse (también por centésima vez) cómo le estaría yendo a Hinata en su inducción.

    La fugaz idea de llamarla pasó por su mente, pero la desechó con pesar casi al instante, pues no quería que su celular sonara en un momento inapropiado y causarle problemas. También porque se había prometido no mantener ningún contacto con ella esa mañana, le haría creer que no había recordado que era un día importante para ella, todo pensado por el bien del factor sorpresa.

    Se pondría un poco triste, pero la alegría que experimentaría al verlo llegar desvanecería hasta el recuerdo del sentimiento.

    Sin embargo, era él el que más estaba sufriendo. No podía dejar de pensar. ¿Le gustaría el lugar? ¿estaría arrepentida? ¿serían sus compañeros unos bastardos?

    "Bueno, sólo estoy seguro de un bastardo que estará allí", pensó con una mueca cuando la cara de un cierto conocido suyo llegó a su cabeza, pero luego sonrió. Él no le había dicho a Hinata que emprendía su camino de regreso a Konoha ese mismo día, en cambio, ella estaba convencida de que estarían separados por lo menos una semana más. No le gustaba hacerla sufrir (porque Hinata sufría por él, ¿cierto? Joder, qué emoción), pero quería sorprenderla. A ella le gustaban las sorpresas se suponía… Digo, él era un tipo tremendamente sorpresivo, y a ella le gustaba él… así que las leyes de la lógica le aseguraban que era una pequeña amante de las sorpresas.

    ¿Y qué podría ser mejor que él siendo su sorpresa? No era por presumir ni nada, pero tenía su encanto.

    Y ya, ya, ya, ya quería verla.

    Las perlas brillantes en sus ojos, su cabello oscuro y tan, pero tan suave al tacto, el tinte rosa en sus mejillas de porcelana, sus índices tímidos bailando esa danza tierna y sensual uno contra el otro, su tono de voz celestial al pronunciar su nombre, su olor a vainilla, sus labios…

    Gimió suavemente, echándose de espaldas sobre el mullido colchón. Sus ojos cerrados y su mente trabajando a toda máquina y sobrecargada de sólo una cosa.

    "Hinata", una suave sonrisa se coló en sus labios, "apuesto que te encantaría verme tan desesperado´ttebayó".

    Era increíble lo que provocaba una mujer.



    ...


    —Mi tía me mandó a ver si terminaste de empacar —la voz de Karin era altanera (como siempre que se dirigía a todo ser humano que no se llamase Sasuke Uchiha), y la madera del suelo sonó ante su zapateo impaciente.

    Naruto hizo una mueca al verla allí, recostada al marco de la puerta y cruzada de brazos. —¿Qué dices? —sonrió—, ¿tienes que inventar algo así para ocultar las ganas que tienes de despedirme y llorar por lo mucho que me vas a extrañar, Karin?

    —¡Que te den, Naruto!

    Fue tan graciosa su expresión airada que no pudo hacer más que soltar una carcajada, mientras corría el cierre de la maleta, antes de sentarse cómodamente sobre ella. Eran las once de la mañana y Karin siempre estaba dispuestica a empezar una pelea. —Era broma, era broma, esto está listo —se sacudió las manos con satisfacción, luego sonrió, fijando los ojos de diamantes en su prima y, ya con una expresión más seria, habló: —¿Cuándo te devuelves tú a Konoha´ttebayó?

    —No lo sé.

    Algo recorrió su espalda al notar que sus pupilas rojas rodaron tras los vidrios de los anteojos, algo incómodo. Parpadeó. —Pensé que empezabas la universidad la siguiente semana.

    —¿Sí? Bien, pues pensaste mal, como de costumbre.

    Un sinfín de escenarios pasaron por su mente. Se suponía que Karin estudiaría administración de empresas para hacerse cargo del negocio de su padre. Era lo establecido y, maldita sea, que ella nunca se había quejado… entonces, ¿qué sucedía? ¿qué podía estar pasando como para que ella no volviera a Konoha a tiempo?

    ¿Acaso el negocio iba tan mal?

    ¿Acaso se habían quedado tan, tan pobres como para no permitirle siquiera asistir a una universidad pública?

    ¿Karin iba a quedar sin educación, bruta y hormonal para siempre? ¡Jesús!

    Tal fue la desfigurada mueca de horror y pena ajena en su rostro, que Karin se apresuró a hablar con tono molesto: —No es nada de lo que estás pensando, idiota —suspiró, y él se sintió un poco más relajado.

    —¿Segura? Porque siempre me puedes pedir prestado dine-

    —Ni aunque estuviera agonizando —le cortó toscamente, pero una leve sonrisa se abrió paso en sus labios.

    —¿Entonces qué sucede´ttebayó?

    —No pasa nada, está todo bien —Naruto la vio jugar descuidadamente con un mechón de cabello encendido, como lo hacía cada vez que quería parecer despreocupada—, me quedaré un poco más de lo previsto en el pueblo, eso es todo.

    Las cejas rubias se contrajeron en confusión. Era extraño con todas las letras, hasta él podía ver que una pieza no cuadraba en la afirmación de la fémina. ¿Karin queriendo pasar más tiempo en Uzushio? ¿había enloquecido o simplemente era una señal que indicaba el inicio del fin? Que alguien le dijera, por favor, para ir almacenando ramen de emergencia. —L-la pregunta… —carraspeó un poco, enderezando su postura y centrando su mirada en ella, todavía sentado sobre la maleta cerrada—La pregunta es por qué. Que yo sepa, y que todo el mundo sepa en realidad, odias este pueblo, ¡si has pasado todo el mes llena de quejas´ttebayó!

    Las pupilas rojizas giraron. —No es tanto como odiarlo, es exagerado.

    Naruto entrecerró los ojos. —Hace una semana te encerraste en tu cuarto y amenazaste con cortarte las venas si no te sacaban de aquí.

    —No vale, porque no iba a hacerlo en realidad, así que no significa nada.

    —¿Y qué hay de aquella vez en que tomaste los cuchillos del carnicero y nos perseguiste gritando "¡llévenme a la civilización o los mato, bastardos!" —¿y por qué sería que mayormente arrojó los ataques a él…?

    —Una crisis adolescente, no tiene absolutamente nada que ver.

    —¿Y aquél día en la plaza cuando exclamaste exactamente, y frente a muchos testigos, que odiabas este pueblucho de mierda alejado de la mano de Dios y que serías eternamente feliz si se abriera la tierra y nos arrastrara a todos a las profundidades más aberrantes, calientes y asquerosas del infierno mientras te-

    —¡Ya, ya, entendí! ¿Cuál es tu maldito problema, Naruto? ¿sólo has estado pendiente de mí todo este tiempo? Joder.

    —Karin, todo el mundo ha estado pendiente de ti —enfatizó—Eres un peligro para la comunidad y, específicamente, para mí ya que soy tu más grande víctima, así que no me culpes por tener siempre un ojo sobre ti´ttebayó.

    Ella resopló. —Tan sufrido —dijo con sorna.

    —¿Debo mostrarte la cicatriz de aquella vez hace dos años cuando-

    —¡No! Mierda, que es horrible…

    —¡Lo sé! —Naruto lloró—¡Por más que me aplico Cicatricure una y otra y otra vez no mejora… y eso que tengo buena cicatrización!

    —¡Lo sé, eres un monstruo! —Karin exclamó, luciendo entre sorprendida y entusiasmada—Aún sigo sin creer que no te hayan quedado secuelas de aquella vez en la que te convencí de acostarte en aquella camilla de púas y me senté sobre ti. Fue alucinante, estaban tan profundamente clavadas…

    —Y dolían como el infierno´ttebayó.

    —O la vez en la que estábamos en piscina y subiste al trampolín, pero yo te recomendé saltar hacia el asfalto, porque en realidad eran suaves arenas movedizas y no ibas a sentir nada —inconscientemente ella se acercaba más y más a medida que hablaba, al punto de quedar frente a él—¡no puedo creer que me creyeras! —río.

    —¡Oye, es que era un niño inocente! —Naruto brincó enérgicamente sobre la superficie acolchonada de su maleta.

    —¡Tenías quince!

    —¡Catorce y medio, en realidad!

    Karin soltó una risa y le miró de manera petulante, poniendo las manos en su cintura e inclinándose hacia él, para establecer un contacto visual. Naruto se mantuvo. —Eso se llama simple idiotez.

    Él hizo una mueca. —Lo tuyo se llama simple maldad —le acusó—, ¡siempre me estás maltratando, Karin! Te lo juro, si no fueras mi familia, hace rato te hubieran caído unas cuantas demandas por intento de homicidio´ttebayó.

    —¿Ah? —ella se inclinó un poco más, exigiendo explicaciones con su mirada—¿es así como me agradeces haberte vuelto hombrecito, maldito enano endeble?

    —Hombrecito muerto, querrás decir. Preferiría ser un cobarde vivo, gracias.

    —Desagradecido.

    Naruto entrecerró los ojos, enfrentándose a una distancia más cercana entre sus rostros. —Bruja.

    —Descerebrado.

    —Abusadora.

    —¡Lo haces sonar como si te hubiera violado!

    —¡Poco te faltó´ttebayó!

    Casi le falta el aire por la sorpresa. Karin, aprovechando la ventajosa altura que tenía actualmente, al estar de pie y él sentado, lo atrajo hacia su cuerpo y besó su frente cariñosamente. Naruto se congeló, con los no demasiado abundantes pechos de su prima cerca de su rostro y sus labios sobre la piel de la frente, se sentía casi, casi… como su hermanito menor. Karin nunca había expresado una muestra tal de afecto.

    —Cuídate, enano.

    Y salió de la habitación en un parpadeo, dejándolo tan o quizás más sorprendido que si le hubiese dicho "Te quiero", con un diminuto rubor en las mejillas y el más grande sabor amargo en la garganta.

    Por alguna razón, se había sentido como un adiós.



    ...


    Las doce y veinte minutos, Naruto se dijo, después de observar impacientemente el antiguo reloj de la sala desde su asiento en el comedor, ya habrá llegado Hinata a casa. Aun cuando había sido él quien se había impuesto la prohibición de contactarse con ella, la curiosidad y preocupación lo estaban enloqueciendo. Partiría pronto a Konoha, pero aún lo separaban varias horas de su muy querida amiga.

    ¿Estaría bien? ¿fueron todos buenos con ella? ¿fue alguien demasiado bueno con ella, como para tener que intervenir?

    Oh, Dios, le daría una buena.

    Justo cuando su mente empezaba a formar el rostro de cierta persona, canalizando en la imagen toda la ira, la voz de su padre le hizo caer en la realidad. —¿Has acabado, Naruto? —el hombre lo miró extrañado—, ¿quieres más?

    —Eh, —echó un vistazo al tazón vacío y sonrió—, no, no, así está bien.

    Minato alzó una ceja. —¿En serio? —preguntó—, es raro que no quieras un tercer plato. Sobre todo si estamos hablando de ramen.

    Sintió los ojos de su madre, el sabio pervertido y cinco pares más provenientes de otros Uzumaki.

    —¿Estás enfermo, Naruto?

    —¿Tienes diarrea?

    —Mamá, estoy asustado, ¡Naruto no quiere más ramen! —escuchó un lloriqueo.

    —Ya, ya… tenemos que tener fé, cariño.

    —Es el apocalipsis…

    Carraspeó y trató de lucir la mejor sonrisa, tratando de ocultar la creciente ansiedad que burbujeaba por todo su cuerpo. Desvió la mirada hacia las maletas listas a un lado de la mesa y se le ocurrió algo razonable para excusar la falta de apetito que tanto preocupaba a su familia. —No es nada, ¡es sólo que olvidé empacar una cosa importante! —exclamó, poniéndose de pie y emprendiendo la carrera, escaleras arriba, hacia su habitación vacacional.

    —¡Apúrate, Naruto, nos vamos en quince minutos´ttebane!

    —¡Sí´ttebayó!

    Se aseguró de cerrar bien la puerta y se echó sobre el colchón, con el celular en la mano. Un extraño cosquilleo le recorría las manos. Faltaba poco para verla, sólo unas horas, pero aun sabiéndolo, las ganas incontrolables de oír su voz le estaban asfixiando.

    Pero si le llamaba… estaba seguro que terminaría contándole que estaría de vuelta pronto y la sorpresa se iría abajo. No, no, no…

    Entonces…

    Justo cuando estaba a punto de tirar el aparato por la ventana, una idea le animó; no podía hablarle, pero bien sí podía escribirle algo, ¿verdad? Técnicamente no estaba rompiendo ninguna regla.

    Así fue como, con una sonrisa pícara en el rostro, Naruto empezó a teclear.

    Siete minutos después, veía sonriente el mensaje que, él sabía (oh, estaba completamente seguro), sacaría uno de esos bellos sonrojos en Hinata. No es que fuese un mensaje muy atrevido, sólo que… Diablos, se trataba de ella, ¡claro que se iba a sonrojar!


    ¡Ey, hola! No iba a escribirte, pero no pude contenerme… Estoy enloqueciendo, Hinata-chan, es increíble la forma en la que te extraño (¿acaso me diste algún brebaje especial de judíos o algo así? Por favor, dímelo, no me enojaré´ttebayó); sólo pienso en esa vocecita tuya y en lo suavecita que te sientes entre mis brazos. ¡Aawwwwwwwww! *colapso por desbordamiento de ternura*

    ¡Estoy muriendo, Hinata, basta!

    P.D: Iré a pescar con el sabio pervertido, así que no trates de contactarme por unas horas, te quiero, ¡hablamos en la noche!

    P.D de la P.D: A propósito, anoche soñé con esa cosa deliciosa que haces en mi oreja con tu boca… ¿Podrías hacerlo la próxima vez? ¡En serio, me gustó mucho´ttebayó! Puedo recompensarte muy bien si dices que sí *guiño* *guiño*.

    Perfecto.

    Lo del sabio pervertido y la pesca era, obviamente, un señuelo…

    ¡Y… enviar! Ya estaba. Completamente satisfecho con su obra literaria, y oyendo cómo empezaba el bullicio en la planta de abajo, Naruto decidió apresurarse antes de que su madre subiera y lo arrastrara de las mechas. Pero entonces, ocurrió algo inesperado: el celular, todavía en sus manos, sonó (tenía como tono de llamada el opening de Doraemon, pero no viene al caso).

    Su corazón casi dio un vuelco y sus manos temblaron.

    ¿Ya habría visto Hinata el mensaje? ¿Era ella la que llamaba? ¡si era ella, él no podría ignorarla… y si no podía ignorarla, terminaría hablando de más, y si hablaba de más, entonces cagaba la sorpresa!

    Presa del pánico, empezó a dar saltos por la habitación, el celular rebotando peligrosamente entre sus manos. —¿Qué hago? ¿qué hago? ¡¿qué hago´ttebayó?!

    Bien, pues lo primero era mirar el número en la pantallita del celular, ¿no?

    Haciendo un par de respiraciones profundas, bajó la vista temblorosa hacia el aparato. —¿Y esto…?

    La anterior desesperación (y emoción, también) se disolvió y sus ceja rubias se fruncieron un poco a causa de la extrañeza. No era que le molestase, pero…

    ¿Por qué estaba el sarnoso llamándolo?

    —¡Ey, Kiba, qué pasa! —contestó jovialmente, decidiendo que estaba un poco feliz después de estar tanto tiempo sin hablar. Nunca lo admitiría públicamente, pero le agradaba Kiba. Él siempre protegía a Hinata, igual que él, y eso le hacía sentir un poco tranquilo, pues ella jamás estaría a la deriva. Además, le gustaba pelearse por ella con él desde que eran unos niños. Sin darse cuenta, una sonrisa se coló en sus labios.

    —E-ey, hola, Naruto.

    Sonrisa que se descompuso ante la voz inusualmente falta de animosidad. Un escalofrío recorrió su espalda. —¿Hay algo mal? —se apresuró a preguntar—¡¿Le pasó algo malo a Hinata?!

    —¡No, no, hombre, no es nada de eso! —Naruto suspiró, poniendo una mano en su pecho—, tranquilízate, no le pasó nada malo… Bueno…

    —¿Bueno qué, Kiba? ¡me vas a dar un maldito infarto´ttebayó!

    Los nervios se le dispararon cuando el silencio inundó la línea. Después de unos segundos, el gruñido de Kiba le zumbó el oído.

    —Naruto —dijo, de una forma tan tensa que casi se desmaya. Cuando Kiba suspiró, supo que todo estaba jodido—: Tengo que contarte algo, viejo.









    Neji.
    .



    —¿Está bien que hayas dicho eso?

    Neji sonrió, levemente, pero una sonrisa es una sonrisa. Allí, bajo el árbol de mango en el patio trasero de la humilde casa de su novia, con la cabeza en su regazo y los dedos finos recorriendo las raíces de su largo cabello, a la vez que disfrutaba la frescura que el ser vivo inmóvil les proporcionaba en esa calurosa tarde, parecía que el mundo se detuviera. Sólo estaban ella, él y el mundo.

    O eso parecía a simple vista.

    La verdad aún era un secreto de los dos.

    Una sensación de hormigueo recorrió su cuerpo…

    —Tenten —pronunció el nombre, sin contenerse del disfrutar el sabor de las letras en sus labios. Sus ojos aperlados, característica común de la familia Hyüga, se abrieron por primera vez en minutos y la visión del rostro ovalado y comúnmente precioso de una chica con chonguitos en la cabeza los llenó por completo. Unos orbes grandes de un fuerte color chocolate completaban el perfecto cuadro, lo observaban de esa manera curiosa y atenta, casi infantil, y Neji no pudo evitar sentirse un poco demasiado conmovido (era hermosa, joder, y era suya). Sobre ella, el verde de las hojas y el azul del cielo se unían armoniosamente.

    Era perfecto.

    Y él no quería que nada acabara.

    Casi inconscientemente, su mano se levantó con lentitud. Antes de darse cuenta, estaba acariciando el -temporalmente- abdomen plano y estrecho de la mujer. Sus ojos no perdieron el contacto, perla y café se mantuvieron unidos.

    —Hay cosas que simplemente no puedo dejar —la vio sonrojarse suavemente y parpadear, pues siempre lo hacía cuando él decía algo emotivo, que era muy rara vez. Neji decidió hacerlo más intenso al agregar: —Ni quiero dejarlas nunca.

    Luego, ella se inclinó y lo besó.

    Sí, definitivamente él no quería que esto acabara.
     
    Última edición: 21 Agosto 2014
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    Stitch

    Stitch Voy sonriendo por ahí

    Acuario
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    Listo.

    Hola ^^ Wow. Cada día me sorprendo más de la forma en la que escribís; sencillamente increíble. Amé el capítulo desde el primer párrafo hasta el punto final. No, no, no. No tengo palabras para este Fic ya, es completamente genial. Cada vez que decía: ¡Esta es la oración que voy a compartir como mi parte favorita en mi comentario! Aparecía otra y otra y otra y no da que cite todo el capítulo, ¿no?
    Me reí muchísimo. De verdad. Sos capaz de hacerme reír como loca con tus ocurrencias, las mentes de Hinata y Naruto son dos cosas tan ocurrentes, ¡cómo no me voy a reír!
    ¡Empezamos una nueva etapa! La tan temida universidad. Sé perfectamente como se sienten en este aspecto. Pero bueno, son cosas que debemos superar (?) La pobre Hinata está condenada por la tradicional familiar; espero que, al igual que hicieron Naruto y Neji, pueda enfrentarse a ello y decidir sobre lo que realmente quiere para sí misma. Ya sea que termine por agradarle la carrera que "exige" su familia o cualquier otra cosa.
    Y tengo que decir que la escena con Karin fue sumamente divertida y el final fue taaaaaaan dulce. Tiernos. ¡Y Kiba! ¡No lo hagas, Kiba! ¡No! Esto me aterra. Obvio que quiero que Naruto se entere y todo se arregle y sigan siendo todos felices. Pero no sé, en un principio quería que Hinata se lo cuente...pero bueno, ahora que lo pienso creo que es indistinto pero, ¿por teléfono? Aunque puede estar llamado por cualquier otra cosa, ¿no? Déjenme soñar. Oh, oh, no puedo esperar para saber que va a pasar con eso, ¡ya lo sabes y me estás torturando!

    Tu genialidad me asombra con cada capítulo. Espero lo sepas pero me gusta repetirlo: Amo como escribís. Nunca dejes de hacerlo y nunca dejes de avisarme cuando tengas nuevas creaciones.

    Esperaré por el próximo con muchas ansias. No importa cuanto te lleve hacerlo, yo voy a estar acá *-*

    Nos leemos ~
     
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    Sweet blody rose

    Sweet blody rose Entusiasta

    Piscis
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    AY Nahi! Mi querida Nahi! Cuanto tiempo paso desde la ultima vez que me pase por estos lares, en especifico por este hermoso fic tuyo ? *3* Me alegra que esten bien, en verdad estaba preocupada :(

    Que decirte que este capitulo fue como xD, despues e.e despues :O y finalmente :3 con mi precioso Nejiten ♥ Sabes hace cuanto que no leo algo sobre ellos? Es terriblemente doloroso :( asi que no tengo mas que agradecerte :')

    Juro que las cenas Uzumaki y Hyuuga son lo mejroq eu existen en todo el universo xD esos raros cuestionamientos de Neji son como wow y Hinata ahi toda calladita, maldiciendo tener que elegir esa carrera tan...aburrida y seria .__. obviamente no es para ella joder!

    Otra de las cosas mas emocionantes y hasklfhjasklfhasklgha fue imaginarme la escena del sabio pervertido y Naruto caminando una madrugada por ahi, juntos, haciendo sus tipicas locuras que mira..es muy :'( y esta este tema extraño de Karin ....mm que pasara ? o.O
    Pff, ni hace falte nombrarte lo de Kiba, vamos...Naruto le va a romper la cara de un golpe cuando se entere :O los problemas otra vez al ataque blablabla ~~ y el sufrimiento tambien D:

    Bueno y el Nejiten perfectamente adorable, tierno, dulce, como solo ellos pueden ser ♥ Me pregunto que pasara con ellos ahora :3

    La parte tecnica no tendria mas que corregirte algun que otro error de tipeo que vi por alli, lo demas como la historia y la narracion se me hizo fluida, encantadora y bueno obvio...con ganas de leer la conti!! Como dicen, mejor tarde que nunca y asi te dejo mi comentario un poco mas tarde lo normal pero estoy tan ocupada con la escuela y mi novela que casi no entro aca asi que te pido perdon querida Nahi ~~

    Besitos, Atte.Sweet-chan ♥
     
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    Nahi Shite

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    37
     
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    @Pire
    .


    FRIEND ZONE.


    XXXV: Encuentros Explosivos.

    Palabras: 10.751.

    .

    .

    —¿Entonces tu universidad es una mierda?

    Hinata suspiró, tumbándose de espaldas en el colchón de su propia cama, al lado de su hermana pequeña que, de nuevo, invadía su santuario. —No, la universidad es preciosa… —dijo, cerrando los ojos—, la que está mal soy yo.

    —¡Wow, Naruto te tiene mal en serio, Nee-san!

    Por alguna razón, últimamente no podían tener una conversación normal sin que saliera a relucir el nombre de Naruto gracias a Hanabi. "Ah, ¿y la camisa era amarilla, te gustó porque te recordó a Naruto?" "¿naranja o rojo? ¡ah, naranja, claro, porque es el color de Naruto, ¿verdad?", ¿tienes calor o lo que sucede es que estás pensando en Naruto?", ella no paraba. Quizá era porque le gustaba verla avergonzada y Hinata haría lo que fuese por dejar de sonrojarse cada vez que oía su nombre, en serio.

    —N-No es culpa de él —se defendió—, es sólo que… no sé, estoy un poco perdida.

    Hanabi se incorporó hasta quedar sentada y la miró seriamente. Los ojos claros de su hermana la observaron un instante, y ella hubiera dado la vida por saber qué pasaba por la cabecita castaña.

    —Hinata —empezó—, dime, ¿por qué quisiste estudiar Derecho?

    Y claro, a ella no podría mentirle como antes lo había hecho con su profesor. Tampoco podía mentirle como a sus padres, porque ella, Hanabi Hyüga, la conocía de inicio a fin. Como respuesta, sólo suspiró con sentimiento.

    —Papá y mamá no se lo esperaban, nadie en realidad, ¿así que por qué? No lo entiendo.

    —Porque… es tonto y lo sé, pero-

    El fastidioso ruido del timbre de la puerta interrumpió su oración. Hinata odiaba el sonido con toda su alma, era estruendoso y alarmista, le ponía los pelos de punta, pero aun así decidió ignorarlo. —¡Lo que sucede es que…! —alzó la voz, pero Hanabi le miró irritada. El pinche timbre seguía sonando.

    —Mamá y papá no están —le recordó—, y quien quiera que sea está encarnizado.

    Perezosamente Hinata se puso de pie. —Debe ser Neji-niisan.

    Eran las cinco de la tarde y ya tenía puesta su pijama, no porque quisiera dormir, sino que le encantaba vestir así cuando no había nadie para molestar, cuando no esperaban visitas. Neji, obviamente, no contaba como visita, porque se la pasaba más tiempo en esa casa que en la de él, así que no había problema.

    Bajó las escaleras con calma. En el tercer escalón encontró a Kyübi tomando una siesta y, casi sin pensarlo, lo alzó en brazos. Haría algo malo, pero merecido. Neji tenía que pagar por interrumpir su precioso momento de relajación fraternal, y teniendo en cuenta que él odiaba a los gatos… bueno, era imposible no maquinar un poco. Soltó una risita de picardía. Parecía que el timbre en cualquier momento iba a explotar. —¡Ya voy, ya voy! Qué intenso… —murmuró para sí.

    Abrió con un poco de dificultad la puerta, pues Kyübi necesitaba dieta urgentemente, y salió al porche. —Alguien te está esperando, Ne-

    Mas su entonación se interrumpió bruscamente. Tras las rejas, desde donde debían estarla observando unos ojos aperlados, unas pupilas absurdamente azules le lanzaban una mirada mortal.

    Era Naruto.

    —Hinata.

    Parpadeó. No podía estar pasando, tenía que ser un sueño. Ella definitivamente no lo esperaba ese día, no estaba mental ni físicamente preparada para verlo, ni para escuchar su voz extrañamente seca… Kyübi casi se estrella contra el suelo a causa de su estremecimiento. ¿Qué hacía él ahí? Si había dicho que estaría toda la tarde pescando con su abuelo, si no le había avisado que volvía a Konoha…

    Vestía unos pantalones naranjados que le quedaban un poco anchos y una camisa manga corta que hubiera sido totalmente negra si no tuviera impreso el símbolo de la familia Uzumaki (un remolino) en el pecho, unas hebras rubias se pegaban a la piel de su frente y Hinata notó que estaba sudado… y ni siquiera pudo preguntarse por qué, lo único importante era que él estaba ahí y lucía tan absolutamente guapo y… Oh, Dios, quería tan mal abrazarlo, pero ella sólo llevaba una blusa y unos shorts de pijama y tenía un gato gigante en sus brazos y estaba despeinada y sorprendida y sonrojada… y esa mirada que él portaba estaba tan helada.

    Dio un paso hacia atrás al sentir su furia, después de superar un poco el embelesamiento por su presencia. —Naruto-kun… —balbuceó—, p-pensé que estarías aún en casa de tus abuelos.

    —Quise darte una sorpresa —él respondió, pero no era amable ni alegre, ni siquiera divertido. No sonreía. Parecía más una tosca ironía.

    Nunca le había escuchado usar ese tono.

    Ella se quedó en silencio, su mente tratando de asimilar el comportamiento anormal de su amigo, luego tomó las llaves apenas cayó en la cuenta de que debía abrir el candado y hacerlo pasar, que no podía dejarlo parado fuera todo el día, y con torpeza se deshizo de Kyübi. Sus manos temblaron, él no dejaba de mirarla de forma lacerante.

    —No abras aún —le ordenó, y ella lo miró tímidamente, cohibida y extrañada—, cámbiate de ropa y sal. Vamos a dar una vuelta.

    —V-vuelvo en seguida.

    Tenía la respiración agitada al entrar en su habitación, un nudo en la garganta y temblor en las rodillas. —Es Naruto —murmuró, sosteniéndose disimuladamente de la pared.

    Hanabi subió la vista del celular y levantó una ceja. —¿Qué?

    —Dije que Naruto está en la puerta —tragó saliva—, y me quiere matar.




    .


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    Uzumaki Naruto muy pocas veces en su vida se había sentido realmente molesto.

    A ver, rememorando, estuvo esa vez en séptimo grado en la que Sasuke se tragó su miso ramen especial "por equivocación" y después, cuando le había reclamado, dijo que sabía a mierda de diarrea… ¡oh! Y aquella vez en octavo cuando el mismo fariseo Uchiha le contó a su mamá sobre la reserva especial de ramen nocturno que ocultaba en el armario, justo debajo de las pijamas que ella se empeñaba en comprarle, pero que nunca usaba (¿para qué? Unos bóxer naranja eran todo lo necesario para los dulces sueños) y que cada madrugada –sagrado- se zampaba tres contenedores como mínimo. Sasuke era un soplón. Ah, y también estaba aquella vez en la que Sasuke le metió el pie durante un partido, quitándole el balón y haciéndolo besar el suelo de paso, para evitar que marcara el gol… ¡y estaban en el mismo equipo! Bueno, sí, él iba hacia la arquería equivocada, pero ¿y eso qué? Sasuke no tenía que ser tan bastardo.

    En resumen, Sasuke era casi la única persona que lograba joderlo.

    También se había molestado con su familia hace poco por planear su vida entera sin importar su opinión, pero eso fue sólo una vez… y secretamente sabía que sólo lo hicieron por su bien, eso le impidió enojarse completamente.

    Había estado enojado en cada una de esas ocasiones, estado realmente molesto, pero ni siquiera Sasuke (¡ni siquiera él!) le había provocado amargura parecida a la que sentía en ese momento; él estaba furioso, airado, colérico y honestamente cabreado, mientras esperaba a Hinata Hyüga solo, sudoroso y exasperado, frente a su casa, bajo un árbol de mango que antaño le había parecido hermoso y que ahora sólo lucía como un palo más llenando el mundo.

    "Naruto, él último día del año…

    La voz de Kiba repitiéndose una y otra vez en su cabeza durante todo el viaje de regreso lo había sacado de sus cabales, y no hacía más que empeorar a medida que lanzaba patadas cortas y potentes contra el robusto tronco. —Mierda, mierda, mierda —gruñó, sintiéndose un poco más como bestia que como hombre, ignorando el agudo dolor que empezaba a aparecer ante los múltiples impactos, tratando de silenciar las palabras en su mente.

    besé a Hinata".

    —¡Joder!

    Las personas lo trataron como estúpido durante toda su vida, pero él jamás había creído ser uno… hasta ahora.

    Allí, con los puños y la frente contra la madera áspera, con los parpados cerrados fuertemente y la sangre corriendo una maratón por sus venas, Naruto Uzumaki se sintió realmente estúpido por primera vez.

    Era un reverendo idiota, punto, así estaban las cosas; porque había pasado cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día durante el último mes pensando en la hija mayor de Hiashi Hyüga, había soñado con ella cada maldita noche en Uzushio, pasó cada momento deseando escuchar su risa, perderse en sus hermosos y exóticos ojos de perlas, tocar sus mejillas sonrojadas, besar su tan apetecible boca, sentir su piel aterciopelada erizándose bajo su tacto, dedicarle roncos susurros suaves, deleitarse con los pequeños ruiditos de placer que ella inconscientemente exhalaba cuando la acariciaba… Estuvo todo el tiempo reviviendo cada instante, anhelando cada detalle.

    La última noche del año él se había dormido abrazado a la almohada, con su angelical rostro en la mente… mientras ella ignoraba su mensaje, porque estaba ocupada siendo besada por Kiba, ¡cómo culparla!

    El tronco recibió un nuevo golpe, esta vez por cortesía de sus nudillos, pero no sirvió de mucho. Estaba lleno de furia, de una ira abrasadora que le quemaba el estómago, cuando la voz temblorosa de Hinata sonó a sus espaldas llamándolo por su nombre. Él giró bruscamente y su mirada debió haber sido verdaderamente mordaz, porque la vio retroceder un paso casi inmediatamente. La estaba asustando, lo sabía, se notaba en sus pupilas vibrantes y en la forma en que se abrazaba a sí misma, pero no quiso hacer nada por evitarlo, no pudo hacer nada por evitarlo.

    Él estaba iracundo, triste, dolido, herido, sintiéndose tan traicionado y, sin embargo, allí estaba ella mirándolo con esos enormes ojos grises, con esa mezcla de temor y preocupación, con ese tembloroso labio inferior…

    Allí estaba ella luciendo hermosa -incluso más de lo que recordaba- y eso sólo lo hacía enojar más.

    —¿Q-qué sucede, Naruto-kun?

    —Nos vamos —habló rápidamente, rodeó su muñeca derecha y simplemente echó a andar, prácticamente arrastrándola tras de sí sin darle tiempo a nada más que soltar un chillido agudo.

    Naruto frunció el ceño, no sabiendo exactamente dónde ir, solamente teniendo claro que el impulso repentino de llevarla fue únicamente resultado del absoluto deseo por tocarla. Tocar… al menos la piel que cubría su pequeña muñeca.

    Luego bufó.

    No odiaba a Kiba ni a Hinata tanto como se odiaba a sí mismo.




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    Sasuke tomó una tajada de tomate del tazón sobre su escritorio, lo llevó a su boca y saboreó lentamente antes de tragar. Delicioso como siempre. Giró la página de su libro y una media sonrisa surcó su rostro; eran cosas como estas la que le hacían feliz: el sabor ácido de un tomate, la paz espiritual de leer un buen libro en soledad, con tranquilidad…

    Traducción: sin Naruto revoloteando cerca.

    Ojalá y se le volviera costumbre a la familia Uzumaki el desaparecer un mes al año. Él (y muchos más, se atrevería a decir) necesitaba de vez en cuando unas merecidas vacaciones de la gente escandalosa, risueña, gritona, fastidiosa, habladora, irritante…

    ¡Ey, teme, ¿a que no adivinas qué pasó´ttebayó?!

    Frunció el ceño. —Silencio, Naruto. Estoy leyendo.

    Solamente tuvo que pasar un segundo antes de caer en la cuenta de que estaba solo, sus ojos se expandieron sólo un poco antes de suspirar. Dios mío, tenía que estar enloqueciendo, era eso… No había otra explicación.

    ¿Qué de racional tenía que uno se pusiera por ahí a extrañar a alguien que anda caminando por el mundo sólo para joderle la vida?

    Eh… Sasuke-chan, ¿no me digas que…? Ah, vamos, no seas tímido´ttebayó~

    Una pequeña vena brotó en su frente. —¡Que no te extraño para nada, idiota!

    Un golpe seco.

    Sasuke abrió los ojos: había lanzado el libro con todas sus fuerzas en la dirección de su cama, justo donde solía sentarse el idiota a reírse y echar cuento. Aún con el brazo estirado y la rodilla flexionada en posición de lanzador, Sasuke bajó la cabeza, suspirando. En serio tendría que considerar la opción de una cita psicológica o psiquiátrica o algo así, necesitaba una terapia urgente. Eso de andar teniendo alucinaciones con un tipo no era sano… y –el Señor no lo quisiera-podía hasta diagnosticarse como "inicios de mariquismo" o algo así.

    —¿Sasuke?

    El azabache se irguió en un instante, tratando de actuar lo más natural posible. Miró a su hermano de pie bajo el umbral de la puerta. ¿Cuándo la había abierto? ¿cómo demonios no lo notó? Bueno, no importaba. Sasuke carraspeó. —¿Qué pasa, Nii-san?

    —¿Estás bien? —Itachi preguntó—, es que te escuché hablando sólo y parecías alterado. Sasuke, —los ojos de su hermano rodaron hacia el colchón—¿ese no es el libro que estás leyendo? Creo que… se le zafaron unas hojas.

    —Ah, sí, es que lo tiré.

    —¿Por qué hiciste eso?

    —Porque el protagonista es idiota y me recue-, ejem, porque la trama resultó ser muy predecible, me aburrió.

    Sasuke vio a su hermano mayor acercarse y recoger el libro con cuidado, acomodarlo un poco y luego depositarlo nuevamente en el escritorio. —Está bien, Sasuke —oh, él sabía que Itachi no se creía ni una palabra. Primero, era la persona que más lo conocía en el mundo. Segundo, era un maldito genio. —Pero creo que deberías ser un poco más cuidadoso si quieres ser un buen abogado.

    Y ahí iban de nuevo. Resistiendo la tentación de rodar los ojos, simplemente se sentó de nuevo en la silla de rueditas. —Sí, Itachi —asintió con voz cansina.

    —Bien.

    Sasuke frotó sus cabellos aliviado cuando Itachi se dirigía a la salida, lo último que necesitaba era a su hermano metiendo las paternales narices en su repentino momento de locura y hurgando en su futuro profesional, pero justo cuando se relajaba por completo, Itachi volvió a verlo desde la puerta. —A propósito, ¿no era hoy tu Inducción? ¿por qué no fuiste?

    Ahora sí rodó los ojos. —Era una cosa inútil. Además, tú puedes enseñarme todo lo que necesito saber sobre la universidad.

    —Ah… —él suspiró levemente, como diciendo "eres un caso perdido", y luego asintió—, pero sabes, yo esperaba que fueras, así al menos le harías compañía a Hinata-chan. La pobrecita estaba nerviosa, aunque intentara ocultarlo.

    Sasuke puso el codo sobre la madera e inclinó un poco su mejilla contra los nudillos. —¿Ah…? ¿Me volví yo ahora el guardián de Hinata? —preguntó más divertido que en serio.

    —No. —Itachi sonrió y, por algún motivo, tuvo una amabilidad malévola—Pero pensé que podrían ser buena compañía el uno para el otro… como ambos extrañan tanto a Naruto-kun.

    Mierda.

    Él había oído más de lo que decía.

    Sasuke frunció el ceño. —No me jodas.

    Lo último que se escuchó fue la risa ronca de Itachi y el sonido de la puerta al cerrarse.






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    Hinata no era tonta: se iba haciendo una idea sobre la razón de la actitud de Naruto. Porque, vamos, ella no había hecho algo lo suficientemente malo como para que él estuviera molesto (en realidad, no había hecho nada por lo que cualquier persona pudiera molestarse)… excepto, bueno, aquel roce casual con Kiba en la fiesta de fin de año.

    La pregunta era: ¿cómo se había enterado? Ella se había prometido contárselo personalmente, así que… bueno, no había un misterio real, la única otra persona que conocía sobre el tema era el segundo implicado, es decir, Kiba.

    Kiba Inuzuka había abierto la boca, ¿pero por qué?

    Que alguien le dijera porqué -por el amor de todo lo dulce e inocente del ancho, vasto y poblado mundo-él, quien se autoproclamaba su amigo, la había privado de la dicha de poder disfrutar la sonrisa brillante del rubio más guapo del que se haya tenido registro…

    Se sentía mal… Ella quería contarle sobre esa noche apropiadamente, por eso lo había postergado tanto tiempo, porque quería explicarle en persona y con total honestidad su versión de lo acontecido (que era la única versión existente en realidad), así que no podía evitar estar decepcionada de que las cosas se hubiesen tornado tan turbias.

    Inhaló y exhaló, mientras su muñeca era jalada y a duras penas podía seguir el paso del muchacho, pero esto no la ayudó a relajarse. Llevaban como tres cuadras largas recorridas y, teniendo en cuenta que lo que Naruto avanzaba en un paso ella lo hacía en dos, el aire empezaba a faltarle… Fue ahí que tuvo la certeza, el inquebrantable presentimiento punzante en el corazón, de que vendría lo que parecía estar presentandose cada vez con más frecuencia en su cuerpo: el mareo. Por esto cerró los ojos fuertemente, tomando aire en el proceso, con la esperanza de calmar la incómoda sensación que nacía en la boca de su estómago pero tuvo que cerrarlos inmediatamente presa de la inquietud, pues su vista parecía empañada y una enorme mancha negra la rodeaba.

    Tuvo miedo, su corazón latía más fuerte, y Naruto no aminoraba el paso. Ella podía tropezarse en cualquier momento así como estaba, con los parpados cerrados y la respiración agitada, además, se sentía tan inestable que casi quiso gritar (lo hubiera hecho, pero todo se atoraba en su garganta). Su mano derecha buscó a tientas y con desespero afianzarse al brazo que la guiaba. —Naruto… —jadeó, el kun perdiéndose en algún lugar de sus cuerdas vocales, al instante en que sus dedos se clavaron en la piel bronceada. Él se giró con una mueca de dolor en el rostro, pero ella ya no estaba segura de poder distinguir si era por la presión de sus dedos o por la herida de su alma. En realidad, ya no podía distinguir mucho. Lo importante fue que él la miró, ella trató de concentrarse en el azul de sus ojos para mantenerse a flote, y luego se detuvo tan bruscamente que lo único que sus piernas atinaron hacer fue enredarse entre ellas con torpeza y tropezar contra su pecho. Hubiera podido quejarse por el golpe en su nariz, pero no pudo hacerlo, pues el tenerlo tan cerca, el percibir su aroma delicioso invadiendo sus fosas nasales logró embriagarla al punto de hacerla cerrar los ojos nuevamente. Era real, sólo hasta ese momento lo creyó, antes –desde que lo había visto a las afueras de su casa-todo había parecido un sueño imperfecto… Sólo ahora que se aferraba a su camiseta negra, que aspiraba su olor y que él la sostenía entre sus fuertes brazos, Hinata sintió que estaba en presencia del verdadero Naruto.

    Nadie podía haberla culpado por empujarse más hacia él.

    —¿Qué sucede? —su voz le llegó profunda, en parte porque la escuchaba desde su pecho, y en parte porque él se esforzaba por mantener la actitud distante, pero luego de que le tocase la piel de uno de sus codos, ella pudo percibir la preocupación—Estás helada, Hinata.

    En un segundo, él la separó sólo un poco para apresar el rostro entre sus manos. —Estás pálida —susurró—, y sudando muy frío, maldición.

    Hinata suspiró. Aunque sus orbes plateados aún estaban protegidos por los párpados, el aliento de Naruto le indicó que estaba muy cerca.

    Ni siquiera había notado que sudaba frío, ni siquiera notó lo helada que estaba hasta que él lo dijo y, aunque fervientemente deseó decirle que la abrazara entonces, que le diera un poco de calor, no lo hizo, en cambio, le dedicó una mirada cansada y sin fuerzas. —Está bien, Naruto-kun… —su murmullo fue tan suave y ronco que se hubiese sorprendido si no estuviese tan internamente encandilada con el tacto de sus manos rasposas sobre la piel de sus mejillas. Se prendió suavemente de los antebrazos masculinos en una caricia tranquilizante—sólo estoy un poco mareada, ya pasará —le aseguró.

    Sus piernas ya se habían estabilizado y su visión recuperado la nitidez, pero Naruto no retiró las manos de su cara. Su ceño estaba levemente fruncido, pero su mirada tenía un toque de suavidad tal que logró que sus mejillas recuperaran el color. —No está bien…

    ¿Qué era lo que no estaba bien? ¿Que sus ojos fueran tan azules, sus cabellos tan dorados y su voz tan sensual? ¿Que el mareo volviera sólo por sentirlo cerca? ¿o acaso lo que no estaba bien sería el hambre voraz e indecente que empezaba a asediarla al bajar la mirada hasta sus labios?

    No estaba bien sentir la boca tan seca de repente… ni la necesidad incontrolable de ahondar el contacto, frotando la mejilla derecha contra su palma (lo que efectivamente hizo), pero lo que menos estaba bien era ese brillo de mal disimulada preocupación en los ojos bellos de Naruto.

    Hinata se impulsó de los antebrazos masculinos, acortando la distancia sólo un poco, proponiéndose demostrarle que no había ninguna razón para inquietarse, que ya estaba bien, y que si había algo en el mundo que le serviría para recuperar totalmente las energías lo involucraba a él junto a su boca. No estuvo muy segura de si él se humedeció fugazmente los labios o no, pero el hecho de que sus dedos bajaran un poco para tantear los costados de su cuello casi le provoca un suspiro.

    Lo que definitivamente no estaba bien era que se hubiera ido por tanto tiempo. Un mes, una eternidad. —Te extrañé… —susurró justo cuando los párpados descendían para cubrir los iris azulados. Ese fue el error.

    Naruto ensanchó los ojos con horror, casi como si hubiese sido golpeado por una maligna revelación, y se alejó de ella como si quemara, tan rápida y bruscamente que la sorprendió. —¿Q-que-?

    —¿Puedes caminar? —su tono fue firme, pero apagado, al igual que su mirada.

    —S-sí, pero-

    —No —él negó cortantemente, como si estuviera discutiendo consigo mismo—, no voy a arriesgarme.

    Luego, cuando Hinata pensó que no podía estar más desorientada, él le dio la espalda, se agachó y lanzó la siguiente orden con ese tono imperativo e irrefutable que ella, hasta esa tarde, desconocía que tenía: —Sube.






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    Era un jodido idiota.

    Ahora sí quedaba completamente claro: era un pendejo irremediable.

    ¿Cómo era que de estar furibundo con Hinata había podido pasar al estado de idiotizado con ella?

    No tenía excusa.

    Pero si la tuviera sería… que ella era tan irresistible, y lucía tan frágil, que lo había asustado la palidez en su hermosa tez y sus ojos opacos, y que se sentía tan bien cuando tenía su pequeño cuerpo cálido contra el suyo, y que su voz era tan increíble… ¡Pero no, nada de eso valía!

    "No está bien…"

    Casi había caído, casí, prácticamente había derrumbado las barreras y estaba a punto de lanzarse contra su boca, eso lo hubiese hecho falsamente feliz, pero afortunadamente ella había pronunciado las palabras mágicas: "Te extrañé", y fue como un polo a tierra, como un cimbronazo fuerte en su pecho, en sus sienes, porque no era verdad; ella había estado feliz compartiendo besos con Kiba en fiestas de año nuevo, no extrañándolo.

    Sí, seguramente cuando sintió la respiración de Kiba contra su piel, antes de ser besada, él no había estado en su cabeza.

    Te extrañé, dijo ella, y eso lo devolvió al mundo real. A la realidad donde él estaba herido y enojado.

    —¿A dónde vamos, Naruto-kun…?

    La piel de su nuca se erizó instintivamente. Maldita sea. La acomodó nuevamente sobre su espalda, antes de contestar lo más toscamente posible: —A columpiarnos.





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    .

    Era esa hora en la que no sabes si decir "buenas tardes" o "buenas noches", pues la mitad del cielo se pintaba de día y la otra de noche. Era esa hora en la que los padres empiezan a llamar a sus hijos porque es demasiado tarde para jugar en el parque y, aunque también es demasiado temprano para ir a dormir, hay que hacer los preparativos para ir a la cama, y los preparativos que se necesitan para que un niño pueda ir a la cama son varios y dispendiosos; incluye la cena, el baño, la pijama, los berrinches de "no tengo sueño", la lectura del mismo cuento leído desde el nacimiento y luego, a mitad de este, finalmente el infante cae como una roca.

    Quizá era por esto que los columpios estaban desiertos: las madres y padres ocupaban la presencia de los menores para llevarlos a dormir, ellos eran imprescindibles en el proceso y esta era la razón por la que Hinata y Naruto permanecían sumidos en la soledad y en el más profundo silencio, sólo roto por el leve chirrido metálico de las sillas al mecerse.

    Hinata se mantenía quieta en su asiento, solamente jugando con sus pies, mientras que Naruto estiraba y encogía las piernas para elevarse más y más en el suyo.

    Ninguno hablaba, porque ninguno tenía realmente claro lo que debía decir; ninguno era lo que se dice bueno con las palabras. Hinata era especialmente torpe para dar explicaciones y excusarse por un error (generalmente no debía hacerlo, así que era inexperta en el área), Naruto, en cambio, era genial para las disculpas… pero el estar en el lugar de la persona que exige explicación representaba un cambio drástico. Él era muy explosivo y tendía a escoger las palabras equivocadas en los momentos de efervescencia y calor, esta era una parte de él que secretamente siempre lo había asustado, pues era la parte a la que podía culpar de todos los problemas y malas situaciones por las que había pasado en sus diecisiete años de existencia, por eso se estaba reservando, quizá preparándose mentalmente para empezar con lo inevitable.

    Una brisa suave le acarició las marcas de sus mejillas y, tomando esto como una señal, decidió dejar de aplazar lo inaplazable. —Kiba me habló esta mañana —dijo sin dejar de elevarse. A su derecha Hinata tembló, pero él continuó, con la mirada fija en el cielo multicolor: —. Mencionó algo sobre el último día del año, ¿sabes de lo que hablaba?

    Ella asintió, pero como no la miraba aún y como el sonido del óxido se hacía más fuerte tuvo que proclamarlo en voz alta. —Sí.

    Entonces él frenó en seco y el arrastre de sus pies en el suelo de tierra alzó una polvareda. Los ojos perlas se chocaron contra un azul tormentoso. —¿Lo sabes, Hinata? —preguntó, sus dedos aferrándose más a las cadenas del juego.

    —N-Naruto-kun, no es lo que-

    —No pienses en decirme que no es lo que estoy pensando —la cortó inmediatamente, apretando la mandíbula—¡lo besaste, Hinata! ¿qué se supone que debería pensar, maldita sea?

    Hinata se mordió el labio, encogiéndose un poco por el timbre de su voz. Toda la razón del mundo habitaba en las palabras de Naruto… ¿Qué pensó que podría decir ante eso? ¿qué pensaba que él podría comprender? La verdad fuera dicha: ella se sentiría igual o peor si intercambiaran de puestos. No había forma de pedirle que tratara de comprender algo que sólo lograría entender si se metiera en su pellejo o, si fuese necesario, en el de Kiba.

    —Yo no lo sé…

    Naruto asintió. —No lo sabes —dijo, frunciendo el ceño y desviando su mirada al frente, hacia el arenero ubicado a unos metros—, vaya, eso me hace sentir mucho mejor.

    —L-lo siento, Naruto-kun, yo-

    —¡Ssshh! —la calló con un sonido fuerte, dándole una mirada venenosa de soslayo—No digas nada. Tú no sabes nada, nada de nada, ¿así qué para qué hablar? ¡ya, es mejor así entonces! Tú no sabes nada, luego soy yo el que no sabe nada, ninguno sabe nada y todos felices.

    Y antes de que Hinata pudiera siquiera procesar el significado de su pequeño discurso irónico, él se puso bruscamente de pie y empezó a andar, sin decir una palabra más, sin compartir una última mirada, simplemente se sacudió los pantalones y emprendió la marcha. Ella, por supuesto, no tardó en imitarlo. —¿A dónde vas? —preguntó al estar lo suficientemente cerca. Logró alcanzar su codo izquierdo, pero él se sacudió y se liberó efectivamente. Dolió.

    —¿No es obvio? —respondió con voz agria, su porte recto denotaba que estaba seguro de su destino—: Voy romperle el hocico a Kiba.

    —¡No!

    ¿Que no? Naruto se giró bruscamente, en sus orbes brillando el más intenso fuego. —¿Me estás prohibiendo hacer algo, Hinata? —desafió dando dos pasos en su dirección, obviamente teniendo claro que podía intimidarla fácilmente—¿Piensas que puedes detenerme´ttebayó?

    La vio congelarse y bajar la mirada, antes de bufar: —Eso pensé —, sin embargo, cuando estuvo a punto de girarse, ella lo detuvo de nuevo tocándole el brazo.

    —Kiba-kun no tuvo la culpa —declaró con firme convicción, y eso… sólo lo empeoró todo.

    —¡Entonces fuiste tú! —acusó, empezando a hacer ademanes con sus manos de manera incontrolable.

    —¡No!

    —¿No lo besaste acaso?

    —Bueno… sí, ¡pero no es como lo quieres hacer ver!

    Naruto se llevó las manos a la cabeza. Esa mujer era increíble. —¡Ah, como yo lo quiero hacer ver!

    —¡Sí!

    —¡Pues perdóname por ser tan injusto!

    Hinata internamente se reprendió por discutir, pero era algo que no podía evitar. Y era extraño, ella nunca había estado en una situación semejante, pero al parecer su desesperación por explicarse la hacía sentirse enojada, no con Naruto, sino con ella misma por su incapacidad. A este punto, ella sabía que ambos tenían la cabeza caliente y el volumen subía.

    —¡Y encima si no es por Kiba no me entero de nada!

    Esto la golpeó. —¡Eso no es justo, yo iba a decírtelo! —exclamó airada.

    —¿Sí? —él abrió los ojos, fingiendo estar sorprendido—Dime: ¿pensabas hacerlo antes del juicio final o…¡antes de que se acabe One Piece!?

    ¡Jesús, qué hombre más exagerado! ¡el final de One Piece, ja! ¡pasarían dos calendarios mayas enteritos y aún no se habría acabado!

    —¡Obviamente antes del juicio final!

    —¡Ajá!

    Se cubrió la boca con las manos, cayendo en cuenta, ¡él la hacía decir cosas tan estúpidas!

    —N-No… Quiero decir… —balbuceó rápidamente, sintiendo que la sangre subía poco a poco hasta sus mejillas. A pesar de esto, sacudió la cabeza con fuerza, desprendiéndose de la vergüenza y protestó—Quería decírtelo personalmente, y no se suponía que volvieras aún, ¿por qué no me avisaste que venías?

    Naruto se llevó las manos al pecho.—Perdóname por no avisar, Hinata, en serio, mil disculpas —dijo—. La próxima vez te llamo una semana antes, así puedes calcular el tiempo que te queda ¡para besar cómodamente a Kiba!

    —¡Yo no quiero besar a Kiba!-kun

    —¿Ah, no? —sus cejas rubias se unieron un poco más—¿a quién quieres besar ahora, eh?

    —¡Pues a ti, t-tonto!

    Por un instante, él boqueó como un pez fuera del agua, y ella apenas se sonrojó al escuchar su grito, sin embargo, decidió no dejar que su vergüenza la detuviera. Por segunda vez, sacudió su cabeza buscando borrar el rojo de su rostro (aunque claro, no fue completamente posible) y mantuvo su mirada alta, retándolo a buscar rastro de falsedad en sus ojos aperlados: —S-siempre he querido besarte sólo a ti, Naruto-kun.

    Él la miró un segundo, con un gesto algo parecido a la sorpresa prendado en su cara, pero luego su expresión cambió a una de escepticismo total. No se iba a dejar vencer fácilmente por ese adorable rubor y esos atrevidos ojos tímidos… Sería mejor si se daba la vuelta. Lo hizo. —Mentira —aseguró—, no me deseaste a mí aquella noche.

    Mientras Kiba te entretenía…

    Hinata se mantuvo estática. Él había hablado con tanta amargura, con tanta pesadumbre, con el orgullo tan mortalmente herido… que simplemente no supo reaccionar, la sensación fue análoga a la de un golpe brutal en la boca del estómago, la dejó sin aliento (pero no de la forma que disfrutaba). Verlo tan abatido era mortal. —Tengo que patear el culo de Kiba… —le oyó murmurar para sí agriamente, antes de emprender nuevamente el paso.

    Y fue ahí, cuando él se fue, que todo terminó… o empezó (no lo sé con certeza, habría que aclarar qué terminó y qué empezó, pero fue tan confuso, incluso para ellos). Lo único real fue que para Hinata el tiempo se detuvo… por ocho segundos.

    Uno: la espalda del hombre que amaba se alejaba más y más. ..

    Dos: el pavor violentando cada uno de sus sentidos, sacudiéndola de pies a cabeza, porque era verdad; él se iba y ese podía ser el final. Él realmente podía dejarla sola, concluir el Naruto y Hinata que siempre habían sido…

    Tres: sus piernas moviéndose con desenfreno. No supo cuando había empezado a correr, pero él parecía inalcanzable…

    Cuatro: el tembloroso, el desesperado grito de "¡Naruto!" que violentó a su garganta, que la comprimió hasta casi causar dolor….

    Cinco: la sorpresa en sus ojos de diamante al verla correr hacía él…

    Seis: su anterior mencionado estado permitiéndole llegar frente a él para aplicarle una pequeña técnica de lucha y hacerle perder la estabilidad…

    Siete: su exclamación al caer de espaldas en el arenero…

    Ocho: su gesto anonadado al descubrir que ella formaba una cárcel con su cuerpo justo sobre él.

    Él había hecho suficiente por ella, suficiente por redimir sus propios errores, suficiente por demostrarle sus sentimientos, suficiente por hacerla feliz… y si ahora era su turno de rogar, lo haría. Le demostraría su arrepentimiento, sus sentimientos, le demostraría que lo pasado con Kiba no significó absolutamente nada, que los únicos besos que anhelaba eran los suyos… y lo haría a las buenas o a las malas.

    —Hi-Hinata —su voz se redujo a un nivel tenuemente ronco, pero conservó el toque inquebrantable—, quítate de encima, no quiero tener que ser brusco´ttebayó.

    Ella le sonrió por primera vez antes de inclinarse en un ángulo en que sus labios pudieron rozar la piel de su oreja. —Quizá tengas que serlo… Naruto-kun.




    .


    .

    Bien, tenía que decirlo, eso no se lo esperaba. Las personas siempre decían que era el más impredecible de Konoha, pero obviamente eso era porque no conocían a Hyüga Hinata o, al menos, no lo hacían realmente. Él un segundo estaba caminando y balbuceando todas las posibles opciones para la muerte de Inuzuka Kiba y luego, en un dos por tres, estaba acostado sobre la arena y sólo existían esas perlas brillantes frente a él exudando determinación.

    —Hi-Hinata —se sintió un poco estúpido por el tartamudeo al pronunciar su nombre. Lo hubiese querido o no, ella lo había logrado desubicar por completo, sin embargo, trató de mantener las distancias de alguna manera, no importando lo cercano de sus cuerpos—, quítate de encima, no quiero tener que ser brusco´ttebayó.

    Pero luego ella sonrió y, oh, esos labios eran tan hipnóticos… y él juró que iba a besarlo, pero ella, haciendo honor a su capacidad latente de causar sorpresas, se desvió del camino. —Quizá tengas que serlo… Naruto-kun —dijo para, a continuación, hacer esa cosa deliciosa en su oreja con su boca.

    No sabía exactamente qué hacía con esta zona llena de terminaciones nerviosas, pero lo volvía loco. Tuvo que morderse el labio, y sus párpados se entrecerraron. Si ella quería hacerlo bajar la guardia, definitivamente había elegido la opción acertada. Sentía como sus labios besaban discretamente su lóbulo, mientras de manera delicada y caliente su lengua juguetona acariciaba el área extra-sensible tras la oreja. Naruto se preguntó fugazmente si ella sería consciente de los pequeños ruiditos que escapaban de su boca y que, junto al sonido de su respirar, le causaban delirios, pero no tuvo mucho tiempo de cuestionarse, porque cuando ella pasó su lengua por el pabellón de su oído, brindó un suave mordisquito y tocó la concha de éste apenas en un suave roce con la punta de su húmedo órgano muscular (suspirando de paso sobre su piel), él dejó de pensar.

    Ella estaba ahí, sobre él, estimulándolo con deliciosos besos, acariciando sus hebras doradas… en el arenero de un parque completamente vacío, con la oscuridad de la reciente noche ofreciéndoles escondite. ..

    —H-Hinata… —llamó en un frágil gorjeo. No había notado que sus propias manos ya amasaban suavemente las caderas femeninas—, basta, en serio.

    —Naruto-kun —¿desde cuándo su nombre sonaba tan sensual? La vio retroceder sólo al punto en que sus miradas se conectaron. Sus ojos claros estaban embotados de un sentimiento intenso e inexplorado, tan inquietante que le hizo erizar la piel y sus mejillas tenían un tinte rosado absurdamente lindo. Ella mantenía la estabilidad posando solamente su palma derecha en la superficie arenosa, justo a un lado de su cabeza, y él no pudo evitar centrar su mirada en los largos hilos de cabello oscuro que se deslizaban seductoramente sobre la piel pálida de su hombro desnudo (pues no usaba mangas).

    No se había acercado a su boca, pero ya lo tenía sin aliento.

    Y cuando ella acercó hacia su rostro la mano que no ocupaba para sostenerse y repasó con sutileza las tres marcas de su mejilla, tuvo que luchar contra el deseo de cerrar los ojos y soltar un suspiro; estaba absorto en su piel, hechizado con su toque, fascinado con su cercanía, pero luego, cuando Hinata habló con un tono cálido de súplica, su cuerpo entero vibró: —Deja que te bese, por favor…

    ¡No, Naruto, no! ¡está jugando sucio, tienes que resistir´ttebayó!

    Todo sucedió rápido; —¡No, Hinata, no! —, tan rápido que no pudo advertir con certeza el momento en Hinata había pasado de mirarlo desde arriba a observarlo con esa genuina sorpresa justamente en frente suyo, de manera vertical. Debió haberse incorporado con excesiva velocidad, porque ella aún lucía totalmente perdida así como estaba, sentada en su regazo—, ¡estás jugando sucio y no voy a caer´ttebayó!

    Y sin embargo, sus manos aún se aferraban firmemente a sus exquisitamente anchas caderas… joder.

    —¿J-jugando sucio? —parpadeó.

    —Sí, usas esa cosa deliciosa que haces con mi oído en mi contra. Y también está esa vocecita tuya y esos gemiditos que… ¿por qué tienen que sonar tan bien, ah? Eso es jugar muy sucio, Hinata.

    Sus mejillas se colorearon de un rojo brillante y, se atrevería a decir que como consecuencia, su rostro se inclinó, mientras iniciaba ese ya tan familiar jueguito con sus índices. El flequillo intentaba ocultar su vergüenza, pero esta era palpable. —L-Lo siento, y-yo… —balbuceó débilmente—, y-yo… no intento jugar sucio, sólo… yo sólo…

    Hacía mucho tiempo que Naruto no la escuchaba tartamudear tanto, talvez años, e inconscientemente quiso terminar la oración. —¿… sólo quieres besarme?

    A continuación, ella lo miró con ojos tímidos antes de pronunciar un suavísimo "ujum", él pudo advertir la forma en que se mordía el interior del labio disimuladamente y, aunque pudiera parecer tonto, el pensamiento de que podía hacerla pedir un beso hinchó un poco su ego. Tuvo que pasar saliva, pues de repente su boca se sentía como un desierto, y hundió mínimamente los dedos en la carne de sus caderas. Podía sentir como esto aumentaba el ritmo de las respiraciones en ambos… su palpitar se hizo más fuerte al ser consciente de que Hinata estaba sentada en sus piernas, viéndolo con anhelo y prácticamente rogándole por algo que había querido hacer desde que la miró salir de su casa con aquella pijama corta y con Kyübi en brazos, no, en realidad, era algo que había deseado desde hacía más de un mes.

    Cerró los ojos con fuerza, buscando la calma necesaria para pensar apropiadamente, eludiendo la imagen tentativa del frente. Unas pequeñas manos se posaron sobre la tela que cubría su pecho y sintió desinflarse. —¿Naruto-kun? —oyó su llamado nervioso.

    ¿Ella habría pronunciado el nombre de Kiba de igual manera?

    —Joder, Hinata, no hagas esto, no estés jugando conmigo —murmuró clara, pausadamente, aún sin atreverse a abrir los ojos. Suspiró. —No puedo perdonarte, ¿dónde quedaría mi orgullo entonces?

    Una parte de dicho orgullo se desmoronó con la sensación de algo liviano contra sus labios, de sólo un roce que lo hizo tensarse. —Perdóname…

    —No —fue su débil respuesta.

    ¿Qué tenía ella que nada más con la insinuación de un beso lo hacía temblar como gelatina?

    —Kiba-kun estaba un poco ebrio… —dijo.

    —No me importa.

    —…y tengo el presentimiento de que… lo hizo para que una muchacha se alejara.

    ¿Una que tenía una joroba? Él había mencionado algo así antes de que le gritara "¡bastardo, voy a matarte!" y cortara la llamada. Se mordió la lengua para evitar preguntar. —¿Y eso te molesta? —fue lo que salió en cambio.

    —No —Hinata se mantuvo en silencio un instante en que la escuchó suspirar—. Yo… es difícil de explicar y también sé que es difícil de entender, pero… lo que quiero decir es que no fue un beso de ese tipo… del tipo…

    Los orbes azules se abrieron con curiosidad. —¿De qué tipo, Hinata?

    —Del tipo… —ella pasó saliva con lentitud, antes de enfrentarse a su mirada—, del tipo que tú me das.

    Su estómago se comprimió un poco de manera placentera al escucharla, pero continúo intransigente. —Un beso es un beso.

    —Eso no es cierto —se apresuró a corregirlo—, los que tú me regalas son… —ahí se trabó, mientras su rostro nuevamente se ruborizaba y huía de su mirada marina—diferentes.

    —¿Qué se supone que eso quiere decir?

    Naruto sintió que sus manos arrugaban su camisa en pequeños puños. —Que el beso con Kiba-kun no fue un beso real como los que guardo para ti… sino, no puedo explicarlo bien, como… cuando te despides de un hermanito o de un primo o…no sé.

    —Para mí lo que hicieron sigue sonando como un beso y ya está.

    Sus labios se fruncieron en un gesto lindo de frustración, sus cejas oscuras se acercaron un poco la una a la otra, y él sólo se quedó mirándola pensar, esperando internamente ansioso por la siguiente cosa que se le ocurriría decir, la siguiente explicación que daría, pero, aunque ciertamente estaba esperando una respuesta, las palabras que salieron de su rosada boca fueron tan inesperadas que lo golpearon en el pecho y lo hundieron en el silencio. Las palabras sólo flotaron un rato en el aire entre ellos:

    —Entonces, ¿los besos que le diste a Sakura-chan son iguales a los que me das?

    ¿Qué podía decir? Era oficial: Hinata Hyüga era la persona más impredecible de Konoha y la única que lograba ponerlo fuera de base. Parpadeó. Una, dos, tres veces. Aunque había intentado ocultarlo, el color de los celos pintaba por completo la repentina pregunta. Ella estaba celosa, pero… cuando la miró cuidadosamente, Naruto descubrió que también esperaba con ansiedad una respuesta. La respuesta la aterraba, pudo leerlo en las pupilas aperladas que se movían inquietas y en aquél hábito secreto de morderse suavemente la mejilla cuando estaba angustiada; ella estaba asustada y, sin embargo, era él quien tenía un nudo en la garganta y la lengua enrollada, además, para colmo, ya estaba sintiendo que sus cachetes se enrojecían.

    ¿Qué si los besos dados a Sakura eran los mismos con las que la arrullaba a ella? ¡qué cosa! Comer el fruto del árbol de la vida no era tan siquiera comparable a la sensación de besar su boquita judía. Cuando él la besaba caía de lleno, entero, perdía toda su voluntad y simplemente se volvía su muñequito de juego; se desesperaba, pero era un tipo agradable de desesperación, y siempre quería más y más, sin límites, sin control, sin escrúpulos.

    Besar a Hinata Hyüga era alcanzar la gloria. O quizá así lo sentía porque estaba perdido en el amor con ella.

    Pero…

    —Agh, eso no tiene nada que ver´ttebayó —dijo con un quejido profundo, rascándose la cabeza—. No me cambies el tema, Hinata, que bien sabes que me vuelves loc-uhm…

    La princesa Hyüga había perdido la paciencia. De un repentino, pero no por ello menos fino, movimiento tomó los costados del masculino rostro bronceado y se acercó para hundir sus labios en un beso firme y profundo, pero corto, como el abrebocas de un delicioso festín. Naruto no se movió. Se sentía entumecido, sus ojos azules estaban completamente abiertos, pero ni siquiera la sorpresa fue capaz de reprimir el impulso de pasar suavemente la lengua sobre su propio labio para humedecerlo, para saborear la poca esencia que el contacto pudiese haber dejado, mientras sus miradas se chocaban nuevamente. —Basta, Hin-

    —No —la sangre se aceleró en sus venas cuando ella posó el pulgar en la comisura de su labio, dejando una fugaz caricia, mientras sus preciosos ojos grises delinearon su boca con lentitud—, no voy a dejar que me alejes por un estúpido error de mi parte, Naruto-kun.

    Se sintió un poco como si hubiesen cambiado de lugares. Ella lucía tan decidida y audaz, mientras él se sentía cada vez más tímido y acorralado.

    El asunto no mejoró cuando pequeños besos fueron depositados de forma dulce en la zona sensible cerca de su boca, sobre sus labios… besos dulces y cortos, cargados también de una pizca de sensualidad que empezaba a trastornarlo, pues ella era insistente y empezó una y otra vez a involucrar la punta de su lengua en el delicioso gesto cariñoso, invitándolo tímidamente a iniciar el movimiento pertinente. —Estoy dispuesta a suplicar… —ella susurró sobre la piel de su quijada, y unas cosquillas satisfactorias lo sacudieron. A duras penas podía mantener los ojos entreabiertos, sólo por el placer que le suponía verla tan cerca, con esa inusual mirada hambrienta en las perlas que tenía por ojos y las mejillas sonrojadas, recorriéndolo con su boca. Tan preciosa…

    —Hinata, yo-

    Volvió a interrumpirlo, mordisqueando su labio inferior con los suyos y, claro, estirándolo suavemente después. —Naruto, estoy enamorada de ti —murmuró de repente, exhalando hondamente. Naruto sintió sus manos que masajeaban cariñosamente los cabellos de su nuca y, oh, esa mujer lo estaba haciendo perder todos los sentidos, cerró los ojos cuando la piel bronceada se unió a la pálida en el punto de sus frentes. Él cerró los ojos, sabiendo que ella también lo había hecho. —E-estoy enamorada de ti desde hace tanto tiempo que no puedo recordar exactamente el momento… —dijo, tan suave y bajo, como el más precioso de los secretos. Podía sentir su respiración tocando su rostro, arrullándolo—Me encanta cada cosa de ti. Tu sonrisa, tu voz, la normal y la de gripe, tu rebelde cabello dorado, tus dattebayos, tu obsesión por el ramen, tus fuertes carcajadas… Me gusta tu ingenuidad, el ánimo de niño que nunca te deja, me gusta tu sinceridad apabullante, me gusta la forma en que me miras cuando piensas que nadie se da cuenta, me fascinan cada una de tus ideas y tus juegos, me encantan tus conversaciones telefónicas en las que sufres de colapsos por desbordamiento de ternura que, por cierto, no existen… pero amo cuando los sufres. Quedo prendada de ti cada vez que eres gentil, cada vez que tu nobleza reluce, cada vez que ayudas a alguien… Eres tan colaborador, tan sencillo, tan jovial, me haces sentir orgullosa de conocerte, de ser tu amiga, de quererte. Ah, y me gusta la forma en que tus ojos brillan cuando miras por el ventanal de mi cuarto y el gesto de tu cara cuando hablas de Jiraya-sama llamándolo "sabio pervertido", ¿y sabes que tu mueca es adorable cuando tu comida está demasiado picante? Amo que odies el maní, porque me fascina y termino comiéndome el tuyo… Me gusta la forma como luce el color naranja en ti, me gusta tu piel bronceada, adoro las marcas en tu mejilla que te dan un aspecto tan minino y, por sobre todas las cosas, me encanta la forma en la que te rascas la nuca y el rubor que se forma en tus mejillas cuando estás nervioso.

    —Hinata, tú-

    —Shh… —él apretó suavemente su cintura en señal de asentimiento y tragó saliva. Ella ya lo tenía en sus manos—Lo que siento cuando estoy contigo… no, simplemente cuando te pienso, es tan fuerte que me sacude entera y llega a asustarme… pero me gusta. Me gusta amarte, Naruto-kun, mi amor por ti es lo más grandioso que he descubierto en mi vida… y tienes que creerme cuando te digo que este tiempo que estuviste lejos pasó tan lento, los días parecían años, y nada era lo mismo sin ti… No paré de pensarte y sé que puede sonar terrorífico o raro, pero a veces escuchaba tu voz en mi cabeza —Naruto no pudo retener una pequeña risa y la sintió tensarse, pero luego, siendo consciente de su error, tanteó con sus manos el camino hasta sus mejillas calientes y las dejó descansar allí, jugueteando con sus dedos pulgares sobre la piel suave por un instante. Ella suspiró suavemente ante el gesto íntimo—; te extrañé tanto.

    Se separó un poco, ambos se miraron de nuevo.

    —Hi-

    —Mucho, en serio.

    Él chasqueó la lengua, riendo. —Joder, ¿cuándo dejarás de interrumpirme?

    —L-Lo sien-

    Y entonces fue su turno de cortarla a media disculpa, lo hizo ocupando su boquita de muñeca en algo más productivo, la besó como si no hubiera un mañana. Acarició su rostro y acomodó algunos mechones de cabello azabache tras las pequeñas orejas, mientras se movía contra su boca. —Mmm… —ella se quejó cuando él se separó un instante con la intención de observarla; los perlados ojos entrecerrados, los labios entreabiertos y las mejillas rosadas conformaban un cuadro que se aseguró de guardar celosamente en su memoria. Le dedicó una sonrisa cómplice y presionando con sus dedos la delicada nuca de Hinata, la incitó a inclinarse un poco más.

    Había arena en partes de su cuerpo que la arena nunca debería tocar, pero no le importaba en absoluto. Sólo importaba ella.

    En un fugaz movimiento, su lengua conquistó la cálida cavidad, encontrándose con una compañera que, aunque fuerte, actuaba sumisa en su presencia. Los brazos de Hinata lo rodearon de la cintura, apretándolo con fuerza, provocando que un gruñido brotara de su garganta. —¿Por qué… —balbuceó sin darle tregua, arrastrando su boca sobre la piel de su quijada, de su barbilla, devolviéndose a las comisuras de su boca, mientras ella trataba de respirar consistentemente—por qué tus besos tienen que ser tan buenos, ah?

    La forma en que parecía derretirse contra su cuerpo, los suaves quejiditos que emitía cuando él le mordía juguetonamente el labio o rozaba intencionalmente sus lenguas… las manos que se apegaban a su espalda, los dedos ágiles que bailoteaban y se enterraban en esta…

    Naruto estaba enloqueciendo.

    —¿M-mejores que… —ella jadeó, subiendo los brazos alrededor de su cuello y atacando nuevamente el punto débil de su oído—, mejores que los de Sakura-chan?

    Y ahí iba su obsesión por Sakura nuevamente. Naruto hubiera reído si ella no fuera tan malditamente genial en aquella cosa que hacía con su oreja, en cambio, se entretuvo un poco acariciando su espalda, entrelazando sus dedos con las hebras brillantemente oscuras y largas, sintiendo el olor a romero de su cabello y el de vainilla (presente en su piel) mezclándose en un aroma embriagante, mientras se dejaba hacer. —¿Quién es Sakura? —bromeó con voz ronca y perversamente suave—Afrodita me dijo que te pidiera que, por favor, le compartieses tus tips para chiflar a los hombres´ttebayó.

    Él no lo sabía, pero ella secretamente amaba cuando daba vida a seres de la mitología. La hacía sentir como en un cuento.

    Su risa débil vibró en el oído de Naruto y, seguidamente, vino un mordisco tan sutil que lo obligó a morderse el labio. —¿Sí?

    Él apretó ligeramente sus omóplatos y acercó los labios hasta rozar la piel suave de su cuello.—Sí —dijo, arrastrando su boca en búsqueda del punto exacto donde pudiera sentir su pulso. Le gustó la manera en la que ella se aferró más a él, le gustó la forma en que su cuerpo se tensó y su dermis se erizó, pero lo que le cautivó fue el oírla suspirando su nombre.

    —Naruto…

    Vamos, que era delirante. Y ni siquiera le importó que el trabajo espectacular que estaba haciendo a los alrededores de su oreja se detuvieran, no le importó en absoluto, porque fue recompensado con el tenerla sumisa y mansa en sus brazos, quejándose del gozo que él le provocaba.

    —Pero yo le respondí que no fuera tonta —siguió murmurando, a la vez que depositaba los mimos a lo largo de su cuello. Ella le acariciaba el cabello con los diez dedos que poseía en las manos—… que esos tips sólo te sirven a ti, y que sólo te funcionan conmigo.

    —¿Los tips que chiflan? —ella ronroneó—¿te han afectado, Naruto-kun?

    —Exacto —no pudo reprimir una sonrisa—, ¿no puedes notar lo loquito que me traes, Hinata? —a este punto ya había retornado hasta su lindo mentón, arrastrando las palabras consigo. La escuchó reír, sin embargo, era lo suficientemente perceptivo para saber que estaba avergonzada. Siempre que él decía algo bonito, ella reía de esa manera para ocultarlo. Esto hizo que su sonrisa se ensanchara ligeramente, antes de rozar sus labios—Y, por si no ha quedado lo suficientemente claro, tus besos son los mejores y estoy enamorado de ti y… ¿sabes qué? Voy a gritarlo.

    —¿Q-qué? No, no, Naru-

    Pero fue demasiado tarde. Él se echó hacia atrás, cayendo de espaldas sobre la arena nuevamente y estiró los brazos. —¡Estoy enamorado de Hinata Hyüga, que les quede clarito a todos´ttebayó!

    —No hagas eso, p-por favor.

    —¿Eh? ¿Por qué? —su risa sonó estruendosa en la pasividad de la noche. El lugar estaba vacío, pero bien era cierto que los vecinos podrían fácilmente oírlo—¡Que todo el mundo sepa que estoy enfermo —alargó la "o"—de amor!

    Era tan gracioso ver su cara sonrojada y su expresión inquieta. —D-detente, Naruto, la gente pensará que estás ebrio…

    —¡Ebrio! —gritó más fuerte. Secretamente sólo quería abochornarla más. A él le valían los vecinos o los vagabundos o lo que fuera—. ¡Es verdad, no lo había notado! ¡Pero si estoy totalmente ebrio de Hinata Hyüga, joder!

    Rió más fuerte, mientras ella trataba por todos los medios de cubrirle la boca. Nada funcionaba, pues él se removía o juguetonamente mojaba su palma con la punta de la lengua, haciéndola retroceder y chillar. —¡Y escuchen bien, voy a casarme con ella, vamos a tener ocho hijos y le compraré una casa enorme para criarlos! ¡y aunque nos hagamos viejos no voy a dejar que la llama se extinga y haremos el am-!

    Ella lo calló de la única forma efectiva; besándolo con fuerza. Y mientras correspondía efusivamente al cariño, Naruto sólo podía decirse mentalmente que definitivamente sus declaraciones se iban a volver una realidad, como fuera.

    Que no le importaba más si ella había besado a Kiba, porque ella lo amaba y lo anterior no tuvo un significado real. Él no iba a perderla por eso. Además, se dijo, no puedo reclamar nada después de tanto embarrarla. No podía pretender llegar a exigir explicaciones cuando él había pasado años sin percibir el amor que sentía por ella, cuando la había besado aun teniendo novia, cuando la había puesto en una encrucijada, cuando se enojó y no volvió a hablarle hasta la graduación… y después, cuando le confesó su amor en ciclovía para largarse al pueblo de sus padres justo al día siguiente. Mierda, que hasta hubiera sido posible encontrarla casada y con hijos al volver y, aun así, no podía haberle hecho reclamos.

    Era comprensible que ella pudiese haber estado confundida, pero Naruto tenía claro que ese no era el caso. Lo de ella y Kiba simplemente había sido una forma de decirse "adiós" sin saberlo, lo sabía, Kiba lo había hecho para despedirse… porque ahora ella sólo le pertenecía a él, después de tantos años de infancia en los que era compartida por ambos.

    —Estás muy loco, Naruto-kun.

    La vio tumbarse a su lado en la arena, con ese brilló extraño en sus ojos de perlas, con un gesto de la satisfacción más pura, y que lo partiera un rayo si ella no era la cosa más linda del universo.

    Estaba llena de arena fina y, sin embargo, lucía impecable para él.

    Se acercó para besarla en la mejilla y, justo cuando iba a susurrar su primer "te amo", su nombre dicho por una voz helada le erizó la piel.

    —Naruto —sus ojos azules subieron asustados hasta chocar con unos perfectamente iguales, pero diametralmente diferentes a los de su amada—, ¿qué estás haciendo con mi prima en el arenero?

    Mierda. Mierda. Mierda. Tragó saliva. —Neji.





    .


    .

    Neji Hyüga se cruzó de brazos, mientras lo veía todo rojo con sus peculiares ojos.

    Estaba paseando con Tenten y, de repente, unos gritos y risas conocidas habían llamado su atención. Quiso no imaginar nada, pero al llegar al centro del parque, cuando una desordenada cabellera rubia desvió su mirada al arenero… tuvo que contenerse para no correr hacia Naruto y decapitarlo. No corrió, sólo caminó ligero, con Tenten tras él diciéndole que, por favor, no cometiera una estupidez.

    ¡Ja!

    —Naruto —pronunció lo más calmado que pudo—, ¿qué estás haciendo con mi prima en el arenero?

    ¿Ven? ¡le dio la oportunidad de explicarse y todo! Se pasaba de buena gente.

    —Neji.

    Sus ojos azules destilaban terror puro y, antes de que pudiera responder algo, Hinata ya se había levantado de un brinco y se sacudía los pantalones. —Neji-Niisan, no-

    —Usted quédese fuera de esto, Hinata-sama —la interrumpió, sin despegar su intensa mirada sobre Naruto—, no puedo permitir que este sujeto haga algo tan indecente con usted.

    Ignoró el suspiro de Tenten a su lado.

    —¡Espera, Neji, no es nada de lo que piensas, hombre!

    Si tuviera el poder, Neji lo hubiera matado simplemente con la mirada, pero como no era así, entonces simplemente apretó los puños y dio un amenazador paso hacía el rubio (que ya se había puesto de pie de un salto). Los ojos azules se chocaron con un perla rígido y furioso por unos segundos… entonces, su prima gritó: —¡Corre, Naruto-kun! —porque, claro, ella sabía lo que venía.

    Lo iba a castrar.

    —¡Vuelve aquí, Naruto!

    El desgraciado era rápido. —¡Neji, por el amor de Dios, sólo nos estábamos besando´ttebayó!

    ¡¿Que qué?! ¡¿se estaban besando y no sólo en la mejilla como él los había visto?!

    Neji sintió la lava recorriendo sus venas. —¡No voy a permitir tal falta de respeto con Hinata-sama!

    Naruto jadeó sin aire cuando él pudo agarrarlo de las solapas y lo estrelló contra el tronco de un árbol.

    —¡Neji-niisan, suéltalo!

    —Voy a eliminar por completo al poseedor de ese comportamiento indigno en un hombre, ¡muere de una vez, Naruto!

    —¡Neji Hyüga, basta! —el grito de su novia lo frenó en seco (con su puño a milímetros del rostro bigotudo, que ya estaba bañado por cascaditas) y ambos giraron la cabeza hacia ella. El uno con confusión y el otro con agradecimiento—¡deja de atormentar al pobre Naruto!

    Tenten lo miraba seriamente, con las manos en la cintura. —Pero Tenten, él-

    —Además —lo interrumpió, masajeándose suavemente la sien—, ¿qué es todo eso de "comportamiento indigno de un hombre"? Ellos sólo se estaban besando, Neji, no seas tan extremista.

    —¡Es inconcebible que él haya besado a Hinata-sama! —replicó, y no era sólo porque se trataba de su prima… Bueno, sí era por eso.

    Aún mantenía a Naruto sujeto al tronco y el puño cerca de su cara.

    —Pero tú has hecho más que eso conmigo y nadie amenaza con la muerte mientras te estrella contra un árbol —¡mujeres! Deberían no entrometerse en cosas de hombres. Un casi imperceptible sonrojo de incomodidad asomó en el rostro Hyüga—, ¿o es que acaso mi barriga crecerá rápidamente por obra y gracia del espíritu santo?

    Ella sonrió, acariciando dulcemente su propio estómago.

    A Naruto se le cayó la mandíbula.

    Hinata se cubrió la boca.

    Neji se congeló.

    Ya no era un secreto sólo entre los dos.

    Luego, la risa escandalosa de Naruto rompió el ambiente. —¡Quien te ve, Neji, tan seriecito que pareces´ttebayó!

    Y, claro, ahí sí se merecía el puño que le metió.

    Tenten gritó "¡Neji" y Hinata gritó "¡Naruto-kun!" apresurándose a llegar a él para examinarlo.

    Neji rodó los ojos: no había sido la gran cosa, por Dios.

    Pero después, cuando todo se calmó, vinieron las felicitaciones y los abrazos, las sonrisas emocionadas y los sonrojos, los "pero no le digan a nadie aún, ¿está bien?" y los asentimientos entusiastas, los "¡voy a ser tía!" de Hinata y los "entonces yo tío político" de Naruto, le siguieron las bromas del tipo "Neji, tú no andas perdiendo el tiempo, ¿eh?" y los piquetes sobre su estómago, pero sólo fue hasta que Naruto se puso demasiado fastidioso con querer tocar el abdomen plano de Tenten, que Neji acabó con el momento (ella habría dicho que sí con una sonrisa, pero que todo se fuera al carajo si él permitía que, además de besuquear a su prima, también tocara a su mujer).

    —Hinata-sama, llevaré a Tenten a su casa, está cansada.

    No estaba cansada ni una pizca, pero con la seriedad que lo dijo todo el mundo le creyó. Claro, excepto Tenten.

    Hinata asintió.

    —Naruto, más te vale que la acompañes a ella … ahora mismo.

    Naruto sonrió, dándole un pulgar en alto. —¡Sí, señor papá! —exclamó—, sólo nos falta una pequeña parada. Después de eso, Hinata estará en casa´ttebayó.






    .


    .

    Kiba Inuzuka se llevó una mano a la cabeza, mientras suspiraba por quinta vez desde que había empezado el camino en taxi desde el cine hasta su propia casa en compañía de Ino. —¿Segura que fue buena idea haberlo llamado, Ino? Me preocupa haber metido en problemas a Hinata…

    Sí, él había llamado a Naruto esa mañana bajo la estricta presión de su ahora novia oficial.

    Ella se mordió el labio. —Deja de preocuparte, Kiba —le calmó, ni siquiera convenciéndose ella misma—, seguramente le hiciste un favor.

    Quizá Ino jamás admitiría que había sido un capricho, una rabieta del momento, porque ella simplemente estaba enojada de que él le contó lo del beso con Hinata (añadiendo además que hubieron muchas copas de por medio) justo antes de pedirle un noviazgo formal (¿no quería honestidad?). La cosa fue que ella se creyó con el derecho de sentir compasión por el pobre Naruto y lo atosigó para que se disculpara con él. "Ahora mismo, coge ese aparato y llama al pobrecito, Kiba Inuzuka" , pero claro, ninguno se imaginaba que Hinata no había cumplido la labor de decirle.

    Aunque –Kiba se repitió muchas veces- debió haberse imaginado que ella querría hablar con él personalmente. Hinata era así.

    La cosa es… que la había cagado hasta el fondo.

    Sexto suspiro.

    El taxi se detuvo y él pagó antes de bajarse y cerró la puerta luego de que ella hubo bajado.

    —Oye, Kiba… —Ino susurró.

    —¿Qué sucede?

    Ella señalaba algún punto en el jardín de su casa y, cuando siguió la dirección de su dedo, Kiba vio dos figuras.

    Tragó saliva.

    —Son Naruto y Hinata —dijo Ino, como si él fuera ciego—, ¿por qué crees que están aquí? —¡cómo si fuera adivino!

    —No lo sé —respondió, empezando a caminar hacia ellos.

    —Será mejor que actuemos naturalmente entonces.

    Excelente idea.

    Kiba sintió un nudo en la garganta cuando la figura de Naruto se adelantó a su encuentro, pero decidió seguir el plan de su novia. Actúa natural, actúa natural. —¡Ey, Naruto, qué tal te-ugh!

    —¡Kiba!

    Se encogió sintiendo que le faltaba el aire. El puño de Naruto presionaba la boca de su estómago todavía cuando lo oyó susurrar: —Ahora está todo genial, Kiba.

    Y así, tan repentino como llegó, él caminó de para atrás con una sonrisa en el rostro. —Eh, lo siento por aporrear un poco a tu novio, Ino, ya está bien´ttebayó —le oyó disculparse mientras él tosía con esfuerzo. Ese maldito tenía fuerza, no podía negarlo.

    —Lo siento, Kiba-kun… —le llegó también la suave voz de Hinata y en cierta forma le alegró porque ya él no tenía que disculparse por nada.

    Después, sólo pudo ponerse derecho a tiempo para ver cómo Naruto echaba el brazo sobre el hombro de su pequeña amiga ruborizada y le besaba la mejilla, antes de incitarla a emprender la marcha. —Ahora sí te llevaré a casa.

    Hinata le dio una última mirada de disculpa por encima del brazo del rubio y, a continuación, ambos desaparecieron al final de la calle. Él parpadeó. ¿Qué diablos había sido eso?

    —¿Estás bien…? —Ino le acaricio el estómago con una mano y pasó la otra hacia su espalda, con la intención de ayudarlo.

    Pero él estaba bien.

    —¿Viste eso? —preguntó, aún con la mirada pérdida en el sitio en el que los vio la última vez.

    —¿Que Naruto enloqueció totalmente? Sí, lo vi.

    —No, eso no —negó—; que Naruto tenía un ojo morado.

    ¿Qué diablos había pasado en sólo un día?
     
    Última edición: 21 Octubre 2014
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    Pire

    Pire Usuario VIP Comentarista Top

    Escorpión
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    Deja que exprese lo que siento en unas pocas palabras.

    Amo cada palabra degenerada de tu grandiosa obra. OMG te juro que mientras leia iba a desmayarme o que se yo. Eres simplemente única.
    Al inicio debo aceptar que me dejó un extraño sabor de boca el Ooc que cometiste tanto en Hinata como en Naruto con sus desbordamientos de ternura. Se que lo indicaste al inicio, que se iba a notar y que no nos asustaramos(? pero me tomó de sorpresa, fue algo extraño. Pero mientras lees los capítulos vas comprendiendo las cosas, que son asi porque han convivido desde que tienen uso de razón, casi. Pero el llegó a su vida y se adentró para quedarse, uniendolos y haciendo un vinculo, por eso el tiene sus ataques de ternura, ella le habla con mayor confianza sin desmayarse y se atreve a mirarlo.
    Sakura, la pusiste enmedio ¿no? con lo mucho que destesto al personaje osaste pones a esa chica con Narutito, yo la abria destrozado, mira que decirle a sus amigas eso y irse con el y la pobre Hinata en silencio. ¡Aguató mucho! yo estaría llorando o rompiendo cosas o a alguien pero ahora todo anda bien, por lo que veo ahora.
    Y Naruto es tan estupido para no darse cuenta desde el primer capitulo(? que estaba locamente enamorado de ella, la adoraba y lo demostraba en cada parte de su ser, por eso todos suponian que iban a terminar juntos (Matsuki y Gaara) que sería felices juntos pero el estaba babeando por una.... pero la escena de el amor y la amistad, juro que casi me derrito de la ternura, porque demostraste el caracter y personalidad timida de la pequeña Hinata, con solo darle una caja de chocolates que significaba tanto para ella, que transmitian tanto, el quedó encantado, adora cada cosa que ella hace por el. Aún cuando no le apena tanto que entre a su cuarto y se sienta rey de el, se muere por darle dulces, asi de logica es Hinata. Pero el Ooc de Neji en la carrera de caballos, jesus, se que no podia controlarse, al inicio fue bien pero me has sacado una carcajada, el Hyuga muerto de miedo que lo maten. Siento que en la historia no has podido manejarlo muy adecuadamente, es más dulce, tal vez porque su tio no mató a su padre(? pero a fin de cuentas, no lo se, me gustó pero fue extraño leerlo asi. Pero en los ultimos capitulos ha vuelto a ser el, el genio frio y hermoso, solo que cuando pones sus pensamientos muero de risa. Pero ha mejorado mucho tu dominio con el, por mi ayuda *-*
    Casi me matas con la segunda parte xDDDDDD no puedo superarla, primero está manoseandola enfrente de todos, ella gritaba en su mente y luego el se desnudaba, no puedo dejar de imaginarlo y morir en el intento :v pero ese rubio es todo un tramposo y mira que todos lo han notado, es cierto, lo más importante es ganar sin notar los medios(?
    Otras de las cosas que amo de tu historia es que demuestras tanto tu lado otaku(? poniendo series a distras y siniestras en todos lados, que Luffy, que Clannad y si, todos han llorado por eso bendita serie, no puedo superarlo y juré no verla de nuevo, entiendo a Naruto. Ay y el sandwich a la pobre Hyuga, casi muero de ternura. Mira que ellos aunque se odiaban intentado ver a quien queria más la pobre Hinata, se llevaban bien y siempre iban juntos por un vinculo, un enlace fuerte que les hacia no matarse: Hinata. Pero son identicos, piensan tan igual y torturan a la pobre Hinata haciendola sonrojar, apenar, desmayar, y todas las cosas indecorosas que su padre no toleraria :v
    Igual me encanta que no basaras completa y totalmente la historia en el amor, porque pusiste cosas sobre la amistad, puede que mostraras los pensamientos de amor de la Hyuga pero el capítulo no tenia un aire de amor, cursi y dulce amor que empalaga hasta al más agrio, sino que mostraste pequeñas cosas que eran tan divertidas y tan de amigos que le dejaste un toque comico y tuyo en la historia, de verdad me has sacado demasiadas carcajadas. Atacar a la pobre Hinata por su uniforme, acecarse a ella, invadir su espacio vital y casi hacer que se desmaye sin olvidar mencionar que casi parecia que iban a hacer cosas indebidas y que la pobre chica quedó en la dirección por su culpa. Hinata debió morirse literalmente, jamás pisar la dirección y ahora por culpa del rubio... era un sacrilegio.
    Ver a la tierna, dulce, timida, sensible, indulgente Hinata Hyuga enojada ha de ser algo catastrofico y más que la razón sea una chico que la vuelve loca, el unico, Naruto Uzumaki. Es que de verdad, el llega a ser intolerable en algun momento y más si le has dicho de tus lentes durante más de 4 años y ahora sale con que lo olvidó. No siempre se puede tener el premio a la gran paciencia.

    El calentamiento global –de alguna forma u otra- era su culpa también!

    Todo lo malo, perverso y dañino que existía en el asqueroso mundo era culpa de Uzumaki Naruto. Punto.

    Jajaja esa parte me mató completa xD
    Pero el a fin de cuentas es dulce, tierno y el hombre más maravilloso del planeta, por lo cual al hacer la cara de perrito y disculparse sinceramente, ablanda el corazón de todo el mundo. Y ella no podia resistirse a sus encantos, asi que dejó ir la furia. Eso fue tan dulce. Y de nuevo el rubio no sabe que es el espacio vital de una persona y más de su adorada amiga, porque sus piernas estaban como gelatina, ahi mismo, mientras el hacia que gritara su nombre. Yo hubiera muerto, hay que reconocer que la Hyuga tiene paciencia y es fuerte.
    Y las llamadas, ese capítulo fue taaaaaan cursi y tierno, Naruto tan adorable *-* es como un sueño y creo que por eso lo pusiste cx querias tenerlo asi ¿no? ay, asi de tierno, como ¿no? en tu historia has hecho que me enamore más del chico rubio, que mi amor queme como un sol ardiente, pero mi amor por Neji es y será mas fuerte, con la intensidad de mil soles. Y ni te atrevas a decir la palabra con M.
    Yo me hubiera tirado de un edificio de muchos pisos si hubiera aceptado ayudar a darle un regalo a ella. Por el amor de Dios la pobre Hinata es un pan judio, no puede ser que accediera a semejante petición. Creo que ha perdido el conocimiento o que se yo. Debió ser muy dolorosa para ella, soportar eso, ayudarlo porque es su mejor amigo y lo ama, no como amigo, pero queria verlo feliz. Pero es tan ridiculo, yo le hubiera dicho simplemente que no, es absurdo.
    Amo ese escenita que pones la primera vez que vio a su hermoso y tierno amigo, cuando quedo completamente enamorada de el, con solo mirarlo, ver esos ojos como diamates y esa rubia cabellera. Como con solo verlo lo evaluó y ¡solo tenia nueve años! es algo tan.... dulce, porque ella tiene razón: nadie amaria a Naruto como lo ama ella. Y como quedó marcado, con solo verlo, interesarse, el destino quedó marcado.

    Y a todos nos fue bien que pusieras esos pequeños recuerdos sobre como su amistad empezó, como empezaron a hablar, de algo tan banal, que ella era judia. En todo mi tiempo aqui no habia visto que metieran la religión en una historia y mas la judia xD y más que eso empezara todo lo que vendria despues, eso fue tan creativo y unico, de verdad, me encantó.
    Y estas partes:

    —¡Claro, si eres mi mejor amiga´ttebayó! —exclamó rascándose la nuca y eso terminó de descolocarla por completo.

    +

    —¡Pero si siempre que se te cae el borrador o el sacapuntas yo te lo alcanzo! —le recordó—Pensé que era algo obvio…

    Hinata sintió ganas de reír al ver el gracioso rostro pensativo y frustrado. Ese día ella descubrió que Naruto se tomaba las cosas mucho más en serio de lo que la gente pensaba que lo hacía. —Lo siento… Yo simplemente pensé que tú estabas siendo amable.

    —Bueno, también soy amable —asintió él—, pero no le recojo las cosas a todo el mundo, Hinata-chan… ¡Dios! —lo vio jalarse el cabello—¡Y tú siempre me decías "Arigato"! ¿Estabas tú simplemente siendo amable todas esas veces? ¡Oh, diablos!

    Asi es el, sencillo, directo, honesto y ta simple. Como el recoger el tajador a alguien puede ser vital para el, demostrar su amistad, su gran amistad en algo tan sencillo, algo que nadie tomaria de importante, es un hecho, me has matado, de ternura y dios, eres un genio.

    Y esas peleas, dios, son tan de ellos, son iguales y tan groseros con ellos mismos, me has matado de la risa más que nadie, con tus ocurrencias sobre esto, dios, no puedo xD. Y cada vez los capitulos son más largos e-e no me gusta mucho pero lo amo ¡yay!
    Y ahi se acaba todo, con la tipa esa llegando a la escuela y la bruta de la judia presentandola a sus amigos e_e creo que si sabia lo que iba a ocurrir (antes que acabaran juntos) jamas le hubiera hablado y si hubiera sido tan buena para hacerlo, no se la habria presentado a sus amigos, porque eso fue como un sacrilegio, una condena, una tortura para ella misma.
    Amo a esos dos, de verdad me arrancan cada sonrisa, como se pelean por su dulce amiga como si fuera un objeto a veces xD aunque ellos la aman mas que nada, la idolatran y harian cualquier cosa por ella, si tuvieran que matar lo haria, si tuvieran que vender drogas lo harian(?
    Ver a la pequeña Hinata disfrutar del dolor de Naruto, ver como se martiriza solo por la simpleza de que prefiere al pulgoso antes que a el, kakdff muero de ternura, literal. No puedo, tendré un colapso por desbordamiento de ternura <3 es tan espontaneo pero tan leible. Que si ella le mentia, de verdad se sentia dolido y no podia contenerse, era demasiado para el. Porque el era asi, de tierno, dulce y aveces estupido. Bueno, eso mucho más. Muchas creerian que dramatiza, que las cosas las hace porque quiere llamar la atención o solo se hace el gracioso, pero la verdad, asi de simple, el era asi. No podia evitarlo, era como habia sido educado y su modo de ser era atrayente.
    Y vuelvo a repetir, la Sakura es una....mala persona y me cae muy mal, porque fue una hipocrita, se alejó de ellos quien sabe porque pero regresó como perro solo porque Hinata era la mejor amiga del chico que le atraia ahora, solo porque lo conocio mejor y porque era una maldita tactica para enganchar al Uchiha, por eso me cae mal y no la tolero. Solo piensa en ella y no se detiene a ver si Hinata se siente atraida por el, a observala detenidamente, solo no puedo tolerarla, asi que mientras más poco la menciones mejor(? aunque el Uchiha si me gusta aqui :3
    Y no vale la pena comentar el capitulo cuando la bruja esto la guio a que averiguara quien le gustaba, sino me bannearé yo misma(? pero siento que el que Hinata le preguntara a Naruto sobre si Sakura le gustara hizo que este se fijara en ella, la mirara y descubriera cosas "atracticas" eso pasa mucho. Te burlan mucho con un chico, te sugestionan tu mente y terminas enamorada de el. La mente es manipulable aveces sin darte cuenta, por lo cual el "me gusta Sakura" de Naruto, para mi, no fue para nada honesto, solo que vamos, Naruto siempre cae en eso, es facil de manipular y es ingenuo, puede pensar que le gusta, pero si cuando la conoció le daba igual y vamos, Hinata y el parecen mas novios y lo merecen mejor, es algo inaceptable que no hayan estado juntos desde antes, pero si asi hubiera sido, no habria historia.
    Ay y no puede ser posible que esa escena fue tan egoista, que hablara con el Teme para poder pedirle autorizaciónn. Vamos, el Uchiha no ama, debio dejarlo con ella o que ninguno se quedara con ella a fin de cuentas. Porque el Uchiha se fijo en ella porque dejo de joderlo, y ese era un gran paso para el, comenzó a mirarla y todo quedó. Pero los sentimientos de Naruto eran tan vacios, no sentia un estremecimiento correr por su columna, o algo en su estomago cuando ella se acercaba o no la idolatraba, como hace con Hinata, ay, voy a matarte porque mientras leia estaba que me moria y que iba a matar a cualquiera que se atreviera a verme, no podia permitir eso. Pero tu lo pusiste y queria matarte en ese momento :c carajo, deja de usar a Sakura para que la odie mas u_u (si eso es posible).
    En estos capitulos no puedo creer que la tierna y sumamente timida Hinata esté a punto de revelarle a su amigo todo el amor, admiración que siente por el. Cuando lo leia le echaba porras, por el amor de dios, eso es algo grande y la chica esta muriendose, no puede soportarlo más, cargar con tanto, tiene que dejar salir lo que siente porque esta sobrecargada. No es algo para torturar a nadie o para hacerse la interesante, cuando alguien te gusta quieres gritarlo y realmente es cierto, quieres que toos sepan tu alegria por amar o querer a esa persona y es más cuando sabes que eres correspondida. Pero cuando has pasado por más de cuatro años enamorada de un chico y luego resulta que uniste a este chicoco otra mujer, bueno, la cosa se vuelve intolerable y no puedes hacer nada más que querer gritar, demostrar, decirle y que las cosas cambien de una manera favorable para ti, asi de siemple.

    Naruto celoso debe ser la cosa más tierna y dulce del planeta. Aunque el no se de cuente de eso, aunque el crea que puede ser normal de alguna manera, el está celoso y dolido. Porque si el fuera el chico no le haria eso o eso es lo que piensa.
    Y de ahi viene el mini infarto. Mujer de las mujeres, tu me has ocasionado cada infarto en el transcurso, acabo de desmayarme, joder contigo mujer, ¡la beso! jahsjdsdkjfhkdhgfgkgkjfd *-* no puede ser, es un maldito por lo que pasa despues pero no puedo dejar de pensar en ese beso tan *-* dios, me muero, hasta yo lo senti, en la boca *-* maldita sea, estaria bolando, sabes que hacer para manetener atrapado a tus lectores, bien que lo sabes, mira que mostrar el beso tan esperado por todo el mundo, no puedo revivir tanto...
    Pero voy a matarlo, completa y totalmente. Hinata se le confeso, le dijo que lo queria, que el le quitaba el aliento y el bastardo la beso de nuevo, dios bendito, sentí ese beso y hasta la jodida lengua y dios, me derrito y dios, Naruto es un completo Idiota. Cuando lei que la besa en el salón, por un momento pensé que todo se resolveria y que luego la elegiria a ella. Pero luego el bastardo es u bastardo y pensé que jugaria con ella y no podia creerlo. Y luego vamos, ¡no hace nada! debió ir corriendo con Sakura y terminarla, no hacer esta estupidez. No puedo tolerarlo.
    Pero llega el lindo, dulce y tierno Itachi al rescate, dios, casi muero con eso *-* mira que lo pintaste con muchas intenciones, porque lo hiciste ver como un Naruto un poco mas reservado pero que era divertido y lunatico. Y kiba me mata de risa jesus xD dios, no puedo con este hombre:

    "¿Qué? ¡Pero cómo hijuepu…! Ya, me calmo… ¿Qué piensas hacer?".

    "Nada".

    "¿Cómo que nada?".

    Hinata frunció el ceño.

    "¿Qué puedo hacer, Kiba-kun?".

    "No sé… ¿No vas a decírselo?".

    "Él ya lo sabe…"

    "¡¿Que ya lo sabe?!".

    "Sí…".

    "¡No me jodas, Hinata! ¿Dónde he estado viviendo yo todo este tiempo? ¿En el culo de un gato?"

    JAJAJAJAJA me muero xD cada palabras y expresiones que usan, son inigualables. Y sale esa tipa a arruinarme la vida de nuevo -_- mira que hacer lo que hizo, no voy a perdonarserlo. Jodio todo, por ella se alejaron, por ella. Naruto es un ridiculo que porque saboteo su relación con un maldito Panda, es que el no se da cuenta de nada ¡de nada! dolia verlos, ver que se besaban o que andaban de enamorados, ella estaba desesperada y hasta el mismo Sasuke lo miró, era un caso perdido y ella debia hacer algo, de verdad. Y Naruto se erece todo el sufrimiento posible, por hacerle eso a Hinata, por pedirle aleajrse solo por la estupida razón del peluche, aveces el me sorprende...
    La pobre Hinata ya ha sufrido demasiado y debe pasar por algo mal el, un poco de celos no le hacen mal a nadie y carajo olvidando todo esa porqueria Neji *-* lo pusiste ahi akjsjakdkjfjf <3 <3 <3 ay sabes como lo amo y cuando esta de acosador es adorable xD la maldita pera y el codiciosa, no puedo <3 <3 debe ser mio *-* debes poner una saga de el, por mi :c mira el tremendo y espectacular comentario que te he dejado, ingrata hazme una saga u_u
    Madre dios, pusiste una de mis frases preferidas, joder, no sabes como te amo con todo mi ser xD

    El mayor de los hermanos Uchiha asintió con una sonrisa sútil. —Está bien, él volverá —un tintineo metálico acorde al movimiento de la mano e Itachi le hizo abrir los ojos sutilmente ante el descubrimiento. Los ojos oscuros brillaron con complacencia—. Tengo sus llaves… —dijo, exponiendo su otra mano—y también su billetera.

    jajajajajajajaja no voy a olvidar esto nunca en la vida xDDDDDDDDDDDDDD no tengo ni palabras para decir sobre esto, dios xD ese Itachi es tan hermoso <3 <3

    Yo que Hinata lo hubiera mandado muy lejos, por ser un maldito, desgraciado, mira que decirle que se aleje, no hablarle y de más y luego regresar como un perro con la cola entre las patas, me vale. Solo que el amor te hace ciego y ser tan dulce además que de por si la Hinata es tan dulce :c ya no puedo, que el se pudra, que lo mate u_u haces que lo odie en un abrir y cerrar de ojos ¿que poderes son esos?
    Y ahora ya estoy perdonadolo de nuevo :c eres una bruja, de verdad, no puedo perdonar porque fue malo u_u

    Y ahora, despues de la escena romanticona y ver que el lindo de Itachi es hermoso, se va Naruto ;-; bueno, lo que le sigue siento que es como que relleno(? querias darle ambiente a lo que viene luego pero bueno. No puedo dejar pasar esto:

    Lo es, tío —¡Dios mío, Neji había interrumpido a Hiashi Hyüga en medio del almuerzo! Hinata fue la de la boca abierta—. No quiero que se hable siquiera de la posibilidad de trasladar mis estudios ni en este momento ni en ningún otro y, por favor, le agradecería a usted, a mi padre y al resto de esta obsesiva familia que dejaran de planear mi vida entera.

    OMG MI NEJITO se esta revelando *-* hasta su prima se sorprendió, mira que hacer eso, benditas nalgas alienigenas.... casi me da un infarto cuando lo leí y sabia que algo no estaba andando bien despues de todo...algo oculto y oscuro estaba por salir.
    Y OBDHDLVM ese capítulo fue para mi *-* si, lo sabes <3 <3 acabo de morir y revivir *se mata, revive, se apuñala, revive, se disprara y revive* no puede ser posible *--* Nejiten Hot y al estremo, santa madre de los gatos... no puedo expresarme con palabras ajdsfkhajkghjfg *-* muero.

    Ya el ultimo capitulo si fue horrible :c mira que Naruto trató como la mierda a la pobre de Hinata pero si debió ser duro para el pasar por ello, que su novio llegase y la mirara con odio porque se besó con su mejor amigo, es una burla. Pero la pobre chica es valiente, fuerte y dulce, pero algo que o puedo dejar pasar...

    El desgraciado era rápido. —¡Neji, por el amor de Dios, sólo nos estábamos besando´ttebayó!

    ¡¿Que qué?! ¡¿se estaban besando y no sólo en la mejilla como él los había visto?!

    Que exagerado que es xDDDDDDDDDDD Me mataste, aun con Ooc no pude evitar retorcerme de la risa, es un xD no tengo palabras, ¡un beso en la mejilla y el ya está muriendo! ajajajajaajjajaja Y kiba no merecia eso :c

    Ahora solo falta decir lo importante. Eres un genio, amo de verdad, amo tu maldita historia y mira que leí cada capítulo y me enamoré cada vez más y mas, es sorprendente y dulce y lleno de tantas cosas, has dejado toda tu esencia en la historia.
    Tu manera de narrar me tiene cautivada, tan única, tan tuya, tan fresca y sin apurar nada, dejando que las cosas corran por su cuenta, que todo se desarrolle como los personajes quieren, tienes una hermosura al escribir envidiable, de verdad, no sabes como me moria mientras leia y pensaba: ¿cómo se le ocurrió eso? ¡es sorprendente! cada palabra utilizada pareciera que tardaste en pensarla, como haces que todo sea fluido y que como los sentimientos se transmitan por cada palabra, de manera tan significativa. Cuando tu querias un sonrojo, los lectores se sonrojaban, lo que tu mostrabas se cumple.
    Y la idea de la historia...No tengo palabras, poner Hinata de mejor amiga y que esta haya hecho lo posible para que estuviera junto a su amor, es admirable, lograste manejar bien a los personajes, algunos Ooc por ahi pero de verdad, estoy sin palabras, encantada, extasiada, fascinada, cada palabra tuya me vuelve loca y me hace seguir leyendo y leyendo, tienes un don de verdad y te admiro, es asombroso. Tú eres asombrosa, creativa, genial y te adoro por dejar algo de calidad por aqui *-* mi estomago esta ajshjkdshkfhdgh ¡NEJI PAPA! Oh bendito dios, quiero ver a su hijito y es mio *-* no puede se posible, debes poner especial Nejiten DX si ni has contado como se conocieron ni como ella conquisto al hielo Hyuga, ¡lo exijo por dejar este comentario monumental DX! ¡ANDA! me harias la más feliz si haces su saguita *-*

    Limpia en cuando a errores y me tienes volando, realmente.

    Ya me he quedado sin que decir luego de más de 10 hojas de comentario asi que, ¡CONTINUACION! Espero que llegue pronto, la esperearé ansiosa, y de verdad, explendido escrito, lo amo con cada célula y particula de mi cuerpo *-* <3 <3 <3

    Pire <3
     
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    Nahi Shite

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    Friend Zone. [HiNa]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    @Pire : Primero que nada, tengo que agradecerte por el mega super ultra espectacular comentario que me regalaste. Digo, sin temor a equivocarme, que es el más espectacular que he recibido en mis cinco años dentro del mundo de los Fanfics y, sabes qué: te amo.
    Como segundo punto, tengo que pedirte (en serio, me veo obligada a rogarte) que no abandones la lectura después de este capítulo. Pire, sé que va a ser dificil, pero confía en mí, por favor.
    Puedes odiarme un rato, pero sigue leyendo, porque... te compensaré.







    Friend Zone.

    Parte 2.


    By: Nahi Shite

    I.

    .

    .

    —Ahí está tu no-novio.

    Hinata sonrió tímidamente, siguiendo la dirección que tomaba la mirada ónix del muchacho que bajaba junto a ella las escaleras; en la fuente del primer patio de la facultad, Naruto la esperaba mientras se entretenía un poco con su celular y movía una pierna con impaciencia (él estaba recientemente enviciado con un jueguito raro). La voz de Sasuke llamó nuevamente su atención, sin embargo, ella no dejó de observar al rubio (¿estaría ganando la guerra o estaban masacrando a sus soldados?): —¿Hoy es el día?

    Simplemente dio un asentimiento silencioso. Tenía un nudo en el estómago y a duras penas había logrado desayunar hacía unas dos horas sin devolver la comida, estaba terriblemente ansiosa, entre entusiasmada y totalmente nerviosa.

    Podía parecer una mañana común y corriente de viernes; el ambiente tranquilo, el cielo un poco nublado y ella saliendo de clase junto a su inseparable Sasuke… Todo lucía tan cotidiano, tan extremadamente normal, pero no lo era. Definitivamente no era un día como cualquiera, éste era diferente, especial.

    Era un día único.

    Y sus piernas temblaron cuando los ojos de diamantes subieron distraídamente de la pantalla y se chocaron con los suyos. Naruto sonrió y agitó el brazo derecho animadamente gritando algunos "Hinata, teme, ¡por aquí´ttebayó!" y ella bajó la mirada un poco abochornada.

    —Joder, haciendo escándalo en una universidad ajena…—escuchó a Sasuke mascullar a su lado.

    Naruto no cambiaba nunca. Ni siquiera el hecho de ser prácticamente un adulto de manera oficial (cumplía dieciocho en menos de un mes) le representaba una modificación a su comportamiento natural… Esta era una de las cosas que más le gustaba de él; que se podía sentir como si fuese el mismo Naruto de antaño. Él era el niño eterno.

    —Sasuke-kun —parpadeó un poco sorprendida cuando el lila de su propia mochila apareció frente a ella. Él se había detenido aun estando un poco lejos de Naruto y le devolvía su pertenencia.

    —Lo siento. Dile al dobe que me encantaría insultarlo, pero tengo algo que hacer, ¿está bien? —Hinata asintió tontamente, acomodando el morral en su hombro derecho.

    —Gracias por llevarlo por mí.

    Él hizo una mueca. Ahí iban con su charla diaria. —Que no es nada. Llevamos prácticamente dos semestres en esto y no aprendes —le regañó.

    Una sonrisa suave se pintó en sus labios al ver su rostro fastidiado, pero jamás podría sentirse bien si no agradecía el gesto amigable del azabache, no podría vivir con ello. Luego lo vio darse la vuelta tranquilamente y alzar la mano en señal de despedida; antes de emprender la marcha, él susurró: —Les deseo suerte, Hinata.

    Seguidamente ella respondió con un suave "gracias", un poco tembloroso por las emociones y, después, por sólo unos segundos, observó la espalda masculina alejándose. Por sólo unos segundos porque, a continuación, sintió unos brazos fuertes rodeando su cintura y un pecho cálido chocando con su espalda. Un suave "eep" escapó inevitablemente de su boca y las vibraciones de una risa le causaron cosquillas.

    Era Naruto, claro, nadie más se atrevería a saludarla de un modo tan "me importa un pepino el especio personal", y ella se dejó hacer por un momento, arrullándose en su cuerpo grande, sintiendo la sensación ansiosa y ardiente acrecentarse en su interior ante el conocimiento de que, si él estaba ahí, entonces el suceso que hacía el día tan especial estaba aún más cerca de lo que podía soportar. —¿Y el teme?

    Él besó su mejilla. Y sólo hasta ese momento ella notó que ya no cargaba su mochila, seguramente se la había quitado antes de abrazarla (¡era tan elevada!) y era un poco gracioso pensar que entre Sasuke y él nunca permitían que la cargase. —Tiene algo que hacer, eso dijo.

    —Jum —Naruto usó un tono de sospecha—, seguramente va a besuquearse con alguien por ahí.

    Hinata rió. Ciertamente eso no parecía propio del chico que se le había acercado con gesto fastidiado el primer día oficial de clases, murmurando un "te harás conmigo en todos los trabajos, ¿está bien? Pensé que las fangirls existían sólo en la escuela, qué molestia", para seguidamente arrebatarle los libros e incitarla silenciosamente a caminar junto a él hacia la siguiente aula.

    Pobre Sasuke, su cara era su maldición.

    Decidiendo que Naruto había sacado el tema del "besuqueo" sólo para recorrer insistentemente su mejilla izquierda con los labios, Hinata se removió un poco, suave y tímidamente, pero lo bastante firme para que él entendiera el mensaje: suficiente de su parte. Se giró, aun levemente envuelta en sus brazos, e inclinándose ligeramente cepilló sus labios en un contacto sutil. —Buenos días, Naruto-kun…

    El pequeño rubor naciente en las mejillas tostadas le estremeció igual que siempre; él lucía tan lindo. Luego respondió con una sonrisa entusiasta a su saludo, agregando: —¿Lista para recibir al nuevo miembro de tu familia?

    Tragó saliva suavemente, sintiendo sus manos sudorosas de repente. —Estoy… ansiosa —fue lo único que atinó a decir y la sonrisa de él se aumentó.

    —También yo´ttebayó.


    .
    .


    Lo único que había atinado a hacer esa mañana fue marcar el número de Hinata y pronunciar un veloz "los dolores han empezado, la llevaré a la clínica", ella era la única a la que su mente había buscado con rapidez y ahora, completamente solo, Neji Hyüga jamás había tan asustado en toda su vida como lo estaba en ese instante; sentado en una en la segunda silla de una hilera junta en la sala de espera de la clínica, sosteniendo un bolso repleto de pañales y ropa diminuta sobre su regazo. Estaba helado (no el ambiente, sino él mismo) y podía jurar que no había parpadeado en minutos. Su mirada aperlada se mantenía fija en el techo absurdamente blanco, buscando inútilmente alguna mancha o agujero o grieta o algo que le llamase un poco la atención…

    Nada.

    En su mente sólo podía estar ella; Tenten. Ella y su hijo…

    Mi hijo…

    Dios, era justo eso lo que le aterraba, lo que le hacía entrar en un pánico increíble.

    No era un secreto para el mundo que Neji se caracterizaba por su implacable sentido del orden y la premeditación en sus acciones; él frecuentemente (por no decir siempre) tenía un plan de acción, trazaba una idea en su cabeza, sabía exactamente lo que vendría y lo que debía hacerse… pero con esto no, con esto era diferente.

    Lo único que había hecho en su vida de manera irracional, sin seguir un estándar delineado, era amar a Tenten… pero ni siquiera se lo había planteado, surgió tan naturalmente que no tuvo tiempo de procesarlo o dudar: simplemente un día despertó, vio su sonrisa adormilada y sus ojos chocolates fijos en él, brillando en su fina cara con aquél gesto de absoluta felicidad… felicidad por estar a su lado en su primera mañana juntos y… él simplemente lo supo ahí mismo, cuando su estómago se retorció con placentera brusquedad, cuando su corazón latió más rápido y más lento al mismo tiempo, cuando sus brazos la acercaron sin darse cuenta en busca de la calidez de su piel desnuda. Cuando ella susurró "buenos días, Neji" terminó de caer a sus pies.

    Estar con ella era la cosa más loca que jamás hubiera imaginado hacer, pero se sentía extraordinariamente, y era lo único que había elegido con completa libertad dentro de su cuadriculada vida.

    Pero lo que sentía ahora, con la absurdamente rápida llegada de su primer hijo (¡nueve veces pasaban en un santiamén!) era diametralmente opuesto al repentino sentimiento que sintió con Tenten. Él llevaba esperando esto, sabía que vendría, tenía la expectativa cerrándole la garganta hasta el punto en que casi no podía respirar y, sin embargo, estaba tan terriblemente aterrorizado.

    A Tenten no tenía que cambiarle el pañal, esa era la diferencia, ni cantarle nanas para dormir, ni darle tetero, ni llevarla al pediatra, ni hacerle papillas, ni bañarla, ni sanarle el cordón umbilical, ni llevarla a la escuela, no tenía que fingir que no tenía ganas de llorar al dejarla en la puerta del salón y mucho menos debía prepararle una merienda saludable… Tampoco debía soportar sus crisis adolescentes y que le azotara la puerta en la cara, mientras él le repetía una y otra vez que todo lo hacía por su bien, aunque por dentro se le partiera el alma.

    La verdad fuera dicha: él no tenía ni reverenda idea de cómo ser padre.

    No tenía siquiera idea de cómo iba a reaccionar cuando alguien bajase las escaleras y le dijese que la labor de parto cesó y que podía ver al bebé, no estaba nada seguro de que sus piernas pudiesen responderle…

    Quizá se desmayaría, o quizá le daría un puñetazo en la nariz al doctor, quien sabe.

    En eso pensaba cuando oyó que alguien lo llamaba.

    —¡Neji!

    Giró la cabeza y no le sorprendió nada el ver a Naruto corriendo agitado en su dirección, con Hinata de la mano. En realidad, nada lo hubiese podido sorprender, estaba un poco pasmado internamente. —Neji-niisan —su prima balbuceó nerviosamente al llegar frente a él, quien sólo se limitó a asentir con cortesía—, ¿cómo está Tenten-san?

    —¿Ya nació el niño´ttebayó?

    Él no supo exactamente qué respondió. Fue algo como "ella está arriba, nadie me ha informado nada más"… no lo recordaría nunca porque después pasó algo que hizo que su mente se quedara totalmente en blanco, que todo desapareciera a su alrededor.

    Una voz fuertemente ronca sobresaltó a los tres. —Familiares de Tenten Amma.

    Naruto fue el primero en responder. —¡Nosotros! —, aunque no era verdad, y un hombre que usaba un traje de color azul pálido, casi verdoso, se acercó.

    Tenten era huérfana. Tenten no tenía familia.

    —¿Qué parentesco tienen?

    Neji se puso de pie (estaba tan lento, que no lo había hecho antes): —Soy el padre —e inmediatamente notó lo estúpido que había sonado, así que carraspeó—, soy el padre del bebé —aclaró.

    El hombre asintió, mientras con su mano bajó el tapabocas para poder ser escuchado con claridad. Lo hizo tan mecánicamente que Neji pensó que debía estar demasiado acostumbrado a esas cosas de lidiar con gente ansiosa. —Señor —empezó con una voz tan profesional, que le recordó a él mismo en los simulacros de audiencias de su clase—, el parto se complicó.

    Un espacio de tiempo eterno e inexistente se sintió en su interior… fueron años en su cabeza y sólo segundos en la realidad. Realmente no había procesado el significado real de esas palabras, hasta que la mano pequeña y suave de Hinata le dio un apretoncito a la suya. Parpadeó, justo a tiempo para escuchar la otra parte de la noticia. —El niño está en una posición peligrosa, así que practicaremos una cesárea, no hay opción. ¿Usted sabe qué fue lo último que comió la señorita?

    —Un salpicón… hace menos de dos horas —respondió.

    El hombre frunció el ceño, como si estuviera meditándolo por un instante, antes de hablar nuevamente, con el mismo tono neutral, y marcharse. —Nos arriesgaremos.

    Fue entonces que sintió el miedo real.


    .
    .



    Naruto se cruzó de brazos, recostó la espalda contra la pared trasera de la sala y se dedicó a maravillarse con la velocidad en que la sala de espera se iba llenando de personas ojos plateados. No habían pasado más de diez minutos desde el anuncio de una cesárea y, sin embargo, allí estaba la familia Hyüga casi al completo, ansiosa, preocupada, con el ceño fruncido, castañeando los dientes; trabajo, escuela, universidad, todo había quedado relegado en un dos por tres.

    Era un poco gracioso, considerando que hacía apenas unos meses la concepción de una criatura por fuera del matrimonio era el tema de discusión favorito de la familia Hyüga, el objeto de vergüenza. Causó el suficiente efecto como para que Hinata estuviese meditabunda y pensativa por meses… y fue difícil también para él, porque animarla no había sido fácil, y no fue fácil porque se trataba de un tema relacionado con Neji. Y Hinata amaba a Neji. Todo, absolutamente todo lo que tocara a Neji, la tocaba a ella también. Hinata sufría por él, rezaba por él, lloraba por él, sentía por él.

    Y por el niño. Oh, ese niño…

    Ubicó su mirada en los asientos de la primera hilera, donde Hinata sostenía tiernamente las manos de su primo con los cerrados. Ellos estaban orando. En otro idioma. En hebreo. Ellos siempre oraban… Bueno, Hinata siempre lo hacía, y él no tenía ni idea de si funcionaba, pero tuvo el repentino deseo de unirse a ellos. Porque si a ese niño llegaba a pasarle algo, Hinata estaría destrozada.

    Naruto observó a Hiashi Hyuga acercándose hasta el par de primos. Neji se puso de pie y, sorpresivamente fue envuelto en los brazos del hombre. Fue sorpresivo para él, porque jamás había visto a un hombre Hyüga siendo tan expresivo, en especial al padre de Hinata, pero luego, cuando por el rabillo del ojo a Hiashi Hyüga manteniendo una conversación con Hanabi en un rincón un poco más apartado, lo entendió.

    Se trataba de Hizashi Hyüga, el padre de Neji.

    —¿Me acompañas por un café, Naruto-kun?

    Debió haber estado muy trastornado, pues no notó la presencia de ella hasta que habló a su lado. Asintió ligeramente y se dispuso a seguirla hasta una maquina en el piso de abajo.

    Por el camino, notó la soledad. Una clínica era generalmente silenciosa, pero esto era el colmo. En dos pisos no se apareció un alma que no tuviese ojos blancos.

    Hinata lo miró de reojo y sonrió tímidamente.

    —Hoy sólo está funcionando la zona pediátrica y la de urgencias —dijo, mientras él sostenía el vaso sobre el que caía el líquido con cafeína—. Mi tía Harumi dio la orden de suspender los demás servicios al menos durante la mañana.

    —¿Tu tía Harumi? —parpadeó—; ¿la de los rizos?

    La única Hyüga con rizos.

    —Sí —Naruto observó el pequeño rubor apareciendo en las mejillas femeninas—, ella es la directora… Mi tío Hizashi, Ko-kun, Ho-kun y otros de mis primos la ayudan a mantener la clínica. Mi padre también colabora frecuentemente.

    Joder. Joder. Joder. ¡Los Hyüga tenían una jodida clínica!

    Naruto suspiró, sintiéndose repentinamente deprimido. No sabía por qué, y era estúpido, sí, pero no podía relegar la sensación desagradable que sentía cada vez que descubría algo así. No era envidia, era… la certeza de que Hinata estaba a un nivel diferente y que, tarde o temprano, esto los separaría. Antes nunca había sentido algo así; cuando eran niños todo era tan tranquilo y simple…

    —Tu familia tiene más dinero de lo que aparenta, ¿eh? —sonrió ligeramente, tratando de parecer jovial.

    Hinata ladeó ligeramente el rostro, lanzándole una mirada compleja, como si no entendiese exactamente a lo que se refería, así que agregó: —Tú sabes, este lugar debe generar muchas ganancias´ttebayó.

    Inmediatamente se apenó, al darse cuenta de que ella podría malinterpretarlo. Podía sonar demasiado interesado por la economía Hyüga y eso no era bueno, es decir, no quería quedar frente a ella como un codicioso o algo así, cuando lo que en realidad le preocupaba era otra cosa totalmente diferente.

    El silencio de la muchacha de ojos aperlados no lo ayudó a sentirse mejor. La observó atento, mientras ella se llevaba el vaso de café a los labios y tomaba un pequeño sorbo, pasando gentilmente la punta de la lengua por el labio superior en un gesto rápido. Luego, Hinata sonrió.

    —Naruto-kun —dijo, mirándolo con comprensión—, la atención es gratuita. Hay cero ganancias.

    Cero ganancias.

    Gratis.

    Esa gente se tomaba la molestia de trabajar allí sin obtener ninguna recompensa y, en cambio, invertían tanto dinero en el personal, los aparatos, la infraestructura… Mierda, él nunca se iba a acostumbrar a esas sorpresillas.

    Rió. —Hinata —se inclinó repentinamente para besarle los labios. Sus mejillas se tiñeron de un adorable rosa y ella respingó, lo cual lo hizo sonreír—, definitivamente no puedo seguir su lógica.

    Ella frunció el ceño, sin entenderlo, pero él le sonrió. —¿Quieres llevarle uno a Neji? —preguntó, refiriéndose al café.

    —Sí…

    Él mismo lo sirvió. Y, mientras caminaban de vuelta, el pensamiento de que todo saldría bien le llenó por completo. Nada malo podría pasarle a Neji, a su hijo o a Tenten, porque él era miembro de la familia Hyüga.

    Y si algo le pasaba a un Hyúga… oh, entonces, dejaría de creer en Dios.

    —Espero que Tenten-san no sufra mucho.

    Sonrió. —Estará bien´ttebayó.


    .
    .




    Dos horas y media. Ese fue el tiempo que tuvo que pasar antes de que Neji fuese llamado nuevamente para recibir noticias; se le presentó una cuestión:

    Viviría el bebé o viviría su novia. Debía elegir. No había punto medio.

    Él preguntó si podía agregar una tercera opción con su nombre, pero era imposible y, rápidamente, Neji empezó a verlo todo gris.

    O era el uno o era el otro.

    A su lado, Hinata reprimía los sollozos lo mejor que podía. Del otro, su padre le apretaba el hombro… y a él se le acababa el tiempo para elegir. Estaba tan pasmado, tan profundamente afectado, que simplemente se dio la vuelta, negándose completamente a sentir ese dolor arrasador.

    —Neji —oyó el llamado de su padre, pero aun así, no volvió.

    Simplemente apretó los parpados y respiró.

    —A él —dijo firmemente. Su mirada perlada acarició dolorosamente la pañalera que había dejado en el asiento, la ropa terriblemente diminuta. Tragó saliva—; Sálvenlo a él.

    Y empezó a correr.

    —¡Neji-Niisan!

    —Neji-kun.

    —¡Neji!

    Tantas voces llamándolo de tantas formas diferentes, pero ninguna era de ella… Ya no la volvería a oír nunca.

    Neji se tragó el nudo en su garganta, ignoró el agujero en su pecho, su estómago revuelto y simplemente corrió. Nadie pudo detenerlo. Él no quería nada, él no quería a nadie. No… Quería a alguien que él mismo acababa de condenar a la muerte.

    —Tenten… —exhaló en un quejido ronco. Su visión se había vuelto tan nublada que tuvo que parar, recostar la espalda al tronco de uno de los árboles esparcidos en el gran patio de la clínica y dejarse resbalar. Cuando tocó el suelo, se cubrió la cara, susurrando su nombre como si fuera una plegaria—Tenten, Tenten, Tenten, Tenten, ¡Tenten!

    Ojos chocolates, cabello castaño… labios suaves, tierna sonrisa. Y una adorable panza. La recordó, sonriendo gentil, sonriendo tímida, mientras comía trozos de fruta. Haciendo "yumi" para demostrarle cuánto le gustaba que cumpliera sus antojos.

    Había sido esa mañana. La había visto esa mañana.

    Y no podía aceptar que hubiese sido la última vez.

    —T-Tenten… —crispó los dedos sobre su propio rostro, y entonces lloró.

    Neji Hyüga lloró como nunca lo había hecho antes. Porque había matado a la mujer que amaba para salvar a su hijo.

    Dentro, en la sala, Hinata lloraba también, en brazos de un muchacho rubio.

    Y Naruto pensó que, definitivamente, se volvería ateo.
     
    Última edición: 15 Enero 2015
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    Nahi Shite

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    Friend Zone.

    Parte 2.

    II.

    .

    “Me maravilla lo que los humanos son capaces de hacer aunque estén llorando a lágrima viva, que sigan adelante, tambaleantes, tosiendo, rebuscando y hallando”.

    La ladrona de libros- La muerte.

    “En mi religión… se nos enseña que todo ser viviente… cada hoja, cada pájaro… sólo vive porque contiene la palabra secreta para la vida. Esta es la única diferencia entre nosotros y un trozo de arcilla. Palabras. Las palabras son vida, Liesel”.

    La ladrona de libros – Max.
    .

    .


    La vida se compone de pequeñas explosiones. Pequeñas explosiones que ocurren en cualquier instante, en el más inesperado, en el lugar más impensable. Estás explosiones se unen, una tras otra, en una cadena ardiente, cargada de sensaciones, de emociones de tristeza y de felicidad. Y este hilo de fuego es lo que edifica la vida de una persona.

    Una explosión había ocurrido en el momento en que conoció a Tenten.

    Fue Lee quien la trajo hasta él, lo recordaba. Recordaba sus ojos amables cubiertos de chocolate y su boquita sonriente. Recordaba también que vestía una blusa con mangas, sencilla y azulada, junto a unos bonitos vaqueros. El cabello amarrado en dos chongos a lo alto de su cabeza había llamado su atención al primer vistazo, pero jamás lo admitiría ante nadie.

    “¡Neji! ¡quiero que conozcas a alguien!”.

    Dirigió una mirada aparentemente serena a su amigo. En realidad, le molestaba que tuviera sus arrebatos de juventud cerca suyo y más si estaban en la cafetería de la universidad, atrayendo miradas.

    “Lee, más bajo, por favor…” La miró por primera vez; ella tenía una mano a un lado de la boca y murmuraba apenada, desviando la mirada a un lado y al otro “Nos están viendo raro”.

    “¡Pero Tenten, es una reunión importante!” Lee alzó un puño, comportándose exageradamente entusiasta, como era su costumbre “¡Tengo la oportunidad de presentar dos almas juveniles que recorrerán codo a codo el portentoso camino universitario, así que tenemos que empezar con energía! ¡Que el mundo entero comprenda la magnificencia de esta coalición naciente y, sin duda, floreciente en un futuro cercano, junto a la creciente llama de la apasionante juventud quemándonos y…!”

    Cuando Lee tocaba el tema de la juventud, no había nadie que lo parara. Neji lo tenía claro. Y fue por eso que dejó escapar un suspiro de resignación que, sorprendentemente, brotó a dúo con otro un poco más suave y mucho más femenino.

    Miró a la chica a su lado, buscando tontamente algún tipo de explicación y ella, por su parte, le dedicó una sonrisa, encogiéndose suavemente de hombros. “Él no tiene remedio” negó con un gesto condescendiente y Neji sintió, por primera vez, simpatía hacia aquella chica de los extraños chonguitos.

    “Por cierto,” su sonrisa se amplió, sus ojos cafés se clavaron en los suyos, blancos y en calma “soy Tenten”.

    Neji titubeó apenas un segundo, mirando la mano que ella le ofrecía. “Neji” dijo simplemente antes de estrecharla.

    Su cálida, pequeña y suave mano…

    Tenten soltó una risita agradable, desconociendo totalmente que la memoria de Neji se detendría una y otra vez en los recuerdos de ese instante, en el sonido de su risa y en la profundidad de sus pupilas. “Llevémonos bien, Neji Hyüga”.

    Él apenas abrió los labios para preguntarle cómo sabía su apellido, pero un ligero rubor en el rostro de la muchacha castaña le distrajo por un segundo antes de-

    “¡Ey, no hablen entre ustedes, se supone que tengo que presentarlos primero! ¡hay que seguir el protocolo, chicos, qué anti-juveniles están hoy!”.

    Había ocurrido hace tres años atrás y después de ello las explosiones en la vida de Neji fueron aumentando en cantidad de manera irreal. La mayoría de estas fueron provocadas por ella. Por Tenten, la chica de los peculiares chonguitos. La que deseaba ser diseñadora gráfica y podía patearle el trasero a cualquier hombre que se le acercase de mala manera. La chica los ojos de café y la sonrisa de algodón; quien había marcado hondamente la vida de Neji y que ahora, con su inminente muerte, formaba el más potente estallido.

    Neji frunció el ceño, incómodo, mirando por los alrededores. No había rastro de Lee y, odiaba admitirlo, pero en serio necesitaba a ese tipo. Lo necesitaba como nunca. Estaba un poco nervioso (nunca admitiría esto frente a nadie) y el único que podría desahogar un poco el ambiente sería ese estúpido imbécil que sabría Dios dónde estaba. Se suponía que la película empezaba a las 6 PM y ya eran las 5:50, ¿en qué diablos estaba pensando ese sujeto? Tenten y él llevaban veinte minutos esperando…

    Y la espera hubiera sido mucho más soportable si ella no se viese tan linda. Tenía vestido, ¡vestido! Y era Tenten-la-chica-que-no-usa-vestido, y un poco de brillo en los labios y… lo único que se conservaba intacto en ella eran los chonguitos. Al menos, para alivio de Neji, seguía siendo Tenten-la-chica-de-los-chonguitos-adorables.

    “Creo que… no va a venir” la miró, exigiéndole en silencio una respuesta, pero todo se derrumbó cuando ella bajó la mirada y sus pómulos se pintaron de un rosa suave. Ella abrió la boca como para decir algo, pero luego suspiró y calló.

    Neji se removió ligeramente, sintiéndose estúpidamente inquieto.

    ¿Qué debería hacer? Se suponía que iban a ver esa estúpida película los tres, como amigos. Y, aparte, había sido Lee el de la idea. A él le daba igual, porque ni siquiera sabía de qué mierda iba la trama, pero Tenten sí se había mostrado emocionada… ¿Era justo que por culpa del impuntual, del irresponsable de Rock Lee ella no entrara al cine?

    Joder…

    “Tenten” le llamó. Cuando se giró a verlo con curiosidad brillando en sus ojos de chocolate, Neji se tensó “si quieres… puedo llevarte a casa” ante la propuesta, sus hombros desnudos cayeron imperceptiblemente con decepción, pero, vaya, que Neji era un genio y él notaba esas cosas, así que carraspeó con suavidad, desviando un poco la mirada “O siempre podemos entrar a ver la película... sin Lee”.

    Ella se sonrojó. Interpretando el gesto como algo negativo, quizá porque hubiese pensado en una situación incómoda o en una “cita” –que no lo era- o en cualquier cosa que la hiciera pasar vergüenza, él agregó, girándose: “O, bueno, ya, sólo volvamos”.

    Un suave tirón en la tela de su codo derecho le hizo frenar el paso. Neji vestía aquél día una camisa negra de botones, con mangas largas.

    “Neji…”

    Nunca lo olvidaría. Su susurro apenado. Nunca lo haría.

    La miró como si la viese por primera vez. Ella lo llamó como si fuese la última.

    “¿Qué pasa?” volteó, quedando de frente, más cerca. Aun así, los dedos largos permanecían sujetos a su manga, las pupilas cafés evitando las blancas a toda costa.

    Neji la desconoció por un instante. En serio, logró descolocarlo. Jamás había conocido a esa Tenten… ¿Qué sucedía con ella?

    Y, ¿por qué de repente él se sentía extraño también? Su corazón empezó a palpitar con más frecuencia, sus dedos se encogieron en una desconocida ansiedad. Hey, que no era un crío, ¿qué le estaba pasando? Sólo estaba frente a Tenten. Ella usaba vestido, pero, joder, que seguía siendo Tenten. Su amiga. La divertida y sonriente Tenten, la amigable y servicial Tenten, la preciosa y alegre Tenten…

    “¿Podríamos” ella lo miró al fin “ir por un helado?”

    “¿Quieres uno?” parpadeó.

    Neji vio una sonrisa creciendo en su delicado rostro. Sus ojos chocolates brillaron. Esa sí era la Tenten que conocía, y le fue de más alivio el que ella usara los brazos para acentuar sus palabras: “Sí, uno gigante, ¡así de grande, Neji!” dijo, mordiéndose de repente el labio… y fue raro, porque aunque le había visto hacerlo muchas veces, nunca antes le había parecido algo más que adorable su gesto pensativo “Hmm… Es una lástima que sólo pueda elegir un sabor, ¿qué haré? Ahm…”.

    Frunció el ceño. “¿Por qué sólo uno?” preguntó. O sea, si el problema era de dinero, no tenía que preocuparse, pues él bien podía brindarle. Pero… Ah, seguro Tenten jamás admitiría que esta era la situación. Se sintió un poco estúpido al verla sonrojarse. La había avergonzado… Así que, carraspeando suavemente, tratando de remediarlo, agregó: “¿Sabes qué? Olvídalo. Vamos ahora mismo por una copa familiar, que me ha entrado el antojo también”.

    “¡Pero, Neji!” sus ojos se expandieron, asombrados “¡Esa copa tiene como siete bolas!”.

    “El punto es comer helado, ¿no? Cuanto más, mejor”.

    Ella frunció el ceño, meditándolo. “Bueno” aceptó al fin “pero seis para ti y una para mí”.

    “No hay forma” negó “: Tres para ti y cuatro para mí, por lo menos”.

    “Cinco para ti y dos para mí”.

    “¿Qué sucede? Nunca te habías hecho del rogar a la hora de comer”.

    Vaya, que no había sido un comentario de lo más caballeroso y prudente, pero en ese momento él no lo notó. Es decir, sólo estaba preguntándose por qué el rostro de Tenten se ponía cada vez más rojo.

    “¿Estás enferma?” palpó suavemente la piel de su frente y sí, estaba caliente, pero ella se separó rápidamente.

    “Estoy a dieta, tonto…” apenas escuchó su murmullo. Y él en serio que no pudo entender si estaba molesta o avergonzada. Quizá un poco de las dos, porque uno no llamaba tonto a alguien si no era por enojo, pero uno tampoco se sonrojaba así y hacía temblar el labio si no era por vergüenza.

    “Pero, Tenten” sus cejas se movieron con curiosidad. En serio que las mujeres eran un misterio. ¿Por qué querría ella torturarse con la dieta? ¿por qué no simplemente seguir comiendo y entrenando artes marciales como hasta ahora? ¿por qué privarse del placer que tanto la hacía feliz? ¿por qué demonios quería adelgazar cuando… cuando ella no tenía ninguna maldita necesidad? Las pupilas blancas descendieron lentamente hasta su torso de forma calculadora; ella definitivamente no tenía kilos de más y, además, portaba un buen cuerpo “… ¿Acaso te gustaría estar toda huesuda?”.

    Sí, lo que toda chica quiere oír.

    “¡No!”

    La gente hace tiempo que les echaba unas miradas raras, esporádicas.

    “¿Entonces para qué haces eso?” ella abrió la boca y el sonrojo subió a sus pómulos, pero finalmente no dijo nada y la volvió a cerrar. Neji nunca sabría que ese día estuvo a punto de gritarle algo como <<¡Para que me mires, idiota!>> o <<¡Yo qué sé, era un consejo de aquella revista; ponerse a dieta y usar un maldito vestido, Neji! ¡es lo que se supone hacen las mujeres, maldición!>>, pero afortunadamente no lo hizo. En cambio, él hizo una mueca tenue con la boca, sin poder evitar sentirse un poco mosqueado por no lograr entender la ausente lógica del género femenino. Que estaba acostumbrado a alguna que otra peculiaridad de sus primas, pero jamás alguna de ellas se había metido en la cabeza el matarse de hambre para quién sabe qué cosa. “Como sea” la tomó de la mano, jalándola firmemente “no necesitas esa estúpida dieta. Compraremos helado, tanto helado como sea posible y lo comeremos juntos. Tú comerás todos los sabores que se te antojen y punto”.

    Empezó a andar, con su pequeña mano presa entre su palma, guiándola con calma hasta su destino. Y, extrañamente, ella no opuso resistencia. Es más, en cierto momento, los dedos largos y delgados le apretaron un poco, mientras el susurro le llegó cálido: “Leche, mandarina y mora”.

    Él no pudo reprimir una pequeña sonrisa.

    Después de ello, se llenaron de helado tanto como pudieron. Un gran tazón de ocho bolas de diferentes sabores les acarició el paladar, les llenó estómago, a la vez que la conversación se volvía cada vez más relajada.

    Ellos habían pasado tiempo juntos, pero casi siempre Lee estaba de por medio y, cuando no era así, lo común era que se encontrasen en el campus de la universidad. Nunca habían estado solos en un lugar como ese. Y, aunque Neji trataba de desechar el pensamiento de que era una cita, al final no pudo hacerlo por completo. En cierta manera todo había terminado en una no-cita que en el fondo lo era, pero que no se sentía como tal… que no ponía sobre ellos la presión del compromiso, el nerviosismo de agradar, de que todo funcionase.

    Eran sólo dos amigos comiendo helado. Sentados uno frente al otro, muy cerca, con un tazón amplio y delicioso de sabores en medio de ellos y con risas y palabras saliendo de sus bocas.

    Pronto se habían visto envueltos en una discusión acalorada sobre lo abstracto; a Tenten le encantaba cada cosa “abstracta”, le encantaba el concepto en sí, mientras que Neji lo aborrecía, alegando que las cosas que no tenían forma o sentido eran inútiles y carecían de interés. Y después Tenten hizo un comentario sobre los abogados, que eran cuadriculados y aburridos, y él respondió que los diseñadores eran raros y desubicados. Pero luego ella se rió y Neji simplemente sonrió, porque esas definitivamente no eran cosas que se dirían en una cita. Y era definitivamente genial no estar en una.

    “Mira, es justamente eso de lo que hablo” Neji señaló su rostro. En su mejilla, una pequeña mancha de arequipe se exhibía graciosamente. Al ver su expresión confundida, agregó: “Tienes arequipe” se tocó el propio rostro, para mostrarle el lugar donde debía limpiar.

    “¿Eh? ¿dónde?” Tenten se pasó la mano por la mejilla derecha, azorada.

    “No, en la otra” negó y, cuando ella lo hizo, volvió a negar con cansancio “Ahí no, Tenten, más arriba. No, un poco más a la derecha…” y luego, sin pensárselo, tomó una servilleta y se inclinó hacia si cara, limpiándola con interna diversión, pero procurando parecer impasible “Ah, los diseñadores son tan descuidados, en serio”. Suspiró suavemente, casi decepcionado y subió la mirada hasta sus ojos.

    Y entonces… fue allí; cuando sus ojos chocolates exhibieron una luz extraña, atrayente, una mirada desconocida, y sus labios rosados se abrieron casi que con asombro. Neji apenas fue consciente de lo cerca que estaban…

    Apenas fue consciente del olor suave de su perfume y del rubor en sus mejillas. Apenas lo fue de un fuerte cosquilleo revolviéndole el estómago y entonces, actuando como Neji Hyüga, el calculador, no solía actuar, se acercó un poco más y la besó. Así, sin más, sin planearlo, sin esperarlo, sólo unió sus bocas en un gentil roce, sintiéndola respingar un poco. “Tienes una mancha también aquí…” susurró contra sus labios nada más entender que le agradaba demasiado, mucho más de lo que debería, el contacto dulce y tibio.

    Fue una explosión.

    La pequeña sonrisa de Tenten le dio el permiso necesario para continuar, y él siguió. Tierno, lento, pero seguro.

    Y fue perfecto. En una heladería, con ella usando un vestido, con él usando camisa de mangas largas, con unas dos bolas de helado empezando a derretirse y con apenas unas miradas discretas alrededor. Tímido y algo torpe, pero fue perfecto, porque fue su primer beso con Tenten.

    Luego, ella se rió y dijo que esa definitivamente había sido una sensación “abstracta” y Neji gruñó, pero no le contradijo esta vez, porque, diablos, no podía darle nombre ni forma.

    Al día siguiente, Lee le confesó, notablemente divertido, que no había asistido con la sola intención de darles un “empujoncito” porque ¡hombre, pensaba que su llamita del amor apasionado jamás se encendería! Y porque la tensión sexual lo estaba asfixiando o algo así.


    Cada cita, cada sonrisa, cada caricia, cada beso y cada arrebato de pasión junto a Tenten… cada momento junto a ella habían acelerado y alentado su tiempo. Ella había llenado su vida de más satisfacción y sensaciones de las que alguna vez hubiese soñado, y apenas había necesitado dos años para volverse el centro de su existencia.

    Dos años. Muy poco. Y tanto a la vez…

    Mientras se quejaba bajo un árbol de una clínica, mientras mantenía los ojos cerrados, las manos sobre el rostro y las mejillas mojadas, a Neji Hyüga le pareció que dos años eran un parpadeo.

    Y entonces… rogó. Él era orgulloso, demasiado orgulloso, pero en ese instante se sentía tan pequeño, tan impotente y tan miserable, que su ego pareció demasiado insignificante. De repente, descubrió que no tenía el control de nada. De nada. Esta era una situación en la que él no podía hacer absolutamente nada útil, ni siquiera siendo el genio Hyüga que era, el brillante, esplendido, exquisito, fino y elegante Neji Hyüga. Entendió totalmente, por primera vez en su vida, que no era más que una partícula de polvo ocupando un espacio en la extensión y magnificencia del universo. Allí, sintiéndose diminuto y humillado, Neji bajó la cabeza.

    Porque por ella, por su familia… por su futuro juntos, él haría lo que fuese.

    —Por favor —dijo, los ojos cerrados, las manos en su frente—, por favor, permíteme ser egoísta. La quiero a ella. Fue muy poco tiempo… Dámela, préstamela un poco más. Deja que acaricie a nuestro hijo, que lo bese y le cante canciones de cuna. Deja que lo amamante, que lo vea crecer y que le acaricie los cabellos —pasó saliva—. Déjala acá un poco más, sólo un poco, apenas lo necesario para que conozca a sus nietos y para que sus lindos cabellos castaños se vuelvan canosos. Ella es la chica de los chonguitos, y quiero verlos de color blanco. Compláceme. Es por mí, todo es por mí… p-porque la necesito — su voz se cortó un poco, pero se obligó a seguir—. Tú sabes, no he sido el mejor, no he sido el más santo, pero…, pero que este no sea mi castigo, por favor, que ella no tenga que irse para enseñarme una lección. Ya aprendí; dejé mi orgullo atrás, dejo todo atrás, pero no me la quites… Es lo que más quiero y… sólo…

    Una pausa. Un sollozo masculino y un quejido.

    —¡Sálvala, sólo salva a Tenten!

    Él ni siquiera supo cuánto tiempo permaneció allí, susurrando, murmurando, rogando y, por qué no, pidiendo explicaciones que no llegaron. Pero luego, cuando Rock Lee llegó frente a él, con la respiración agitada y una expresión airada en el rostro, Neji volvió a la realidad. Al dolor. Su mente ni siquiera pudo preguntarse en qué momento había llegado Lee, si se suponía que ese día participaría en un torneo universitario.

    —¡Aquí estás!

    —Lee…

    El hombre de cejas pobladas lucía mucho más alterado de lo normal y Neji ni siquiera podía distinguir el gesto de su rostro. —E-es Tenten —exclamó al fin, con notoria dificultad y sólo hasta entonces Neji notó que en sus ojos oscuros se marcaban las lágrimas.

    Tuvo un escalofrío. El alma le salió del cuerpo y su corazón casi se detiene al suponer la noticia que traía su amigo…

    —No… —su voz fue un hilo.

    Lee frunció el ceño, inclinándose y tomándolo de los hombros, obligándolo a mirarle. —¡Maldición, Neji, te estoy diciendo que Tenten quiere hablarte! —sus ojos claros se expandieron. Lee estaba mortalmente serio. —¡Ella te está llamando, idiota!

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    Neji no se molestó en limpiar su cara siquiera, él sólo corrió. Corrió a todo lo que sus piernas daban. Al llegar, la cara de sus familiares lucía borrosa, las trasparentes pupilas Hyüga se clavaban en su cuerpo, pero en su mente ellos no tenían cabida. Ninguno de ellos. Sólo vaciló un instante ante una Hinata con las manos juntas y una mirada indescifrable llena de tantos sentimientos que, por un segundo, le hicieron trastabillar. Quiso preguntarle qué sucedía, por qué lo miraba con esos ojos vidriosos y por qué las lágrimas seguían brotando de ellos, mojando la linda piel de sus mejillas, pero no lo hizo, porque la certeza latente de que la respuesta le partiría el corazón fue más fuerte que cualquier cosa.

    Él sólo quería ver a Tenten, sólo eso. Mirar sus lindos ojos de chocolate y besar la comisura de su dulce boca. Una vez, tan sólo una vez más, quería oír su voz gentil llena de amor llamarlo por su nombre.

    —Neji —miró a su padre con expresión atormentada. El hombre, siempre práctico, no perdió el tiempo antes de pasarle un tapabocas—; Póntelo. Vamos. —Y le guió.

    Después de subir un piso y adentrarse por un pasillo visiblemente más angosto que el anterior, Neji se encontró a las puertas de una habitación. Se extrañó un poco, porque realmente pensó que ella estaría en la UCI, pero no tuvo que decir nada.

    —Ella quería ver al bebé —dijo su padre, leyéndole la mirada. Los nervios de Neji subieron a un nivel delirante, el aire empezaba a sentirse pesado y, de repente, el aire en sus pulmones se volvía más denso. Ella no podría estar al lado de su hijo si hubiese sido trasladada a los cuidados intensivos—. Quiere que tú lo veas, Neji.

    Asintió. —Gracias —y giró el pomo.

    —Está estable… —la cálida presión en su hombro casi le convoca las lágrimas, pero las aguantó valientemente antes de asentir de nuevo sin voltear; con la mirada siempre al frente, siempre al frente. Con su mente sólo en ella.

    Cerró la puerta a sus espaldas, a la vez que una fuerza increíble lo impulsó vertiginosamente hacia la suave figura en la camilla. Su piel lucía pálida, pero Neji notó con inmenso alivio que no estaba usando el respirador artificial, es decir, que tenía fuerzas para cumplir con la acción vital por su cuenta. Aunque lo hacía lentamente y con dificultar, ella se las arregló para componer una pequeña sonrisa entre respiros. Sus ojos café estaban un poco opacos, pero al entrar en contacto con los suyos, brillaron por un segundo.

    —No hables —advirtió firmemente al verla abrir la boca. Luego se acercó un poco más. Las venas de la muñeca derecha de Tenten estaban canalizadas y su brazo lucía más delgado que hace unas horas. Había una maquina a un lado de la cama –que no tenía idea para qué servía- frente a la cual Ho escribía unos datos que seguramente serían jeroglíficos para Neji.

    —Los dejaré solos, Neji —Ho habló, suave, paciente, pero profesional—. Es preferible que no hable.

    Él asintió. —Gracias, primo.

    Lo observó acercarse calmo a la puerta y, justo cuando estaba a punto de marcharse, Ho se giró de nuevo. —Ah, si él bebé se despierta y llora, presiona el botón que está en la cabecera. Las enfermeras vendrán en seguida.

    Y fue entonces que Neji lo vio. Por primera vez. Estaba pegado a un costado de Tenten, entre ella y la baranda protectora de la camilla donde descansaba la manita canalizada. Era sólo un bultico. Tan pequeño que era justificable el que no lo hubiese visto antes. Y tan precioso como nada en el mundo.

    En serio, era la cosa más hermosa que pudiera existir. No había nada más lindo y puro que eso.

    Sus ojos se devolvieron de nuevo a Tenten, y ella le sonreía cálidamente, seguramente notando la admiración en su expresión, adivinando su estado gloriosamente pasmado.

    —Él… —balbuceó, alargando la mano para acariciar la mejilla de su novia. Ella sonrió un poco más y, aún en ese estado, despeinada, pálida y agotada, era la mujer más hermosa del mundo, ¡que Miss Universo ni que nada!—Tú…

    Y al ver que su boca no estaba trabajando adecuadamente en el arte de las palabras, Neji decidió utilizarla de otra manera para expresarse; inclinándose, la besó con delicadeza, apenas tocando y moviendo los labios sobre los rasposos de Tenten. Ella parpadeó lentamente y Neji enrolló los dedos en su cabello; éste estaba suelto, pero aquella chica en frente seguía siendo la chica de los chonguitos. —Te amo —le susurró suave el oído, perdiéndose en un bucle de desordenadas hebras castañas—, lo amo a él también… Gracias.

    Esta vez, su sonrisa fue más dulce y los ojos chocolate se cristalizaron, pero Neji sólo besó su frente y, rápidamente, giró su atención al pequeño bojote.

    Movió con su dedo índice (que nunca le había parecido tan grande y rudo) la tela del gorrito que cubría su cabecita y unos cabellos incipientes y castaños le acariciaron la yema. Sonrió; no había forma de que hubiesen sido de otro color. Y luego bajó lentamente por la suave piel de su diminuta mejilla. La frentecita tenía una pequeña arruga y Neji se divirtió al recorrerla con calma, pensando que eso le daba un aspecto demasiado serio para alguien que apenas había nacido ese día. Ojalá que no sacase tanto de su personalidad y, en cambio, hubiese heredado el humor de su madre…

    Quería tomarlo en brazos. Quería tomar en brazos a su hijo (¿no era increíble esa palabra?) y, de repente, todo el miedo y la inseguridad que lo había estado atormentando, desaparecieron; ese bebé necesitaba de él, contaba con él y nada en el mundo le haría decepcionarlo.

    Quería alzarlo, pero… por otro lado, él parecía estar gozando de un sueño tan tranquilo junto al calor de su madre que sería un pecado molestarle.

    —Hi-Hikari…

    Miró a Tenten asombrado y ella apenas hizo un movimiento con la cabeza, señalando al bebé. Quiso regañarla por hablar, pero no lo hizo. —Hikari*… —repitió—, ¿quieres que lo llamemos así?

    Un asentimiento suave.

    Y él sonrió, acariciando apenas la mejilla tierna del niño con los nudillos de los dedos. Nunca había sonreído tanto en su vida. —¿Oíste eso, Hikari Hyüga? —le habló bajo, intencionalmente permitiendo que las palabras flotaran hasta los oídos femeninos—. Con eso tu madre quiere decir que eres su luz… —se inclinó un poco más para depositar un beso en la frentecita, su primer beso paternal, y cerró los ojos—Nuestro Hikari.

    —Ne…N-Neji…

    Rápidamente, llevó su mano hasta entrelazar los largos dedos de Tenten. —No hables… —le pidió, esta vez con un tono de súplica—No hables, Tenten, tienes que recuperarte…

    “No puedes dejarme sólo, así que apresúrate”.

    Aun diciéndolo, Neji no podía obviar el hecho del color pálido en su piel.

    Ella le apretó la mano, pidiéndole silenciosamente que se acercara. Al hacerlo, dejando sus rostros con algunos centímetros de distancia, sus labios pronunciaron de manera lenta y tranquila. Sus pupilas brillaron. —N-Nuestro amor… ya no es abstracto…

    Él quiso reír, sintiendo tontamente la ascensión de las lágrimas hasta sus ojos (no se había parado a pensar en lo terrible que debía ser su aspecto, pero no importaba): —Tienes razón —rió suavecito—, no tiene nada de abstracto, mi chica de los chonguitos.

    Le besó la frente y ella sonrió nuevamente, con cariño.

    Neji se sintió aliviado. Una sensación de plenitud lo embargaba por completo, porque ella estaba en lo cierto. Todo su amor ahora estaba condensado en el pequeño ser que descansaba entre ellos… Era un amor con forma, definición y materia. Y era perfecto.

    Acariciando los cabellos castaños de Tenten, sin despegar la atención de su preciosa compañera y, mientras ella cerraba calmadamente los ojos para descansar, Neji susurró con un tono dulce y entrañable que nadie le había oído jamás:

    —Gracias.

    Quizá se lo dijo a Tenten, por ser la madre de su hijo, por darle el regalo de la paternidad. O quizá se lo dijo a alguien poderoso y misterioso que le permitió conservarla a su lado.

    Porque el sueño de Tenten no sería un sueño eterno.

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    Naruto esbozó una sonrisa tenue al pasar los dedos por el sedoso cabello oscuro de la chica en sus brazos. Había dejado de sentir los hipidos y quejidos contra su pecho, pero ella aún no tenía la disposición de separarse, ni tampoco él. Aunque se caracterizaba por poseer una boca parlanchina, no había hablado en un buen periodo de tiempo. No había mucho que decir en realidad… No había explicaciones ni razones.

    Un segundo consideraban a Tenten muerta y Hinata lloraba de pena en sus brazos. Horas después Tenten vivía y Hinata lloraba también, pero de alivio.

    Él no lo asimilaba aún.

    La familia Hyüga al completo había estado consternada y quienes estaban a cargo de la reciente madre simplemente habían negado resignados, repitiendo “No sabemos lo que sucedió”. Lee, en cambio, lloriqueaba a un lado de la sala y Naruto se ponía en su lugar; sus dos mejores amigos habían sufrido lo indecible y uno de ellos había estado a punto de morir.

    Pero claramente quien más le había movido el corazón había sido Neji. Hyüga Neji. El verlo a él tan destrozado, con las lágrimas manchando su inmaculada piel y la desesperación gravada en el rostro normalmente impasible, había penetrado fuertemente su alma; no quería ni imaginarse lo que hubo sufrido…

    Luego lo hizo, al imaginar a Hinata dentro de esa habitación ocupando en el lugar de Tenten. El simple pensamiento le hizo apretarla más fuerte.

    Su dulce, dulce Hinata…

    Su preciosa, preciosa judía…

    —Te amo… —le susurró en secreto, bajando la cabeza hasta su oído—, te amo, Hinata, te amo´ttebayo.

    Sus manitas lo apretujaron un poco más. La sintió tensarse un segundo, y luego ella suspiró.

    —Naruto-kun… —dijo, separándolo apenas lo suficiente para dedicarle una mirada vidriosa. Su nariz estaba roja de tanto llorar, pero lucía adorable—, quiero tener un bebé.

    Él abrió los ojos y boqueó un poco, no esperándose eso para nada. —¿Q-Qué?

    —Que tengamos un bebé, por favor —Hinata le besó cortamente, le regaló un beso lleno de calidez, pero logró marearlo por un segundo. Su mirada perlada estaba llena de determinación y ternura. —Prométeme que me darás uno…

    Naruto sonrió. No estaban casados. No eran mayores de edad. No tenían carreras ni trabajo. Ni siquiera podían ser novios oficiales y, sin embargo, allí estaba ella, la tímida Hinata, zampándole un beso apenas a unos metros de un Hiashi que fingía ignorarlos y pidiéndole un bebé...

    Qué gracioso.

    Pero él era Naruto Uzumaki, y Naruto Uzumaki no podía quedarse atrás; acunó el rostro fino entre sus manos y unió sus labios firmemente. Sintió los dedos de Hinata hundiéndose en sus costados, mientras se dedicaba unicamente a besarla profundamente y sin quedar satisfecho hasta escuchar su suave gemido.

    —¿No te acuerdas, Hinata?

    Ella parpadeó, luciendo sorprendida y un poco aturdida, además de sonrojada. Luciendo adorable en su totalidad. Naruto soltó una suave risa, deslizando gentilmente los labios por la piel tersa de su quijada y, al llegar a su pequeño oído, le susurró: —Nos casaremos, tendremos ocho hijos y —deslizó una mano disimuladamente hasta su pequeña cintura—… haremos el amor cada día hasta caer rendidos´ttebayó.

    A Dios gracias que Hiashi Hyüga no pudiese escucharlo.







    -

    Hikari: Luz.

     
    Última edición: 5 Febrero 2015
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    Stitch

    Stitch Voy sonriendo por ahí

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    ¡Hola, hola, hola! He renacido de las cenizas(?) Ok, no, pero volví. Y no hay mejor manera de recomenzar mi actividad en algo que tenga que ver específicamente con los Fics que leer tus capítulos. Oh por Dios, creo que acabo de morirme. Fue todo completamente sublime. Wow.
    Releí un poco los capítulos anteriores, no porque me haya olvidado en qué quedó el Fic cuando me fui (nunca podría olvidarme) sino porque siempre es genial leer de nuevo algo que escribiste vos. Bueno, ¡empecemos!

    XXXV: Encuentros Explosivos.
    Éste fue sencillamente genial. No hay palabras; ninguna frase podría nunca describir todo lo que se me pasó por la cabeza mientras lo leía. Estaba segura de que la relación de Hinata y el rubio se iba a ir al mismísimo demonio pero no, no ocurrió. Naruto estaba tan serio; me imagino como se habrá sentido y Hinata que no sabía como explicarle lo que había pasado con Kiba. La escena en el arena fue jodidamente perfecta. Ugh, la amé.

    ¡Le recordó los colpasos de desbordamiento de ternura! Fue genial porque siempre fue una de mis cosas favoritas que han ocurrido en el Fic. Tu manera de narrar me hace feliz, te lo juro. Había extrañado esa sensación de encontrarse sumamente ensimismada en lo que leía en un Fic, a tal punto de imaginarme cada escena, gesto y palabra con pura claridad. Citaría todo el capítulo porque está lleno de frases que me fascinaron.
    ¡Y no olvidemos a Sasuke! Extraña a Naruto (aunque sea demasiado orgulloso para aceptarlo) a tal punto que tiene conversaciones imaginarias con él e Itachi que me hace reír porque conoce tanto a su hermano.
    ¡Neji y Tenten! ¡Neji y Tenten! Oh, esto es sumamente hermoso. Los quiero abrazar, ¿puedo? ¿puedo ¿puedo? Todo sencillamente, perfecto.

    Parte 2. I.

    ¡Sasuke le lleva el bolso a Hinata! ¡¿A dónde hay un puente para que me pueda tirar de tanta ternura que me generó eso?! Bueno, me calmo. Pero fue tierno, todos lo saben.
    Esto fue horrible, ¡¿cómo pudiste?! ¿Cómo se te ocurrió destrozar nuestras almas de esta forma? ¿Quién te autorizó? ¡Quiero gritar! Todo iba tan bien, Neji sólo tenía sus preocupaciones que cualquier padre primerizo podría tener y...

    Yo estaba siendo tan feliz y hasta me reí en esa parte. Y después la decisión más complicada de la vida cayó sobre sus manos y todo se vino abajo en dos microsegundos. El genio Hyuga está llorando, lloremos con él.

    Parte 2. II.

    Y eso resume todo el capítulo. Gracias al cielo, ¡Tenten está viva! ¡Hikari está bien! Seamos todos felices, ¡un abrazo grupal! Fue terriblemente triste y tierno al mismo tiempo mientras Neji recordaba cosas sobre la castaña. Y Lee siendo tan...Lee. Y dándoles un "empujoncito" con su primera cita-que-no-era-una-cita. Y su primer beso fue tan tierno todo lleno de helado. El helado hace buenas cosas, ¿ven?
    Creo que ha sido uno de mis capítulos favoritos, me gustó mucho que te hayas centrado en otros personajes. Sos tan genial. Tu manejo de las personalidades supera todo lo que habita este mundo. Y no, no es una broma. Si algún día escribís un libro, avisame; voy a ser la primera en ir a comprarlo.

    De verdad extrañaba mucho leerte. Perdón por no haber entrado antes a leer y comentar tu increíble Fic. Todos los capítulos fueron hermosos a su manera, siempre manteniendo ese "algo" genial que tienen porque son tuyos. Me encanta tu narración, lo voy a seguir diciendo aunque te canses de leerlo y me fascina como me haces reír con esas frases que quedan justas para cada momento. No entiendo cómo lo haces pero...seguí así porque es increíble.
    Esperaré por la continuación e intentaré no desaparecer y estar al tanto de tu historia.
    ¡Espero que estés bien! ¡Te mando un abrazo enorme! ^^

     
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