Fotos —No, no me gusta cómo quedaron. A ver, tómame otras. Fue el comentario de tu madre al terminar de revisar las fotos que acababas de sacarle, entregándote la cámara. Reprimiste un suspiro de exasperación y acataste lo ordenado de mala gana. No lo entendías. Desde hacía unas semanas tu madre se había obsesionado con las fotos hacia su persona. Tú misma no eras alguien a quien le gustara tomarse fotos ni tomarlas, así que su actitud terminaba por sacarte de quicio. Que amara sacarle fotografías a los paisajes u otras personas te parecía razonable, incluso lo entendías cuando iban a eventos importantes o fiestas familiares, pero que se empecinara en que se las tomaras casi todos los días era un verdadero fastidio. Tu madre posó de varias maneras con cada flash del aparato; era peor que una modelo vanidosa e hiciste un gran esfuerzo por no rodar los ojos. Se veía ridícula. —A ver, ¿esas cómo quedaron? —preguntó al terminar la sesión. —Bien, esas ya quedaron bien —dijiste, impaciente. Querías terminar con eso de una vez. No estabas haciendo nada importante, pero de todos modos querías volver a lo tuyo. Tu madre lo notó y sonrió con gentileza, tomando la cámara para volver a revisar cada fotografía. Quedaron en un silencio momentáneo, en el que esperaste a que diera su veredicto. —¿Sabes? A veces me dan muchas ganas de ver a tu abuelita. Frunciste el ceño, confundida por el repentino tema de conversación. Tu abuela había muerto cuando tu madre era muy joven. Nunca la conociste. —Muchas, pero muchas ganas de verla —continuó tu madre, sin despegar la vista de la pequeña pantalla—. Pero —curvó los labios hacia abajo y negó con la cabeza— ni cómo hacerlo. No tengo ni una foto o un retrato de ella. Nunca tuvimos los medios para hacerle uno. Guardó silencio un momento, sin dejar su labor de revisión, antes de seguir. —Por eso quiero que el día que yo falte, mis hijos sí puedan verme todas las veces que quieran y siempre que se les antoje. Levantó su vista hacia ti y te sonrió con la calidez que la caracterizaba, ajena al hecho de que un gran nudo se había formado en tu garganta. —Estas ya están bien. Gracias y perdón por molestarte —dijo tu madre, retirándose de tu presencia. Te quedaste sola en la sala, en completo silencio y avergonzada de tu actitud egoísta. No habías pensado ni por un instante que esas sesiones de fotos fueran para el bien tuyo y de tus hermanos. Pero meditándolo bien, ¿había algo que una buena madre no hiciera por sus hijos? Tomaste tu lugar frente al computador otra vez. La próxima vez, cumplirías con menor disgusto los caprichos de tu madre.
Yo también a veces sufro de lo mismo, y nunca había pensado que los motivos por los que mi madre me pedía ese tipo de fotos era para justamente dejar un buen recuerdo suyo. Aunque ella me ha declarado abiertamente que las fotos que quiere, las quiere para colgarlas en facebook, y no le interesa hacer un retrato para los nietos ni nada parecido. Aunque tengo que admitir que, para mí, la madre pidiendo que le tomen fotos cada día es un poco exagerado, más allá de sus intenciones. Y de parte del hijo/a, hay veces en que uno está haciendo algo importante y no gusta que nos vengan a interrumpir, aunque, por lo que se ve en el relato, no era el caso en esta ocasión. Me ha parecido un buen escrito. Corto, bonito y con un mensaje al final. Todo eso en muy pocas palabras. No he notado errores en narración o puntuación que deba resaltar. Me ha gustado mucho leerlo. Saludos.
Wow, ese milagro que por fin te conectas y mira, el primer relato que escribes después de mucho tiempo y... ¿es para hacerme sentir mal? Diste en mi kokoro. En cierta forma el amor de madre va más allá de lo que podemos percibir y, esas fotos, aunque parezcan que son para ella, en realidad no lo son. Está pensando en los hijos en un futuro. Por experiencia. A mí no me molesta que mi madre me pida que le tome fotos, yo se las saco y ya, si de esa forma es feliz, yo con hacerla feliz pues sí. Ya otra cosa es que me las saque a mí; que a mí no me gusta que lo haga, a veces tengo humor, a veces no :( Me gustó mucho el relato :) No importa que se este ocupado, para darle un pequeño tiempo a la mujer que te crío, nunca está de más sacrificarse y dedicarle unos minutos porque ella no estará toda la vida con uno. El amor de madre nunca, pero nunca llegará a reemplazarse. Y una lastima que haya hijos que se dan cuanta de eso cuando ella ya no está. Aunque no crees que debería ir en otra sección (yo solo digo) no me hagas caso.
