Spin-off Exteriores [Pokémon Rol]

Tema en 'El cuento de la doncella y la flor de cristal' iniciado por Hygge, 20 Noviembre 2020.

Cargando...
  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
    Miembro desde:
    25 Mayo 2013
    Mensajes:
    5,616
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Mimi Honda

    Pronto, la cabaña quedó atrás. Había alcanzado la puerta la primera pero ella había sido la primera en salir pasando por mi lado sin mirarme. No le di mayor importancia. Me ajusté el asa del bolso al hombro y salí tras los pasos de esos tres.

    El frío me recibió implacable nada más salir del hall. Estar tanto tiempo al calor de la cabaña me había hecho olvidar el horrible frío del exterior. La tela del anorak lograba protegerme a medias, me había asegurado de estar preparada. Llevaba un termo caliente con té phu erh por si acaso. No podría ayudar a nadie si mi irrisoria resistencia al frío me hacía caer víctima de la hipotermia.

    Liza y Aleck caminaban en cabeza llevando consigo el mapa de la zona. Por nuestra parte, Cayden y yo no lo necesitábamos. Ya habíamos estado allí. Y era un alivio que pudiera mantener las distancias con White al no tener la necesidad de usar el mapa. Sin embargo, su comentario sobre las flechas de la intersección me llamó la atención y dirigí mi mirada hacia allí. La flecha al lago en dirección norte, hacia el sur; la cabaña y... ¿el bosque? Era difícil asegurarlo pues los árboles desnudos y matorrales parecían cerrar el camino. Era un callejón sin salida.

    ¿Qué necesidad había de señalizar un camino por el que era imposible cruzar? El día anterior había estado tan preocupada por encontrar a Nikolah que ni me había percatado de ese detalle. Pero resultaba tan... extraño.

    Pronto, camufladas entre el denso manto blanco logré ver las yurtas. Todo estaba tal y como el día anterior. Exceptuando que no se oía nada en la absoluto. Todo había caído presa de un inquietante silencio.

    —La tribu de la flor de cristal—murmuré conteniendo el aliento y cerré mis manos enguantadas en puños al acelerar el paso.

    No había nadie allí. Ni rastro alguno de ningún miembro de la tribu aunque todo parecía permanecer intacto. El silencio era pesado y asfixiante y lo único que alcancé a oír fue el crujir de la nieve bajo mis botas y el silbido del viento en mis oídos. Me detuve a poco pasos, aturdida, impactada tal vez.

    ¿Donde estaba todo el mundo? No podía desaparecer una tribu completa de la noche a la mañana así como así. El líder y el grupo de expedicion habían ido en búsqueda de la flor para curar a aquella mujer enferma, pero el resto de la tribu había permanecido en el asentamiento. Lo recordaba bien. Llevar a todo el grupo consigo era por demás muy poco práctico. Y era muy extraño que lo hubiesen dejado todo atrás.

    Como un fogonazo repentino una sola idea acudió a mi mente. Un pensamiento intrusivo que me tensó.

    La bestia del lago.

    La luna azul.


    Miré a mi alrededor tratando de hallar alguna posible pista. Algo, lo que fuera que lograra quitarme de encima aquel presentimiento de mierda.
     
    Yugen ha tirado dados de 20 caras para Total: 12 $dice
    • Adorable Adorable x 2
    • Fangirl Fangirl x 2
  2.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,330
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aleck Graham

    Lo ultimo que pude sentir antes de salir de la cabaña, fue la mano de Liza sobre mi hombro, remarcando aquellas palabras que pronunció antes de todos percatarse en el fuego cruzado que estábamos metidos, en el que yo estaba metido, incluso pude sentir cómo apretó con más fuerza mi hombro en cuanto se percató de que Mimi iría en el mismo grupo, sus rostros demostraban la más genuina sorpresa y confusión, era casi divertido de ver, bajo otras circunstancias me hubiera reído. Quería decirles "se los advertí" pero sería injusto, porqué no lo hice, no les pude advertir.

    Y aun así, nadie se retractó, nadie se negó, todos estaban dispuestos a seguir con el equipo. Cómo dije: Testarudos. Pero en el fondo, eso me alegraba, abría las posibilidades de conciliar todo este asunto, después de todo, a los mejores amigos se les conoce en los peores momentos ¿No? Pues tenía el presentimiento de que esta misión podría tornarse a algo peor.

    Salimos para inmediatamente ser recibidos por el frío asolador de la mañana, el sol estaba parcialmente cubierto por las nubes, y el horizonte era limitado por una sutil pero perceptible neblina, la cual por suerte no nos restringía la visión. Las cálidas voces y el ambiente hogareño desaparecían a cada paso que daban nuestras botas al impactar contra la nieve, era curioso, el ambiente era silencioso, lo único que nuestros oídos podían percibir, con excepción de nuestros propios pasos y nuestra respiración, era el sonido de la corriente de aire, desplazándose entre los arboles y los múltiples Pokémon salvajes del lugar, la escena era algo misteriosa e intrigante, pero lograba transmitirme mucha paz; tanto Cayden cómo yo éramos de Gérie, una región fría de por sí, así que estábamos algo acostumbrados a lidiar con estas temperaturas, pero aun así, estaba agradecido de traer conmigo la chaqueta que me había regalado el Pelo de Fuego, así cómo mis guantes negros de lana y bufanda marrón al rededor de mi cuello, que cubría desde mi boca hasta mi nariz.

    Tras avanzar un poco por el sendero, alcancé a Liza en la delantera, pues ella era quien tenía el mapa, ambos lo mirábamos con constante duda, tratando de descifrar que se suponía que debíamos hacer, evidentemente ninguno de los dos lo confesaba, pero se podía ver en nuestras miradas, no teníamos ni la más mínima idea de como leer un mapa.

    La castaña y yo hacíamos un gran esfuerzo, ya no por tratar de leer el mapa, sino para que pareciera que sabíamos leer el mapa, cómo si tuviéramos fe en que el mapa se fuese a convertir mágicamente en un GPS que nos indicara cuando debíamos doblar a la derecha.

    Por su parte, tanto Mimi y Cayden se habían quedado un poco más atrás, puesto que ellos habían atravesado el mismo camino la noche anterior, así que no necesitaban de ningún mapa, no es que lo pudiéramos usar correctamente de todas formas, de vez en cuando, tanto la castaña cómo yo despegábamos nuestros ojos del mapa sólo para mirar hacia tras de reojo, cerciorándonos de que los chicos siguieran ahí, no hacíamos demasiado contacto visual, en cuanto comprobábamos que aún nos seguían, regresábamos nuestra mirada al mapa, llegaba a preocuparme un poco el pensar que mientras no mirábamos Cay y Mimi podían llegar a matarse a miradas si los descuidábamos.

    Tras seguir avanzando, nos encontramos con una desviación en el camino, si bien Liza y yo nos detuvimos un segundo a contemplar las flechas, toda nuestra atención se centró en la flecha que marcaba un camino inexistente, no lograba entender si es que había antes un camino en esa dirección, o simplemente estaba mal colocada esa flecha.

    Fuese como fuese, los cuatro continuamos nuestro recorrido, y avanzamos hasta encontrarnos con las yurtas y lo que quedaba de la tribu de las que nos habían hablado los chicos la noche anterior, todo cubierto bajo una fina capa de nieve que camuflajeaba el lugar con su entorno. Era raro, el lugar parecía intacto, cómo si no hubiese sufrido ni los más mínimos daños por la ventisca, todo seguía en su lugar, pero no había ni un alma en los alrededores, completamente vacío. Se me hubieran dicho que esto era en realidad los resto de una antigua aldea que se había alojado en el bosque hacía cientos de años, lo hubiera creído, hubiera tenido sentido ver el lugar así, desprovisto de vida; pero no cuadraba, según Cay y Mimi, este lugar tan sólo la noche anterior estaba lleno de vida, niños corriendo por todos lados y los adultos conversando, sentados junto a una hoguera, y ahora ni siquiera pareciese que hubiera pisadas recientes en el lugar. Algo estaba mal.

    La castaña nos indicó que el lago ya se encontraba cerca del lugar, pero nos cuestionó si queríamos seguir avanzando o si preferíamos inspeccionar el lugar un poco. Antes de que pudiéramos decir nada, la rubia se lanzó a revisar el lugar, no sin antes murmurar algo que no pude escuchar con claridad, pero se podía percibir en ese tono que estaba preocupada.

    — Tal vez debamos inspeccionar un poco; si algo le ocurrió a la tribu, es prudente averiguarlo.— Solté en un tono un poco preocupado, mientras también me acercaba al lugar en búsqueda de algo que nos indicara que había ocurrido.

    — ¿Qué rayos pasó aquí...?— Musité, mientras despegaba por un instante la bufanda de mi rostro y rebuscaba por todo el lugar, algo de leña recientemente quemada, unas huellas, algo de ropa, un juguete, algo maldita sea.

    Aquí viene Aleck ciego sacando un 1 en los dados
     
    Rider ha tirado dados de 20 caras para Buscar pista Total: 4 $dice
    • Adorable Adorable x 2
    • Fangirl Fangirl x 2
  3.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,030
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cayden Dunn

    Que me dieran un tiro a la cabeza de una vez mejor, parecía ya una broma de mal gusto que precisamente el grupo de personas que parecía capaz de darse de hostias en cualquier momento terminara juntándose para una de las tareas a cumplir. Podía haberme negado pero si había algo que era, bueno, era un tozudo de mierda y dicho ya estaba que no pretendía dejar a Aleck andar tan pancho fuera de la cabaña, si podía acompañarlo era lo menos que podía hacer.

    —No debes seguir flechas si el camino no está claro, mucho menos en la nieve —comenté un poco al aire en respuesta al señalamiento de Liza. Recordaba que me lo había dicho mi madre en algún momento en que la nieve en Sereno había sido particularmente pesada, ocultaba las huellas y te perdías como imbécil.

    Observé a los pokémon que andaban por ahí, como si nada de lo que habíamos vivido ayer hubiese ocurrido y suspiré con cierta pesadez, Mimi y yo íbamos unos pasos por detrás de los dos castaños y obviamente guardé silencio, porque en sí no me interesaba hacer nada más. Mis paredes avanzaban, intactas, junto a las suyas.

    El campamento de la tribu estaba intacto pero no había nadie, ni el niño jugando ni el viejo malhumorado que debía ser una upgrade de mi propia personalidad o algo así. Absolutamente nada que indicara que había personas y eso era, por demás, preocupante. La voz de Mimi me hizo saber que ella estaba en la misma sintonía y hundí las manos en los bolsillos de la chaqueta con cierta cuota de fuerza añadida.

    Me acuclillé cerca de una de las yurtas, para observar alguna huella o lo que fuese.

    —Deberíamos seguir hacia el lago, podrían estar cerca —comenté desde mi posición, aunque la bufanda que me rodeaba el cuello amortiguó algo mi voz.


    perdón gente no estoy en casa y ando respondiendo más que todo los roles centrales

    Pero mira ese dado chale
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para cay venga usa tu five Total: 19 $dice
    • Ganador Ganador x 3
  4.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    La respuesta de todos ellos fue unánime: no podían dejar aquel misterio sin resolver. No cuando involucraba otras personas, y un peligro latente acechaba la zona en la que se encontraban. Liza pareció satisfecha y comenzó a internarse en el campamento de yurtas, alejándose del resto para abarcar más terreno.

    El silencio en el lugar era opresivo, y les dejaba una inquietante sensación de desasosiego incrustada en el pecho. No había forma en la que una tribu entera desapareciese en esas condiciones, dejándolo todo atrás. Aleck caminó unos metros, observando el estado del lugar. La madera inservible de una hoguera desgastada, juguetes abandonados, semienterrados en la fría nieve. Sus botas pisaron algo duro, y al desenterrar el objeto encontró varios platos de cerámica.

    Los restos de una cena que nunca terminó.

    Mimi se agachó, allá donde una de las yurtas parecía algo dañada. Varios arañazos habían rasgado la tela, como si hubiera sido atacada por algo o alguien. El patrón se repetía en casi todas ellas. Eran arañazos pequeños, pero estaban allí. Liza, al otro lado del campamento, pudo notar lo mismo.

    —Es casi como si hubieran sido atacados. Pero es un daño muy pequeño en comparación —señaló, irguiéndose mientras limpiaba su pantalón—. ¿Las personas que acamparon aquí tenían pokémon consigo?

    Mientras la castaña cuestionaba aquello, Cayden notó un movimiento leve, sutil, provenir de una de las yurtas más lejanas. Había tenido bastante suerte de fijarse en el momento justo, porque de otra forma habría sido difícil de notar. El movimiento se repitió un par de veces, de manera rítmica, mientras avanzaba lentamente hacia la zona. Notó una pequeña garra gris rasgar la tela en una esquina, casi del mismo tamaño que el resto de roturas. Sus botas rozaron restos de ramas, partiéndolas de un golpe seco, y el sonido alertó a la criatura.

    Dio un salto desde dentro, llevándose la tela por delante y arrancándola de su sostén, y comenzó a corretear entre las yurtas de manera errática, sin poder ver por dónde iba. Gruñía y jadeaba; restos de sangre, pequeñas gotas carmesí tiñeron la nieve a su paso.

    ¿Q-Qué demonios era eso? Sea lo que fuera parecía herido. ¡Debían detenerle cuanto antes!

    ¡Ahí va el primer minijuego! Tenéis a una criatura amenazando con llevarse todo a su paso en mitad de su frenesí; debéis sacarlo de ahí y rodearlo para poder detenerle con éxito.

    Necesitamos dos desviadores y dos receptores, es un juego por parejas.

    Los desviadores empezarán y deberán hacer una lista con lo siguiente:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)


    Los receptores pondrán esta otra lista:

    • Logras atrapar al pokémon y le quitas la tela de encima. Fin del juego. (+4)
    • Capturas al pokémon, le quitas la tela y huye de nuevo. ¡Oh, venga ya! (+3)
    • No logras atraparlo y la manta andante sigue de vuelta a las yurtas. ¡Noo! (+2)
    • Te tumba al suelo y se burla de ti (+1)

    Empieza lanzando lista un desviador. Si le salen 4 o 3 puntos, automáticamente su pareja debe lanzar lista, porque el pokémon está yendo hacia él o ella. Si su pareja logra un 4, el juego se acaba. Si consigue un 3, se inicia una segunda y última ronda, ahora sabiendo qué pokémon es.

    Sin embargo, si el primer jugador no consigue llevar al poke hacia su pareja, sino que le engaña y va por otro lado, es el turno de la segunda pareja de entrar en acción. Se van cambiando cada vez que falle el otro equipo o inicie una segunda ronda.

    Cualquier duda, me decís <3 Esto puede salir o muy bien o muy mal *va a por palomitas*

    Pareja 1
    Desviador: ?
    Receptor: ?

    Pareja 2
    Desviador: ?
    Receptor: ?
     
    • Fangirl Fangirl x 4
  5.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,330
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aleck Graham [Desviador]

    Al final, todos decidimos incorporarnos al campamento de la tribu para inspeccionar un poco más, en búsqueda de cualquier indicio sobre lo que había ocurrido. Los cuatro nos separamos para tratar de abarcar más terreno. Mientras deambulaba por la zona, contemplé un par de juguetes casi totalmente enterrados por la nieve a la par de algo de madera gastada; pero por desgracia eso no aportaba mucho, lo único que esas cosas me indicaban era que no habían guardado esas cosas antes de que dejaran el campamento.

    Tras seguir avanzando por el lugar, me alejé un poco más del grupo, buscando averiguar si había pistas en la zona exterior de la tribu, pero me detuve súbitamente al sentir como había pisado algo anormalmente duro debajo de la nieve. Primero removí algo de la nieve con mi misma bota, tratando de discernir que era, antes de sujetarlo en mis manos; se trataba de unos platos de cerámica, algunos se encontraban rotos, y junto a ellos, había algunos restos de carne y vegetales sin terminar. ¡Eso sí era una pista más útil! Aunque a la vez, más preocupante.

    — Sea lo que sea que les haya pasado, les ocurrió durante la cena.— Tomé uno de los trozos del plato de cerámica, procurando no rasgar mis guantes y cortarme, así cómo algunos de los restos de comida para mostrárselos a los chicos en la distancia.

    Las chicas también parecían tener suerte encontrando pistas, cada una estaba revisando una de las yurtas, parecía que todas tenían marcas de garras pequeñas, repetidas de manera metódica; pero era ilógico, lo que había estado rasguñando las yurtas era demasiado pequeño cómo para espantar a un grupo de adultos rudimentarios, aun si habían sido varios atacantes, no cuadraba que la tribu no hubiera podido encargarse de algo tan pequeño.

    La castaña mencionó lo mismo que había pensado, el daño era minúsculo cómo para ser el responsable de la desaparición de la tribu, y por desgracia, eso sólo abría más incógnitas. Pero antes de que alguien pudiese decir algo más, Cay mencionó que quizás deberíamos seguir hacia el lago, esperando que la tribu estuviese por allí, pero todos notamos cómo el pelirrojo después de pronunciar aquello se había quedado fijamente observando en dirección a una de las yurtas. ¿Estaba viendo algo?

    — ¿Sucede algo Fueguin?— Cuestioné al chico, al ver que no despegaba la mirada de aquel lugar, el pelirrojo trató de retroceder, pero en su intento, piso unas cuantas ramas secas que alertaron a algo dentro de aquella yurta, una garra gris rasgó parte del interior y saltó del lugar, llevándose la tela consigo encima, parecía que era un Pokémon quizás, bastante desorientado. En un principio me alarmé por la repentina aparición de la criatura, pues nos había encontrado con la guardia baja, pero rápidamente noté que haya por donde iba la criatura dejaba un pequeño rastro de sangre.

    ¿Era sangre de alguno de los miembros de la tribu? Imposible, de ser así, el resto del campamento debería estar teñido de rojo, fue entonces cuando todos entendimos; fuese lo que fuese esa cosa, estaba herida. Mi instinto protector se activó al percatarme de aquello, teníamos que ayudar a esa cosa antes de que se lastimara más.

    — ¡Liza, trataré de acorralarlo! ¡Tú intenta sujetarlo para que deje de moverse! — Le grité a la chica desde mi posición, para después comenzar a correr y tratar de bloquearle el camino a la criatura. No era muy prudente pedirle a alguien que tratara de sujetar a una criatura herida, confundida y con garras, pero no teníamos mucho tiempo para pensar, además Liza era una entrenadora experimentada, sólo teníamos que rogar porqué la criatura cambiase de dirección y pudiéramos detenerla.

    Let's go Brownies! uwú
    Let's go Traga-Nieves (???
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    Ha salido: El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)

    Última edición: 3 Abril 2021
    • Adorable Adorable x 2
    • Fangirl Fangirl x 2
  6. Threadmarks: Evento: El monte Frioeterno
     
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Evento: El Monte Frioeterno


    Emily fue la última holder en abandonar la cabaña. El día, a pesar de su clima inhóspito y el manto lívido que cubría el cielo, le permitía contemplar un paisaje bastante poco usual en sus travesías como entrenadora. La paz, tan efímera para ella, se respiraba en su paseo por los alrededores del bosque, acompañada únicamente por el sonido de sus botas crujiendo sobre la nieve. Los pokémon se asomaban entre los árboles, curiosos ante su llegada, cuando esta se acercaba a los lindes del bosque. Quizás pudiese aprovechar para disfrutar del panorama y, con un poco de buena suerte, encontraría a Yukio en menos de lo que cantaba un Dodrio.

    Fue así como llegó a la misma intersección. Parecía ser el punto en el que convergían los visitantes del bosque; de alguna forma todos acababan terminando allí. Sin embargo, cuando ella llegó, al contrario que con los otros grupos, tuvo un camino más a su disposición. La flecha, si bien borrada, marcaba un sendero que se abría entre los árboles desnudos y arbustos. No comprendió bien por qué, pero juraría haber escuchado una voz llamarla. Algo, al fondo de aquel camino, deseaba que le siguiese.

    Y ella, por algún motivo, quería hacerlo.

    Fue una especie de trance. Duró apenas unos segundos, pero las voces de otras personas le hicieron regresar a tierra justo cuando se encontraba en el inicio del camino. Era un grupo de chicos, de más o menos su edad, que parecían haber salido a explorar. Aún estaban algo lejos, pero iban hacia su misma dirección.

    —¿De verdad creéis que estará por aquí? Esa cosa es demasiado rápida para nosotros.

    —Esté o no, deberíamos traerla de vuelta. Naga es nuestra guardiana, después de todo.

    —Pues vaya trabajo de mierda, huyendo a la primera de cambio, ¿huh?

    Vaya, ¿ellos también habían perdido un pokémon? ¿Debería acercarse, o seguir avanzando sola?
     
    • Fangirl Fangirl x 3
  7.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
    Miembro desde:
    25 Mayo 2013
    Mensajes:
    5,616
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Mimi Honda

    Me incliné a uno de los lados de la yurta. La tela estaba rasgada, rota, casi a ras de suelo. Eran arañazos pequeños, apenas discernibles si no me fijaba lo suficiente, pero estaban ahí. El corazón me dio un vuelco repentino en el pecho y abrí los ojos en su máximo por el impacto. ¿Arañazos? Eso... solo demostraba que tal vez mi presentimiento de mierda no había sido tan errado después de todo.

    La luna azul volvía locos a los Pokémon de tipo hielo.

    Pero... algo tan pequeño no podría haber sido el agresor. ¿Toda una tribu experimentada huyendo de algo del tamaño de un Sneasel? Lo dudaba tanto. Aunque las conclusiones parecían claras y todos llegamos pronto a la misma teoría.

    La tribu había sido atacada durante la noche. Los platos de cerámica semi-enterrados en la nieve que encontró Aleck evidenciaban que había ocurrido alrededor de la hora de la cena, aún había comida tiraba por el suelo. Además, los restos de leña de la hoguera estaban fríos y secos. Fui lo suficientemente concienzuda para acuclillarme a su lado y revisarlos sobre la tela de mi guante.

    Ni siquiera estaban tibios.

    Maldita sea. Mientras nosotros estábamos tan tranquilos en la cabaña la tribu había sido atacada por algo... y no habíamos podido hacer nada. Los niños, aquella mujer enferma, la joven que nos ofreció té durante nuestra visita. No quedaba nadie. Apreté el puño en un ademán por controlar la tensión y la rabia que sentía y me puse en pie.

    En ese instante... el ruido de ramas secas partiéndose me puso en alerta y al dirigir mi mirada hacia la fuente del sonido me encontré con una imagen... difícil de definir. Algo había saltado desde el interior de una de las yurtas arrancando la tela de la misma y llevándosela consigo.

    —¿¡Huh!?—solté.

    Era... ¿podía ser el causante de los arañazos en las yurtas? ¿Esa cosa? Era claramente un Pokémon pero era muy difícil saber cuál en esas circunstancias. Solo parecía uno de esos disfraces cutres de Halloween. Se movía de forma errática, a ciegas, desbocado.

    Gotas de sangre mancharon el pulcro blanco de la nieve a sus pies. Aunque en un instante se me pasó por la cabeza que pudiese ser ajena, la continuidad y su procedencia me hicieron entender que no se trataba de eso. La sangre era suya. Aquella criatura, fuera lo que demonios fuese, estaba herida. Y mi estúpido altruismo no me permitiría mantenerme al margen.

    Aleck se interpuso frente a él buscando detenerle pero este giró en su camino, burlón, avanzando a ciegas hacia donde nos encontrábamos Cayden y yo. Me moví deprisa y traté de desviar su camino en la dirección opuesta.

    —¡Cayden, date prisa y atrápalo!—le dije al entrenador de Gérie—. ¡Hay que detenerlo como sea!

    Mierda. ¿No era horrible que no pudiésemos sacar a nuestros equipos en el exterior?
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    Ha salido: La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
  8.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,330
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aleck Graham

    La criatura pese a estar cegada, parecía conservar sus reflejos e instintos intactos, pues logro evadir mi bloqueo haciendo una finta hacía la derecha, incluso resbalé un poco al tratar de alcanzarlo, pero por suerte no caí del todo al suelo, lo cual era un alivio, pues aun había unos cuantos fragmentos de cerámica rota por el lugar.

    Tras aquel escape del bicho, corrió en dirección a donde se encontraban Cay y Mimi, aun con la tela sobre la criatura. Mimi intentó interponerse en su camino para que el Pokémon misterioso corriese en dirección al pelirrojo, dándole la indicación de que se preparara para detenerlo, pero una vez más la criatura hacía gala de sus reflejos y astucia, pues en vez de esta ocasión tratar de burlar a la rubia, este tomó carrerilla y la derribó de una embestida para quitarla del camino. El golpe no era algo exageradamente fuerte, pero la caída había parecido algo aparatosa.

    — ¡Mimi! — Corría hacia donde se encontraba la rubia. — ¿Te encuentras bien? — Cuestioné a la rubia, mientras colocaba una rodilla en la nieve, para inspeccionar rápidamente a la chica con la mirada, asegurándome de que se encontraba bien, pero además de unas pocas manchas de sangre del Pokémon en la ropa de Mimi, parecía que en efecto, la chica estaba bien.

    Le extendí mi mano a la rubia para ayudarla a ponerse de pie, mientras le dedicaba una leve sonrisa, aunque podía ver en el gesto de la chica que no estaba precisamente de buen ánimo por aquel atropello, pero al menos puede ayudarla a levantarse sin mayores contratiempos.

    Sacudí suavemente la nieve de mi rodilla, mientras veía que aquel Pokémon seguía dando vueltas sin control por el lugar. Tanto White cómo yo ahora estábamos más cerca de la criatura, así que valía la pena volver a intentarlo, después de todo, ya no sólo se estaba lastimando a sí mismo, ahora este Pokémon podía lastimar a otros.

    — ¡Muy bien, Liz, tratemos de nuevo! — Grité a la rubia, mientras ella asentía con la cabeza, nuevamente traté de ponerme enfrente del Pokémon, para forzarlo a girar en dirección a donde se encontraba la castaña.

    AH SHIT HERE WE GO AGAIN
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    Ha salido: El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)

    Última edición: 3 Abril 2021
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
  9.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
    Miembro desde:
    25 Mayo 2013
    Mensajes:
    5,616
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Mimi Honda

    No tuvo caso.

    Traté de detenerlo pero no sirvió en lo absoluto. Haciendo gala de una velocidad envidiable, aquella cosa tomó impulso y saltó pasándome por encima y derribándome al suelo en el acto.

    —¡Ugh!—exclamé al apretar los dientes, más molesta que dolida por el impacto. Había caído de espaldas y aunque la nieve había amortiguado el golpe, mi trasero lo lamentó. Y mi ridícula resistencia al frío también.

    El suelo estaba helado y la nieve húmeda me manchó los pantalones y parte del anorak. Fuera de sí, la criatura siguió corriendo en dirección a las yurtas. Apreté las manos enguantadas contra la nieve de tal forma que crujió entre mis dedos y el frío se coló a través de la lana de los guantes. No era una persona especialmente paciente ni buena controlando mis emociones. Cuando estas eran muy fuertes simplemente se desbordaban como la espuma del agua hirviendo en una olla a presión. Avergonzada, irritada y sintiéndome ciertamente humillada a pesar de que solo trataba de ayudar, permanecí en el suelo, ensombrecida, con los dientes apretados por la rabia.

    Entonces... una sombra me tapó la luz del sol. Y escuché aquella voz suave, amable, que tanto empezaba a reconocer. Aleck. La amabilidad siempre era tan peligrosa. En un principio me encogí sobre mí misma rehusándome a aceptar o su ayuda o su preocupación. Pero finalmente, por algún motivo que no alcancé a comprender solo alcé mi mano y tomé la suya usando el impulso para poder incorporarme.

    Mis murallas retrocedieron un tanto y le permitieron dar un paso dentro. No era la primera vez que me ayudaba. La noche anterior, cuando regresé al borde de la hipotermia a la cabaña, me había ofrecido una taza de té. Eran cosas pequeñas, nimiedades... pero eran la clase de tonterías capaces de crear fisuras en mis muros.

    —... Estoy bien—repliqué sacudiendo la nieve de mis pantalones. Me irritaba que estuviesen húmedos pero lo peor era que el frío sobre mi piel no era buena señal. Mi resistencia a las bajas temperaturas era ridícula. Me quité uno de los guantes y comprobé que mis manos estaban pálidas y heladas. Cierta condescendencia se coló en mi voz—. Ha sido una caída de nada. Sobreviviré.

    Puse mis manos en sus hombros y lo hice girar sobre sí mismo con resolución.

    >>No hay tiempo para esto—proseguí, obstinada, porque aunque quería, aunque algo me lo decía, era incapaz de darle las gracias. Oculté el ligero rubor tras su espalda agradeciendo el hecho de que no podía verme desde allí—. Deprisa, ve por él.

    Sin embargo... volvió a huir. O éramos unos inútiles o aquella cosa se estaba riendo de lo lindo en nuestras caras. Tal vez era un poco de ambas. Corría de aquí para allá como una suerte de pelota en un partido de ping pong.

    Me estaba empezando a tocar los ovarios.

    —¿Pero qué mierda te pasa, idiota?—le espeté tratando nuevamente de cortarle el paso— ¡Solo tratamos de ayudarte! ¡Detente de una vez!
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    Ha salido: Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)

    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
  10.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,030
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cayden Dunn

    Con el comentario de Liza pensé en el tema de luna azul, el efecto sobre los pokémon tipo hielo y también que realmente no sabíamos si todos en la tribu podían usar a sus pokémon, si era necesaria una de aquellas piedras que el hombre me había entregado. Fue la única manera en que Dante y yo habíamos podido liberar a ambos Arcanine.

    Estaba en eso cuando lo noté, fue un movimiento tan sutil que primero pensé que era solo idea mía, pero se repitió con cierto ritmo y me hizo permanecer atento, incluso me abstuve de responderle a Aleck, pero cuando me incorporé y di un paso rompí algunas ramas que alertaron a la criatura de mi presencia, saltó y se llevó algo en banda antes de empezar a correr desaforado al no poder ver.

    Aleck y Liza se pusieron en marcha, no tuvieron demasiado éxito, de forma que fue Mimi la que los relevó. Atendí a su llamado sin siquiera pensarlo, listo para recibir a la criatura si giraba en mi dirección, pero se la llevó por delante y siguió su frenesí.

    —Mierda —mascullé y giré el rostro en dirección de la chica, podíamos parecer a punto de darnos de hostias, pero un chispazo de genuina preocupación debió cruzarme por los ojos—. ¡¿Estás bien?!

    No tuve que acercarme al menos, Aleck se me adelantó y ella, para variar, se permitió algo de apertura. Los dejé porque tampoco pensaba abrumarla, además el bicho loco seguía corriendo. Cuando volvieron a intentar frenarlo el castaño no tuvo demasiado éxito, pero Mimi sí y empezó a correr en mi dirección.

    Que me lleva por delante, joder.

    Me preparé para recibirlo de todas maneras, así me costara irme al suelo o llevarme varios rasguños.


    aaaaa
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Logras atrapar al pokémon y le quitas la tela de encima. Fin del juego.
    • Capturas al pokémon, le quitas la tela y huye de nuevo. ¡Oh, venga ya!
    • No logras atraparlo y la manta andante sigue de vuelta a las yurtas. ¡Noo!
    • Te tumba al suelo y se burla de ti.

    Ha salido: Capturas al pokémon, le quitas la tela y huye de nuevo. ¡Oh, venga ya!

    • Ganador Ganador x 3
    • Gracioso Gracioso x 1
  11.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    El trabajo en equipo de los chicos, si bien algo caótico al principio, logró mermar la velocidad de la criatura lo suficiente como para redirigirla hacia otra persona y tratar de atraparla sin caer en el intento. Gracias a la insistencia de Mimi, Cayden consiguió sujetar la bola de pelo que se ocultaba bajo la tela, rasgando desesperada por salir de su prisión y manchando en el proceso la tela de más sangre.

    Con cuidado, el chico apartó la tela raída de su cuerpo. El pelaje grisáceo, los colmillos blancos y dos ojos rojos y desconfiados le recibieron, gruñendo a duras penas. Era un pequeño Poochyena, una cría. Parecía asustado, y su respuesta era ponerse a la defensiva para garantizar su supervivencia. Una de sus zarpas había sido dañada, sus uñas ligeramente torcidas por alguna mala caída, y borboteaban sangre con cada zarpazo. Desde luego su frenética carrera solo parecía empeorar la herida.

    Cayden notó, sin embargo, que llevaba un collar en el cuello. Y en él, dentro de un pequeño compartimento, descansaba una especie de papel envuelto. El pokémon pareció tensarse entonces lo suficiente como para deshacerse de su agarre, y echó a correr de nuevo entre las yurtas.

    —¡Aleck! —exclamó la castaña, mano en el pecho—. Se va a abrir aún más la herida a este paso, ¡intenta dirigirlo hacia mí!
     
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
  12.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,330
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aleck Graham

    Había sido una escena...extraña, agradablemente extraña. En cuanto había ayudado a la rubia a ponerse en pie, esta sencillamente se sacudió la nieve de encima, confirmando que al menos se encontraba bien, incluso pude sentir un tono un tanto condescendiente en su voz, aunque debía creerle, paras los chicos de Galeia, una simple caída en la nieve no era nada en comparación a todas las aventuras que habían vivido. Solté una pequeña risa nasal ante sus palabras, a la par de una sonrisa aliviada, parecía que nada era capaz de derribar el orgullo de Mimi ¿Eh?

    Esa sonrisa se disipó un poco cuando noté que la chica se había retirado uno de sus guantes, sólo para ver cómo su mano se encontraba pálida por el frío. No pude ni siquiera ofrecerle mis guantes a la chica cuando ella ya había colocado sus manos sobre mis hombros, haciéndome dar media vuelta, con un par de empujones suaves me hizo retomar el camino, indicando que aun debíamos seguir tras aquella criatura. Traté de mirarla a los ojos antes de seguir avanzando, pero por la posición en la que estaba no pude hacerlo.

    Aun así, seguí sonriendo, porqué lo podía sentir en el tacto de la rubia sobre mi chaqueta, y en la mirada de preocupación que había visto en Cay sobre Mimi.

    Sólo hay que tener paciencia.

    Aun sin importar cuantas cosas pasaran, esa era una idea que jamás podrían quitarme de la cabeza: Este mundo necesita menos muros y más abrazos. Aunque me hacía preguntarme, si de verdad para ellos la amabilidad era algo tan extraño de ver en estos días.

    La rubia me dio un ultimo empujón, que me ayudó a tomar carrera y recuperar mi posición. Cuando me encontré nuevamente colocado, le dediqué una ultima sonrisa a Mimi, a la par de un pulgar arriba lleno de decisión, así cómo mire por unos instantes a Cay, quien parecía que esta vez tenía acorralada la criatura.

    — ¡Vamos Fueguin, ya lo tienes, tú puedes! — Le grité con animo al pelirrojo, en un vago intento por apoyarlo desde la distancia ¡Pero había dado resultado! ¡Cay lo había atrapado! El chico sujetó al Pokémon cómo pudo, pues aun estaba luchando para zafarse del agarre a base de pataleos, arañazos y gruñidos, cuando por fin pudo quitarle la tela de encima, pudimos contemplar que se trataba de un pequeño Poochyena, era tan solo un cachorro, asustado y confundido, parecía que era una de sus patitas delanteras la que se encontraba lastimada, dejando el rastro de sangre allá a donde iba.

    Pero ya lo teníamos ¿No? Ya no habría más problemas. Cayden se quedó unos pocos instantes mirando en el cuello del cachorro, parecía que tenía ¿Un collar? Para cuando el Poochyena se dio cuenta de ese ligero margen de distracción, saltó de los brazos del chico y continuó corriendo por el lugar.

    — ¡Detente! ¡Vas a lastimar más tu patita! — Le grité al cachorro, aunque un poco en vano. Entonces, escuché la voz de alguien llamándome, era Liza, quien estaba lista para volver a intentar detener al Poochyena antes de que se abriera más la herida. —¡Entendido! ¡Prepárate! —Le contesté a la castaña mientras asentía con decisión. ¡Esta vez no me iba a evadir!

    Y me volvió a evadir...

    Wey, o quédate quieto o túmbame a la nieve, o algo PERO DEJA DE IGNORARME POR FAVOR POOCHYENA AAAAA
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    Ha salido: El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)

    Última edición: 4 Abril 2021
    • Adorable Adorable x 3
    • Fangirl Fangirl x 1
  13.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    15,863
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora

    Emily Hodges

    Lo cierto era que, a pesar del frío, el paisaje era realmente precioso y hacía que mereciese completamente la pena aguantar el frescor. Y aunque nunca fuese a decirlo en voz alta, lo cierto era que también agradecía haber acabado yendo sola en busca de Yukio. Quería mucho a todos los holders, ¡incluso a los de Gérie les tenía aprecio! Pero si tenía que ser sincera, a veces eran todos como unos niños pequeños demasiado revoltosos, y se agradecía la tranquilidad de vez en cuando.

    Sin dejar de mirar a los alrededores, al bosque y los pokémon que iban apareciendo ante mi presencia, acabé por alcanzar lo que parecía un cruce. Había flechas señalando varios caminos, aunque a decir verdad, hubo uno que llamó especialmente mi atención. Señalaba hacia un camino al interior del bosque, y fue un poco raro, pero juraría que sentí un voz llamándome. ¿Habría alguien ahí...?

    No pude darle más vueltas al asunto, una voces no muy lejanas me hicieron salir de mis pensamientos y me giré para mirar mejor, descubriendo que se trataba de un grupo de unos chicos de más o menos mi edad. Logré captar parte de su conversación e imaginé que Yukio no había sido el único en escapar de la cabaña. ¿No era un poco raro eso? Sea como fuere, decidí acercarme al grupo con una ligera sonrisa.

    —Buenos días. ¿Vosotros también estáis buscando a vuestro pokémon guardián?
     
    • Adorable Adorable x 3
  14.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
    Miembro desde:
    25 Mayo 2013
    Mensajes:
    5,616
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Mimi Honda

    Gracias a Arceus logré desviar el camino de la sábana andante. El Pokémon soltó un gruñido y desvió su ruta, girando en redondo para correr en dirección a Cayden. El entrenador logró atraparlo y quitarle la sábana y descubrí con sorpresa que se trataba de un pequeño Poochyena. Una cría a juzgar por su tamaño. La sangre procedía de la herida en una de sus patas pues parecía haber torcido sus garras en una caída. El corazón se me apretó en el pecho. Maldita sea... no era una herida grave pero era aparatosa. Y la sangre que derramaba sobre la nieve solo aumentaba aquella imagen. Al menos, parecía que ya lo teníamos... o no. Era demasiado pronto para cantar victoria. Entre gruñidos y gañidos, el Pokémon logró zafarse del agarre de Cayden y volvió a salir corriendo entre las yurtas.

    Tsk.

    Volvió a burlar a Aleck y corrió en mi dirección. Si seguía corriendo como un maldito loco solo iba a lastimarse aún más. Su sangre seguía manchando la nieve con cada paso. Y además, tenía un collar... del que sobresalía una especie de papel. ¿Una nota? ¿Quizás aquel Poochyena había salido en busca de ayuda? ¿Tal vez aquel papel era una nota de auxilio? Eso implicaría que ayudarle a él no era nuestra única prioridad ahora. La tribu desaparecida, el Poochyena, y...

    —¡Cayden, asegúrate de sujetarlo bien esta vez!—le dije al entrenador de Gérie desde la distancia y aunque podía parecerlo, no sonó como una advertencia ni una amenaza. Hubo urgencia en mi tono pero no brusquedad. Nuevamente traté de detener su desbordada huida extendiendo los brazos a ambos lados de mi cuerpo. Probablemente me pasara por encima de nuevo, pero estaba lista para afrontar lo que fuese—. ¡Ya basta, Poochyena! ¡Vas a dañarte más si no te detienes!

    Desde el móvil es súper complicado copiar la lista so... voy a tirar un dado de cuatro caras. El número que salga, se corresponde con el número de la lista (?)

    YAMETE KUDASAI
     
    Yugen ha tirado dados de 4 caras para Total: 2 $dice
    Última edición: 5 Abril 2021
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
  15.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,330
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aleck Graham

    Esto se había convertido en un mal chiste, una escena digna de risas, si no fuésemos nosotros los protagonistas, claro. Mientras la cría de Poochyena corría por las yurtas los seguí por un buen rato, pero no hubo éxito, no importaba por donde quisiera intentarlo, él siempre lograba fintar hacía la dirección contraria, no podíamos interceptarlo, incluso llegué a dudar si nos temía o sólo estaba jugando con nosotros a este punto, pero le había fallado a la castaña, no había logrado desviar al cachorro en su dirección.

    — Maldición — Jadeé, mientras colocaba mis manos en mis rodillas, tratando de recuperar algo de aliento. — ,para ser un cachorro y estar herido es bastante escurridizo ¿Eh? —Observé cómo Mimi intentó nuevamente redirigir al pequeñín en dirección al pelirrojo, pero no había manera, el Poochyena nos estaba esquivando a la rubia y a mí cómo todo un campeón de agilidad, conforme más pasos daba, la nieve se teñía más y más de un tono carmesí, era algo preocupante, no era una herida de muerte, pero estaba claro que si no lo deteníamos y lo atendíamos podría empeorar.

    Todos le dedicamos gritos desesperados al pobre cachorro tras que esquivara a Mimi nuevamente, pero evidentemente este no escuchaba razones. — ¡Preparada Liza, voy a intentarlo de nuevo! — Le grité a la castaña, al notar que el Poochyena venía hacía mí a toda velocidad, tenía que intentar detener, teníamos que seguir intentando, no podíamos dejar al pobre así.
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)
    • Consigues detenerle pero coge carrerilla hacia donde está tu compañero. ¡Cuidado, que va! (+3)
    • El pokémon te engaña y va en la dirección contraria (+2)
    • La criatura te tira al suelo y sigue su camino (+1)

    Ha salido: Bloqueas el camino para que tu enemigo vaya hacia tu compañero algo más lento (+4)

    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1
    • Adorable Adorable x 1
  16.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Liza White

    Toda aquella frenética persecución mantuvo los músculos de mi cuerpo en constante tensión. El pokémon desconocido que se ocultaba bajo la yurta había resultado ser un Poochyena, una cría, pero a juzgar por su collar no parecía ser salvaje. Era tal el terror y el dolor que debía estar sintiendo que su única respuesta, visceral y brusca, era la propia huida.

    Observé todo desde lejos, conteniendo el aliento. Desde que Cayden lo encontró hasta que logró quitarle la tela de encima, el pokémon jamás pasó por mi lado. Entreabrí los labios cuando la velocidad del pequeño fue tal que logró llevarse a Honda por delante. El impacto contra el suelo hizo que moviese los pies inconscientemente hacia allí.

    "¡Mim...!"

    Pero nada salió de mis labios. Ni siquiera fue necesario: Aleck fue raudo en su búsqueda. Exhalé, desviando la vista hacia otro lado, sintiéndome repentinamente culpable. Me pregunté si mi orgullo sería tan asqueroso como para abandonarla a su suerte si resultaba herida. No quise saber la respuesta.

    El Poochyena seguía evadiendo con una agilidad envidiable a sus persecutores pero no les saqué el ojo de encima, por más inútil que me sintiera en ese instante. Cuando la voz de Aleck volvió a llamarme volví el cuerpo hacia él. El corazón me dio un vuelco al ver que, en aquella ocasión, se dirigía directamente hacia mí. Incliné ligeramente las piernas, separándolas entre sí, y aguardé el momento justo. Aún si debía llevarme por delante, necesitaba detenerlo.

    Por favor, ya basta.

    Fue en un abrir y cerrar de ojos: el cachorro trató de girar en el último segundo, pero logré agacharme y sostenerlo con ambos brazos, aprisionándolo contra mi cuerpo. Tratastabillé hacia delante, pero logré detenerme antes de irme de bruces contra el suelo. Poochyena siguió intentando zafarse, pero Aleck y el resto lograron cansarlo lo suficiente como para que le resultase imposible hacerlo.

    —Ya, ya, tranquilo. No voy a soltarte hasta que te limpiemos esa herida —le aseguré, tratando de acariciarle con mi mano libre y alcanzar la nota en su collar. Temblaba, húmedo y muerto de frío, y clavó sus pequeños colmillos en mi brazo al notar la cercanía. Hice una ligera mueca de dolor, pero no me aparté. No tenía demasiada fuerza como para hacerme nada grave—. ¿Podéis buscar entre las yurtas alguna venda? ¿Algo que nos sirva de ayuda? Podré con él mientras tanto.

    Podía notarlo. Lo mucho que le dolía aquella herida. Estaba irritado y necesitaba desfogarse con algo, aún si ese algo resultaba ser mi brazo. A pesar del anorak que me protegía sus colmillos se clavaron sobre mi piel de manera superficial. Apreté los labios, ignorando el ardor y aguardé allí, con el cachorro entre mis brazos, buscando con la mirada alrededor del campamento.

    Debía haber algo, lo que fuese.

    Algo que sea de ayuda.

    Lanzadme un dadito de 20 caras para ver quién trae la wea pa' la bola de pelo esta. Va a condicionar el trato que tenga el pokémon con los holders a partir de ahora.
     
    Elegir, al azar, de una lista

    De las opciones:

    • Logras atrapar al pokémon y le quitas la tela de encima. Fin del juego (+4)
    • Capturas al pokémon con cierta dificultad (+3)
    • (+2) [Deus ex machina]
    • (+1) [Deus ex machina]

    Ha salido: Logras atrapar al pokémon y le quitas la tela de encima. Fin del juego (+4)

    Última edición: 5 Abril 2021
    • Ganador Ganador x 2
    • Adorable Adorable x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
  17.  
    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,030
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cayden Dunn

    Logré sostenerlo el tiempo suficiente para sacarle la tela de encima y que pudiéramos ver qué era, a pesar de ser diferente a los de Gérie era evidente que el enano en cuestión era un Poochyena, una cría apenas, y tenía la garra echada a perder. No era una herida grave, pero siempre que una garra se aflojaba sangraba profusamente y costaba su rato detener el flujo de sangre. Era más o menos como cortarse un dedo.

    El cachorro logró zafarse de mi agarre y siguió corriendo desaforado, esquivándonos que daba gusto. De nuevo había atendido al llamado de Mimi, listo para atraparlo cuando lo enviara en mi dirección, pero el jodido la engañó y salió pitando hacia el otro lado, para nuestra suerte Aleck lo recibió y quizás por lo agotado que estaba ya, esta vez bajó algo la velocidad antes de dirigirse hacia Liza que logró sujetarlo bien a pesar de que se resistía. El pobre ya estaba demasiado cansado para lograr nada.

    Prácticamente me le fui encima a la castaña, sacándome la chaqueta en el proceso y me las arreglé para envolver el cachorro a medias en el revoltijo de patas y manos que tenía con Liza, tratando de no hacer mucha fuerza para que no le clavara más los dientes. No lo pensé ni siquiera, pero el pobrecillo necesitaba recuperar calor al menos en lo que buscábamos algo con lo que tratarle esa herida.

    —Estoy acostumbrado al frío —dije un poco al aire, adelantándome a algún posible reclamo de Liza—. Envuélvelo, las heridas duelen más con bajas temperaturas. Apenas afloje los dientes saca el brazo, te revisaremos apenas terminemos con él.

    Todo eran órdenes que en otras condiciones no hubiese dado, pero si había que tratar con un pokémon se me activaban un montón de interruptores sin permiso de nadie, lo mismo si había que cuidar de alguien. Era una mierda rarísima pero no podía contenerla, era quizás algo que compartía con la castaña y ni siquiera lo sabía del todo porque lo había enfocado a Gen y Aleck, pero incluso con mi carácter quería asegurar el bienestar de todos.

    La dejé con el cachorro en lo que me acercaba a las yurtas, esperando dar con alguna venda o lo que fuese, que nos permitiera parar el sangrado del Poochyena. Al menos el esfuerzo de haber corrido detrás de él me impedía sentir demasiado frío por el momento, ya eso era algo, y aunque andaba con la chaqueta hasta arriba desde que habíamos llegado no era mentira que si tenía que hacerlo me aguantaba el puto frío. Digamos que era una ventaja de haber crecido entre la nieve.
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para jelp mi Total: 12 $dice
    • Fangirl Fangirl x 4
  18.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
    Miembro desde:
    25 Mayo 2013
    Mensajes:
    5,616
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Mimi Honda

    Aquello... era ridículo. Debíamos vernos como unos completos idiotas desde fuera. El Poochyena me esquivó dando un giro veloz hacia la derecha.

    Ahogué una exclamación en el fondo de la garganta.

    Aleck logró detenerlo y en su brusca carrera el Pokémon corrió hacia White. Y en ese momento... todo terminó. Rápidamente la entrenadora logró apresarlo a pesar de los gruñidos y pataleos de la criatura y su lucha frenética por liberarse. Cayden se movió con celeridad y lo cubrió con su abrigo para mantenerlo caliente. Quizás era un huraño de mierda pero no era una mala persona. Había empezado a notarlo nada más llegar a la cabaña. Era tozudo, protector y se aseguraba del bienestar de los suyos cuidándolos a pesar de su aparente hermetismo.

    Busqué con mi mirada algo que pudiéramos usar para curar y cubrir la herida. Había que detener el sangrado y procurar que cicatrizase de forma correcta para que no terminara infectándose. En mi bolso tan solo había metido barritas energéticas, un termo y algunas nimiedades sin importancia que no tenían utilidad allí.

    En ese instante me percaté de que el Poochyena, aterrorizado, clavaba los dientes en el brazo de White a través de la tela del anorak y vi los ligeros gestos de dolor que cruzaban el rostro de la entrenadora. Los Poochyena eran Pokémon voraces, cazadores hábiles de fuertes mandíbulas. Aún si ese era un cachorro no pude evitar sentir el nudo en mi garganta al imaginar lo poco agradable que debía de ser.

    Mierda.

    Apresurada, me quité el bolso y busqué dentro de él. No tenía muchas cosas que pudiese usar pero tampoco tenía tiempo para pensarlo demasiado. Algo que no pudiese romper o que al menos no me molestase tanto si se terminaba haciendo pedazos.

    —Muerde esto—le dije al acercarme a él.

    El Poochyena gruñó con los ojos brillando como carbones encendidos. Había tanto miedo, tanta rabia y tanto dolor en esos ojos rojos. Abrió las mandíbulas y sus colmillos se cerraron con fuerza sobre la encuadernación de mi diario. Mis memorias... Llevaba ese cuaderno desde mi llegada a Galeia. Sin embargo, sus páginas habían empezado a terminarse. No sería un problema demasiado grave si acabase por romperlo en su frenesí.

    ¿Y qué si era una encuadernación de Johto?

    Mi mirada se encontró con la de Liza brevemente porque necesitaba ver que se encontraba bien, que el tipo siniestro no le había fracturado un hueso en su espiral de dolor y rabia. Pero terminé por desviarla, vacilante, prácticamente nada más me encontré con sus orbes azules. Seguía sin poder mirarla a los ojos... era simplemente imposible. La culpa volvía a desbordarse sobre mí como un cubo de agua gélida o una avalancha capaz de sepultarme bajo su carga. No era simple orgullo, lo sabía de sobra.

    Irritada conmigo misma apreté los labios, tensa, y me dirigí hacia las yurtas.

    Debíamos apresurarnos y buscar algo con lo que cubrir la herida. Esa era nuestra prioridad ahora.
     
    Yugen ha tirado dados de 20 caras para Total: 6 $dice
    Última edición: 5 Abril 2021
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
  19.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,330
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Aleck Graham

    Por fin había concluido todo este incidente deplorable, pero había valido la pena, valió cada maldito segundo. Al interponerme en el camino del Poochyena de manera efectiva, este dio media vuelta, ahora mucho más lento, en dirección a Liza, tal vez porqué hasta él se encontraba cansado de correr tanto. La chica consiguió sujetarlo sin irse contra la nieve, aferrándose al cachorro con fuerza, pero sin presionarlo demasiado, después de todo no queríamos retenerlo por demasiado, sólo hasta que pudiéramos tratar su herida.

    Entre los pataleos y gruñidos del Pokémon se podía apreciar que estaba temblando, no sólo por el cansancio, sino por el clima inclemente del bosque. Cayden, cómo el hermano protector que es, se despojó de su propia chamarra y la envolvió al rededor de la criatura para que pudiese aliviar el frío en su cuerpo, el chico mencionó que él era resistente al frío, pero ¿Exponerse así a este clima sólo con una camisa de manga corta? Era incluso peligroso, pero era esperable del chico, siempre poniendo el bienestar de otros antes que el suyo.

    Tras que el chico cubriera a la criatura cómo pudo, está entró aun más en pánico, el Poochyena estaba agotado, pero no vencido sin dudas, movió su cabeza con algo de violencia y acabó por morder el brazo de la chica, trató de disimularlo un poco, pero todos notamos sus pequeñas muecas de dolor, aun con su prenda encima, los colmillos de los Poochyena eran filosos, toda la especie era conocida por su fuerte mordida a la hora de atacar, y aunque fuese sólo una cría, podía verse cómo estaba cerca de perforar la tela del anorak de la castaña. Pero la chica no se movió ni un sólo centímetro, continuó sujetando y acariciando a aquel Poochyena tratando de calmarlo. No le importaba el dolor, lo único que le importaba era ayudar a alguien que lo necesitaba.

    Antes que pudiera acercarme a tratar de separar la mandíbula del cachorro, Mimi se acercó, tras haber buscado en su bolso, parecía que era un libro o algo por el estilo, era ¿Un diario? ¿El diario de la rubia? ¿Le estaba ofreciendo al cachorro su diario cómo juguete para morder? Aparentemente la chica estaba dispuesta a sacrificar algo de tanto valor con tal de impedir que siguiera mordiendo a la castaña; vamos, era un diario, tenía que tener valor para ella. Pero Mimi no dudó, ni siquiera pestañeó, acercó el diario a las fauces del tipo siniestro y lo dejó morderlo a cambio de que soltara el brazo de la chica.

    En ese momento, tras haber presenciado todos esos actos de altruismo, tras ver cómo los chicos estaban dispuesto a todo para ayudar a aquel pequeñín Poochyena, un brillo de sorpresa se podía percibir en mis ojos, a la par que despegaba mis labios para formar una expresión de asombro, expresión que lentamente se convirtió en un sonrisa conmovida.

    El mundo no será siempre tan amable.

    Esas fueron las palabras de Cay anoche, aunque, yo sinceramente no sabía de que estaba hablando, si desde que había dejado mi hogar en Risco, desde que había emprendido este viaje y me había ganado la dicha de conocer a todas estas personas, no lo sé, sentía que mi mundo se había hecho más amable, más de lo que yo jamás podría haber imaginado.

    Me había quedado un segundo envuelto en mis propios pensamientos, sólo volví a mis cabales cuando escuché la voz de Liza, pudiéndonos buscar vendas o cualquier cosa en las yurtas que pudiese ayudarnos a curar la herida del cachorro. Tanto Cay cómo Mimi se apresuraron a buscar y yo les seguí. —Vendas...gasas...algo. — Rebuscaba entre los restos de las yurtas, esperando tener algo de suerte.

    Fue entonces cuando el recuerdo repentino llegó a mi cabeza, seguido de una palmada a mi cara, incapaz de creer que fuera tan olvidadizo ¡Sí yo mismo empaqué vendas antes de salir!...Sí las empaqué ¿No? Rebusqué entre mi mochila, para finalmente dar con mi botiquín de primeros auxilios, ya habrá tiempo de maltratarme por se tan descuidado, ahora la prioridad era atender a Poochy.

    Corrí deprisa hasta donde se encontraban Liza y el cachorro, no era un medico calificado ni nada parecido, pero estaba tan acostumbrado a tratar mis propias heridas que ya comenzaba a tomarle cierta maña a la cosa, después de todo, si siempre cargaba con ese kit era por algo.

    — De acuerdo amiguito, no te voy a mentir, esto dolerá un poco. — Le dirigí al Poochyena en un tono calmado y sereno. — Pero en cuanto terminemos con esto, estarás mejor en un santiamén ¿De acuerdo? — Tomé una de las gasas del kit de primeros auxilios y comencé a tallar sobre la herida con mucha delicadeza, aunque evidentemente esto le provocaba más dolor al Pokémon, quien gruñía y apretaba más el diario que tenía en su boca. Remover algo de secreción y suciedad en su zarpa, coloqué una gasa nueva sobre la yaga, evitando que continuara el sagrado.
     
    Rider ha tirado dados de 20 caras para No nos odies Poochy :c Total: 16 $dice
    Última edición: 5 Abril 2021
    • Adorable Adorable x 4
  20.  
    Hygge

    Hygge Game Master

    Acuario
    Miembro desde:
    17 Junio 2013
    Mensajes:
    14,207
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    El grupo de chicos detuvo su conversación al ver a Emily acercarse. No eran más de seis, chicos y chicas por igual, pero seguía siendo un grupo bastante grande en comparación. ¿Serían miembros de alguna de las otras cabañas como ella, quizás?

    —¿Tú también? —Uno de los chicos se rascó la nuca, confuso ante el acierto de la morena—. Esto se está poniendo cada vez más raro, tío.

    —Sí, estamos buscando a Naga, nuestra Sneasel guardián —La joven de cabello dorado le dirigió una sonrisa apenada—. Anoche se escapó y no ha regresado a la cabaña. Sabemos que puede cuidarse sola pero la ventisca de anoche fue demasiado fuerte. Decidimos salir a buscarla.

    —Pensaba que era cosa de su carácter, pero ahora que estás tú también aquí es extraño. ¿Le habrá sucedido también a la cabaña restante?

    Mientras intercambiaban aquellas reflexiones espontáneas una de las chicas, que parecía hacer las veces de líder del grupo, giró sobre sus talones con cierta pesadez. Revisaba la hora constantemente, esperando a que acabasen de hablar para seguir su camino.

    —Sí, bueno, os recuerdo que tenemos algo de prisa —Sus ojos verdes se posaron sobre Emi, suspicaces—. Suerte con tu búsqueda, bonita. Nos vem...

    Pero alguien la detuvo a tiempo, callándola de inmediato.

    —No seas maleducada, Marian —La que parecía ser su amiga se enganchó a su brazo, haciéndola trastabillar ligeramente hacia delante. Alzó las cejas con suma curiosidad hacia la recién llegada—. ¿Quieres venir con nosotros? Quizás Naga sepa dónde está tu pokémon.

    Vaya... Parece que había encontrado un grupo de exploración de improviso, ¿eh?

    >>¿Hacia dónde os dirigíais?
    >>¿Habéis venido solos?
    >>Preguntar acerca de Naga.



    Liza parpadeó, sus orbes ligeramente humedecidos, abrumada por las bruscas sensaciones del momento. A pesar del dolor que sentía en el brazo todos se volcaron en atender al pequeño cachorro, ayudándola a ella en el proceso. La chaqueta de Cayden ayudó a que dejase de removerse en su frenesí y las gasas de Aleck limpiaron la herida eficazmente. Tuvo que desviar la mirada cuando incluso Mimi ofreció su diario a cambio para que lo mordiese. ¿No era especial para ella? ¿Entonces, por qué...?

    Lentamente y con paciencia, Aleck logró que la sangre cesase. Colocó una suerte de venda en su zarpa tras limpiar la zona dañada, mientras que Cay y Mimi lograban encontrar algo de comida y agua entre las yurtas. El pokémon por alguna razón se sentía cómodo con el trato del castaño, quizás por haberle librado de aquel horrible dolor, y Liza lo notó. Con cuidado le extendió su pequeño cuerpo envuelto en la chaqueta del pelirrojo, dejando que lo cargase en su lugar.

    —Vamos dentro. Estará mejor contigo —Le guiñó un ojo, a pesar de que su sonrisa fue algo más débil. Mientras los chicos se adelantaban tomó algo del kit de emergencia de Aleck.

    El interior seguía intacto. Pudieron hacerse un hueco sobre la lona, dejándole parte de la comida y bebida al pokémon mientras se acostumbraba a su presencia. Parecía dormitar entre los brazos del castaño. El collar permanecía sobre su cuello, con aquella nota tan extraña aguardando por ellos. Quizás sería prudente que alguien la cogiese.

    Liza ingresó en la yurta poco después. Se sentó de piernas cruzadas, admirando al cachorro en silencio. Alzó apenas la voz.

    —Me pregunto de dónde habrá salido, o si habrá pasado todo este tiempo solo. Pobre, debió estar realmente asustado.

    Se veía realmente distinto en esa faceta, el pequeño Poochyena. Era difícil imaginar la vorágine de ira y dolor a la que había estado sometido no mucho antes, con lo tranquilo que se veía.

    >>Tomar la nota con cuidado.
    >>Ofrecerle algo de comida.
    >>Hacerle una pregunta.


    En base a lo que habéis sacado en los dados tenéis un sistema de afinidad con el cachorro, que podrá subir o bajar dependiendo de vuestras elecciones. De momento, Aleck sacó el dado más alto, por lo que su afinidad con él es mayor. Cada uno puede elegir una acción: no todas subirán reputación, algunas en cambio pueden bajar
     
    • Fangirl Fangirl x 3
    • Adorable Adorable x 1
Cargando...
Cargando...

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso