Romántico E de Entusiasmo [Dias del abecedario 3.0]

Estoy confundido, ¿quién es Miu? Bueno, el relato no está mal, no dice mucho. En el final se expresa la ilusión de que la chica a la que amas te ofrezca su apoyo y vaya a ver el resultado de tus esfuerzos. Siempre se hará cualquier cosa con más ilusión si va dedicado a tus seres queridos. Hay una cosa que me ha extrañado: ¿cómo sabía Joe dónde vivía Vanessa? Imagino que se lo diría fuera de los relatos, pero me ha sorprendido.

Más que relatos me da la sensación de que son microcapítulos, en un relato la historia acaba en el mismo relato. Aunque sabiendo que era para una actividad, es perdonable. Seguiré leyendo el resto de la historia.

Contenido oculto: Corrección

Estaba, como cada fin de semana, en la tienda de música que habíamos visitado Miu y yo hace ya algunos meses. Solo me encontraba ahí tocando con el bajo, mientras que el señor estaba tomando una llamada. Esta ya era una pequeña rutina que había tomado con el tiempo, a veces lo ayudaba cuando había mucha gente le ayudaba. Creo que fue una fortuna que él no me corriera, y aunque comenzaba a acostumbrarme a vivir con mis abuelos, nunca está de más salir y ver alguna otra parte. Además, no quiero ser dependiente de la compañía de Vanessa, no soy su único amigo después de todo.

El anciano se acercó a mí, y al momento, dejé de tocar para poder escucharlo con claridad.

—Oye muchacho.

—¿Qué pasa señor?

—Un amigo de un club me llamó para pedir ayuda. Resulta que el bajista de una banda que va a tocar ahí dentro de una semana, se lastimó la mano y necesitan un remplazo.

—¿Entonces…?

—Sí, te recomendé… Mi amigo le pedirá las partituras a la banda y te las entregaré, así que esta es tu oportunidad.

—¡Gracias señor! —le dije intentando darle un abrazo pero él puso la mano entre nosotros.

—No exageres niño. Ahora vete y descansa, que tienes que esforzarte mucho.

—¡Sí! —tomé mis cosas y me fui. Estaba bastante feliz, este era mi momento, sabía que juntarme con Vanessa me traería algún beneficio algún día, supongo que es mi recompensa por ser su mula de carga cada vez que me pide que la acompañe al centro comercial, o de compras al supermercado.

¡Ahora que lo recuerdo! Tengo que llamarla para contarle de la noticia, de mi bolsillo saco mi teléfono celular, al momento que cruzo la puerta principal del centro comercial, el teléfono empieza a emitir los sonidos de llamada. Seguido de un par de ocasiones, suena la voz de Vanessa pidiendo que dejara un mensaje. Y tenía que tener el teléfono apagado en este momento, no importa. ¡Mejor la voy a ver a su casa!

No tardo ni diez minutos en estar en la puerta del hogar de ella, toqué el timbre y salió una señora muy parecida a mi amiga, no es sorpresa cuando, al presentarme y preguntar por la chica de ojos azules que buscaba, ella se presenta como su madre que me da paso a la casa. La madre de Vanessa se acerca a las escaleras que dan a la segunda planta y con un grito llama a la susodicha, que responde con un grito con cierto grado de enojo, la mujer se retira con una sonrisa. A los pocos segundos veo como Vanessa baja por las escaleras, con los ojos hinchados y el cabello echo una maraña. Sin aguantarme la emoción corro hasta ella y la abrazo, para luego elevarla por los aires mientras damos una vuela.

—¡Joe, bájame!

—¡Lo hice Vanessa! —la dejo en el suelo.

—¿Hacer qué?

—El viejo de la tienda me consiguió una oportunidad para tocar con una banda dentro de una semana. ¿No es increíble?

—¡Por supuesto! —ella me abraza.

—¿Irás a verme?

Ella me golpea el codo.

—Necesitas apoyo, y como soy la única persona con la que te juntas, obviamente me necesitas ahí.

—¡Gracias! —la vuelvo a elevar por los aires mientras no puede de dejar de sonreír. Ella solo me amenaza sino la bajo, pero eso no me importa.

¡Ahora tocaré como nunca para Vanessa!