Horror Fiesta [Pidamos Dulces]

Otro escrito más para el juego de Sweet <3 Esta vez la imagen era de Kashey y no sé, me ha salido una cosa un poco rara xD Pero aún así espero que os guste~

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Entregada por: @Kashey

~Fiesta~​

— Chicas, ¿habéis escuchado sobre la fiesta de esta noche? — cuestionó una joven de cabellos castaños, mirando a sus dos compañeras.


— Ah sí, la que celebra la nueva chica — contestó una de las otras — Van a ir todos los chicos de la clase. Deberíamos ir — propuso finalmente, apartándose la coleta alta que llevaba y dejaba caer su pelo como el carbón hacia abajo.


— ¿Para ver cómo todos se quedan babeando detrás de ella? — preguntó la última, una rubia de pelo corto, rizado, mientras se ajustaba las gafas — Está bien. Podemos grabarlos y luego reírnos de ellos.


El trío estalló en carcajadas antes de separarse para dirigirse cada una a su hogar.


Cierto es. En la última semana había llegado una nueva chica a la clase de las amigas. Elizabeth Williams: alta, delgada, rubia, pálida y con unos ojos de inquietante color rojo. Educada, amable, de voz dulce, inteligente y divertida.

Una chica que se había convertido en el centro de los rumores de todo el instituto durante aquellos días y, como muy bien recalcaron las jóvenes, todos los chicos estaban hechizados por su belleza.


La joven Elizabeth había decidido celebrar una fiesta de Halloween, invitando a todos sus compañeros, para festejar su llegada y que todos la hubieran aceptado tan amablemente.


…


— Esta casa da algo de miedo… — murmuró Amélie, la morena, observando las destruidas escaleras que subían de forma serpenteante hacia la mansión.


— ¿No es aquí donde hubo ese asesinato tan famoso? Nunca se encontró culpable o arma… — dijo la chica castaña, Catherine, de igual modo.


— Y nunca nadie ha vuelto a vivir en este lugar — acabó Lara, empezando a subir las escaleras con una risa — Vamos chicas, no creo que haya fantasmas ni nada por el estilo — se burló mientras seguía su camino, sin mirar atrás, haciendo que sus compañeras la siguieran inevitablemente.


Lo cierto es que ambas lo pasaron muy mal mientras superaban el tramo de escalones, pues aquel árbol aterrador que había a mitad de camino parecía que en cualquier momento iba a dejar caer sus ramas sobre ellas o se convertiría en un monstruo. Por el contrario, Lara subía dando saltitos y cantando felizmente. Ella amaba todos los ambientes terroríficos.


Finalmente alcanzaron la puerta de madera, y la golpearon varias veces con la aldaba que colgaba, temiendo romper la entrada pues parecía dispuesta a resquebrajarse en cualquier momento.


— ¡Hola, chicas! — las recibió amablemente Elizabeth, abriendo el enorme portón con extrema facilidad — Bonitos disfraces~ Veamos… Caperucita sádica… — empezó a nombrar mientras ellas se adentraban, siendo primera Lara, seguida por Catherine y finalizando en Amélie —… una zombie y una pirata. Son caseros, ¿cierto? Muy bonitos, de verdad~


— ¡Muchas gracias! — respondieron las tres a la vez, nuevamente sonrientes.


La casa por dentro era bastante más acogedora. La habían conseguido restaurar y decorar en apenas 7 días.


— Podéis ir pasando, están todos. Estaba esperándoos para poder cambiarme así que os veo en unos minutos~ — y con esas palabras la joven subió por las escaleras del interior, perdiéndose en la oscuridad.


Las tres chicas abrieron las puertas del salón y observaron la verdadera fiesta que había montada. A pesar de ser una casa antigua, la celebración era totalmente moderna. Una mesa con algo de comida y bebida, luces de discoteca, música al máximo volumen y cientos de personas bailando como si no hubiera un mañana.

Las jóvenes no tardaron en incorporarse a la escena.


…


— Elizabeth… — un chico balbuceó, señalando la puerta con expresión de sorpresa, haciendo que poco a poco todos los presentes se giraran para ver a la anfitriona.


La joven se había pintado los labios de un intenso color pasión, haciendo destacar estos sobre su pálida piel. El pelo caía en marcada ondulaciones hasta su cintura.

Pero lo más impresionante era el vestido que portaba. Un precioso traje de la época victoriana, de manga larga, blanco y negro. Era algo realmente digno de observar.


— ¡Que no pare la fiesta! — gritó antes de adentrarse más en la habitación, siguiendo el ritmo de la música.


…


— Elizabeth, no creo que debamos hacer esto aquí… — el mismo chico de antes, conocido como Robert, se sonrojó cuando la nombrada, tras bailar con él durante un largo rato, se lo llevó a un lugar alejado.


— ¿Hacer qué? — murmuró la muchacha, relamiéndose los labios tras besar su cuello, provocando el malentendido.


— Liz… tus ojos… brillan mucho… — Robert empezó a asustarse al notar la fija mirada atemorizante de la chica. Tragó saliva.


— Oh pequeño Robert, me alegro de haberte conocido y siento tener que hacer esto — fueron las últimas palabras que el chico pudo escuchar antes de notar como la mano de la otra se posaba sobre su cuello y lo empujaba hacia la pared, estrangulándolo.


Sin embargo, no fue ese su final. La joven solo logró adormecerlo para que le resultase más fácil poder hincar sus colmillos en su suave piel y extraer así de él todo líquido carmesí posible.


…


— ¿Robert? ¿Hermano? Nos tenemos que ir… — una joven algo menor apareció justo dónde su hermano reposaba sin vida — ¿R-Robert? — se tiró sobre sus rodillas cerca del cuerpo, temblando — ¡Robert! ¡Responde! ¡Socorro! — gritó tras zarandear el cadáver, empezando a llorar de forma incontrolable.


…


— ¡La puerta no se abre! — chilló Amélie tras intentar irse pues ya había llegado a su hora límite.


El pánico cundió en la sala cuando comprobaron que era cierto y que, además, Elizabeth y Robert habían desaparecido hace tiempo.


Las luces se apagaron.


— Chicos, la fiesta aún no ha acabado… — la suave voz de Elizabeth flotó por la sala, de forma sádica e impaciente.


Las luces se encendieron.


En la puerta estaba ella, como si nada hubiera pasado.


>> Quedaos un poco más~


Sonrió, dejando ver sus blancos dientes manchados de roja sangre.


— ¡Chicos! ¡Mi hermano ha muerto! — la pequeña hermana de Robert entró a la sala, aun llorando.


Toda la sala se paralizó.


— Buen provecho — fue lo último que la rubia masculló mientras el resto de su familia hacía aparición para realizar aquello por lo que realmente habían ido a esa ciudad: saciar su hambre.

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Dejo el vestido también porque no sabía expresarlo y well xD

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