Song-fic Sambuca.

Heme aquí con el escrito de la siguiente ronda de ¡Una canción, un drabble!
Cantidad de palabras: 474 [Microrrelato].
Canción asignada: Death Of A Bachelor - Panic! At the Disco.

Contenido oculto: Canción y única aclaración.

Sambuca: licor italiano dulce y fuerte hecho con anís.

Usé más la melodía y un poco del vídeo, que la letra en sí misma, lol.

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Sambuca







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Le dio un trago a la bebida que tenía frente a él y le dirigió una mirada discreta a la muchacha que estaba en una mesa en dirección diagonal a la barra donde él se encontraba; tenía un cigarrillo entre los dedos y el oscuro cabello algo revuelto, iba vestida completamente de negro, como quien acaba de regresar de un funeral.
Aquella observación le hizo gracia, no estaba en derecho de analizar algo como eso, iba mayoritariamente vestido de negro también. Le costaba apartar la vista de ella, contrastaba con las otras mujeres presentes, vestidas con colores vivos y que hablaban como cotorras entre sí o con sus correspondientes parejas.
Sabía que la joven de negro aparecía seguido en ese lugar, ya fuese sola o acompañada de sus amigas, entre las que también contrastaba. Habían intercambiado miradas un par de veces y ella le había dedicado una tímida sonrisa, sin embargo, no era capaz de acercarse directamente, los nervios lo carcomían como las termitas a la madera.
Dirigió la mirada al otro extremo del lugar y minutos después notó el movimiento de alguien sentándose junto a él en la barra.


—¿Se le apetece un cigarrillo, joven de las miradas furtivas? —Notó algo de burla en la frase pero la voz suave y de tonos bajos de la muchacha casi le provoca un escalofrío, le tomó un momento ser capaz de voltearse para mirarla. El cabello revuelto le rodeaba el rostro y parecía sedoso al tacto, contuvo el impulso de tomar un mechón entre sus dedos.


—Sería impropio rechazarlo ya que se tomó el tiempo de acercarse, ¿no cree? —A la chica se le escapó una risa, a él llegó el aroma de un licor fuerte y dulce, supo entonces que para haberse atrevido a acercarse debía haber tomado mínimo dos tragos.


—¿Así que también es un pretencioso? —dijo mientras sacaba la cajetilla del bolsillo de la chaqueta, para luego extenderla hacia él. Notó que tenía manos delgadas, más de lo que hubiese esperado, llevaba las uñas de un largo medio y su piel era particularmente clara. Toda ella parecía hecha de una porcelana finamente coloreada—. Me agrada.


Continuaron hablando hasta altas horas de la noche, fumando un nuevo cigarrillo de vez en cuando y bebiendo poco. Por un lado agradecía que se hubiese acercado al fin, por otro se preguntaba si sería capaz de hacerlo sin haber ingerido alcohol, sabía que era difícil que hiciera algo como eso, incluso sin conocerla más que de vista, se notaba su timidez.
Era incapaz de no darle vueltas una y otra vez a esa idea, pero aun así la presencia de la muchacha le causaba cierto sentimiento de calidez que no podía ignorar tampoco. No tenía que ser un genio para saber el rumbo que seguiría aquello, si tenía la suerte de que ella continuara acercándose.
Deseaba profundamente que no se olvidara de él.