Gran Garladia Floresta Caduca

Tema en 'Final Fantasy: Crimson Sky' iniciado por MrJake, 14 Abril 2023.

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    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

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    Rigel Betelgeuse

    Al avanzar hacia el norte acabamos encontrando un camino libre de monstruos, y continuamos por allí. Quizás, de esa manera, pudiéramos llegar a lo que fuera que escondía la niebla en el cabo que había al norte de la floresta.

    Así fue, pues terminamos llegando a una verja metálica que separaba la niebla de la floresta de una pequeña población. Nada más vernos, llamaron a la guardia de la ciudad, asustados por nuestra presencia. Traté de calmar a la señora, pero no hubo manera; en su lugar, nos vimos hablando con la guardia del sitio. Sin mayores altercados, por fortuna, pues reconocieron que no llevábamos el uniforme típico de Ragnarok. Así que este era un asentamiento de rebeldes, ¿eh? Nos dijeron además que si teníamos cualquier problema, fuésemos a hablar con los "Dos Centella", y miré a Erin al momento, sorprendido. ¿Podían ser ellos...? Sí, era lo más probable, ¿verdad?

    —Vamos, Erin, tenemos que ver cómo están.

    BUENO PUES COMO TENGO TANTOS GUILES VOY A PESCAR A AMBOS LADOS HUM.

    -400 Guiles (me quedan 120 por la katana).

    Habilidad de senda en:
    Jason y June, los Dos Centellas
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    Activo el encargo de la alquimista.
     
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    Última edición: 27 Diciembre 2023
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    MrJake

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    Mis dos mejores soldados

    La mención a los "Dos Centellas" gritaba Jason y June por todas partes. Aidan era el Relámpago, June el Rayo y Jason el Trueno... estaba claro que, si tenían que recibir otro sobrenombre, iría por el mismo camino, y "centellas" era lo primero en lo que uno podía pensar. Por eso no tardaron en preguntar por allí, por aquella extraña aldea o escondite, y pronto averiguaron su localización.

    Pudieron descubrir algunas cosas interesantes: al parecer, en Ragnarok, la Soberana tenía una suerte de alianza temporal con los ángeles, intercambiando el bienestar y seguridad de la ciudad por una cantidad determinada de sacrificios humanos (o demonios) cada cierto tiempo. Era lo que llamaban "tributos", y eran enviados de alguna forma al Cielo, como sacrificios. En ese proceso, viajaban por la Floresta hasta la base de Edén... y por fortuna, unos cuantos lograban escapar muy de vez en cuando. Eran los "tributos fallidos", quienes, por su condición, no podían regresar de vuelta a Ragnarok sin correr riesgo de muerte. Por ese mismo motivo, acabaron creando aquel lugar, un refugio seguro, protegido por la niebla y la presencia de aquellos enormes y territoriales monstruos.

    Y de alguna forma, June y Jason parecían haber acabado allí.

    Cuando Erin, Rigel y Brigid llegaron al lugar donde se suponía que estaban los "Dos Centellas", una de las tiendas de campaña, se encontraron con que los dos salían de la misma justo en ese momento. Jason fue el primero, y no pudo sino quedar con boca abierta, interrumpiendo sus palabras a medio camino.

    —A ver, ¿quiénes son esos nuevos visitantes de los que-? ¿Huh...? ¡N-No puede ser!

    —¿Qué pasa, Jason? ¿Quién...? —June asomó también su cabeza, sorprendida ante las personas con las que se encontró—. ¡B-Betelgeuse! ¡Señora Coraza!

    Poco después, los cinco se hubieron reunido dentro de la tienda de campaña, sentados en un pequeño círculo, actualizándose de los eventos que habían acontecido recientemente. Jason y June explicaron por qué estaban allí: cuando sucedió el caos en Ragnarok y el Emperador se fue, decidieron huir tan rápido como pudieron, tratando de liderar a algunos de sus hombres. En mitad del caos, sin embargo, los demonios de Shawka empezaron a perseguir a los humanos de Elérea, y sus hombres terminaron sacrificándoles por darles una oportunidad de escapar. Huyendo tan lejos como pudieron, sabiéndose abandonados en Garladia, alcanzaron la Floresta cercana, y hayaron de casualidad el refugio. En aquel momento...

    —... ¡el mono aquel, Barbarroja, estaba alterado! —explicó Jason, emocionado, orgulloso—. No sé lo que habría sucedido, pero algo gordo debió pasar entonces cerca, y los monstruos se mostraron nerviosos, él incluido. Lo encontramos justo entonces, tratando de atacar la aldea; normalmente no es peligroso salvo que se lo molesta, y lo usan en el escondite para ahuyentar a intrusos, precisamente; pero se desbocó.

    —Suerte que Jason y yo estábamos cerca —siguió June, bebiendo de la taza de té que habían preparado en la hoguera algunos de los fallidos que les atendieron—. Atraje al mono mientras esquivaba sus golpes, y luego Jason aprovechó para golpearle en la nuca. Fue lo suficientemente fuerte como para noquearlo y dejarlo inconsciente.

    —Cuando despertó estaba más traquilo; no había necesidad de matarlo, especialmente teniendo en cuenta que su presencia sirve como protección para este sitio. Y bueno, nos lo agradecieron tanto que... aquí estamos. Los Dos Centellas.

    —Este lugar está protegido por Coyotes, también, como podéis ver... se guarda muy en secreto en Ragnarok, sin embargo. Supongo que, de algún modo... encontramos un propósito en protegerles, devolverles la amabilidad que nos ofrecieron al acogernos aquí. Un nuevo hogar.

    Hubo silencio por un momento. Al final, Jason se dejó caer hacia atrás, manos tras la nuca.

    —Han pasado taaantas cosas raras, tío. El Imperio empezó a entrar en declive desde el momento en el que el Emperador quiso actuar como actuó. Y nosotros le apoyamos, pese a estar en contra del jefe...

    —... a día de hoy, sigo creyendo que sus intenciones son benévolas. Nunca me dejé de convencer de ello —explicó June, mirada clavada en la taza de barro en sus manos—. Pero quizá empezó a perder un poco el motivo que debía subyacer bajo sus intenciones. Todo fue siempre por parar la lluvia carmesí... algo que todos queremos, y que sabemos que es posible. Son los ángeles, allá arriba, los que la provocan. Y sé que Zael podía pararlos, pero...

    —... el recuerdo de Alyssa lo obcecó, y perdió el norte. Cuando nos atacaron en Elérea, en la capital, empezó a actuar de forma desesperada. Y ahora, a saber qué fue de él, y de toda Elérea.

    Claro está, Jason y June no sabían de la identidad real de Rigel, y solo lo conocían como a un compañero de trabajo más, compatriota de Elérea; no sabían que estaban hablando de su padre y su madre. Y aquello confirmaba lo que le dijeron, lo que vio cuando Alma le explicó, y lo que le dijo Jazz: genuinamente Zael buscaba en un inicio algo bueno, parar a los ángeles y romper su status quo, pero... su motivación de fondo era venganza por lo de su madre, y al final, eso eclipsó todo.

    ¿Cómo reaccionaría si supiese lo que les dijo Aura? Que Alyssa.... por alguna razón, estaba con...

    Hey —intervino entonces Jason, pensativo—. ¿Cómo está el jefe, señora Titán? Se le echa de menos...

    —Sí, ya ves —musitó June—. Era un tipo genial, no solo como jefe o soldado, también como... amigo.

    Jason asintió.

    —Sí, era un máquina.

    Y en ese momento, una voz inesperada se escuchó. Alguien levantó la puerta de la tienda, portando un brazo vendado junto al pecho y una espada de hierro empuñada en su cintura.

    —Bueno, me vais a poner rojo, chicos~.

    —¡¡Jefe!! —exclamaron los dos a la vez.

    Aidan estaba ahí, por alguna razón. Mostró una sonrisa de oreja a oreja, que se convirtió en asombro cuando June se le abalanzó, abrazándolo de repente. Poco después, Jason, mucho más grande en cuerpo que su compañera (y que su jefe, también) los envolvió a ambos en otro abrazo.

    —¡Vale, vale, chicos! Yo también me alegro de veros, pero mi brazo herido no tanto a este ritmo...

    Con la aparición repentina de Aidan, hubo más que contarse, más experiencias que intercambiar, más charla. El Titán confesó que, al llegar a Garladia, bajó del barco un tiempo después de Erin y los demás, sabiendo que sus comandantes andarían cerca. Tomó una espada, pese a que estaba habituado a usar una doble, y se abrió paso por la Floresta, perdiéndose un poco en ella; hasta que notó las huellas del grupo en el camino de ramas rotas, y, siguiendo su paso, alcanzó el lugar.

    Ese tipo... no sabía estarse quieto. Y ni que decir tiene que era para reñirle, por ponerse en riesgo de ese modo tan absurdo, pero... ¿qué iban a hacer? Aidan nunca entendió de normas si estas le parecían injustas, o si creía que se interponían en sus camino. Quizá esa forma de pensar fue lo que le llevó a estar allí, con Erin y los demás. Si no fuese así, quizá toda su historia desde que Darek fingió la traición... habría sido muy distinta.

    —L-Lo siento, jefe —dijo Jason, sabiendo de su herida, que probablemente le impediría volver a tener un uso funcional de su Zweilhander—. Antes me fijé en que la Coraza llevaba su arma, y me temí lo peor... al menos es un alivio ver que solo está herido, pero sigue vivo.

    —El que no se consuela es porque no quiere, ¿eh? —exclamó Aidan, jovial e irónico, como de costumbre—. Nah, hace falta mucho más para hacer que el Relámpago se apague. Igual que sé que hace falta mucho para que el Trueno y el Rayo dejen de brillar y sonar, ¿no?

    June miró a Jason, y ambos inclinaron la cabeza hacia un lado, sonrientes. Al final, fue la chica la que habló:

    —Nosotros... queremos quedarnos aquí, la verdad. Nuestro lugar ahora mismo es este... sabemos que están sucediendo cosas graves en el mundo ahora mismo, pero a veces uno tiene que dar un paso atrás y preocuparse por... cosas más sencillas, pero igual de importantes —casi por instinto, la mano de June se dirigió a su vientre por unos segundos, y se sonrojó al ver la mirada impactada de Aidan, que captó el detalle del gesto.

    Jason también se sonrojó, y rápidamente trató de hacer que la atención se dirigiese a otro lado.

    —Sí, estoy de acuerdo con ella... lo sentimos mucho, pero... por el momento, esta gente nos necesita, y no se nos ha perdido nada en el imperio. Sé que esto es equivalente a desertar, prácticamente, a estas alturas, pero... nos han sucedido demasiadas cosas. Y solo queremos algo de paz, y sentir que aportamos algo a los demás, ¿sabes?

    —... exacto —June suspiró—. Creo que no es nuestra tarea. Que nos queda... grande.

    Aidan suspiró también, la cabeza agachada.

    —Os entiendo, sí. Yo llevo tiempo con esa sensación. Los asuntos en los que nos hemos visto envueltos... nos han superado. Y siendo que, como Titán, debería ser capaz de cargar en mis hombros la responsabilidad de todo lo que mi Imperio ha iniciado, ¿no? Pero... tal y como estoy, no puedo ayudar como querría. Y tampoco siento que me corresponda, de algún modo.

    —... jefe, ¿por qué no... —June pareció dudar conforme hablaba, pero terminó acabando su frase, finalmente— te quedas con nosotros, aquí?

    La pregunta pareció tomar a Aidan por sorpresa. Reaccionó tratando de articular alguna palabra, pero no fue capaz. Quedó enmudecido. Fue Jason el que habló.

    —Estando herido, jefe... no nos gustaría que te sucediese algo peor, ¿sabes? Aquí estarás a salvo, y pese a estar lesionado, podrás ayudarnos a defender a todos, también, ¿no? Estamos acostumbrados a pelear bajo tu mando, y junto a ti, jefe.

    —Yo... —Aidan desvió la mirada, se levantó y dio media vuelta—. Necesito... que me dé el aire, si me disculpáis.

    June miró entonces a Jason, y ambos se dieron, disimuladamente, la mano, rozando las puntas de sus dedos mientras estaban sentados. Sus miradas se clavaron entonces en Erin, quien supo lo que debía hacer: se levantó, y se dispuso a salir. Aidan... llevaba, quizá, demasiado tiempo perdido, buscando su lugar. Quizá era hora de que decidiese cuál era su sitio, su misión, su objetivo final.. y ese cabezahueca la necesitaría para tomar una decisión tan complicada. Salió de la tienda, y lo encontró mirando hacia el cielo oscuro, sobre sus cabezas, la niebla rodeándoles, pero dejándoles entreverlo allá arriba, a lo lejos.

    —... ah, Erin. Perdona, necesitaba... pensar un poco.

    Hum. ¿Qué... debía decirle? El aprecio de Aidan hacia sus hombres era evidente: se arriesgó a ser atacado y sufrir un destino fatal al entrar él solo, lesionado, en la Floresta, todo por asegurar su bienestar. Pero también la apreciaba a ella y a Darek, y quería ayudarles en su empresa, en salvar al Imperio y a todos, en parar los planes de Aura. Simplemente... sentía, quizá, que no era capaz. Por eso la propuesta de June y Jason le desestabilizó.

    Y era hora de que armonizase sus ideas, de una vez. Erin solo podía ayudarle a decidir, pero... era cosa suya, ¿no?

    Para Erin:
    >> Deberías quedarte con ellos
    >> Deberías seguir con nosotros
    >> Solo tú puedes decidirlo

    Nota: la respuesta que des no influirá en la decisión de Aidan, pero sí afectará al diálogo y posibles recompensas que obtengas.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Erin Elroy

    Luego de Arthur temía lo peor respecto al destino de los comandantes restantes, si todos habían tenido fines parecidos, porque no solo Elérea les había fallado, también les habíamos fallado nosotros. Entendía que todo era producto de algo más grande que nosotros mismos, más grande que Darek, Aidan y yo, pero no había manera de que dejara de pensarlo.

    Que estaban aquí abandonados porque habíamos tomado la decisión incorrecta.

    En cualquier caso, encontrar a los comandantes de Aidan estaba probando ser una misión complicada. El último lugar al que llegamos tan siquiera nos permitió usar la cabeza para pensar que debía ser accesible desde otra parte, así que regresamos a la floresta y comenzamos a avanzar, listos para retroceder a la mínima señal de peligro.

    Logramos encontrar una salida, bueno más bien un enrejado, ni idea. Abrimos la puerta cuando dimos con ella y nos adentramos en lo que resultó ser un asentamiento; lo que nos delató fue la mujer que alzó la voz, diciendo que éramos intrusos, pero al final un hombre dijo que no parecíamos peligrosos y solo dijo que nos tendría vigilados. ¿La mujer había mencionado a las Dos Centellas? ¿No era eso terriblemente monotemático?

    No quise hacerme ilusiones, al menos fue lo que intenté de manera consciente, pero cuando Rigel dijo que teníamos que ver cómo estaban asentí con la cabeza con algo de apremio. Logramos saber dónde estaban luego de preguntar un poco, también descubrimos otras cosas menos... amables, porque June y Jason habían acabado en este lugar.

    En cualquier caso, cuando llegamos al sitio indicado, ambos iban saliendo de la tienda y se llevó la sorpresa de que los famosos visitante éramos nosotros. Los observé sin reaccionar, acababa de ver a Arthur desvanecerse e incluso si ellos parecían enteros, si habían salido de la tienda bajo su propio pie, fue como si tuviera que esperar un instante solo para confirmar que no iban a desplomarse o deshacerse frente a mis ojos.

    Al final entramos en la tienda, nos acomodamos en un círculo y comenzamos a ponernos al día. Cómo ellos habían terminado aquí, que tuvieron que lidiar con el mono alterado y el agradecimiento de los que vivían aquí. Después todo el asunto del Imperio, Zael y Alyssa, que una cosa buena terminó mutando hasta convertirse en esto y los resultados con los que teníamos que lidiar.

    Preguntaron por Aidan, recordé que cargaba la Zweilhander y pretendí contarles luego de su intercambio, pero la voz de susodicho se abrió paso en nuestra reunión y volteé el rostro de un movimiento brusco, solo para verlo con el brazo vendado junto al pecho y armado con una espada. Dizque convaleciente y había venido a meterse aquí, con los monos esos seguro nos comían a todos de un bocado si les daba la gana.

    Me llevé la mano al rostro, presionando en entrecejo y solté el aire por la nariz para sacudirme parte de la molestia, pues entendía que ninguno de los Titanes seríamos capaces de solo sentarnos a ver cómo otro buscaba a nuestros comandantes. Permanecer estáticos no era una de nuestras cualidades, aunque claro que Aidan se llevaba el premio.

    Ellos querían quedarse aquí y por el gesto de June, bueno, se sobreentendía todo el asunto. Tampoco era que tuvieran a dónde volver, ¿cierto? No quedaba nada ya, habíamos perdido todo en el camino y por eso lo que surgía allí era lo único que valía la pena ser protegido en este momento. A nosotros nos habían dejado el embrollo más grande, uno del que ya no podíamos escapar... Pero ellos, tal vez, podían tener una vida distinta un tiempo. No se trataba de que la tarea les quedara grande al resto, tampoco sus títulos, pero sin duda merecían un descanso.

    Incluso si era temporal e ilusorio.

    Cuando Aidan soltó que llevaba sintiendo lo mismo un tiempo algo se me atascó en el pecho, otra vez, y cuando June soltó la invitación a que se quedara con ellos tuve que neutralizar todas mis reacciones para no obstaculizar las de Aidan, que era quien estaba recibiendo semejante ofrecimiento. Terminó por decir que necesitaba que le diera el aire y cuando salió todos me miraron a mí, a sabiendas de que era yo quien debía hablar con él.

    En el momento en que salí a buscarlo se disculpó, alegando que debía pensar un poco, y conociéndolo sabía que realmente lo que yo le dijera no cambiaría una decisión que, tal vez, ya estaba tomada. Si acaso podía ayudarlo a aclararse, pero eso no anulaba mi propio deseo, ¿cierto? Luego de todo lo que habíamos pasado quería que permaneciera a mi lado, como Darek, ¿pero no era eso puro egoísmo?

    —¿Y está bueno este aire para pensar? —pregunté con tal de no soltarle el discurso de una vez. Después de haber dicho eso tomé aire y lo solté despacio, ordenando ideas. Al final opté por ser sincera—. Me gustaría decirte que te quedaras con nosotros, con Darek y conmigo, pero también entiendo que querer quedarse con ellos es... También es una opción, una buena. Son tus hombres, son parte de ti como lo somos nosotros, no puedo pedirte una cosa que contradice el hecho de que yo misma debo buscar a Eigis todavía. Arthur murió.

    No supe cómo logré decirlo, así sin más, porque la verdad era que lo tenía demasiado fresco, sentía el mandoble como si lo llevara pegado en la nuca y el peso del anillo, recordaba la armadura vacía y aunque sabía que si Aidan se quedaba aquí, con sus Centellas, no significaría que estaba muriendo ni nada de eso, seguía siendo una despedida. Comenzaba a sentir el cuerpo cansado de despedirme de otros, ¿pero qué clase de Coraza podía permitirse fracturarse otra vez? Ya lo había hecho al ver a Rigel morir.

    —Al final es una decisión que solo tú puedes tomar y debes hacerlo sin pensar en June y Jason, ni en Darek y yo. —Fui capaz de decirlo, sí, pero eso no me aflojó la tensión del cuerpo—. Debes elegir pensando en ti, Relámpago.

    >>Solo tú puedes decidirlo.


    era calendario de adviento de cuántos puede perder Erin antes del 31 de diciembre

    wey es mI MARIDO no me toquen, me voy a llorar hasta 2025
     
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    MrJake

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    Aidan escuchó las palabras de Erin y suspiró, con una profunda exhalación que parecía cargada de muchos más sentimientos de los que podía reconocer. Cerró los ojos luego, con la cabeza inclinada hacia el cielo oscuro; y así permaneció un rato, en unos segundos que parecieron eternos. Luego, finalmente, agachó la cabeza, y la miró.

    —... ya. Hacerlo por mí, ¿no? Tomar la decisión que más me convenga personalmente, aquella que lleve a mi felicidad, no a la de otros. Es fácil decirlo, ¿eh¿ —rio levemente, tratando de quitarle hierro al asunto, como solía hacer. Sin embargo, no pareció salirle, porque pronto volvió a tomar un cariz serio—. Llevo preguntándome bastante tiempo ya cuál es mi papel en todo esto, ¿sabes, Erin? Casi que incluso antes de que toda esta locura empezase con aquella "misión" que nos encargó el cabroncete de Darek. Ya desde antes, me preguntaba cuál era mi papel. Como uno de los mejores soldados de Elérea y una de las tres cabezas del cerbero que era su ejército, en la nación más exitosa del mundo entero, debería en teoría considerar que había alcanzado todo con lo que podía soñar, ¿no? Y fíjate; incluso entonces me planteaba al despertarme cada mañana cuál es mi propósito real. Para qué patrullaba las calles, o para qué entrenaba a mis soldados.

    Se dejó caer levemente, sentándose en el suelo, y dio un par de golpecitos con la palma de la mano junto a él, como invitando a Erin a sentarse. Su mirada seguía clavada en el cielo.

    —Nunca os hablé mucho de mi familia, ¿verdad que no? No suelo... hacerlo mucho. Sí, cuento que eran una familia de clase bien y que tuve una infancia feliz, y todo eso es cierto, pero... supongo que nunca entré en detalles, porque no me gusta eso de sentirme vulnerable, ya sabes. Uno usa sus herramientas para protegerse, y en mi caso... supongo que es el humor —tomó una profunda bocanada, tratando de serenarse. Estaba desnudándose ante Erin, y curiosamente, el extrovertido y despreocupado Aidan parecía ser, contra todo pronóstico, el que menos se había abierto de los titanes. Y no era tan extraño, en realidad: como él decía, siempre se notó que su humor continuo era, en gran parte, mecanismo de defensa. Un mecanismo que ahora estaba totalmente desactivado.

    >> Mi padre y mi madre ya murieron, hace tiempo. Mi madre, en mi juventud más tierna, y mi padre hace no tanto. Unos cuantos de años, poco después de entrar en el ejército y escalar hasta ser Titán. Mi familia era de Portobelo, aunque se mudó a Elérea en busca de oportunidades; nunca tuvieron ascendencia noble ni nada así, pero siempre fueron muy pudientes. Mi madre se dedicaba a los negocios y se encargaba de invertirlos guiles; tenía buen olfato para eso, pero por desgracia, una enfermedad la envolvió cuando yo era un chaval, y se la llevó para siempre. Y, bueno, mi padre... era soldado. De Elérea... del anterior Emperador —ja, qué gracia. El "anterior"; Erin sabía bien que ese "anterior" no era un familiar de Zael, no. Era él mismo, haciéndose pasar por su padre. Las generaciones de emperadores que hubo después de su tatarabuelo, de Eldrick, fueron tres, y todas ellas, en realidad, las ocupó un mismo ángel: Zael, bajo distintos nombres—. No es algo que suela contar mucho, aunque Darek me lo comentó en alguna ocasión. Ese cabronazo se entera siempre de todo. En fin, mi padre fue un oficial, e incluso llegó a Comandante en su momento. Pero sufrió una lesión grave en una misión, y desde entonces se retiró. Una pierna se le quedó totalmente inmóvil desde entonces. Y vi poco a poco cómo se decrepitaba poco a poco. Perder a su mujer años antes, y luego su trabajo, fue... terrible para él. Y abrazó al alcohol, que fue al final lo que deterioró su salud.

    Apretó su puño, con cierta rabia. No podía negarse un cierto... paralelismo entre Aidan y su padre. Ambos soldados de alto rango, ambos lesionados, ambos debiendo retirarse sin realmente quererlo.

    —Antes de su lesión, mi padre era un jodido idealista. Y se hizo así gracias a mi madre. Ambos compartían una misión muy concreta del mundo: un mundo justo con oportunidades para todos, donde cualquier persona pudiese sentirse segura. Mi madre buscó lograr lo primero con sus negocios; mi padre hizo lo propio con lo segundo, como soldado. A su manera, ambos creían contribuir a un bien mayor... pero en el fondo, aportaban tan pequeños granos de arena, que cuando mi padre se vio obligado a dejar de aportar siquiera ese granito, se hundió por completo. Y por ese motivo, yo decidí que lograría ambos sueños: que lograría ese mundo mejor con el que ambos soñaban. Por eso me hice soldado, y me esforcé al máximo para alcanzar el mayor rango posible.

    >> Llegar a ser Titán me daría la autoridad necesaria para lograr los cambios en el mundo: mi plan era ayudar a hacer de Elérea el mejor lugar posible, y extender eso al mundo entero; y luego, cuando me retirase, como a los cuarenta o así, usar mi fama y mi dinero para empezar a viajar por el mundo y ayudar a los que más lo necesitaban. Quería... servir de ejemplo, de inspiración para todos. Intentaría cambiar el mundo, pero si no lo lograba, al menos sería fuente de inspiración para quienes me observasen, y trataría de sembrar esa semilla en ellos, como mis padres hicieron conmigo: así, lograría que poco a poco, más y más gente compartiese mi ideal. Porque, a más gente lo comparta... más personas contribuiremos a ese mundo ideal, ¿no?

    Rio de pronto, y se llevó una mano a la cabeza, cubriendo con ella sus ojos y luego subiendo hasta echar hacia atrás su pelo. Suspiró profundamente, y siguió hablando.

    —... qué puedo decirte. Me estanqué. La conquista de Fayar, luego todo lo de Shinryu... empecé a ver que el Imperio no iba a ser el canal adecuado para mi proyecto, pero no podía hacer nada por evitarlo, ¿verdad que no? No estaba en mi control, en mi poder. Luego, pasó lo de Darek, y tú y yo acabamos en la tesitura de decidir... decidir si aceptábamos males a costa de un bien mayor, como proponía Zael, o si nos quedábamos sin hacer nada. Por supuesto, no podía optar por lo segundo... así que tuve que aceptar lo primero. Y... me jode. Me jode mucho. No quiero males. Eso no es con lo que soñé desde siempre, con lo que soñaron mis padres; ese no es mi mundo ideal. Y ahora... las únicas dos personas a las que de verdad he inspirado, mis dos comandantes, aquellos que sé que seguirán mis pasos... me proponen quedarme con ellos, colaborar con ellos, ayudarles y vivir en paz. Creo que se lo merecen. Que me han dado mucho, y merecen que les devuelva algo; sé lo que me aprecian y lo que agradecerían que esté con ellos. Sé que, al menos, podría lograr que ellos dos tuviesen un pequeño mundo ideal, y quizá lo podría extender a todo este asentamiento de gente que realmente necesitaría un apoyo. Sé que sería buena idea quedarme, y sentir que sirvo para algo aunque sea a una escala más pequeña; de ahí, podría intentar crecer, sacar a esta gente de aquí, ayudar en Ragnarok, todo... sé que es la idea racional, sobre todo en mi estado.

    >> Pero...

    Con fuerza, apretó su puño, y se levantó de golpe. Extendió un brazo hacia arriba, y frunció el ceño, decidido.


    —¡... no puedo hacer eso! No puedo acabar resignado, como mi padre. No me educaron así... y una lesión no me va a detener, me la suda lo que digan —se giró, miró a Erin, sacó el pulgar hacia arriba, y asintió—. Soy un tullido, Erin, pero... mi destino es grande. En mis hombros tengo muchos sueños a la espalda, ¿sabes? Y aquí no los podré conseguir. Si me quedase, estaría decepcionando a mucha gente; no, joder, ¡me estaría decepcionando a mí mismo!

    En ese momento, June y Jason salieron de la tienda, y la segunda habló, habiendo escuchado el final de aquella conversación.

    —Entonces lo has decidido, ¿no, jefe?

    —Te vas... con Erin —dijo Jason.

    Aidan se llevó una mano a la nuca, echando la cabeza a un lado.

    —... lo siento, chicos. Sé que es egoísta por mi parte, pero... no puedo quedarme aquí mientras sé que ella está cargando con todo el peso de Ilumbra a sus hombros. ¡Qué clase de protagonista sería si lo permitiese! No, iré tan lejos como pueda; no me perdonaría si me quedase aquí. Espero que podáis perdonarme.

    Jason miró a June, y ambos se encogieron de hombros y sonrieron.

    —Ya sabíamos esa respuesta, jefe.

    —Eres demasiado predecible —se burló levemente June—. El Relámpago eleano, después de todo. El hombre más rápido del mundo no puede quedarse quieto, ¿verdad?

    Aidan rio, puso brazos en jarra, y luego miró a ambos comandantes.

    —... ¿sabéis qué? Antes me aferré a ese título... porque sentía que era el vehículo para lograr mis propósitos. Pero ahora, ni lo merezco, ni lo necesito. No necesito ser el hombre más rápido de Ilumbra para marcar una diferencia; y sé que no lo soy ahora mismo —sonrió por lo bajo, pensando en alguien en concreto—. De hecho, se me ocurre alguien que heredaría bien ese título. Pero algo me dice que, si le dijese que iba a heredar mi título de Titán, me daría una buena patada en los huevos. Por eso...

    En un gesto rápido, Aidan se quitó el broche que ataba su capa, esa que llevaba el pequeño rayo, su signo identificativo como Titán. Caminó hasta June y Jason, y se la entregó.

    —... por la presente, yo, Aidan, el Relámpago eleano, renuncio a mi título de Titán de Elérea... y cedo mi puesto al que sé que destronará al nuevo hombre más rápido del mundo en cuanto tenga la edad suficiente para ello —Jason cogió la capa, y la mano de Aidan se posó por un instante en el vientre de June. Asintió, mirándola, y ella no pudo evitar llenar sus ojos de lágrimas—. Sé que el pequeño será el más rápido del mundo: después de todo, cuando un Rayo produce el sonido de un Trueno, por un segundo, se ve caer el Relámpago.



    ***


    Poco después, Aidan se despidió con un fuerte abrazo de June y Jason, prometiéndoles regresar a visitarles cuando todo se hubiese calmado; y, cuando pudo alejarse un poco junto a Erin, le dijo:

    —Bueno... sé que he estado mucho tiempo en la banca, compañera. No podía soportar sentir que el mismísimo Relámpago eleano no estaba a la altura, verme torpe e incapaz de pelear como antes. Deshonrar así el nombre que portaba... era incapaz —se encogió de hombros—. Pero me he liberado por fin de esa carga. Ya no soy ningún Titán, ni el Relámpago, ni nada. Sin esa capa, ahora soy solo Aidan, el tipo que se va a asegurar de ayudarte a ti y a los demás a cambiar el mundo para siempre. Y pelearé a vuestro lado... tanto como pueda. Eso te lo prometo.


    Objetivo secundario "Mis dos mejores soldados" completado.
    ¡Aidan se une de nuevo al grupo, esta vez como Navi! Su ficha será actualizada próximamente, apareciendo en el Starlight. Pese a ser un Navi, cuenta como aliado en uso, por lo que no podéis usarlo al haber ya tres aliados generales activos, contando a Tilkin.
    ¡Nueva información sobre armas legendarias disponibles! Preguntad a Cid en el Starlight por ella.

    Actualizaré también en el futuro próximo las habilidades de senda, si queréis usar más, editad un post antiguo si queréis y avisadme.

    Solicitar:
    Rigel obtiene: Casco alado y Lanza relámpago

    Comandar:
    Gonzez ahora comenzará su batalla con 50% de PS.
    Erin obtiene: Grebas aladas
    Pesca de Erin:
    - Pez demonio x3
    - Gallo rayado x2
    - Anguila Electro
     
    Última edición: 28 Diciembre 2023
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    Amelie

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    Brigid

    Volvieron a la Floresta; esta vez tomaron un giro distinto, hacia el norte. Al escuchar la palabra "intrusos" Brigid se preparó para defender si era necesario, pero por fortuna ninguna intervención fue necesaria. El mote por el que se referían a los guardianes resonó en Rigel y Erin, por lo que se dirigieron a averiguar más, y vaya que lo hicieron; eran a las personas que buscaban y al parecer más pronto que tarde serían tres; algo que enterneció a Brigid. Esta lucha era para esa nueva generación ¿No es cierto?

    Aidan apareció de repente; sin heridas nuevas por fortuna. Los había logrado rastrear y ahora era una reunión completa. Se encontró sonriendo ante todo lo que se desenvolvía mientras escuchaba en silencio. Pero esa sonrisa se desvaneció cuando Jason y June preguntaron a Aidan si quería quedarse con ellos, Brigid instintivamente posó su mirada en Erin, al darse cuenta de ello desvió nuevamente la mirada, no le agradaba causar aun más pesar a las personas que ya estaban pasando por una situación difícil, el peso sobre Erin se intensificaba.

    Aidan y Erin salieron a conversar al respecto, así que tuvieron que esperar. Algo que a Brigid le pareció incómodo, pensó en algo que decir o hacer para romper esa tensión; pero su maquinación mental tardó mucho más que la decisión tomada por Aidan, quién la hizo resonar.

    Nuevamente se encontró sonriendo. Aidan parecía ser alguien muy importante para Erin, y desprenderse de alguien así era de los peores sentimientos, aun más en el estado tan frágil que se encontraba cada rincón del mundo. Si el el caos se disparaba siempre era mejor enfrentarlo juntos, pues la incertidumbre podría corroer poco a poco el espíritu, mientras que la unión da mayor fuerza a un cuerpo que podría creerse roto.
     
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    Zireael

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    Erin Elroy

    Dejar la decisión en sus manos era lo decente y correcto, pero también sabía que eso no lo volvía más fácil. Era simple decirle "haz lo que prefieras y te haga feliz", ¿pero qué era eso realmente? ¿No estaban permeados nuestros deseos por las vidas que habían existido antes y a la vez que nosotros? Era complicado, como todo lo que nos rodeaba, y por ello lo dejé buscar una respuesta.

    Cuando empezó a hablar intentó alivianar la cuestión, como siempre, pero no le salió muy bien y pronto regresó a los aires serios. Lo escuché decir que se preguntaba desde hace bastante, incluso antes de este desastre, cuál era su papel en esto, cuál era su propósito. Quizás visto desde fuera uno pensara que alguien como nosotros, como Aidan, que había conseguido volverse un Titán no pensaba en esas cosas, pero lo hacía. Lo hacíamos, tarde o temprano.

    Lo había escuchado con tal atención que cuando lo vi sentarse y me invitó a hacer lo mismo me tomó un poco desprevenida. Parpadeé, como barriendo los pensamientos en ese gesto, y tomé asiento a su lado; su mirada, entre tanto, siguió clavada en el cielo. Tenía un gracia con esto del relámpago, de alguna manera estaba observando el lugar del que provenía, como si allí encontrara respuestas.

    A pesar de que no me estaba mirando, asentí cuando mencionó que nunca nos había hablado mucho de su familia y sonreí sin darme cuenta ante la gran revelación, para nada sorprendente, de que no le gustaba sentirse vulnerable y que se protegía mediante el humor.

    —Me haré la sorprendida para no ofenderte, ¿te parece?

    Fue una tontería, ni siquiera pretendí que estropeara su hilo de pensamiento y acabé por alzar la vista al cielo también mientras lo escuchaba, como había escuchado a Darek en su momento. Sus padres habían muerto, uno primero y otro después; su padre, que había sido soldado e incluso escaló a comandante pero una lesión lo obligó a retirarse. El paralelismo, terrible, me hizo apartar la mirada del cielo para ver a Aidan con el rabillo del ojo.

    Su padre idealista había terminado arrastrándose al alcohol.

    Incluso con eso creía que lo que importaba era lo que él estaba diciendo, el cómo sus padres contribuían a esa visión de un mundo justo y el cómo Aidan, luego, había continuado esas contribuciones. Sin embargo, cuando todo se comenzó a desplomar ya no fue él el que se quedó corto, no fue él quien no pudo dar más, era su posición en todo lo que se lo impedía y las ataduras del Imperio.

    No quiero males.

    Yo tampoco y estaba tan cansada ya. Cansada de ver los males suceder a nuestro alrededor, sin poder detenerlos, de perder contra Aura, de verla arrebatarnos algo más grande cada vez y quizás fue eso lo que me hizo trastabillar. Lo que prometía este escondite, lo que prometía el niño que crecía en el vientre de June, era una paz que no podíamos alcanzar si salíamos de la floresta.

    No era descabellado, ¿pero era propio de personas como nosotros?

    Cerré los ojos, incapaz de anular la posibilidad todavía, y cuando soltó que no iba a resignarse como su padre entendí que había sido mi error pensar que Aidan, con sus sueños de un mundo justo, podría solo quedarse aquí. Sonreí con algo parecido al alivio y estiré el brazo para darle un empujón flojo en el hombro, la falta de fuerza del gesto me dejó en evidencia pero me importó poco. Ya lo reñiría después por darme esos sustos.

    Jason y June se comieron la noticia apenas la soltó, pero conocían a su jefe, a su Titán, y no hubo en sus reacciones una pizca de sorpresa. Aidan regresó al vagón de "pongámosle humor a esto que está muy triste" y lo que hizo después amenazó con desbaratarme de una vez por todas. Se quitó la capa, se la entregó a sus comandantes y renunció a su título para dárselo al niño.

    Se me anudó la garganta, fue más fuerte que yo, y tuve que parpadear para controlar el ardor en los ojos. Tomé aire, sonreí sin ser del todo consciente del gesto y quise guardarme esta imagen en la mente, quise guardar este momento para poder balancear todo lo malo. Era un chispazo de luz en una oscuridad que a veces parecía lo bastante densa para ahogarnos.

    —Habrá que volver para conocer al heredero de semejante título —añadí cuando recuperé la compostura.

    Aidan se despidió, también pretendimos hacerlo los demás aunque quizás hiciéramos algunas cosas antes de volver por dónde habíamos venido. El caso que que apenas encontró una oportunidad, ya algo apartados, Aidan me habló.

    —Ahora suenas algo así como Aidan el Justo —atajé con seriedad, aunque acabé por sonreír y lo miré—. Quiero verlo, ¿sabes? El mundo ideal de tus padres y el tuyo. Nosotros te ayudaremos a conseguirlo, esa es mi promesa para ti.


    imagina no reaccionar a TREMENDA WHOLESOMENESS *dies*

    - Jason y June, los Dos Centellas
    >> Comandar: 90%

    Pesco en el Mar Este (-200 guiles)
     
    Zireael ha tirado dados de 99 caras para Comandar Jason y June Total: 174 $dice $dice
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