Flores del mal

Re: ** [Flores del mal] **

Saludos!!! wenu, sólo les quería decir que
se pasen por mi Blog, para que vean
mi nuevo proyecto jajaja, y espero
que me comenten, es algo que quiero
hacer okies.... Visiten aquí:
Blogs - *†•.: ĢяЇ∫ :.•†*
Gracias...^^ eso era todo jejexD
.................
Bueno, nos vemos
y portence mal siempre...
Gambatte ne!!!!!

 

Re: ** [Flores del mal] **

Saludos!!!! siento la demora jejexD bueno, lo
que pasa es que ando ocupada últimamente
quiero agradecerles sus preciosos post...
Bueno en primer lugar quiero decirles
que los primeros capítulos son para tantear
el terreno y así conozcan a todos los personajes
y pronte publicaré los créditos jejjexD
Y bien, ahora sí el otro capítulo....
¿Qué haran en las habitaciones?
*¡Sayonara minna ~~!*

 

Re: ** [Flores del mal] **

...Somos jardines de piedra. Somos inocentes con manos sucias. Y por tanto, hemos nacido en el corazón de la mentira…

** [Flores del mal] **​

** (Fleurs du mal) **​

*Capítulo tres*​

*+​

[¿¡Qué suerte!?]​

Gris subió las escaleras, como si lo que llevara encima fuese una carga muy pesada, había venido directo del aeropuerto y no quería nada más que descansar ¿Acaso era difícil comprender eso? Su cabeza daba vueltas, pensando en lo que había dejado en Estados Unidos, había estudiado desde hace tres años allí y nunca había regresado a Japón. Después de tres años, por fin regresaba a su hermoso país y de seguro se iba a encontrar con sus viejos amigos y lo mejor aún, encontrarse con su familia. Hace mucho tiempo que no la veía. Pero, ya no era la misma, había cambiado mucho desde que decidió irse a Estados Unidos y ahora su corazón, su mirada y su semblante no hacían más que despedir frialdad. Odio puro.
— Las chicas, vengan conmigo — habló en voz alta Hanamura-sensei empezando a subir los escalones. Las chicas asintieron y emprendieron a seguirla.
— Los demás síganme— llamó Sakaki Tarou, subiendo también esos peldaños alfombrados luego de que las chicas lo hicieron. Los chicos subieron con sus respectivos equipajes.

*+​

Hanamura se detuvo en el pasillo que llevaba a dos direcciones: Hacia la izquierda y hacia la derecha. Sonrió flagrantemente.
— Escúchenme muy bien, desde ahora en adelante sus habitaciones serán del lado izquierdo, no quiero ver a nadie paseando por el pasillo de las habitaciones de los chicos…—volvió a sonreír. Haruka Yagyuu hizo una mueca divertida, tal vez pensando en como eliminar esa última norma—. Encuentren sus habitaciones. Las habitaciones las compartirán con otra de su mismo curso, no habrá muchachas de cuarto año con las de tercero o con las de segundo, no… y bajen a las ocho para la recepción que se ha organizado— terminó de hablar ajustándose los anteojos y volvió a bajar las escaleras. Algo similar habló Sakaki-sensei a los muchachos. Masaharu Nioh, Shiraishi Kuranosuke y Sengoku Kiyosumi fueron los que decidieron ignorar esa última norma.

Todos empezaron a buscar sus habitaciones, las puertas eran de color blanco y de dos segmentos móviles. En la parte superior derecha llevaban un marco con el número respectivo de la habitación en letras doradas y en la parte superior izquierda, la insignia de la Shokengaku en dorado también.

*+​

La primera habitación correspondía a dos niñas de segundo año. En su puerta encontraron el número uno y al pie de ésta, en letras más pequeñas, el año que iban a cursar.
Fuji Keisumi e Ikumaru Sakura se miraron inquisidoramente una vez que las dos decidieron entrar al mismo tiempo. Keisumi fue la que abrió la puerta frunciendo el ceño. Al entrar, fue inmediatamente clara con Sakura.

— Ahora que vamos a compartir habitación, te pondré una regla: “Métete con mis cosas y será lo último que hagas” —habló claro la muchachita, clavando sus ojos celestes en los ojos miel de Sakura.
— ¡Qué irónico! Te iba a decir lo mismo — sonrió la de cabellos marrones claros. Dejó su maleta y decidió que su cama sería del lado derecho, al frente estaría la cama de Keisumi. A la de cabellos negros no le importó. Al parecer, empezaron bien —. Si vamos a compartir habitación, al menos deberíamos saber nuestros nombres. El mío es Sakura Ikumaru — Keisumi la miró un momento, hace unos minutos había estado probando la cómoda y suave cama. Se levantó de inmediato.
— Keisumi Fuji… No me importa lo que digas de mí, pero pronuncia bien mi nombre — y eso sonó a una amenaza.
— Sí, está bien, Keisumi. Es decir, que no te puedo decir Kei o Kei-chan o…
— Dije que pronunciaras bien mi nombre, Ikumaru — Diciendo esto, se metió al baño para darse un buen y refrescante duchazo. Sakura apretó sus labios.
— ¡Qué molesta! Y se atrevió a ganarme el baño.

*+​

En la segunda habitación, Miyuki Kaidoh, esperó a su compañera de habitación. En la entrada había encontrado algo similar que la puerta anterior a diferencia del número dos. Miyu cursaba también el segundo año. Observó el lugar, era elegante, sí, y muy acogedor. Las colchas eran de color blanco y las sábanas de un pálido rosa. Estaba concentrada ahora en lo que había escogido como su nueva cama, cuando sintió el chirrido de la puerta. Levantó la mirada y sus ojos celestes vieron a la delgada muchacha que entraba seria, al ver a Miyu, sonrió maliciosamente.
— Si te metes conmigo, te metes con el demonio — pronunció Sayumi Kirihara. Miyu tragó saliva, pero se mantuvo seria, prefirió no contestar —. Sólo era una aclaración. Soy Sayumi Kirihara.
— Miyuki Kaidoh, puedes decirme Miyu — sonrió Miyu levemente. Sayumi le devolvió la sonrisa.
— Puedes llamarme Sayumi, y ahora compartiremos habitación, creo que yo soy la que entraré al baño primera, he viajado desde Kanagawa.
— Claro, no hay problema, yo soy de aquí, de Tokyo, así que por ahora no necesito el baño.

*+​

La habitación número tres pertenecía al área de los varones. En la entrada había el mismo marco que en las demás, a diferencia de las otras, ésta traía el número tres y debajo de ella segundo año. Echizen Ryoma entró a su habitación.
— ¡Koshimae! Nos tocó en la misma habitación ¡Kyaaa! — dio un brinco Kintarou Tooyama de la emoción. Echizen lanzó una mueca de disgusto. Ahora tendría que compartir su habitación con ese pelirrojo, el que siempre le andaba pidiendo que jugasen un nuevo partido. Prefería dormir con Karupin mil veces que en el mismo lugar que él.
— Mada mada dane…
— Koshimae, ahora tendremos tiempo para poder jugar un partido o muchos— se acercó Kintarou, apretando sus manos en son de emoción.
— No quiero
— Pero… — ahora Kintarou pasó un buen rato tratando de convencer al necio y orgulloso muchacho peliverdaceo.

*+​

Haruka Yagyuu se ajustó los anteojos y fijó su mirada púrpura en la habitación número cuatro. Ella cursaba el tercer año. Su mente analítica tuvo que pensar un momento antes de decidir en que cama iba a dormir. Pensó todo en sólo un momento.

— Si duermo aquí, será más fácil llegar al baño, abrir la puerta de salida, esconderme en el armario y tener buena recepción de aire, facilidad para tomar notas y perfecta visión de ese cuadro de Sesshu. Está decidido, dormiré a…
— Hola, siento interrumpir, entré hace unos segundos y parece que no me escuchaste… — habló Aymara Blanco tranquilamente. Haruka se fijó ahora en la recién llegada.
— Justo como pensé. Aymara Blanco, yo soy Haruka Yagyuu y si tienes alguna duda, pregúntame y déjame investigar —expresó Haruka en una pose de sabelotodo. Aymara se rió por el comentario y luego puso una cara de curiosa.
— ¿Cómo sabes mi nombre? — quiso saber arrugando la frente.
— Soy Haruka Yagyuu, ¿Hay algo que no sepa? — su rostro malicioso se curvó en una sonrisa tétrica. A Aymara le tembló una ceja pero no le tomó importancia. Se tiró en esa cama que adoró de inmediato. Haruka empezó a tomar notas mentales de Aymara.

*+​

La habitación número cinco la ocuparon dos muchachas del tercer año, el silencio en esa habitación era tal que ninguna de las dos se atrevió a interrumpir aquella elipsis que trasmitía paz. Cuando entraron, fue como si cada una ya supiese cuál era su lugar. Sintieron un Deja vu, como si ya hubieran estado en aquel lugar antes. Hikaru Fujiwara se soltó el cabello y éstos caían pelirrojos y brillantes sobre sus hombros. Por su parte Nyu Atobe, cayó en cuenta que nada era más reconfortante que su habitación en la mansión Atobe, aunque el lugar no era tan malo, la sensación de soledad no existía. Hikaru era callada, pero Nyu no podía sentir esa soledad que tanto le encantaba, se fijó en sus pensamientos, en aquellos pensamientos que siempre la hacían ver rara. ¿Acaso nadie la comprendía? Bueno, ya nada le importaba, vestirse, actuar y hablar, así era su reclamo para con el mundo.
Hikaru no quiso interrumpirla, aquella muchacha estaba sumida en sus pensamientos. Hikaru dio un suspiro y su rostro serio pronto se vio interrumpido por un mohín de circunspección. “Annika Gris Ootori, tanto tiempo…“ Su mente hábil empezó a maquinar ideas vagas para acercarse a ella. Había notado la perfecta actuación de Gris de ignorar a todos, como si no la conociera, esa máscara, jamás podría con ella, la conocía muy bien y era hora de hablarle.

*+​

Kirihara Akaya ocupaba la habitación número seis, estaba de mal humor. De todos los que habían llegado a la residencia, le tuvo que tocar él, el que siempre balbuceaba cosas sin sentido, en ningún momento encontró algo bueno en el monólogo de Ibu Shinji, que había empezado con torta de chocolate y que ahora hablaba sobre que bueno sería conseguir una raqueta de tenis nueva. Akaya intentó reunir toda la paciencia que de seguro por allí en algún lugar tenía para hablar con Shinji.
— Oye, Ibu, yo tomaré éste lado y tú el otro — habló contorsionando sus labios para que no sonara tan agresivo. Shinji levantó la mirada y buscó los ojos de Kirihara.
— ¡Ah! Kirihara-kun… Bueno, si quieres puedes tomar ese lado, porque a mi me da igual si es este lado o si es este otro, y la verdad es que no tengo problemas con eso de los lados, izquierda o derecha, sólo es una idea de tu mente la que te lleva a decir que si lo es o que no lo es y con eso no estoy diciendo que… — Akaya en vez de relajarse consiguió estresarse más. No quería golpearlo porque sino sería terrible si iban a ser compañeros de habitación. Dio un suspiro al ver que no tenía opción, ya se acostumbraría al constante murmullo o le pediría consejos a Kamio Akira.

*+​

Por fin Kaoru Kaidoh encontró su habitación, no es que fuera difícil, se había quedado observando los cuadros cuidadosamente y había tenido la sensación de escuchar un gato, al verse solo, sintió miedo de que el lugar éste lleno de fantasmas. Entró a la habitación jadeante y se encontró con un pelirrojo que estaba entrando en la onda. Por un instante, creyó que Kamio hacía el ridículo, pero al ver el perfecto ritmo de los pasos de baile de Akira cambió esa idea. Deseaba tener ese talento, pero no, esos pensamientos Kaidoh Kaoru no podía tener, él, era él mismo. “Fshhh” su siseó no interrumpió el ritmo de Kamio que estaba con el Ipod a full volumen, no había notado la presencia de Kaoru.
Kaidoh, se ubicó al lado derecho, pues Kamio ya había escogido su cama y no le quedaba de otra. ¿Montar una bronca? No, se sentiría grotesco y más si iba a compartir habitación con él.
— Kaoru, que bueno que te tocó conmigo, así tu y yo tendremos una plática sobre nuestro siguiente partido, quiero mi revancha y ésta vez te derrotaré— Kamio al ver a Kaoru se quitó los audífonos, para hablarle a la serpiente.
— Fshhh… — siseó y no le prestó la menor importancia. Se dio la vuelta y acomodó su maleta. Kamio apretó los puños con rabia. Si había alguien que se le agotaba la paciencia en esa residencia ese era Kamio. Su rostro ya estaba rojo de furia que contrastaba perfectamente con su cabello.
— Oye, víbora, te estoy hablando
— ¿A quién le dijiste víbora? — fue su primera reacción, cosa que le recordó a Momoshiro y sintió nostalgia. Ya no estaría Momo para pelear todos los días o con quien competir.
— A ti víbora, a quien más —Kamio no iba a aguantar los actos de superioridad de Kaoru. Sus miradas compenetradas reflejaban ahora rivalidad.

*+​

La habitación número ocho era de chicos del cuarto año. Amane Davide entró curioso, abrió la puerta despacio y entró como cuando alguien espía. A su mente le vino un sin fin de chistes, pero su idea se vio interrumpida por la visión de un conocido. Oshitari Yuushi se encontraba en aquella habitación y al verlo sintió que se iba a desesperar.

— En la habitación ocho, me tocó con el morocho. Pffft— Pronunció su, ejem, chiste. Oshitari Yuushi se ajustó los anteojos arrugando la frente. De todos en el mundo, precisamente le tuvo que tocar con él ¿Por qué? Bueno tendría que lidiar con sus patéticos chistes o lo que fueran. Si algo había aprendido de él fue gracias a su juego en el campamento del año pasado que fue especialmente para escoger a los que jugarían contra el equipo de Estados Unidos.
— Davide, si sigues haciendo eso, te golpearé como lo hace Kurobane— expresó Oshitari volviendo a hacer lo que estaba haciendo: revisar su maleta.
— Kurobane no dane. Pffft

*+​

En la habitación número nueve se encontraban los chicos más amables de la residencia o tal vez no: Yukimura Seiichi y Fuji Syusuke. Cuando estuvieron dentro se sonrieron amablemente, más al instante sintieron que habría algo que los iba a unir para siempre. Fuji decidió que su cama sería del lado derecho y Yukimura optó por el izquierdo. Syusuke pensó en donde ubicaría su cactus que su hermana Yumiko le traería en una semana. Ambos prodigios empezaron a hablar, para conocerse un poco más ya que compartirían esa habitación.
— Yukimura, ahora todos estarán en competencia para ocupar el puesto de titular de la Shokengaku, nadie la tendrá fácil — expresó Syusuke sonriendo como siempre mientras abría sus maletas.
— Sí, hay personajes muy buenos en el tenis en ésta residencia, pero yo no pienso ceder mi puesto de titular— habló Yukimura concentrándose ahora en su raqueta de tenis, su mirada, esa mirada que como cuando jugó la final del nacional contra Ryoma Echizen, desde que perdió había empezado a entrenar el doble para volverse más fuerte.
— Es cierto, pero… yo también seré titular —fijó sus zafiros en el perfil de Yukimura que estaba concentrado en su raqueta.

*+​

Atobe Keigo no encontró tan malo a su compañero de habitación, creía que al enemigo tenía que tenerlo cerca. En la habitación diez, Tezuka Kunimitsu miró por un segundo a Atobe y se acercó a saludarlo. Se estrecharon las manos.
— Tezuka Kunimitsu, que compartamos habitación, no quiere decir que dejaré de ser tu rival en el tenis, seré titular cueste lo que cueste y ésta vez te volveré a ganar — habló Keigo curvándose en sus labios una sonrisa divertida.
— No esperaba menos de Atobe Keigo. No la tendrás fácil — indicó Kunimitsu con el semblante serio. Se soltaron las manos.
— Yo tomaré éste lado de la habitación si no te importa — expresó Keigo —. Ore-sama necesita comodidad, hablaré con Tanaka para que consiga una habitación para mí solo—Tezuka no le prestó atención, estaba más concentrado en acomodar sus cosas.

*+​

La habitación número once la ocuparon los pelirrojos acróbatas, estaban entablando una discusión por ocupar la cama del lado izquierdo. Su rivalidad se debía porque los dos se consideraban mejores en las acrobacias. Gakuto Mukahi y Eiji Kikumaru decidieron cederlo a la suerte.
— Gakuto, escoge, cara o sello — habló Kikumaru irritado sacando una moneda.
— Cara — indicó el otro pelirrojo frunciendo el ceño.
— ¡Bien! A la cuenta de tres, uno, dos y… — la moneda cayó al suelo dando vueltas y no salió ni cara, ni sello.
— Esto no funcionará kikumaru, toma tú el lado derecho. ¿Qué no ves que yo soy zurdo? — se quejó Gakuto. Eiji suspiro viéndose derrotado sólo por ésta vez. Asintió a regañadientes.
— Está bien,¡Nya! Lo que me faltaba…

*+​

En la habitación número doce pertenecía también a dos chicos del cuarto año. Sanada Genichirou se quitó la gorra y pronto decidió que su cama sería la del lado izquierdo. La habitación tenía muy buena iluminación y encontró cómoda la cama, deseaba acostarse y dormir un buen rato pero no se podía, Tanaka había ordenado que bajaran a las ocho a una recepción.
— ¡Lucky! — Kiyosumi Sengoku entró a la habitación con una gran sonrisa — Sanada-kun, que suerte, eso creo.
— Sengoku, espero que no te moleste que tome este lado — habló Sanada con el mismo semblante de siempre, el de chico duro y serio.
— No para nada, soy afortunado porque me gusta más de éste lado— el pelinaranja pronto acomodó sus cosas y se tiró en la cama boca abajo. Sanada tenía grandes deseos de hacer lo mismo, pero no podía, él era el Emperador, Sanada Genichirou.

*+​

La habitación número trece la ocuparon dos personas muy interesantes: Kuranosuke Shiraishi y Nioh Masaharu, al verse se dieron la mano. Ambos se consideraban rivales de cuidado. Nioh lo conocía muy bien, por eso en la final del torneo Nacional del año pasado cambió su personalidad para copiar a Kuranosuke, el ex capitán de la Shitenhouji. Kuranosuke se sintió muy bien con el compañero de cuarto, notaba interesante al Embustero del Rikkaidai, pero eso no quitaba las ganas de derrotarlo. Ambos eran zurdos y eso los hacía interesantes.
— Ahora que compartiremos habitación, ¿Crees que haríamos un buen dúo? Puri — preguntó Nioh mirándolo para conseguir más malos hábitos de su compañero de habitación.
— De que lo haríamos, lo haríamos, pero no me gustan los dobles— Kuranosuke habló empezando a quitarse la venda de la mano izquierda. Nioh lo observó unos minutos.
— Puri, he visto que tienes dotes en el juego de dobles…
— Lo sé

*+​

Mizuki Hajime enrolló su cabello y sonrió maliciosamente al ver a su compañero de habitación a quien era considerado un genio. Lo primero que haría, sería recopilar datos de él y utilizarlos a su favor para vencerlo. Bunta Marui hizo un globo con su chicle, mientras sacaba con mucho orgullo su camiseta de la Rikkaidai Fuzoku, esos años, jamás se le olvidarían. Posteriormente sacó una caja que contenía donas de diferentes sabores.
— ¿Quieres? — preguntó el pelirrojo enseñándole la caja. Mizuki que había estado observándolo soltó una sonrisita.
— No Bunta-kun, ¿Cuántos niveles más de glucosa necesitas para estar del todo bien? —preguntó Mizuki mientras revisaba el computador que Tanaka les había dado a cada uno.
— Sólo unos cuantos Kcal., — habló él mientras degustaba esa deliciosa dona. Mizuki, sacó su ordenador y conectó el suyo a la red.
— Bunta-kun, el páncreas es el que elabora el glucagon y la insulina. El glucagon lleva la glucosa a la sangre y la insulina la transporta a los tejidos — informó Mizuki, enredando su índice en el mechón negro de cabello. Bunta parpadeó varias veces y no habló sólo porque tenía una enorme dona en la boca —. Creo que deberías de consumir uvas, la uva es la que tiene glucosa pura y es la que necesitas para que te brinde la energía inmediata…

*+​

La última habitación que era la número quince del sector de los hombres fue para Kojiro Saeki y Takahisa Kajimoto. Los dos se caían muy bien y no tuvieron problemas en elegir su lado de la habitación. Saeki era zurdo y escogió el lado izquierdo por lo que Kajimoto no le importó tomar el lado derecho de esa habitación. Las lámparas eran de color negro y con detalles dorados, las mesitas de noche eran caobas con tres cajones y cada uno tenía su propio ropero de caoba. Las colchas eran blancas como en todas las habitaciones y las sábanas de un rosa pálido.
— Saeki Kojiro de Rokkaku, ¿Verdad? —preguntó Kajimoto sentado en la cama.
— Sí, y tú debes ser Kajimoto Takahisa de la Jyousei Shounan, ¿No es así? —respondió Saeki en una sonrisa. Kajimoto asintió — Tu conoces muy bien a la entrenadora.
— Sí, creo que ella entrenará a las chicas y de seguro creará a sus obras maestras — sonrió Kajimoto y ahora entablaban una conversación mientras acomodaban sus cosas.

*+​

En el sector de las muchachas, la habitación número dieciséis se hallaba integrada por dos chicas del cuarto año que se llevaron bien al instante. Una dulce y simpática, la otra agradable y muy tierna. Lily del Valle y Sallame Himura congeniaron muy bien desde que se vieron dentro de esa habitación. Lily sonrió una vez que la vio y gracias a su adorable sonrisa pudo convencer de lo agradable que era a Sayu. Sallame por su parte era agradable en sí y en cuanto se vieron sintieron que su compañía sería del todo muy buena.

— Soy Lily del Valle, pero puedes decirme Lily-chan si gustas ¿Tú? — saludó con emoción la muchacha de castaños cabellos.
— Sallame Himura, y mis amigos me dicen Sayu — habló clavando sus ojos miel en la alegre muchacha.
— Entonces te diré Sayu, tú y yo seremos muy buenas amigas —Lily fijó sus carmesí en los miel de Sayu ambas transmitían paz.
— Claro que sí, Lily-chan, ¿Crees que puedo tomar el lado derecho? — preguntó Sayu mirando la cama.
— Pues claro, yo iré de éste lado entonces— se acomodó del lado izquierdo.
— Uhmmm, no sé donde colocar ésta caja — pensó en voz alta Sayu.
— ¿Te ayudo?

*+​

Gris Ootori entró a la habitación número diecisiete y lo primero que hizo fue ubicar sus cosas en la cama del lado siniestro, sacó las cosas necesarias para darse un buen duchazo, ni siquiera se percató del lugar. Entró a la ducha y sintió como el agua fría caía sobre su cuerpo, se quedó un buen rato así, le gustaba hacer eso para relajarse un poco. Decidió que ya era bueno salir para saber quien sería su compañera de habitación, con tantos problemas acumulados se olvidó de ese detalle. Salió secándose el cabello mirando el suelo. Al ver a las personas que tenía en frente intentó sonreír pero más bien le salió una mueca. Odiaba ser así un poco despistada cuando tenía estrés, no se había dado cuenta de que el lugar tenía tres camas.
— ¡Ah! Tú eras la que dejó sus cosas en mi cama — habló Hiromi Daishi mirando a Gris como cualquier cosa.
— ¿Bromeas? Yo llegué primera, esa es mi cama —indicó Gris sin prestarle interés, aún secaba su cabello con la toalla.
— Nena, o sea, soy una estrella y si yo decido que ésta es mi cama, es porque lo es — habló con su pose de arrogante. May Kaidoh hizo una mueca con los ojos e inmediatamente escogió la mejor cama, o es decir una de las dos que quedaba: La del lado derecho. Gris ignoró a la supuesta estrellita y empezó a acomodarse en su cama—. Nena ¿Entendiste?
— Mira estrellita de pacotilla — se colocó frente a Hiromi con las manos en la cintura literalmente hartada por los actos de superioridad de su compañera. Sus cabellos mojados caían por sus hombros haciéndola ver aún más cruel —. Me vale, me vale… ¿Quieres que sea más clara? — Gris iba avanzando y Hiromi levemente asustada iba retrocediendo hasta chocar en la cama que estaba más al fondo y cayó de espaldas en ésta. Gris aún mantenía su mirada fría punzante en los azules de Hiromi. May reía divertida de la expresión de Hiromi, se podría decir que disfrutaba verla sufrir —. Pues Créeme puedo serlo.
— Ha-hablaré de esto con Tani-san — dijo Hiromi quien estaba recostada en la cama y sintiendo amenazante la mirada café de Gris.
— No te preocupes, no soy una mente criminal — se alejó de Hiromi para regresar hasta su cama y hacer lo que estaba haciendo.
— Hablaré con Tanaka, quiero que me cambie de habitación. Yo soy la mejor, The Best, ¿Entendieron?, soy una estrella y necesito mi propia habitación — hablaba indignada la rubia con las manos en la cintura quejándose en voz alta —. Le diré a mi Daddy, o sea, quiero mi propio cuarto.
— ¡Ya cállate! — se hartó May. Se levantó, tomó algunas cosas necesarias para entrar y darse un duchazo también. Hiromi volvió a hacer una mueca de ofendida, ¿Acaso dormiría con el enemigo? Tragó saliva.
— Está bien, está bien, por ahora lo dejaré así, pero me vengaré nena, lo haré — habló Hiromi convencida de eso, hecho que la tranquilizó un poco, su mente maquiavélica empezó a dar vueltas pensando en su venganza — ¡Dios! Esto cansa, de veras.

Kath​

*¡Sayonara minna ~~!*​

*†·.: ĢяЇ∫ :.·†*​