Spin-off Exteriores [Pokémon Rol]

Tema en 'El cuento de la doncella y la flor de cristal' iniciado por Hygge, 20 Noviembre 2020.

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    Zireael

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    Tan siquiera Aleck parecía haberse quedado satisfecho con la tontería, es decir, satisfecho en un sentido puramente infantil.

    Había límites para todo, que yo pareciera no conocerlos cuando se trataba de exigirme a mí mismo y otras cosas era algo diferente, pero sabía que la gente tenía topes, de hecho la rubia aquí presente tenía bastantes y los alcanzaba con demasiada rapidez como para estar dándoselas de simpática. Estaba inquieto, lo había dicho ya, de hecho se me notaba un montón, pero fue cosa de que Mimi abriera la boca para soltar esa estupidez y el interruptor se bajó de golpe. Otro pareció subir en respuesta, pero no supe ubicarlo.

    Me callé eso sí y me quedé allí nada más escuchando, esperando la reacción de Aleck. Me llevé algún par de bocados más a la boca, sin prisa alguna y así de paso se me terminó de disipar el color del rostro, que ya venía siendo hora.

    Al castaño se le fue parte del bocado por mal camino, lo escuché toser así que estiré la mano y le di un par de golpes en el centro de la espalda. En los intermedios había atajado el comentario de Liza, también había recibido su mirada y asentí con la cabeza.

    —Y ya no se pueden hacer cambios de compañeros, es muy tarde para eso —respondí a la pregunta de Aleck de si se podían cambiar—. Sería la venganza por usurpar mi puesto de hermano paranoico sobreprotector mientras me recupero, por ser lo suficientemente idiota para... ¿De verdad qué te pasó en la frente? En fin, y la gracia esta de darme de comer.

    Había sentido la mirada de Mimi encima a pesar de haber sido discreta, era experto en detectarlas de por sí, no sabía si porque deseaba que la gente me viese tanto como me incomodaba, pero el caso es que parecía tener ojos en la puta espalda. Parecía que la aclaración del menor no le había bastado, quería todavía más pruebas de que lo que estaba diciendo él era la verdad.

    A ver, rubia, ¿necesitas señales de humo?

    Ni estando hasta el cuello de alcohol le toqué un pelo a este niño.

    —Aunque supongo que si me ofreciste tu comida tampoco te importa que la tome directamente.

    Estiré la mano, tomé un poco del puré del plato de Aleck ya que me había terminado el mío, y regresé a mi espacio mientras me llevaba la cucharada a la boca. ¿Qué si estaba haciendo el imbécil por puro gusto? Pues sí, porque la verdad es que también podía ser un dolor en el culo de forma consciente, además en sí sabía que Aleck no le molestaría algo como eso. Y tampoco hacía falta que respondiera la pregunta de Diona, ya ellos los habían hecho... Aunque eso de llevarnos bien era verdaderamente cuestionable.

    —Hermanos como si mi madre hubiese tenido dos hijos más y yo ni enterado hasta que me los encontré —añadí entonces, a ver si la cosa quedaba clara—. Por eso si tocan mucho a estos críos se me va la olla, se supone que tengo que cuidarlos.

    Me bajé el bocado de puré del plato ajeno con un trozo de pechuga que quedaba en el mío, todavía pasando bastante del hecho de que Mimi se había quedado callada aunque había dicho un montón de cosas sin necesidad de abrir la boca. Busqué su mirada cuando noté que tenía su termo entre manos, le eché encima una sonrisa inocentona como si nada y seguí montado en la estupidez.

    —¿Me regalas un poco? —pregunté refiriéndome al té, suponiendo que le quedara algo después de que ella bebiera. En lo que esperaba una respuesta que imaginaba sería negativa, incluso cuando ya no parecíamos querer matarnos a hostias, aproveché para añadir algo—. De no ser que también pretendan darnos de beber como si fuésemos niños pequeños.


    ffs me obligaron a sacarle el azulito chill al nombre de cay

    me preguntas qué pasó y solo diré que la growth line de five está en eight
     
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    Yugen

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    Dejé el té a un lado. Mi idea era mantenerme callada pero no parecía poder ser el caso. Bueno, al menos Dunn no parecía dolido ni molesto por la tontería de la hermandad de Graham. Eso era una buena señal, significaba que podía seguir divirtiéndome a su costa y molestándolos sin temer terminar dañando los sentimientos de nadie. Hubiera o no algo entre ellos, lo cierto es que estaba de humor para divertirme un poco. Había sido un día demasiado estresante y ahora que finalmente no sentía que fuese a morir, Liz y yo estábamos bien y tenía el estómago lleno, solo me apetecía hacerlo.

    —Lo siento, se ha acabado—le respondí mostrándole el termo vacío con la misma sonrisa inocentona que él. No mentía, el termo estaba vacío. Jugueteé con un mechón de cabello, desinteresada—. Lo gasté casi todo en la caverna. Aleck aún tiene, pídele que te de.

    Lo había visto tomar el puré del plato de Graham, ni siquiera yo había hecho nunca eso porque me resultaba vergonzoso sobre todo. Era el tipo de cosas que Liz podía hacer para molestarme. Pero Aleck no estaba molesto en lo absoluto.

    Si parecía consciente de que no me tragaba el rollo de los hermanos y lo hacía a propósito.

    Detuve el movimiento de mi mano en mi cabello y cerré el termo. Tal vez era el calor de la yurta o lo que demonios fuese que llevaba ese puré, pero no me contuve ni un poco.

    >>Té, quiero decir. Pero los hermanos están para hacerse favores.

    Babe are u DrUnK?
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    Parecía que casi haberse muerto congelada no le quitaban a la cabrona las ganas de dar por culo, cosa que en sí no era sorprendente en lo más mínimo. De hecho casi parecía que a veces simplemente se olvidaba de que la gente tenía límites y solo los recordaba cuando los había rebasado, teníamos como ejemplo lo que había pasado anoche.

    Me encogí de hombros al escuchar su respuesta, pero el resto de la estupidez me arrancó una carcajada que me hizo arrugar los gestos y tomar aire después, adolorido como estaba todavía. Me estiré despacio para alcanzar el termo de Aleck sin permiso de nadie y lo moví solo para demostrar que estaba vacío también, cosa que ya había intuido al verlo beber.

    —Parece que no hay suerte —dije un poco porque sí, igual realmente no tenía sed ni nada, había sido solo por joder—. Pero gracias por la aclaración.

    Tampoco me contuve a decir verdad, aunque podía decir que me estaba buscando un golpe a posta.

    >>Imagino que algunos la necesitan, ¿no? —Le quité la mirada de encima luego de decir eso.

    Como fuese ya había terminado de comer así que aparté el plato con movimientos lentos, estiré un poco la espalda porque además de adolorido empezaba a sentir los músculos contraídos directamente, y me saqué del bolsillo una de las paletas que le había quitado a Aleck sin siquiera disimular, me la llevé a la boca luego de quitarle la envoltura.


    shitty post pero absolutamente necesario
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Al menos Cayden me siguió la corriente mucho mejor de lo esperado. Era consciente de que era una broma, de que solo lo hacía por molestar—aunque en el fondo sentía que había algo de cierto en todo eso y que estábamos retándonos de forma pasivo-agresiva por demostrar quién tenía razón de los dos— pero cuando él se rió a carcajadas yo terminé por hacer lo mismo. Quizás no fue una risa a carcajadas ni estaba llena de la ironía de Cayden, pero fue una risa de circunstancias. Como si en el fondo sintiera la tensión ridícula que se había formado repentinamente y solo buscara romperla. Mi intención no era que termináramos a hostias. De hecho me sentía tan liviana y cálida por dentro que ni siquiera tuve en cuenta su respuesta posterior.

    Bueno, como digas Dunn.

    Solté el aire de golpe y me dejé caer ligeramente hacia un lado hasta que apoyé la cabeza en el hombro de Liza. Ni siquiera me había dado cuenta de lo cansada que estaba en realidad. Y pensar que aún la tribu seguía perdida y no sabíamos nada del resto de holders...

    Separé apenas los párpados.

    Solo esperaba que estuvieran bien. Que todos lo estuviesen.

    Nos movemos entre la sassiness y la softness como whoosp
     
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    Aleck Graham

    El ambiente se enrareció de manera súbita, casi de golpe. El pelirrojo se tomó la molestia de explicarle a la chica cómo estaba la situación. Creía en todo lo que había dicho. Cay y Givan eran cómo los hermanos que había perdido por mis estúpidas decisiones y conflictos, los hermanos que se habían apartado de mí. Ese par de tontos era mi nueva oportunidad, el recordatorio de que merecía tener una familia, que merecía tener un sitio al cual pertenecer, de que si podía contar con alguien cómo ellos, entonces en el fondo no era tan mala persona como tantos años me hicieron creer.

    Imaginarlos de otra manera que no fuese esa era...Raro, casi rayando en lo ilógico.

    Antes de que hubiese terminado mi ración Cay tomó sin previo aviso un poco del puré que aun me quedaba, "Adelante, sin problema." le contesté sin mayores miramientos y sin perder mi habitual sonrisa, compartir nunca me había molestado en lo más mínimo, además ¿Cómo sería capaz de negarle alimento a él? Después de toda la basura que habíamos tenido que pasar hoy no podía culparlo.

    —Realmente hace un buen trabajo cuidándonos la espalada, aunque a veces logra ser más imprudente que yo y luego somo nosotros los que tenemos que velar por él.— Agregué al comentario de Cay, pero la chica simplemente no parecía convencida con nada, había algo extraño en su mirada, cómo si estuviera meditando algo con cierta malicia y una sonrisa inquietante.

    El Pelirrojo le había pedido algo de té a Mimi, pero esta simplemente ya se la había terminado, y era una lastima, realmente el té rojo era muy bueno. La rubia le sugirió entonces que me pidiese algo de mi termo, pero la situación era la misma.

    — Lo siento viejo, también se me terminó el...— Fui interrumpido por el mismo Cay quien tomó el termo de mis manos, solo para mostrarle a la rubia que, en efecto, también se me había terminado el té. Era raro, pero por alguna extraña razón el Pelo de Fuego se había reído con el comentario de la chica y la rubia en consecuencia había hecho lo mismo. Bueno, sí, los hermanos están para ayudarse, pero no lograba captar eso que tenía que ver. ¿Qué algunos pueden necesitar favores?

    — Eeeh...— traté interrumpir el situacional intercambio de miradas y sonrisas entre los dos—...Siento que me estoy perdiendo algo de contexto aquí ¿Esta todo-? — Me detuve al recapitular las palabras de la rubia...¿Acaso había insinuado?

    >>¡Eh! ¿Esas son mis paletas?
     
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    Zireael

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    Cayden Dunn

    Al menos mi risa había aflojado la de Mimi también, así que a pesar de la tensión que habíamos metido en el ambiente en cosa de nada, digamos que la interacción siguió fluyendo sin percances. Si quería tirarme de la cola hasta que soltara la verdad o en su defecto le mordiera la mano tendría que seguir participando, después de haberle salvado el pellejo ya no presionaba el gatillo con la misma facilidad.

    Independientemente de cualquier cosa, acabó por renunciar al asunto y de esa forma también yo pude dejarlo correr sin más. En sí no había mentira alguna en lo que había dicho, este par de idiotas eran como mis hermanos de sangre, a pesar de que no tenía ninguno o quizás precisamente por eso, era hijo único, solitario y con una facilidad absurda para aislarme del mundo. Aún así había encontrado en Aleck y Gen una familia, así que cualquier mierda de otra índole quedaba descartada, que lo otro se me notara en toda la cara ya era distinto, pero no iba a hablarlo ese día.

    —Nunca dije que fuese muy listo —repetí sin darme cuenta lo que le había dicho a Mimi en la caverna, cuando casi la palma y me dijo que era un idiota por ayudarla luego de que llevara rechazándome tanto tiempo—. Ya me jodería a mí no ser bueno en eso tan siquiera, además solo tomé el lugar que me dieron, ¿o no? Parece que les hacía falta un regañón amargado en sus vidas.

    Contuve el hecho de que había estado por soltar la risa por el comentario del castaño de que le faltaba contexto, aunque de todas formas se cortó a mitad de la pregunta que iba a hacer y reparó en que acababa de sacar una paleta de las suyas. Hice el dulce a un lado con la lengua, una sonrisa se me formó en los labios y me encogí de hombros, me hacía algo de gracia que se hubiese dado cuenta hasta ahora.

    —Si lo dejas sin vigilancia automáticamente es mío.
     
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    Hygge

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    El grupo de adolescentes se alegró aparentemente de la decisión de la chica. O al menos, la mayoría. Uno de ellos respondió su pregunta.

    —Naga es nuestra Sneasel guardián. Tiene muy mal genio, y es como super estricta con nosotros —Se rascó la cabeza, algo exasperado—. No nos dejaba hacer nada que ya nos amenazaba con sus garras. Estaba loca antes de todo esto, seguro.

    —Pero se preocupaba por nosotros —suspiró Marian—. Era algo especial, ¿sabes? La distinguirías rápido; le falta una garra. Quizás la perdió en una batalla, pobrecilla.

    Otro de ellos recordó algo entonces.

    —¡Ah! Y siempre parecía tener oídos en las paredes. Cada vez que había una discusión aparecía en un instante, ¿cómo demonios lo hacía?

    Así que tenía buen oído, ¿eh...?

    —...Bueno, basta de charla —La chica que hacía de líder dio media vuelta, comenzando a caminar sobre la nieve—. Cuanto más tiempo perdamos aquí, mayor será el peligro para Naga. Démonos prisa.

    El grupo pareció de acuerdo, y se pusieron así en marcha. Marian le dio un golpecito en el hombro a Emily, sonriente, antes de instarle a seguirla.

    —Vamos. La aventura nos está esperando —Y mientras se alejaban cayó en algo, alarmada—. ¡Y ni siquiera nos presentamos! ¡Ah! ¡Qué horror, qué horror...!

    Así, entre risas y charlas, el grupo se dirigió hacia el Monte Frioeterno. La aventura de Emily estaba por empezar. Y, desde luego, no iba a ser fácil.

    Ahora tenía gente que cuidar.

    Cuando vuelva a casa posteo tu mazmorra <3 Puedes postear aquí o no mientras, eso como quieras you see
     
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    Hygge

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    La duda de Diona fue resuelta en cuestión de segundos y asentí ante la afirmación de Mimi. Yo había iniciado mi viaje a los trece pero llevábamos el mismo tiempo en Galeia prácticamente. Sin embargo los chicos de Gérie apenas habían iniciado su recorrido y ya estaban metidos hasta el fondo en problemas.

    Gajes del oficio, suponía.

    —Espero que no me cobres el brazo biónico si se me termina de caer este —Le devolví la tontería a Aleck, liviana, sin apartar mi atención del plato. Los chicos ya estaban terminando la cena pero a mí en cambio se me estaba haciendo un mundo siquiera cortar la carne. Apenas llevaba un par de trozos pero era obvio que el dolor no desaparecería tan rápido—. ...¿Sabes qué? Quizás la idea no sea tan mala después de todo.

    La escena que le siguió fue bastante inesperada pero no perdí detalle de cualquier forma, aunque pareciese concentrada en mi plato. No me había parado a relacionarlos de esa forma pero no hacían un mal dúo. Al menos yo sí tenía consideración y tan solo lo pensé para mí misma, aunque Cayden pareció manejarlo bien de todas formas. Aleck sin embargo... bueno, era Aleck. No pareció percatarse de las segundas intenciones, y estaba bien así.

    Era parte de su encanto.

    Para cuando la pseudo discusión terminó dejé los cubiertos sobre el plato ya vacío, y permití que Mimi se apoyase en mi hombro. Cuando quise darme cuenta había empezado a jugar con uno de sus mechones, distraída, pero lo dejé ir al recordar que no le gustaba. Era una pena, con la de cosas lindas que podría hacerle si se dejase.

    —Creo que va siendo hora de regresar a la cabaña —murmuré, poniendo en mis palabras al cabo de un rato lo que todos parecíamos estar pensando. Volví el rostro hacia Diona, inquieta—. ¿No quiere pasar la noche con nosotros? Hay espacio suficiente para todos.

    Pero la mujer negó con la cabeza, resuelta, sin siquiera pensarlo dos veces. Acariciaba la cabeza de Charmeleon, quien dormitaba ahora en su regazo.

    —Gracias por la oferta, pero prefiero permanecer aquí —Dirigió la vista hacia el exterior, allí donde el fuego crepitaba incesante—. Mi grupo puede llegar en cualquier momento, necesito esperar y atenderlos. Es lo único que puedo hacer por ellos ahora.

    Se fijó entonces en el pequeño Rudy, quien dormía hecho una bola junto al calor de sus padres, no muy lejos de Cayden. Una sonrisa cansada se dibujó en sus labios.

    >>Pero podéis venir a visitarnos mañana. Creo que Poochyena se alegrará de veros de nuevo.

    Podéis postear una última vez por aquí o hacerlo ya en la cabaña o ambas cosas. Yo ya lo haré más tarde allá
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Arropada por el calor de la yurta y la calidez que me transmitía el cuerpo de Liz terminé por apartar aquellos pensamientos y cerrar los ojos. Simplemente se disolvieron como un azucarillo en una taza de té. Éramos holders, ningún obstáculo que se nos pusiera delante era demasiado difícil porque nunca desistíamos. Encontraríamos a los miembros de la tribu sanos y salvos, regresarían con Diona y nosotros nos reuniríamos todos nuevamente en la cabaña como una familia.

    A medida que transcurría los segundos mi mente empezó a hundirse más y más, a caer en un cálido y dulce sopor. Ya no estaba prestando atención a las voces a mi alrededor, mis ganas de seguir jodiendo a Dunn también se habían disipado. Estaba exhausta y con el estómago lleno solo sentía la necesidad de dormir. Ya no era esa oscuridad gélida e insondable de la caverna la que me llamaba. Era cálida, absurdamente cálida y olía a lavanda y a comida recién hecha. En ese preciso instante sentí un tacto conocido, un suave y apenas perceptible tirón en mi cabello que me hizo abrir ligeramente los ojos.

    Liza estaba jugando con mi pelo, distraída, acariciando los mechones dorados y enredándolos y desenredándolos entre sus dedos. Probablemente ni siquiera era del todo consciente pero al instante me lanzó a la mente la imagen de la noche anterior cuando le había permitido hacerme trenzas y todo había acabado en desastre.

    Era cierto que no me gustaba que me tocasen el cabello. Me ponía nerviosa y tensa incluso el solo hecho de que me tocasen la cabeza. Era tan infantil, me hacía sentir tan niña. Sin embargo en ese instante... solo volví a cerrar los ojos.

    Estaba cansada y sumida en el sopor resultante aquellas ligeras caricias pasaban como una suave y cálida brisa de verano. Me recordaban a la cena en Navidad, al cambio de ropa en el cuarto, a las risas distendidas en esa misma yurta. Me envolvía en una burbuja de absoluta paz y calma donde nada estaba mal. Donde nada podía lastimarme ni a mí ni a las personas que me importaban. Aquellas que quería cuidar y proteger aunque me costase la vida.

    Podía sonar estúpido pero el tiempo que estuvimos peleadas la había echado de menos. Había extrañado el solo hecho de molestarnos, de ese tira y afloja que teníamos y que no buscaba lastimar en realidad. El pensamiento de que Liza me odiaba, de que de hecho estaría mejor sin mí era la razón por la que quise largarme. No era solo la culpabilidad, mucho menos el orgullo.

    Como siempre, volvía a ser el miedo.

    Por eso agradecía ese solo momento. No había palabras pero todo parecía haber vuelto a su lugar, estábamos nuevamente en nuestro ejes.

    Mi consciencia empezó a hundirse más y más...

    Sin embargo, se detuvo. De un momento a otro dejó de jugar con mi cabello y arrugué ligeramente el ceño en respuesta. Sabía perfectamente porqué lo había hecho. Ella sabía que no me gustaba. O que no solía gustarme al menos.

    Esa consideración era admirable pero innecesaria. Le estaba dando luz verde. Si tanto le gustaba juguetear con mi pelo... suponía que podía permitírselo.

    Me acerqué más a ella hasta casi terminar hundiendo mi cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro y prácticamente me acurruqué allí.

    —Sigue—murmuré con un tono tan bajo que probablemente ni siquiera me oyó. Mi voz adormilada se debatía aun entre el sueño y la vigilia—. Puedes seguir si quieres.

    Prometo no apartarme.

    No dije nada ni recuerdo escuchar nada más después de eso. Todo se apagó. El mínimo frío que pudiera sentir fue sustituido por esa calidez abrumadora y nostálgica y caí profundamente dormida allí, sobre su hombro.

    Como una niña.
     
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    Rider

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    Aleck Graham

    Toda la confusión y dudas que tenía en mi mente se despejaron para dar paso a la afirmación del pelirrojo. ¡Había sacado casi todas las paletas! Revisaba y revisaba el kit solo para confirmarlo, dentro solo quedaban un par de paletas de manzana verde y cereza. Estaba sorprendido de ni siquiera haberme percatado de su movimiento hasta que lo vi con su botín del atraco en la boca. Solté una leve risa nasal ante la escena.

    — Vamos hermano, pudiste pedir más y ya ¿Sabes? —Guardé nuevamente todas mis cosas en mi mochila y coloqué la misma en mi espalda— . Se supone que guardo esas paletas para casos de personas con glucosa baja. Ahora espero que a le nadie bajen sus niveles de azúcar por lo que resta del viaje. —Solté en un tono de broma, realmente no tenía ningún motivo para molestarme, solo eran paletas después de todo y había cientos de forma de regular los niveles de glucosa en alguien, pero me seguía pareciendo extraño, yo aun perjuraba que el pelirrojo no quería ni una paleta en primer lugar. Tal vez era producto de su fatiga.

    —Cielos Cay, casi parece que el cansancio logra hacerte más efecto que cualquier licor. — Le solté al pelirrojo con un par de risas a las cuales el también respondió de la misma manera. El tema de lo que estaba hablando con Mimi había quedado atrás, parecía que ambos habían optado por ceder mutuamente. Aunque ni siquiera podía estar seguro de que estaban hablando.

    Una vez que todos habíamos terminado todos de cenar Mimi parecía haberse quedado dormida sobre el hombro de Liza, mientras ésta hablaba en un tono bajo con Diona. La castaña le ofreció pasar la noche con nosotros en la cabaña, pero la señora rechazó la oferta cómo era de esperarse, aun tenía que esperar a que los suyos volvieran.

    —¡E-Entonces yo puedo quedarme a ayudarla!—Respondí algo ansioso, pero Diona también rechazó dicho ofrecimiento, mencionando que ya habíamos hecho suficiente por una noche. Una parte de mi no quería pensar en dejar a la tribu a su suerte mientras nos íbamos tan cómodos a la cabaña, dejando a Diona sola otra vez, pero el cansancio en todos se hacía cada vez más notorio, habíamos pasado por un infierno helado y quizás nos mereciéramos descansar un poco más. Además, también quería volver a la cabaña para saber si el resto de los chicos ya estaban allí, si ellos estaban bien.

    — ¿Poochy? — Mi atención entonces se centró en aquella bola de pelo que estaba acurrucada junto con los Mightyena cerca del pelirrojo. Al final de cuentas, si nos marchábamos la mujer no se quedaría sola, tenía ahora a sus Pokémon para acompañarla en su espera. Pero...Una parte de mí simplemente no quería dejar a Poochy.

    Me acerqué a donde los Pokémon dormitaban. Aunque los padre de Rudy notaron de inmediato mi presencia esto no parecieron mostrarse disgustados por ello. Coloqué una rodilla sobre el suelo y posé mi mano sobre aquella bola de energía y pelos. Aun portaba la venda que le había puesto. Comencé a acariciar su cabeza con suavidad mientras lo veía mover sus orejitas aún con sus ojos cerrados.

    —Bueno, cada quien cumplió su palabra ¿Eh, amiguito? —murmuré hacía el pequeño— Volveremos mañana ¿de acuerdo?— Una especie de sonrisa pareció dibujarse en el pequeño Rudy, lo que me hizo sonreír de la misma manera. Me partía el corazón dejarlo ahí, pero este era su hogar y esta era su familia. Estaba en casa, y eso era lo único que debía importarme.

    Despegué mi rodilla del suelo y me dirigí hacia los chicos, en un tono aun bajo tanto para no despertar a los Pokémon cómo a la rubia. Le agradecimos todos a Diona por la comida y su hospitalidad, deseándole lo mejor; pero en el fondo, si algo le volvía a ocurrir o la tribu no regresaba, íbamos a ser nosotros mismos quienes salieran en su ayuda. Éramos holders después de todo, no era nuestro trabajo, pero adoptábamos como tal.

    — ¿Qué me dices Fuegín? ¿Puedes andar o te tendremos que cargar junto con la Bella Durmiente? — Le extendí mi mano al chico para ayudarlo a ponerse en pie con esa habitual sonrisa que siempre llevaba conmigo cuando los veía a él y a Gen. Aun era probable que le dolieran los músculos, así que lo mejor sería que nuestros Pokémon cargaran con 'Los amargados crónicos' hasta la cabaña. No me cansaba de repetírmelo: Si en el fondo hasta se parecen Cay y Mimi.

    >> Esperen un segundo...¿Ustedes saben cómo volver a la cabaña? Porqué yo no.— Confesé algo apenado mientras me rascaba la nuca. No había prestado mucha atención al camino durante la mañana, y ahora estaba oscuro ahí afuera, así que tendría que confiar en la orientación y guía de Liza y Cay. Lo único que lamentaba era no tener algo para cubrirme del frío, pero al menos eso solo sería hasta llegar a la cabaña.

    Mimi: Sassy/Soft
    Cay: Joking/Serious
    Aleck: Johnny/Mentero
     
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