Gigi Blanche, civil —Más gente... como él —repetí en voz baja, intentando asimilar la idea. Liza me había ofrecido un vaso de agua. El frescor del líquido empañaba el vidrio y llegaba hasta las yemas de mis dedos; un escalofrío me recorrió la columna y comencé a beberlo, de a sorbos pequeños. El hedor se colaba por mis fosas nasales, por mi boca, sin importar cuánto intentara apartarlo. Era demasiado intenso e invasivo. —Pero... —murmuré, despegando mis pies del suelo para caminar un par de centímetros, hacia la barra— ¿qué es él, exactamente? ¿Por qué mierda alguien entraría y le arrancaría un pedazo de cara a un desconocido? ¿Estaría demasiado drogado? Había oído rumores de una droga muy fuerte, que ya en instancias muy avanzadas podía tornar a la gente... caníbal. Se me sacudió la espina dorsal y meneé la cabeza, evitando seguir pensando en eso. Cuando Liza mencionó la idea de aguardar por la policía, asentí y dejé el vaso sobre la madera para abrazarme los brazos. Los dedos me temblaban y no quería que se me cayera al suelo o algo. Me mordí el labio, incapaz de quitarle los ojos de encima a aquel tipo tumbado en la entrada del bar. Parecía que no iría a moverse ni un centímetro, al menos no de momento, lo cual eran buenas noticias. No podía, sin embargo, dejar de vigilarlo. Tampoco parecía haber noticias de Nathan. El ambiente se había tornado mortecinamente tranquilo. Me cargué los pulmones de aire y solté un rápido suspiro, repiqueteando el pie contra el suelo. El silencio también podía ser opresor.
Con el arma cargada cambie el modo de disparo de ráfaga a un tiro, apunte al lugar por el que habíamos llegado y dispare a una cabeza que se asomaba, quizá fuera uno de ellos o tal ve no. Paso a revisar mis bolsillos y respiro profundamente, la situación no fue como debería haber ido, los reportes no fueron exactos, quizá Luix no recibió la información, quizá aún no era de confianza o simplemente era un recién llegado a la base; las ideas rondaban por mi mente a gran velocidad y el clima estaba cada vez peor. 1) - vamos al jeep - le dije a Luix
almiok Luix (SOLDADOS DE FANFICSDEAD) Ambos deciden aventurarse por las calles y encontrar el jeep de la compañía Fanfic. No parece una misión tan difícil; el enemigo es lento y torpe, es de noche, y tienen sus armas de fuego para mantenerlos a raya. Luix sabe moverse en la oscuridad y Almiok había sido GEO antes de meterse a las fuerzas. Pan comido. Salieron del callejón y caminaron pegados a los edificios del lateral izquierdo, viendo como varias siluetas devoraban a compañeros caídos y otros vagaban en busca de más cerebros. Unos disparos los alertaron pero estos terminaron tan pronto como empezaron... seguro era otra baja. Encontraron el jeep y ambos se apearon deprisa. Almiok colocó las llaves y le dio arranque. El jeep se encendió y las luces alumbraron el camino. —Oh, mierda... —dejó escapar Luix en un suspiro ante la visión que el jeep ofrecía. Todos los soldados caídos, que eran cerca de cuatrocientos hombres y mujeres, se levantaban -o arrastraban-, se habían convertido. —Tenemos que informar a la ciudad, quizá ya es demasiado tarde, quizá... Pero la radio interrumpió las palabras de Almiok: la caja central de telecomunicaciones captó tres informes detenidamente. Uno era de los bomberos, un perro rabioso. Otro de un bar, cerca de la zona de Charlas. Y el último pero no menos importante de la comisaria, informando que unos perros rabiosos habían abatido a un compañero y necesitaban cobertura inmediatamente. —Perros rabiosos. ¿Serán perros zombies? —preguntó Luix mientras Almiok apretaba el acelerador y salían de allí. —Quizá si, quizá no... ¿hacia dónde nos movemos? Los dos soldados dejaron atrás la papelera, sin contar que los zombies comenzaron a seguirles lentamente, como si no fueran esclavos del tiempo, con una insaciable hambre voraz de cerebros y músculos, y tejidos. Opciones (esta vez tendrán que coincidir, no habrá opciones individuales) 1) Acercarse al edificio de Cine, donde los bomberos arribaron por un perro rabioso. 2) Acercarse al café "Charlas de Café", donde una camarera denunció un ataque caníbal. 3) Acercarse a la comisaría, donde una policía solicitó ayuda. Gigavehl El Calabazo (LOS BOMBEROS DE FANFICSDEAD) Ambos giraron a la puerta de mantenimiento, aún cerrada como había indicado el portero del edificio. Calabazo caminó lentamente, queriendo no estar allí en esos momentos. Gigavehl le seguía de cerca, con el hacha firmemente sujetada en sus dos manos; sentía las manos, por debajo de los guantes, transpiradas. Calabazo giró el picaporte de la puerta y ejerció una pequeña porción de fuerza para sí, pero estaba trabada con llave. Esto los alivió, pero alguien embistió la puerta desde el otro lado y ambos saltaron del susto. —Puto perro. Que susto me dio... —Calabazo se tocó la frente. —Dejémoslo encerrado por ahora; nuestra prioridad es la señora, anda, vamos. Pero al girar y alumbrar nuevamente al sitio donde habían visto a la víctima del can, no se encontraba; es más, ya no estaba en el subsuelo. Calabazo alumbró todos los rincones y no encontró ninguna huella, ni rastro de sangre. —¿Esto será una burla de Halloween, tío? Por que realmente me dio un miedo de muerte... —dijo Giga. —Si ahora unos malditos niños salen a gritarnos les cortaré la cabeza, yo te digo. —Esto es muy raro... juraría que estaba aquí mismo... ¿a dónde pudo haber ido? El can embistió la puerta nuevamente, parecía tener una fuerza sobrehumana ya que sintieron la madera astillarse alrededor de la cerradura. —¡Allí, mira! —Calabazo alumbró con la linterna las escaleras que subían y ambos pudieron ver dos pies subiendo los últimos peldaños. —¡Señora, estamos aquí para ayudarle! Y cuando comenzaron a esprintar para alcanzarla, la corriente eléctrica se cortó por completo en todo el edificio. Sintieron el ruido como un ronroneo eléctrico suave. Pero lejos de haber silencio, comenzaron a escuchar gemidos desde las plantas de arriba. Opciones 1) Quedarse en el subsuelo e investigar el piso (Uno puede tomar esta decisión o ambos) 2) Subir escaleras arriba e investigar planta baja (Uno puede tomar esta decisión o ambos) 3) Salir a la calle junto el equipo y explicar lo sucedido al jefe (Uno puede tomar esta decisión o ambos) Yáahl Kurone (POLICÍAS DE FANFICSDEAD) Kurone temblaba presa del pánico y tuvo que sentarse para no desmayarse. Yaáhl caminaba en todas las direcciones con los brazos en jarra, intentando no ver el cadáver de su compañero, al que le habían colocado una manta negra sobre el cuerpo. —Iré al bar en busca de los civiles, si un maldito perro del infierno los esta persiguiendo yo le daré fin. ¿Vienes? Kurone no respondía, estaba pálida y se mordía histéricamente las uñas de los dedos. —¡KURONE! —gritó Yaáhl. —Yo... y-o... llamaré al ejército, eso haré. Ellos sabrán que hacer. Ellos sabrán que hacer. —y con torpeza tomó uno de los teléfonos y marcó el número deseado. Yaáhl la miró en silencio, no podía contar con ella, lo entendió de pronto. Sería un problema llevarla, estaba a nada de caer en la histeria. —Iré por los civiles del bar, ¿de acuerdo? Sella las puertas, las ventanas y espérame. Volveré con ellos y sabremos que hacer, mucho más si los militares acuden a nosotras, ¿si? Kurone no hablaba con ella, simplemente explicaba los hechos al teléfono, con la esperanza de que alguien la escuche y la saque del tormento que estaba viviendo. Yaáhl tomó dos pistolas, con munición extra en su cinturón y salió de la comisaría con el arma en mano. Las calles estaban desiertas pero no parecía haber a simple vista perros rabiosos de momento. Se subió a un coche patrulla y aceleró, con la sirena en alto. Opciones para Kurone 1) Llevar el cuerpo de rapuma a la enfermería. 2) Fortificar la comisaría 3) Esperar a los militares Liza White Gigi Blanche Yáahl (LOS CIVILES Y LA POLICÍA DE FANFICSDEAD) La espera era eterna y las tres mujeres se habían adentrado en la cocina del bar para esperar ayuda, no soportaban ver los cuerpos de Reual y la otra persona. —¿La policía... acudirá? —preguntó la camarera Morde, mordiendo la piel debajo de sus uñas. —Hace casi... media hora que llamaste. Espero no lo hayan tomado como broma. —dijo Gigi Blanche, abrazada a sí misma. —Tengo coche, podemos acudir nosotras mismas a la comisaría... pero tendremos que salir del bar. Hubo silencio, nadie quería decir la pregunta... Morde rompió el hechizo. —¿Y si hay más... de esas cosas? Gigi y Liza intercambiaron miradas. Quizá había sido un ataque aislado; un tipo pasado de heroína o drogas duras... nada más. Un mal momento para estar bebiendo café y cerveza en un bar en la noche de Halloween. —Tendría que haber llamado a emergencias... Reual está desangrándose. Iré a cambiarle el paño húmedo del rostro... y vuelvo... Morde tomó un paño y lo humedeció con la canilla de agua de la cocina y salió. —Si esto es una cámara oculta juro que denunciaré a la conducción. —sentenció Gigi, sonriendo levemente. Liza también sonrió y se permitió un pequeño relajo de músculos, sobre todo en sus hombros. Pero no duró mucho, ya que escucharon un grito horrible que les heló la sangre. Salieron de la cocina y vieron a Reual mordiendo el brazo de Morde. La camarera gritaba a voz de cuello e intentaba sacárselo de encima. —Él... él... está... —Gigi tartamudeaba y nuevamente se había congelado en el lugar, viendo la horrible escena. Liza sintió su corazón palpitando tan fuerte que pensó que se le escaparía. Y su horror aumentó, si es que era posible, cuando vio a la primer persona que había atacado a Nathan levantarse. Las miró con sus ojos blancos sin vida y comenzó su lento andar hacia ellas. Opciones 1) Ayudar a Morde (Golpear a Reual con un objeto para liberarla. Una o ambas pueden decidir esto) 2) Esconderse en la cocina (Una o ambas pueden decidir esto) 3) Intentar sortear al hombre que se aproxima hacia ustedes y escapar por la salida (una o ambas pueden decidir esto) 4) Salir por la puerta de servicio que se encuentra detrás y lejos del peligro (una o ambas pueden decidir esto) La patrulla de Yaáhl llegó rápidamente al sitio deseado, viendo el foro totalmente desértico en su patrulla. Vio varias siluetas andando cojeando pero lo atribuyo a borracheras de la noche, no tenía idea lo que estaba sucediendo en la ciudad. Estacionó el coche en la esquina de la calle, viendo el letrero del bar indicado. Enfundó ambas pistolas y caminó hacia la entrada pero antes se detuvo. ¿Y si el perro seguía allí? ¿sería tan ágil como el que había abatido a rapuma? Opciones para Yaáhl 1) Entrar por la puerta principal del café 2) Entrar por la puerta trasera del bar Para evitar demoras yo contestaré por la persona que no responde si pasan dos días! :)
Luix Tenía algo de pavor y cólera mezclándose a medida que avanzábamos sigilosos al jeep, no era la mejor cadete para estas situaciones, pero no me rendiría muy fácilmente; almiok seguramente ya había notado a estas alturas. Muy pocas veces nos había tocado trabajar juntos, pero no en situaciones de semejante carácter. Apunté un par de veces, deshaciéndome de algunos intrusos en nuestro intento por alcanzar el vehículo, a pesar de todo, ambos nos entendíamos bastante, tener diferentes proveniencias no era significativo, o así lo pensaba... Conseguimos llegar al móvil, Almiok encendió el motor, el panorama no era de mi gusto, quizás se trataba del asco que sentía, o tan solo era un golpe de impotencia. —Esto es... una porquería... — susurré posteriormente de maldecir, cerrando mis ojos una milésima de segundos. Las pérdidas de aliados, civiles inocentes... en estos momentos solo deseaba tener un equipamento capaz de aniquilar a todos. Escuché a mi compañero, detuvo mis pensamientos, prestando atención a su sugerencia. El radio mencionó varios encuentros con perros y caníbales, mordí mi labio inferior al notar la desesperación y el miedo. Debatimos un poco el tema, siendo él quien me cuestionó sobre el próximo movimiento. Tome mi mentón pensativa, quedando en blanco un tiempo. Observé hacia mi ventana, la cuidad estaba en ruinas, sin contar todos esos sujetos devorándose entre sí; luego por el espejo retrovisor, aquellas bestialidades seguían nuestro paso... a su paso. Opte por plantar mis orbes en mi compañero, parecía concentrado en seguir adelante, aguardaba mi contestación. —El perro parece ser un problema para los bomberos o para ese oficial con su compañero perjudicado, quizás nosotros podemos intervenir con algunos disparos... — exclamé en intento de entablar una conversación para decidir nuestro destino. —Al igual que él caníbal... pero también algo nos puede jugar en contra. Siendo dos, no se que pueda ser concreto— proseguí para luego mirar al frente —Honestamente, quizás tengas ideas mejores que las mías — finalicé como último intento de relajarme.
Yáahl. Las cosas iban de mal en peor. Si bien es cierto que era sensato haber informado al ejército de lo que ocurría, tampoco se podía ignorar la llamada que habían hecho desde el café. Dejar a Kuro atrás era una estupidez, cierto, pero salir con ella en el estado de shock que se encontraba tampoco era la mejor de las ideas. Fuera... fuera algo andaba mal y tuve la terrible sensación de que el perro y la muerte de rapu iban a ser el menor de nuestros problemas. Con la llamada que habían recibido, ¿qué tan buena idea era entrar por la puerta principal? Titubeé un instante y preparé el arma, para finalmente decidirme a entrar por la puerta trasera del establecimiento. Caminaba despacio, con cautela, pero lo cierto es que sentía el corazón latirme desbocado en el pecho, amenazando con subir a mi garganta y ahogarme en cualquier momento. En otro momento de mi vida, ¿me había visto con la capacidad de dispararle a un animal? No. Podía soltarle los disparos necesarios a cualquier imbécil, de eso no había duda, es más, si uno se ponía a pensarlo hasta podría decirse que tenía la mano suelta y realmente a veces era dudoso que me hubiesen permitido ser policía y, sin embargo, dispararle a un animal... no era algo que entrara en mi visión, y aún así había tenido que hacerlo. Es probable que tuviera que repetirlo, era eso lo que me mortificaba. Abrí la puesta trasera lentamente y me colé dentro del local, internándome en este, esperando encontrar a alguien o algo. Estuve por abrir la boca para saber si quien había llamado seguía allí o había otras personas, pero realmente si el atacante seguía allí, hacer notar mi presencia podía ser perjudicial tanto para mí como para los demás.
Gigi Blanche, civil La situación parecía ir de mal en peor. No, parecía no, definitivamente se estaba yendo a la mierda. El grito de Morde congeló cada gota de sangre dentro de mis venas, y sentí cómo las fuerzas me abandonaban. La idea del tipo extraño atacando a la camarera fue la que atravesó rauda mi mente, y con ese miedo palpitando dentro de mi pecho me apresuré hasta la puerta de la cocina. Jamás creí encontrar algo peor, jamás creí que esto podría empeorar. Puta madre, cuán equivocada estaba. De alguna forma supe que Liza estaba junto a mí, y mi mano buscó la suya sin detenerse a pensarlo mucho. Nathan estaba destrozándole el brazo a Morde, el tipo de la entrada se había incorporado y no nos quitaba la vista de encima. Los chillidos de Morde aturdían y desgarraban mi compostura, pero no podía ayudarla. Quizá estuviera siendo una cobarde, una egoísta, pero en mi cabeza sólo había espacio para mis instintos más primordiales. Giré sobre mis talones y arrastré a Liza conmigo, a través de la cocina. Tenía que haber una puerta trasera, alguna salida alternativa por allí. Los gritos aún me golpeaban los oídos y apreté los dientes, obligándome a enfocar toda la fuerza de la que fuera capaz en mis extremidades. Pero me detuve de golpe al percibir una silueta, disfrazada entre la oscuridad del pasillo conectado a la cocina. Mi mano alrededor de la muñeca de Liza probablemente apretó con demasiada fuerza, y un grito corto se escapó de mis pulmones. Mis ojos se acostumbraron rápidamente a la oscuridad, y la adrenalina descendió de golpe al reconocer la placa de policía en la chaqueta de la chica frente a nosotras. —Gracias a Dios —solté, llevándome una mano al pecho. El corazón me latía desbocado—. Tenemos que salir de acá, no es seguro. Le eché un vistazo a la cocina luego de hablar, corroborando que no hubiera nadie pisándonos los talones.
Almiok Mirando al frente mientras conduzco, evitando a la mayoría de los seres que bloquean el camino y en otros casos haciendo estallas cráneos cuando las ruedas pasan sobre los cuerpos de los elegidos. Escucho los comentarios de Luix, me percato que es una chica, no lo esperaba; trato de pensar el los puntos a favor de cada situación y toco rítmicamente el volante con los pulgares para calmarme lo antes posible. — Hey— llamo su atención. Por el espejo retrovisor capto su mirada entendiendo que me escucha, y le digo busque una especie de maletín que quizá pueda estar en la parte de atrás del asiento y por suerte si estaba, en el había un celular que hacia la función de detonador para una bomba sucia que el extinto equipo había decomisado recientemente de un grupo desconocido, quizá su idea era usarla para la situación actual. — si llegara el momento en que no quede nadie y no puedas escapar, usala— le dije — almenos así no llevaremos la zona y un poco más— Después de unos minutos considere que ir a donde están los bomberos seria la mejor opción ya que el grupo podría crecer, no seriamos recibidos por disparos hechos por personas algo nerviosas y así podríamos usar la zona para defendernos. Entonces espere la respuesta de Luix , quiza alguna idea se me escapaba en el momento y podriamos pensar en otra cosa.
Luix Al tener el objeto entre las manos me sorprendió, nunca había visto algo similar; almiok parecía convencido de entregarme el aparato. A pesar de no estar "lista" para una acción de ese calibre, él tenía un buen argumento para confiarse. —Entendido— di por respuesta, haciéndole unas señas firmes de que no fallaría. Consecutivamente me hablo de las opciones que debíamos seleccionar, lo pensé por unos instantes, quizás los policías también harían sus movimientos, lo más probable es que irían por el llamado de los civiles. Entonces los bomberos podrían estar en un aprieto al no contar con algún arma de fuego. —Creo tienes razón, iremos hacia el cine a ayudar a los bomberos — expuse — Deberíamos de preparar algunos equipos, por si acaso, y no nos olvidemos de municiones—. Divisé el maletín, dejándolo al lado de mi asiento, dándole un par de palmadas —Tal vez me sea de mucha ayuda— susurré.
Contenido oculto Vengo a rolear de rápido porque ando apurado y pos rip xD P.D: Lo siento rapu, cuando Calabazo y yo estamos juntos, no puede haber algo serio (?) —¿Sabes qué? A la mierda amigo... Yo no me voy a poner a seguir a alguien tan extraña como ella. Ok, el perro esta aquí. Pero esos gemidos que no sé si son de agonía o de algo mas mórbido. Mejor me quedo aquí abajo, busquemos algo de rápido, debe haber alguna salida alterna o algo me gustaría que Investigaramos el sótano quien sabe. Con suerte y hasta nos encontramos algo chungo para salir de esta situación de la manera más conveniente posible—. Dije entre tenso pero a la vez tratando de calmar la situación pese a que el ambiente se tornara... Curioso. Comencé a buscar algo apurado pero con cierta calma a ver si había algo. Lo tenía que haber, el problema era el Jefe... estaba sólo y no parecía haber posibilidades de salir a tiempo.
Liza White [Civil] Nuestra pequeña burbuja de calma en medio de la tormenta explotó tan pronto como el grito de Morde llegó hasta nuestro oídos. Nuestros pies se movieron solos, pero hubiese deseado no contemplar la escena en la que se había convertido aquel bar que tanto amaba frecuentar: Reual devorando el brazo de Morde, con el caníbal ahora observándonos fijamente. Sus ojillos putrefactos inyectados en sangre. Gigi reaccionó con presteza aferrando su mano alrededor de mi muñeca, arrastrándome consigo en su huida, y supe que de no ser por aquel gesto hubiese sido incapaz de moverme por mi cuenta. Sentí la sangre dejar de correr por mis venas al notar, incapaz de apartar la mirada de ellos, cómo Reual dejaba a la inconsciente Morde a un lado y comenzaban a caminar hacia nosotras. No supe hacia dónde era llevada ni con qué motivo hasta que los pasos de Gigi se detuvieron de improvisto, cerca de la puerta de la salida trasera. La luz de las farolas se colaba tímidamente a través de la entrada, iluminando la figura de una nueva persona frente a nosotras. Reconocer a la joven policía fue suficiente para hacerme volver en mí. —¿...Yáahl? —musité, aturdida aún por las recientes imágenes, bombardeando en mi cabeza sin descanso. Pese a todo, la tensión en mi cuerpo disminuyó de forma considerable—. Oh dios, estás aquí. Démonos prisa y salgamos cuanto antes, Morde está... Está... Fui incapaz de decir nada más. No quería decir nada más. No pudimos hacer nada por Reual, pero quizás con Morde hubiese sido diferente. Cabizbaja, tironeé con suavidad de Gigi, siguiendo a Yáahl hacia la salida trasera por la que parecía haber accedido al establecimiento. Ya era demasiado tarde para lamentarse.
— Gigah, siendo sincero, tampoco creo que sea buena idea dejar a la señora allí tirada... deja la toco con un palo primero. Si esta viva y se da cuenta que la dejamos abandonada, luego nos demanda. Mira que ya leí el guion completo y... esto no termina bien Gigah, esto no termina bien en ninguna peli de zombies. Mi frente sudaba, la enorme sonrisa se distorsionaba para desaparecer en una mueca fruncida, la mirada se me desviaba a otro lado cuando le decía al perro que todo saldría bien, los chistes no durarían para siempre. ¿Pero para que bromeamos? bueno Calabazo, "alguien debe ver las cosas distinto, alguien debe olvidarse de lo loco y jodido que esta todo, alguien debe hacerlo... porque si nadie lo hace ¿Qué sera del final de esta historia? Le di la espalda a Gigah por un momento para revisar que cargara encima la barra de metal, en el peor caso podríamos forzar una puerta cerrada para salir, ademas de defenderme de momento. — Encendamos las linternas de ambos y a investigar este lugar, cualquier cosa tu grita y yo salgo corriendo de aquí. — Le mencionaba mientras levantaba el brazo con la barra en la mano, para mostrarla. — Oye Gigah, si llego a convertirme en uno de esos que andan en las calles ¿Sabes que hacer no? ... Borra el historial de mi PC. — Le decia mientras guiñaba un ojo e intentaba sacar una sonrisa. Pero para mis adentros, quedaba una cosa que no podía sacarme de encima: hay alguien en esta ciudad que me gustaría ver una vez mas. — venga por favor, que no le pase nada. — Susurraba mientras empezaba a caminar con calma en aquel sótano. Contenido oculto Gigah, que la clave es mezclar el dramon de telenovela con la comedia y bizarreada asiática, eso es lo que le gusta al publico >:v (?)
Gigi Blanche Liza White Yáahl (LAS CIVILES Y LA POLICÍA DE FANFICSDEAD) —¡Abajo! —gritó Yaáhl cuando vio una figura salir por la última puerta por donde habían salido las dos civiles. Liza y Gigi se agacharon instintivamente, con las manos fuertemente entrelazadas entre ellas. —Nnnnggg... —musitó el hombre que se acercaba con la mandíbula resquebrajada; el mismo que había mordido a Reual. Estiró un brazo y miró a los ojos a la policía que tragó saliva con fuerza. Disparó. La bala atravesó la frente del atacante y éste cayó de espaldas al suelo, como un muñeco. —¿Están bien? —interrogó la oficial de policía, bajando el arma y mirando el cuerpo inerte del atacante. Esperaba que no sea un disfraz de Halloween... —S-Sí... —contestaron las civiles con voz débil, levantándose y apartándose del cuerpo, el cual parecía no volver a levantarse. —Reual fue atacado y también la camarera... ¡Tenemos que salir de aquí! —gritó Gigi con histeria, apretando con una mano, sin darse cuenta, una de las mangas del uniforme de Yaáhl. —¿Hay más atacantes allá dentro? —preguntó Yaáhl, apuntando con el mentón la puerta por donde había aparecido el primer muerto. Tranquilizó a Gigi con una palmada en el hombro y miró a Liza White, reconociéndola luego de la adrenalina del momento. —Reual estaba atacando a Morde... pero... —Liza miró también hacia la puerta: la verdad es que el silencio había vuelto a invadir la cafetería. —Es como si fuera rabia, Reual actúo de la misma manera que este hombre... él mordió a Morde... y ahora... no sé, todo se encuentra en silencio. —Rabia. —repitió Yaáhl, pensando en el perro rabioso que había abatido a rapuma. —¿Están mordidas? ¿Fueron tocadas? —Yaáhl reviso con sus manos los brazos de Liza y luego de los de Gigi, con suma eficacia, pero no encontró nada. —¿Solo ustedes dos? Gigi asintió con la cabeza, aún aferrada a Yaáhl como si fuera una especie de superhéroe que la salvaría de esa locura de sangre y gritos. Liza se abrazó a sí misma, mirando la puerta con sumo recelo. —¿Morde? —preguntó Yaáhl al aire pero el silencio era completo. Dio un paso hacia adelante pero Gigi la sostuvo en el lugar. —Quiero irme a mi casa. —dijo Blanche, sintiendo la protección de la oficial. —Quiero irme a casa. Opciones 1) Ir a la comisaría 2) Ir en busca de Morde 3) Usar la radio de Yaáhl para captar alguna frecuencia Gigavehl El Calabazo (LOS BOMBEROS DE FANFICSDEAD) Decidieron quedarse en el sótano, aún sabiendo que el perro rabioso estaba allí a menos de tres, quizá cuatro golpes de derribar la puerta. El haz de luz de las linternas alumbraron cada rincón del lugar y descubrieron una puerta que parecía llevar a un cuarto de depósitos. Calabazo abrió la puerta y casi salta del susto cuando una escoba le cayó a la altura del pecho. Gigavehl miró al interior pero allí moría el cuarto, pequeño pero atestado de artículos de limpieza. Sin nada más. —No hay nada aquí. Las radios que ambos tenían en sus hombros derechos captó una transmisión mala, apenas se entendía gracias a la estática. Parecía ser la voz de su jefe pero no estaban seguros. —Bueno, quizá ya metieron a la señora en una camilla y listo, noche terminada. Aunque seguro nos envían a verificar la corriente eléctrica antes de marcharnos. —Y llamar a algún veterinario para ese hijo de puta, ¿no? Ambos rieron mientras comenzaban a caminar hacia las escaleras hasta que sintieron, en la oscuridad, como la puerta de mantenimiento era derribada. Calabazo alumbró con torpeza hacia el lugar indicado y solo vieron la puerta abierta, semi caída; ya que se sostenía aún por una bisagra. —Apaga la linterna, maldita sea, apágala. —ordenó Gigavehl con un pánico genuino. No veían al perro por ningún lado. —Nos puede oler igual, idiota. —susurró Calabazo. —Nos puede oler y dar por culo aunque esté todo oscuro. Las escaleras estaban casi a quince metros de ellos. ¿Podrían correr? ¿Llegarían antes de que el can diera con ellos? Sabían que tenían diez segundos antes de que el perro les diera caza. Diez segundos. Quizá menos. Opciones 1) Esprintar hacia las escaleras 2) Esperar a que el perro aparezca (Estas opciones pueden los dos tomar una o uno tomar la opción 1 y el otro la opción 2, no es necesario que elijan las dos juntos pero si quieren morir juntos me parece de lo más romántico que leí :P) almiok Luix (LOS SOLDADOS DE FANFICSDEAD) Llegaron finalmente a la ciudad pero la notaron perturbadoramente solitaria. No se veían niños buscando dulces ni grupos de adultos por las calles. Y apenas eran las nueve de la noche. Almiok apretó el acelerador y llegaron finalmente al lugar indicado, avistando el camión de bomberos aparcado. Luix se bajó del jeep con su rifle en alto y rodeó el camión. Encontró un bombero muerto, con la yugular arrancada de un mordisco; parecía el jefe de la dotación, ya que tenía el rango en el uniforme y la radio en una mano, quizá alertando al resto de bomberos. Almiok también se bajó del vehículo y rodeó el camión de bomberos; sintió entonces un golpe dentro del camión, justo en la parte de emergencias, donde los bomberos la usaban de enfermería. Luix caminó un poco hacia la entrada del edificio y lo notó sin corriente eléctrica. Meterse ahí sería jodido. —Llegamos tarde. —dijo Almiok con pena. —¿Dónde están los zombies? —Quizá dentro del edificio. —comentó Luix, alzando la vista para contar las plantas. —Diez plantas. A este ritmo infectarán todo el foro. —su estómago dio un vuelco. Otra vez sintieron el golpe desde el interior de la sección de enfermería del camión. Almiok apuntó pero la puerta permanecía cerrada firmemente. —Los perros no creo que sean lentos como el resto. —acotó Luix. —Quizá así se esparza más rápido esta... enfermedad. Hay que estar precavidos; ráfagas cortas. Ahorrar munición. Almiok afirmó con la cabeza, colocándose junto su compañera. Ambos miraron el edificio. Opciones 1) Abrir la enfermería del camión de bomberos (Solo uno puede hacerlo y tiene que especificarlo en el post). 2) Ingresar al edificio en busca de sobrevivientes. 3) Ir hacia la Comisaría. 3) Ir hacia el Café.
*Reproducir para mas genialidad y entrar en climax antes/durante la lectura* Respiración pesada, todo oscuro, de no ser por las linternas creo no ser capaz de ver mi jodida mano aún si la pegara completamente de mi mano. Me temblaban las manos, el chico entraba en pánico queriendo apagar las linternas. Si intentábamos correr uno seriamos presa fácil. Una persna común con dificultades puede ganar en una carrera contra un perro cuando va sin mucho peso. ¿Pero un bombero? solamente entre el traje y los implemento básicos ya llevamos mas de 10 KG repartidos en todo el cuerpo, no estamos preparados para correr propiamente dicho, pero sí para aguantar, o eso se supone. Tome al azulado de su traje con fuerza — Espalda con espalda, idiota. ESPALDA CON ESPALDA, AHORA — Estaba preocupado, esa cosa debía ser fuerte para casi reventar de tajo la puerta. Tenia miedo, pero el miedo es común en este trabajo. Entras a un lugar en llamas y nunca sabes si vas a salir de allí, solo sabes... que vas allí a ayudar y nada mas importa. Nadie hace esto por dinero. — De esta forma no hay prácticamente punto ciego, es la mejor oportunidad chico. Apunta esa linterna siempre al frente, agarra fuerte con la otra mano el hacha. — Me detuve un momento para suspirar, estaba empezando a transpirar y una pequeña sonrisa incierta sobresalía de mi cara. — Yo haré lo mismo de mi lado, linterna en mano al frente y la maldita barra en la otra. — Me lamentaba un poco por el chico, pero tomar malas decisiones y vivir con ellas, hacer algo al respecto, eso es lo que nos hace adultos. Tomar una decisión y ver que haremos con lo que saldrá de ella al final. Cerré los ojos por un momento para intentar tranquilizarme, la adrenalina de enfrentar a lo desconocido era demasiada en verdad. Hay tantas cosas pendientes en casa... Debo darle un poco de agua al Cactus cuando regrese al departamento y algo de comida al perro. — Tranquilo Gigah, recuerda el entrenamiento, no mas bromas chico. — Le comentaba con seriedad y calma sin voltear, viendo al frente en aquel subsuelo rodeado de aquella oscuridad que amenazaba con devorarnos para no regresar de ella nunca mas. — Solo quedémonos así por un rato y... ¿veamos que pasa?
Estaba en pánico. La visión se me nublaba y no podía pensar con claridad, los nervios me dominaban. Sin embargo... no fue hasta que Calabazo me hizo entrar de nuevo a la realidad. Me hizo recapacitar lo sucedido... T-Tenía razón. Se acababa el tiempo y yo... por ser alguien relativamente débil me alteraba muy fácilmente. Me apené, aunque también se podía notar a leguas su nerviosismo... esto era en serio. —L-Lo siento... Tienes razón, esa cosa debe estar por aquí, y juro que le clavaré el hacha... hey. Hemos salido varias veces de muchos tantos aprietos. ¿No? Podemos con esto—. Dije, tal vez con una calma anormal. Pero... calma al fin y al cabo. Le sonreí débilmente y hasta tal vez torpemente a mi compañero, me dí la media vuelta y choqué espalda con espalda agarrando tan fuerte el hacha como jamás en la vida, al menos. La adrenalina por sí sola aligeraba a un nivel absurdo las cosas, y esperaba que con eso por lo menos me diera el tiempo de reacción suficiente para contraatacar. Ahora lo entendía, por eso no cualquiera se hace bombero... puede que conozcas lo que es un edifico, un sótano, un cine... un hogar. Pero todo eso siempre cambia cuando algo que esta fuera de tu conocimiento y poder se presenta. Y, por lo tanto. Es cuando llega el miedo... El terror a lo desconocido. Y no, no es ser cobarde con tener un temor así. Todos, irremediablemente todos lo tenemos. Es algo hasta instintivo en uno. —Estaremos bien... ¿Entendiste?—no quería demostrarlo. Pero en parte podía sentir el mal augurio que estaba presente en el ambiente... hm, si no es que Calabazo mismo lo sabe desde ya. Solo que claro, tratábamos de reconfortarnos. Y al menos eso es lo que siempre hace un buen equipo... ¿No?
Al pisar el suelo, sentía mis pies pesados, la arenilla que crujía entre mis zapatos al caminar la sentía tediosa al retumbar en mis canales auditivos. Apunté con mi rifle, el estómago se retorcía en mi interior, al pasar por el camión vi a ese hombre... muerto. — ¡Maldita sea!— grité, una y otra vez, pegando al camión unas cinco veces con mis puños. Estaba haciendo tanto ruido que creía alguien iba a venir, pero el sonido de la enfermería del vehículo me sustrajo un par de veces. Después de mi rabieta por la impotencia. Me aproximé al lugar, mi estómago estaba dando vueltas, mi pecho me presionaba fuerte,mi corazón latía causando un retumbe en mis canales auditivos muy tedioso. Volví hacia el jeep, sacando de su interior unas municiones extras, dos linternas y el dichoso maletín que almiok me había confiado. —Toma—expuse al tirarle la linterna, pero el ruido incesante de la enfermería no me provocaba mas que ganas de curiosear en ella. Aún así, no estaba confiada, no sonaba a algo bueno. Deje de lado el asunto, iluminando el interior del sitio, pero no parecía un lugar habitado. Observé otra vez las calles, deteniendo mi visión en el capitán de la unidad de bomberos. —Sea quien sea el que haya causado esto, solo consigue irritarme... — susurré. Pero lo cierto era que, dentro mío aún tenía pavor, no quería ver a nadie más así; esto me entristecía, y a su vez me causaba un odio inalterable. Clavé finalmente mis fanales en Akmiok. —Vamos en búsqueda de sobrevivientes— indiqué, para luego sonreír —Quiero intentar volar algunas cabezas podridas.
Asentí a Luix, revisando rápidamente el arma y las botas de ambos, seria bastante triste caer ante aquellos monstruos por culpa de cordones desatados o algo así. Una breve mirada alrededor por si algún detalle podría escaparse y sobre todo planeando una ruta de escape si caso la horda que nos seguía llegaba a este lugar en tanto estábamos ocupados en la búsqueda. Finalmente tome algunos dulces de mi bolsillo derecho y los metí a mi boca, la acidez me animó a concentrarme aún más, ya en posición seguí a Luix mientras cubría los alrededores.
Gigi Blanche, civil Una vez el pico de adrenalina hubo pasado, comencé a sentir un frío atroz recorriéndome el cuerpo como un rayo. Me apreté los brazos, intentando controlar su tiritar, y entonces una idea atravesó rauda mi mente. —¿Y si buscamos información con tu radio, Yáahl? —sugerí, algo dubitativa, pues en realidad no era más que un civil y no sabía una mierda sobre esas cosas de policía; pero che, lo había visto en muchas películas—. Sobre otros sobrevivientes, o sobre lo que está pasando en la ciudad... Capaz podemos saber mejor qué hacer. Adónde ir, adónde no... y esas cosas.
Yáahl Cuando topó con Liza, seguida de Gigi, el corazón se le detuvo en el pecho pero pronto reanudó su marcha al ver que, a pesar de todo, estaban bien. Las escoltó hasta la salida, porque lo cierto es que quedarse dentro del local no era mejor opción y cuando Gigi sugirió revisar la radio, no vio por qué no hacerlo. Asintió con la cabeza. Se colocó el arma en el cinturón; tomó la radio y la encendió, esperando captar algo, lo que fuese.
Liza White [Civil] Aún podía sentir el estallido de la pistola en mis oídos, seguido del golpe seco del cuerpo que cayó, quien sabía si aquella vez de manera definitiva. Yáahl nos había encontrado en el momento idóneo y no era exagerado decir que nos había salvado la vida: en mitad de la conmoción era plenamente consciente de que ni Gigi ni yo habríamos visto a aquel hombre acercarse hacia nosotras. La sola idea hacía que el corazón me diese un vuelco en el pecho, y las náuseas regresasen una vez más. Seguimos a la oficial hacia la salida sin perder más tiempo, sofocadas, sin poder dejar de voltearme para ver si aquellas... cosas, porque habían dejado de ser personas desde hacía mucho, continuaban persiguiéndonos. Ni siquiera en el exterior pude apartar la mirada de la puerta, asustada, sin dejar de intentar procesar en vano todo lo que estaba pasando. Me abracé a mí misma, dejándome caer de cuclillas sobre la pared, en un intento por recuperar el aliento. Observé a ambas en silencio discutir nuestros próximos movimientos, pero mi mente estaba demasiado lejos de allí como para aportar algo. Asentí casi por inercia ante la propuesta de Gigi. Cualquier cosa estaría bien con tal de salir de aquella pesadilla.
Gigavehl El Calabazo almiok Luix (LOS BOMBEROS Y LOS SOLDADOS DE FANFICSDEAD) —¡A tu izquierda, Giga! El grito de Calabazo solo logró poner nervioso a su compañero que, escuchando los gruñidos del animal y el sonido de sus pisadas acercándose en la oscuridad, lo ponian frenético. El golpe vino por la derecha, embistiendo al bombero y haciendo que este pierda el hacha en el golpe. Giga cayó al suelo con mucha violencia y de pronto se vio a sí mismo sosteniendo con las dos manos la enorme mandíbula del perro que intentaba acercarse a su yugular. Calabazo intentó buscar el hacha con su linterna pero era imposible; se le ocurrió lo primero que se le vino a la cabeza: golpear al animal con una patada. —¡Quítamelo, quítamelo, maldito seas! —¡Quédate quieto! Calabazo le propinó una patada y el perro chilló pero cambió la atención ahora a él. Dejó de estar sobre Gigavehl y corrió hacia Calabazo que ahora corría por su vida, gritando. Giga se levantó y buscó a tientas el hacha, gateando en la oscuridad, escuchando los gruñidos y el grito de su amigo. Estaba desesperado, no había tiempo... Calabazo dejó de correr, frenó su avance y miró al perro que estaba a segundos de alcanzarlo. Cerró los ojos y antepuso el antebrazo sobre su rostro... Una ráfaga de una M16 lanzó lejos de él, totalmente muerto, de nuevo. Dos linternas bajaban las escaleras, una encegueció a Calabazo y la otra a Gigavehl. —¡Quietos! ¡Arriba las manos! ¡Arriba dije! Calabazo levantó los brazos, confundido. Cerró un ojo e intentó ver con el otro el rostro de la mujer que le gritaba. —¡No estamos armados! ¡El perro estaba rabioso! —¿El perro los mordió? —gritó de pronto otra voz, masculina. —¡¿Los mordió?! —No, no. Estamos bien. —dijo Calabazo, bajando los brazos cuando la linterna dejó de cegarlo. —Si el perro los mordió están infectados y se transformarán en muertos vivientes. —dijo la voz femenina, apuntando esta vez a Gigavehl que finalmente dio con el hacha. —Tú. ¿Estás mordido? —No, claro que no. —protestó Giga, con el hacha en mano. —Pero estuve a punto de estarlo. —Sargento Almiok y la teniente Luix. Somos de la compañía Fanficforce. Los últimos que quedamos. ¿Son los únicos sobrevivientes de su dotación? —No, arriba nos espera nuestro jefe y la dotación completa. ¿Qué está sucediendo afuera? —Será mejor que vengan con nosotros, mientras más seamos más posibilidades tendremos de sobrevivir. —dijo Almiok, examinando el can de cerca. —Captamos otras frecuencias también, en la comisaría y en un café, pero no sabemos si llegaremos demasiado tarde a ellos. —Antes dijo algo de transformarse en muertos vivientes... ¿dónde está la cámara sorpresa y la broma de Halloween? —dijo Calabazo. —Ojalá esto fuera una broma. —contestó Luix. —Salgamos de aquí ahora que podamos. Salieron del sótano del edificio y caminaron sin problema por el hall oscurecido gracias a la falta de luz eléctrica. Sintieron varios gemidos en los pisos superiores pero decidieron ignorarlos, al menos de momento. Una vez fuera el cadáver que los soldados habían visto de un bombero sosteniendo la radio había desaparecido; solo quedó una mancha rojiza oscura en el suelo. —Aquí estaba el cadáver de uno de los suyos. —dijo Almiok. —Seguro está transformado. Hay que aniquilarlo. —¿Estás de coña, verdad? —dijo Calabazo. —¿Un cadáver moviéndose como una puta película de zombies? —miró a su compañero para buscar alguien que intente pensar lo mismo pero la expresión de Giga lo hizo dudar. —Cielos... me siento raro. —dijo Gigavehl quitándose el casco. Automáticamente Almiok y Luix le apuntaron, y Calabazo comenzó a gritar. —¡Quiero decir que todo esto se me hace RARO, hijos de puta! ¡Dejen de apuntarme con esas mierdas! Almiok bajó el arma lentamente. —Lo siento, pero vimos cosas horribles. Vimos como una horda de muertos masacraron a todo el ejército del foro y se dirigían lentamente hacia aquí. Al parecer los perros esparcieron más rápido la enfermedad. A este ritmo no quedará nada. Luix tomó su radio y emitió una breve comunicación: —Soy la teniente Luix; si alguien me escucha tenemos a dos sobrevivientes del pelotón de bomberos. Repito: dos sobrevivientes. Necesitamos apoyo, armas, un lugar para reabastecernos y permanecer unidos. Capté dos transmisiones más, de la comisaría de la ciudad y de un café. Si alguien me escucha necesito tener respuesta. Un nuevo golpe desde el interior de la enfermería del camión de bomberos los hizo saltar del susto, especialmente a Calabazo y Gigavehl que no lo esperaron. —Dios mio... casi me muero del miedo. —¿Qué fue eso? —No lo sé: antes oímos el mismo ruido. —miraron la pequeña puerta cerrada y sintieron otro ruido desde el interior. —Ideas: tenemos dos lugares más donde podría haber potenciales civiles, sin contar la ayuda de policía, operarios entrenados en armas de fuego con posibilidad de acceder a su arsenal. —dijo Almiok. —O quedarnos aquí y peinar la zona en busca de sobrevivientes. Todos se quedaron en silencio, pensando. Los gemidos se hacían más fuerte en la lejanía. Opciones 1) Quedarse a explorar la zona en busca de civiles. 2) Abrir la compuerta de enfermería del camión. 3) Ir hacia el Café. 4) Ir hacia la Comisaría. Yáahl Liza White Gigi Blanche (LA POLICÍA Y LOS CIVILES DE FANFICSDEAD) Escucharon la transmisión tan nítida que Yaáhl sonrió aliviada, al menos el ejército estaba en las calles. Podrían juntarse, armarse y sobrevivir hasta que... El golpe de la puerta casi les hace saltar el corazón por la boca: Reual empujó la puerta con una mano y caminó hacia ellas extendiendo el otro brazo. Automáticamente Yaáhl le empujó con una pierna hacia el interior y cerró la puerta con su hombro derecho. Pronto comenzaron a sentir golpes de manos desde el interior y Yaáhl iba perdiendo terreno rápidamente ante la fuerza de dos personas, - o más-. Gigi Bianche se lanzó contra la puerta sin pensarlo, ayudando a Yaáhl a contenerlos. Liza estaba paralizada, mirando la puerta, observando como Yaáhl, mientras sostenía la puerta con su hombro y con ayuda de Gigi, comprobaba sus municiones en la recámara de su pistola. —Te... te... te... —balbuceó Liza, sin poder terminar las palabras. —Te... tenemos que... —¡Tenemos que salir de aquí, ya! —gritó la mujer policía, empujando a Gigi hacia Liza y sosteniendo la puerta ella misma. —A mi señal... Opciones para Yaáhl únicamente. (Sí, lo que elija decidirá el destino de las tres :] 1) Abatir a los zombies que quieren salir por la puerta. 2) Correr hacia el coche patrulla de policía y dirigirse hacia la Comisaría. 3) Correr hacia el coche patrulla de policía e intentar retomar comunicación con los soldados.