Fantasma asesina

Tema en 'Relatos' iniciado por Kirino Sora, 31 Octubre 2012.

  1.  
    Kirino Sora

    Kirino Sora Entusiasta

    Aries
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    4 Octubre 2011
    Mensajes:
    189
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Fantasma asesina
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Horror
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2426
    Estoy aquí de nuevo con una historia que se me acaba de ocurrir... esto, hoy. Sí, la inspiración me llegó en Inglés, escuchando historias de terror. Y también es para celebrar Halloween, cuyo día aquí acabará dentro de nada menos que en media hora. Siento de antemano las posibles faltas de ortografía y si el argumento o trama de dicha historia no resulta satisfactorio (traducción: que la historia no dé miedo o sea una mierda); repito: se me ha ocurrido HOY. Bueno, espero que disfrutéis de ella y que con ello consiga que no durmáis en toda la noche (?)

    Fantasma asesina

    No han pasado más de tres horas desde que se halló el cuerpo de la chica sin vida. Estaba deteriorado, lleno de moretones, lágrimas y sangre, pero sobre todo sin vida. Sí, la chica había sido asesinada. ¿Por quién? Nadie lo sabe, aunque las sospechas cayeron inmediatamente sobre un grupo de chicas catalogadas como insufribles, que con la ayuda de un testigo la verdad fue revelada. Habían torturado a la chica anteriormente, y éste tampoco fue la excepción, con el único detalle de que el resbaladizo suelo del cuarto de baño de las chicas causó que su cabeza impactara con uno de los grifos, acabando así con su vida. Una muerte de lo más patética, o por lo menos desde su punto de vista.

    A Haze no le importaba la vida de alguien a quien ni siquiera había llegado a cruzar miradas, solo pensaba en la suerte que tenía por poseer una vida de ensueño. Ser la chica más popular de la clase, captar varias miradas tanto de envidia como de admiración hacia su ser, y un novio ideal del que cualquier chica soñaría. Su vida era perfecta.

    No le interesaba el suceso en sí, pero como iban a realizar un funeral en su honor, eso era sinónimo a no tener clases, por lo que ella junto con sus amigas se dirigieron al patio del colegio con falsa aflicción.

    Varias sillas fueron preparadas para la ocasión y en el medio de las gradas se hallaban la foto de la chica en cuestión: un cabello de lo más largo, oscuro y descuidado que podría desmayarse del horror que le transmitía tal fealdad; ojos verdes y penetrantes, pero el brillo parecía haberse perdido en esa foto, no poseían vida alguna; y una complexión tan fina, delgada y pálida que no sería extraño confundirla con algún fantasma de alguna película de terror. Aunque ahora sí que se ha convertido en uno de esos seres translúcidos que vagan por los cementerios.

    «Tengo ganas de vomitar con solo ver su foto», pensó a la vez que oía la voz del profesorado a través de los altavoces, tan monótonas al igual que ellos sobre esta situación. A nadie le importaba. Al fin y al cabo, ¿quién era esta chica sin nombre?

    Cuando pasó cerca de su foto vio el nombre de la difunta: «Heat». No pegaba en absoluto con su aspecto lúgubre.

    Sin poder evitarlo Haze rió delante de esa foto, como si en ese sonido le mostrara desde el otro mundo lo patética que era y había sido. Como si dijera «Siempre le espera esto a personas como tú». Y a grandes carcajadas la joven se marchó del recinto escolar.


    No pasó mucho tiempo para que la imagen de la muchacha pasara a un segundo plano. Nadie miraba la dedicatoria colocada en medio del pasillo —trataba sobre su vida, la soledad y abusos de esta chica invisible—, todos se dirigían apresurados a la clase siguiente o conversaban entre sí a medida que pasaban; nadie lloraba ni hablaba sobre Heat, la chica cuya amistad no floreció en el corazón de nadie. Sin amistades, sin felicidad, sin popularidad. Non-existent, ésa era Heat.

    En cambio Haze era todo lo contrario. Tenía incontables amistades, su popularidad subía como la espuma y era la envidia de todo el pabellón; era la reina en este lugar. Por eso no era de extrañar verla siempre tan arreglada, con su arregladísimo cabello rubio, sus ojos azules resaltables con la ayuda del delineador, un rostro fino y suave de lo más envidiable oculta tras grandes capas de maquillaje, y un uniforme escolar personalizado a su estilo, que incluía una severa exposición de su cuerpo, dejando volar las fantasías de las mentes masculinas. La chica perfecta. Y por ello la más odiada por la audiencia femenina. Aunque su presunción la conducía a recorrer un camino reservado exclusivamente para ella, en la que se veía andar por esa alfombra roja con destino a persona horrible e insufrible. Sí, era de lo peor como persona, y no lo deseaba remediar.

    Le encantaba saborear la vista desde la cima, y nadie iba a quitarle el puesto por nada del mundo.

    Haze se estaba preparando para una noche de fiesta y debía de estar despampanante para cuando aparezca delante de sus amigas, así que realizó un programa de lo más intensivo esta tarde, con el único fin de brillar más que las estrellas bajo el anochecer. Así que, con un vestido cobalto de lo más ligero, unos tacones veraniegos y un bolso blanco se dirigió a la discoteca. Al llegar, sus amigas la saludaron con algún que otro piropo.

    ¡Hoy estás que te sales, Haze! —comentaron las tres con las que iba a pasar toda la noche.

    Fue la reina de la noche; nadie fue capaz de despegar la vista de ella. En incontables momentos era rodeada por un mar de chicos, con intenciones de seducir a la chica, mas ella sonreía y se alejaba de ellos. Unos pocos entraron en lo que sería «la lista de tíos buenos» pero Haze se limitaba a ignorarlos.

    ¿Por qué no nos lo has presentado? ¡Con lo bueno que estaba! —replicaba alguna cada dos por tres cada vez que la veían con algún tío aceptable.

    No me interesa; además, seguro que es igual que todos. Te hablarán, te invitarán a alguna parte y al final acabarás en la cama de un hotel.

    Haze era muy directa, y nunca se callaba nada. Incluso si con ello te lo decía de la peor manera posible. Las reinas no eran nada compasivas.

    Sin embargo, al salir de allí, Haze se sentía algo mareada. Las voces de sus amigas sonaban lejanas y notaba que se iba a desmayar. Pronto la oscuridad se apoderó de sus ojos y no supo qué ocurrió después. Cuando volvió a abrirlos, su cuerpo se mostraba agotado, inactivo, como si hubiera pasado gran cantidad de tiempo sin hacer uso de él. No obstante, el mareo se intensificó con cierto olor nauseabundo del cual te era imposible no vomitar: el olor de la sangre. Pronto se dio cuenta de la escena en la que se encontraba.

    Aquello era un baño de sangre, del cual sus tres acompañantes se hallaban sobre tal, con sus vestidos recién estrenados cubiertos por un color carmesí. Sus manos y su vestido también se hallaban en el mismo estado, sin embargo ella se encontraba intacta. Por lo menos estaba mejor que ellas. Inertes, inmóviles. Pero sobre todo, no respiraban; estaban sin vida.

    Pero lo más inquietante era la gran «H» y la «D» grabada con sangre de la pared. Y con ello no pudo evitar gritar de puro terror.


    Tras las innumerables interrogaciones con la policía, se halló que el arma fue un trozo de vidrio que se hallaba en el suelo y coincidían con los cortes de las víctimas, sin embargo no se encontró nada más en la escena del crimen. No hubo pruebas. Haze, más que mortificada, afligida por las víctimas, estaba agradecida con su suerte; su belleza podría haber sido un punto clave para que el asesino no la hubiera matado, y eso era halagador. Sin embargo le parecía fastidioso repetir una y otra vez la misma afirmación:

    Ya se lo he dicho, no vi nada; al parecer me había desmayado.

    Aunque a ella misma le parecía extraño aquella sacudida en su cuerpo, ¿acaso no es mucha casualidad?

    «Deben de ser imaginaciones mías», pensó. Y siguió viviendo su vida de reina.

    No obstante algo similar volvió a ocurrir. Y otra víctima cayó con ella.

    Últimamente Haze no se sentía nada bien. El cuerpo lo sentía más pesado y notaba como si alguien le susurrara a su lado aun si no hubiera nadie tras suya; estaba atemorizada de que se estuviera volviéndose loca. Su mejor amiga lograba tranquilizarla y alejarla temporalmente de todo esto. Sin embargo aquello no duró mucho. Una tarde en el colegio se desmayó nuevamente, pero cuando volvió a despertarse halló la misma escena de sangre, esta vez con tres ligeras diferencias: una, la víctima esta vez era su mejor amiga; dos, la inscripción en sangre, que esta vez se trataba de una «A» y una «E», y tres, el arma del crimen: unas tijeras. Y casualmente, éstas se hallaban cerca de la mano de Haze, haciendo casi contacto. Su cuerpo comenzó a temblar de terror y huyó lo más rápido posible de la escena; esto no era casualidad, y si la policía se enteraba de que estaba en la escena del crimen seguramente empezarían a sospechar de ella, y pronto la acusarían de asesinato. No podía permitirlo.

    Entonces, disimulando que no sabía nada, logró escapar.


    Haze se sentía menos insegura cada vez que andaba por las calles, así que tenía una navaja oculta en su bolso por si volvía a repetirse la misma historia. La belleza característica de esta reina había dejado de brillar poco a poco; su desarreglada y cansada apariencia no era distinta de esa chica que murió dos semanas atrás.

    «Por lo menos aún tengo a mi novio conmigo», se convenció, engañándose a sí misma.

    Esa voz en su cabeza era cada vez más clara a medida que pasaban los días, y sentía que pronto iba a ocurrir algo horrible. Desgraciadamente su predicción acertó, ya que lo siguiente que halló fue el cuerpo inerte de su novio, apuñalado con un objeto afilado, como un cuchillo.

    Haze se aterró al descubrir que se hallaba de pie, ensangrentada, empuñando la navaja que guardó en su bolso. Y una enorme «Z» acompañado de una «A» estaba escrita al lado de la víctima.

    Ya no era capaz de pensar, por lo que corrió sin control hacia su casa.

    Esto es imposible... Es imposible, ¿cierto? —Trataba de convencerse a sí misma, pero no lo lograba. Al fin y al cabo esto causaría graves consecuencias.


    Haze empezó a encerrarse en casa, temerosa del exterior y de todos esos misteriosos sucesos. «¿Por qué a mí? ¿Por qué?», se repetía mentalmente. ¿Cómo era eso posible?

    Ella era incapaz de recordar lo que hizo durante los asesinatos, su mente siempre quedaba inactiva y cuando era consciente del mundo, la sangre ya había sido esparcida. ¿Qué eran esas letras? ¿Y por qué resultaban asesinados todos los de su alrededor? Poco a poco lo estaba perdiendo todo.

    Por fin sus respuestas fueron reveladas tras un cuarto suceso, los cuales las víctimas esta vez fueron sus padres. Sin embargo esta vez pudo averiguar el rostro del asesino. Nunca lo creyó posible.

    Vio con sus propios ojos cómo asesinaba ella misma a sus propios padres. Ella misma los apuñaló con el cuchillo de cocina mientras conversaban pacíficamente en el salón.

    Haze escribió una enorme «E» y una «D» en la pared de su casa. Las palabras relacionadas con dichas letras aparecieron en su mente de manera casi instantánea, descubriendo un mensaje de lo más abrumador: «HEAT. DEAD»

    «¿Pero cómo puede ser esto posible?», se preguntaba.

    Es imposible... ¿Pero cómo...?

    Entonces su vista se centró en el espejo de su casa, mostrando a la causante de todo. La chica que murió en el cuarto de baño de las chicas, la que estaba sola tanto sin familiares como amigos, la que nunca existió para los demás y vivió entre las sombras. Non-existent, Heat.

    La Heat del espejo sonrió de forma maquiavélica, y comencé a escuchar una voz en mi cabeza a la vez que la veía mover sus labios.

    Haze, tú serás la siguiente en morir —afirmó el espíritu.

    Entonces sintió una punzada proveniente de su abdomen. Heat la había apuñalado a través de su cuerpo; había estado manipulando el cuerpo de Haze a su voluntad. Ella había realizado aquellos asesinatos, le había hecho la vida imposible. Ella quería a Haze muerta.

    ¿Por... qué? —recitó con dificultad, a medida que sentía que le faltaba la respiración.

    Heat, que se hallaba reflejada en la superficie pulida del cristal, sonrió.

    Odio a aquéllos que poseen todo mientras que yo he vivido en la nada. Simplemente eso: venganza.

    Y tras una oleada de risas, el fantasma se desvaneció de la casa.


    Días después este suceso salió en todos los periódicos y noticias de toda la ciudad, enseñando el mensaje que dejó una de las víctimas de aquella fatídica noche en su último aliento, un mensaje escrito con su propia sangre:

    «CUIDADO CON HEAT, LA FANTASMA ASESINA. HAZE»
     
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  2.  
    Heartless

    Heartless Entusiasta

    Aries
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    5 Febrero 2012
    Mensajes:
    65
    Pluma de
    Escritora
    Kyaaa! Amo las historias como esta, las que me ponen los pelos de punta.
    ¡Me ha encantado! Has conseguido que me adentre en la histaria, y desde le primer momento me ha enganchado.Faltas de ortografía: 0 (al menos yo no he visto ninguna)
    Estoy esperando el siguiente Fic de Terror que escribas ;)
     
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