Flores del mal

Re: ** [Flores del mal] **

Saludos!!!!!!! gracias por sus preciosos post!! se las quiere!!!!
Aquí traigo la conti, ojalá les guste.....
En el capítulo cinco aparecen nuevos personajes!!!
Bueno es todo...
Nos vemos y portence malllll
Gambatte ne!!

*Sayonara minna*

 

Re: ** [Flores del mal] **

… Que persiste como un inmenso mar de niebla en las tinieblas, perecederas, lentas. Somos jardines de piedra. Somos inocentes con manos sucias. Y por tanto, hemos nacido en el corazón de la mentira…

** [Flores del mal] **​

** (Fleurs du mal) **​

*Capítulo cuatro*​

[La recepción: Un trágico accidente]​

*+​

Los alumnos minutos antes de las ocho fueron bajando al comedor para la recepción que había organizado Tanaka, los murmullos se escuchaban en los pasillos. El salón a donde entraron, era amplio y arreglado exquisitamente, había varias mesas rectangulares ubicadas contiguamente en donde por lo menos alcanzaban nueve personas, el mantel era de un color blanco con bordados en dorado y plata, las mesas estaban llenos de fuentes de varios tipos de aperitivos y con copas, platos y cubiertos ubicados correctamente en cada uno de los lugares. Las sillas eran del estilo gótico y en el techo colgaban varias lámparas en forma de arañas que despedían su luz blanca iluminando el lugar por completo. En el fondo de aquel recinto se hallaba otra puerta, que era la que llevaba a la cocina, donde varias muchachas vestidas adecuadamente preparaban los alimentos. En la entrada varios mayordomos que vestían con la usual ropa de un mayordomo recibían con una sonrisa amable a los que allí llegaban.
Los muchachos se ubicaron donde quisieron y algunos junto a sus compañeros de habitación. Curiosamente Tanaka aún no estaba en el salón mientras que los senseis esperaban en una mesa que según todos entendieron sería para los mayores, era la que estaba en frente de todas las demás pero más pequeña.

*+​

May salió de la ducha totalmente relajada, no prestó atención a ninguna de sus compañeras de habitación. Gris había sacado lo más importante y lo que más amaba de su maleta: Su raqueta y su violín. Por no decir que era lo único que tenía allí a parte de pelotas entre otras cosas, su ropa que era poca las metió todo revueltas en un cajón. El orden no era uno de sus mejores atributos. Hiromi estaba cepillando una y otra vez su cabello dorado, no había sacado nada de su maleta porque se iba a cambiar de habitación, estaba muy segura de eso. Además de que ella no tenía porqué hacer tal cosa, para eso existían los crupieres de la residencia.
— Bueno nenas, ya que dicen que son mejores que ésta estrellita, cosa que no me lo creo, me gustaría saber el por qué están seguras de eso ¿Acaso son tan buenas en el tenis? Porque les digo una cosa, el año pasado gané el torneo regional de mi escuela allá en Italia — levantó su mirada azulina Hiromi para ver a las otras dos que estaban concentradas en sus cosas —. Yo soy la mejor, The Best.
— Créeme, no querrás saber — habló Gris y a decir verdad Hiromi para ella era alguien de quien se podía burlar, le daba motivos para eso.
— Claro que quiero saber, nena — dijo Hiromi poniendo las manos en la cintura y mirándolas inquisidoramente.
— Eres un fraude, ganar un torneo regional no es tan bueno como ganar el nacional — expresó May, tenía que decir algo ahora para bajarle los humos a esa estrellita que ya le estaba hartando.
— ¿Quieres decir que ganaste el nacional? — preguntó dudosa Hiromi.
— Seigaku sin mi no pudo ganar el nacional, me fui a un torneo más interesante… — siguió hablando May mientras sacaba lo que más amaba de su maleta: Su raqueta.
— Nena, ¿Eso quiere decir que estuviste en otro torneo y ganaste el primer lugar? — habló pausadamente la rubia.
— En un torneo Júnior de Alemania… Segundo lugar — indicó May recordando la final donde no pudo ganar siendo derrotada por una francesa de buen nivel, de seguro se la volvería a encontrar y ese día tomaría su revancha.
— ¡Qué mal! Porque perder no está en mi vocabulario y yo no fui a ese torneo porque mi representante me indicó que debía descansar. Soy una estrella y las estrellas debemos tomar vacaciones… Y ¿Tú, nena? — miró a Gris que estaba apretando las cuerdas de su raqueta concentrada en ella.
— Semifinales, Abierto de Estados Unidos… — se levantó y salió de la habitación ya no quería seguir escuchándolas a ninguna de las dos.

*+​

Gris llegó al salón, cuando entró la mayoría de los allí presentes levantó la vista para verla, ella ignoró a todos y se sentó en medio de las tres sillas vacías que habían en aquella mesa. Frente a ella se encontraba Nyu que al verla arrugó la frente y en su mente se formaron un montón de conjeturas…
“¡Qué diferente se ve fuera de las canchas!” Pensó.
Ibu quien estaba a su costado izquierdo empezó a balbucear cosa que llamaron la atención a Nyu.
— ¿También crees que Harry Potter fue interesante? —interrumpió Nyu los murmullos de Ibu. No se pudo quedar callada le gustaba aquel libro y si alguien hablaba de eso le intrigaba saber las opiniones de los demás.
— ¡Ah! Sí, ¿Te gusta Harry Potter? —cuestionó Shinji fijando sus ojos azules en los grises oscuros de la Atobe
— Sí, creo que es un buen libro de fantasía…
Gris siguió fija en un punto cualquiera de la mesa y no aguantó estar sentada más tiempo…
— …Sí, esa película la vi cuando viajé con mi hermano Keigo a París, fue el mejor evento del año…

Gris se disponía salir de ese gran salón para tomar un poco de aire consiguiéndolo. Minutos después de la salida sintió un abrazo, de esos que ya no había sentido en mucho tiempo y que lo necesitaba en verdad. Había olvidado por completo que era un abrazo, cuando se percató dio varias palmaditas en la espalda de la muchacha que la había abrazado.
— Gris, cuanto tiempo sin verte, estoy feliz — se soltó la muchacha del cabello miel para mirar con ojitos abrillantados a su amiga de la infancia.
— Sallame, no vuelvas a abrazarme — habló secamente Gris pero mirándola con dulzura.
— Pero, es sólo un abrazo, además hace mucho que no te veía, déjame ver, como unos tres años… Somos amigas ¿Recuerdas? Supongo que sí porque no has olvidado mi nombre — sonrió Sayu de oreja a oreja.
— Vamos Sallame, la amistad es un cuento de hadas, solo puedes inspirar, respeto o miedo. Estrechar de manos y…
— Gris, esa no es la Gris que conozco— arrugó la frente Sayu.
— Jamás llegas a conocer a alguien, la vida da vueltas Sallame, hay cosas que hacen que tu propia vida cambie y ya no hay vuelta atrás no puedes ser la misma —caminó Gris dándole la espalda.
— No eres la única que ha sufrido — avanzó tras ella.
— Eso no fue lo que dije. Sallame, no me tomes en cuenta. Me gustaría verte otra vez en los escenarios y verte volar como un ángel, y que terminaras de enseñarme lo que quedó pendiente — sonrió Gris para no hacer del encuentro algo hostil.
— A eso me refiero, no sé si podré volver a subir a un escenario y…
— Gris… — llamó un muchacho con una sonrisa apacible. Gris se giró sobre sus talones sorprendida, no por el hecho de ser llamada, más bien por la voz.
— Fuji-sempai — expresó Gris tratando de no sonar tan emocionada. ¡Qué demonios! Verlo sólo le ocasionaba pasar a un estado de nirvana, ¿Problemas? ¿Qué problemas? Él siempre la hacía olvidar sus problemas. El aludido sonrió aún más.
— ¿Sigues con eso de llamarme así? —habló Syusuke acercándose más a Gris. Gris esbozó una tenue sonrisa casi notoria. Sayu se quedó a un costado para no interrumpir.
— Te dije que es porque eres superior a mi en el tenis — soltó Gris fría. Tenía que guardar la compostura aunque sintiera esos deseos de abrazarlo, no podía.
— Eso nunca lo comprobamos…
— Es cierto… Syusuke y Sallame, vayan siguiendo, necesito tomar un poco de aire y necesito de mi soledad si no les importa —dijo Gris empujando levemente a Sayu. Ésta se sonrojó por el hecho de que Syusuke le sonriera.
— Está bien, nos vemos Gris, ¿Sallame verdad? — se dirigió a la muchacha que estaba sonrojada, no se esperaba eso de Gris, que la obligara a irse con alguien que no conocía.
— Sí …

*+​

Luego de que su mente se viera liberada de ese deseo absorbente de llorar, aunque no tenía bien en claro el por qué quería hacerlo. ¿Llorar de felicidad, de tristeza, de emoción? Cómo se odiaba por ser así, odiaba cuando sus sentimientos se confundían, pero ¿Qué decía? Por fin se hallaba feliz, encontrarse con sus amigos. Gris se dio un respiro antes de regresar al comedor. Entró y volvió a sentarse. Con una simple mirada observó que esos dos que había dejado hace unos minutos seguían hablando. Al lado derecho de Nyu, se encontró sentada Fujiwara Hikaru que mantenía su mirada fija en la copa que tenía en frente, su rostro serio no expresó ningún tipo de emoción. En el ancho de la mesa, dónde sólo se encontraba una silla, estaba sentada Lily del Valle y frente a ésta en el otro extremo Gakuto quien le lanzaba miradas divertidas. Lily no pudo evitar sonrojarse.
— …Y entonces los dinosaurios eran tan reales que me sentí como si estuviera en la prehistoria, ¿Te has sentido así alguna vez?... — Ibu y Nyu hablaban, pero sus rostros se mantenían inexpresivos. Nyu que generalmente no hablaba con nadie, porque se consideraba una especie de incomprendida, hablaba con Shinji, se le hizo un poco como ella porque hablaba cosas que a ella le interesaban, más no encontró nada interesante en él. Su mente además jamás se fijaban en esas cosas.
— … La nobleza reside en la mente no en la sangre…
— Puedo sentarme aquí — la voz masculina amable, sonó al lado izquierdo de Gris. El muchacho ya se había sentado y Gris giró a verlo.
— Ya estás sentado ¿No? — se escuchó sus duras palabras.
— Es cierto,… Esto yo…
— No me interesa — respondió cortante Gris.
— Pero…
— No
— Sólo quiero…
— Dije que no, ¡cállate!
— Es que no es lo que… — Gris se hartó al ver a aquel muchacho que la interrumpía. ¿Qué quería? Seguro al igual que todos, su número de teléfono o afanarla. Eso no se lo iba a permitir. Tomó la copa que contenía agua y sin dudarlo se lo vació sobre la cabeza del recién llegado.
— Para que se te baje la calentura — habló Gris dibujándose en su rostro una sutil sonrisa. El muchacho se puso de pie sintiendo como el agua corría por su rostro y seguía su camino por el cuello.
— Sólo quería que me pasaras el sobre que está frente tuyo — y diciendo eso ligeramente enojado salió de allí rápido a secarse.
— Yukimura ¿Qué pasó? Puri — preguntó Masaharu que entraba justo cuando Yukimura salía todo mojado.
— Nada — dijo en tono molesto.
— Sí claro como no — expresó Gris al verlo salir.

*+​

De un rato siguió llegando más gente. Yukimura regresó luego de subir hasta su habitación, secarse y cambiarse de camisa. Se volvió a sentar donde estaba, pero no giró a ver a Gris quien estaba ahora fija en sus cubiertos.
Cuando llegó May no encontró sitio interesante más que al lado de Gris y se sentó al costado de ésta. Sin hablar su mirada se posó en el sobre que había en el centro de la mesa. Gris ya lo había visto pero no le tomó la menor importancia. Sin dudarlo, May tomó el sobre y notó que había más sobres debajo de ese, lo abrió y leyó el contenido.
— Horario, horario y más horario — se quejó en voz alta. Al parecer los sobres contenían los horarios establecidos para hora del comedor, del entrenamiento y de las clases.
Cuando en el salón al fin llegaron todos los muchachos, Tanaka apareció con porte altivo.

— Si ya están todos, procedo a…
— Tani-san, falto yo, o sea, mírenme, que estoy a punto de brillar, la estrella más bella acaba de llegar —habló Hiromi que como siempre gustaba de llegar tarde para ser el punto de atención de todos, vestía su típica ropa de marca y su semblante de arrogancia que a muchos molestó de inmediato. Mandó besitos volados a cada una de las mesas. Gris se tapó la cara sintiendo vergüenza ajena. May contorsionó sus labios en son de disgusto. Los demás la miraron extrañados.
— ¿Quién es esa tipa? — preguntó en voz alta Nyu, donde sólo la escucharon sus compañeros de mesa—. ¡Qué molestosa es!
— Al menos no estás en la misma habitación que ella — expresó Gris fijándose en Nyu.
— Debe ser terrible — habló Nyu inexpresiva.
— Créeme, no hay nada peor que eso —concluyó Gris. Hiromi se ubicó en la mesa donde estaban Atobe, Tezuka, Sanada, Nioh, Kirihara, Bunta y Kaoru. Se ubicó en el ancho de la mesa y frente a ella estaba Keigo.
— Hola chicos, o sea, ¿No soy linda? — habló sonriéndoles a todos. Ellos levantaron las cejas —. ¡Keigo-kun! Lo sabía, sólo la gente de la élite como nosotros, nos sentamos en ésta mesa. Por cierto, pertenezco a la familia más rica de todo Japón, mi Daddy, es dueño de toda una red de hoteles de todo el país y el padre de Keigo-kun es su socio. ¿Verdad, Keigo-kun? —Atobe sonrió levemente, esa muchacha le causaba gracia, pero, le caía verdaderamente mal y sobre todo porque le gustaba opacar a Ore-sama y eso no se lo iba a permitir.
— Hiromi-chan, ¿Podrías guardar silencio unos momentos? Parece que Tanaka-san intenta hablar con nosotros — intentó no sonar muy grosero Atobe.
— Sí Keigo-kun, Tani-san, puede continuar— se dirigió a Tanaka que intentaba reunir su paciencia.
— ¡Bien! Señorita Daishi, en vista de que ya no habrá más interrupciones procedo. ¡Bienvenidos sean! No haré esto muy largo, porque supongo que deben tener mucha hambre, así que sólo espero que disfruten de su estancia en la Shokengaku e intenten llevarse bien — dio dos palmaditas—. Ya pueden servir— ordenó a las muchachas—. Si tiene alguna duda pueden decirme ahora.
— Yo Tani-san, quiero mi propio cuarto, o sea, una estrella como yo, no puede dormir en el mismo cuarto con dos brujas. Exijo un cambio de habitación inmediatamente.
— Lo siento, señorita Daishi, todo ya está establecido y no tenemos más habitaciones…
— ¿Cómo que no? He visto que aún quedan habitaciones, está la número dieciocho o…
— Dije que nadie se cambia de habitación y punto — su voz retumbó en el salón. Gris empezó a reírse a carcajadas y ni que decir de May, disfrutó perfectamente de la expresión de Hiromi. Nyu la miró un momento y la recordó de inmediato.
— ¿De qué se ríen? ¡Brujas! — gritó indignada Hiromi.
— Pensé que éramos nenas — siguió riéndose Gris—. Por cierto, linda, cuando vayas a dormir asegúrate que en tu cama no hayan insectos, ya sabes, uno nunca sabe.
— Tani-san, por favor, debe cambiarme de habitación —suplicó Hiromi mirando el rostro maquiavélico de Gris.
— Y también fíjate de que tu… — May hizo un gesto ridiculizado poniendo su mano al pecho — que tu maquillaje esté completo. ¡Oh, por Dios! La estrellita sin su maquillaje — May hizo un puchero.
— ¡Ay! — soltó un chillido —. Si se meten con mi maquillaje, las mando matar— habló muy segura de eso.
— Ya estás loca — dijeron May y Gris al unísono y volvieron a mirarse con rivalidad. Todos allí se divirtieron con la escena de esas tres.
— ¡Ya estuvo bueno! — gritó Tanaka —. Nadie te hará nada, señorita Daishi, o sino se las verán conmigo… Bueno, que se aproveche la comida.

*+​

Gris empezó a jugar con la comida. No tenía deseos de comer, levantó la mirada y vio a Syusuke en la siguiente mesa que estaba junto a Sayu y junto a ésta Saeki; también en esa mesa se encontraban Sengoku, Miyuki, Sakura, Keisumi y Kajimoto.
Todos comían y charlaban, otros hacían nuevas amistades y así se pasó la hora de la cena.
— Y usted señorita, ¿No piensa comer? — se acercó Tanaka a Gris.
— No tengo ganas — contestó cortante.
— Debería intentar verse más amable, señorita — sonrió Tanaka. Gris se levantó.
— ¿Amable? Créame, lo fuera si estuviera ahora durmiendo. Mire he volado desde Estados Unidos hasta Japón en un vuelo de quince horas ¿y me dice que sea amable, cuando tengo deseos de descansar? Ahora ¿Puedo retirarme? — dijo fríamente Gris.
— Pero aún tengo más sorpresas para todos —dijo Tanaka sin borrar su sonrisa.
— ¿En serio? — fingió estar emocionada Gris — sólo quiero irme de aquí.
— Tan pronto quieres irte, Gris Ootori…—Gris se giró para ver quien la había mencionado. May se levantó de golpe sin verse sorprendida por la recién llegada—. May Kaidoh, veo que la residencia está llena de personas que conozco.
— Hana Oshitari — levantó las cejas Gris, su voz no sonó tan fría ésta vez. El salón estalló en murmullos.
— Así es Gris, hace mucho que no te veía — sonrió la aludida.
— Cierto, pero tenemos cuentas pendientes, veo que la residencia se pone interesante, así que ¿Cuando jugaremos un partido por la revancha?— le devolvió la sonrisa, Gris. Hubo un silencio de pronto en todo el salón. Gris notó como la mirada apacible de Hana se convirtió en una de tristeza. Gris arrugó la frente al no tener respuesta —. ¿Qué pasa? ¿Por qué no respondes? ¿Acaso no quieres jugar contra mí? ¿Me estás subestimando?
— No Gris, Hana no volverá a jugar tenis… jamás — May se acercó a Gris quien estaba frente a Hana. A esa muchacha de cabellos castaños claros cenizos, mirada apacible café y de sonrisa engañosa, del tamaño de Gris, miró a la peliazabache profundamente afirmando lo dicho por May.
— Es una broma ¿Verdad? — se rió Gris sin creer lo que había dicho May.
— Has estado mucho tiempo fuera de Japón, Gris — habló May mirando a Gris.
— ¡Demonios May! ¡Qué rayos pasó! ¿Por qué dices que no volverá a jugar tenis nunca? — cuestionó Gris ligeramente alterada.
— Una lesión, esa lesión que me sacó del tenis de por vida. Fue en un accidente hace un año — “Un año” esas palabras retumbaron en su cabeza. No se lo podía creer, Hana, a quién consideraba una de sus rivales a vencer y a la cuál respetaba mucho se había retirado hace Un año, por culpa de un maldito accidente. Gris empezó a caminar de aquí para allá sin asimilar lo que había oído, era la única que no sabía sobre eso. Al parecer todos conocían ese accidente de Hana.
— May, dime que no es cierto — suplicó Gris no tan obvia.
— Gris… — le confirmó con gestos May.
— Las tres prometimos llegar hasta lo más alto y ahora sucede esto, no me parece justo, ¿Por qué la vida es injusta? — habló intentando contener las lágrimas. Hana recordó el día en que las tres prometieron ser las mejores jugadoras de tenis. May también cambió su expresión, sintió tristeza, aunque disfrutaba del dolor ajeno, esto era algo que la hacía sentirse triste.
— Son cosas que sucede Gris — May soltó de golpe.
— Debió ser el destino — dijo Hana —. Y ahora seré la manager—volvió a sonreír—. ¿Crees en el destino?
— No quiero hacerlo— la miró Gris fría.
— No puedes escapar de él aunque no sepas cual será— y ¿El tenis? — habló Hana.
— Es como el destino, inevitable pero sorprende cuando pasa…
— Nunca mezcles el tenis con los sentimientos— respondió Hana.
— No estoy de acuerdo. Estoy apenas comenzando, y estoy empeñada en ser yo misma. Juego como me siento, y no me importa lo que piensen los demás…— expresó volviendo a su rostro frío de siempre. Tristeza, furia, dolor, compasión. Sus sentimientos volvían a mezclarse. Tenía que volver a levantar el muro que había creado a lo largo de los años—Yo me retiro. Hana debe haber una manera de que te rehabilites.
— Gris, no volveré a jugar tenis, ¿Es difícil de entender? — se enfadó Hana arrugando la frente.
— ¡Bien! Has lo que quieras— dijo Gris saliendo del lugar rápidamente. Hikaru se paró rápidamente.
— Yo iré a hablar con ella — dijo la pelirroja saliendo en busca de Gris.

*+​

Gris no pudo aguantar las ganas de llorar. ¿Por qué sucedían esas cosas? Corría y corría, decidió no subir a las habitaciones prefirió salir y mirar las estrellas, eso siempre hacía para sentirse bien. Al hallarse fuera se detuvo a caminar más lento, su vista fija en el firmamento. Todos sus problemas la inundaban ahora, lloraba por todo lo que le había pasado, lloraba por el destino que fue tan cruel para Hana y… ¡Cómo odiaba al destino! Se secó unas lágrimas, ¡Listo! Ya no lloraría más.
— Annika — pronunció una voz dulce tras de Gris.
— Hikaru — sonrió Gris sin darse la vuelta.
— Entiendo por lo que estás pasando, sé que no te esperabas esto. Pero no eres la única que tiene problemas, debes dejarte de tonterías y…
— Hikaru, tú estás más unida a mí que cualquier hermano de sangre. Por lo mismo, sabes lo que me pasa— se giró Gris para verla. Sus cafés se hundieron en los esmeraldas de Hikaru.
— Sí, ¿Conseguiste lo que querías al irte a Estados Unidos? — cuestionó la pelirroja.
— No, pero conseguí acercarme a él, es un avance ¿No crees? — respondió sonando fría y sarcástica.
— Y ¿Por qué regresaste?
— Me enteré que ésta aquí desde el año pasado, acepté la residencia, porque así no tendría que ir a la casa de mi madre.
— Claro, ¿Y la has perdonado? — cuestionó ahora Hikaru avanzando unos pasos delante de Gris.
— Te pasas toda la vida creyendo que lo sabes todo sobre alguien y de pronto descubres que lo que sabías era toda mentira. Hay heridas que no se cierran del todo.
— Lo sé. Han sucedido cosas desafortunadas en tu vida, la mentira de tu madre, la muerte de tu hermana y el no poder estar cerca de tu padre.
— Aún tengo pesadillas por las noches sobre el accidente. Hikaru, mi hermana no tenía que morir y al decir accidente hace unos momentos Hana, recordé todo lo que pasó ese día, ¡Qué irónico! — sonrió tétrica.
— Pero deberías dejar el pasado o te arruinarás. ¿Has tenido algún novio? ¿Has…
— ¿Para qué necesito uno? ¿Para sufrir cómo tú lo haces? No quiero más sufrimiento en mi vida…
— ¿Seguirás con esa máscara que has construido entonces? Sé que lo que me pasó fue doloroso, pero eso no quiere decir que tú vayas a pasar por lo mismo.
— Siempre he luchado en contra del destino y sin embargo siempre me persigue. ¿Qué te hace creer que será diferente?
— La vida siempre da sorpresas, debes darte la oportunidad. Habla con tu madre y con tu padre.
— Tiene un hijo, lo conozco, y no creo que deba decírselo.
— Bien, quiero verte feliz, sonríe con sinceridad o sino no lo hagas. Debes tener cuidado.
— No habría llegado a nada en la vida si tuviera cuidado.
— ¿Ya estás mejor?
— ¿Mencioné que estabas unida a mí que cualquier hermano de sangre?
— Sí
— No volveré a decirlo— una sonrisa sincera se dibujó en la comisura de sus labios. Hikaru se acercó a ella y la abrazó.
— Tanto tiempo.

Kath​

*¡Sayonara minna ~~!*​

*†·.: ĢяЇ∫ :.·†*​