Drabble de Naruto - For S̶a̶l̶e̶ sannin

Jiraiya iluminó su mirada entusiasmado miró a su alrededor, rostros hermosos, femeninos rostros de mujeres con gestos seductores todas mirándolo, esperándolo justamente a él, tan ansiosamente.

Sonrió de oreja a oreja con ojos grandes con el rostro rojo, sin poder creer en su buena suerte.

-- Al fin has hecho una buena muchacho-- exclamaba mientras corría hacia una de ellas.

Luego de la victoria de ambos sobre Pain y la solemne promesa de este de redimir todo, Konoha realizaba una subasta de personas para resarcir todo el daño causado, una curiosa dinámica que consistía en alquilarse para diversas tareas por un único día al mejor postor.

Sus ansias crecían mientras mujeres ofertaban por él, había sido idea del Uzumaki él fuera el primero en pasar, su rostro se ensombreció cuando un hombre anciano le ganó la puja a la Hokage, quien para alimentar su ego había ofrecido varias ofertas por él, más no pudo superar la ultima, varios problemas de juego no pasaban en vano.

Al verlo cabizbajo Naruto le había susurrado antes de partir que el vejestorio, era un magnate y las historias hablaban que su casa estaba llena, no, repleta de mujeres.

El poderoso sannin rodeo galante la cintura de una de ellas, con intensiones de robarle más que un beso.

Con un sentimiento de verdadero terror, miro como su cuerpo se desmoronaba por las articulaciones, antes de colapsar observó una mirada perdida en su rostro, en unos ojos plásticos, observó a su alrededor y se percató entonces, todas, cada una de ellas, lo eran, maniquís, esculturas, pinturas. Había mujeres, era cierto, pero ninguna real.

-- ¿Piensas venir pronto?, debes de comenzar ahora por que te llevará mucho tiempo.-- indicó el anciano.

Cuando el ero - sanin llegó arrastrando sus pies suspirando, miró unos pies huesudos sobre la mesa y al anciano con una sonrisa gentil.

-- La buena noticia es que es lo único que vas a tocar, puedes estar tranquilo, la mala es...

Jiraiya sintió un golpe de un profundo y nauseabundo aroma proveniente de ellos.

-- ... je, je, je, es que no es eso muy bueno-- concluyó.

Mientras el sannin cumplía su tarea, buscó despejar su mente de su deplorable destino, buscando recordar a Tsunade ansiosa por pagar por él, fantaseando por lo que pasaría después.

-- Tsunade... solo es un día, solo es un día, solo es un día...— se repetía en su mente — viejo excéntrico loco, pagar por un masaje de pies...