Floiloba: La gran bruja Ibérica

Otra tarea jejeje si ahora hay mucha tarea escrita^^

Floiloba: la gran bruja Ibérica​

Cap.1​

En busca de mi madre​

Hace mucho tiempo en la Península Ibérica se creía en las brujas y se hacían incontables caserías y matanzas para terminar con estas. Aquella creencia planteada por la Iglesia para impedir el conocimiento, fue la misma que logro hacer de Froiloba una de las mejores brujas. Y su historia comienza así.

Floiloba vivía con su madre Justa en Macegial, uno de los reinos formados por el Señor feudal Diego. Ambas vivían de forma modesta en una pequeña choza que su padre había construido antes de morir; motivo por el que ella y su madre tenían que dedicarse al pedazo de tierra que les tocaba, nunca tuvieron algún problema con el Señor Feudal o los demás campesinos ya que eran personas sumamente tranquilas y de buen corazón. La madre de Floiloba; Justa, aparte de trabajar la tierra, se dedicaba a la herbolaria por lo cual tenia muchos conocimientos referente a plantas y hiervas curativas, siempre que había algún enfermo en el pueblo de Macegial, Justa acudía sin pensarlo y sin hacer algún tipo de cobro por su servicio, otro de los motivos por los cuales además de ser querida era respetada. Quien iba a pensar que ese seria el mismo motivo por el que su vida se vería amenazada.

—Esta se llama Lino y sirve para resolver las inflamaciones— Explicaba Justa a su hija que miraba con excepcional atención la flor azul que sostenía su madre.

La hija de Justa era una chica de tez nívea y cabellos castaños, de carácter amable y noble pero cuando era requerido de humor fuerte. Siempre fue una chica muy inteligente pues a sus doce inviernos ya era capas de hacer y comprender muchas de las cosas que niños de su edad ni siquiera daban por enterado. Ahora que contaba con dieciséis inviernos, era todavía más inteligente y sabía, motivo por el que su madre planeaba pasarle todos sus conocimientos y dejarla a ella como encargada de la salud del pueblo.
—Necesito que vayas por unos frascos a la casa para guardar estas flores y las demás hierbas medicinales que hemos recogido — Le expreso a su hija mientras dejaba en su canasta las flores azules y continuaba recogiendo algunas hiervas que se encontraban a su alrededor. La chica frunció el ceño pues su casa estaba prácticamente al otro lado de la colina y llegar a ella tomaría mucho tiempo, además de que seria cansado. — ¿Porqué sigues aquí? Ándate antes de que obscurezca.

Su hija solo acentuó con la cabeza y se levanto del pasto para encaminarse a su casa; pues estaba lo suficientemente molesta como para no dirigir palabra alguna a su madre.

El tiempo pasó lento junto con la tarde que se matizaba de diferentes tonalidades naranja. Esa era sin duda alguna una de las tardes más tranquilas y hermosas que la Curandera del Pueblo haya presenciado, aprovecho el momento de tranquilidad para cerrar los ojos y dejarse llevar por el viento que pasaba acariciando su cabello. Asta que su tranquilidad se vio quebrantada por el galopar de algunos caballos a la lejanía, cada galopar se escuchaba más y más cerca. Decidió no prestar atención “Seguro se trata del Rey que va de salida” pensó la madre de Floiloba, tratando de recuperar la tranquilidad que le había sido arrebatada, pero le resulto imposible ya que la tierra que salpicaban los caballos al galopar mancho su vestido haciendo que esta abriera como dos enormes platos sus ojos.

— ¿Pero que? — Exclamo sumamente molesta levantándose del pasto y sacudiendo la tierra que había alcanzado a su vestido.

—Disculpe ¿Pero conoce a Justa Flainez? — Pregunto un joven hombre revestido con una armadura, al parecer era un caballero; pero no de ese reino, por el escudo dibujado en su caballo debería ser de Fantaciel un reino que estaba extremadamente alejado del reino de Macegial.

—Soy yo ¿Qué se le ofrece?

—Por la herejía de Brujería queda condenada por la Santa Inquisición y sentenciada a la orca. Su juicio se llevara a cabo dentro de un mes en la plaza de Fantaciel— Se escucho la ronca voz de un viejo monje; él estaba detrás del caballero, motivo por el que Justa no había podido verlo.

— ¿Qué? ¡Se equivocan yo no soy la persona que buscan! — Gritó desesperadamente; tratando de encontrar en sus gritos la salvación o ayuda de alguien pero resulto imposible, ni sus gritos o quejas pudieron quitar de sus muñecas los fuertes lazos que ataron los monjes, entre jalones y tirones intento escaparse o por lo menos impedir que la subieran a caballo. Lo que resulto inútil, pues la superaban en numero y fuerza, en un ultimo intento se tiro atrás cayendo de espaldas y lastimándose el tobillo en la trayectoria, ahora ya no había nada que pudiera hacer, aunque quisiera correr su tobillo se lo impediría, aquel intento por salvarse había terminado en el mismo que la hundiría en su fúnebre destino.

Un aldeano que iba pasando contemplo atónito la escena, pero nada había que él pudiera hacer. Aunque quisiera ayudarla sabía que si la defendía, lo condenarían por igual. No tuvo más que quedarse a mirar como se llevaban a aquella persona que tantas veces lo había ayudado a él y al pueblo.

La tarde se convirtió en noche, las horas habían pasado y con cada hora que pasaba, la esperanza de que Justa regresara se veía imposible. Él aldeano que horas antes había visto como se la llevaba continuaba ahí sentado en una roca, esperando a que la hija de la curandera regresara, pues al verse sin poder hacer nada por lo menos quería que su hija supiera la razón por la que su madre había desaparecido. Y justo como el había pensado, Floiloba se veía en la lejanía con una canasta llena de frascos, algo agotada por la caminata.

—Floiloba ¡Floiloba! —Gritó el aldeano corriendo en dirección a donde se encontraba la Hija de Justa.

— ¿Que sucede? ¿Por qué esa cara? Y ¿Mi madre donde esta? — Preguntó algo preocupada, pues la cara que llevaba el aldeano no era precisamente de alegría sino de angustia.

—Tu madre, a tu madre se la llevo la Santa Inquisición y dijeron que le darían muerte en la orca.

—No; no es cierto, no puede ser ¿Qué crimen ha cometido mi madre para ser enjuiciada de tal forma? — Replico la chica dejando caer la canasta con las botellas de vidrio al suelo. Era imposible que se llevaran a su madre siendo ella tan buena y noble. En un arranque de desesperación tomo al aldeano por los hombros y lo sacudió intentando obtener mas respuestas — ¿Qué viste? ¿Adonde se la llevaron? ¿Por qué se la llevaron?

El aldeano explico a la chica todo lo que había visto y oído. Ella lo escucho aún sin creerse lo que le contaba, la rabia que sentía y la impotencia de no haber estado en ese momento para defender a su madre se apoderaron de ella. Cuando el aldeano finalizo de contar a la chica todo lo que sabía. Ella dio un largo respiro intentando asimilar todo lo que le había dicho, y de inmediato se paro de donde estaba sentada para dirigirse al bosque, camino por el que tendría que pasar para llegar al lejano pueblo de Fantaciel.

— ¿Pero a donde vas?

—A buscar a mi madre, no tengo tiempo que perder— Respondió completamente decidida, pues no se quedaría con los brazos cruzados a esperar que la muerte de su madre le fuera anunciada.
En cuanto entro al bosque se dio cuenta de que era más tenebroso y escalofriante de lo que se había imaginado. Los arboles que la rodeaban eran gigantescos y tupidos de hojas que impedían a la luz de luna iluminar el camino, sin contar los innumerables ruidos de los animales y del bosque en si que parecían hacerse más y más a medida que se adentraba en el.

— ¿Cuanto tiempo llevare caminando? —.Se pregunto a si misma mientras flotaba una mano contra la otra para intentar darse calor, pues el clima había descendido lo suficiente como para hacerle sacar vapor por la boca. — ¿Qué es eso? —. Se pregunto nuevamente al mirar una ráfaga de luz azul a la lejanía, inmediatamente de esa otra ráfaga salió de la misma dirección como si estuvieran aventando antorchas de fuego. La chica se sorprendió al ver la escena, al fin de cuentas ¿Quién estaría aventando antorchas de fuego en medio del bosque? Y más aun a esas horas de la noche. La curiosidad la embeleso, el color azulado de aquella luz le resultaba hermosa y quería saber de donde provenía.

Cuando finalmente se acerco sus ojos no podían creer lo que estaban presenciando. Una mujer que parecía tener la misma edad de su madre, sostenía en su mano izquierda una bola de luz azul muy parecida al fuego, a unos cuantos metros de ella se encontraba un hombre de mediana edad con un escudo algo quemado atorado en su antebrazo. La mujer incremento el tamaño de aquella bola de fuego que tenia en la mano y se la aventó al hombre para intentar huir, este evadió su ataque y a cambio aventó una navaja que logro herir el brazo de aquella mujer; en su ultimo intento, esta arrogo una bola blanca que al momento de tocar el piso exploto y saco humo blanco dejando al hombre sin visibilidad. Ella huyo pasando por donde estaba la chica que aun no podía creer lo que sus ojos habían visto “¿Esa era una Bruja?” Pensó la chica sin perder de vista a la mujer que se escondió detrás de un gran árbol.

— ¿¡En donde te has ocultado maldita Bruja del Sur!? —.Refunfuño el hombre saliendo de entre el humo mientras se tallaba los ojos irritados. Lo primero que vio al salir fue a una chica de cabellos castaños ondulados, mirándolo fijamente como si no supiera nada de lo que estaba pasando.

— ¿Hey has visto a una mujer con una capa negra con capucha?
—Si, se fue en esa dirección volando—. Dijo la chica señalándole con el dedo índice la dirección errada.

—Muy bien esta vez no te escaparas—. Replico entre dientes, tomando a su caballo y dirigiéndolo a donde la chica le había dicho, no tardo mucho antes de que los ojos de la chica lo perdieran ya que su caballo era muy veloz.

—Umm con un caballo así llegaría en un parpadear con mi madre—. Suspiro la chica dirigiéndose a donde se encontraba la mujer que había visto esconderse. Pero cuando se asomo para buscarla ella ya no estaba ahí, en su lugar estaba un rastro de sangre que parecía dirigirse a una cueva que se encontraba cerca de ahí. — ¿Hay alguien aquí? —. Pregunto la chica al entrar en la cueva, cuando entro vio una luz azul al fondo de esta, se trataba de la bruja que estaba descansando sentada en el piso. —Que herida tan profunda, espérame aquí traeré algo para curarte—. Dijo la chica saliendo de la cueva, la mujer solo volteo a verla pero no presto importancia. La chica salió en busca de alguna hierva medicinal que pudiera ayudarla a tratar la herida que tenia esa mujer, afortunadamente pudo encontrar matagallo muy cerca de ahí. Cuando regreso la bruja aun seguía ahí tumbada en el suelo con la espalda recargada en la pared de piedra.

— ¿Qué haces aquí? ¿Deberías irte es peligrosa y mas para una niña de tu edad?

—No puedo tengo algo que hacer, después de esto continuare con mi camino—. Contesto mientras se inclinaba para poderle colocar en el brazo las hiervas medicinales.

— ¿Camino? A donde te podrías dirigir y más tú sola, mejor vete con tu mama en vez de estar haciendo al valiente— Replico irónicamente, sin siquiera voltear a ver a su sanadora.

—Es con ella con quien me dirijo, los de la Santa Inquisición se la llevaron y dicen que la mataran—. Dijo esto ultimo con la voz quebrantada y dejando de colocar las hiervas medicinales en el brazo de aquella persona.

—Que lastima, creo que no podrás hacer nada, cuando la Iglesia dicta algo no hay poder humano que pueda detenerla. Lamento decirte esto pero tu madre morirá a manos de esos carniceros—.Dijo volteándo a ver a la chica para toparse con una cara empapada por las lagrimas. —Ha lo siento no quería ser tan directa; pero, bueno lo siento.

—No; se que no hay mucho que pueda hacer, pero aún así quiero ir, se que por lo menos algo podre hacer—. Dijo intentando secarse las lagrimas con sus manos mientras intentaba abrir los ojos. Cuando finalmente dejo de llorar y pudo abrir los ojos, la bruja quedo impactada, tanto la forma de sus ojos como el color grisáceo en media aceituna le recordaban a una de sus mejores amigas, de la cual no sabía nada desde asía muchos años quizá 18 o 19 para ser exactos. — ¿Sucede algo? — Pregunto la chica algo incomoda por la fija mirada de la bruja.

—Tienes los mismos ojos que una bruja que conocí ase muchos años.

—Siempre me dicen que tengo los mismos ojos de mi madre, esta es la primera vez que me los confunden con los de otra persona— .Dijo esbozando la sonrisa, algo que le recordó a la bruja aun mas a su amiga, no podría tratarse de una coincidencia, los mismos ojos y la misma forma de sonreír era demasiado.

— ¿Dime como se llama tu madre?—.Pregunto con extrema curiosidad, aun sin dejar de mirar a Floiloba.

—Justa, Justa Flainez.

— ¿Justa?; no puede ser, es la misma persona que yo conocía. Entonces ha sido capturada por la Iglesia, esa torpe nunca tuvo el suficiente cuidado— Dijo mordiéndose el labio inferior, era notorio que estaba preocupada por su vieja amiga — ¿A dónde se la llevaron?

—A Fantaciel, ¿Me ayudaras a rescatarla?— Pregunto con un brillo impresionante en sus ojos y con ambas manos entrelazadas, pues era seguro que si una persona como ella le ayudaba su madre se salvaría.

— ¡Por supuesto que voy a ayudarte! Justa fue mi mejor amiga y no voy a dejar que la Iglesia la mate, pero va a ser un poco difícil y más si solo soy yo, tenemos que contactar a algunas personas y tu también te veras envuelta, supongo que aunque de seguro heredaste la poca habilidad mágica de tu madre, en algo podrás ayudar —. Dijo la bruja levantándose del piso y dirigiéndose a la salida de la cueva.

—Pero ¿Mi madre es bruja? Además ¿Como me ayudaras? Si no se hacer ningún tipo de magia.

—Claro que es bruja sino porque la conocería, segundo no me digas que nunca te enseño brujería y tercero si te sientes incapaz mejor abandona.

—No, pienso aprender si me enseñas si con eso puedo salvar a mi madre lo are— Dijo completamente decidida, esa era la gran oportunidad para salvar a su madre y no la desperdiciaría, y si tenia que convertirse en bruja para eso, entonces se convertiría en bruja.

—Si no queda otro remedio, bien seré tu tutora, en el tiempo que tardemos en llegar a Fantaciel y en buscar a las demás brujas y brujos que conozco, tendrás que aprender brujería y a utilizar la magia si estas bien con eso, entonces comenzaremos apartar de mañana.

—Si, lo prometo para cuando logremos llegar a Fantaciel seré una de las mejores brujas.